Treinta y dos: Inestable.

― ¿De qué hablas, NamJoon?

Kim al otro lado de la línea alza la voz. ― ¡No entiendo porqué no la mataste! Te conseguí un veneno rápido y eficaz para que no tuvieras ningún inconveniente. ― Jungkook se queda en silencio, NamJoon suspira y relaja su voz lo más que puede. ― Mira, solo quiero saber qué pasó.

Jungkook se toma un momento para verificar que no haya nadie merodeando el patio en ese momento, y cuando lo hace decide hablar. ― Pasaron ciertas cosas...

¿A qué te refieres con esa mierda?

Jungkook en ese momento estaba entre la espada y la pared. Él desperdició la oportunidad de matar a Lisa, engañó a su esposo, y además, le debe una explicación a NamJoon del porqué tiró su plan a la basura si era algo tan sencillo. También terminó traicionando la confianza y esfuerzo que NamJoon puso en él para que acabe con los Manoban, y de esa forma, Kim pueda recuperar su territorio.

Ahora solo le queda mentir para salir de este problema.

― Me refiero a que la operación fracasó, no era tan simple como creía... No fue el mejor momento, pero no te preocupes, en su momento lo haré.

¿"En su momento"? ― Pregunta extrañado. ― No lo necesito "en su momento", lo necesito ahora, lo más pronto posible.

― Mira, ahora mismo matar a Lisa no me parece beneficioso, déjame encargarme de unos asuntos... Tengo otros planes.

NamJoon no podía creer lo que salió de su boca. ― ¿Otros planes?

― Aún hay mucho por hacer, NamJoon. Hay mucho para exprimir, cada gota debe ser aprovechada.

¿De qué rayos me hablas? ― Su tono molesto apareció nuevamente. ― Jungkook, debería ser suficiente con todo lo que has logrado. Infiltrarte en una mafia es lo suficientemente difícil, deja de arriesgar la operación. ― Y en su voz evidencia la poca paciencia que le queda.

Jungkook responde sin vergüenza alguna. ― No es suficiente, para mí aún hay mucho por aprovechar Nam.

Mandíbula apretada y ojos llenos de furia, eso es lo que Jeon ocasionó en Kim. ― ¿Qué más quieres? ¿Acaso aún no estás satisfecho, Jungkook?

Jungkook no tiene dificultad alguna para responder con un simple... ― No.

A Kim le hierve la sangre de ira. Tal vez confíar en Woong y en un Jeon fue el peor error de su vida. ― ¡Hiciste un gran trabajo! ¡Ahora cierra la misión y cumple nuestro maldito trato!

― Lo haré, sé paciente Kim.

Y cuelga. Guarda el teléfono en su pantalón y suspira. Él no puede matar a Lisa, porque de cierta forma, desea a la mujer y el poder que le brinda, él desea exprimir hasta la última gota de ella. Cuando finalmente sienta que es suficiente se alejará, la matará así sea con sus propias manos, derrotará su imperio y dejará de significar un peligro o preocupación para nadie.

Ese es su nuevo plan, se prometió a si mismo que cuando sea el momento en que Lisa ya no tenga nada que brindarle, él la matará, pero no por ahora.

Para un maldito codicioso nada es suficiente.

Escucha la puerta trasera de la casa cerrarse detrás suyo, y ahí encuentra la mirada púrpura de Woong mirarlo fijamente a los ojos con cara de pocos amigos. ― ¿Qué haces escondiendote en tu patio como un cobarde?

Esas palabras son suficientes para molestar a Jungkook. ― ¿Qué quieres, Woong? ― Esconde sus manos en el bolsillo de su pantalón.

― Mi familia, mi hijo y nieto están dentro, y tú estás aquí. No quiero pensar que estás escapando de ellos, pero es justo lo que estoy pensando.

Camina hasta él, ambos viendo hacia el patio trasero. Woong enciende un cigarrillo y empieza a fumar. Habla solo despues de exhalar el humo de su boca y pulmones.

― Quiero estar equivocado, porque no me gusta nada creer que estás evitando a mi hijo.

