Diecisiete: Noche.
Jungkook cruza sus piernas y se deleita con el sabor del vino en su boca. Sus ojos ven el papel con su firma en él, finalmente está dentro de la mafia Manoban y tiene muchos planeas a futuro.
― Felicidades Kim, estás dentro.
Sus labios negros se estiran en una sonrisa que no llega a sus ojos, es Lisa felicitándolo. Su esposo a su lado tiene la misma sonrisa cínica. Jungkook los ha observado bastante para saber eso, o mejor dicho, HaJoon lo ha hecho, ya que en estos momentos esa es su identidad.
― Gracias a ustedes.
― Ya que este último mes nos has probado que hacer negocios contigo es más que satisfactorio, no podíamos negarnos.
Las manos de Nichkhun toman el contrato, solo una pequeña formalidad, entre sus manos y sonríe. ― Entonces, espero que no me defraudes. Te pagaremos mucho para que mates a Christopher por nosotros. ― Lo mira. ― Tomando en cuenta tus años de experiencia en la milicia, espero que este trabajo lo sepas llevar bien.
Jungkook sonríe delineando la copa de vino con la yema de sus dedos.
― Confien en mí, soy bueno en lo que hago.
Después de este trabajo espera poder ganar más de su confianza, les traería la cabeza de ese hombre que traicionó su confianza según tiene entendido, y él al trabajar a su lado saldrá del radar de sospechas. Los Manoban piden la cuenta y un mesero del lujoso restaurante se acerca a atenderlos, Jungkook desvía su mirada al gran ventanal que deja admirar la ciudad bajo la noche.
No pensaría que estaría ahí en ese momento. Hace dos meses se imaginaria siguiendo la misma rutina, matar, cobrar y sonreír para su suegro. Como si eso fuera suficiente para él, Jungkook no estaba satisfecho con la vida corrupta, pero era el camino que eligió para estar al lado de su más grande amor. No estuvo en sus planes seguir en la mafia cuando quemó su casa hace diez años para escapar de su abuelo junto a Gguk, él solo quería escapar de todo, pero se quedó por JiMin.
No deja de pensar que hace dos noches no lo ve, y lo extraña demasiado. No ha vuelto a casa luego de su discusión, porque no sabe con qué cara volver, si JiMin ya sabe que él miente.
¿Qué espera realmente?
― ¿Qué crees que haces?
JiMin se apoya del bastón que lo ayuda a mantener el equilibrio y frunce el ceño mirando al pelirojo.
― Apartate.
JiMin está muy lejos de ser el JiMin que Taehyung está acostumbrado a ver. ― Vuelve a tu habitación, y no es una pregunta.
― ¿Así que me das órdenes? Yo soy el maldito jefe en esta casa. Seremos amigos pero también soy tu jefe, Taehyung.
Sus ojos lucen furiosos, su poca paciencia que lo caracteriza parece explotar dentro suyo, desesperado por algo que Taehyung no quiere permitirle.
― ¿Y crees que yo dejaré que te vayas solo en medio de la noche? ¿Estás loco? Si Jungkook se entera...
― Él no se va a enterar porque él no está aquí, ¿O acaso lo ves por acá? ¡No, no está!
Sus ojos se llenan de lágrimas y de un momento para otro está temblando. Jungkook no ha vuelto a casa desde aquella mañana, y eso tiene a JiMin al borde de llamar a su padre y contarle todo, que haga lo que sea pero que lo encuentre y lo traiga a él.
― Deja de insistir, no puedes salir a estas horas de la noche. Entiendo que quieras despejar tu mente, pero podemos salir a dar un paseo temprano por la mañana, ¿Eso estaría bien para ti?
JiMin se queda callado y asiente, resignado.
― Ten.
Deja una manta en sus hombros mientras JiMin solloza en silencio con el amanecer chocando contra su bonito rostro, le duele mucho su corazón pero trata de mantener una expresión tranquila. Taehyung agradece que esté más tranquilo, aunque siga triste y lo vea en sus lágrimas.
