2- El cumpleaños de Boruto

A partir de ahora al principio y a veces final de los capítulos se narrarán sucesos importantes del pasado de Sasuke y Naruto

No olvides dejar una estrellita 🌟 y comentar mucho, eso me animaría mucho ^w^

Sus comentarios muchas veces pueden influir en la historia.

•~ 🍥 ~•

FlashBack

Sentía su cálida y suave mano sobre la suya, veía sus ojos azules tan brillantes y sinceros como siempre los había recordado, con su pequeña y tímida sonrisa ladida que solo le pertenecía a él.

Se sentía cálido, todo se volvía tan cálido y brillante con él, como un mar ajetreado que con su simple presencia se calmaban las aguas en un instante, como si su alma estuviera en paz, como si finalmente pudiera descansar, y cuando sus frentes se tocaron, supo que no importaba qué, él siempre sería su único.

El único lazo que nunca podría romper, el único lazo por el que daría la vida sin dudarlo. Destinados en todos los sentidos, complementos uno del otro, similares y al mismo tiempo diferentes, complemento y atracción.

Podía sentir el palpitar del otro contra su pecho cuando se fundieron en un abrazo, podía sentir su cuerpo temblar, su mano aferrarse a su espalda, así como la suya propia lo hacía con la ajena, escuchaba sus sollozos en su oído, y sobre su hombro, la humedad se hizo presente cuando grandes y numerosas lágrimas cayeron en él.

No lloraba por tristeza o coraje, eran lágrimas de felicidad, porque su más grande meta se había cumplido.

Su propia respiración se hizo pausada, su corazón latió desenfrenado, e inevitablemente, al igual que el rubio, numerosas lágrimas brotaron de sus ojos, corriendo por sus mejillas, cayendo por su barbilla, hasta terminar en el suéter blanco del otro.

Estaban juntos y solos como nunca antes habían podido estarlo, era tan diferente a lo que estaba acostumbrado, que su corazón tembló en el primer segundo que había divisado al Uzumaki entre los arboles, a su espera, con su sonrisa aliviado por poder verle un momento, para entregarle su bandana antes de emprender su viaje.

No, no se iría aún, no ahora, había tanto que ver del nuevo mundo, pero nada que valiera la pena, no como lo valía estar con él.

Fin FlashBack

•~ 🍥 ~•

Removiéndose incómodo entre sus sábanas, la luz de la mañana iluminó su rostro, tallándose los ojos, los abrió lentamente y ladeando su mirar a su izquierda, se topó con la suave y traviesa sonrisa de Mitsuki, quien con el codo sobre la cama y su mejilla sobre su mano, le veía fijamente.

—Feliz cumpleaños, solecito —cerrando sus dorados ojos, exclamó alegremente.

—Ah... ¿A caso planeas despertarme así siempre? —preguntó ladeando una sonrisa aún adormilado y arqueando una ceja burlesco.

—¿Mh? —musitó mirándole confundido.

—Con esa cara y pose de ángel caído —ladeando su cuerpo, abrazándole, escondió su rostro en el pecho ajeno, a lo que Mitsuki, con cariño, acarició lentamente sus rubios cabellos—... Pero gracias... Es lindo despertar así, dattebasa.

Separándose un poco para mirarle, dejándole ver el suave sonrojo en sus mejillas, sonrió apenado, a lo que Mitsuki, sujetándole suavemente de la barbilla, le hizo alzarla un poco para dejar un dulce beso sobre sus pequeños labios.

—¿Boruto, Mitsuki-kun? —llamó una voz femenina tras la puerta, acompañada de dos pequeños golpes a la madera.

—Ah, sí, ya despertamos —exclamó alzando un poco la voz, separándose del peliazul para ambos sentarse sobre la cama.

—Ya está el desayuno, preparé Hotcakes —avisó Hinata al abrir la puerta y encender la luz—, feliz cumpleaños —exclamó sonriendo alegre.

—¡Feliz cumpleaños, hermano! —gritó Himawari al entrar al cuarto, corriendo a lanzarse al rubio para abrazarle.

—Los dejaremos para que se cambien, no tarden ¿bien? —posando su mirar en Mitsuki, este le dio una suave sonrisa, a lo que Hinata, se la regresó cálidamente, mientras Himawari se paraba junto suyo y tomaba su mano.

—Claro, ya vamos —asintió Boruto, mientras ambas salían del cuarto cerrando la puerta tras suyo.

