Sesenta y dos: Explosivos.

Taehyung esperó por 10 minutos a la señal de Jungkook, hasta que finalmente escuchó su voz a través del micrófono en su oído. "Estoy entre los arbustos" lo escuchó decir, y empezó a buscar con la mirada por sobre el inmenso jardín de la mansión. Estaba solo en el lugar, porque todos estaban dentro de la fiesta, y había poca iluminación, por lo que era el lugar perfecto para empezar.

Escuchó pasos a sus lado, y encontró a dos guardias armados, caminando como si hicieran revisión de los alrededores. Actuó normal, los saludó y a estos no les pareció extraño que estuviera fuera de la fiesta porque se encontraba fumando.

― No hay nadie, ya puedes salir.

No recibió una respuesta pero Jungkook pronto salió de los arbustos con dos mochilas negras colgando de cada hombro; su vestimenta y pasamontañas eran del mismo color. Se acercó a él y dejó las mochilas en sus pies.

― Hasta que te apareces. ― Lo regaña. ― Te tardaste más de lo necesario.

― Teníamos asuntos que discutir.

Taehyung pronto entendió a qué se refería, seguramente había conversado con JiMin en el tiempo que él estuvo incomunicado y esperando en las puertas del jardín.

― ¡Alto ahí!

Ambos giraron para encontrarse con los dos mismos hombres de antes apuntandolos con sus armas. Jungkook le dio una rápida señal a Taehyung dándole a entender que se encargaría del hombre de la izquierda, y Taehyung asintió dispuesto a encargarse del otro mientras apagaba su cigarrillo.

JiMin, ¿Estás ahí?

Reaccionó al instante.

― Aquí estoy.

Ya estamos abajo.

Se asomó por el balcón y ahí los vio, tenían las mochilas puestas, Taehyung mantenía puesta la máscara mientras que Jungkook tenía un pasamontañas en el rostro.

Retrocedió para llevar las manos debajo de su pomposo vestido y de ahí logró sacar una cuerda lo suficientemente larga para ayudarlos a subir. Ese había sido el propósito del vestido, esconder la cuerda que los ayudaría a llegar al techo. Fue idea de Hwasa, quien se las arregló para esconderla dejado de la pomposidad del vestido sin que llame la atención.

No tenemos mucho tiempo, en cualquier momento pueden despertar.

JiMin no dijo nada más, se apresuró a sujetar la cuerda del balcón y luego lanzarla para que cayera justo frente a ellos. Al cabo de unos pocos segundos la cuerda se tensó y Taehyung fue el primer en empezar a escalar, teniendo a Jungkook detrás. JiMin los ayudó a subir cuando estuvieron en la cima, y pronto estaban los tres sentados en el suelo, descansando por el esfuerzo dado.

Taehyung se quitó la máscara del rostro para respirar mejor y Jungkook hizo lo mismo. JiMin bajó la mirada hacia las prendas de Taehyung, al ser blancas pudo notar salpicaduras de sangre y eso encendió las alarmas en su cabeza.

― ¿Qué pasó? ― Se acercó a analizarlo, esperando no encontrar ninguna herida, y al final tomó sus mejillas para verse directo a los ojos.

Taehyung sonrió por el tacto en sus mejillas. ― Estamos bien, no es sangre nuestra. No te preocupes. ― Lo miró enternecido.

Jungkook pasó saliva al verlos tan cerca, y se sintió nervioso al tener los ojos de su esposo escanear su cuerpo, buscando algún tipo de herida, pero al no encontrar nada volvió su mirada a Taehyung y asintió, para luego colocarse de pie y adentrarse a la habitación.

Suspiró aliviado y tocó el audífono en su oído para cambiar de canal. ― Hwasa, ¿Me escuchas? ― No había tiempo que perder.

― Fuerte y claro.

Hwasa acomodó los cascos en sus oídos, y empezó a teclear en su laptop. Se encontraba en una furgoneta blindada, escondida entre los arbustos y árboles, dos cuadras antes de llegar a la mansión. Debían mantener una distancia prudente y para nada sospechosa.

― Bien, vamos a repasar lo que sigue.

― Un momento. Taehyung, cambia de canal.

