Capitulo 54

No entendía qué hacía Tae en la fiesta, me había dicho que no lo habían invitado. ¿Que hacía aquí?

La cara de Jimin se había transformado nada más al verlo, lo primero que hizo fue pasar su brazo alrededor de mi cintura y abrazarme, pero de nada sirvió por que Tae solo nos saludó con una reverencia y siguió su camino, dejando a Jimin desconcertado.

—Hija que hermosa que estas. —me dijo mi madre —¿Quién te ayudó?

—Nadie madre. —Sonreí para evitar cualquier otro gesto y faltarle el respeto delante de la gente.

—Suegra, —intervino Jimin —su hija tiene excelentes gustos, mire el hermoso yerno que le dió. —Los tres rieron, yo solo los escuchaba.

Los mozos pasaban con bocadillos y copas de champaña o vino. Llevé mis manos para tomar dos copas de champaña a lo que Jimin de inmediato me dijo:

—¿Es prudente que tomes cariño?

—Es solo una copa, no te preocupes.

Tomé las dos copas y una se la di a él. Antes de pasar a las mesas, el señor Son, junto a un muchacho alto, moreno, de contextura física grande, muy lindo. Se acercó a nosotros.

—Les presento a mi hijo, el agasajado. —nos dijo.

—Hola, mi nombre es Son HyunWoo. —Tomó la mano de mi madre y la beso, luego tomó la mía y repitió el acto —Un placer. —dijo mirándome a los ojos con una sonrisa de lado.

—Hola. —contesté sería, soltándome de inmediato —Soy _______, un gusto.

—Buenas noches Shownu. —dijo Jimin pronunciando cada letra de aquel sobre nombre.

—¿Nos conocemos? —preguntó el muchacho.

—Si, Park Jimin. Compañeros de universidad en primer año.

—¿Enserio? —preguntó sorprendido el señor Son.

—No te recuerdo, perdón. —Se lo notaba algo molesto a HyunWoo.

—Pues, yo sí. Me presento de nuevo Park Jimin, esposo de _______.

—¿Está casada? Que pena. —Me miró nuevamente sonriendo.

Seria y nerviosa al mismo tiempo desvíe mi mirada hacia Jimin que al igual que yo, no la estaba pasando muy bien.

—Ya pueden ubicarse en su mesa. —dijo el señor Son, cortando aquella densa atmósfera.

Fuimos a la mesa que nos pertenecía guiados por un mozo. Tomamos asiento donde nos indicaba la señalización, un hermoso cartel con nuestros nombres.

Había varios lugares vacíos aún, mirando por curiosidad quien iría a mi derecha descubrí que el cartel llevaba el nombre de nada más y nada menos que de TaeHyung.

—Sigue siendo el mismo idiota de siempre. —me dijo Jimin al oído.

Lleve mi mano a la altura de mi boca para cubrirla disimuladamente.

—¿Lo dices por el agasajado al que tratan como a un niñito malcriado?

—Si, ¿tú también piensas lo mismo que yo? Bueno… seguramente varios de los presentes. —sonreí levemente.

Apenas dejamos de hablar, el lugar vacío fue ocupado por Tae, quien llegó con una gran sonrisa.

—Hablando de idiota... —Lo miré sería a Jimin. Nuestro momento de paz y cero celos se habían ido por la borda —Ven aquí, así estás junto a tu madre. —dijo olvidando toda discreción.

—No empecemos, no me hagas pasar vergüenza delante de la gente. Tú quedarás peor, compórtate. —dije entre dientes, tocando su mano.

Tomó mi mano y la llevó a sus labios, dando un pequeño beso.

Como no podía ser de otra manera, el tema principal de conversación eran los negocios. ¿Por que les gusta tanto hablar de esas cosas a los hombres? ¿No pueden hablar de un tema más trivial, como fútbol, el clima?... no sé.
Ponía cara de que me interesaba, pero estaba aburrida como el resto de las mujeres presentes en la mesa. A pesar de ser una mujer que sabe de lo que hablan, fuera de la empresa no me interesaba para nada aquellos temas.

De reojo miraba a Tae, el muy maldito sabía exactamente que lo miraba; cada vez que lo hacía mojaba y luego mordía su labio inferior o hacía algún juego con su lengua.

Concentrada en mis pensamientos, de pronto sentí como dos dedos recorrían mi pierna descubierta por el tajo del vestido, a lo que di un salto.

—¿Pasa algo cariño? —me dijo Jimin alarmado.

—No, está todo bien. Me dio... ¿como se dice? Un escalofrío. —Sonreí nerviosa.

