14
Era de madrugada, un desconocido caminaba por los pastizales de la prefectura de Katano, sus pasos ligeros pero amenazantes se acercaban a la enorme casa de la familia Uraraka. Al estar lo suficientemente cerca sonrió con malicia, saco de entre sus cosas aceite, aceite para coche y comenzó a rosear alrededor de la casa, cuando termino de dar la vuelta al lugar, volvió a buscar entre sus cosas, sacando de sus bolsillos una cajetilla de fósforos y un cigarrillo. Se llevó el cigarrillo a la boca para sostenerlo, saco un fosforo de la cajetilla y con las dos manos encendió el objeto frotándolo con la cajetilla, encendiendo una llama roja y brillante que acerco a su cigarrillo para encenderlo. Cuando termino, dejo caer el fosforo sobre el aceite que unto en el suelo, provocando que una pequeña llama se encendiera, el hombre se marchó de ahí con un semblante tranquilo, como si fuera una noche cualquiera.
Fue cuestión de segundos para que esa pequeña llama se intensificara y comenzara a devorar la casa de la familia. La primera en darse cuenta de que algo andaba mal fue Asui, que abrió sus ojos confundida al comenzar a detectar el olor a quemado, se levantó de un salto de la cama y se encamino a la ventana para mirar hacia abajo, para darse cuenta que las llamas ya habían consumido la mitad de la casa, esto sorprendió a la chica, que salió rápidamente de su habitación para despertar a todos y advertirles que había fuego rodeándolos.
—¡Despierten, despierten! —Gritaba Asui lo más fuerte que podía, abriendo las puertas de las habitaciones.
No tardaron el salir Momo y los padres de Uraraka, todos asustados y confundidos por el repentino grito de Asui.
—Rápido, hay que salir de aquí, el fuego se está esparciendo muy rápido. — Ordeno Momo al darse cuenta de la situación. Bajo un par de escaleras con intenciones de salir por abajo, pero se detuvo después de tres escalones al darse cuenta que el fuego ya se había comido toda la planta baja, volvió a subir rápidamente. —Toda la parte baja esta incendiada, tendremos que salir por la ventana. —
—¿Dónde está Ochako? —Pregunto su madre con preocupación, se encamino rápido a la habitación donde ella debería estar, pero no había rastro de ella.
—Tal vez este afuera, tranquila, tenemos que sacarla de aquí nosotros nos encargaremos. —Le contesto Momo para calmarla, la tomo del hombro para guiarla con los demás, la soltó para después acercarse a abrir la ventana más cercana cuando lo hizo miro hacia abajo, necesitaba amortiguar la caída, se quedó pensando un momento, tenía que actuar rápido.
Necesitaba crear un colchón de rescate, pero primero necesitaba bajar. Activo su quirk, creó una soga sacándola de su vientre agitado y la amarro con cuidado de un barandal de la escalera. —Esperen aquí, creare algo para amortiguar la caída. —Explico para agarrarse de la soga y saltar fuera de la estructura resbalándose por la soga, hasta tocar tierra firme. Una vez ahí volvió a activar su quirk pensó en las propiedades del colchón, fue cuestión de tiempo para comenzar a sentir como su cuerpo sudaba por las partículas que se estaban generando dentro de ella. Finalmente logro crearlo después incito a los padres de Ochako y a Asui para que saltarán, estos obedecieron uno por uno fueron saltando hasta que todos estuvieron fuera de la estructura.
Para ese momento los vecinos más cercanos ya venían al rescate de los Uraraka.
—Sr. Uraraka, ¡Estamos aquí para ayudarlos! —Grito un hombre de mediana edad que llegaba con dos de sus hijos para que auxiliaran a la familia.
—¡Gracias! —Fue lo único que pudo decir el hombre para después volver a mirar a su alrededor, no había rastro de Ochako, eso lo preocupo, giro su vista hacia su casa, le causó cierta tristeza ver como esa casa que su hija le había regalado se consumía en llamas.
Suspiro con pesadez, ya no había nada que hacer.
