🎃Unic part🎃

🌻→One sot creado para el concurso hecho por KookieThumper
🌻→Género: terror.
🌻→Inspirado en la película Oculus.

Los niños corrían por la acera riendo, agitando sus calabazas de plástico llenas de dulces que recientemente obtuvieron luego del “dulce o truco”.

—¿A donde vamos? La fiesta de Jin hyung empieza en una hora.

—Ya sé. Primero haremos una parada.

Su novio condujo por unas calles algo solitarias, donde las casas lucían viejas y polvorientas. JiMin observó inquieto los árboles frondosos, las farolas habían desaparecido hace unos minutos atrás dejando solo la luz de la luna.

—JungKook... ¿qué tienes en mente?– cuestionó asustado, viendo como aparcaba al final de la calle en U –. Oye...

—Tranquilo rubio, solo vamos a divertirnos un rato.— Respondió coqueto, dándole un corto beso en los labios.

Bajó del auto emocionado, divisando la construcción a lo lejos. Volteó y vio que JiMin seguía adentro, mirándolo con miedo, por lo que fue hasta él y lo bajó por la fuerza.

—Vamos amor, esto te gustará.

—¿Gustarme? ¡estamos en el puto bosque!

El castaño lo abrazó por la cintura para tranquilizarlo, dando pequeños pasos yendo en dirección a la inmensa casa sin que su novio pudiera protestar.

—JungKook ¿qué mierda...

Observó la enorme casa. Esa donde hacía mucho nadie vivía; La casa Satsujin, asi la habían nombrado por los incontables asesinatos. El más reciente, según escuchó, fue hace treinta años, una familia se aniquiló mutuamente durante la madrugada, muchos de los que antes vivían cerca aseguraron escuchar quejidos cada noche, otros decían que fueron poseídos por un demonio ¡un demonio! Y los que sobrevivían, culpaban a un espejo enorme. Él no entraría por nada del mundo.

—¡Sorpresa! Pensé que sería excitante hacerlo ahí dentro – sujetó su cintura besando su cuello –. Podríamos presumirlo con Nam y Jin hyungs, ellos siempre lo hacen.

JiMin intentó alejarse, totalmente en desacuerdo, pero el agarre de su novio no cedió. JungKook siempre había sido brusco y rudo, atreviéndose a cosas raras.

—No... No quiero.

—Luego me pedirás que siga – lo acorraló contra la puerta sucia –. Cuando abra tus piernas, bese tus muslos y te coma el culo.

JiMin cerró los ojos avergonzado por excitarse con las vulgaridades del castaño. Quien también, siempre fue un descarado burlón, disfrutando de su timidez. Jadeo al sentirlo lamer su cuello, lentamente, encendiendo su cuerpo de a poco, logrando que ignorara el momento en que los introdujo al interior del desgastado hogar. Fue entonces que se quedó rigido, ambos observaron el lugar, la poca luz de luna que entraba era suficiente, paredes blancas con manchas secas de lo que parecía sangre, los muebles polvorientos y rotos, con los resortes a la vista. Un pasillo largo a su derecha lo puso aún más nervioso, estaba oscuro y sentía que alguien lo vigilaba de entre las sombras.

—Esto es increíble ¿dónde quieres hacerlo primero?— Preguntó JungKook, volviendo a tocarlo.

—En tu auto, rumbo a la casa de Jin.

Intentó correr fuera, pero los brazos fuertes del más alto lo atraparon.

—Entonces yo elegiré; lo haremos sobre la mesa.

A rastras entraron en la descuidada cocina, donde los trastos rotos adornaban el suelo y había rastros de más sangre por los gabinetes. JungKook lo sentó sobre la fría madera y tembló, se miraron unos segundos antes de recibir los cálidos labios, el menor lo besaba con fervor, restregando su dura erección con la suya semi despierta. Cuando siguió por su cuello tuvo la oportunidad de mirara por la puerta, que daba directo a la sala oscura, tembló de miedo.