Taehyung asintió y se quedó en el balcón ajustando el canal en su audífono, mientras Jungkook se adentraba en la habitación para decirle lo mismo a JiMin, pero se quedó mudo al tratar de verlo quitarse el vestido. JiMin sintió su presencia al instante, tenía las mejillas algo sonrojadas no solo por estar luchando con el vestido, sino también por verse atrapado por él.

― ¿Necesitas ayuda?

JiMin asintió con pena, no podía bajar el cierre del vestido. Jungkook se acercó para ayudarlo, mientras él se quitaba la peluca para tirarla en algún rincón de la habitación. Cuando el vestido se aflojó supo que Jungkook había logrado bajar el cierre completamente. El vestido cayó por sus hombros hasta el suelo, y finalmente se sintió liberado al no tener todo el peso del vestido sobre su delicado cuerpo.

Jungkook pasó salica cuando, entre la oscuridad y la iluminación de la luna que entraba por el gran ventanal, pudo ver la piel expuesta de su esposo, puesto que él solo llevaba unos shorts cortos debajo del vestido. Su nuca, hombros, brazos, espalda y piernas estaban desnudos. Sus mejillas se tiñieron de rojo.

― Jungkook, el corset. ― Le recordó, lo que hizo a Jungkook volver a la realidad.

― Claro, perdón.

Llevó sus manos a las tiras que aseguraban el corset de su cintura, jaló de ellas una por una hasta que logró desatarlas y liberar a su esposo del apretado agarre. Cuando lo hizo JiMin por fin pudo respirar con normalidad. No entiende como pudo aguantar tanto tiempo con aquella cosa tan ceñida en su cuerpo.

Dio un respingo por la sorpresa,  cuando sintió el tacto de las manos de Jungkook sobre su piel. Sus manos fueron de sus hombros a sus homoplatos, acariciando con sumo cuidado; descendiendo por su cintura adolorida hasta bajar a su vientre, y tocar la cicatriz de la que habían hablado momentos atrás. Se quedó ahí unos segundos, relajandolo con su tacto.

JiMin no dijo nada no se atrevió; se dejó llevar por lo que parecía ser un suave masaje en su adolorido cuerpo. Extrañamente estaba disfrutando del tacto, claro, hasta que sus manos se alejaron y volvió a la realidad.

― Traeré tu ropa de la mochila.

Asintió apenado, nisiquiera se atrevió a girar para verlo. Por otro lado, Jungkook tenía las mejillas sonrojadas pero las cejas juntas en señal de preocupación. Si bien había disfrutado tocar la piel de su esposo luego de tanto tiempo, cuando sus manos lograron sentir lo delgado que estaba, se preocupó de inmediato. Se preguntó si estaba bien de salud, porque la última vez que sus manos lo habían tocado no se había sentido de esa forma.

― Aquí está. ― Le tendió la ropa directo a sus manos, JiMin asintió apenado sin querer verlo a los ojos. ― Cambia el canal de tu audífono, hablaremos con la superintendente.

― Bien.

Jungkook se retiró, volviendo al balcón para dejarlo cambiarse en paz. Se colocó al lado de Taehyung y cruzó sus brazos mientras este lo veía en silencio. Kim no era tonto, lo había visto todo, pero no tenía nada que decir al respecto.

― Estoy listo. Te escuchamos, Hyejin.

JiMin apareció por después, vestido con un pantalón y una camiseta, y enteramente de negro al igual que Jungkook.

― Repasemos. ― Escucharon la voz de la superior. ― Colocarán las mochilas en la azotea, y alistarán los explosivos en los bordes. Esperarán una hora aproximadamente antes de escapar de la escena. Cuando mis oficiales estén en posición y ustedes fuera de riesgo, detonaré los explosivos a distancia.

― Entendido.

― Ahora, la explosión podrá interferir con los audífonos y estaremos incomunicados, así que les aviso desde ya. Los estaré esperando en la entrada posterior de la mansión, mientras mis hombres se encargan de lo demás.

― ¿Segura que estará ahí? ― Preguntó JiMin.

― Por supuesto, no te preocupes por ello. ― Le habló con calma. ― Si por alguna razón no llego a tiempo, corran hacia el bosque hasta que las aguas de calmen. Bien, eso es todo lo que tenía por decir.

