Buenas Acciones
Era un día soleado, con la calma qué podía haber en una ciudad tan habita, y en unas pequeñas escaleras de piedra se podía ver a Yagi y Sora sentados, estando el primero empapado.
—Que mala suerte tengo—dijo el pelinegro soltando un suspiro.
—No diría mala suerte, diría que más bien andabas medio dormido—decía Sora con una sonrisa burlesca.
—Eso no es verdad—dijo serio Yagi.
—¿Enserió? Entonces como explicas que te acercaste y caíste a una piscina si no sabes nadar y siempre evitas los lugares con mucha agua—cuestionaba burlesco el peliblanco.
—Fue un descuido—dijo Yagi avergonzado.
—Descuido o no sabes que no debes acercarte a lugares con mucha agua medianamente profunda—decía serio Sora.
—Ya se, ya se, fui yo el que te dijo eso—dijo con un suspiro cansado—Agradezco que Umi sea una nadadora increíble, me salvo en tiempo récord—dijo con una sonrisa.
—¿Me dirás el por qué hoy estas más adormilado que de costumbre o lo debo de descubrir yo mismo?—preguntó Sora viendo al pelinegro.
—Bien, me quedé entrenando hasta tarde con mi tía Eir—respondió algo rendido.
—¿No tu tía es algo intensa con sus entrenamientos?—preguntó algo asustado el peliblanco.
—Si, si no fuera porque se contuvo seguramente hoy no me levantaba—respondió Yagi con una sonrisa adolorida.
—¡¿Cómo puedes sonreir pese a eso?!—preguntó impresionado Sora.
—Porque pese a que no es fácil seguir los entrenamientos de mi tía, me ha servido mucho para mejorar y más por los entrenamientos especiales que hizo específicamente para mi—dijo con cierto ánimo el pelinegro.
—Me has mencionado varias veces esos entrenamientos especiales, pero nunca me has dicho de que van o para que son—decía Sora de forma pensativa.
—Quiero que sea sorpresa el resultado, respecto a que hago y dudo que quieras saber la tortura qué me hace pasar mi tía—respondió Yagi temblando un poco.
—¿Por qué tu familia no es normal?—preguntó el peliblanco algo burlesco.
En ese momento Yagi le dio un golpe en la cabeza a Sora quien soltó un quejido de dolor.
—Ok, ok, ok, perdón—dijo Sora soltando unas leves risas.
—Veo que se divierten—dijo Umi llegando a donde los chicos secándose el cabello.
—Umi, tu abrigo—dijeron Sora y Yagi viendo que la chica estaba solo con su traje de baño.
—Ups—dijo Umi nerviosa.
—Toma Umi—decía Harland dándole su abrigo a la chica.
En cuanto Umi tuvo su abrigo se lo puso rápidamente para cubrirse.
—Me sorprende lo rápido que recogieron los objetos perdidos de la piscina—dijo Sora algo sorprendido.
—Tienes ante ti a la mejor nadadora que conocerás en persona—respondió Umi con cierto orgullo.
—Ya quisiera nadar como tu—decía Yagi impresionado.
—El que siquiera pudieras nadar ya sería todo un logro—dijo Sora algo burlesco.
—Si, Yagi se hunde como una roca al intentar nadar, por eso esta todo empapado—continúo el juego Umi con el mismo tono burlesco.
—Se que soy un pésimo nadador...—respondió Yagi con un aura oscura encima mientras estando agachado dibujaba círculos en la tierra.
—¡Era broma, era broma!—gritaron preocupados Sora y Umi viendo lo decaído que estaba su amigo.
Harland no pudo evitar soltar unas leves risas qué llevaban consigo un poco de nostalgia al ver como Umi y Sora animaban a Yagi incluso sacandole unas cuantas risas al pelinegro.
—¿Podemos terminar las cosas de hoy? Odio este día—decía Rieka agotada.
—Se que no te encantan los viernes de servir a la comunidad pero intenta dar tu mejor esfuerzo—dijo con una sonrisa Harland.
—Como sea—dijo Rieka desviando la mirada con molestia.
