Capítulo 52

De pronto sentí que había realizado un viaje al pasado, me encontraba nuevamente probándome un vestido con Jimin pegado a mi, esta vez con la suerte de estar sin mí madre al menos.

Luego de un buen rato y con críticas hacia lo que me probaba, elegí el quinto vestido sin que él lo vea; por suerte no hacía falta ningún ajuste.

Luego de la boutique pasamos por la ropa para Jimin, la suerte que tienen los hombres con la ropa es lo único que les envidio, tal vez… También envidio la posibilidad que tomen en cuenta sus aportes a la hora de cerrar un negocio. No tardó casi nada comparado con lo que yo había tardado, se probó dos trajes, tres corbatas, una camisa y listo.

De allí fuimos a almorzar, obviamente yo quería volver a casa, pero él insistió bastante y accedí para no llevar la contraria. El aparentar ser la pareja feliz y perfecta me agotaba, aunque no niego que después de todo estar afuera de casa era un momento de tregua entre los dos y podíamos llevar una conversación sin peleas y sin contradicciones por el solo hecho de hacernos enojar el uno con el otro porque si.

Para terminar el día, de regreso a casa me encontré con la horrible sorpresa de encontrarme con mis padres. Mi padre no era el problema, el problema era mi madre, y me lo terminó de confirmar cuando quedamos a solas.

—¿Suegro podemos ir a mi despacho un momento? Debo comentarle sobre un problema en la empresa de Estados Unidos.

—Si, si.

—Disfruten de su tiempo madre e hija. —Nos dijo Jimin a mi y a mi madre.

No alcanzaron a desaparecer mi padre y Jimin de nuestras vistas que mi madre comenzó con su interrogatorio.

—¿Hija, que fue en verdad lo que te pasó?

—Me desmayé, ese día no había almorzado. Fue eso, nada más.

—Yo quería que nos des la maravillosa noticia de que estabas embarazada.

—Ni lo sueñen.

—Según todos tus síntomas, eran de embarazo.

—Ni loca me quedo embarazada. Además es imposible que lo quede si me cuido. De ser por mi no lo tocaría ni con una rama.

Ignoró completamente lo que había dicho y continuó.

—Qué mejor que un hijo para asegurarte definitivamente una buena fortuna y asegurarte un buen futuro.

—Yo no quiero nada con ese tipo. Ni su fortuna, y mucho menos un futuro.

—Sshh… que puede escucharte y puedes romper su corazón.

—El mejor que nadie sabe que no siento nada.

—Hija... —Suspiró —¿Cuánto tiempo pasó desde que te casaste y aún sigues igual?

—No llevo la cuenta de cuanto llevo en este infierno.

—¿Sabes qué es lo que pasa? Que por culpa de ese amor infantil, no te permites amar a nadie.

—No sé de qué hablas. —Sabía a la perfección a que se refería.

—De no ser por Taehyung, ese bueno para nada, te habrías casado aquella vez o quizás amarías a tu esposo.

—¿Que tiene que ver Taehyung en todo esto mamá? —pregunté enojada en voz baja.