Ochako llego apresurada junto con Mina, ambas se detuvieron para tomar aire, Mina fue la primera en recuperarse y acercarse para ver cómo se encontraban todos y ayudarlos. Ochako recupero la postura segundos después, miro la enorme casa en llamas, una sensación de culpa la invadió y no pudo evitar pensar: ¿Acaso esta era su culpa? ¿Por qué tenía que pasarles todo esto a las personas que ella amaba? Ahora se había dado cuenta que jamás podría escapar de él, ella podría esconderse en cualquier rincón del mundo y aun así el buscaría la forma de encontrarla y lastimarla. Al parecer la única manera de que este la dejará en paz seria solo si ella estuviera muerta, era el precio que tenía que pagar por haber tomado una mala decisión en su vida.
En ese momento unas manos salieron de la oscuridad por detrás de ella y cubrieron sus labios de sorpresa, Ochako se puso pálida al sentir eso, la persona comenzó a jalarla para tratar de llevársela, pero Ochako actuó rápido, comenzó a moverse violentamente de lado a lado para evitar que la figura masculina la jalara hacia la oscuridad, pero no lograba soltarse de su agarre, este cada vez la tenía más lejos de donde se encontraban. En ese momento mordió con fuerza la mano desconocida haciendo que el hombre gritara de dolor dándole el tiempo suficiente para alejarse de él, el hombre se escondió entre la oscuridad al no lograr su cometido. Ochako agitada por lo ocurrido camino rápido a donde estaban todos los demás para ayudarles, no les menciono nada de lo ocurrido porque no quería preocupar más a sus padres.
El incendio poco a poco se fue apagando, cuando el sol se asomó por las colinas y los primeros rayos de luz alumbraron el pequeño pueblo, la casa de los padres de Ochako estaba ya completamente destruida, solo quedaron las ruinas de lo que alguna vez fue la casa en la que ellos alguna vez pensaron pasar los últimos años que les quedaban juntos. El Sr. Uraraka se encontraba en medio de los escombros buscando entre los mismos, con la esperanza de encontrar algo de valor para él, Ochako lo miraba a lo lejos con tristeza. Comenzó a acercarse tímidamente a donde él estaba.
—Lo lamento. —Murmuro la joven mujer.
El padre suspiro con pesadez. —No es tu culpa. —dijo el señor, para después mirar a su hija. —Está pasando algo ¿Verdad? —
Ochako contuvo sus lágrimas al escuchar a su padre, quería decirle todo lo que estaba pasando, pero se le hacía un nudo en la garganta de solo pensarlo, al parecer ellos desconocían lo que estaba ocurriendo entre ella y Hinomoto.
—Tal vez...— Murmuro, se sentía en indecisa en si decirle o no ¿Cómo reaccionaría su padre si se enterase de lo que había estado pasando los últimos meses? Simplemente no podía dejar que se preocupara por ella, por más que ese fuera el papel de un padre.
—Lo que sea que esté pasando...—Hablo su padre haciendo que Ochako saliera de sus pensamientos. —Tengo la certeza de que lo arreglaras, eres la mujer más fuerte que conozco. —
Una llama se encendió en el corazón de Ochako, una que se había apagado hace mucho y pensó que no volvería a encenderse, a veces solo necesitamos escuchar las palabras de aliento de quienes mejor nos conocen, para darnos cuenta que, no somos tan débiles como pensamos.
En las enormes oficinas para héroes, de la prefectura de Osaka, un experimentado joven se encontraba archivando documentos, hacerse cargo de una agencia para héroes era difícil, para su suerte no estaba solo porque tenía de afiliados a sus dos grandes y eficaces compañeros, Shoto y Dynamite ellos eran dos pilares importantes para que la empresa no se viniera abajo cuando este faltase, Izuku no solo era uno de los beneficiarios de la agencia, también era el héroe número uno, el héroe más importante de Japón, era la cara de lo que se supone debía ser un héroe y eso a él lo llenaba de orgullo pero el tener que cargar entre sus manos la imagen limpia del héroe era muy difícil, por suerte no tenía que hacerlo solo, tenía varias manos extra que lo ayudaban a hacer esto más fácil.
Shoto entro con rapidez a la oficina donde se encontraba Izuku con una sonrisa en sus labios. —¿Cómo va ese papeleo? —
—Ya casi lo termino. —Respondió Izuku con una sonrisa.