—¡Ok chicos, pasemos a lo siguiente!—grito llamando la atención de los jóvenes.
—Oído capitán—dijeron tres de cuatro jóvenes.
El grupo se dirigió a lo que parecía ser un gran parque en el que había un lago y varias personas iban paseando, justo en la entrada del parque se veía una especie de casilla con una persona que denotaba aburrimiento.
—Buenas tardes Sonia—dijo Harland a la persona en la casilla.
—Oh Harland, buenosss tardesss—dijo la ahroa reconocida como Sonia saliendo de la casilla.
La mujer vestía un especie de uniforme de color verde con lo que parecía ser un parche en los hombros que tenían la imagen de un parque, la mujer era castaña de cabello medio largo y ojos de un color amarillo con unas cuantas pecas en sus mejillas.
—Veo que vinissste con tusss muchachosss—dijo Sonia viendo a los jóvenes.
—Como todos los viernes a hacer servicio a la comunidad—decía Harland con cierto orgullo.
—Toma lasss llavesss del cobertizo, ahí esta el equipo—dijo dándole unas llaves al castaño.
—Gracias, vamos chicos—dijo Harland tomando las llaves y retirándose.
—Si el que cambio de humor al ver que otros harían su trabajo gratis—murmuró con molestia Rieka.
—Eso es un poco cruel...pero es lo que paso—dijo Umi con una sonrisa nerviosa.
—¿La puedes culpar? Cualquiera tendría un cambio de humor si le pasara eso—dijo Yagi pensativo.
El grupo llego al cobertizo antes mencionado, Harland entro este usando las llaves qué se le dieron y saco algunas cosas.
—Sora, Yagi, recogerán basura—decía Harland dándole unos pico recolector de basura a cada uno y una bolsa.
—Yupi, el divertido—dijo Yagi emocionado tomando el equipo.
—Nunca entenderé porque te gusta tanto esto—decía Sora agotado de solo pensar en hacer eso.
—Me alegra que estén de humor—dijo Harland con una sonrisa.
—¿Nosotras qué haremos?—preguntó Umi confundida.
—Ustedes limpiaran las bancas, con sus elementos les será más fácil—decía Harland dándoles cepillos, jabón y trapos para limpiar.
—Divertido—respondió Umi con el ánimo bajo.
—Terminemos con esta basura—decía Rieka tomando las cosas.
—Descuiden, será rápido—dijo Harland tratándose animar a los chicos.
—¡Si, entre más rápido mejor!—gritó Yagi adelantándose.
—¡Ey espérame!—grito Sora tratando de alcanzar al pelinegro.
El grupo se dividió en ese instante, Umi y Rieka se encargaron de limpiar bancas como se les pidió.
—¿Por qué nuestro capitán tiene que ser tan molesto con esto?—decía Rieka tallando las bancas.
—A Harland le gusta formarnos como personas, siempre nos anda dando lecciones de vida y eso—respondió Umi moviendo agua para limpiar las manchas de las bancas.
—Para eso se suponen que están los maestros y sus aburridas clases de ética, los guerreros estamos para ser fuertes—decía Rieka con molestia comenzando a usar sus garras de hielo para quitar la suciedad.
—No están solo para eso, están para ayudar a la gente, por eso en los gremios aceptan cualquier misión...si mal no recuerdo—dijo Umi algo nerviosa.
—Oh claro ¿cuántos guerreros o aprendices a guerreros ves que hacen lo que nosotros?—preguntó Rieka molesta y continuo antes de que la peliazul dijera algo—Ayudar a viejas a recuperar sus cosas, recoger frutas, recoger objetos perdidos en una piscina, limpiar un parque ¿Alguien tan siquiera se dignaria a hacer esto?—pregunto con más molestia.
Umi se quedo en silencio tras no saber bien qué decir, tampoco es que quisiera decir.
—(Si digo algo que la moleste más...)—pensó preocupada tragando saliva—(Ojalá me hubiera tocado con Yagi y Sora, seguramente se lo están pasando mejor que yo)—pensó distraída.
—¡¿Cómo demonios ensuciaste aun más la banca?!—preguntó Rieka entre una mezcla de confusión, enojo y sorpresa.