—JungKook... P-por favor vámonos.— Pidió mientras su novio mordía algo fuerte su piel.

—No seas aguafiestas, no te pasará nada estando conmigo mi amor.

Su voz ronca logró distraerlo un poco, cerró los ojos dejándose llevar por los deliciosos toques en su cuerpo. JungKook lo recostó y sacó sus pantalones. Desprendiendo todo el deseo en calor acarició la piel brillante bajo la luna, adorando lo hermoso que su pequeño novio lucía con aquel sueter rojo, resaltando sus ojos verdes. Su miembro palpitó impaciente, divertido por la situación, tenía semanas planeando esto, emocionado de la adrenalina mezclada con miedo de tener sexo en un lugar “embrujado”, además que le excitaba ver a JiMin asustado y caliente, negándose a hacerlo.

—Tan precioso.— Apretó sus muslos y gimió.

Se agachó lamiendo su V,  mientras guiaba sus manos al enorme trasero para apretujarlo a su gusto. Tras dejar un par de marcas rojas en sus caderas y muslos sujetó el borde del boxer, mirando fijo a JiMin, que jadeaba impaciente. De un tiron lo dejo desnudo de abajo, sus ojos brillaron de deseo, se relamio los labios antes de acercarse y acariciar su erección.

—JungKook.— Gimió, aferrándose al borde de la mesa.

Sus piernas fueron separadas y segundos después sintió el aliento caliente de su novio en su entrada. Respiró profundamente y gimió alto cuando fue penetrado por la sinhueso, JungKook succionaba rápidamente, comiéndole el culo como un desesperado, ignorando sus súplicas por detenerse, núnca le había gustado que hiciera eso, le parecía asqueroso.

—P-por favor... Detent-te.— Intentó alejarse pero recibió un fuerte golpe en su muslo derecho.

Se arqueo sintiendo un enorme placer recorrer su cuerpo, sus piernas temblaron y un agudo chillido salió de su boca cuando succionó y mordió su piel, siendo demasiado brusco.

—Eres delicioso.— Una ultima lamida y se puso de pie.

JiMin por fin respiró tranquilo, viendo las gotas de pre-semen caer de su pene. El menor se desabrochó el pantalón y lo bajó junto con el bóxer, masajeo su miembro unos segundos esparciendo su propio líquido, siseando por la sensación. Se acercó a la mesa separando más las piernas, alineó la cabeza viendo a JiMin estremecerse, viéndolo con temor y deseo, lanzando un beso al aire, se balanceó penetrandolo sin avisar, apretó los ojos gruñendo al ser apretado.

—Voy a ser rudo amor, no tengo intenciones de ser lindo.— Susurró en su oído.

El rubio se aferró a la espalda cuando las embestidas comenzaron, echando la cabeza hacía atras, dando paso a su novio para besar su piel. Sus gemidos crecieron en tono cuando JungKook subió a la mesa y paso sus piernas a sus hombros, aumentando la velocidad.

—¡Ah! ¡ahí!

Se arqueo cuando el miembro golpeó su próstata, guiando los movimientos justo en ese lugar. Todo era caliente y delicioso, hasta que entre lágrimas JiMin vió a alguien pasar corriendo por la puerta.

—¡JungKook!– gritó, pero fue ignorado – ¡V-vi a alguien!

El menor besó su boca para callarlo, apretando sus nalgas y separarlas, murmuraba vulgaridades sin prestar atención al tembloroso cuerpo bajo él. El rubio intentó detenerlo, el miedo siendo más grande que el placer, quería marcharse del maldito lugar y olvidarse de esa horribles alucinación. Al cabo de unos infernales segundos sintió el líquido viscoso escurrir por sus muslos y a JungKook recargarse en su pecho.

—Fue increíble.

—¿Ya podemos irnos? En serio odio este lugar.

—Pero todavía quiero hacerlo en la habitación. Jaebum dijo que la cama es inmensa.