Taehyung se coloca a su lado en el balcón que da hacia el jardín. ― Me siento tan atrapado y débil en estas cuatro paredes. ― Limpia sus lágrimas con el dorso de su mano. ― Como hace años, cuando era un adolescente que se sentía cada vez más y más como un estorbo.
Taehyung mira con atención como sonríe, pero es una sonrisa triste, sus ojos púrpuras suben hasta sus ojos.
― Soy débil aquí... ― Toma la mano de Taehyung y la coloca en el centro de su pecho. ― Y no es por mi enfermedad o mi embarazo, es mucho más allá de lo que puedo controlar... Soy débil porque amo a Jungkook, el amor me hace débil.
Baja la cabeza y una de sus lágrimas cae sobre la muñeca de Taehyung, su mano aún en su pecho. Escucha un suspiro cansado y esa misma mano en su pecho asciende hasta su mejilla y lo obliga a alzar la cabeza.
― Deja de sentir lastima por ti mismo JiMin. ― Suspira. ― Y sé que no debería decirte esto, pero verte sufrir esperando una respuesta que él no te dará, me mata.
― ¿Tú sabes algo?
― Solo sé que él no solo está trabajando para tu padre, está metido en algo más, pero desconozco el porqué, quizás un interés personal.
― ¿E-es todo lo que sabes?
― Es todo lo que sé. ― Miente.
JiMin está tan ocupado pensando en sus palabras que no nota la mentira en sus palabras.
― Supongo que eso confirma mis sospechas... ― Se aleja de su lado, toma su bastón y camina de vuelta a la habitación, se recuesta en su cama.
Taehyung lo sigue detrás y se sienta a su lado en la cama, sus ojos tristes lo atrapan, su brillo vivo y caprichoso luce casi extinto. Se maldice porque su corazón le duele al ver a la persona que ama sufrir, por eso no logra controlar lo que sale de su boca.
― JiMin, si tú realmente quieres saber qué hace Jungkook, deberías ir a su oficina.
La mano de Taehyung quita un mechón de su cabello rizado que estorba su vista. JiMin abre la boca sin saber que decir realmente.
― ¿Su oficina?
Taehyung asiente. ― Sabrás a lo que me refiero.
― Iré ahora mismo. ― Su poca paciencia habla por él, dispuesto a salir de la cama pero Taehyung lo detiene. ― ¿Que pasa?
― Tú descansa, mañana puedes ir a revisar si deseas, cuando estés más calmado, recuerda que tus emociones fuertes afectan a tu hijo.
Acaricia su pancita por encima de la tela de su camiseta. ― Está bien, tienes razón. ― Lo mira. ― ¿Sabes? Eres muy protector conmigo, bueno, nosotros. ― Hacs referencia al bebé.
― Es porque me importas JiMin, es todo.
― Dime, ¿Acaso te recuerdo a tu prometida?
― No mucho, ambos son diferentes, ella era mucho más calmada y menos impulsiva que tú. ― Sonríe divertido, tratando de bromear para aligerar el ambiente.
JiMin también sonríe y niega con la cabeza. ― Bien, bien, lo acepto, soy impulsivo, poco paciente y sin duda un caprichoso por culpa de mi padre.
― Incluso esas cosas me gustan de ti.
Lo dijo sin pensar. Mierda.
― ¿Te gusta mi personalidad? ― Mantiene su sonrisa pero hay intriga en sus ojos púrpuras. ― Vaya, realmente eres un muy buen amigo para quererme incluso siendo un insoportable de mierda. ― Rie.
Amigo.
Taehyung carraspea pero se mantiene serio. ― Olvídalo.
JiMin entrecierra sus ojos, sospechando al ver la manera en la que desvía la mirada y pasa saliva. Está nervioso.
― ¿Te incomodé?
El hombre niega. ― Descansa, llamaré a la señora Young para que te prepare algo. Vendré a revisarte más tarde. ― Se levanta pero JiMin toma su muñeca impidiendo que se aleje mucho. ― ¿Deseas algo más?
― ¿Tú también me ocultas algo? Pensé que éramos amigos.
Amigos.
― Deja de decir eso.