—Yo lo iba a realizar, pero Bakugou insistió en que lo hicieras tú. —
Izuku soltó una risa nerviosa, sabía que Bakugou estaba molesto porque con todo el tema de Ochako, Izuku estaba descuidando muchos aspectos de la agencia, así que era su forma de castigarlo después de tantos días ausente.
—Me sorprende que estés aquí, ¿No estabas ocupado atendiendo el caso de Ochako? — Lo cuestiono Shoto.
—Sí, de echo aún estoy resolviendo eso. —Contesto Izuku sin apartar la vista de los documentos.
—¿Y ya tienes algo? —
—No, aun nada. —
—Ten cuidado Izuku, investigué a ese hombre, no le encontré nada ¿Sabes por qué? Porque es un hombre muy poderoso. — Le advirtió Shoto.
—Me he enfrentado a hombres muy poderosos en el pasado. —Contesto Izuku quien no se notaba preocupado por ello.
—Sí, pero es diferente tener poder físico como villano a tener poder en este monopolio al que llamamos vida. —
Izuku finalmente aparto la vista de sus papeles y miro a Shoto. —Que quieres decir. —
—Creo que ya lo sabes, los hombres con dinero y contactos son intocables... Mi padre compro a mi madre para poder cumplir su cometido ¿Te das una idea de lo que hace al dinero? —Le explico Shoto de la forma más fría cruda.
Izuku se quedó en silencio varios segundos observando a su amigo, no esperaba esa revelación por parte de él. Apretó los labios, pero después chasqueo la lengua y recargó sobre el asiento donde estaba sentado. —No importa, encontrare una manera. — Contesto.
—¿Y si no hay una manera? —
—Siempre hay una manera y la encontrare. —
Shoto hizo un gesto de disgustó, Izuku era terco y aunque era verdad que eso era una de sus más grandes cualidades y una de las razones por las que ahora era el gran héroe que era, también era su mayor defecto.
El teléfono de Izuku comenzó a sonar, este se levantó de su asiento y no dudo en contestar, era Momo quien le hablaba para contarle que había ocurrido un accidente, el rostro de Izuku se mostró sorprendido al escuchar a detalle que fue lo que había sucedido, cuando termino la llamada miro a Shoto quien todavía se encontraba en la habitación.
—¿Qué ocurre? —Pregunto Shoto.
—La casa de los padres de Ochako se incendió de la nada, perdieron todo... Estoy seguro de que fue él. —Explico Izuku.
—Deberías ir con ellas, tal vez te necesiten. —
—Eso hare. —Después de decir esas palabras se marchó rápido de la oficina, Shoto lo miro salir de ahí pensativo.
¿Hasta dónde llegaría aquel hombre con tal de lastimar a Ochako? Se cuestionó a si mismo Shoto.
Izuku se apuró a llegar al lugar, tomo el primer tren que salía de Osaka a Kantano, todo el camino se mostró pensativo y preocupado, tenía que tomar cartas en el asunto, necesitaba buscar la manera de que a este hombre se le inculpara por lo que le había hecho a Ochako o por lo menos que la dejara en paz, pero si las cosas comenzaban a ponerse aún más complicadas como pensaba Shoto, no tenía idea de cómo iba a enfrentar esa situación. Después de una hora de viaje, la cual se le hizo eterna, Izuku finalmente llego al lugar.
— ¡Ochako! — Llamo su atención.
— ¡Deku! — Corrió a su encuentro con el chico.
¿Qué fue lo que paso? — Pregunto Izuku.
—Él, mando a incendiar la casa de mis padres, estoy segura... —
—Lo hare pagar. — Dijo Izuku con toda seguridad.
—Yo te ayudare. — Exclamo la chica con una mirada de determinación.
Izuku la miro con sorpresa ese gesto era nuevo, por lo menos ahora. — ¿Estás segura? —
— ¡Si! Escucha, no importa si me alejo o me escondo el buscara la manera de hacerme daño. Así que ahora y a tu lado decido ayudarte a hacer que pare. No voy a seguir escondiéndome y viviendo con miedo nunca más, los problemas de encaran y Hinomoto es mi problema. —
Izuku no podía dejar de mirar la expresión en el rostro de Ochako, su rostro se veía diferente, se parecía más a la Ochako de hace años a la que él conocía, a la maravillosa Uravity.
Izuku sonrió.
Hinomoto aún no lo sabía, pero se había metido con la persona equivocada.
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