El castaño lo beso profundamente, sujetando sus mejillas para acercarlo más, abrió un poco la boca para respirar dando pasó a la lengua ajena a jugar con la suya. Los chasquidos volvieron a sonar por toda la habitación, opacando el macabro silencio. Cuando sus cuerpos estaban subiendo de temperatura un crujido los alertó, se separaron con el ceño fruncido, viendo el techo.

—¿Qué fue eso? —Preguntó JiMin asustado.

—No lo sé... Seguro un gato.— Respondió para tranquilizar al nervioso rubio.

—Vámonos ya, por favor.

El más alto lo pensó unos segundos, en serio quería quedarse un rato más pero JiMin lucía en demasía aterrado. Le sonrió con ternura antes de asentir, se vistieron rápidamente y caminaron a la puerta, el rubio sonriendo aliviado por al fin largarse de ese lugar que tan mal presentimientos le traía. Vio a JungKook girar la perilla, más nunca abrió la puerta.

—JiMin. — Susurró, su voz denotando nerviosismo.

Algo dentro suyo se inquietó.

—¿Qué? ¿qué pasa? Abre la puerta, ya no soporto estar aquí.

JungKook se volteó a verlo con una mueca en el rostro.

—No abre.

—Deja de jugar, ya no es gracioso. Esta vez te pasaste con tus extraños fetiches y no estoy dispuesto a seguirte el juego, si quieres quedarte aqui hazlo maldito raro, pero yo me voy.

Pasó enojado por su lado y abrió la puerta, o lo intentó. Su corazón martilleo, de pronto sintió su cuerpo enfriarse, la puerta no abría.

—Juro que yo no hice nada.— Habló rápido JungKook.

JiMin se giró al borde del llanto, la oscuridad los rodeaba y esa sensación de ser observado no se iba. Se abrazó al torso de su novio en busca de alivio, no quería seguir ahí.

—¿Estámos atrapados? ¿cómo saldremos? Nadie podrá encontrarnos aquí ¡ningún loco se atrevería a venir a excepción de ti!

JungKook sujetó su rostro para que lo mirara, sintiéndose culpable por llevar a JiMin a ese horrible lugar.

—Hey, no te asustes, encontraré una forma de salir, lo prometo.

Besó su frente y entrelazo sus manos, dispuesto a adentrarse en busca de una salida, de pronto, con algo de miedo, pero se repitió que lo hacía por JiMin, todo valía la pena por él, hasta vagar dentro de una casa embrujada.

Las ventanas de la sala estaban selladas, asi que siguieron por el pasillo; abrieron las primeras tres puertas, pero cada ventana estaba cerrada, y los vidrios no se rompían con nada, algo sumamente extraño, JungKook practicaba box, y tenía la fuerza suficiente para destrozar el vidrio de un auto. Cuando estaban por entrar a la cuarta puerta el sonido de un quejido les puso la piel de gallina, sonaba aterrador y lastimero, como si su sufrimiento fuera demasiado.

—Carajo, ¿qué es eso?— Preguntó JiMin, guiando la linterna del teléfono a su derecha, donde otro pasillo se expandía.

—Quédate aquí, iré a ver.

—¡No! – gritó, y JungKook lo cayó rápido – no me dejes aquí.

—Si alguien entró debo asegurarme que no es ningún loco, seguro son chicos queriendo jugar a los valientes y veré por donde entraron.— Explicó, dió un corto beso a sus labios para alejarse.

JiMin jadeo en desacuerdo, pegándose a la pared con miedo, el lugar era inmenso, con muchas puertas y comenzaba a desesperarse, su corazón bombeaba rápido y sentía que en cualquier momento se desmayaría. Pensó en cerrar los ojos pero la idea de que algo se acercara sin que se diera cuenta lo aterró más. Asi que dejó la luz contra el piso, observando la dirección por donde su novio se había ido.

Todo estaba sumido en un silencio aterrador, habían pasado quizá diez minutos desde que JungKook se fue y el miedo de pensar que algo le pudo suceder colmó sus nervios.

—¿JungKook?— Habló fuerte para que lo escuchara.

