Treinta y tres: Llanto.
No, nada está bien.
Nada ha estado bien en el último mes para el matrimonio Jeon-Park. Absolutamente todo ha ido en picada, porque las promesas de Jungkook fueron débiles y vacías, no pudieron sostener el peso de sus acciones y mentiras, todo se empieza a desplomar a su alrededor mientras ellos vuelven a discutir por una cosa más absurda que la otra.
― Si tanto te molesta su llanto podrías ayudarme a calmarlo. ― Dice entre dientes, a punto de perder la paciencia y mandar a la mierda la ropita de su bebé que trata de acomodar en los cajones.
Jungkook niega con la cabeza y hacenuna mueca que saca de quicio a su esposo. ― ¿Cómo pretendes que yo lo haga?
JiMin no aguanta más, tira la cesta de ropa en su regazo al levantarse, por inercia las ropitas de Seiji caen al suelo. ― Dios Jungkook, ¡Es tu hijo! ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?! ― Está demasiado cansado y estresado para estar lidiando con una discusión tan absurda, lo sabe, pero no puede evitar gritarle a su esposo, de alguna manera necesita descargar todo el rencor en su pecho.
― ¡Es imposible hablar contigo cuando te comportas así! ― Arruga la nariz y se da media vuelta saliendo de la habitación de Seiji dando un portazo.
― Imbécil... ― Aprieta los dientes con fuerza. Hay demasiados sentimientos negativos dentro suyo, solo quisiera desaparecer por un momento, alejarse de todo y de todos. No sabe si puede seguir soportando esto.
JiMin se sujeta de la cómoda a su lado, pero inevitablemente termina deslizándose por esta hasta que sus rodillas tocan el suelo, ya ahí pasa saliva tratando de tragar el nudo que se forma en su garganta, pero no puede hacer que se vaya y sus lágrimas mojan sus mejillas. Toma la la cesta para colocar con rabia ahí las prendas de su bebé mientras llora.
Son lágrimas de odio.
Y todo empeora cuando empieza a escuchar los quejidos de Seiji que se hacen más fuertes y rápidamente se convierte en un llanto desesperado.
JiMin se hubiera levantado y lo hubiera tomado en brazos, lo hubiera arrullado hasta que se calmara, incluso le cantaría, pero en ese momento no hizo nada de eso, estaba profundamente molesto y cegado por el sentimiento.
― No, no, cállate... ― Trató de taparse los oídos pero era inútil.
El llanto de Seiji incrementó y eso provocó una nueva ola de ira dentro de JiMin, tanto fue el sentimiento que tiró nuevamente toda la ropa al suelo, incluso la pisó en su camino hasta la cuna de Seiji y aferrando sus manos a la baranda de la cuna gritó muy fuerte.
― ¡Cállate! ¡Deja de llorar! ― Subió considerablemente el tono de su voz desgarrando el nudo en su garganta. Estaba lleno de rabia contenida, incluso temblando.
Un silencio abrumador llenó la habitación por un momento, pero fue reemplazado por el llanto del bebé, que parecía llorar aún más fuerte. JiMin sintió su corazón pararse cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Le había gritado a su bebé, se estaba desquitando con su hijo.
Con el dolor de su corazón empezó a disculparse, su voz se escuchaba tan temblorosa como su cuerpo. Trató de acercar sus brazos para levantar a su bebé y tenerlo en sus brazos, pero cuando lo tomó Seiji empezó a llorar más fuerte, como si le tuviera miedo. Aún así lo apegó a su pecho y como pudo se deslizó por la cuna hasta el suelo, donde abrazó con cuidado a su bebé, sollozando.
― P-perdón, perdón. ― Su enfermedad hizo presencia pues estaba experimentando emociones muy fuertes, ya no podía articular oraciones con normalidad.
Pasan los minutos y no le importa que empiece a sentir frío por estar tanto tiempo sentado sobre el suelo, lo único que le importa en ese momento es tener el cuerpecito de su bebé contra su pecho. Seiji ya está más tranquilo, sollozando por lo bajo pero parece que pronto volverá a quedarse dormido. Tiene una manito aferrada a la camisa que lleva su padre.