—¿Eh?—preguntó Umi confundida viendo la banca que estaba limpiando.
La banca que Umi estaba lavando ahora estaba enlodada, a lo que la peliazul solo comenzó a reír nerviosamente.
—Brilla, brilla, no brilla, brilla, no brilla, no brilla, no brilla—decía Yagi con cierto entusiasmo.
Yagi iba recogiendo basura y poniéndola en la bolsa, aunque iba guardando algo de lo que recogía en su suéter.
—Eso explica porque te veías emocionado de recoger basura ¿Seguro qué no eres un cuervo?—preguntó burlón Sora recogiendo basura.
—Muy gracioso, pero si puedo disfrutar esto entonces lo disfrutaré, uh esto parece un diamante...oh no, solo es un pedazo de botella—decía Yagi decepcionado tirando la basura a la bolsa.
—¿Cómo lo sabes?—preguntó Sora confundido.
Yagi solo alzó los hombros indicando que no lo sabía.
—Ok, volviendo al tema de hace rato ¿Para que es tu entrenamiento?—preguntó Sora recogiendo más basura.
—Ya dije que es secreto—respondió Yagi de la manera más simple posible.
—Vamos, somos amigos, no se lo diré a nadie—dijo Sora interesado.
—Te la pasas informando a Neráida lo que hacemos—recriminó Yagi.
—No es cierto...no le digo las veces que has estado en peligro para no preocuparla—dijo Sora desviando la mirada.
—¡Aún peor!—grito Yagi indignado.
—...¿Te das cuenta de lo que acabas de decir?—preguntó Sora confundido.
—Si, me di cuenta después de decirlo—dijo Yagi avergonzado.
—Ya decía yo que no podías decir algo tan tonto apropósito—dijo Sora algo burlón.
—Te pago si no le dices a nadie—dijo Yagi sacando unas monedas.
—Trato hecho—dijo Sora apunto de tomar las monedas.
En el momento en que Sora iba a tomar el dinero un perro mordió la mano de Yagi quien soltó las monedas junto a un grito de dolor.
—¡¿Qué demonios?!—grito Yagi adolorido.
El perro se escapo apenas pudo, lo que pudieron notar el par es que dicho perro llevaba una correa que arrastraba al correr.
—¡¿Están bien?!—preguntó un niño llegando corriendo notándose algo agotado.
—Más o menos, de casualidad ¿Ese perro es tuyo?—preguntó Sora dudoso.
—No, bueno si, no, estaba ayudando a mi hermano a pasear perros por algo de dinero, pero por accidente se nos escaparon—dijo el niño.
—Ya veo, nosotros te ayudaremos—dijo Yagi sobandose la mano.
—¿Enserió?—preguntó el niño y Sora sorprendidos.
—¡Ven Sora, atrapemos a esos perros!—dijo jalando a su amigo empezando a correr.
—¿Puedo saber porque haremos esto?—preguntó el peliblanco confundido.
—Si hacemos una buena acción Harland no nos regañara ¿o quieres seguir recogiendo basura?—preguntó Yagi burlesco.
—Ok, vamos por esos perros, le diré a Umi—decía sacando su comunicador y enviándole un mensaje a Umi.
En otra parte del parque Umi terminaba de limpiar una banca después de mucho esfuerzo y supervision de Rieka.
—¿Cómo...demonios...te costo...tanto?—preguntó Rieka agotada.
—No soy buena en la limpieza—dijo Umi con una sonrisa agotada mientras sacaba su comunicador viendo el mensaje de Sora.
—Y aun quedan muchas bancas por limpiar—decía Rieka con molestia.
—Bueno, ahí tu, yo voy a ayudar a Yagi y Sora—Umi se alzó con entusiasmo.
—¿A donde vas?—preguntó con confusión y molestia la loba.
—Yagi se ofreció a buscar perros con tal de no hacer la tarea que le dejaron, así que lo voy a ayudar para hacer lo mismo—respondió con una sonrisa la peliazul.
—Suena más productivo qué limpiar bancas, iré también—dijo Rieka con un suspiro.
