Diecinueve: Visita.
― Está más grande.
JiMin sonríe y deja un beso en la mejilla del bebé en su regazo quien ríe y aplaude por el beso. Marilyn es un bebé muy tierno.
― Crecen rápido.
Ami sonríe de amor por su hijo y le da otro sorbo al café entre sus manos, JiMin alza su mirada hacia ella, la luz del fuego en la chimenea ilumina su rostro y el parche en su mejilla que cubre una herida.
Junta las cejas. ― ¿Te duele?
Ella se sorprende por su pregunta y con su mano libre toca el parche, haciendo una mueca.
―Un poco... es reciente.―Suspira ante la mirada de su hermano mayor. ― Tranquilo bebé grande, no es nada, ya pasará pronto.
―No debiste ir a supervisar ese estúpido cargamento. Mira lo que te pasó.
― ¿Qué podría haber hecho entonces? ¿Dejar a mi esposo ir solo? Al menos pude ayudar al darme cuenta antes de la emboscada y pude alertarlos a tiempo.
Jackson y Ami tuvieron que supervisar un cargamento de armas que traían por el sur a falta de manos, ya que Jungkook está ocupado en su misión y Gguk en reuniones de socios.
Baja la mirada hacia su taza de café. ― Aunque Jackson tenga un disparo en su hombro y yo un roze en mi mejilla, creo que pudo haber sido peor.
Sus manos tiemblan con la taza de café entre ellas, JiMin toma el mentón de su hermana para que lo mire, le regala una sonrisa comprensiva y ella deja de temblar.
― Sé que hiciste un gran trabajo allá con Jackson, pero eso no quita que me haya preocupado tanto que vine lo más rápido que pude para verte... Solo no vuelvas a arriesgarte así, por favor. Enloquecería si algo te llegase a pasar, Ami.
Ella asiente y cubre la mano en su mejilla para asentir suavemente. ― Descuida, me cuidaré más desde ahora.
JiMin coloca la mano en los cabellos ondulados de su sobrino. ― Mira, se quedó dormido.
La menor baja la mirada a su hijo con los ojos cerrados, sus pestañas rizadas tocando sus mejillas abultadas y sus labios en un pucherito.
― Se parece mucho a Jackson.
Deja su taza a un lado y estira sus brazos para tomarlo, JiMin la ayuda y pronto Marilyn está en los brazos de su madre aún dormido.
― ¿Tú quisieras que tu bebé se parezca a Jungkook, verdad?
JiMin asiente suavemente. ― Me gustaría mucho que tenga sus cabellos rubios y sus ojos grises. ― Mira su barriguita y la acaricia.― Pero probablemente sea una combinación de ambos.
Ami acomoda a su hijo en su pecho y acaricia su espalda. ― Probablemente lo sea. Y hablando de Jungkook, ¿Cómo está?
Ami presencia el momento donde los ojos de su hermano lucen dudosos y su expresión calmada se convierte en una desanimada, frunce el ceño ante esto.
― Bien, supongo.
― ¿Supones? Viven en la misma casa, se ven todos los días. ― JiMin no la mira, y ella sabe que algo está mal. ― ¿Están teniendo problemas?
JiMin asiente y mira para ambos lados vigilando que no esté nadie cerca. ― ¿Puedo contarte un secreto?
Ami asiente confundida. ― Claro, puedes contarme lo que sea.
JiMin acerca más su silla hacia su hermana, y acomoda la manta en sus piernas. ― Jungkook ya casi no está en casa, él dice que es porque hace misiones con Gguk y está ocupado con la crisis que estamos teniendo, pero...
― No le crees. ― Ami completa mirándolo atenta.
― Obviamente es mentira, y lo confirmé hace unos días cuando terminamos discutiendo por esto, indirectamente él lo aceptó... Él no puede mentirme y lo sabe, no funciona conmigo.
Ami se siente mal por su hermano. ― JiMin...
― ¿Sabes? Taehyung también sabe algo, quizás no mucho pero trató de ayudarme con todo esto, me dijo que podría revisar en su oficina pero cuando llegué... no había nada.
― ¿Qué esperabas encontrar?
JiMin niega. ― La verdad ni yo mismo lo sé, pero dudo que Tae me haya mentido, quizás él vio algo que yo no y Jungkook lo ocultó.
― ¿Y ahora qué piensas hacer? ― Pregunta preocupada.
― Pensaba en hablar con papá.
― JiMin, no le digas nada a papá a menos que sea sumamente importante. ― Ella niega rápidamente.
― ¿Porqué? Papá me ayudaría, él podría hablar con Jungkook y quizás así pueda saber en qué se está metiendo, porque yo siento que es peligroso.
Ella niega. ― Escuchame, papá apenas y soporta a Jungkook, dudo mucho que al enterarse quiera precisamente conversar con él. Una vez le conté los problemas que tenía con Jackson y no ayudo en nada, solo lo amenazó. Menos mal nosotros pudimos resolver nuestro problema por cuenta propia.