― JiMin...
JiMin alza la mirada hacia la puerta, encontrando cuatro pares de ojos viéndolo desde la entrada, eran Taehyung junto a la señora Young y sus las chicas que siempre están con ella. Avergonzado se encoge en su sitio bajando el rostro, así ocultar lo desastrozo que seguro se veía en ese momento.
― Ayúdenme a limpiar esto, mientras yo lo llevaré a su habitación. ― Ordena Taehyung.
Las tres mujeres asienten y empiezan a recoger el desorden que JiMin dejó, acomodando de paso la cómoda donde se deslizó hasta el suelo, al parecer habían cosas encima que cayeron al suelo. JiMin mira a la señora Young, y se siente aún más miserable pues la mujer lo mira con pena en los ojos.
― L-lo siento... ― Tenía la necesidad de disculparse al ver todo su desastre, y pensar en el escándalo que protagonizó con su esposo.
La anciana mujer que ha estado arreglando sus desastres desde su adolescencia, le regala una sonrisa comprensiva y no dice nada más. Las chicas se mantienen en silencio luego de sus disculpas.
― ¿Qué pasó?
La voz calmada de Taehyung se escucha más cerca y pronto lo tiene de rodillas frente a él, es entonces cuando toma algo de valor y alza la mirada para encarar al hombre de cabellos rojos, quien lo veía con cariño y comprensión. No había pena en sus ojos, no había lástima, no había enojo, solo un puro sentimiento de comprensión y tristeza.
Estaba tocando fondo.
Él siempre fue muy decidido y seguro de si mismo, pero ahora es solo un despojo de lo que era, la seguridad que se tenía en sí mismo no sirvió de nada, se desplomó contra el suelo. No sabe cuántas veces más terminará llorando en el suelo junto a su rota dignidad.
― No te ves nada bien. ― Coloca una de sus manos en sus rodillas. ― Te llevaré a tu habitación, vamos.
JiMin no se queja, solo deja que Taehyung lo cargue con su bebé en brazos y los aleje de la habitación de su hijo.
Jungkook pasaba días enteros sin contestar sus llamadas ni mensajes, simplemente había días donde se iba muy temprano o muy tarde por la noche y no daba señales de vida hasta dos o tres días después. Cuando volvía, ninguno de los dos decía nada al respecto.
JiMin por su lado prefirió guardar silencio, cuando Jungkook llegaba luego de desaparecerse por días, él estaba muy cansado para discutir. Ser padre primerizo, lidiar con su cabeza y su enfermedad y con eso sus obvias limitaciones físicas, no era nada fácil, era agotador.
JiMin estaba agotado.
Esa mañana la simple pero agridulce conversación que mantuvo con su esposo, de las pocas que ahora tenían, se convirtió en una estúpida discusión donde ambos se terminaron gritando y metiendo a su hijo en medio de sus reclamos sin sentido.
― Esta vez su discusión fue bastante fuerte... ― Taehyung lo mete dentro de la cama, acomodando a Seiji a su lado, y toma asiento para verlo mejor. ― JiMin, ya no puedo seguir viéndote así, esto es demasiado...
Ya perdió la cuenta de cuántas veces ha llorado esta última semana, incluso mes. Hace mucho que no tiene días tranquilos y felices dónde pueda disfrutar de la dicha que debería traerle ser padre.
Que idiota fue al pensar que un hijo salvaría su matrimonio.
Seiji jamás podría salvar lo que ya está roto. Lo sabe, pero se niega a aceptarlo por completo, pues una parte dentro suyo es estúpida y masoquista, que ama con locura a un hombre, irónicamente, loco.
Completamente loco, porque aunque JiMin lo desconozca, su esposo es amante de una mujer peligrosa que poco a poco terminará con todo lo que fueron y lo que pudieron haber sido. Y todo por dinero y poder, todo porque Jungkook no consigue llenar el vacío que su abuelo sembró en él.
Jungkook está jugando con fuego, un fuego que se extenderá hasta quemar todo lo que construyó, y cuando eso pase las voces en su cabeza no lo salvarán.