—Yupi, el equipo reunido para una misión—dijo Umi extendiendo su mano solo para ver como Rieka se alejaba para comenzar la búsqueda—¡E-espérame!—grito corriendo detrás de su compañera.
El dúo de chicas iba a seguir su camino hasta que un par de perros corrieron enfrente de ellas, específicamente uno de la raza yorkshire y un terranova, el yorkshire iba deprisa a árboles de uno en uno mientras que el terranova se dirigía a un lago cercano.
—Tu ve por el grandote, yo voy por el pequeño—dijo Rieka comenzando a perseguir al yorkshire tomando una postura similar al de un lobo.
—Mala decisión perrote, el agua es mi terreno—dijo Umi corriendo al lago.
La peliazul salto al lago mientras lanzaba su abrigo para que cayera en el césped, al ingresar al agua de una pequeña abertura de su traje de baño salió una cola idéntica a la de un tiburón.
—(Vamos perrito, perrito, no puedes ocultarte de mi)—pensaba Umi viendo a su alrededor bajo el agua.
Umi extrañamente no veía nada en el lago, podía ver peces y algunas aves en la superficie del agua pero nada referente al canino qué buscaba, mirase a donde mirase, solo había más agua.
—(No puedo haberlo perdido de vista, entre solo unos segundos más tardes al lago...¿sera qué su elemento es el agua? O tal vez es un elemento qué le facilite el moverse en agua, como el aire, si usa aire tendría mucha propulsión...podría ser un buen dibujo, me quedaré esa imagen mental para después plasmarlo, pensándolo creo que me quede sin pintura de color azul marino, debería comprar después)—pensaba divagando en sus pensamientos la peliazul.
Umi al dejar de prestar atención a su alrededor no noto como una sombra se acercaba peligrosamente a su cola de tiburón, la chica paso de tener una mirada perdida a hacer una mueca de dolor, inevitable soltó un grito que se convirtió en burbujas qué se elevaron, al tocar la superficie se escucho el grito.
—(¡¿Qué fue eso?!)—pensó adolorida viendo su cola notando como el perro le había mordido—(¡Tu maldito perro!)—pensó con molestia intentando atrapar al perro.
El perro al notar eso escapo con una increíble rapidez siendo perseguida por una molesta Umi quien no cedía en velocidad, tras unas vueltas el perro mno aguanto más la respiración y salió a la superficie a recuperar aire, eso je aprovechado por Umi quien debido a su velocidad en agua sujeto al perro con rapidez y lo llevo a tierra en un santiamén.
—Si no fueras porque no eres mi mascota te iría muy mal—dijo adolorida y con leves lágrimas de dolor.
—¡Quédate quieto!—grito con molestia Rieka a quien se le había escapado el pequeño perro.
El perro pese a ser pequeño estaba lleno de energía, hasta parecía inagotable, apenas la peligris lograba atrapar al yorkshire el animal se agitaba de forma frenética logrando librarse o alguna rama le pegaba a Rieka en la cara con la suficiente fuerza para perder concentración en retener al perro.
—¡No me humillara una porquería como tu!—grito con molestia intentando alcanzar al perro.
A escasos centímetros de atraparlo el perro trepó un árbol gracias a que pedazos de corteza se movían haciendo una escalera para el pequeño animal
—¡Maldito!—grito Rieka enojada creando sus garras de hielo para escalar el árbol y llegar a la cima en donde estaba el perro.
Rieka estaba dispuesta para lanzarse hacia el pequeño canino una vez llegó a las ramas superiores del árbol, quedo confundida al ver que el perrito no estaba por ningún lado, volteando de lado a lado pudo notar que en otro arbol estaba su objetivo.
—¿Pero en qué momento?—se cuestionó la peligris con notable confusión.
Sin perder tiempo tomo impulso y salto hacia el otro arbol, el perro sin tiempo que perder corrió por la copa del árbol haciendo que las ramas de los árboles se junten para crear pequeñas conexiones entre árboles qué el perro aprovechaba para cruzar a un árbol escapando de Rieka.
