Treinta y nueve: En secreto.
Acomoda la manta que cubre el cuerpecito de su bebé y acaricia su mejilla mientras su madre y Taehyung platican al lado suyo. Prefiere mantenerse al margen de la conversación, y del ambiente en general.
Incluso si es cumpleaños de su hermana no se siente de humor para tener una plática con nadie, porque tendría que fingir que su matrimonio no está roto y que eso no lo mata lentamente. Es como si hubieran inyectado veneno directo a su corazón.
Parece que su familia lo ha entendido, no ha hablado con nadie más allá de los debidos saludos de bienvenida. Desde hace una hora está sentado en la misma posición, en su mundo, manteniendo a su bebé en brazos, disfrutando la calma del ambiente familiar pero sin decir nada.
Pero su calma es arrebatada cuando siente un peso caer a su lado en el sillón, alza la cabeza y frunce ligeramente el ceño cuando siente esa colonia tan peculiar que le pertenece al hermano de su aún esposo. Gguk tiene una paleta en la boca, el palito de plástico sobresale de sus labios. Le dedica una mirada curiosa mientras retira la paleta de su boca.
― Te ves mal.
JiMin alza una ceja. ― ¿Gracias?
― No te ves de buen humor.
― Es porque no lo estoy, Gguk. ― Rueda los ojos y se cruza de piernas, prefiere bajar la mirada nuevamente a su bebé. No quiere hablar con nadie, mucho menos con el hermano de su esposo.
― Lo respeto. ― Pasa una mano por los hombros de JiMin y le sonríe juguetonamente, recibiendo una mirada de advertencia por parte del menor. ― ¿Sabes? Fui a visitarte hace unos días de imprevisto, pero solo encontré a la señora Young, ella me explicó el mal estado en el que está Jungkook.
JiMin parpadea confundido. ― ¿Mal estado?
― Sí, parece que no se controla con la bebida, toma sin control, desaparece por días y luego vuelve como si nada a seguir tomando. ― Enumera borrando su sonrisa, retirando su brazo de los hombros contrarios. ― Me contó lo que pasó.
― ¿Estás molesto conmigo acaso? ¿Vienes a reclamarme algo? ― Lo mira con desinterés.
Niega. ― No me malinterpretes, no lo defiendo, es muy diferente a mi hermano, se comporta como una basura. ― Se alza de hombros. ― Solo creí que te interesaría saberlo. ― Devuelve la paleta a su boca.
― Y una mierda. ― Susurra. A veces Ggguk es demasido irritante, y en esos momentos lo es aún más.
Él ríe un poco. ― ¿Qué hay de nuestro acuerdo? ― Pregunta ignorando el tema anterior.
― Tranquilo, soy de palabra. El paquete está en mi caja fuerte, solo yo tengo la clave. ― Le da una rápida mirada y descubre el rostro de Seiji. Su tío baja la mirada hasta el bebé y se toma la libertad de acariciar sus cabellos negros.
― Gracias. ― Dice momentos después, cortando el silencio que se había establecido.
Suspira. ― No sé porqué accedí a guardar tu secreto.
― Por que no lo haces por mí. ― Se miran un momento y asienten al mismo tiempo, ambos de acuerdo al saber el trasfondo de esas palabras.
Luego de eso Gguk acarició un poco más los cabellos ondulados de su sobrino y se marchó, perdiendose en las escaleras al segundo piso, paseándose como si fuera su casa. Aunque puede que lo fuera, de todas formas, es como de la familia aunque Woong no lo quiera así.
Taehyung se acerca a JiMin, preocupado por haber escuchado su conversación. ― ¿Todo bien?
― Sí, todo bien. ― JiMin mantiene sus ojos en el rostro de Seiji, quien parece despertar poco a poco y fruncir el ceño. ― Alguien está despertando. ― Rie un poco.
Taehyung a su lado se queda en silencio, prefiere no meterse en los asuntos de JiMin, después de todo no tiene porqué hacerlo, no tiene el derecho.
― Parece que va a llorar. ― Ambos miran la pequeña nariz del bebé arrugarse y sus manitos hacerse puños mientras un puchero surca su boquita. Al parecer Seiji está de mal humor.
Empieza a lloriquear y JiMin lo mueve suavemente entre sus brazos.
― Si quieres yo puedo tenerlo.
La voz del jefe de la familia se hace presente, tanto JiMin como Taehyung alzan la mirada hacia el frente, no habían escuchado sus pasos por lo que no esperaban su presencia. De hecho, no lo habían visto desde que llegaron.
