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.+*• ser diferentes y similares •*+.

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«...»

Los días en Geum habían sido de gran emoción para el curioso Hyungwon, tanto así que lamentaba cuando las sombras de las calizas se alineaban exactamente a las diecisiete horas después del amanecer.

Es por eso que, se encontraba buscando una excusa para su desaparición nocturna.

¿El trayecto de migración de las ballenas? No, Minhyuk se lo reprocharía. ¿Ir al templo? Tampoco; mamá y papá no se tragarían ningún "genuino y repentino interés" por el templo de Mul Dayeang, su diosa del océano; harían comentarios al respecto a Park Bom, la sacerdotisa, y prima hermana de Hoseok; difícilmente se escaparía de organizar los preparativos de las próximas celebraciones y los rituales de los días siete cada siete meses. Por eso los jóvenes ni siquiera se acercaban al templo, a excepción de Kihyun, quien algunas veces llevó acabo los ritos con el apoyo de Park, como todos los adolescentes de la familia Yoo en su momento.

Llegó a una albarrada alta, conteniendo el declive de la arena, con pocos peces, algas y criaturas cerca, lo que indicaba lo próximo que estaba a la costa. Tomó impulso y sus tobillos, en ligeros movimientos, lo llevaron hacia arriba, en linea recta, hasta la superficie. Las aguas estaban tranquilas.

Bien, ya pensaría en algo.

Lentamente, sacó su cabeza al aire y miró; estaba oscuro, la luna sobre él, blanca y su luz brillante tal cual describían las historias de su pueblo y las estrellas titilando a su alrededor. Nadó hasta el muelle más cercano y se sentó sobre los troncos de madera armando la base. Alzó la mirada, maravillado del universo, era una cosa magnífica, y muy aterradora. Una de las cosas que más le habían gustado del curso fueron las clases de astronomía; los terrestres leen los astros y sus movimientos de manera diferente lo que encontró muy interesante.

Pensaba en ello cuando escuchó la madera del muelle rechinar. Se estiró un poco, asomándose entre la estructura y las rajas de las tablas. El ruido se volvió más intenso, cercano, hasta detenerse en la última tabla sobre Hyungwon. Son Hyunwoo estaba ahí.

Mirando hacia la luna, Hyunwoo suspiró. Bajó la mirada, y en sus ojos oscuros se reflejó la trémula luz lunar contra el océano. Quieto y en silencio, Hyungwon observó al muchacho, había algo triste en su mirada, e hizo a Hyungwon temer de respirar. Cuando Hyunwoo cerró los ojos, susurrando con las manos extendidas a los lados, Hyungwon supo entonces que no debía estar más ahí. Estuvo por deslizarse en las aguas, con el más ligero de los movimientos que pudiera hacer, cuando el chico sobre el muelle, se inclinó con una pesada exhalación.

— Ya puedes dejar de espiar.

Hyungwon hizo un gesto apretado al saberse expuesto. Giró dentro de su eje y salió debajo del muelle. Encontró a Hyunwoo, tan inesprexivo como de costumbre. — Y-Yo n-no estaba... ¿Dis... cúlpa... me?

Pero Hyunwoo, en realidad, miraba con fascinación, y con un poco de envidia, bajo su incapacidad para ser expresivo, la manera innata con la que Hyungwon nadaba.

Hyungwon subió al muelle, el agua resbaló de su cuerpo como lo haría de las plumas de los patos; comparó Hyunwoo. A Hyungwon le extrañó que quedara un poco de humedad en su cabello, y lo secó completamente con una inhalación.

— ¿Puedo tocarlo? — Hyungwon arqueó una ceja confundido. — Tu cabello.

Hyungwon asintió, ignorando el calor ajeno invadiendo su cara redonda cuando la mano de Hyunwoo acarició su cabeza.

— Como lo pensé. — Dijo Hyunwoo. — Es diferente. — Hyungwon preguntó cómo. — Sublime.

Hyungwon casi pudo sentir el color rojo apoderarse de sus escamas. Culparía al sol si pudiera.

— ¿Gracias?

Hyunwoo hizo un gesto pellizcado, como si le doliera lo siguiente que fuera a decir. — Se sabe que una persona marina, si corriera el riesgo, puede transformarse en un terrestre, pero... ¿Y si fuera un terrestre en un marino? — Hyungwon parpadeó desconcertado, preguntándose por qué Hyunwoo querría saber algo así. Y como si leyera su mente, Hyunwoo continuó: — El océano me fascina, pero me aterra. Vivir allá abajo y... Debe ser algo increíble. Pero ¿Qué tal si me traga una ballena y agonizo dentro de su estómago?

Eso divirtió a Hyungwon. — Eso, casi, nunca pasa.

Hyunwoo alejó su mano.

— Es curioso. — Dijo Hyungwon. Hyunwoo lo miro a los ojos, no tenía problemas para hacerlo. — A ti te aterra el océano. A mi me da horror el cielo. Nunca en mi vida me había sentido tan insignificante. Antes creía que no había cosa más grande y extraña que la superficie. Ahora no se que creer. El miedo constante de que el mundo simplemente, alguna muy lejana vez, no tendrá más días ni noches, que seremos tragados por algo muchísimo más grande que una ballena, me hace pensar que no somos tan diferentes de los microorganismos en el agua o el aire que solemos ignorar con facilidad y eso, si que da miedo, aunque roce lo paranoico. Pero también, me fascina.

Hyunwoo no dijo nada por un rato. — Viéndolo así, el sistema digestivo de una ballena ya no me parece tan malo. — Miró hacia arriba, junto a Hyungwon. Estrellas lejanas en el tiempo, morían sobre ellos, y su resplandor era lo último que quedaba de ellas.

