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.+*• entre la negación y la resignación •*+.

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«...»

Despejó las ventanas de sus sosas cortinas blancas para dejar entrar un poco de la alegría del sol, que irradiaba últimamente, a la habitación del hospital en el que trabaja.

Viendo a las aves surcar el cielo, Kihyun siempre pensó que eran como los peces en el mar, pero con la diferencia de que él no podría volar junto a ellas.

— Deberías usar tus descansos para eso.— La sonmolienta voz áspera que lo sacó de sus pensamientos intentó limarse con un carraspeo.

Antes de darse media vuelta, Kihyun puso su mejor sonrisa sólo para su paciente especial.

— Hoy no vengo como tu visita. — Entonó afable al hombre que, desafortunadamente, Kihyun encontraba cada vez más débil, y fue acercándose a él en la cama hospitalaria donde yacía. — Estoy aquí como tu enfermero que soy. — Y finalizó con un tono orgulloso mientras ponía sus manos sobre su cadera y sacaba el pecho, guiñando hacia su pulcro uniforme donde estaba bordado su nombre.

El abuelo Son sonrió. Sus pequeños ojos se escondieron entre la piel colgante e incisa y de lo poco rechoncho que quedaba en sus pómulos.

El peso de los años era evidente, y eso dificultaba el aguantar la enfermedad que no sólo deterioraba su aspecto. Él no podía con ambas cosas y a Kihyun le dolía no poder ayudarlo más.

Quizás su rostro fue demasiado revelador, pues, el abuelo Son, alcanzó su mano y con lentitud la envolvió entre las suyas que temblaron hasta que el agarre se volvió firme.

— Falta poco. — Dijo con esfuerzo. — Ya no tendrás que preocuparte por mí, hijo.

El agarre se apretó. La mano de Kihyun aplicó la misma fuerza que su rostro para mantener la máscara contenta de frágil optimismo en su lugar.

— No seas pesimista, abuelo. — Dijo con aquella sonrisa mientras con cuidado se soltaba de las manos del hombre mayor para revisarlo.

— No, Kihyun.— Tosió Son. — Soy realista.

Y la máscara de buen ánimo en el rostro de Kihyun decayó.

— Recordaré a Hyunwoo que te visite.

El abuelo Son cabeceó negando. — Esta bien. Lo hará si él quiere.

Kihyun se preguntó a si mismo si Hyunwoo lo haría.

Entendía lo difícil que era el ver a un ser querido de aquella manera.

Pero al menos Hyunwoo podría despedirse.

A veces, Kihyun, no podía creerse ser así de horrible.

«...»

— Si los terrestres pudieran volar... — Pensativo, dijo Minhyuk poniendo su mano en su barbilla. — Me imagino que sería como nadar, pero en el aire. — Y respondió al niño que, sentado en un escalón de la escalera que da a una pequeña área al aire libre del instituto social, veía hacia el cielo celeste adornado por algunas nubes y las rutas invisibles que trazaban las aves. — ¿Por qué preguntas, gordito?

Los ojos de Jooheon continuaron en el cielo cuando sin más contestó que él quería ir ahí. A Minhyuk le pareció inusual su respuesta. Más el hecho de que Jooheon no peleó con él por llamarlo como lo hizo. Su tono de voz tajante para ser un simple niño apunto de cumplir diez años sedució su completo interés. Minhyuk nuevamente preguntó y Jooheon respondió: — Porque quiero ir a ver a mi mamá.

La respuesta de Jooheon lo dejó callado y el ruido fuera de ellos desapareció.

Minhyuk entonces se sentó a su lado y luego miró al cielo junto a Jooheon. El sol bañaba sus caras y el aire hacía danzar sus cabelleras al compás del revoloteo de las hojas de los árboles.

Minhyuk abrió la boca para decir algo, pero ninguna palabra salió. En cambio, bajó la vista hacía Jooheon y se sorprendió de que este ya lo miraba con ojos brillantes. Admiraba en silencio el resplandor dorado de las escamas naranjas y rosas de Minhyuk.

Jooheon alzó su mano, insinuando querer tocarlas, Minhyuk estaba quieto, parecía que le daba permiso y Jooheon se acercó con cuidado.

Pero no llegó a hacerlo. Minhyuk de pronto se levantó. — Vamos a la clase, Jooheon. — Dijo mientras terminaba por revolver el cabello del niño con sus dedos. La siguiente clase no le gustaba mucho, Historia del deporte, pero la prefería antes de volver a cocinar; el instituto aún no contaba con regaderas funcionales lo que era incómodo, e inusual, andar sudado luego de hacer deporte después de la historia. Jooheon hizo una mueca. — O Kihyun me regañara.

Jooheon rió. — Me gusta cuando lo hace.

— Mocoso. — Refunfuñó Minhyuk pero terminó riendo junto a el niño terrestre.

Cuando dejaron los escalones atrás, Minhyuk pensó que si los terrestres trascienden al cielo, ¿A dónde lo hacían los que son como él?

Seguramente Kihyun lo sabría. Él visitaba el templo con frecuencia.

«...»

— ¿Recuerdas la última vez en que el cielo estuvo más celeste?

