Quince: Escapemos.

Las llamas de la chimenea frente suyo se reflejan en su atractivo perfil, su único ojo gris está fijo de manera disimulada en la mujer al otro lado de la sala que juega con Marilyn. Tiene el cabello ondulado y rojizo, así como tatuajes de flores en sus brazos y una dulce sonrisa en sus labios. Sonríe  y se acerca a ella.

― Jane.

Ella alza la mirada del bebé en su regazo al hombre de pie frente suyo, y una pequeña sonrisa surca sus labios. Abre la boca para poder decir algo pero una voz la interrumpe, lo que fastidia a Gguk.

― Vamos a recibir a JiMin. ― La señora Park toma a su hija junto a su sobrino.

Ella le da una última mirada al hombre antes de desaparecer, Gguk lleva sus manos a los bolsillos de su pantalón de mezclilla, reniega para sus adentros. Desde su lugar puede ver a su hermano y su esposo entrar por la puerta principal, sus padres están ahí recibiendolos con entusiasmo como es usual.

Ellos son las estrellas, piensa.

Pasan las horas y finalmente Gguk puede tener lo que tanto espera, un poco de  privacidad. Su hermano y toda la familia Park se encuentran en la sala hablando de quién sabe qué, no le importa sinceramente.

― Deberías apoyarme en esto, niña.

La peliroja niega con la cabeza y se cruza de brazos, mira hacia el césped bajo sus pies, están caminando por el jardín.

― Deberíamos escaparnos. ― Detiene su andar frente a ella. ― Piensalo, podríamos amarnos sin tener que estar ocultos por miedo a tu padre.

Jane mira su único ojo gris, pero vuelve a negar con la cabeza y aprieta los labios. ― Entiendo que ya estés harto de tener que vernos a escondidas, que has esperado por mí desde hace años, pero ahora más que nunca estamos en peligro.

― Estoy haciendo todo lo posible con tu padre para rastrear a mi abuelo, créeme, estamos jodiendonos la cabeza en eso, linda.

Ella asiente. ― Lo sé, claro que lo sé... Pero escapar no es la mejor solución. Quizás deberíamos esperar a que todo esto pase y contarles a mis padres sobre nuestra relación.

Gguk asiente y acaricia los brazos tatuados de su chica. Su niña de cabello rojizo y ondulado, de mirada inocente pero apariencia ruda. ― Lo sé, fingir que no quisiera decirle a tu padre lo mucho que te quiero no me gusta nada, es una mierda.

Jane pasa sus brazos por su espalda y lo abraza, sintiendo su varonil fragancia invadir sus fosas nasales, están en peligro y lo que menos quiere es perderlo por culpa de una bala en la cabeza. Ya están hartos, cansados, dolidos de ocultar su amor por miefo al qué dirán.

― Tu padre no quiere que otro Jeon se case con uno de sus hijos. ― Sus dedos se unden suavemente en su cintura, cansado.

― Lo sé.

― ¿Gguk?

Se separan lo más rápido que pueden y en el momento exacto pues JiMin se deja ver por ambos. ― Al fin te encuentro. ― Mira a su hermana y alza las cejas. ― ¿Jane? ¿Qué haces aquí?

Ellos se miran, ella rápidamente y de manera natural da una respuesta antes pensada a su hermano mayor. ― Estaba discutiendo con Gguk... ― Se cruza de brazos y camina hasta quedar al lado de su hermano.

JiMin la inspecciona un momento, no dice nada pues puede darse cuenta del nerviosismo en su mirada. Sonríe burlonamente. ― Ya veo, entonces ya debieron haber terminado. Jane, entra a la casa, yo tengo que hablar con él.

Ella muerde el interior de su mejilla y asiente bajando la mirada. Se aleja del lugar acomodando su corto vestido rosado. JiMin la ve irse y cuando desaparece de su vista finalmente voltea a ver a Gguk, el hermano de su esposo. Su sonrisa se borra, Gguk deja que una sonrisa burlona se apodere de sus labios.