Un crujido a su derecha lo hizo voltear, vio de reojo el cuerpo de alguien entrar en una puerta al final del segundo pasillo, seguro su novio seguía buscando a los “chicos” que tal vez entraron. Decidido, caminó hasta allá para decirle que siguieran buscando por su cuenta, ignorando la otra lámpara que venía del primer pasillo.

—Amor sigamos nosot... — Se calló.

La habitación estaba vacía, no había más puertas ni ventanas. Su corazón latió con fuerza al darse cuenta que JungKook jamás estuvo ahí. Temblando de miedo intentó salir, pero la puerta se cerró creando un sonido chirriante. Respiró rápidamente, aguantando las ganas de llorar, allí, la única luz era la de su teléfono.

Al girarse, observó el lugar, muebles cubiertos con sábanas y manchas oscuras por los tapetes. Tosió un par de veces por el excesivo polvo que rondaba, pero lo que llamó su atención fue el enorme espejo en la pared, era lo único intacto, hasta parecía recién limpiado de tanto que brillaba; era el espejo del que hablaban los asesinos. Se observó unos segundos tratando de adivinar porque inventar excusa tan estúpida para sus crímenes, de pronto se sintió incómodo, con la necesidad de salir de la habitación. Dio la vuelta y tomo la perilla, jalando bruscamente desesperado por escapar, algo mala pasaría, podía sentirlo.

—¡Con una mierda!— Gritó enfurecido, pateando la puerta.

La madera crujió y la cerradura se aflojó, esperanzado siguió golpeandola, hasta que un gemido de dolor congeló su cuerpo. No quiso girarse, el miedo no se lo permitió, pero podía escuchar como algo se acercaba.

—¡Ayuda! ¡JungKook, ayuda!— Gritaba, llorando por la desesperación.

Los quejidos aumentando, lastimando sus oídos. Eran desgarradores, roncos y muy, muy horribles. Cuando lo sintió justo a sus espaldas, la puerta se abrió haciéndole caer de narices. Se giró asustado divisando un bulto negro arrastrarse en su dirección, dio un grito y se levantó para huir, gritando el nombre de su novio, entró en una puerta y cerró con fuerza, tratando dd respirar con tranquilidad.

De pronto, algo que no había pensado vino a su mente, rápidamente buscó en su teléfono el número y lo marcó.

—¿JiMin? ¿dónde estás? Te dije que no te movieras.

—Lo siento tanto, vi a alguien entrar a una habitación y pensé que eras tu.

—Ire por ti, dime donde estas.

El rubio miró la habitación, era un estudio.

—Parece un estudio.

—Bien, espérame ahí.

La llamada terminó y JiMin se sintió un poco más tranquilo al escuchar la voz de su novio. Se sentó en una esquina abrazando sus piernas, permitiendose llorar, tenía miedo, quería irse a casa y olvidar todo esta pesadilla. Los minutos seguían pasando y no vio señales de JungKook, ni siquiera se oían sus pasos verificando que lo estaba buscando. Quizá no encontraba el estudio entre tantas puertas, volvió a buscar su número, pero antes de llamar se escuchó el click de la cerradura, sonrió aliviado pensando que se trataba del castaño, se puso de pie con fervor corrió, deteniéndose de golpe al no ver a nadie en la puerta.

—¿JungKook?

Nadie respondió, las lágrimas volvieron a correr por sus mejillas y se sintió morir cuando murmullos sonaron, muchos, le hablaban desde la oscuridad del pasillo. Desesperado de la situación, corrió fuera, en dirección a la sala, olvidándose de las pequeñas escaleras, dió un grito rodando por los peldaños, quedando tirado al centro del primer pasillo. Sus extremidades dolieron, su tobillo pulsaba y de su cabeza brotó sangre, gimió entre sollozos sin poder levantarse, de pronto, otro grito lo alarmó, era JungKook.

—¡JungKook!— Lo llamó.