Una vez solos, Boruto posó su mirar en Mitsuki, y sonriendole con malicia, se sentó rápidamente en su regazo, abrazándolo con brazos y piernas, hundiendo su nariz en el hueco entre el cuello y el hombro de Mitsuki, dejando un pequeño e inocente beso ahí.

—Quisiera más tiempo para mimos, pero si tardamos mi madre vendrá y nos regañará —abrazándole con fuerza por los hombros, hizo un puchero inflando los cachetes mientras apoyaba su barbilla en el hombro ajeno.

—Le pediré permiso para que me deje dormir aquí, y si me lo permite... —introduciendo sus manos debajo de la camisa del rubio, subiéndolas lentamente, pasando la yema de sus dedos por la columna ajena, provocó que su piel se erizara— te daré todo el amor que quieras —susurró suavemente sobre su oído, logrando que Boruto sonrojara del todo.

La puerta se abrió.

—Boruto, feliz--

La joven pareja se quedó helada al ver que Naruto había entrado, y al igual que los niños, el Uzumaki mayor se había quedado estático en su lugar, pálido, con los ojos abiertos de par en par completamente anonadado al encontrarles en tan comprometedora posición.

—Buenos días, Hokage-sama —exclamó Mitsuki con una gran e inocente sonrisa.

—¡T-toca antes de entrar, viejo! —gritó Boruto por completo sonrojado, quitándose del regazo de Mitsuki para tomar una almohada y arrojarsela a Naruto.

Cerrando la puerta antes de que la almohada lo golpeara, aún con la mano en el picaporte, se quedó quieto, con una sonrisa temblorosa en los labios y gotas de sudor bajando por su rostro, tratando de procesar lo que vio.

«Ya no es un niño... ¿Verdad?... »

Pensó afligido y con un extraño dolor en el estómago.

Soltando un largo suspiro, Boruto se rascó la cabeza aún sonrojado, para luego ver a Mitsuki quien seguía sonriendo sin preocupación alguna en su sitio, como si de un niño bueno e inocente se tratase.

—H-hay que cambiarnos... —murmuró apenado mientras tomaba el borde de su camisa rosa y se la quitaba.

Imitándole, Mitsuki se levantó de su sitio y se quitó la camisa blanca que le prestaban para dormir, se quitó el pantaloncillo negro quedando en bóxers del mismo color, y cuando estuvo por tomar el pantalón que siempre usaba, sintió unas manos rodearlo por la espalda.

—¿Uhm? ¿Qué ocurre, Boruto?

Rodeándole sin soltarle, el rubio se paró frente suyo, y una vez frente a frente, se separó un poco para verle.

—¿Algo anda mal entre tú y Shikadai? —preguntó mirándole un tanto preocupado, con el ceño fruncido, casi haciendo un puchero.

—¿Mal?  —titubeó confundido.

—Ayer tuvieron una conversación muy tensa, dijiste que no sabías si te agradaba o no —dijo ameno, haciéndole al peliazul recordar.

—Oh, eso —exclamó alzando su mirar al techo.

—Escucha... —separándose para verle bien, le tomó de las manos y le miró con seriedad— entiendo que estés confundido con todo eso de Shikadai e Inojin, yo también estoy un poco confundido, pero es Shikadai, es mi amigo y creo en él, si cometieras un error, por muy grave que sea ¿no quisieras una segunda oportunidad?

Parpadeando pensativo, Mitsuki posó su mirar en el techo tomándose la barbilla, durante un par de segundos procesó lo que Boruto dijo, y justo cuando el rubio creyó que ya lo había pensado mucho, Mitsuki le miró, y sonrió.

—Comprendo —exclamó ameno.

—O-oh, ¿en serio? —espetó Boruto, sorprendido.

—Te molesta que sea... “indiferente” con él ¿no? —pensativo, dedujó que su actitud tal vez había sido demasiado fría con el Nara— perdón, fui descortés, seré más amable al hablarle, supongo que estar confundido me hizo arisco, no se repetirá.

—Ahm... E-está bien...

Mitsuki estaba consiente de que Boruto quería que todos se llevaran bien, entendía a lo que Boruto se refería, y tal vez aún tenía dudas al respecto, pero estaba siendo muy duro con Shikadai, no había necesidad de serlo, no le incumbía ni podía interferir en lo que Inojin quisiera ni en lo que Boruto pensara, él solo hacía de expectante, si molestaba a Boruto tratando con tanta frialdad a Shikadai y le hacía sentir mal al Nara ya que quería redimirse, dejaría de serle indiferente, porque era lo correcto.