Era una clara amenaza. Antes Jungkook lo hubiera negado y se hubiera quedado callado para contradecir al hombre, pero ahora le importa muy poco lo que Woong pueda o no pensar acerca de su persona. Porque ha aprendido que Woong ya no es lo más peligroso y peligroso que haya conocido en su vida, y quizás jamás lo fue. Quizás ahora él es mucho más peligroso y poderoso que Woong.

― Hablé con Lisa, ¿Sabes qué me dijo?

Park fuma un momento en silencio, no esperaba que Jungkook ignorara sus palabras hablando repentinamente acerca de su principal enemiga, Lalisa Manoban.

― ¿No quieres saberlo?

― Qué insolente... ― Tira el cigarrillo al suelo y lo pisa con la suela de su zapato, lo mira con seriedad. ― ¿Qué es lo que necesito saber?

Jungkook se acerca un poco más hacia él, solo un poco, pero lo suficiente para que solo él lo escuche. ― Ella sabe que estás vivo, y quiere venganza por lo que le hiciste a su familia.

Jungkook esperó una reacción diferente a la sonrisa burlona que apareció en el rostro del viejo hombre. Esa sonrisa solo le dejó saber que Woong...

― Ya lo sabías. ― Concluye.

― Hasta cierto punto, es más que lógico, rubio imbécil. ― Niega con la cabeza mientras suelta una risa, y eso solo molesta más a Jeon. ― Era obvio que la chica buscaría venganza por sus padres, ella me conoció, seguro me estuvo investigando todos estos años.

― ¿Qué hiciste con sus padres?

El pasado recorre su mirada. ― Yo tenía su absoluta confianza, me hice pasar como un amigo y socio, pero para mí solo significaban un obstáculo... Les preparé una emboscada y murieron, les robé mucho dinero y pude tener dinero de sobra para mi campaña presidencial, que fue un éxito total.

― ¿Y todos estos años quién...?

― ¿Quién se encargó de sus negocios? Nadie, la mafia de sus padres murió un tiempo con ellos mientras ella fue llevada de vuelta a Tailandia, hasta que volvió hace casi dos años a Corea para continuar con el legado de sus padres, casada con el hijo de un gran mafioso Tailandés.

Jungkook se mantiene en silencio, viendo el césped del patio, sintiendo la brisa del invierno contra su rostro. Tiene puños en sus manos y siente su corazón acelerarse.

Woong es el culpable de todo. Él solo lo estuvo usando como un maldito títere, a él y a su hermano para cubrirse de todos los problemas, haciéndole creer a todo el mundo que el gran ex-presidente de Corea está muerto. Todo lo que tenga que ver con Woong es una mentira, un engaño.

― Es tu culpa.

Park sube los hombros con desinterés. ― Posiblemente... ¿Pero sabes qué? Tuve que hacerlo para mantener a salvo a mi familia. ― Jungkook finalmente alza la mirada y lo ve directamente a los ojos. ― Después de todo, tú y yo no somos tan diferentes, ambos nos hemos sacrificado por nuestras familias.

Mira el césped bajo sus pies, y pasa saliva, tragando así sus palabras. La mirada que Woong le dedicó en ese momento, más la pequeña sonrisa que surcó sus labios, lo descolocaron. Woong jamás le había sonreído en estos 10 años de conocerse. Él jamás había regalado una mirada tan cargada de pasado y sentimientos encontrados como en ese momento.

¿Qué tanto pudo sacrificar por su familia para verse tan derrotado en ese momento?

Jungkook puede afirmar que Woong jamás fue tan peligroso como creyó. Ahora puede decir con certeza, que él puede ser aún más peligroso.

― Uno por su familia lo hace todo, y yo por la mía sacrifiqué tanto... Y lo sigo haciendo. ― Suspira. ― Mentirle a mi hijo no es algo que me guste Jeon.

― ¿A dónde quieres llegar? ― Va directo al grano, la voz lastimera del viejo hombre le empieza a molestar.

― Quiero que le digas la verdad a JiMin. ― Ordena. ― Lo veo tan decaído, lo veo tan dolido, todos estos meses, desde que empezaste la misión, él no ha sido el mismo. ― Frunce los labios, frustrado. ― Y cuando le pregunté el porqué no estabas en el nacimiento de su hijo, vi tanta tristeza en sus ojos que pude sentir lo que él sentía... Y te juro que te odié tanto, ahora mismo toda mi familia te odia, tenlo por seguro.

