12
En cuanto Momo recibió la llamada, se dirigió a casa de Asui junto con Izuku para recoger a Ochako.
Al llegar ahí saludaron amablemente a Asui y le agradecieron por dejar que Ochako se quedará en su casa, Asui les explico que no tenían nada que agradecerle, al final Ochako también era su amiga y sabía que, si ella hubiera pasado por una situación similar, Ochako no la dejaría sola.
—Pasen, ella está en mi dormitorio le dije que descansará un poco, al principio se negó, pero en cuanto tocó la cama se quedó profundamente dormida. — Explico la peliverde de ojos grandes con ternura.
Izuku y Momo entraron, Asui los sentó en la sala y se dirigió hasta su habitación para despertar a Ochako. Mientras tanto los dos visitantes tomaron asiento y pudieron darse cuenta de lo cálida y contemporánea qué era la casa de Asui, sin duda tenía un estilo único. Llena de colores tierra y arreglada con cosas como fuentes o estatuas que alguna vez Asui obtuvo en una galería de arte.
—Al menos está bien. — Suspiro Momo siendo la primera en hablar.
—Si... — izuku hizo una pausa. —Aun no entiendo ¿dónde estabas? ¿Qué hacías fuera a las tres de la mañana? —Lleno de preguntas el peliverde a la azabache.
—Los asuntos de una Dama no son los asuntos de otra persona. — Le contesto la mujer con cortesía.
El peliverde la miro con extrañeza, una chispa de curiosidad se encendió con esas palabras ¿Acaso le causaba vergüenza hablar de donde estuvo unas horas atrás? ¿Por qué? Estaba a punto de indagar más, pero Ochako apareció en la sala con su cabello castaño despeinado y sus ojos color chocolate adormilados haciendo que Izuku olvidara todo lo que estaba a punto de preguntar.
—Lamento hacerlos esperar. — Murmuro la castaña con vergüenza mientras frotaba sus ojos con sus manos.
—N-no te preocupes. —Tartamudeo Izuku, "¡¿Pero qué carajo me sucede?!" pensó el chico de las pecas.
—Deberíamos irnos ya, tenemos que ir a la oficina de policías. —Apuro Yao-Momo mientras miraba su celular. —Fue un gusto verte Asui, gracias. — Se despidió mientras caminaba hacia la puerta para salir de la estructura seguida de Izuku que tambien se despidió de Asui con un simple "bye".
—No es nada, por favor manténganme informada. —Miro de nuevo a su amiga la castaña y en un gesto rápido de despedida junto sus manos con las de ella. —Por favor, cuídate mucho y llámame si me necesitas, estaré al pendiente. —
Ochako solo asintió, hizo una reverencia para despedirse y darle las gracias, después se marchó con Izuku y Momo.
Su primera parada fue las oficinas de policía al llegar ahí le pidieron a Ochako que por favor redactara lo que había pasado, esta lo hizo con más calma a diferencia de la primera vez que la interrogaron, explico a detalle lo ocurrido, desde como entraron a la propiedad hasta como le dispararon en la pierna y huyo de ahí con éxito. Los oficiales le pidieron unas fotos de la herida, que firmara algunas cosas para hacer una demanda contra los criminales y cuando menos espero ya estaba en el auto de regreso a la mansión.
En el transcurso del camino de las oficinas a la mansión Ochako volvió a quedarse profundamente dormida, estaba exhausta había sido una mañana muy ajetreada. Mientras ella dormía Momo manejaba el auto y Izuku hacía de copiloto, este no dejaba de mirar desde el espejo del retrovisor a la castaña que se había quedado dormida desde que empezaron el viaje.
—Te preocupas demasiado, ella esta bien. — trato Momo de calmar al joven peliverde, al que veía bastante serio desde que salieron de la casa de la chica de ojos grandes.
—No me pidas eso, Ochako pudo haber muerto hace algunas horas atrás. — Dijo el peliverde seriamente.
Momo se rio irónica. —Claro que no. — Izuku la miro aún más molesto eso hizo que Momo borrara la sonrisa de su boca. — Oye, la subestimas demasiado. Olvidas que esa chica que esta allá atrás es ¿Uravity? ¿Una heroína? ¿La que se graduó como una de las mejores de su clase? Ella jamás hubiera muerto por una herida de bala. — Le explico la chica sin quitar la vista del volante.