― Gracias, Hyejin.

― Buena suerte, JiMin. ― Dijo sinceramente, con una voz suave. ― Tengan cuidado.

Entre la tres se miraron y asintieron, debían pasar a la siguiente y última fase del plan. JiMin tomó una de las mochilas con mucho cuidado y la colocó sobre su hombro, Taehyung hizo lo mismo mientras Jungkook iba por la delantera, listo para guiarlos por los pasillos hacia la azotea.

― Ten.

JiMin le extendió la mochila, Jungkook asintió tomándola con cuidado. Tenían los explosivos dentro, por lo que debían ser cuidadosos a la hora de colocarlos en los lugares más estratégicos. La idea era encerrar a los presentes en la fiesta para que no puedan escapar, y sean capturados fácilmente.

― Todo listo. ― Jungkook se enderezó y miró a JiMin. ― Bien hecho.

― Hm, sí.

Desvío la mirada cuando conectaron miradas, sintiéndose incapaz de verlo a los ojos luego de tan... íntima escena. No se habían acercado de esa manera desde hace mucho tiempo, y sinceramente se avergüenza de haber disfrutado tener su tacto en su piel.

Cuando los explosivos fueron colocados en los lugares indicados, decidieron sentarse en el suelo uno al lado del otro. Taehyung le dio un vistazo a la hora en el reloj en su muñeca, aún faltaban varios minutos para salir del lugar, por lo que empezó a mover su pierna con insistencia. Intercambió miradas con Jungkook, este parecía también inquieto, asomándose por el borde de la azotea, como si buscara algo o alguien. JiMin notó esto, y alzó una ceja ante sus comportamientos.

¿Qué estaban tramando? ¿Planeaban traicionar a Hyejin? ¿Qué pasaba?

― Los noto muy inquietos.

Taehyung y Jungkook detuvieron lo que hacían para mirarlo de una manera muy penosa, como si estuvieran avergonzados por haber sido atrapados al ser tan obvios con sus acciones.

Estoy en posición.

JiMin quedó inmóvil cuando escuchó aquella voz.

― ¿Hola? ¿Me escuchan?

No podía creerlo, parecía que su voz provenía de una radio, y no supo de dónde hasta que Taehyung se apresuró en sacar la radio de una de las mochilas y apagarla. Todo quedó en silencio, se podía sentir la tensión entre los tres hombres.

― ¿Es Gguk?

Miró a Taehyung pero esquivó su mirada, entonces su mirada se posó en Jungkook buscando respuestas, y él suspiró acercándose a él para explicarle la situación.

― Antes de que digas nada, tenemos nuestras razones.

― Les dije explícitamente que no quería a ese delator aquí. ― Frunció el ceño, realmente se estaba reprimiendo de golpear a ambos o peor aún, ir con Gguk y romperle la cara nuevamente por su atrevimiento a aparecerse ahí.

― Escucha. ― Colocó ambas manos en sus hombros, callandolo rápidamente. ― No hubieramos recorrido a él, pero no tenemos a nadie más en quien confiar ahora.

― ¿De qué hablas? No necesitamos a Gguk.

― Queremos mantenerte a salvo, y para ello Gguk es necesario. Él nos sacará de aquí en cuanto todo termine.

― No confiamos en Hwasa. ― Agregó Taehyung, también colocándose de pie.

JiMin no podía entender de dónde venía tanta desconfianza, si hasta ahora habían hecho todo lo que Hwasa les había pedido, sin reproches.

― ¿Por qué desconfian en ella ahora? No tenemos razones ni tiempo en pensar en esas cosas, miren dónde estamos. ― Barrió la azotea con su mirada.

Jungkook presionó las manos en sus hombros. ― JiMin, ¿Tú realmente crees que le importamos a esa mujer? No tenemos en claro si logrará sacarnos de aquí cuando todo se complique, ¿Y qué pasa si algo sale mal? ― Cuestionó.

― Ella vendrá. ― Se apartó de ambos y los miró seriamente.

― No deberíamos estar aquí, ella pudo haber enviado a sus oficiales, pero no, decidió que nosotros tendríamos que hacer el trabajo sucio, es más, ¡Te envío a ti! Tú no deberías estar aquí. ― Hizo una pausa. ― Solo somos peones para ella.