Jungkook frunce el ceño, ya harto de su tono lastimero y estúpido. ― ¿Quieres que le diga la verdad solo porque tú te sientes mal ahora? ― Aprieta sus puños y suelta una risa, como si no pudiera creerlo. ― Te recuerdo que fuiste tú, quien desde un principio, me prohibió contarle de esta misión a JiMin... Tuve que aguantar mentirle en su cara todo este tiempo siguiendo tus estúpidas órdenes.

Él jamás le había hablado así, pero Woong no dijo nada, solo le sostenía la mirada en silencio.

Jungkook prosiguió. ― Ahora todo ha cambiado.

Junta las cejas. ― ¿A qué te refieres?

― Me refiero a que esto ya no se trata de ti, se salió de tus manos, ahora yo estaré a cargo.

Nuevamente una mirada fría se apoderó de sus ojos púrpuras, dejando atrás la vulnerabilidad que dejó evidenciar. ― ¿Crees que te dejaré hacer-

― Sí. ― Ahora era su turno de sonreírle con superioridad. Sentía que podría tener sus manos en su garganta y apretar cuando quisiera, ahora más que nada. Porque JiMin es el talón de aquiles de Woong, y Jungkook puede usarlo a su favor.

― Tú no puedes lidear la mafia si es lo que estás pensando, eres demasiado inestable. Gguk a pesar de ser un idiota pedante es un buen líder, no tú. ― Lo señala con su dedo.

― No quiero tu mafia, Park. ― Niega con una mueca burlezca en su rostro, inclinandose hacia el hombre, amenazadolo con la mirada. ― A partir de ahora no quiero tus órdenes ni tu ayuda. ― Niega. ― Ahora tengo todo en mis manos para valermelas por mi cuenta y tomar lo que merezco.

Woong entonces pudo entenderlo mejor, y sinceramente no le gustaba nada la idea que tenía en su cabeza.

Jungkook no puede estar hablando enserio... ¿Verdad?

― Eres un maldito inestable, Jungkook, tú no puedes liderar nada. Eres buen sicario pero un terrible líder, y lo sabes. No dejes que tu maldita avaricia te controle o te terminarás matando, y por consecuencia a mi hijo.

No puede permitir que por culpa de Jungkook su hijo pague las consecuencias. ― Ya no seré la maldita sombra de tu familia.

― ¿De qué mierda hablas? ― Alza la voz, ya sin importarle mucho si su familia dentro de casa se percata de su discusión.

― Ya te pasé mucha información, ya cazaste a los millonarios socios que querías, ya te ayudé, cumplí mi trato para asegurar el bienestar de tus negocios... Ahora déjame tener mi parte.

No, no, no... Woong no podía aceptar sus palabras, Jungkook estaba loco, definitivamente loco, y dañaría con su locura a su más preciado hijo. Él no podía permitirlo. ¿En qué momento llegaron a esto? Todo empezó con un plan y la misión de buscar su seguridad matando a los Manoban, pero ya no es eso. Su error fue haber confiado en que un plan de ese calibre funcionaría como a él le funcionó, y peor aún, haber confiado en Jungkook sabiendo lo inestable que era.

Siempre lo fue, como su abuelo, lñpor eso jamás quiso que su hijo se casara con él.

― ¿Qué es lo que insinuas?

― Que aún no acabo con los Manoban, y te diré lo mismo que le dije a NamJoon. ― Se acerca lo suficiente como para susurrarle cerca del rostro. ― Aún hay mucho para aprovechar de Lalisa Manoban.

― Te pondrás de su lado. ― El silencio de su yerno acelera su viejo corazón, pero lo oculta tras su serio semblante. ― No... Si tú amas a mi hijo no te pondrás del lado de la enemiga solo para tener más poder.

― Cree lo que quieras. Yo sé lo que es lo que quiero, y lo que quiero es dejar de recibir tus órdenes, ya me cansé de ti. ― Escupe cada palabra.

Fue demasiado confiado en subestimar a Jungkook y creer que lo tendría domado con el amor de su hijo.

― Ni una palabra de esto a JiMin, o se enterará de que su querido padre le estuvo mintiendo y mandó a su esposo a una misión suicida.

