Un Día Libre
—¿Todo bien papá?—preguntaba Umi estando en su habitación y usando su comunicador en videollamada.
—Si hija, el tren ya partió y estoy en él—decía del otro lado de la llamada un hombre.
Aquel hombre tenía una cabellera corta de color negro además de una barba de candado, era una persona corpulenta y vestía una camisa blanca, lo notable era la ausencia de su brazo izquierdo.
—No era necesario que me llamaras—dijo Umi con una sonrisa.
—Claro que es necesario, no pudimos pasar tiempo juntos debido a que debo volver a casa por trabajo, extraño a mi linda bebé—decía con pesar el hombre.
—Ya no soy una bebé, pero si también me hubiera gustado pasar tiempo contigo, me alegra siempre estar contigo y mamá—respondió con un sonrojo en sus mejillas.
—Promete que vendrás a casa en vacaciones, puedes traer a tus amigos—dijo con una sonrisa.
—Lo tomaré en cuenta, por ahora descansa papá, te espera un largo camino de regreso, mándale saludos a mamá—decía con tranquilidad.
—Ok, le diré que su dulce bebé le extraña mucho muchísimo—dijo con una sonrisa.
—No papá, eso no—intento argumentar con un sonrojo, pero por desgracia su padre había colgado—es tan así—decía con vergüenza cubriendo su rostro.
La peliazul se dio unos leves cachetadas para tranquilizarse y camino hacia la puerta de su habitación, abriendola levemente dando a su pequeña sala en donde sorpresivamente Rieka se encontraba en una esquina tapada por una cobija, siendo iluminada levemente por la luz de la luna.
—(¡¿Cómo llegue a esta situación?!)—se cuestionó la peliazul internamente para cerrar su puerta e ir nuevamente a su cama—Veamos, me encontré de casualidad con Rieka tras dejar a mi papá en la estación, se veía un poco mal así que me acerque a ella y casi se cae al suelo, así que difícilmente la traje a casa y se quedo dormida en la sala...¡¿Esta situación siquiera tiene sentido?!—preguntó en un grito que logró tapar con una almohada.
La peliazul dirigió su mirada a la puerta esperando escuchar algo, debido a las visitas de sus amigos suele estar acostumbrada a el rechinar del suelo, al no notar un sonido, soltó un suspiro al notar que no despertó a la loba.
—¿Qué debería hacer?—se preguntó Umi a si misma viendo de reojo su comunicador—No quiero preocupar a los demás, ni escuchar comentarios gruñones de que la hubiera dejado sola, pero tampoco se que hacer—se decía confundida.
Umi divagando en su comunicador se le ocurrió buscar alguna pista de lo que le podría estar sucediendole a Rieka en base a lo que vio.
—“Si una persona se ve mal tras un día importante, es probable que le haya ido mal o en su defecto le fue bien pero no cumplió con las expectativas de un ser querido, en el peor de los casos es probable que haya sido agredido haciendo que pierda el ánimo sea que tuvo un buen o mal día y por temas como orgullo o miedo no permitan contar lo sucedido”—leía la peliazul pareciendo pensativa al respecto—No creo que haya sido agredida, Rieka es fuerte asi qué sí le hubieran intentado asaltar o algo se hubiera defendido, hoy algún familiar debió haber venido por sus calificaciones, es más probable que sea lo segundo—dijo asintiendo.
Umi procedió a seguir leyendo viendo diversas razones del porque Rieka podría haberse visto mal, con nula información a su alcance.
—Casi todo se resume en subirle el ánimo, no se como hacerlo—decía Umi tirándose en su cama—De hecho no se nada de Rieka, solo que le gusta la salsa de tomate de Tony Yaco Durger, eso no es mucho...mañana tenemos día libre según Harland—decía pensativa tapándose con sus cobijas.
Una sonrisa se formó en el rostro de la peliazul indicando que tuvo una idea, posteriormente se quedó dormida.
Un nuevo amanecer llego, iluminando con sus rayos de luz todos los rincones posibles, uno de esos era en la sala de Umi, golpeando a Rieka en la cara los rayos comenzaron a despertarla lentamente, apenas abrió los ojos sus sentidos se agudizaron comenzando a oler.
—¿Dónde estoy?—preguntó Rieka sin reconocer en donde estaba.
