Cinco: Su sonrisa.
Miedo. Ira. Frustración.
Sentimientos que no deberían existir en un niño de diez años. Sentimientos negativos que corrompen el alma, y que destruyeron a un inocente.
― ¡Él que manda aquí soy yo, pedazo de basura!
Jungkook sufrió mucho al igual que su hermano Gguk. Ambos fueron sometidos como si fueran simples presas, y el depredador era Master, su abuelo, su propia familia. Él fue quién se encargó de criarlos durante y niñez y adolescencia hasta que ellos lograron escapar con ayuda de los Park. Larga historia detrás.
Jungkook aún recuerda como era vivir con miedo al lado de ese hombre que trataba de hacerlos máquinas de matar para seguir el negocio de la mafia... Y lo logró.
― ¡Tú no eres nada! ― Una bota negra presionaba su cabeza contra el suelo.
― ¡No, déjalo en paz! ― Gguk es golpeado con el bastón del hombre mayor.
― Hasta ahora no aprenden quién es el que manda aquí. ― Libera su cabeza y Jungkook se aguanta las ganas de llorar, viéndolo con rabia desde el suelo. Master acerca su rostro al suyo. ― ¡Tú eres mi presa! ― Grita sin piedad.
Jungkook siempre se llevó los peores castigos, era el más rebelde, el que más odiaba al hombre por hacerle tanto daño a él y a su hermano mayor. A causa de esto, es el que más traumas tiene, él se esconde bajo una máscara que deja caer cuando mata a sus enemigos, donde desquita toda su furia interior, todo el dolor que por años ha cargado dentro.
― Recuerda que tu éxito es debido a mí... Sin mí no podrías matar ni a un insecto. Sin mí no podrías proteger a tu hermanito... ― Escupe sangre desde su boca, mientras la casa se incendia detrás suyo.
Jungkook ignora sus palabras y toma a Gguk inconsciente y lo coloca sobre su hombro, corriendo lejos de ahí, huyendo.
― ¡No...!
Un grito ahogado vibra en su garganta, se despierta agitado, el pecho subiendo y bajando, una descarga eléctrica de miedo recorre su espalda. Toca su pecho desnudo y trata de calmar su respiración, mientras con su mano libre busca el cuerpo de su pareja a su lado.
No lo encuentra.
Mira el lado vacío en la cama y aplana los labios. ¿Dónde está JiMin? Gira su cabeza hacia la mesita de noche, donde su reloj digital señala las cinco de la mañana. Hay luz por fuera del ventanal, nota. Quita las sábanas enredadas en sus piernas y se levanta. Se coloca su bata azul y aún descalzo sale de la habitación en busca de su esposo.
"El hombre que está detrás de todo esto es tu abuelo."
Recuerda las palabras de su suegro mientras cruza por el pasadizo.
"Ese maldito está detrás de todo esto, lo he estado investigando por meses."
Tener ese nombre presente en su vida es un recordatorio para todo lo malo e inhumano que sufrió al ser más joven. Han pasado diez años desde su escape de aquel infierno, no había sabido nada de su abuelo hasta ese momento, juró que estaba muerto y no lo está. Está vivo y sabe que quiere venganza por haber intentado matarlo.
Camina de vuelta al segundo piso luego de haber tomado agua y toma un desvío hacia la terraza, donde encuentra a su esposo viendo hacia el bosque que los rodea, y al sol iluminando el horizonte.
Lo abraza por detrás y deposita un beso en su cuello, JiMin ríe un poco. ― ¿Porqué está aquí solo?
― Solo quería aire fresco, ¿Qué haces despierto a estas horas? ― Gira entre sus brazos para poder estar frente a frente.
― Tuve una pesadilla.
― ¿Otra vez? Es la tercera vez esta semana.
Jungkook no dice nada. JiMin recuesta su rostro en su pecho y él en su cabeza, entiende que no quiere hablar. La verdad es que quisiera contarle tantas cosas a JiMin, pero ahora mismo no puede. No sin tener nada concreto.
Te mantendré a salvo, le promete en su cabeza. Todo es por JiMin, todo por su hijo y por ellos como familia. Su seguridad es lo más importante para él.
― Iré con tu padre, y antes de que digas algo, iré solo.
JiMin niega. ― Voy contigo.
― Iré solo, tu padre no quiere que vayas conmigo, será una reunión privada entre él, Gguk y yo.
Hace una mueca pero asiente, si su padre no quiere que vaya, no irá.
― Además, hoy tienes cita con tu obstetra y Taehyung te llevará, como siempre.
― Sí... le diré que me de copias de la ecografía para que tu tengas una. ― Coloca sus manos en su cintura y sonríe. ― Ten cuidado, no vuelvas tarde, taiyō.
Jungkook sonríe y besa su frente. ― Bien, no lo haré.
Se separan por completo, Jungkook deja un beso en el dorso de su mano y sale de la terraza. Horas después lo ve irse, su lujoso automóvil se pierde de su vista cuando cruza las rejas que protegen la entrada a la casa. Suspira acariciando su estómago.