― ¿Sabes que te ves gracioso cuando te ves serio?

― ¿Y tu sabes que puedo decirle a mi padre que te encontré a solas con mi hermana? Te recuerdo que no es la primera vez. ― Susurra lo último, divertido.

La expresión de Gguk cambia, baja la mirada y carraspea. ― Como sea, ¿Porqué me buscabas?

JiMin acaricia su vientre hinchado. ― Quiero preguntarte algo.

Gguk empieza a avanzar hacia la entrada posterior a la casa, JiMin lo sigue a su lado. ― Te escucho.

― Antes debes prometerme que no se lo dirás a Jungkook, o de lo contrario le diré a mi padre lo que ví. ― Él propone.

Gguk suelta una risa baja. ― Bien pequeño chantajista, lo prometo.

― Bien. ― Llegan al final del jardín donde el piso de cemento los recibe; la puerta está a un metro. ― Quiero saber si Jungkook ha estado contigo estas noches.

― ¿Cómo?

JiMin frunce ligeramente el ceño y lame sus labios con nervios. ― Responde, ¿Jungkook ha estado pasando estás últimas noches en tu casa para una misión, verdad?

Gguk no sabe que decir, porque no estaba enterado de nada. Mira sus ojitos púrpuras buscando la respuesta a sus dudas, esas que por las noches no lo dejan dormir. Su garganta se seca.

― Él...

Alza la mirada y a través de la ventana puede ver a su hermano conversar con Ami tranquilamente, sin saber que su esposo está frente suyo al borde de las lágrimas, JiMin es tan indefenso por Jungkook.

― Sí, ha estado en mi casa. Tenemos una misión de reconocimiento, hemos estado buscando a más infiltrados de los Manoban. ― Asiente queriendo lucir lo más seguro posible.

De todas formas, en parte era cierto, Gguk tenía la misión de buscar más rastros de su padre e infiltrados de los Manoban, aunque Jungkook no figuraba en la misión. JiMin deja que el aire salga de sus labios y sonríe ligeramente. Manda una mano a su pecho con alivio. Tan desesperado de que alguien niegue lo que por su mente pasa, que no notó la mentira en su rostro.

― Está bien, ¿Entramos?

JiMin asiente y camina hasta la puerta, ambos ingresan a la mansión Park. Gguk entrelaza su brazo con el de JiMin para ayudarlo a caminsr firmemente hasta la sala.

Sea lo que sea que estés haciendo Jungkook...

Suelta a JiMin cuando él sonríe y pretende acercarse a su esposo para abrazarlo con amor. Los mira a una poca distancia, notando el amor en los ojos púrpuras de su cuñado.

Asegúrate de que él no se entere, porque se derrumbaría.

Lágrimas amargas caen por su rostro, sus manos acarician su vientre abultado por el embarazo. Sus pensamientos maltratan su corazón, sus sollozos no son tan silenciosos y eso llama la atención de cierto pelirojo. Taehyung entra a la habitación de JiMin con preocupación, se sube a la cama donde el cuerpo de Park está tendido y lo toma entre sus brazos para arrullarlo.

― ¿Qué pasa? ¿Qué está mal, JiMin?

― Él me esconde algo...

Llora en su pecho, cansado por sus emociones mezcladas con los malestares del embarazo. Taehyung solo lo mueve con cuidado entre sus brazos, toma una manta a su alcance y cubre el pequeño cuerpo de JiMin para seguiroo abrazando.

― Él debe estar ocupado con Gguk, tranquilo.

Mentiras.

Taehyung aprieta su mandíbula al escuchar que los sollozos de JiMin no disminuyen, él sabe muy bien que Jungkook está llevando a cabo un estúpido plan que sólo lo llevará a un final, la muerte. A sus ojos Jungkook no se da cuenta de cuánto daña a JiMin en el proceso de su plan.

― Gguk me dijo esola semana pasada, pero no sé si creerle, se veía inseguro cuando lo dijo.