—Oh, veo que al fin despertaste me estaba comenzando a preocupar—decía Umi quien estaba cocinando.
—¿Umi?—preguntó Rieka descolocando a la peliazul.
—(Vaya, si que esta mal si me llama por mi nombre)—pensó Umi sorprendida para apagar la estufa—Me alegra ver que estas levemente mejor que ayer—dijo con una sonrisa.
—Ayer...ya veo, supongo que este es tu hogar—decía la peligris recibiendo una respuesta positiva de Umi—Lamento las molestias pero me debo marchar—decía levantándose y dejando la cobija qué le tapaba en el suelo.
—Espera, espera, espera—dijo poniéndose en frente de la puerta de su hogar.
—Agradezco que me trajeras a tu casa, pero no por eso te haré caso—decía la loba con molestia dispuesta a quitar a Umi.
—¡Código de honor!—grito Umi preocupada antes de que Rieka intentará cualquier cosa.
—¿Eh?—fue lo único que logro pronunciar Rieka con una visible confusión.
—Todo guerrero qué se respeta y de calidad tiene un código de honor, si alguien te ha ayudado debes de intentar devolver el favor—decía Umi con claro nerviosismo.
—Si quieres saber que me paso, me puede importar mucho menos de lo que ya me importa un código de honor—decía la peligris sin ocultar su enojo.
—No quiero eso, es algo privado, solo pido una cosa—decía la peliazul alzando un dedo.
—Tch ¿Qué demonios quieres?—preguntó harta la peligris.
—Quiero pasar un día contigo—respondió Umi decidida.
—¿Qué?—preguntó Rieka aún más confundida.
—Eres demasiada separada del resto, incluso de mi, Yagi y Sora pese a que somos un equipo, no tienes una noción de equipo, además no se absolutamente nada de ti—explico la peliazul.
—¿A cuento de que viene esto?—preguntaba Rieka sin terminar de entender la situación que la acontecia.
—Studious se lo explico a mi padre ayer, nuestro desempeño como aprendices es decente, pero se nota que hay una deficiencia en el trabajo en equipo, así que deberíamos tratar de acercarnos como compañeras de equipo—decía Umi.
—Bien, lo captó, voy a hacerte caso ya que te debo una por ayudarme anoche y no preguntar nada al respecto—dijo Rieka a regañadientes.
—Bien, primero a desayunar que me entró hambre—decía Umi regresando a la cocina.
Una vez Umi se fue, Rieka procedió a caminar hasta la pequeña mesa que había en la sala, a los pocos segundos la peliazul había vuelto con dos platos de huevo revuelto con tocino a un lado, el desayuno fue relativamente tranquilo, si bien no se presente ningún problema, para Umi el estar en la misma mesa que la loba era intranquilo tras su última sesión de estudio, para fortuna de la tiburón el desayuno terminó librandola de aquel ambiente tenso qué había.
—Bien ¿con esto basta?—preguntó Rieka con notables ganas de irse.
—Ni hablar, solo fue un desayuno, hoy iremos de compras—respondió Umi con una sonrisa para levantarse—Me voy a cambiar, el baño esta por allá si es que necesitas arreglarte un poco por lo menos—decía señalando a una puerta mientras se dirigía a su habitación.
Rieka al tener que esperar decidió hacer caso a la indicación y fue al baño, dándose cuenta que era más pequeño de lo que uno podría esperar, contaba con una regadera, un escusado y un lavamanos con una puerta debajo y un espejo por encima, más no parecía haber espacio para algo más, la peligris sin darle tanta importancia solo se acercó al lavamanos para enjuagar un poco su cara y mirarse en el espejo.
—Me veo como una perdedora—decía Rieka viendo su reflejo—Tan débil me vi que la idiota de Umi me tuvo que ayudar, debes esforzarte más—dijo viéndose con enojo.
—Rieka ya estoy—dijo Umi tocando la puerta del baño.
—Ya te oí, no vayas a empezar a—sin poder terminar su oración Umi comenzó a tocar la puerta repetidas veces causando el enojo de la peligris.
Rieka salió con molestia dando un portazo, viendo con reproche a Umi.
—P-perdón, quiero aprovechar al máximo el día—decía con nerviosismo la peliazul al sentirse intimidada.