― JiMin... ― Coloca una mano en su pierna para darle confort.
― Lo sé, lo sé... L-lo siento, yo- yo- Mierda. ― Cubre su rostro con frustración.
Ya está cansado de seguir llorando, está cansado de todo. Ha perdido peso por lo poco que come y duerme, ha perdido la sonrisa coqueta que solía representarlo. Ha perdido la fé en su esposo, y en sí mismo.
¿Por qué no se aleja de una maldita vez? ¿Qué está esperando?
Esto ya no se trata de amor, al menos no del sano, lo sabe bien. Jungkook ya no es su debilidad, ahora es su condena. Es como estar atado a una rosa, muy hermosa pero con espinas, cada vez que la toca duele más que la anterior, y aún así se arriesga a tocarla, a estar cerca... aún así se aferra.
Inhala y exhala temblorosamente, toma las mantas de la cama y se refugia bajo ellas, dándole la espalda a Taehyung.
― C-creo que quiero descansar.
Taehyung se levanta para darle su espacio. ― Está bien, duerme un poco, luego te sentirás mejor y podremos hablar si así lo deseas.
JiMin poco a poco y por el cansacio en sus ojos de tanto llorar, finalmente cierra los ojos para dormir, para descansar y desconectarse del mundo al menos por un momento.
Despierta varias horas después, removiéndose en la cama, y estirando su mano con la intención de sentir el cuerpecito de su hijo, pero cuando no siente más que vacío casi se le sale el corazón levantándose rápidamente para buscar a su bebé.
― Tranquilo, lo dejé dormido en su cuna, y encargué a Shin-ah que lo fuera a revisar cada hora. ― Taehyung sobresalta a JiMin al hablar pues él no sabía que se encontraba también en la habitación.
― ¡M-me austaste...! Carajo... ― Pasa una mano por su cabello. ― ¿Entonces sigue durmiendo?
― Como un ángel. ― Bromea un poco acercándose a él. ― Justo había llegado para despertarte, y cuando entro te encuentro despierto.
― ¿Cuánto dormí?
― Míralo tu mismo. ― Señala con el mentón hacia el balcón.
Gira su rostro confundido para ver a través del balcón de su habitación, encontrando el atardecer por sobre los árboles de su jardín. Deduce que durmió al rededor de unas siete horas más o menos.
No había dormido tanto ni tan bien desde hace días.
JiMin toma asiento en la cama, apoyando su espalda contra la cabecera. ― ¿Qué traes ahí? ― Señala las tazas en las manos del pelirojo.
― Sí, ten. ― Le estira la taza de chocolate caliente en sus manos y a JiMin le ruje el estómago por el delicioso aroma. ― Es para que te relajes, la señora Young lo hizo solo para ti.
JiMin sonríe un poco, tomándola entre sus brazos para darle un soplido y tomar un poco. ― Gracias. ― Se relaja con la sensación tibia entre sus manos. La señora Young definitivamente sabía sus gustos, ella sabe sobre su odio a las bebidas calientes, por lo que, bebidas tibias eran perfectas para él. ― ¿Y tú que estás...? ― Mira la taza de Taehyung.
― Oh, es solo café... no me gusta mucho el chocolate caliente. ― Mueve un poco la taza y le da un nuevo sorbo, luego la deja en la mesita de noche y toma asiento al lado de JiMin, en el borde de la cama. ― ¿Ya estás mejor?
― Lo estoy.
― Me parece que dormiste bien, o al menos, las horas que necesitabas.
JiMin asiente viendo la taza de café entre sus manos. Luego desplaza su mirada hacia la mesita de noche a su lado, dónde una pequeña tarjeta descansa al lado de su lámpara.
― Taehyung, había algo que quería decirte...
― Te escucho.
Deja la taza en la mesita de noche y en su reemplazo toma la tarjeta. ― Hace un tiempo Ami me dió el contacto de una investigadora privada... Al principio pensé que era absurdo y la deseché, pero de alguna manera la señora Young la encontró cuando limpiaba mi habitación, y me la entregó ayer. La había tenido guardada todo este tiempo... y yo...
Taehyung sabía a donde iba todo esto.