—¡Así que así es como lo haces no te creas capaz de...!—le gritaba Rieka al perro con notable enojo hasta que por un descuido se atoro con unas ramas.
Al atorarse y por el impulso no pudo hacer otra cosa más que dejarse caer, por suerte para la chica no era una gran altura la del árbol.
—Vencida por un perro miniatura...soy una decepción—dijo poniendo su mano sobre su cara.
Sin que se diera cuenta el yorkshire se acercó a su cara y le comenzó a lamer como si le intentará animar.
—¡Te tengo!—grito Rieka atrapando al perro que esta vez no se alboroto—Victoria para mi, solo llevare esta porquería con el retrasado y terminaré—dijo seria.
—¿Sabes en dónde están Yagi y Sora?—preguntó Umi quien tenía al perro que atrapó sujetado de su collar para evitar que escape.
—No deben estar lejos de donde se les asigno, seguramente los idiotas se lo están pasando mejor—respondió Rieka con cierta molestia.
Ambas chicas decidieron caminar en busca de sus compañeros de equipo, mientras que en otra parte del parque se podía ver a Sora volando mientras sujetaba a Yagi de su brazos.
—¡Nos está alcanzando!—gritó Yagi asustado viendo detrás de él.
—¡Vuelo lo más rápido que puedo!—grito Sora volando lo más rápido que podía sin mirar atrás.
De lo que huían era de un perro de la raza pastor alemán, algo que sorprendía es que el perro parecía correr en el aire, además de que en el rostro del animal no se veía ni una pizca de amabilidad.
—¡Pero había que ayudar a buscar a los perros ¿no Yagi?!—gritó asustado y molesto tratando de perder al perro.
—¡¿Cómo iba a saber que había un perro tan violento y habilidoso?!—gritó Yagi esquivando unas mordidas del can como podía.
—¡Ese es el problema, no piensas antes de actuar!—gritó molesto el peliblanco.
—¡Yo lo hago y esta mal, pero si Rieka lo hace no la regañas!—gritó Yagi lanzando llamas de su boca para alejar al perro.
—¡Por mi Rieka se puede hacer responsable de sus acciones, tu si eres mi amigo para que me importe el si eres imprudente o no!—gritó Sora en una mezcla de preocupación y enojo.
—¡Eso es lindo pero creo que eres muy duro con Rieka!—grito el pelinegro salvándose por los pelos de un mordisco.
—¡Tal vez pero enserió es imprudente, no se porque la defiendes!—gritó Sora aumentando la velocidad de vuelo.
—¡Todos merecen una segunda, tercera, décima y demás oportunidades, solo debes confiar en las personas y estas cambiarán mientras le apoyes con positivismo!—gritó Yagi mientras lanzaba otra llamarada de su boca al perro para alejarlo.
—¡Creo que después de la centésima vez creo que hay que poner un límite y el límite es ahora!—grito Sora lanzando a Yagi algo alto mientras se elevaba.
—¡Luego seguimos esta discusión!—grito el pelinegro serio.
Yagi y Sora juntaron las plantillas de sus pies mientras se inclinaban gracias al apoyo de ambos.
—¡Técnica improvisada!—gritaron ambos chicos al unísono.
Sora se encargo de lanzar a Yagi como si de una bola de cañón se tratara, el perro al ver eso se detuvo en medio del aire denotando una expresión preocupada para intentar correr en dirección contraria, cosa que salió mal y termino recibiendo el ataque, Yagi chocó con el perro dándole un cabezazo el cual por desgracia también le dolió al pelinegro haciendo que ambos caigan, por suerte Sora logra atrapar al can y a su amigo antes de que tocaran el suelo.
—Ya dije que no me gusta la cebolla en mis tacos—decía Yagi con los ojos en espiral.
El perro ladró teniendo también los ojos en espiral.
—¿Sera grosero pensar que el perro habrá dicho lo mismo que Yagi?—se cuestionó Sora algo burlesco.
El peliblanco bajo tanto a su amigo como al perro en el suelo permitiendoles volver en si, extrañamente el perro se quedo sentado de forma tranquila.