Rieka seguía viendo con enojo a Umi, pero rápidamente suavizo su mirada a la gruñona de siempre mientras soltaba un suspiro, al relajarse un poco noto que Umi estaba usando una playera de tirantes color beige con una chamarra de cuero de color azul marino, junto a unos shorts de mezclilla.
—¿Tienes ropa además de la que usas para las misiones?—preguntó Rieka sin poder ocultar su sorpresa.
Aquella pregunta golpeó a Umi como si de flechas se trataran, dejándola desanimada.
—S-si, si tengo, no se porque todos creen que voy en traje de baño por la vida, incluso a Neráida siempre le sorprende—dijo la peliazul recuperándose del golpe.
—Entiendo, bien ¿Qué demonios quieres comprar exactamente?—preguntaba la peligris.
—Ya veras—decía Umi con una sonrisa dirigiéndose a la salida.
Rieka siguió a su compañero con agotamiento, una vez fuera del hogar de la peliazul una caminata que se podría considerar algo larga, si la peligris se sorprendió cuando Umi la llevó a un restaurante familiar, ahora era miedo lo que había en su rostro, una plaza de gran tamaño con montones de tiendas era lo que había ante ambas.
—¿Qué esperas? Vamos, tenemos muchas cosas que ver—decía Umi con gran alegría.
—Este día será horrible—decía la peligris temiendo lo peor.
Una vez ingresaron en aquella plaza, Umi veía las diversas tiendas para ver a donde ir.
—Déjame adivinar, vamos a hacer cosas de chicas como ir a una estética o algo así—dijo Rieka de forma sarcástica.
—Que buena idea, vamos a una estética, sera divertido—decía Umi con ánimo.
La peliazul tomó la mano de la loba y fue con rapidez a la primera estética que encontró, sin tener tiempo de oponerse Rieka ya se encontraba en un asiento junto a Umi mientras ponían shampoo en el cabello de ambas, la peligris a sabiendas de que era inútil resistirse ya en ese punto solo se dejó llevar tratando de mantener su rostro lleno de amargura pero le fue imposible puesto que la persona que se estaba haciendo cargo de su cabello le trataba tan bien que inevitablemente una sonrisa relajada aparecía, Umi notó esto y no pudo evitar dar una ligera sonrisa.
—Listo señorita, su cabellera quedo perfecto—decía el trabajador girando la silla de Rieka.
La peligris notó como su cabello alborotado paso a ser liso y estar más brillante que nunca.
—Se te ve bien el cabello así—dijo Umi con una sonrisa, su cabellera se veía igual que siempre solo que más brillante.
—Es un cambio peculiar—dijo parándose mientras se quitaba la prenda que le pusieron para evitar que se mojara su ropa—Aunque a efectos prácticos sea inútil—decía dañando el orgullo del estilista que le atendió mientras se retiraba.
—Lo siento, mi amiga es muy directa—decía Umi dando una reverencia en señal de disculpa para seguir a la peligris.
—¿Con esto basta o debemos de seguir?—preguntó Rieka con notable falta de paciencia.
—Hay que tomar nuestro tiempo, es un día libre, podemos hacer lo que queramos, por ejemplo—respondió la peliazul buscando con la mirada que hacer hasta que dio con una tienda de ropa—¡Hay que probar ropa!—grito animada jalando a Rieka.
Rieka después del segundo jaloneo se dio cuenta que era mejor seguir la corriente hasta que Umi se sintiera satisfecha y le dejara irse.
—Veamos, vestidos, camisas, bikinis—leía Umi en un pequeño mapa qué había en la entrada de la tienda—¿Qué tipo de ropa te gusta?—preguntó Umi dirigiendo su mirada a su acompañante.
—Lo que sea mientras permita pelear bien, no me importa mucho—respondió Rieka sin darle importancia al asunto.
—Al menos podrías hacer el intento, bien iremos a los vestidos—dijo Umi con un puchero.
—No vale la pena cambiar de ropa, después de todo debes si eres una guerrera deberías optimizar lo más que puedes tus capacidades—decía Rieka siguiendo a Umi.
—Si, si, si, ten toma esto—dijo la peliazul dándole prendas a Rieka.
—Esto...no creo que sea de tu talla—mencionó Rieka viendo la ropa que tenia en sus manos.
—No es para mi—respondió con una sonrisa.
—...No, ni lo pienses—dijo Rieka atando cabos.