― Hola cabo. ― Su padre le regala una sonrisa tranquila, las esquinas de sus ojos se arrugan y por un momento la amabilidad surca sus irises cuando ve a su hijo y a su nieto.
La mirada del hombre canoso se centra completamente en el bebé que lloriqueaba entre sus brazos. JiMin hace una mueca, algo dudoso. ― Puedes cargarlo, papá. ― Se coloca un poco más al borde del sofá para que su padre pueda tomarlo en brazos.
Alza sus cejas y por un segundo hasta luce nervioso. No había tenido a Seiji en brazos ni un segundo desde que nació, posiblemente lo ponía nervioso al ser su primera vez. Aún así, estira sus brazos y toma con delicadeza al bebé aún cubierto por su manta color celeste bebé.
Woong mira a su nieto con inmenso cariño, el bebé coloca sus ojos bien abiertos y curiosos sobre hombre que lo tiene en brazos. Parece olvidarse de su llanto, su boquita deja de formar un puchero para formar una "o", como si viera algo asombroso. Estira sus bracitos hacia su rostro, queriendo tocarlo torpemente al no daber coordinar bien sus movimientos. Es un bebé después de todo.
JiMin mira a Taehyung y coloca una mano sobre la suya junto con una sonrisa calmada a labios sellados. ― Espera aquí. ― Le susurra.
Se coloca de pie al lado de su padre para acomodar mejor al bebé, así él pueda estar cómodo y calientito entre los brazos de su abuelo.
― Es precioso.
JiMin suspira. Sintiéndose cálido por ser consciente del inmenso amor que siente su padre por él, y que ahora se ha compartido hacia su hijo. ― Lo es, es un niño precioso.
Sabe que es verdad, Seiji es lo más precioso que pudo haber visto. Aunque al principio tuvo problemas para poder conectar con su hijo por sus problemas matrimoniales, ahora ya no puede decir lo mismo, se dedica completamente a él. Su hijo ahora es su mundo y todo lo que le queda, es esa parte suya que no ha llegado a ser corrompida por la mafia. Su hijo es lo más puro que pudo haber creado su cuerpo y alma tan llenos de pecados.
― Papá, ¿Podemos salir a hablar un momento?
El hombre borra la sonrisa de su rostro y parece volver a la realidad. Asiente viéndolo a los ojos. ― Vamos al jardín.
Ambos caminan a la par, el hombre mantiene en sus brazos al bebé, ahora apoyado en su pecho mientras lo sostiene con cuidado. Las flores marchitas del jardín los reciben a lo que el mayor hace una mueca.
― Disculpa la mala vista. ― Le dice a su hijo, ambos se detienen para observar el marchito jardín.
Haber despedido a casi todo su personal por falta de ingresos, a raíz del aprieto en el que estuvo la familia Park por meses por culpa de los Manoban, para poder incrementar la seguridad en su mansión, trae este tipo de consecuencias.
Podrían vivir en una mansión, pero es solo una fachada, no viven con los lujos que hace mucho tuvieron. Aunque, estos últimos meses se han estado recuperando. Tendría que agradecer a Jungkook, él debilitó a su competencia, y gracias a eso los Park pueden salir de los escombros.
― Te gustaba mucho este jardín cuando eras niño. ― Continúa. ― Te gustaba plantar las flores junto a tu madre, aunque a mí no me pareció tan lindo que digamos... ― Rie un poco. ― Pero lo acepté, no podía decirte que no a ti.
JiMin se abraza a si mismo y evita hacer contacto visual. ― Me gustaba venir aquí hasta que me hice débil e inútil, me prohibieron venir aquí porque tenían miedo de que tenga un accidente. ― Suspira.
Su padre arquea las cejas ligeramente. ― Era para protegerte, JiMin.
― ¿De caer en las flores? ― Pregunta irónicamente. Frunce el ceño y presiona sus uñas contra la piel de sus brazos. ― Solo acéptalo padre, me quieres pero crees que soy muy débil para todo.
― JiMin, eso no es verdad.
― Deja de mentir papá. ― Cierra los ojos. ― Me crees tan débil e inutil que preferiste mentirme en mi cara a contarme sobre la misión de mi esposo. Me lo ocultaron por meses. ― Aprieta los dientes alejándose un poco hasta darle la espalda.
Woong se acerca a él y coloca su mano libre en su hombro. JiMin no se aleja de su tacto, pero si se encoge en su lugar. ― No lo veas de esa manera, hijo. Sé lo fuerte que eres, yo solo...