—Que raro, ahora no está violento—dijo Yagi confundido viendo al perro.
—Cuando lo vimos saltamos de forma sorpresiva sobre el, puede que por eso nos considerará una amenaza y decidiera atacarnos, parece un perro bien entrenado además—decía analizando a la mascota.
—La pata—decía Yagi extendiendo su mano acción a la que el perro respondió—Gira—el perro nuevamente acato la orden haciendo lo que se le pidió—Uy ¿Quién es un buen perrito? Tu lo eres—decía haciendo una voz más aguda.
—Deja de jugar con el perro, Umi y Rieka seguramente ya tienen algún perro y debemos devolverlos—dijo Sora serio.
—Ojalá tengan al qué me mordió hace rato, era pequeño pero mordía fuerte—dijo el pelinegro recordando al perro de hace rato.
—Bueno, trae a el perro—dijo Sora comenzando a caminar.
—En realidad es un ella, es toda una dama ¿no es así?—decía Yagi mimando aún más al perro.
—(Ya recuerdo porque su madre no le de dejaba tener un perro)—pensó Sora con una gota de sudor al ver al animal recibir muchos mimos.
Sora viendo que Yagi no iba a dejar de darle caricias al perro lo comenzó a jalar para llevarlo mientras el pastor les seguía con calma, al cabo de un rato ambos chicos pudieron divisar a la lejanía a Rieka y Umi, quienes se encontraban con el niño y el que parecía ser su hermano mayor.
—Oh mira, ahí están ¡Aquí!—grito Umi llamando a sus amigos.
—No tienes que gritar, es obvio que nos vieron—dijo Rieka molesta.
—Hola, encontramos a este chico—dijo Sora señalando al perro.
—Es una chica—dijeron Yagi, el niño y su hermano mayor al unísono.
—Bueno, no importa, agradecemos su ayuda para atrapar a los perros, solo nos falta uno pero creo que podemos encargamos nosotros—dijo el mayor con amabilidad.
—Oh, los podemos ayudar, no creo que a nuestro capitán le moleste—dijo Sora tranquilo.
—De hecho hasta puede que el haya visto a un perro suelto, le marcaré—dijo Yagi sacando su comunicador y comenzando a marcar.
El comunicador estuvo varios segundos procesando la llamada, cosa que extraño un poco a los jóvenes, pero no les dio tiempo a hablar de ello en cuanto Harland contesto.
—¿Sucede algo Yagi?—decía Harland del otro lado de la llamada.
—Hola capitán, antes que nada quería disculparme por mi y mis compañeros, dejamos de lado las actividades asignadas para ayudar a unos chicos a encontrar a unos perros que se les escaparon—dijo Yagi con cierto nerviosismo en su voz.
—No te preocupes por ello, de hecho ahora tengo cierta situación, si me vienen y me ayudan por hoy daré por finalizada las actividades de caridad—decía Harland con cierta vergüenza en su voz.
La llamada se corto y Yagi recibió un mensaje de su capitán indicando exactamente en que parte del parque estaba.
—Ooook...¿Soy la única que pienso que eso fue raro?—preguntó Umi confundida.
—Si, el capitán escucho peculiarmente diferente a como es siempre—respondió Sora pensativo.
—¿Qué importa? Si lo ayudamos podremos dar por finalizado el día—dijo Yagi emocionado comenzando a caminar.
—Por esta vez estoy de acuerdo con el retrasado, ya quiero terminar este día a como de lugar—dijo Rieka siguiendo al pelinegro.
—Bueno, en eso si coincido, no quiero limpiar más bancas—decía Umi siguiéndole el paso a sus compañeros.
—¿Enserio nadie aparte de mi se va a seguir cuestionando el porque Harland se escucha extraño?—preguntó Sora serio esperando una respuesta, la cual no obtuvo ya que sus compañeros se habían alejado—O-oigan espérenme—dijo con pasos acelerados.
El grupo camino un par de minutos siguiendo la ubicación de Harland, el pelinegro notó que el lugar en donde estaba su capitán no estaba muy alejado de donde se encontraban, por lo que no tomo tanto tiempo, al llegar vieron una imagen peculiar, incluso se tallaron los ojos por si acaso veían mal.