—Por favor Rieka, si me cumples este capricho el siguiente lugar lo eliges tu y será el último—pidió Umi juntando sus manos.
—Tch, bien, con esto nada más de código de honor o alguna tontería igual—dijo Rieka de mala gana.
—Perfecto, lleva esto de momento a los probadores, yo llevare más ropa que te pueda gustar—decía Umi con una sonrisa comenzando a retirarse.
Rieka soltó un suspiro viendo la ropa que tenía en sus brazos, resignada y con ganas de terminar la ida de compras fue a los vestidores.
—Este vestido parece de gala—decía Rieka viendo un vestido de gala largo de un color rojo.
Rieka con cierta vergüenza se cambio de ropa probandose el vestido, tras verse en el espejo un sonrojo apareció en su rostro.
—¡¿Por qué pensaste que esto se me vería bien?!—preguntó la peligris con molestia saliendo del vestidor.
En ese momento Rieka pudo notar como frente a ella se encontraba Jay con un traje de vestir de color verde.
—Yo no te vi, tu no me viste, este día no paso—decía Jay con una mirada seria.
Rieka alzo un pulgar en señal de estar de acuerdo, gesto que fue imitado por Jay quien se retiró.
—Te queda bien ese vestido—dijo Umi detrás de la peligris.
—N-no necesito de tu sarcasmo—decía Rieka avergonzada.
—No es sarcasmo, te ves linda, pero tal vez el rojo no es tu color—respondió la peliazul pasandole más ropa a Rieka.
—¿Hay algo que tu te vayas a probar?—preguntó Rieka viendo la ropa.
—Yo ya tengo mucha ropa—respondió Umi con una sonrisa.
—¿Cuánto de esto debo de probarme para que estés feliz?—preguntó la peligris con cansancio viendo las vestimentas.
—Hasta que encuentres algo que genuinamente te guste—respondió Umi con una sonrisa expectante.
Rieka quería quejarse, pero pese a que la peliazul tenia una mirada relajada se veía cierta firmeza en sus palabras, por lo que sin nada que poder hacer al respecto volvió al probador, un rato paso en donde Rieka vestía tanto ropa casual que iba de tonos oscuros a muy coloridos, como ropa más formal como el vestido que se probó antes pero en diversos colores o formas, incluso ropa que a ojos de la peligris era muy vergonzoso de utilizar, siendo estos casos un traje de porrista, un traje de sirvienta y por último pero no menos importante un vestido de princesa.
—¿Todavía nada?—preguntó Umi confundida.
—¡¿Cómo esperas que elija algo de esto?!—preguntó Rieka tratando de ocultar su vergüenza.
—Yo creo que se te ve bien todo esto—respondio la peliazul.
—¡Ya dije que no necesito de tu sarcasmo!—se quejo Rieka.
—Que no es sarcasmo...bien, buscare una última prenda y si no te gusta ya nos vamos de esta tienda, creo que los trabajadores ya nos comienzan a ver mal—dijo Umi yéndose animada.
—¿Cómo aun tiene energía? Esto es ridículamente agotador—decía Rieka rascándose la cabeza.
Rieka ingreso de nuevo al vestidor para ponerse su propia ropa esperando que Umi tardará en encontrar la última prenda, sentándose en una banca que se encontraba junto a ella noto como su comunicador comenzó a sonar, vio de reojo quien era y rápidamente contesto saliendo del vestidor.
—Buenos días ¿te llego el paquete que te envié?—preguntaba Rieka con un tono de voz gentil.
—Si...pero creo que fueron más cosas de la que esperaba—se escuchó una voz femenina del otro lado de la llamada.
—¿Pero te gustó?—preguntó nuevamente la peligris.
—Si...¿Cuándo vas a venir a verme?—preguntó la persona con cierta esperanza en su voz.
—Estoy algo ocupada con la escuela y ser aprendiz de guardian, pero haré lo posible por que sea pronto—decía Rieka de forma amable.
—Ok—fue lo único que pronunció con cierta desilusión.
—Perdón, enserió me gustaría verte más seguido, pero es complicado—dijo la peligris sonando lo más comprensible posible.
—Lo sé, pero me preocupa que te sobre esfuerces—decía denotando preocupación en su voz.
