Capítulo cinco

< Marie >

Abrí los ojos poco a poco, sintiéndome descansada. Pero no reconocí la habitación en la que estaba al despertarme, por lo que me asusté por unos segundos, al menos hasta recordar que me encontraba en casa de Zayn y Liam, porque había vuelto con Edward. Por lo que sonreí inmensamente, y tanteé la cama, en busca de éste último. Sin embargo no pude encontrarle, y al incorporarme pude ver que no estaba en la habitación.

Me levanté mientras estiraba mis brazos y piernas, desperezándome. Bostecé mientras cogía el móvil que descansaba sobre la mesita de noche que había junto a la cama y miré la hora. Ya eran las doce del mediodía. Como me había quedado dormida, abrí el armario de aquella habitación, encontrándome con algo de ropa que probablemente era de Edward, así que busqué la camiseta más larga que pude encontrar y me la puse, llegándome ésta más allá de medio muslo.

Salí de la habitación, intentando recordar cómo llegar al salón por el que habíamos pasado la noche anterior, pero realmente, como me dijo Edward, aquella casa era gigantesca. Más que una casa parecía un laberinto. De pronto, al girar una esquina, me choqué contra alguien. Al mirar, me encontré a Liam, que me sonrió inmensamente.

— ¡Marie! - exclamó, acercándose a mí para abrazarme con fuerza.

— Oh, hola Liam - reí levemente, abrazándole de vuelta -. ¿Qué tal?

— No me podía creer lo que Zayn me contaba... ¡Pero es verdad! ¡Edward y tú habéis vuelto!

— Sí, es verdad... - volví a reír, con nervios - Hablando de Edward, ¿sabes dónde está?

— Supongo que estará en la cocina, comiendo algo. Ven... - Liam empezó a caminar, así que yo le seguí un paso por detrás.

En un momento, estuvimos en la amplia cocina. Edward estaba sentado frente a la mesa, junto a Zayn. Estaba leyendo un periódico y bebiendo café. Y yo me quedé abrumada mirándole, ya que no entendía cómo podía verse tan increíblemente guapo llevando únicamente una camiseta blanca, unos tejanos negros y una bandana roja en sus desordenados rizos. Al verme entrar, alzó su cabeza levemente para mirarme y sonrió por un segundo.

— Buenos días, nena - dijo, con su acústica y preciosa voz -. ¿Cómo has dormido?

— Bien, pero esperaba que estuvieras conmigo al despertarme - expliqué, haciendo un puchero y acercándome a darle un corto beso.

— He tenido que hacer unas llamadas, así que he salido para no molestarte - explicó, acariciando mi pierna.

— ¿Por qué llevas una camiseta mía, Marie? - preguntó Zayn - No me estoy quejando, ¿eh? Te queda... - suspiró - realmente bien.

— ¿Por qué llevas una camiseta de Zayn? - murmuró Edward entre dientes, con el ceño fruncido.

— Quería algo cómodo que ponerme... He cogido una camiseta del armario - me encogí de hombros -. Pensaba que sería tuya, Eddie.

— Bueno, está bien. Siéntate a comer algo ahora, tenemos cosas que hacer - dijo serio, señalando la silla que había junto a él -. Malik, prepárale algo a Marie.

— Edward - empezó a quejarse el mencionado.

— No importa, me cocinaré yo algo - interrumpí -. No me importa, en serio.

— ¿Seguro? No te recuerdo buena en la cocina, nena - dudó Edward, arqueando una ceja.

— No quemaré la cocina... te lo prometo - sonreí.

— Vale - aceptó, poniéndose de pie y acercándose a darme un corto beso -. No te ofrezco cocinar yo porque yo sí que podría prender fuego a la cocina y a la casa entera...

— Está bien, Eddie - reí levemente -. No me importa cocinar.

— Saldré a hacer un par de llamadas más, ¿vale? Estaré aquí en un minuto.

— Vale, Eddie - canturreé, acercándome a la nevera para ver qué había.

