Uno: Comienzos.

Las ruedas avanzan hasta detenerse frente un portón de metal negro que le impide la vista más allá. Una voz femenina se escucha al otro lado de la pequeña casita de seguridad antes de llegar al portón.

― Buenas noches, señor Park.

El conductor baja la ventanilla del lujoso auto y habla. ― Ábreme la puerta.

― Sí, señor.

Ambas puertas negras se abren al mismo tiempo dejándole ver hacia el interior de la propiedad, las ruedas del coche avanzan sobre el cemento, cruzando un hermoso jardín. Se estaciona frente a la gran casa de dos pisos color blanca. Toma su maletín en el asiento de copiloto y sale del automóvil gris perlado.

El viaje fue largo, piensa al sentir su cuerpo cansado.

Camina con una postura erguida y el mentón alzado. Sus pisadas son fuertes, sus ojos grises escanean el lugar a través de sus lentes oscuros, inspecciona si todo está en su lugar. Llega frente a las dos puertas principales de la casa y toca dos veces, estas se abren por dos hombres de avanzada edad; sus sirvientes.

― Buenas noches, señor Park, ¿Cómo estuvo el viaje?

― Perfecto, gracias.

Uno de los hombres recibe su maletín mientras el otro recibe su saco marrón, que solo descansaba en sus hombros. Avanza creando eco con sus zapatos, cruzando el pasillo principal. Los susurros de su servidumbre los puede escuchar, mientras ellos hacen una reverencia a su persona por su llegada, hablando entre ellos por los rumores que él bien conoce.

― Ya volvió el señor Park. ― Se escucha una voz femenina y aniñada en el umbral de la cocina.

― ¿Crees que los rumores sean ciertos? ― Pregunta otra mujer.

― ¡Shh, te puede escuchar! Sabes que el señor tiene muy buen oído. ― Dice la voz de una mujer anciana.

Jimin ignora las voces de las tres mujeres y se aleja subiendo las escaleras en medio del pasillo. Llega al segundo piso, y camina hasta llegar a su destino: Una puerta de madera blanca.

La única puerta blanca en toda la casa.

Extiende su mano con la intención de tomar la perilla, pero un cuerpo de postura erguida y brazos cruzados se interpone en su camino.

― Demonios, ¿Cuánto te cuesta contestar el maldito teléfono? ― Exclama el hombre frente a él con la molestia pintada en su rostro.

― Un gusto volver a verte, Taehyung. ― Sonríe cínico, inspeccionándolo a través de sus lentes oscuros.

Al parecer se tiñó de negro el cabello, pero su corte de pelo sigue siendo el mismo; corto a los lados y largo en el medio, sujetado por una coleta atrás. Su característico chaleco antibalas y cinturón con una pistola lo acompañan. Después de todo es su jefe de seguridad, son los implementos indispensables en su día a día.

― Buenas noches ni mierda. Él estuvo muy preocupado por ti. ― Entrecierra los ojos.

― Lo sé, y por eso estoy aquí, soldadito. Ahora muévete, quiero verlo. ― Con el dorso de su mano derecha lo aparta con la elegancia que lo caracteriza.

Taehyung se hace a un lado en silencio mientras Park abre la puerta. En sus primeros pasos dentro de la habitación, una sonrisa se va formando en su rostro. Taehyung lo sigue detrás y se apoya en la pared al lado de la entrada. Jimin quita sus lentes oscuros con las comisuras de sus labios alzadas en una genuina sonrisa y sus ojos se achican.

― Hola, mora.

Su esposo frente a él, tiene los cabellos negros con rizos en las puntas y su bellísimo perfil es contorneado por la luz de una lámpara encendida detrás suyo. Cuando escucha al hombre llamarlo gira su rostro, sonriendo al verlo frente suyo luego de varias lunas.

― Jimin...

Suspira su nombre, después de su extenso viaje finalmente está con él. Extiende sus brazos hacia el recién llegado. Jimin no desvía sus ojos de él, su sonrisa permanece intacta.

― Jungkook.

Rodea su cuerpo con sus brazos. No le gusta dar ni recibir abrazos, pero Jungkook es su clara excepción, estrechar entre sus brazos a su esposo es de las cosas que más disfruta en esta vida, Jungkook lo es todo para él y nadie jamás podrá cambiarlo.

Su mirada no se aparta de los ojos púrpuras tan brillantes de Jungkook, hermosos y resplandecientes. Mantiene una mano en su cintura, sintiendo la suavidad de su gordito cuerpo a través de la tela de la bata. Su sonrisa no puede esfumarse, no cuando siente el cuerpo de su pareja, el amor de su vida, perfecto con sus imperfecciones, de pies a cabeza.

Sus ojos púrpuras son la razón por lo cuál apodó a Jungkook como "mora".

― Te extrañamos.

Extiende su mano para acariciar el cabello rubio de Jimin. Adora el cabello de su esposo, es de las cosas que más adora de él, al igual que sus ojos grises que le trasmiten tanta paz como un día lluvioso.

― Me alegra verte.

Sus manos descienden de su cintura hacia su vientre abultado. Jungkook sonríe ligeramente y retira con suavidad las manos ajenas para abrir la bata y dejar al descubierto su camiseta holgada, donde su vientre sobre sale aún más por el embarazo

― ¿Cuánto tiempo tienes ya?

―  Cuatro meses y contando.

― Qué rápido, solo estuve unas semanas fuera con Gguk. ― Coloca sus manos en sus mejillas.

― Tengo las fotos de mi última ecografía, ¿Quieres verlas? Las traeré.

El de cabellos rizados se separa de su esposo y trata de ir por dicho objeto pero pierde el equilibrio. Es sujetado rápidamente por Jimin, y Taehyung se acerca preocupado.

Sujeta su antebrazo guiándolo a la cama detrás suyo. ― Debes tener cuidado, mora.

― Sabes que no puedes estar tanto tiempo de pie.

Taehyung vuelve a su lugar al ver que todo está controlado.

― Lo sé, lo sé.

Toma asiento en el borde de la cama y le resta importancia con un movimiento de manos.

Estúpida enfermedad, piensa dentro suyo al saber la preocupación que ocasionó, pero trata de disimular su molestia. Jimin se agacha y posa sus grandes manos en el vientre abultado, cubriéndolo casi por completo lo que causa que la sonrisa en Jungkook vuelva a aparecer.

― ¿Te trató bien la servidumbre? ― Jungkook asiente mientras ambos tienen sus ojos pegados en el vientre crecido. ― ¿Has ido a tus sesiones de terapia? ― Asiente nuevamente. ― Perfecto, ¿TaeHyung fue tu cuidador como pedí, verdad? ― Dirige su mirada sobre el hombro hacia el susodicho.

― Me cuida igual de bien que siempre. Deberias considerar aumentarle el sueldo.

Jimin lo mira un momento. ― Lo pensaré. ― Se levanta y arregla su corbata. Toma un lado de su regordeta mejilla y la acaricia. ― Bésame, te he extrañado mucho cariño.

Sonríe y se estira para unir sus labios. Esos labios que extrañó del sicario que tiene la dicha de llamar esposo y padre de su hijo.

― Ahora, cuéntame sobre tu viaje.

***

una cosita: Jungkook sufre de Ataxia, pero es un caso leve, por lo que no sufre de tantas complicaciones, pero sí las tiene, ya verán el desarrollo de este personaje.

es Jikook, no kookmin. Jk bottom y Jm top. ¡oMaIgAt! es mi primera vez adaptado jikook.

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