― Tranquilo, no deberías llorar así. ― Limpia sus lágrimas con cuidado.

― Y él debería estar aquí conmigo. ¿Desde hace cuánto no duermo con mi esposo, Tae? ― Lo encara, viéndolo a los ojos. ― Ya llevo varias noches durmiendo solo en esta habitación de mierda, ¡Sé que me está mintiendo! Lo conozco tan bien... ― Solloza.

Taehyung besa su cabeza y cierra los ojos, arrullandolo, esperando que calme sus lágrimas calientes que caen contra su ropa.

― M-me está ocultando cosas... ― Susurra.

JiMin es indefenso por Jungkook, su esposo es su debilidad más grande, y sufre si el sufre, llora si él llora, lo ama por sobre todas las cosas. Es demasiado sensible cuando se trata de Jungkook.

Cuando finalmente JiMin se calma es cuando el sueño lo invade. ― Tae.

― ¿Sí?

― Tengo sueño. ― Se aleja un poco de él para verlo mejor. ― ¿Podrías dormir conmigo esta noche?

El pelirojo alza las cejas con sorpresa y aunque la pregunta lo toma por sorpresa asiente. JiMin sonríe por esto y se mete bajo las sábanas, Taehyung se quita los zapatos y chaqueta para meterse bajo las sábanas al lado del menor, tomando su distancia, pero es JiMin quién lo acerca para abrazarlo buscando consuelo. Taehyung pasa saliva y maldice a su corazón por latir desesperado cuando siente el pecho de JiMin y su pancita presionando su brazo sutilmente. Tan sutil y tan dulce que derrite el corazón del ex-militar.

Pero no, ¡Él no debe hacerse ilusiones o terminará con el corazón roto! Porque aceptar sus sentimientos es una cosa, pero creer que habrá algo entre ellos es otra muy diferente.

― ¿Mejor?

― Sí, gracias por estar conmigo ahora. ― Le sonríe cálidamente, lo que es raro en JiMin.

Taehyung asiente. ― No sigas llorando así, no me gusta.

― No puedo evitarlo... me duele no tener a Jungkook cerca, me siento encerrado en estas cuatro paredes, yo realmente extraño mi antigua casa pero ahora es insegura por culpa de nuestros enemigos.

― Los Manoban.

― Sí... ¿Sabes? Me preocupa toda esta porquería, mi padre hace lo que puede para poder mejorar nuestra seguridad y asegurar sus negocios pero parece que los Manoban quieren abarcar todo.

― ¿Has hablado con tu padre sobre eso?

JiMin asiente. ― Sí, por teléfono. Él ha pensado en implementar espías para los Manoban, pero lo cree muy arriesgado.

Taehyung hace una mueca, si tan solo JiMin supiera que su esposo es un maldito espía. Pero no le corresponde a él decírselo. ― ¿Hablaron de algo más?

JiMin niega. ― No. ― Suspira. ― Me inquieta que Jungkook no esté en casa, siento que algo malo está por pasar.

― Todo estará bien, nos estás solo, tienes a tu hijo. ― Taehyung le recuerda, JiMin mira su barriga y sonríe con amor.

Acomoda a JiMin a su lado para abrazarlo con cuidado para brindarle seguridad, y JiMin se queda dormido entre sus brazos. Se queda pensando en la oscuridad de la habitación, él también está preocupado por lo que pueda pasar más adelante, Jungkook trabajando con los Manoban para darle información a Woong es un plan arriesgado.

¿Qué pasaría si lo descubren? Lo matarían, JiMin quedaría devastado y los Park terminarían de derrumbarse. Pero pase lo que pase Taehyung estará ahí para proteger a JiMin, cosa que no pudo hacer con su difunta amada.

― Yo te protegeré.

Las yemas de sus manos apretaron su agarre. Jamás iba a soltarlo, jamás iba a permitir que nada ni nadie le haga daño, incluso daría su vida por él si es necesario, y viendo como van las cosas, no cree muy lejana aquella posibilidad.

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