― Hey.
Gira su rostro y ve a Taehyung en la entrada a la terraza. Mueve las llaves en su mano derecha con una sonrisa suave.
― ¿Ya estás listo?
JiMin asiente. ― Sí, vamos.
― ¿Tienes el cinturón abrochado? ― Pregunta mientras acomoda el espejo retrovisor.
― Sí. ― Asiente hacia el hombre. ― ¿Qué haces? ― Pregunta al verlo girar la parte superior de su cuerpo hacia los asientos de atrás.
Vuelve a su asiento. ― Ten, es de tu sabor favorito. ― Deja ver un bote de un litro de helado, por la cubierta JiMin deduce que es de chocolate y sonríe ampliamente.
― Gracias, te debo una. ― Su voz es inusualmente dulce por la sorpresa. Toma el bote con sus pequeñas manos y se relame los labios al sentir el aroma.
― Pero no manches el auto.
Le pasa una cucharita de plástico que sacó de la guantera, junto a unas servilletas. JiMin asiente ilusionado y abre el bote de helado para empezar a comer. Taehyung sonríe, enciende el motor y el auto avanza lejos de la clínica.
― Enserio, gracias por el helado.
Taehyung asiente en silencio, él sabe que el menor siempre se pone un poco sentimental en cada visita con el obstetra. JiMin ama la idea de empezar su propia familia, la idea de que dentro de pocos meses será padre lo llena de felicidad y lo hace lloriquear un poco.
Aprovecha la luz roja para a ver el perfil de JiMin, quien a pesar de su nariz roja y mejillas sonrojadas sonríe contento por el regalo, viéndose muy lindo a sus ojos.
― Adoro los regalos.
Al de cabellos rojos se le hizo constumbre llevarle algún dulce para consolarlo luego de cada chequeo mensual. Es un buen amigo, después de todo, lleva un par de años siendo su guardaespaldas personal.
― Sabía que te gustaría, la vez pasada fue chocolate en barra, pero pensé que el helado te sentaría mejor. ― Explica girando el volante.
― Me conoces bien. ― Ve de reojo al de cabellos rojos.
Claro que te conozco bien, piensa con los ojos en el camino. Nuevamente el auto gris se detiene en una luz roja, JiMin frunce el ceño porque a ese paso todo su helado se derretirá en el bote. Taehyung lo nota y dirige una de sus grandes manos hacia el cabello del hombre y lo acaricia con cuidado, disfruta de las ondulaciones contra la palma de su mano; su cabello es suave y con una fragancia dulce.
Retira su mano y la coloca nuevamente en el volante. Taehyung piensa en los detalles en su rostro, sus hermosas facciones, sus ojos purpuras que te llevan a un limbo del que no puedes escapar, esa actitud suya tan dura pero que se transforma en una dulce, sus manos pequeñas y la seguridad que brota por sus poros.
¿Cómo no podría enamorarse de él?
― Taehyung, ya está en verde. ― Le avisa por segunda vez, el sonido de los claxons suenan a su alrededor. ― ¿Qué ocurre? Te noto distraído.
Taehyung está perdidamente enamorado de JiMin, el esposo de su jefe y amigo más cercano.
Aleja su mano y la coloca en el volante. ― Estaba pensando, es todo. ― Dice restándole importancia y arranca nuevamente.
Taehyung sabe que está mal, pero tampoco es algo que el esperaba sentir. No debería haberse enamorado de JiMin porque sencillamente es imposible que algo bueno salga de todo eso, y Taehyung ya sabe que no puede tener intenciones más allá de una amistad con JiMin y tampoco busca eso.
Es un sentimiento hermoso y unilateral que se instaló sin permiso en su corazón herido, pero no quiere reprimir el sentimiento, ni quiere fingir que no siente la necesidad de cuidarlo a todo momento, mucho menos quiere dejar de sentirlo.
Taehyung sabe que los sentimientos son complicados, y lo mejor es aceptarlos antes de dañarse a sí mismo. Lo único que se pide a sí mismo y a su corazón tonto es que jamás crucen los límites.
― Ya llegamos. ― Se retira el cinturón al estacionar.
JiMin toma las servilletas y limpia el borde de sus labios. Voltea a verlo. ― Gracias por llevarme.
Sonríe ampliamente, sus ojos se hacen medias lunas y se ve adorable con sus mejillas sonrojadas, probablemente por el helado. Taehyung lo mira más tiempo del necesario y al percatarse de esto carraspea un poco para quitar las llaves del auto.
― No es nada, es mi trabajo. ― Mira hacia otro lado disimulando el traicionero rubor en sus mejillas.
Estaba seriamente enamorado de él.
(EDITADO: 17/07/2022)
Así es, Taehyung está enamorado de JiMin así que bienvenidos a la montaña rusa de los sentimientos con minggi, abrochense los cinturos que esto apenas comienza.
- Mgg.
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