Mientras que mi chico salía de la cocina, yo eché un vistazo a la nevera, decidiendo cocinar unos huevos revueltos con bacon y un par de tostadas, así que puse dos rebanadas de pan dentro de la tostadora y busqué un par de sartenes para empezar a cocinar.

— Marie - me llamó Zayn de golpe, haciendo que me girara a mirarle.

— ¿Sí?

— ¿Cómo os habéis reencontrado? Edward no nos ha explicado nada.

— Fue todo muy... raro - dije, riendo levemente -. Los dos estábamos de vacaciones en Marsella. Él con su novia y yo con mi novio... y él me vio en la playa entonces se acercó a hablar conmigo. Pero como tanto su novia como mi novio estaban por ahí, me dijo de vernos por la noche en el mismo sitio. Así que por la noche tomé valentía y fui a verle... intenté convencerme a mí misma de que no iba a volver con él, porque ya tenía mi vida organizada y todo estaba yendo... decentemente - dije, al recordar los golpes que Cameron había llegado a darme -. Sin embargo, al tenerle en frente, al sentir sus manos y sus labios... sabía que no podía hacer eso. Edward es el amor de mi vida, y es cosa del destino que nos hayamos encontrado de nuevo. Así que no podía dejar pasar la oportunidad de volver con él.

— Vaya par de pastelosos estáis hechos - carcajeó Zayn -. Pero sí que es verdad, debe ser cosa del destino... ¡Encontraros en Francia, así de casualidad!

— Y tres años después... - añadió Liam - Es alucinante.

— Sí que lo es - asentí, terminando de cocinar y colocándolo todo en un plato -. Todavía estoy que no me lo creo. Todo parece un sueño.

— ¿Qué has hecho estos tres años? - preguntó Liam, mientras me sentaba junto a ellos en la mesa.

— Pues... bueno, dejé la universidad - hice una mueca -. Aquello no era lo mío. Volví a San Francisco y me instalé allí y... ya.

— ¿Ya? - rió Zayn - ¿No has estudiado o trabajado o algo?

Bueno, algo así - asentí, viendo como Edward volvía a entrar a la cocina -. Empecé a grabar algunos vídeos para YouTube, y se hicieron algo conocidos... Y gracias a mi padre y a mi hermano empecé a relacionarme con mucha gente de ese mundillo, y modelos y así... Mi ex novio ha hecho alguna película y es modelo.

— Muy mal actor - puntuó Edward -. Y yo estoy más bueno que él, aunque sea modelo. ¿Verdad?

— Verdad, mi amor - sonreí, acercándome a darle un pequeño beso.

— Dame un poco, huele bien - pidió, abriendo la boca.

Yo, con el tenedor, pinché algo de comida y se la acerqué a la boca. Él sonrió levemente y pasó su brazo por encima de mis hombros mientras yo seguí comiendo. Noté como su móvil no dejaba de sonar, recibiendo cientos de mensajes, hasta que cansado, lo sacó de su bolsillo y lo puso en silencio.

— ¿Pasa algo, Eddie? Estás recibiendo muchos mensajes.

— No, es el grupo de mi familia. Mi madre quiere que vaya a verla. Iremos esta tarde juntos, ¿vale?

— Claro, suena bien - asentí levemente con la cabeza y seguí comiendo. Nos quedamos los cuatro en silencio, al menos hasta que terminé y empecé a hablar de nuevo -. Me parece raro que no hubierais visto ninguno de mis vídeos, aunque fuera compartidos por alguien... Es decir, no quiero sonar engreída ni nada... pero algunos de esos vídeos se hicieron realmente virales.

— No tenemos redes sociales, nena - explicó Edward.

— ¿No? - arqueé una ceja - ¿Por qué no?

— ¿Por qué deberíamos tenerlas?

— No sé... todo el mundo las tiene.

— Nosotros no.

— ¿Estáis en una secta?

— Marie - rió -, no digas tonterías. Simplemente no nos gustan - se encogió de hombros.

— ¿No tenéis ni siquiera WhatsApp?

— No.

— ¿Y cómo habláis con vuestros amigos?