—Descuida, no lo haré—respondió Rieka con amabilidad viendo la ropa que se había probado—De hecho, hoy salí con una amiga de compras—dijo con cierto nerviosismo.
—¡¿Enserió?!—preguntó en un grito haciendo que Rieka alejara su comunicar de su oreja.
—Por supuesto, te puedo mandar una foto si así lo deseas—decía Rieka con una leve risa al notar la sorpresa en la pregunta.
—¡Si por favor, perdón por molestarte, sigue disfrutando de tu día, te quiero, adiós!—hablo rápidamente y con emoción colgando la llamada.
—Yo también te quiero—dijo Rieka con una leve sonrisa.
Rieka mantuvo su sonrisa hasta que se quedó pensando unos momentos en lo que acababa de pasar y en su cara se vio pura preocupación.
—¡¿Qué acabó de hacer?!—preguntó Rieka al aire asustando a varios clientes.
—¿Estas bien? Escuche un grito—preguntó Umi llegando junto a Rieka.
—Si, todo bien, creo que alguien se tropezó, creo que viendo la ropa me gusta esta—dijo Rieka algo atropellada tomando una playera al azar.
—¿La playera qué intenta simular ser la armadura de la Tierkreis Akane?—preguntó Umi confundida.
—...Si—respondió la peligris.
—Peor es nada, vamos a pagar esto y devolver toda la ropa antes de que nos veten de la tienda por no comprar nada y probar todo esto—dijo Umi alzando los hombros y comenzando a recoger la ropa.
—(¡No podías cagarla más Rieka, ahora debo de pedirle a la idiota de Umi que se tome una foto junto a mi!)—pensó Rieka con notable preocupación.
Rieka y Umi recogieron las prendas tratando de doblarlas para regresarlas en el mejor estado posible, sin ningún tipo de inconveniente con el tema de la ropa lograron comprar la playera e irse de la tienda.
—Idiota...—llamó Rieka consiguiendo la atención de la peliazul.
—¿Ocurre algo?—preguntó Umi viendo a la peligris ignorando como le dijo.
—Necesito un favor, por favor tomate una foto conmigo en donde parezca que somos amigas—pidió la peligris dando una reverencia.
—¿Eh? Claro, no tengo problema—respondió Umi con una sonrisa.
Umi se acercó a Rieka y la tomó del hombro tomando una foto con su comunicador dando una sonrisa mientras que Rieka por lo sorpresiva de la acción solo tuvo una cara confundida.
—Quedo perfecta, enseguida te la mando—dijo Umi buscando el número de la peligris.
—¿Por qué aceptaste?—preguntó Rieka con leve confusión recibiendo la foto.
—¿Por qué no lo haría? No será el fin del mundo por hacerte un favor—respondió con una sonrisa la peliazul.
—Ya veo...gracias—dijo Rieka con una leve sonrisa viendo los mensajes que le llegaban.
—¿A quién le enviaste el mensaje? ¿A tu novio?—preguntó Umi con interés tratando de ver el chat de la peligris.
—No tengo tiempo para una pareja, mi hermana estaba preocupada por mi así que le envié una foto para demostrar que estaba bien—respondió Rieka con tranquilidad.
—¿Tienes una hermana?—preguntó la peliazul sorprendida.
—Si, si la tengo, una hermana menor—respondió la peligris manteniendo su sonrisa
—Oh, se nota que le quieres mucho si al hablar de ella se te ve tan feliz—dijo Umi con una amplia sonrisa.
—C-como sea, quiero ir a una tienda antes de terminar este día—decía Rieka con un sonrojo.
La peligris comenzó a caminar siendo seguida por Umi quien soltó una leve risa al ver una fase nueva de Rieka, tras caminar un rato terminaron llegando a una jugueteria.
—No sabia que era infantil como Yagi—dijo Umi sorprendida de ver donde llegaron.
—No quiero comprar algo para mi, es para mi hermana—respondió Rieka con gran enojo.
—Vale ¿qué cosa buscas?—preguntó Umi viendo algunos juguetes.
—Es un juego de cartas, le gusta mucho—respondió la peligris viendo unos peluches con detenimiento.
—¿Eso no están por los pasillos del fondo ?—preguntó confundida la peliazul notando que estaban en un pasillo dedicado a diversos juguetes de los Tierkreis, o al menos así debería ser puesto que estaba semi vacío con pocas cosas.