― Si bien tampoco confío en Hyejin del todo, no puedo ignorar que ha sido la única que le ha brindado una mano a mi familia, para salir de toda la mierda en la que tú y tu hermano nos metieron. ― Le recordó con una mirada fría. ― No debería estar aquí, es verdad, ¿Pero de quien es la culpa en primer lugar?

Jungkook frunció el ceño, solo quería protegerlo, solo quería reparar el daño que ha provocado pero pareciera que nada es suficiente, JiMin ha colocado una barrera entre ambos, una que pensó que podrían ir dejando de lado para estar en paz, pero se ha dado cuenta que aún está muy lejos para eso. Todos los avances que tuvo en estos días lo motivaron, pero ahora esa motivación se fue por la borda y se sentía frustrado.

― ¡Lo sé! He sido un imbécil y he jodido la vida de personas cercanas a mí,  ¡Ya lo sé! ― Se acercó la distancia que JiMin se había alejado y lo tomó con cuidado por los costados. ― ¡Por supuesto que lo sé! No necesito que me lo recuerdes cada momento... ― Baja la mirada. ― Me di cuenta que jodí a las personas que quería por mi estúpida ambición, lo sé, y me gustaría haber podido eviatr todo el daño que causé, pero lamentablemente no puedo volver en el tiempo...

Si pudiera retroceder unos cuantos meses, podría evitar cometer los errores que lo llevaron a la completa ruina, lejos del amor de su vida y de su hijo, fruto del amor tan resistente que se tuvieron por más de 10 años. Aquel amor que fue derribado por algo incluso más grande, la traición. Ahora solo quedan pedazos que él trata de recoger poco a poco, para en un futuro poder sanar sus corazones del dolor y la angustia.

― No busco tu perdón, y sé que no me lo darás porque aún no te he demostrado que me lo merezco. ― Alza su mirada, encontrando en sus ojos el abatimiento que solo un corazón roto puede dejar. ― Solo quiero hacer las cosas bien, y demostrarte que estoy completamente arrepentido... por todo.

JiMin llevó una mano a su pecho, sintiendo su corazón bombear con fuerza y su cabeza dar vueltas, en cualquier momento podría desmayarse por la maraña de sentimientos encontrados dentro suyo, debido a la sincera y conmovedora confesión de Jungkook, su aún esposo.

Se alejó para tomar aire, Jungkook lo entendió y se hizo un poco para atrás, mientras Taehyung se acercó a JiMin para sostenerlo con cuidado antes de que tambaleara sobre sus pies. Pasaron segundos casi eternos cuando JiMin finalmente subió la mirada hacia Jungkook y se vieron fijamente, con el viento nocturno moviendo sus cabellos y la luz de la luna alumbrando la escena.

― Lo acepto. ― Fue lo único que dijo antes de acercarse hacia él, ya recobrando el control. ― Acepto tus disculpas. ― Jungkook abrió en grande los ojos por la sorpresa. ―No te perdono pero las acepto, s-solo lo hago porque... si morimos esta noche, no quiero llevarme este rencor a la tumba... no es lo que mi madre hubiera querido.

Volvió a colocar una mano en su pecho y con seguridad colocó otra sobre el pecho de Jungkook, y ahí le sonrió juntando los labios, robándose el corazón herido de su esposo.

― Gracias. ― Fue lo único que pudo decir.

Se perdió en sus ojos púrpuras, aquellos que lo enamoraron hace muchos añosen su adolescencia. Exóticos, cálidos y coquetos, siempre fueron la parte favorita de su esposo, porque a través de ellos podía sentirse querido. No puede apartar la mirada y su memoria se activa para torturarlo, recordando su vida a su lado, desde su juventud hasta su adultez.

Recuerda la primera vez que se vieron, su primer beso, su declaración de amor, la primera vez que compraron el hogar donde vivieron felizmente casados durante muchos años, e incluso recuerda sus peleas y malentendidos. Todo eso, todo lo extraña, y se arrepiente y jamás se perdonará por todo el daño que le hizo, porque lo alejó de él y del futuro que querían construir juntos.