— Si tienen iMessage, usamos eso. Sino, te voy a contar un pequeño secreto... los teléfonos móviles también sirven para llamar.

— ¡Edward! - me quejé, por su broma, golpeando su hombro.

— Venga, vamos - rió, levantándose -. Tenemos que ir al centro.

— ¿Está muy lejos? - pregunté, poniéndome de pie yo también.

— Bueno, tardaremos una media hora, o así, en coche.

Edward me condujo hacia la habitación donde habíamos pasado la noche, sin embargo, en ésta, la cama ya estaba hecha y había unas cuantas bolsas de ropa sobre el colchón. Yo le miré, extrañada, sin saber de dónde había sacado todo aquello.

— Necesitabas algo para vestirte, ¿no? - comentó, con una sonrisa.

— Sí pero... ¿quién lo ha traído?

— Un amigo - se encogió de hombros, con una sonrisa torcida -. Ve a darte una ducha, yo sacaré la ropa, ¿vale?

— Vale.

< Edward >

Marie entró en el cuarto de baño mientras que yo vacié las bolsas de ropa que James había parado a dejar en el cuarto. Miré todas las prendas, pensando en cómo le quedarían a mi chica. Sabía que ella no le iba a gustar la idea, pero cogí un par de tejanos negros, de cintura alta, pensando en lo bien que su culo quedaría bajo ellos y los aparté de la pila de ropa. Luego busqué una camiseta corta y ajustada, simple y de color blanco. Me iba a costar convencer a Marie para llevar algo tan sencillo -y más importante: sin rosa o falda-, pero iba a merecer la pena con tal de verla vestida de aquel modo.

Tan solo unos minutos más tarde, Marie salió del cuarto de baño con una toalla enredada alrededor de su cuerpo y otra alrededor de su pelo. Sonreí, acercándome a ella, y puse con cuidado mi mano sobre su mejilla, acercándome a besarla, muy suavemente. Ella sonrió sobre mis labios y ni siquiera se lo pensó antes de seguir mi beso. Intenté sacar autocontrol de ni siquiera sé dónde para alejarme de ella y no lanzarla a la cama cuando le quité la toalla que envolvía su cuerpo.

— Ten, ponte esto - dije, pasándole una de las bolsas rosas de Victoria's Secret.

— Uh, ¿quieres que vaya sexy, eh? - bromeó, sacando el conjunto de encaje negro.

— Me encanta verte llevando lencería, ya lo sabes - sonreí, mordiéndome el labio.

Marie sonrió también y empezó poniéndose las pequeñas bragas. Luego se puso el sujetador, y tras eso dio una vuelta sobre sí misma, preguntándome cómo le quedaba. Ahí se me hizo todavía más difícil el no lanzarla a la cama.

— No tientes a la suerte, princesa - ella rió levemente y se quitó la toalla del pelo, dejando que éste cayera sobre sus hombros -. Eres espectacular.

— Exagerado - rió, acercándose y dándome un beso en la mejilla -. ¿Puedo vestirme ahora?

— Sí, pero te vas a poner lo que yo te he escogido... ¿vale?

— Ay no, Eddie. Que tú tienes muy mal gusto.

— No tengo mal gusto - fruncí el ceño -. Por favor, Marie. Luego puedes cambiarte si quieres, pero déjame verte vestida así por un rato por lo menos.

— Bueno, ¿qué has escogido? Déjame verlo y me lo pensaré.

— Pues esto primero... - le pasé la camiseta.

— ¿Un crop top? Vaya, me sorprendes, Edward. Están muy de moda. Aunque éste es un poco soso.

— ¿Soso?

— Solo es blanco, no tiene nada.

— Con esas tetas, no necesitas que la camiseta tenga nada.

— Que tonto eres - negó con la cabeza, poniéndose el 'crop top', como ella lo había llamado -. ¿Ahora qué?

— Esto - le enseñé los tejanos, y ella frunció el ceño.

— ¿En serio? ¿No tienes una falda?

— Sí, pero quiero que te pongas esto. ¿Por favor? - pedí, agarrando su mano y dándole un beso en los nudillos - ¿Por mí?