― ¿Tu quieres...?
― Sí. Quiero contratarla, quiero que investigue a Jungkook, quiero saberlo todo, porque yo... yo y Seiji ya estamos cansados de esta situación. Él está cada vez peor, ya... ya no me ama. ― Se abraza a sí mismo. ― Me grita, le grito, nos gritamos, nos hacemos daño.
Taehyung suspira. ― Si esa investigadora logra encontrar la información necesaria, ¿Crees que estés listo para saber toda la verdad?
JiMin lo duda. ― No lo sé, supongo que depende de qué es lo que tanto me ha estado ocultando, a dónde va a esconderse de mí, con quién se va tanto tiempo y para qué. ― Cierra los ojos y hace débiles puños con las manos. ― Yo necesito saber qué hace a mis espaldas... necesito saber qué mierda hace, porqué se va.
― ¿Y si es demasiado para ti? Podría destrozarte, podrías no solo dejar de amarlo, si no odiarlo.
JiMin ríe sin gracia, apretando más los puños, arrugando la tarjeta. ― ¿No ves que ese es el punto? ― Alza la mirada y sonríe con los ojos lagrimosos. ― Necesito odiarlo, porque lo amo, pero ya no lo amo como antes, porque no es un amor sano, porque necesito odiarlo para alejarme... porque ya no sé qué más hacer, Taehyung, no sé qué hacer.
Taehyung coloca sus manos sobre sus puños, no sabe cuándo dejo su taza de café en el suelo, pero eso es lo de menos, ya que su mirada y voz logran apaciguar sus explosivos sentimientos. Kim lo mira seriamente, tratando de apaciguar la llama dentro suyo con un poco de tranquilidad y razón.
― Si contratarla, si saber la verdad detrás de todo esto te ayudará a alejarte y buscar una mejor vida para ti y para Seiji, entonces tienes mi apoyo. Pero cuando la verdad sea demasiado para ti no digas que no te lo advertí. Estará en tus propias manos, tu propia responsabilidad, JiMin.
Aleja sus manos, se agacha para tomar su taza del suelo y seguido de eso se levanta de la cama, viendo a JiMin desde arriba. JiMin permanece en silencio viendo sus manos sobre sus muslos, con la tarjeta toda arrugada en la palma de una de sus manos.
― Ya debo irme, tengo que vigilar la entrada.
― Taehyung.
Parpadea confundido ante la interrupción. ― ¿Sí?
― Yo... ― Alza la mirada. ― Yo te tengo mucho aprecio.
Kim abre y cierra la boca sin saber qué decir, solo termina sonriendo un poco y negando con la cabeza.
― Lo sé, JiMin.
JiMin ríe un poco. ― Gracias por cuidarme.
Taehyung asiente seriamente. ― Está bien, pero no me trates como si fuera un ángel, JiMin. No lo soy, todos aquí hemos pecado de tal manera que el cielo está demasiado lejos para nosotros.
JiMin sonríe tristemente. ― Lo sé, el único ángel aquí es Seiji, rodeado de tanta mierda... ― Pasa saliva y mira los ojos serios de Taehyung. ― Solo digo, que estoy agradecido contigo, y sé que siempre lo digo, pero es verdad. Te agradezco por todo, hoy y siempre, Kim.
Sonríe ligeramente de lado. ― Y yo contigo. ― Dice sin más y sale de la habitación, dejando a JiMin un tanto confundido por su respuesta, pero lo deja pasar.
Suspira, baja la mirada hasta la tarjeta maltratada en su mano. La toma con cuidado, aún se pueden ver los números. Se levanta con cuidado de la cama y toma tu teléfono al otro lado de la habitación.
Llamará a aquella investigadora, es lo que debió hacer hace mucho tliempo.
Hola, ¡buenas noches a todas!
Quería preguntarles, qué tal les va pareciendo la historia hasta ahora, ¿Opiniones? ¿Críticas?
Las acepto todas, una debe tomar estás críticas para mejorar y traerles mejor contenido.
En fin, tengan bonitos días, nos vemos pronto, tal vez para este fin de semana.
- Mgg.
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