—Hola chicos...¿Una ayudita?—decía con cierta vergüenza Harland notando la presencia de los jóvenes.
Harland se encontraba abrazando con brazos y piernas la rama de un árbol para evitar caer, debajo de el se encontraba un perro de pequeño tamaño, específicamente de la raza chihuahua, este se encontraba saltando tratando de alcanzar a Harland mientras de la boca del can salía pequeñas llamas.
—¿Puedo cuestionar?—preguntó Sora con incertidumbre.
—No, solo ayúdenme—respondió Harland aferrándose aún más a la rama al sentir cerca una llama.
—Ok, ven aquí pequeño—dijo Yagi acercándose al perro.
El chihuahua desvío su atención de Harland y vio a Yagi mientras le gruñía, el pelinegro se acercó con cuidado y cargo al pequeño animal con cuidado, este le comenzó a lamer la cara a la vez que seguía gruñendo.
—Parecía más agresivo—dijo Umi levemente sorprendida.
—Para animales pequeños y enojones hay que ser comprensivos y aceptarlos como son, solo así ¡Aaaaaaaaah!—decía Yagi hasta que recibió una mordida en la mano de parte del perro—¡Maldito hijo de perra!—grito molesto mientras el perro parecía feliz de lo que acababa de hacer.
—Bueno, ya tenemos al perro y supongo que será el que les faltaba a esos hermanos—dijo Sora pensativo.
—Yo se los llevo—dijo Yagi aun dolido de recibir dos mordidas en la misma mano a la vez que se comenzaba a ir.
—Yo te acompaño—dijo Umi siguiendo a su amigo.
—¿Nos explicara qué fue eso?—preguntó Rieka viendo a su capitán quien había bajado del árbol.
—Si me vencen en un entrenamiento de combate lo consideraré—dijo Harland recuperando la compostura.
—Osea nunca—dijo Sora viendo a su capitán.
—Exactamente—respondió Harland con una sonrisa—Pero cambiando de tema, lo prometido es deuda, daremos por finalizado el día, nosotros nos encargaremos de recoger el equipo que usamos mientras Yagi y Umi van a dejar al perro, posteriormente nos reuniremos en la salida del parque—decía serio.
—Ok, iré a recoger y de paso le mandare un mensaje a Yagi—dijo Sora alzando el vuelo mientras sacaba su comunicador.
Rieka se sentó en el césped en espera de que se terminará las actividades para poder retirarse.
—¿No piensas ir a ayudar?—preguntó Harland confundido.
—¿Debería? No es como que se les haya encargado algo tan difícil como para requerir ayuda—respondió con irritación Rieka.
Harland solo pudo soltar un suspiro sabiendo que no debía de insistir en que la chica ayude a sus compañeros, por lo que cruzo los brazos en espera de que Sora regresará para poder retirarse.
Al cabo de unos minutos el peliblanco volvió volando a donde Harland y Rieka se encontraban, una vez reunidos se dirigieron a la salida del parque en donde podían divisar a Umi y Yagi con sus manos estrechadas, parecía que jugaban algo.
—Y la luchadora Tigurona usa la silla con su enemigo—decía Umi creando una mini silla plegable sobre su pulgar para golpear el pulgar de Yagi.
—Auch, eso es trampa—dijo Yagi dolido del pulgar.
—Nunca dijimos que no valía el usar nuestras habilidades—respondió Umi dando un guiño.
—Conque así es como vamos a jugar—una sonrisa maliciosa se formó en el rostro de Yagi—Y Dragou crea una espada de fuego para acabar a su rival—decía creando una mini espada de fuego junto a su pulgar.
—E-espera me rindo me rindo, tiempo fuera—decía Umi asustada haciendo que su pulgar esquive la espada.
—Ejem ejem—Harland fingió una falsa tos.
Yagi y Umi dejaron de jugar y se pusieron firmes viendo a su capitán.
—Bueno chicos, hoy dieron un gran trabajo en sus actividades caritativas, como dije daré el día por finalizado—dijo Harland con una sonrisa.