— Está bien... - aceptó, dando un suspiro y agarrando los pantalones, para ponérselos. Éstos le llegaban justo por encima del ombligo, como imaginé. Así que agarré su muñeca y le hice dar media vuelta, hasta poder poner mis ojos sobre su culo, que se veía mejor que nunca.

— Madre mía...

— Ay, Eddie - se quejó, volviendo a girar para quedar de frente a mí -. Eres un tonto.

— Me gusta el culo de mi novia, ¿qué pasa?

— Que eres un exagerado y que yo no tengo culo.

— Sí, claro - carcajeé -. Tienes un culo precioso.

— ¡Basta! - gimoteó, como si tuviera una rabieta de niña pequeña. Yo reí y la abracé - Pero déjame llevar tacones, si no me enfadaré contigo.

— No he querido arriesgarme tanto - sonreí, agarrando una bolsa que tenía escrito 'Louboutin' en ella.

— Oh wow, ¿unos Louboutin, Eddie? - preguntó sorprendida, sacando los zapatos de la bolsa - Esto es muy caro.

— ¿Sí? - pregunté, encogiéndome de hombros - Solo quiero lo mejor para mi chica.

Marie solo hizo una mueca extraña, antes de sentarse sobre la cama para poder ponerse los tacones. Tras eso, cogió su móvil, que descansaba en la mesita de noche y su bolso, que lo dejó la noche anterior en una butaca que había junto a la cama. Entonces le hice un gesto con la cabeza para que saliéramos de la habitación, ya que ya se nos estaba haciendo demasiado tarde. Por el camino, coloqué bien mis pantalones, que habían empezado a caerse debido a la falta de cinturón. Sin embargo, cuando estaba a punto de cruzar el marco de la puerta pude notar que Marie no me estaba siguiendo, ya que no oía sus tacones repicando contra el suelo de madera. Al girarme a ver por qué no me estaba siguiendo, vi que ella seguía sentada sobre la cama, pero completamente pálida. Le miré con las cejas arqueadas, sin saber qué le pasaba.

— Marie, cariño... ¿qué pasa?

— ¿Por qué llevas un arma, Edward? - murmuró, seria - Las armas son ilegales en el Reino Unido.

— Nena y-...

— Ni se te ocurra volver a mentirme. Sabía que me estabas ocultando algo - cada vez podía notarla más enfadada -. ¡Dime la verdad!

— Cariño, no tienes por qué preocuparte, ¿vale?

— Edward, dime la verdad. ¿Qué está pasando? Todo el dinero que tienes, esta casa tan rara, tanto secretismo, el arma...

— Marie, escúchame. Voy a decirte la verdad, pero necesito que te tranquilices, ¿vale? - me acerqué a ella e hice que se levantara de la cama, colocando mis manos en sus hombros y descendiéndolas poco a poco por sus brazos - Soy policía, nena. Trabajo de encubierto, por lo que se supone que no puedo decírselo a nadie. Solo llevo el arma por protocolo, nunca he tenido que usarla. No hay nada de lo que preocuparse, ¿está bien?

— Me habías asustado, Edward... pensaba que seguías en cosas oscuras y peligrosas.

— Que me dejaras por eso me hizo verlo todo claro, Marie.

____________________

holaAaAa odio el verano y el calor y ya quiero que sea invierno, y estar en Inglaterra yo sola con mi frío y mi lluvia pls

he hecho un formulario para saber más sobre vosotras y que me dejéis consejos o sugerencias, y para saber qué os gustaría ver próximamente en mi perfil, así que si queréis podéis pasar por mi perfil y ahí está el link para responderlo <3

Me dan todos los feels porque cuando escribí esta novela era la época del Take Me Home Tour, así que me imagino a Edward como el de esa época y mADREMÍA porque nunca ha estado tan guapo o sea ojala tmh harry back pls pero bue ¿qué os parece la novela so far? Eddie y Marie son unos bebitos preciosos y Edward es un raro, está en la secta de Poppy.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top