― ¿Entonces qué puedo hacer?
Suspira. ― Quizás no sea buena idea pero ahora que lo recuerdo tengo el número de una investigadora privada, papá me lo dio por si en algún momento la necesito.
― ¿Una investigadora?
― Sí, podría seguir a Jungkook y que averigüe en qué está metido. Claro, sería un poco extremo pero si él acepta que te está mintiendo y no te dice porqué, entonces ya es muy malo.
JiMin duda un momento, la idea sin duda alguna es buena. Pero debe pensarlo. ― Es buena idea pero jamás pensé llegar a esto, ¿Y si es algo de lo que no debería enterarme?
Ella asiente comprensiva. ― Lo entiendo. Si deseas puedo darte su número solo en caso de que decidas recurrir a ella, ¿Eso está bien para ti?
― Sí, está bien.
― Perfecto.
Ella se levanta sin hacer movimientos bruscos pues tiene al pequeño durmiendo en su pecho.
― Espérame aquí, dejaré a Marilyn en su cuna y traeré la tarjeta de contacto de la investigadora.
JiMin se queda solo frente a la fogata, su mirada se pierde en las llamas del fuego que consume la madera. Una investigadora es una gran idea, pero ¿Y si descubre algo con lo que no podrá lidiar?
― ¡Oppa!
Una voz femenina y joven lo llama, voltea su rostro y ahí llega Sunhye acomodando sus lentes y detrás suyo viene Jane.
― Casi les da un infarto cuando Ami los llamó avisando sobre la emboscada. ― Jane cruza sus brazos enseñando sus tatuajes de rosas.
― Papá se arrepintió mucho de haber mandado a Ami. ― Agrega Sunhye acomodando sus lentes.
― ¿De qué hablan? ― Ami vuelve a la sala encontrando a sus hermanos platicando al lado de la chimenea.
― De lo que pasó ayer. ― Responde la menor.
― ¿Le contaron sobre lo que hizo Gguk?
― El señor Gguk fue muy atento, ayer estaba en casa y nos ayudó mucho. ― Relata la menor con sus ojitos brillando.
Ami y JiMin se miran con una sonrisa al ver el sonrojo en las mejillas de su hermanita menor.
― ¿Sientes mucha admiración por él, verdad?
― Sí, él es genial. ― Asiente feliz.
― Gguk es un idiota, deberías admirarme a mí Sunnie. ― Jane se coloca a su lado y revuelve sus cabellos con cariño, la niña ríe por el gesto.
― Tú también eres genial. ¡Ambos harían una buena pareja!
Jane se queda helada por tal comentario, llamando la atención de su hermano y hermana mayor, quienes escanean su expresión y terminan riendo y susurrando cosas entre ellos. Jane ríe nerviosa.
Son alrededor de las diez, finalmente JiMin vuelve a casa con el estómago lleno por toda la comida que su mamá lo obligó a comer. "Debes comer por dos" dijo Azami en la cena.
― Buenas noches, joven Park.
El señor Lee recibe con una sonrisa, JiMin lo mira y asiente colocándose de pie con ayuda de su bastón y la mano del anciano.
― ¿Está Jungkook en casa? ― Pregunta aunque ya sabe la respuesta, el hombre niega con la cabeza.
Ya no es una sorpresa.
― ¿Quiere que lo ayude a entrar?
En los ojos del anciano puede ver lástima, odia que lo vean como algo de lo que todos deban sentir pena, antes por su enfermedad, luego por su embarazo y ahora por la ausencia de su esposo.
― Estoy bien, yo puedo.
El anciano asiente y se retira en silencio, JiMin se acerca a la puerta principal cruzando el jardín. Al entrar sabe que Taehyung no está por ahí, al menos no como antes que lo visitaba en sus recesos o cuando terminaba su turno, sube hasta su habitación con cuidado.
De hecho, no han hablado desde que Taehyung confesó sus sentimientos.
Cada vez que recuerda ese momento y la mirada que le dedicó, se siente mal por él, pero también confundido. Tiene dudas, tiene preguntas y quiere respuestas sinceras, pero entiende que Taehyung se tome su espacio, después de todo es comprensible. Luego podrán hablar.
Toma asiento en el borde de su cama y acaricia su espalda, el embarazo está matando su espalda por el peso. ― Voy en el sexto mes, no puedo estar tan adolorido. ― Reniega cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás.
Mete la mano al bolsillo de su chaqueta para sacar su teléfono pero en vez de esta encuentra una tarjeta. La revisa y rápidamente recuerda que es la tarjeta de esa investigadora que Ami le dio.
Amy Jones.
Aprieta los labios y alza la mirada al espejo al otro lado de la habitación viendo su reflejo, su cuerpo rellenito y ojos púrpuras. Baja la mirada a la tarjeta entre sus manos y sin más la guarda en el cajón de su mesita de noche.
Ahí se quedará guardada hasta el fondo del cajón, porque no pretende llamarla.
(EDITADO: 22/07/2022)
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