— Me tengo que ir.

Hyunwoo dió un paso atrás. — ¿Volverás?

— Nos veremos mañana en el curso.

— No me refería a eso.

Hyungwon mordisqueó su labio inferior, más gordo que el superior y lo soltó con un chasquido.

— Volveré.

«...»

Cuando la instructora les había encargado la sencilla tarea de traer cada uno una botella spray rellena del agua que es su casa, los habitantes marinos no habían entendido exactamente por o para qué.

No hasta que, al adentrarse entre las calles que conforman Geum, después de un rato, los rayos del sol atravesaron la delgada piel de sus brazos, rostro y cuello, calentándoles la sangre corriéndoles por las venas en sus cuerpos naturalmente fríos y reflejándose en sus escamas.

Fue incómodo, mojarse al aire libre y que sus cuerpos adsorbieran la humedad con rapidez y el olor del mar que en contacto con el aire formó un aroma puro que los tomó por sorpresa. Minhyuk abrió sus ojos y al mirar a su alrededor, entendió que los demás también se dieron cuenta.

— Olemos a pescado. — Dijo, más con asombro que como queja. — Ahora serán verdad los comentarios del mugroso de BamBam.

Kihyun hizo una mueca en desacuerdo. — ¿Por qué te importa lo que esos cabezas de aire digan, Minhyuk?

— No me importa, es que... Assh.

Hoseok suspiró y agarró la mano de su Hyungwonnie continuando con el camino que la instructora guiaba. El destino no era una total sorpresa, el día anterior se les había explicado que harían algo diferente: una excursión al planetario. Los chicos marinos estaban ansiosos por saber que era dicho lugar.

— ¡Llegamos, aquí es! — La instructora levantó una mano hacia una gigantesca esfera dorada, sobre paredes curvas que no eran muy altas, pero no menos impresionantes. — El planetario Seuta Koneo, rincón de las estrellas.

Changkyun y Jooheon miraron el lugar asombrados, Kihyun pensó que los niños ya llevaban sus propias estrellas en los ojos.

— Es su primera vez viniendo ¿No es así? — Los niños asintieron iguales. — También la mía, ¿Quieren que vayamos juntos? — Jooheon y Changkyun aceptaron luego de que giraran a ver al señor Im.

Minhyuk chilló. — ¡Oh, Kiki, yo también quiero ir junto a ti! ¡Dame la mano!

— Dásela a Hoseok.

El mencionado alzó una ceja, él ya iba muy ocupado sujetando la mano de Hyungwon.

Minhyuk le dió un vistazo a Hoseok. — Iug, no. Yo quiero ir de la tuya. — Dijo dando brinquitos hacia Kihyun.

— Baboso. — Murmuró Hoseok, y Hyungwon rió. — Vamos, Wonnie.

Y Hyungwon se dejó llevar por Hoho.

«...»

— Moreno a la vista. — Susurró Minhyuk en el oído de Hoseok.

— Cállate. — Le susurró Hoseok de vuelta, ignorando la malicia en las palabras de Minhyuk y la rigidez en la mano de Hyungwon cuando Hyunwoo reparó en ellos.

— Ahí viene. Ah, no está sólo. — Escuchó de Minhyuk, y Kihyun, con los niños a cada lado, se acercó más a sus amigos. — Hola, Yugyeom. — Saludó Minhyuk desdeñoso.

— No queremos problemas. — Espetó Kihyun a Hyunwoo cuando este llegó a ellos.

— No los tendrán.

— Él no es confiable. — Gruñó Kihyun señalando a Yugyeom con la barbilla, quien luego bajo la mirada. Iba solo, la excursión era opcional, y Bambam no asistió.

— Ki... — Hyunwoo miró a Hyungwon y al agarre en su mano. Hyungwon tuvo el impulso de soltarse.

Se miraron entre ellos hasta que las luces de la sala se apagaron. Las voces callaron, y un punto blanco de luz parpadeó desde algún lugar desconocido.

— Va a comenzar. — Dijo Hyunwoo, colocándose a un lado de Hyungwon.

El punto se multiplicó y nuevas luces aparecieron; puntos más grandes y coloridos alrededor de otro mucho más grande y amarillo, el sol, y su luna, preciosa, girando alrededor del planeta Tierra.

El sistema solar se hizo diminuto tan rápidamente que fue difícil identificar su paradero cuando la via láctea tomó su lugar; millones de estrellas entre sistemas solares en medio de nubes de polvo púrpura, rosa y celeste. Pronto, la galaxia desapareció entre montones de galaxias con diferentes nombres. Tan diferentes de los nombres que usa la población marina.

Mientras Hyungwon intentaba atrapar con sus ojos cada detalle brillante, Hoseok apretaba su mano, le asustaba el universo.

Las luces se apagaron, el tenue murmullo recorrió los espacios. Pronto el sol hizo aparición de nuevo, luego, la luna viajando en su dirección.

— El eclipse de sol total. — Susurró Hyunwoo a Hyungwon sobre la voz narrante de la instructora. Un anillo de fuego en medio de la oscuridad.

— Es increíble.

— El último eclipse ocurrió mucho antes de que muchos de ustedes nacieran. — Explicó la instructora. — Se calculan siete años más para el próximo eclipse.

Hoseok miró a Hyungwon, sus ojos deslumbrados brillaban sin necesidad de ninguna luz. Se presentaron más fenómenos astronómicos, la lluvia de estrellas, por ejemplo, pero Hoseok ni siquiera los veía apesar de que Hyungwon se lo indicaba con mucha emoción.

Hoseok decidió que era lo que más le asustaba del universo.

«...»

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"Sostengo el universo mismo cuando te tengo entre mis brazos, y aún no te has dado cuenta."

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