—Quería ver si había algo de ese juego aquí, veo que no—respondió Rieka devolviendo el peluche que sostenía a su lugar—Espera ¿tu como sabes donde esta el juego ese?—preguntó Rieka confundida.
—Yagi y Sora juegan uno, asi que sé más o menos donde están esas cosas—respondió Umi alzando los hombros.
—Bien, iré a buscar uno, si quieres tu ve por aquí algo que te interese o no se, haz lo que te plazca—dijo la peligris tomando rumbo a aquel pasillo.
—Ok, te veo en la salida de la tienda—dijo Umi con una sonrisa viendo de reojo el peluche que Rieka había sujetado antes.
Al cabo de un rato Rieka salió de la jugueteria con una caja del juego que había mencionado, la peliazul se encontraba afuera con una bolsa de comida del restaurante al que fueron a estudiar.
—Ya es algo tarde así que compre un par de hamburguesas para comer—decía Umi extendiendo la bolsa.
—Supongo que es verdad—dijo Rieka con tranquilidad.
Ambas chicas fueron a un banco cercano, en donde al sentarse Umi le extendió una de las hamburguesas que compró a Rieka junto a un refresco.
—Gracias por aceptar mi capricho y venir de compras conmigo—dijo Umi con una sonrisa.
—Solo intentaba librarme de devolverte el favor para que no molestes después—decía Rieka indiferente comiendo su hamburguesa.
—Pero pudiste simplemente ignorarme y seguir con lo tuyo, no eres tan mala como aparentas—mencionó la peliazul con notable alegría.
—Cree lo que quieras creer, no es de mi incumbencia—dijo Rieka restandole importancia.
—Bueno, aun así gracias, ten esto es tuyo—dijo Umi extendiendo la bolsa de la tienda de ropa que visitaron.
—Aun no entiendo porque me compraste algo para mi y no para ti—mencionó Rieka con leve confusión.
—Ya somos amigas, así que es normal regalarnos cosas entre si—respondió la peliazul con alegría.
—No, no te des falsas ilusiones, no somos amigas, agradezco que me ayudaras con la foto, pero no somos amigas—dijo Rieka levantándose y aplastando el envoltorio de su comida.
—Yo creo que si y es lo que quiero creer—decía la tiburón con una sonrisa.
—Bien, me devolviste mi palabra, aun así, ya soy libre de esta tontería—dijo la peligris tirando el envoltorio en un bote de basura cercano y comenzando a retirarse.
—Cuídate Rieka—se despedía Umi agitando su mano y una amplia sonrisa—(Puede que Yagi tuviera razón, solo había que darle un par de oportunidades)—pensó alegre.
Rieka se alejo de aquella plaza con rumbo fijo a su hogar, si ningún percance llegó a su destino y tras llegar se tiró a un futón con una cobija mal acomodada, la peligris dejó sus compras a un lado sin ningún tipo de cuidado haciendo que se fueran de lado.
—Enserió este día fue horrible, al menos conseguí esas cartas—mencionó Rieka viendo de reojo la bolsa con la caja.
Al haber puesto la bolsa de la jugueteria junto al de la tienda de ropa, la peligris logró notar como una tela roja sobre salía, confundida tomo la bolsa y saco lo que se encontraba en la cima, era el peluche que había visto en la jugueteria, era un peluche de una Tierkreis, específicamente de Akane, se notaba que buscaba ser de un estilo chibi pero a su vez cuidando los detalles de la armadura que la guerrera portaba.
—Se dio cuenta—dijo incrédula la peligris pero aligero su mirada mientras abrazaba el peluche.
Al cabo de unos segundos se separo del peluche y lo acomodo a un lado de su futón, mientras ella se quitaba su chaqueta negra qué le caracterizaba revelando tener por debajo una camisa deportiva, sin tiempo que perder se tiro al suelo comenzando repeticiones de lagartijas.
—Hoy perdí mucho tiempo—decía la peligris aumentando la dificultad usando solo una mano—Debo ser más fuerte...no debo estancarme, tengo que ser aun más fuerte para las siguientes misiones—dijo con cierto cansancio y con voz algo temblorosa.
Manteniendo el ritmo y alternando en sus ejercicios siguió hasta el anochecer, en espera de que el siguiente día en donde volvería junto a su equipo a realizar misiones.
Continuará...
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