― ¿Me estás chantajeando? ― Alza una ceja.

― Es justo lo que estoy haciendo. ― Lo desafía. ― Que JiMin se entere de esto no te conviene ni a ti ni a mí. Así que déjame encargarme de mis propios asuntos, yo me las arreglaré con mi esposo.

Aprieta los dientes y toma su muñeca. ― Imbécil... ― Aprieta el agarre en su muñeca, sin intenciones de soltarlo. ― Desde que mataste a tu abuelo, te convertiste en un peligro, debí verlo antes... Pero te advierto, termina de una vez tu maldita misión antes de que lastimes aún más a mi hijo, o te mataré con mis propias manos. ― Woong no estaba jugando, iba completamente en serio.

Jeon solo le regala una mirada seria, indiferente a su amenaza. Sus ojos grises son tan diferentes ahora y Woong acaba de darse cuenta de ello.

Suelta su muñeca y da un paso hacia atrás. ― Si vas a morir, no arrastres a JiMin contigo.


― Esa no es mi intención, todo lo que hice, todas las mentiras, todo lo hice por él.

― Tal vez fue así al comienzo, pero acéptalo, no lo haces por él, lo haces por tí. Si lo hicieras por él, ya habrías terminado la misión y Lisa estaría tres metros bajo tierra.

Jungkook se queda en silencio mientras Park camina hacia el interior de la casa, dejando al rubio sumergirse en los fragmentos que su recién terminada discusión. Discusión que lo ayudó a darse cuenta de algo.

Woong tenía razón, ya no había duda alguna, él ya no hacía todo esto por JiMin, lo hacía por él mismo.

Ahora podía confirmarlo.

― Volveremos pronto, cariño. ― Azami planta un beso en la frente de Seiji, quien se remueve entre los brazos de su padre.

― Gracias por acompañarme hoy, mamá. ― Le regala una sonrisa sincera, la mujer acaricia su mejilla.

― ¡Nos vemos! ― Sunhye acomoda sus lentes y le brinda un suave abrazo a su hermano mayor, luego despidiéndose del bebé.

Ami y Jane también se despiden prometiendo volver pronto. El último en acercarse para despedirse es su padre, y JiMin inevitablemente siente su sonrisa temblar, y su corazón acelerarse, acercando más el cuerpo de su bebé a su pecho. Cada que ve a su padre recuerda todas las mentiras que le ha dicho, y eso lo decepciona. No tanto como Jungkook, pero lo logra.

Sonríe como puede y acepta el beso de su padre en su mejilla, y deja que acaricie el rostro del bebé. ― Hasta luego, papá.

― Hasta luego, cabo. ― Le dice con cariño.

Su familia espera a su padre en la entrada del hogar y Jungkook está pasos detrás suyo, por lo que saber que nadie se percató de su voz en ese momento, y mucho menos de su mirada. Encontró en su padre una mirada triste, podía ver tantos sentimientos grises en sus irises púrpuras, acompañados de una sonrisa suave y decaída.

Hace años que no veía una mirada así en sus ojos. La última vez fue cuando, en su juventud, su padre le pidió disculpas por haber puesto demasiada presión en sus hombros. Esa creyó que sería la última vez que lo vería de tal manera, pero se equivocó.

― Papá, ¿Estás bien? ― Deja todo de lado, su resentimiento y decepción, para acunar la mejilla de su padre con su mano.

Woong coloca su propia mano sobre la de su hijo. ― Sí... ― Le da un vistazo a Jungkook detrás suyo. ― Estoy bien... Vendré a verte muy pronto, lo prometo. Lo que sea que necesites, no dudes en llamarme y vendré enseguida, ¿Entendiste? Incluso si necesitas... refugio, sabes que nosotros siempre te recibiremos.

JiMin se extrañó aún más por sus palabras, pero no quiso indagar más allá, no en ese momento al menos. Asiente en silencio y le regala una pequeña sonrisa. ― No te preocupes, lo tendré en cuenta papá.

Woong asiente de vuelta y suspira, gira para ver a su esposa darle señas para que se acerque y puedan salir de la casa.

― Me voy, cuídate mucho. ― Son sus últimas palabras antes de girar y caminar hasta la puerta principal, donde su familia lo esperaba, y finalmente salieron de casa bajo la atenta mirada de JiMin y Jungkook.