Jimin volvió a la conversación, pero comenzó a acariciar mi espalda dándome calor. Lleve mi mirada hacia Tae, quien me sonrió y volvió a acariciar mi pierna, está vez su mano fue más hacía mí entrepierna.

Luego de unos buenos minutos de sobremesa, se fueron formando nuevamente grupos de a pie y socializaban.
En un rincón me encontraba con Jimin, diciéndole que ya me quería ir, pero que debía quedar al menos unos minutos más, cuando el señor Son se acercó nuevamente con su hijo.

—¿Cómo la están pasando? —nos preguntó el Señor Son.

—Justo estábamos hablando con mi esposa, de lo a gusto que estábamos. ¿No cariño? —dijo Jimin.

—Si, estábamos hablando de eso. —Sonreí.

—Qué agradable noticia.

—En un mes, es la reunión para el primer informe de nuestro acuerdo. ¿Podría adelantarme cómo se siente trabajar con nosotros? —De algo debíamos hablar y no quedar en la conversación vacía.

—Justamente por esa razón nos acercamos con mi hijo. Para anunciarle que tendrá de ahora en más las reuniones con él, ya que el negocio pasará a sus manos.

—Aahh... —Creo que se notó mí decepción.

—Pero déjeme decirle que estoy muy a gusto.

—Espero poder llevarnos bien. —le dije a HyunWoo —Así como me llevo bien con su padre.

—Necesitarás suerte, créeme. —le dijo Jimin a HyunWoo.

—Me han advertido de su carácter. —Me miró.

—Es muy malo y más cuando se enoja. —Volvió a hablar Jimin y ya se notaba lo molesto que estaba.

—Cariño... —le dije a Jimin sonriendo —Lo asustaras. Señor Son, digámoslo así. Mi carácter es especial, pero no es imposible tratar negocios conmigo.

Detrás del hijo del señor Son, vi a Tae hablando muy entretenido con una mujer. Lo cual me molesto muchísimo y más me molestaba el no saber si era una mujer joven o no.

Cómo pude, continué la conversación, intentando que aquello que veía no me distraiga. Luego de unos minutos el señor Son y su hijo se fueron, quedando a solas con Jimin de nuevo.

—Acabo de ver a alguien, —Jimin miraba mucho hacia un lugar en especial —¿no te molesta quedar sola un momento?

—¿A quién? —mi pregunta sonó a celos.

—Un empresario, no te pongas celosa. —Me dió un pequeño y veloz beso —Sabes que solo tengo ojos para ti. ¿Quieres venir conmigo?

—Deja de decir tonterías, no son celos, solo pregunté. Me iré con mi madre que se encuentra allí con aquellas señoras. Seguramente estarán hablando de joyas, viajes, —Puse cara de aburrimiento —Y… sinceramente prefiero eso antes de seguir escuchando quien la tiene más larga.

—Podemos ir al baño y allí mides la mía. —me dijo al oído.

—Que tonto eres. —Jimin sonrió y se fue.

Llegué al grupo de mujeres y si, se encontraban hablando de sus próximos viajes de placer. Pero poco duró mi atención a su charla, porque volví a encontrar a Tae con la mirada; y aún seguía con esa mujer. Se dio cuenta que lo estaba mirando pero me ignoró totalmente.

Jimin se encontraba en la otra punta del salón, y de espaldas a donde me encontraba. Volví mi mirada a Tae y veo que sonriendo se acercó a su oído a hablarle, tocando levemente el brazo de la mujer.

—Con permiso. —Los celos me estaban matando.

—¿Qué pasa hija?

—Nada, ya vuelvo. Debo ir al toilet.

Salí en una dirección que ni yo sabía a dónde me dirigía. Le pregunté a una moza donde se encontraba el baño a lo que me indicó muy amablemente.

—Porque estás malditas casas tienen el baño arriba y tan lejos. —hablaba sola, mientras subía las escaleras enojada. Tomando el vestido para subirlo levemente para que no se enganche con el taco del zapato.

Trataba de calmar mis celos hacia Tae, tenía que ser un poco más discreta si no quería que Jimin se diera cuenta.
Antes de entrar golpeé para asegurarme que no hubiera nadie. Al no haber respuesta desde el otro lado ingresé.

Cuando estaba a punto de cerrar totalmente la puerta, un pie masculino impidió el cierre. De los nervios, intenté cerrar la puerta a como dé lugar, pero la fuerza de la otra persona era más que la mía.

—Déjame pasar. —Empujaba la puerta —Viene gente y me van a ver.

Reconocí la voz y lo dejé ingresar.

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