Sonrisas y un “¡Si!” de parte de Yagi no se hizo esperar, la única que se mantuvo neutra ante eso fue Rieka quien dio media vuelta y se comenzó a retirar, o al menos eso intentaba ya que por más que caminaba no avanzaba.
—(¡¿Ahora qué?!)—pensó con molestia la peligris.
Rieka al bajar la mirada noto como sus pies tenían pequeños montículos de piedras rodeándola evitando que avance.
—Dije que daría el día por finalizado, pero sabes la tradición los viernes—dijo Harland con una sonrisa.
—Odio esa estúpida tradición, no tiene ningún valor o aporte—decía con molestia Rieka.
—Capitán, si no quiere venir no debería de intentar convencerla—decía Sora con los brazos cruzados.
—Si creo que tienes razón...así que la obligare a venir—dijo Harland comenzando a caminar.
Los montículos de piedras llevaban a Rieka a la fuerza detrás de su capitán, esta no opuso resistencia a sabiendas qué de su capitán era más fuerte que ella.
—Supongo que vendrá de una u otra forma—dijo Umi con una risa nerviosa.
—Al menos espero que no intente matar a Yagi haya—dijo Sora viendo a su amigo que estaba bastante animado.
Al cabo de un rato el atardecer ya se hacía presente y en una cafetería con mesas al aire libre, en una de estas se podía ver al equipo de Harland sentados, cada uno con un plato con una rebanada de pastel de chocolate.
—Esto es una delicia—decía Yagi comiendo su rebanada con estrellas en los ojos.
—Ten cuidado Yagi, si comes muy rápido te vas a...—decía Sora hasta que escucho como Yagi se ahogaba—Atragantarte...—dijo con un suspiro mientras tomaba otro bocado de su rebanada.
—Supongo que no puede evitarlo, a Yagi le encanta el chocolate—dijo Umi con una ligera sonrisa.
—¿Porqué debemos de venir siempre aquí este dia?—preguntó Rieka molestia mientras movía la rebanada de pastel sin ganas de comerlo.
—Para que se puedan relajar de semanas pesadas—dijo Harland.
Harland tomo un bocado de su rebanada, al instante que saboreo el pastel hizo una mueca que momentos después se volvió una sonrisa.
—¿Por qué come pastel de chocolate si se nota que no le gusta?—preguntó Yagi ya habiéndose recuperado.
—Se podría decir que pese a que no me gusta el chocolate me trae recuerdos—respondió Harland con una sonrisa.
—Ya veo, es por nostalgia, me pasa al tratar de dibujar ciertas cosas—dijo Umi con una sonrisa.
—¿Nos dirá por qué?—preguntó Yagi con cierto entusiasmo.
—¿Por qué te interesaría saber porque el capitán come o no pastel de chocolate?—preguntó Rieka.
—Porque debe de tener algo significativo para el capitán si lo come aunque no le guste—decía Yagi viendo de reojo su sudadera.
—Se podría decir que si, pero no lo pienso contar, mucho menos ahora, tienes exámenes la próxima semana y no quiero distraerlos con historias tontas—decía Harland tomando una taza de café.
—No nos lo recuerde—dijeron Yagi y Umi al mismo tiempo desanimandose.
—No puedo comer esto, odio el chocolate—dijo Rieka enojada extendiendole su plato a Yagi quien se animo de golpe al tener una segunda rebanada de pastel.
—Yagi tendrás que hacer el doble de ejercicio si comes esa rebanada—dijo Sora serio.
—Y la vida solo se vive una vez—respondió Yagi comenzando a comer su segunda rebanada.
Sora solo pudo soltar un suspiro seguido de una risa.
—(Al menos veo que se vuelven un poco más unidos)—pensó Harland tomando otro sorbo de su café.
El castaño mientras bebía dirigió su mirada al cielo que ya comenzaba a tener unas cuantas estrellas pintando el cielo, inevitablemente Harland no puedo evitar embozar una sonrisa que mezcla nostalgia y melancolía ante aquel paisaje qué lustraba el cielo, no había mejor forma de terminar el día.
Continuará...
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