01. TELL ME YOUR STORY





͙˚ « 🗡   S A V A G E
ACTO UNO       ┊           GEN X
CAPÍTULO UNO.  CUÉNTAME
TU HISTORIA


















          TIC, TAC. TIC, TAC.

─── ¿Cuántos años tienes?

          Tic, tac. Tic, tac.

───Que horrible pregunta. Además, no me gusta decir en voz alta mi edad. Ha pasado mucho tiempo.

          Tic, tac. Tic, tac.

─── ¿En qué año naciste?

───Misma respuesta.

─── ¿Dónde naciste?

          Tic, tac. Tic, tac.

─── ¿Me repetiría nuevamente por qué estoy haciendo esto? ─── la mutante preguntó mientras estaba sentada en una silla, tratando de mover las encadenadas a una posición cómoda, a una distancia segura de la entrevistadora. No estaba segura si para la pobre mujer, o para ella misma.

          La mujer en frente suyo se mantuvo analizándola, el bolígrafo entre sus manos tamborileando contra una planilla, siendo el único sonido que reinaba el espacio. Posiblemente se encontraba calculando su edad o preguntándose la razón por la que ambas manos las tenía esposadas, o simplemente esperaba que la pelinegra fuera la primera en hablar.

───Un cambio en el método de evaluación. Pensé que sería más fácil hablar y analizar tu salud mental, en lugar de exámenes físicos ─── explicó la doctora. Ella solo siguió observado. Tenía un bonito cabello castaño rojizo, debía de admitirlo. Probablemente privilegiada, si la postura entrenada y el costoso reloj en su muñeca le indicaba algo ───. ¿O prefieres las pruebas anteriores?

          Bufó, sus ojos moviéndose a sus pálidos brazos. El tono de su piel parecía casi enfermizo, un blanco grisáceo, que incluso estaba comenzando a preocuparla. No había imperfecciones o cicatrices, solo un espacio suave y perfecto; las heridas que había sufrido cicatrizaron hace mucho. El metal de los brazaletes brillaba bajo la luz de las bombillas. Tan sólo mirarlos la ponía iracunda.

───Nadie preferiría que lo traten como un animal ─── contraproducente a sus palabras, su respuesta salió como un gruñido profundo de su garganta.

─── ¿Entonces comenzamos?

          La doctora dejó el bolígrafo de lado y se acomodó cómodamente, esperando. Solo hubo silencio como respuesta por parte de la pelinegra.

          La mujer suspiró, verificó las baterías y la cinta de la grabadora, acomodó el micrófono y apretó los botones antes de regresar su mirada calmada en la de apariencia joven.

───No siempre tuviste tus... habilidades particulares, ¿verdad? ─── preguntó.

          Tic, tac. Tic, tac.

───No ─── gruñó la mutante, sintiendo el inicio de un dolor de cabeza. La respuesta puso una sonrisa alentadora en el rostro de la mujer.

───Bien ─── asintió, antes de preguntar ───. Entonces, ¿cuál es la verdadera historia de Scarlett Legnar?

───Cerise ─── susurró, y luego, sonrió, melancólica, como si no lo hubiera dicho ese nombre en voz alta desde hace años ───. Cerise fue el nombre que me dio mi madre biológica al nacer, bueno, en realidad fue la partera. Tal vez ese tuvo que ser el primer indicio de que no le importaba. Pero ella fue la mujer que me dio la vida, y yo sólo una niña que quería hacerla sentir orgullosa ─── y entonces se detuvo, volviendo a mirar sus manos.

───Tus padres, ¿también eran mutantes? ─── preguntó la mujer. 

───Mi madre sí, pero nunca conocí a mi padre ─── la mutante le echó una mirada vaga ───. Uno nunca estuvo en mi vida, y el otro me abandonó tan pronto como no le fui útil. Ninguno de los dos merece el título de padre de parte mía.

          Al notar la ira en la voz de la mutante, la doctora preguntó. ─── ¿Tema difícil?

─── ¿Le parece? ─── ella cuestionó y rodó los ojos ───. No. Sólo estaba pensando en voz alta. Todo ello ha estado en mi cabeza por mucho tiempo. Posiblemente estén muertos, o piensan que yo lo estoy, o simplemente no les importa. No, no me interesa saber nada sobre ninguno de los dos...

─── ¿Recuerdas dónde naciste?

          La mutante negó. ───Creo que fue en un barco, o en un vagón de tren en medio de la nada. En realidad, nunca importó. Nunca nos quedábamos más de cinco meses en un mismo lugar.

─── ¿Recuerdas a tu madre? ¿Cómo era ella?

───Una mujer con muchas caras ─── se rió levemente, como si hubiera una broma que solamente ella entendía ───. Ella tenía la esperanza de que yo fuera una mutante, por lo que me conservó por años. Hasta que llegamos a Alemania.

          La mutante se detuvo en su relato. Por un momento, la doctora siguió mirándola.

───Era hermoso, ¿sabe? Campos verdes, casas hogareñas. Claro que la situación en ese momento no era la mejor. Cuando nos instalamos, mi madre conoció a un rico barón llamado Christian Wagner ─── la doctora no dudó en escribir el nombre en sus notas ───. Su acceso a una vida buena, y el único obstáculo para conseguirlo era yo.

─── ¿Por qué lo dices?

          La pelinegra rodó los ojos.

───Una mujer sin esposo y sin un buen apellido con una hija no era la definición de una dama respetable ─── su mirada vacía se dirigió y se fijó en los ojos oscuros de la doctora ───. Así que hizo lo que se hace con un obstáculo, lo quitó de su camino ─── se removió en el asiento ───. De todas maneras, ya vienen por mí.

          Ella permaneció en silencio hasta que, como había predicho, la puerta se abrió con un chirrido de bisagras. Un guardia entró a la habitación, y sin decir nada se dirigió hacia la mutante, con una inyectadora en la mano.

          El hombre le agarró del cabello y lo jaló, exponiendo su cuello y clavando la aguja en la tersa piel, dejando que el líquido fluyera por su torrente sanguíneo.

          No hizo falta mucho tiempo para que la sustancia hiciera efecto y la chica se sintiera mareada y sus ojos perdieran el enfoque. El guardia abrió las esposas y ambos salieron del cuarto.

          La doctora soltó un suspiro en la soledad de la habitación. Su mirada bajó hacia los papeles que contenían la escasa información sobre la paciente. Había algunas inconsistencias de ella, especialmente en el área acerca de sus progenitores. Había rencor en sus palabras, el suficiente para reconocer que no mentía, sin embargo, el ADN era mucho más verídico.

          En el recuadro de familia, con bolígrafo negro, como coincidencia parental estaba escrito Arma X.

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