― No es algo por lo que deberías agradecer. ― Mantuvo la sonrisa y bajó la mirada, así como alejó su mano, dejando un vacío en el lugar donde se posó.

Lamentablemente, Jungkook no puede cambiar el pasado por más que lo quiera, debe volver a su presente y aceptar que aquellos momentos quedaron atrás, sellados en su corazón y su memoria para siempre. Por ello, pasó saliva y se abstuvo de rodearlo con sus brazos, no era adecuado en su situación actual. Cuando todo termine, espera que todo salgo bien y él pueda estrecharlo entre sus brazos, al menos un momento.

― ¿Entonces qué hacemos con Gguk?

Jungkook vuelve a la realidad. ― Él sabe que solo es un plan b, así que que no debería haber mucho problema si Hwasa llega primero y nos vamos con ella.

JiMin asintió, estaba de acuerdo.

― Bien, se lo recordaré.

― Yo hablaré con Hwasa, le diré que ya está todo listo y que debe sacarnos de aquí antes de que los explosivos detonen. ― JiMin llevó una mano al audífono en su oreja y lo encendió. ― Hwasa, ¿Me escuchas?

― Fuerte y claro, Park.

― Todo listo, colocamos los explosivos en los lugares adecuados.

― Perfecto, estaré en menos de 5 minutos ahí para sacarlos de aqu-

JiMin frunció el ceño cuando se cortó el audio. ― ¿Hyejin? ¿Estás ahí? Perdí la conexión.

JiMin llamaba a la mujer con insistencia, pero no sabía que al otro lado de la línea, en la furgoneta negra que los esperaba entre los árboles, se encontraba Hwasa siendo apuntada por un arma directo a la cabeza.

― ¿Qué crees que haces? ― No podía creer lo que sus ojos veían.

― Lo que debí hacer hace mucho tiempo. ― Quitó el seguro del arma, viéndola fijamente a los ojos desde arriba. ― Detener esta locura que quieres hacer, antes de que sea demasiado tarde y tenga que lidiar con más papeleo del necesario.

No podía creer que su mejor amigo, casi hermano, estaba presionando el cañón del arma contra su cabeza. Jamás creyó que Seokjin sería capaz de hacer algo como esto.

― Fuimos amigos por más de siete años, estuve a tu lado en todo momento, apoyándote hasta su ascenso como comisario... ¿Por qué?

― Nunca debierok ascenderte como superintendente. Jamás te mereciste ese puesto... yo me esforcé mucho más que tú, durante todos estos años. ― Se acerca a ella. ― A veces la vida es injusta y tenemos que ajustarla para que las personas correctas asuman los puestos que se merecen.

Por mucho tiempo quiso ignorarlo, pero acababa de colocarse en evidencia. Por más que quiera negarse a verlo, la envidia ha dominado el corazón de aquel que en algún momento consideró su mejor amigo.

― ¿Qué quieres de mí? Solo... dilo. ― Apretó las manos y tenso la mandíbula, reteniendo la furia y la tristeza que crecían con fuerza dentro suyo al verse traicionada.

― Acaba con la misión, Hyejin. Antes de que sea demasiado tarde para ti. ― Mantiene un rostro estoico. ― Si acabas ahora, te dejaré vivir... aunque tendrás que lidiar con nuestros superiores, quienes están avisados de todo el circo que estás montando aquí.

― Así que se los dijiste... ― Baja la cabeza, suelta una risa y niega sin poder creerlo aún.

Con el cañón del arma levanta su mentón para que vuelva a mirarlo a los ojos. ― Si te disparo ahora, haré las cosas como quiero. Les daré el aviso a mis contactos y tus conejillos de indias ahí dentro sufrirán las consecuencias, además de que tu nombre quedará manchado. Me encargaré de eso, no te preocupes. ― Hyejin le dedicó una mirada llena de odio. ― Tú eliges, o los retiras o disparo.

― Está bien...

Seokjin sonrió con superioridad.

Pinche Seokjin.

¡Hola! Sé que es una actualización fuera del horario, pero espero poder traer otra actualización este sábado, por ahora les dejo este capítulo.

Cuídense y disculpen por el atraso, ando muy ocupada con la universidad, esperi me tengan paciencia <3

- Mgg.

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