—Terminaré de vestirme —dejándole un pequeño beso en la frente, Mitsuki se apartó y dándole la espalda, terminó de ponerse su pantalón.

—Ah~, eres fácil de convencer... —suspiró Boruto algo extrañado de su accesibilidad.

—Si tú dices que está bien, todo está bien —exclamó sonriente el ojidorado al verle, terminando de ponerse su kimono.

—Es lindo que siempre me escuches, pero de vez en cuando está bien que tengas ideas diferentes y hagas lo que quieras, dattebasa —explicó sonriente, colocándose su playera negra, y sobre esta la blanca— tienes libre albedrío ¿sabes?

—Es mi decisión seguirte hasta el fin del mundo, esa es mi voluntad —con total seguridad, le sonrió cálidamente, mirándole con esos brillantes ojos dorados suyos que le hicieron al rubio sonrojar enternecido.

•~ 🍥 ~•

Tras una corta misión que no tomó mucho tiempo de la mañana, el equipo siete tomaba un pequeño descanso en Kaminari-Burger.

Acompañado del sonido de la campanilla, la puerta de la entrada se abrió dejando oír la molesta voz del joven Yamanaka, captando la atención de Boruto y Mitsuki, al igual que la de Sarada que alzó la mirada esperando ver a la Akimichi.

—Deja de hacer tanto alboroto gorda ¿quieres? no es para tanto —le pidió Inojin a Chouchou con fastidio, mientras que junto al Nara, se adentraban en el establecimiento—, simplemente nosotros--

—¡Oi, Inojin, Shikadai! —exclamó alegremente Boruto desde su sitio, alzando la mano.

—Oh, Boruto —musitó con sorpresa el Yamanaka al verle.

Posando su mirar en Shikadai, este asintió levente con la cabeza y ladeó una sonrisa, a lo que Inojin se la regresó y comenzó a caminar hacia el Uzumaki, mientras Shikadai y Chouchou hacían fila para comprar.

—Hola ¿qué hay? —saludó ameno el rubio sentándose junto a Sarada—, feliz cumpleaños por cierto.

—¡Gracias!... Y eso quiero saber yo, dattebasa —encorvándose sobre la mesa, le miró fijamente con una sonrisa maliciosa en los labios— Le sonreiste, eso es una buena señal ¿no?

—Ahora tú también —suspiró sonoramente, hundiéndose con cansancio en su asiento—, ya tengo mucho con la gorda haciendo preguntas, no me digas que tú también estarás de metiche —cuestionó alzando una ceja con molestia.

—¿E-eh? ¿Metiche?... Ahm... —apenado, Boruto se acomodó en su asiento apartándose del rubio.

—Bueno... Las chicas son el problema, supongo que está bien que te hable de esto —resignado, Inojin apoyó su codo en la mesa y su mejilla en la palma de su mano.

—¿Que yo qué? —exclamó Sarada alzando una ceja confundida y a la defensiva.

—Las chicas son unas metiches, o por lo menos Chouchou lo es, hace demasiadas preguntas, no porque seamos compañeros voy a contarle mi vida amorosa —explicó cerrando los ojos con molestia.

—Oh, sí, Chouchou y Wasabi hacen muchas preguntas, sólo ignoralas, no tienen malas intenciones —soltando una pequeña risa Sarada ladeó una sonrisa un tanto apenada, para luego seguir comiendo lo suyo ajena a su conversación.

—¿Y bien? Por favor, dime que ya son amigos, odio la tensión de estos días, no soporto verlos así —insistió Boruto fingiendo un lloriqueo, a lo que Inojin le miró pensativo, y tras otro suspiro, cerró los ojos mientras sus mejillas tomaban un suave rosa.

—Decidimos... Darnos un tiempo —respondió con simpleza, captando la atención del Uzumaki—, se disculpó y bueno... Quiere otra oportunidad, y yo... Supongo que quiero intentarlo otra vez, no lo sé... —abriendo los ojos con cansancio, observó la mesa con añoro— también quiero que funcione...

—Inojin... —susurró comprensivo Boruto, mirándole afligido, pues parecía que el rubio no estaba del todo convencido de sus palabras.