Con su pierna lastimada y su cabeza dando vueltas, se puso de pie en busca del castaño, sus gritos eran lastimeros. Corrió asustado, llegando a un cuarto de lavado, buscó al chico por todos lados, pero no lo encontró, en su lugar, loa gemidos de dolor cambiaron de tono y lo que sea que vio arriba, estaba otra vez ahi. Se abalanzó sobre él tirándolo al suelo, era grande, sus brazos y piernas rojos, como si la piel hubiera sido arrancada. Esos ojos grandes mirándolo dijo y una voz que repetía su nombre de la forma más inhumana posible.

—¡No! ¡ayuda por favor!

Empujó con todas sus fuerzas y la cosa cayó, quizo levantarse pero justo cuando dobló las piernas un indescriptible dolor atravesó su abdomen. Su boca se abrió pero ningún sonido salió, sus manos tocaron con desespero el lugar afectado encontrándose un maso incrustado en su carne.

—Oh dios mio.— Susurró alguien.

Al levantar la vista, se encontró con au novio, la otra punta del maso siendo sujetada por sus manos. Confundido intentó moverse, pero el dolor paralizaba su cuerpo.

—¡Lo siento! JiMin, amor, lo siento – se arrodilló a su lado –. Pensé... Tu eras... Yo vi...

El llanto no lo dejó seguir, su cabeza daba vueltas entre tantas alucinaciones. Luego de dejar a JiMin, comenzó a escuchar voces y algo lo seguía, cuando descubrió que nadie había entrado, volvió por su novio, pero ya no estaba. Lo buscó por todos lados, hasta que se encontró con esa cosa, jamás había tenido tanto miedo, para él los fantasmas no existían, eran tontas historias para niños pequeños cuando los papás querían que fueran obedientes.

Las sirenas de policías lo sacaron del trance, poniendo su atención en su pequeño novio que se estaba desangrando.

—P-perdon, debí hacerte caso, debimos irnos en cuanto me lo pediste.

—E-el... Esp... Fue el...

Pero no pudo terminar.

Lo apretó en un abrazo, llorando desconsoladamente, mientras los oficiales entraban de prisa. Todo se veía en cámara lenta, como lo alejaron de JiMin y se lo llevaban en la ambulancia, un oficial lo sujeto cuando intentó ir con él. Lo llevaron a la patrulla, donde otro oficial se acercó, su boca se movió más ningúna palabra entraba en su cabeza, solo podía pensar en el chico rubio con una herida en su abdomen, provocada por el mismo JungKook.

Estaba tan arrepentido de llevarlos ahí.

Al final, se enteró que había sido Jin quien llamó a la policía preocupado ya que, tenían dos días sin aparecer. Eso lo dejó pasmado, estar dentro de la casa se sintió como minutos, jamás vió la luz del sol entrar por las ventanas, todo siempre se quedó bajo la oscuridad, mientras algo los asechaba. Fue llevado a la estación, a la espera de la operación de su novio, si moría, él quedaría como el asesino.

                        🎃🎃🎃🎃

—Jeon JungKook, de veintidos años, queda sentenciado a cadena perpetua por el homicidio del joven Park JiMin de veintitres. He dicho.

El maso cayó y los guardias se dirigieron a él, mientras su madre lloraba y sus amigos lo miraban decepcionados.

—¡Fué el espejo! ¡tienen que creerme!– gritó tratando de soltarse –. ¡Yo no maté a JiMin! ¡fue el espejo! ¡por favor, fue el espejo!

Luego de eso, JungKook fue llevado a prisión, donde solo estuvo tres años. Al parecer, las alucinaciones de JiMin lo perseguían, por lo que fue transferido a un centro psiquiátrico, siendo agregado al expediente de las personas que habían entrado a la casa Satsujin y culpaban un espejo por sus actos atroces.


→🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻↓

Palabras antes de la nota:

Espero lo disfrutaran y sintieran aunque sea un poco de miedo o... Algo jaja. Como estamos en Octubre y es mi mes favorito porque es halloween y amo con todo mi ser lo paranormal, decidí hacer el one shot de “terror”.

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→LMLY ♡




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