La rabia de hace un momento atrás se desvaneció en Izuku, suspiro con pesadez, era verdad Ochako no era una mujer débil, solo se subestimaba bastante y era dura consigo misma, pero también debajo de todas esas inseguridades se encontraba una mujer fuerte de carácter inquebrantable, esa mujer estaba esperando el momento para salir, pero eso solo pasaría si la misma Ochako la dejaba.
—Sé que no les dije, pero... iré a ver a Hinomoto. — Confeso Izuku de repente.
Eso hizo que Yao-Momo frenara de golpe. —¿¡Qué?! ¿¡Te volviste loco?! —
—Tal vez. Pero podríamos intentar hacer, las paces con él. —
—Izuku ese hombre, no es un hombre racional ni ético como tú, es un empresario las ratas más sucias de Japón son siempre las que bañan en dinero. —
—Lo sé, pero vale la pena intentarlo, podría arreglarlo, por favor no se lo digas a Ochako. — Pidió el peliverde volviendo a ver a la castaña por el retrovisor, le sorprendió que no se despertara por el repentino frene de Momo.
—Claro que no lo hare, debemos mantenerla tranquila no neurótica. —Dijo Momo expresando su enfado poniendo énfasis en la última palabra.
Izuku suspiro.
Eran las cinco de la tarde, el sol estaba en su punto y un joven héroe se encontraba frente a uno de los edificios más grandes de Tokyo, pero no estaba solo a su espalda dos de los heroes mas importantes se encontraban tras él.
Él héroe número dos Dynamite y el héroe número tres Shoto, pero estos camuflados con trajes oscuros para pasar de inadvertidos entre la multitud de hombres que entraban y salían del edificio, todos de trajes similares, parecían abejas entrando y saliendo de su colmena.
—¿Estás seguro que quieres hacer esto? — cuestionó Todoroki.
—Si, podría cambiar el rumbo de las cosas… Y de no ser así, necesito que busquen algo que pueda ayudarnos a ayudarnos, algo que podamos usar en su contra. — Murmuró el joven Izuku.
—Tks… No se diga más, hagámoslo. — interrumpió Dynamite siendo el primero en entrar por las puertas del enorme edificio seguido de Izuku y Todoroki.
El plan era simple, Izuku hablaría con Hinomoto, intentaría convencerlo de dejar libre a Ochako, mientras Katsuki y Todoroki se encargaría de husmear en la empresa, encontrar algo sucio que pudiera culpar de algo a Hinomoto, en caso que este no cediera a parar.
También izuku llevaba a sus compañeros porque servían como guardaespaldas del joven símbolo de la paz en caso de que la situación se le saliera de las manos y necesitará apoyo o testigos, era algo arriesgado pero necesitaba pensar en todo.
Izuku tomó el ascensor hasta el último piso, que era donde se encontraba Hinomoto, al llegar ahí salió del edificio a toda prisa, se encaminó en pasos firmes y violentos a recepción. De forma firme y segura, se dirigió hacia la secretaría que estaba ahí.
—Vengo a ver al señor Hinomoto.—
—Lo siento, el señor Hinomoto no recibe citas después de las 4:00.— Explicó la secretaria mirándose las uñas, sin interés de saber quien estaba frente a ella.
—Dile que el símbolo de la paz exige verlo. — Dijo con énfasis en su nombre, no era fan de alardear y aprovecharse de su título, pero la situación era importante.
Finalmente logró obtener la atención de la secretaría, esta lo miró con sorpresa, al darse cuenta que sí, que sí se trataba del símbolo de la paz.
—Oh deme una disculpa, en un momento veo que puedo hacer por usted. —La joven mujer de cabellos rubios se levantó y se dirigió rápidamente a la oficina de su jefe, minutos después salió con una sonrisa nerviosa. —El señor Hinomoto está listo para recibirlo Símbolo de la paz. —
—Muchas gracias señorita. —Agradeció sus atenciones y entró a la oficina del hombre.