Cállate, se grita a si mismo.
― ¿Decir qué?
― Que soy tu amigo, porque no me gusta.
Para ahora mismo.
― ¿Qué tiene eso de malo? No entiendo
JiMin de rodillas sobre la cama, con esa camiseta que deja al descubierto sus piernas, luciendo tan hermoso aunque tenga rastros de lágrimas en su rostro. Taehyung contiene la respiración al saber que la ansiedad lo come de un solo bocado, se acerca a él y lo enfrenta, cerca uno del otro, sin espacio para mentiras.
― Deja de decir que somos amigos porque me recuerda que siento más por ti que solo una simple amistad.
Muy tarde.
JiMin suelta su muñeca y frunce el ceño. ― Taehyung, ¿Tú estás...?
―Sí. Lo estoy, desde hace mucho.
No hace falta decirlo, es obvio.
Voltea el rostro y mira el suelo. ― Pero no creas que espero algo de ti más allá de la amistad... Me he convencido de que no seremos más que amigos. Sé muy bien cual es mi puesto aquí, solo soy tu amigo y guardaespaldas personal.
JiMin pierde el aire un momento. No puede creer que realmente todo eso está saliendo de los labios ajenos. Esto realmente está pasando ¿Realmente Taehyung está enamorado de él? ¿Cómo surgió? ¿Desde cuando? ¿Por qué?
― Si tú realmente te has convencido de eso... ¿Porque esa palabra te molesta tanto?
Taehyung jamás responde esa pregunta porque un silencio devastador invade la habitación y al irse también se va Taehyung dejando a JiMin solo en medio de su cama.
No le brindó ninguna respuesta, solo se marchó.
Jungkook vuelve a casa en medio de la noche, se ha quitado los zapatos para no alertar a nadie y llegar a su habitación donde espera ver a su esposo. Ahí lo encuentra, hablándole a la nada en japonés, insultando tal vez por su tono de voz, con su cuerpo recostado en el marco del balcón. Pensando en mil cosas también.
Lo que él no sabe es que piensa en su mejor amigo.
― Mora.
Piernas gorditas desnudas bajo sus ojos, esa figura con curvas que tanto adora trazar con sus dedos y boca. Ese par de ojos púrpuras que lo miran sorprendido, como si viera un fantasma.
― Jungkook...
Da pasos largos hasta él y lo envuelve entre sus brazos. Besa su frente, su nariz y para frente a sus labios.
― Perdoname, nunca debí alzarte la voz de esa manera, lo que menos debería hacer es dañarte. ― Junta sus frentes y sus narices se rozan con cuidado. JiMin pega su mejilla gordita en su pecho y Jungkook los guía hasta la cama donde JiMin termina con cada rodilla al lado suyo, sentado sobre su vientre.
― Jamás vuelvas a hacerlo.
Y lo perdona tan fácilmente.
Solo deja su orgullo de lado por Jungkook, y es en este momento que se da cuenta.
¿En quién se está convirtiendo su esposo, su matrimonio y él mismo?
― Perdóname, por favor perdóname, no quiero lastimarte, pero tampoco puedo decirte el porqué de mis secretos. Lo siento, no entenderías...
JiMin niega. ― ¿Porqué no me lo explicas? ¿Cómo sabes que no te entenderé?
Jungkook lo calla con un beso apasionado donde toma su nuca con su mano para profundizar en el contacto apasionado e íntimo. JiMin siente entre el beso un sabor muy familiar, dulce pero agrio. Es vino, Jungkook estuvo tomando vino. Pero él detesta el vino, piensa. Jungkook los separa, se miran fijamente jadeantes y deseosos de más contacto.
¿Es realmente su esposo?
JiMin trata de hablar sobre el sabor en su boca, saber si estuvo bebiendo, pero al ver sus ojos grises se queda callado.
― ¿Oasa algo?
― No, solo te extrañé.
Prefiere callar el fuego que ese sabor causó dentro suyo y volver a besar a su esposo.
Esa fue la primera vez que JiMin calló lo que sentía... y no sería la última.
(EDITADO: 21/07/2022)
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