—Que si no fuese por él, tú no estarías en este momento en esta situación. Estarías casada con Jung, no con la misma fortuna que tiene tu esposo, pero no es un muerto de hambre como Kim.

~~~~~~~~~~~~~~~~~

El bendito día de conocer al chófer había llegado.

Pasado el mediodía, tal como me había dicho Jimin, el chófer pasó por mi. Sería la primera vez que conocería su empresa, ya que nunca tuve el interés de ir.

El auto llegó al lugar, desde lejos se podía ver el edificio, no cabía duda que el dueño de ese lugar era Park Jimin.

En la primera entrada, el auto se detuvo para así el chófer mostrar su identidad y obtener el permiso de ingreso. El auto continuó su recorrido hasta llegar a la gran entrada del edificio.

Apenas el chófer se detuvo una persona se acercó y me abrió la puerta del auto. Un imponente edificio estaba frente a mi, el color blanco y los vidrios negros predominaban la fachada. Detrás de las grandes puertas de vidrio también oscuro, se encontraba un gran salón con sillones negros a la izquierda y al final una mesa de informes de mármol negro con dos señoritas y un muchacho.

No hizo falta pasar por aquel lugar, nos dirigimos directamente a uno de los ascensores que se encontraba a la derecha. Se podía sentir las miradas y hasta podría decir que estaba escuchando la única pregunta que pasaba por la mente de todos:

“¿Quién es esa mujer que directamente sube sin anunciarse?”

Dentro del ascensor se visualizaba al costado del botón número cinco una placa la cual anunciaba que allí, en ese piso se encontraba la oficina de él.

—Buenos días. —me dijo una mujer de edad media —¿Tiene una cita programada con el señor Park?

En ningún momento miré ni hablé con la mujer, solo giré para preguntarle con la mirada al chófer si tras la gran puerta se encontraba Jimin, lo cual me dijo que si con un movimiento de cabeza.

—Perdón, ¿tiene una cita? —volvió a preguntar.

—Es la... —Intervino el chófer de inmediato cuando la secretaria tocó mí brazo y yo giré enojada apartándolo.

—Soy la esposa. —Volví la vista enfrente y continué caminando.

—Debo anunciarla de igual manera, señora. —Corrió detrás de mí.

¿Si él no dejaba que mi secretaria lo anunciara por que yo tenía que hacer lo contrario?

Abrí la puerta sin golpear, y allí estaba. En su enorme escritorio ubicado cuidadosamente enfrente de la puerta, su oficina era el doble de la mía, en aquella habitación predominaba casi la misma gama de colores de la fachada.

—Señor, entró sin esperar a que la anuncie. —dijo la secretaria nerviosa y agitada a la vez.

—Toma. —Le di mi bolso y abrigo a la mujer.

—Está bien, cuelga eso y vete. —le dijo Jimin, algo molesto.

—Sí señor.

—Dae Jae, dejanos a solas un momento. —El chófer hizo una reverencia y salió de inmediato.

—Bienvenida, señora Park. —Se puso de pie y vino a mi encuentro.

—Aquí estoy. ¿Y el chófer?

—No te imaginas lo mucho que me excitas con esa actitud fría, de mala. —Tomó mí rostro y se acercó a mi boca —En unos minutos llega. —Molesta miré hacia un costado —Me reclamas que me comporto como en el pasado, pero tú te comportas de igual manera, cariño. Saluda como corresponde a tu marido.

—Hola, aquí estoy para conocer al chófer.

—Hola, cariño. Bienvenida. —Me besó.

En vez de avanzar estábamos retrocediendo, ¿en qué maldito momento pasó? Por suerte aquel mal momento fue breve, mediante su secretaria pidió que el chófer regrese.

Ingresó el chófer y una persona más. Pensé que se trataba de un cadete que venía en busca de algo, la otra persona no tenía más de 20 años.

—Señor, señora. Él es el chófer. —dijo Dae Jae, quedé desencajada y creo que todos se dieron cuenta que no estaba muy de acuerdo con ese… niño —Él es el señor Park. —Le indicó con la mano a Jimin.

—Park Jimin. —Le extendió la mano. Por la expresión de su cara, tampoco estaba muy de acuerdo.

—Jeon JungKook, señor.

—Ella es mi esposa.

—_______. —Lo saludé con la cabeza.

—Jeon JungKook, un placer señora Park.

—Bien, tomemos asiento. —dijo Jimin.

—Perdón, ¿antes de comenzar nos darían dos minutos? A solas.

Los dos miraron a Jimin, quién con un movimiento de cabeza les dijo que sí. Una vez cerraron la puerta, giré.

—¿Enserio? —Rompí el silencio —¿En Serio ese niño será mi chófer?

—No sabía de su apariencia, al igual que tu lo acabo de conocer, pero no es un niño, amor. Apenas es un año menor que yo. —Me abrazó —Mmm... ¿Eso quiere decir que me ves como a un niño? ¿Quieres que sea un niño travieso? —Bajó sus manos a mi cola y me llevó más hacia él.

—Estoy hablando en serio Park. —Quité sus manos.

—No te enojes amor, —Me dió un beso —por lo pronto es el mejor, más adelante si quieres buscamos otro. Pero por el momento será él.

—¿Opciones? No, ¿no? —Jimin sonrió.

Los llamó y volvieron a entrar. El niño... digo el chófer se presentó y nos contó sus experiencias previas.

Ambos al mismo tiempo, el chófer y yo, nos enteramos que al día siguiente ya estaría trabajando.

—Que quede en claro que como mi chófer habrá días en la que solo me llevará e irá a buscar, y otros en los que tendrá que estar conmigo por cualquier inconveniente.

—Yo recomiendo que él se quede contigo siempre, todo el tiempo.

—Será como yo diga o no tengo chófer.

—Será como usted diga señora, necesito el trabajo. —intervino el chófer.

—¿Qué le pasó en la mano? —pregunté al ver que la llevaba vendada.

—Tuve un corte, arreglando un auto señora. Soy mecánico.

—Bienvenido. —dió por terminado mi interrogatorio Jimin —Espero se lleve bien con mi adorada esposa. Esta noche ya se puede ir a instalar a casa.

—¡¿Qué?! —dije.

—Vivirá en casa como Dae Jae. Para que esté siempre para ti.

—Ok. Bueno, me voy. —Me puse de pie —Bienvenido, nos vemos mañana —le dije al chófer.

—¿Vuelves a la empresa cariño?

—No.

—¿Entonces?... —miré a ambos choferes y Jimin entendió enseguida —Pueden retirarse. —Les dió la orden Jimin y así lo hicieron.

—¿Señor lo espero?

—Si, esperanos en el estacionamiento.

Los choferes se retiraron, quedando a solas con Jimin, quien me abrazó por la espalda.

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