Al adentrarse en la oficina noto que era una oficina como la de cualquier otro hombre de mucho dinero, pisos lisos y bien limpios, ventanales qué daban vista a una gran parte tokyo ¿Quién no se sentiría poderoso en ese último piso?
El ambiente se sentía pesado como en todo el edificio, como si un gran secreto se escondiera en sus rincones.
— ¡Vaya! ¿El símbolo de la paz en mi edificio? Debo estar haciendo algo bien. — Una risa irónica y carismática fue expulsada de los labios del hombre que se levantó de su asiento para estrechar su mano con la del peliverde y después volver a retomar su lugar. —Por favor, toma asiento.—
—No será necesario, el tema del que quiero hablar es rápido.— Contestó Izuku.
—Por favor insisto, no seas tan prepotente. — Dijo el hombre con seriedad.
Izuku suspiro y se sentó en el asiento, no quería hacerlo pero sospechaba que si no lo hacía jamás hablarían del tema que era del interés del peliverde.
—Bueno, necesitamos hablar.—
—Te escucho. —El hombre de negocios dejó a un lado sus papeles, recargándose en su silla, para demostrarle que Izuku tenía toda su atención.
—Necesito que dejes a Ochako en Paz.— Izuku pudo notar como el semblante de Hinomoto cambiaba, sus ojos rojizos se habían vuelto más oscuros. — Todos tenemos un precio, tú debes tener uno. —
Hinomoto comenzó a reír con ironía. —¿Qué tendrías tú que puedas darme?—
—No lo sé, pero te lo daría con tal de que la dejaras en paz.—
—Oh símbolo de la paz, siempre tratando de salvar a los demás, eres tan…. Anticuado.— El vil hombre se levantó de su asiento y le dio la espalda al peliverde para después acercarse a su enorme ventanal donde podía observar todo Japón. — Solo hay una cosa que quiero más qué nada en el mundo.—
—¿Y cuál es? — Cuestionó Izuku.
— Destruir a mi esposa.—
El semblante de izuku se hizo más molesto, el ambiente se tornó aún más pesado de repente.
— Así que dile que se prepare, porque cuando termine con ella solo quedará el cascarón de lo que un día fue. —Volvió a mirar a Izuku finalmente. — Ahora salga de aquí antes de que llame a seguridad. —
Izuku se levantó de su asiento. — Eres un hombre vil y despiadado, ella no te ha hecho nada más que amarte. Le quitaste todo, si lo que quieres es destruirla más ¡No te dejaré! Voy a luchar junto con ella. —
Hinomoto lo miraba aun con una sonrisa y una mirada nublada, que a pesar de tener ojos rojizos como él fuego, parecía que en ellos solo había oscuridad, desesperanza y todo lo malo que hubiese en el mundo.
—Te estas metiendo en cosas que no conoces, ten cuidado símbolo de la paz, no vaya ser que tu también caigas como pieza de ajedrez. —Amenazó Hinomoto.
—No te tengo miedo, por eso te lo estoy diciendo. De ahora en adelante, somos enemigos. — dijo Izuku con determinación.
—Me da risa tu estupidez. Nunca olvides que el poder es más fuerte qué cualquier cosa sobre la tierra y yo tengo mucho. —
— El poder se combate con más poder. — Los dos se miraban fijamente matándose con la mirada, a Hinomoto no le gustaba que lo enfrentarán, quería que le temieran y a Izuku no le gustaba temer, le gustaba enfrentar.
Eso acabaría mal para uno, porque en esta jungla llamada guerra, donde los animales pelean, solo el más fuerte podría sobrevivir.
Y tarde temprano alguien tendría que caer para no matar a todos.
Hola querido lector, solo quería agradecerte por seguir aquí, espero sigas disfrutando de esta historia apesar de tener tiempo sin actualizaciones.
Yo como amante de las historias, se lo frustrante qué es esperar a que un escritor decida volver a escribir acerca de una obra, les agradezco que sigan leyendo y sigan teniendo interes en mis historias. ❤️
Con amor la escritora para todos ustedes que esperaron pacientemente por ella, espero llenar sus expectativas como espectadores.
Atte: Lia.
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