JiMin se queda un momento asimilando las palabras tan repentinas de su padre. Solo le deja saber que él está realmente preocupado por algo, y su interior no deja de gritar el nombre de su esposo como respuesta. Mira el rostro calmado de su bebé, parece dormitar en sus brazos, por lo que decide subir escaleras arriba para dejarlo descansar en su habitación.

Ni siquiera le dedica una mirada a Jungkook cuando pasa por su lado, solo sigue derecho en silencio hasta las escaleras y sube escalón por escalón con cuidado, aún algo delicado. Jungkook lo ve subir hasta desparecer por el pasillo, y va tras él.

No han hablado nada desde que se levantaron por la mañana, y mucho menos cuando llegaron los Park. Jungkook sabe que JiMin no solo está cansado por el nacimiento de su hijo, si no también está molesto con él, a pesar de la conversación que tuvieron la noche anterior... y no lo puede culpar.

Detiene sus pasos en el umbral de la puerta de Seiji, desde ahí observa a JiMin viendo dormir al bebé en su cuna, acariciando sus cabellitos ondulados en el proceso. Era su momento, por lo que cree que es mejor no decir nada, y así en silencio se acerca hasta su esposo y lo abraza por detrás con cuidado.

― Hola JiMin.

Ahora dejaron atrás sus apodos cariñosos para llamarse como dos extraños, solo por sus nombres.

― Ya está dormido.

― Sí, pero volverá a despertarse en unas horas.

Es la primera vez en todo el día que pueden hablar. JiMin suena demasiado tranquilo, hasta puede decir cansado. Recuesta su cabeza en su pecho, y los brazos de Jungkook lo sostienen con cuiado, sin ejercer mucha fuerza.

― Jungkook, sé que es repentino, pero quiero que me prometas algo.

Jeon coloca su mentón en su hombro, y JiMin puede sentirlo asentir aunque no lo vea bien. ― ¿De qué se trata?

― Yo solo quiero que me prometas que todo estará bien... ― Se separa un poco de Jungkook, lo suficiente para girar sobre su sitio y poder mirarlo a los ojos. ― Que haremos todo lo posible para estar bien, por nosotros y por nuestro hijo.

Sus ojos suplican un poco de esperanza, aunque sea falsa. Y Jungkook no puede negarse, aunque no esté seguro de su respuesta, él no puede negarle nada cuando ve esa mirada esperanzada en sus bellos ojos.

― Lo prometo. Todo estará bien.

JiMin pasa sus brazos por sus hombros y coloca su mejilla contra el pecho de su esposo. Inhala su perfume. ― Gracias.

Ahora puede pensar que dejará tu plan, que tratará de terminar su misión sin contratiempos, y que volverá a ser, poco a poco, el Jeon Jungkook que hace diez años logró enamorarlo.

― Está bien, está bien. ― Acaricia su pequeña espalda.

Una hora después, en medio de la oscuridad de su habitación, JiMin no puede evitar levantarse de la cama y quedar sentado al borde, con las tantas fotos que tomó de su esposo con ayuda de la cámara que su hermana le regaló.

Fotos de Jungkook sonriendo.

Fotos de Jungkook durmiendo, tranquilo y totalmente pacífico.

Fotos de Jungkook viendo hacia el atardecer en su balcón.

Fotos del Jungkook que quiere recordar siempre, fotos que evidencian que no siempre fue el hombre gris que hoy es, que hasta hace poco era un hombre diferente con él y solo con él. No era cortante, no le hablaba con tan poco cariño, y sobre todo, no le era capaz de mentir, y ahora lo hace cada día, incluso viéndolo directo a los ojos.

Jungkook pudo haber sido un maldito sicario, pero JiMin no era mejor que él, ni ningún integrante de su familia o círculo social, todos tenían las manos manchadas, pero a diferencia de todos, para JiMin, Jungkook era una víctima nada más, y siempre se culpará por haberlo arrastrado a su mundo de sangre y muerte.

Lleva las fotos hacia su pecho y cierra con fuerza los ojos. Se siente patético sufriendo de esa manera, pero no puede evitarlo, no ahora que todo es tan inestable...

"Lo prometo, todo estará bien"

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