― ¿Entonces por qué me mentiste? ― Lo interrumpe aún sin querer verlo a los ojos.
Woong nota el dolor en la voz de su hijo, y se pregunta cómo pudo haber sido tan desconsiderado con él como para mentirle en su cara e involucrando a Jungkook en un plan tan arriesgado... Aunque, en su defensa, jamás pensó que Jungkook se saldría tanto de sus cabales. Sin duda era mucho peor que su abuelo.
Aún así, sabe que jamás debió mentirle a su hijo, por más que sus intenciones hayan sido buenas, no puede decir que no lastimó a su hijo quien siempre ha sido lo más preciado en su vida.
Lo dice abiertamente, JiMin es su hijo favorito, y no solo eso, JiMin es su diamante, su viva imagen, su punto débil. Si algo le pasa a su hijo, él posiblemente muera de angustia. Entonces, ¿Cómo pudo ser capaz de dañarlo de esta manera? Él lo inició todo. Todo es culpa suya.
― Lo siento.
JiMin alza las cejas y voltea hacia su padre, junta las cejas al hacer contacto visual con el canoso hombre. ¿Acababa de disculparse con él? ¿Park Wong estaba disculpándose? Tenía una mirada triste en sus irises púrpuras, ambas miradas de la misma tonalidad chocan y se quedan en silencio un momento.
Acaricia la espalda de su nieto quien empezaba a removerse un poco entre sueños, había caído dormido nuevamente. ― Siento mucho haber empezado todo esto. Mi deber como cabeza de la familia era protegerlos... pero fallé.
Baja la mirada y se queda en silencio escuchando a su padre.
― No creo que seas débil, el débil soy yo que no quería pensar en la posibilidad de que tu madre, tus hermanas y tú sean lastimados por ellos. Entiendo si estás dolido por haberte mentido todo este tiempo.
― Fue demasiado arriesgado... ― Pasa saliva. ― ¿Por qué escogiste a Jungkook? ― JiMin quería la verdad de su propia boca. ― ¿Porqué pensaste que Jungkook sería bueno para esta misión?
Recibe una respuesta silenciosa, su padre cierra los ojos y suspira. ― Pensé que el parecido con su abuelo sería ventajoso, y creí que haría lo que fuera por protegerte... Sabía que era inestable, y aún así, confíe en que sería un buen plan. Me equivoqué.
― ¿No pensaste en mí? ¿Si Jungkook moría en la misión cómo quedaríamos yo y mi hijo? ― Está herido, está enfadado, su voz lo delata. ― Pudiste habermelo dicho, pude haberte ayudado, pensé que confiabas en mí. ― Coloca su palma abierta contra su pecho. ― Me criaste toda mi vida para ser la cabeza de la familia, pero no puedes confiarme algo como esto... Desde que enfermé no confías en mí como antes. ― Su mirada se entristece.
Pasa saliva. ― Tienes razón. ― Asiente lentamente. ― Desde que enfermaste quise mantenerte lejos de todo peligro, accedí a que te casaras con Jungkook porque sabía que él podría protegerte... O eso creía. ― Da un paso adelante y con su mano libre acaricia la mejilla de su hijo, quien cierra los ojos y se pega al contacto de su mano. ― Lo lamento, JiMin. No deberías pagar por mis errores.
JiMin abre los ojos y mira a su padre, coloca una mano sobre la del hombre y suspira. ― Te perdono, pero no puedo confíar en ti como antes... Necesitaré tiempo.
― Lo sé. Lo entiendo. ― Es lo último que dice, se quedan minutos en tranquilidad, hasta que su teléfono en su bolsillo empieza a sonar. Aleja su mano de la mejilla de JiMin y toma su teléfono para ver en la pantalla. ― Debo atender, es un socio. ― Suspira, desanimado por cortar el buen ambiente que se acababa de crear entre ambos.
JiMin asiente, de todas formas no hay más que decir. No quiere oír o hablar más del tema, al menos no por ahora. ― Está bien, te esperaremos adentro. ― Le regala una ligera sonrisa a labios sellados. Woong asiente.
JiMin estira los brazos hacia su hijo y sin decir nada su padre le pasa al bebé y al instante atiende la llamada. Ve a su padre alejarse un par de metros, entonces da media vuelta acomodando a su bebé entre sus brazos, volviendo al interior de la mansión. Rodeado de una calma que pronto sería rota.
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