Alzando su mirada del hoyo que hizo Hyunwoo en la capa de sal, Changkyun miró con extrañeza a su amigo. Jooheon había estado comportándose muy serio y pensativo, algo usual después de la misa en honor a Palasaeng, pero ya habían pasado algunos días y ahora le hacía una pregunta así.

Changkyun fingió pensar. — No lo sé. ¿Está mañana? — Jooheon entornó sus ojos. — ¿Qué? — Entonó casi a la defensiva. — Esta semana fue la más despejada y soleada en muchos años. — Y Changkyun finalizó volviendo a poner su atención en aquel círculo de fondo sin luz donde el lento fluir del agua podía notarse. Changkyun metió la mano. — El agua está tibia.

Suspirando, Jooheon se puso en cuclillas junto a Changkyun. Lo escuchó quejarse, en lo que rápidamente sacaba su mano del agua, Jooheon preocupado, le preguntó qué le pasaba.

Changkyun escondió su mano del radar visual de Jooheon. — Nada. Estoy bien.

— Pero tú-

— Shownu nos pateará si nos encuentra aquí. — Changkyun se incorporó con presura y caminando farfulló sobre que tenían que estudiar para su importantísimo exámen de ingreso a la universidad que presentarán el próximo lunes y estaban perdiendo tiempo fisgoneando en el área de trabajo de Hyunwoo.

Jooheon se mantuvo ahí, mirando la espalda de Changkyun y luego al hoyo en la capa.

Él metió la mano, y el agua mojando sus dedos lo estremeció  hasta las uñas de sus pies cubiertos por tenis blancos perdiéndose entre la sal.

El agua, gélida, no estaba tibia.

Pero Jooheon sólo pensó en una cosa.

¿Minhyuk no tendría frío?

«...»

Con el fuego hirviendo la sopa en la cacerola favorita de Kihyun, Hyunwoo esperaba frente a la estufa mientras su nariz disfrutaba el delicioso olor escapando de ahí.

En eso, el eco de unos pasos, y luego la voz de Kihyun, se escuchó tras él. Dió media vuelta y encontró a Kihyun vestido en su ropa deportiva negra tipo pants y una banda blanca sobre su frente despejándola de su cabello. — Estás aquí. Estaba preparando algo de cenar para llevarte. — Hyunwoo deslizó sus ojos hacia los pies de Kihyun y sonrió al descubrirlos en calcetas, dentro unas chanclas en forma de tiburón. — Creí que de nuevo pasarías la noche en... ¿Hyunwoo?

Kihyun no entendió en qué momento se encontró envuelto en los brazos de Hyunwoo. Este encorvó la espalda para abrazar a Kihyun ya que era un poco más alto que él.

Kihyun quería preguntarle que le ocurría, Hyunwoo nunca había sido tan físico con él hasta aquella noche en que ahuyentó sus pesadillas, lo que recordaba con cierta vergüenza, pero Hyunwoo habló primero.

—Debería estar ahí, tengo lo necesario en mi tienda de campaña y la temperatura del agua fluctúa. Pero quería tomar un baño y dormir en mi habitación. — Hyunwoo exhaló incorporándose; sin embargo, no soltó a Kihyun. — ¿Estará mal si lo hago? Estoy cansado. Me la pasé metido en el CIO. — Él preguntó viendo a Kihyun parpadear con sus ojos encandilados hechos una perfecta circunferencia.

Seguidamente, Kihyun negó sonriendo. — Esta bien. Haces un excelente trabajo como guardián del océano. — Enfatizó, y sin prisa, se separó de Hyunwoo y fue directo a la estufa para apagar el quemador. La cena ya estaba lista. — Pero lo haces tanto que descuidas otras cosas por las que deberías ocuparte más por ahora.

Hyunwoo supo perfectamente a qué se refería. Tenía sus razones por las cuales trabajaba mucho.

— No he tenido tiempo. ¿Cómo está él?

— Cuando tengas tiempo lo sabrás. — Kihyun sirvió un tazón y dió media vuelta con el recipiente en sus manos. — ¿Cenamos juntos? Hace mucho tiempo que no cenamos juntos.

Hyunwoo asintió.

— Entonces... — Dijo Kihyun. —¿Hubo cambios importantes?

Apesar de haber preguntado, él no estaba muy seguro de querer saberlo. 

Hyunwoo notó que Kihyun evitaba hacer contacto visual con él. — No quiero crearte falsas esperanzas de nuevo, Kihyun.

Kihyun suspiró. — Entiendo. — Y dejó el tazón sobre la mesa de su modesto comedor y fue a servir uno para él. Hyunwoo abrió el cajón de los cubiertos en la base de la cocina y luego ambos tomaron asiento en las sillas.

— Despues de que entregue mi reporte en el CIO, iré al hospital. — Dijo Hyunwoo luego de que Kihyun bendiciera la mesa como acostumbraba hacerlo en su hogar antes de la casa Son.

— Hazlo. — Kihyun alzó su mirada hacia Hyunwoo. — Las visitas empiezan a las dos de la tarde, Son. No. Llegues. Tarde. — Ordenó.

—Sí, señor.

Hyunwoo imitó un saludo militar y sonrió cuando Kihyun bufó una risa.

«...»

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"Pretender que el tiempo nos dará tregua, es una forma de vivir más sencilla.

Los años pasan igual, así que las circunstancias no cambiarán en un día.

Aunque a veces sólo se necesitaba de un parpadeo."

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