—¡Sarada! —saludó muy vivasmente Chouchou llegando con una bandeja llena de papas y hamburguesas.

—Chouchou —le imitó la Uchiha con una gran sonrisa.

—Boruto —exclamó Boruto cómico, ganando una risa del Nara, Inojin y Mitsuki.

Tomando asiento, Sarada y Chouchou se acomodaron en una mesa aparte iniciando una conversación ajena, mientras que Shikadai se sentaba junto a Inojin entregándole su bandeja con comida.

—¿Ahora son amigos o pretendientes? —preguntó muy ameno Mitsuki, con su sonrisa característica adornándole.

—¿P-pretendientes? —repitió Shikadai apenado y dudoso bebiendo de su soda. Miró a Inojin, quien comía lentamente una papa, apoyado en su mano dándole ligeramente la espalda.

—Supongo que... “Pretendientes” nos define mejor —respondió con simpleza el rubio, sin mucho interés en ello.

—Me alegro por ustedes —exclamó Mitsuki sonriente, ganando la mirada confundida del Nara por su actuar.

—Aún no lo perdono, pero seguir ignorándolo no nos iba a llevar a nada, así que... —llevándose otra papa a la boca, la masticó lentamente, y tragó— está a prueba.

Tenso, Shikadai desvió la mirada apenado, mientras sus mejillas seguían un tanto ruborizadas y una gota de sudor bajó por su sien.

—¿Vas a cortejarlo a partir de ahora? —preguntó alegre Mitsuki, ganando una mirada cómicamente asombrada de Boruto, y provocando un sonrojo notorio tanto en Inojin como en Shikadai.

—Mitsuki —murmurando cerca suyo, le reprendió Boruto apenado por su impertinencia.

—¿Cortejarlo? Que anticuado, ahora se dice agasajar —excalmó Chouchou por completo segura.

—Chouchou, eso significa otra cosa... —advirtió con vergüenza la Uchiha, encogiéndose de hombros.

—¿Qué significa agasajar? —preguntó Mitsuki sonriendo con inocencia.

—Eso que le haces a Boruto por las noches —explicó alegremente Inojin haciendo señas obscenas con los dedos.

—Oh, entiendo —asintió alegre el peliazul, contento por haber aprendido algo nuevo.

—¡S-suficiente, con ustedes dos no se puede! —exclamó por completo avergonzado el Uzumaki, ocultando su sonrojado rostro entre sus manos.

Una pequeña risa escapó de Shikadai, risa que se convirtió en carcajada, le siguió Sarada, luego Chouchou, y finalmente el resto comenzó a reír por lo cómica y extraña que era la situación.

Un poco de peso se había levantado de los hombros del Nara, hacía mucho tiempo que no reía así, se sentía aliviado, feliz, se sentía bien. Y optimista, se permitió pensar que tal vez de ahora en adelante, todo iría bien.

•~ 🍥 ~•

Girando el picaporte, Shikamaru ingresó a la oficina del Hokage, y gracias al rechinar de las bisagras de la puerta, rápidamente Naruto alzó la cabeza de entre sus brazos que usaba como almohada, viendo adormilado como el Nara se acercaba con un pequeño manojo de papeles entre sus manos.

—¿Acaso no dormiste en la noche? Te fuiste temprano ¿no es así? —cuestionó alzando una ceja con burla, a lo que Naruto apoyó su codo en la mesa y su mejilla en su mano, aún con sueño.

—Sí me fui temprano, pero me dormí tarde —explicó con los ojos cerrados, tratando de descansarlos—... Llegó una carta de Sasuke.

—Oh... —exclamó con sorpresa el azabache, apartando la mirada incómodo, mientras dejaba en el escritorio los papeles— sobre los exámenes Chuunin, ya hablé con Tenten, y parece que aceptó ayudar con una parte, se veía emocionada, supongo que vender armamento ninja no es muy...

Sintió un retortijón en el estómago cuando se percató de la mirada seria y apagada del Uzumaki, que pensativo, mantenía la vista fija en los papeles. Tenso, entendió que tal vez Naruto quería hablar, y haber esquivado el tema tan bruscamente debió hacerlo sentir mal.

Así que suspirando resignado, tragó seco, y sonrió burlesco llamando su atención.

—¿Y bien? ¿Qué cuenta Sasuke? —preguntó ameno, logrando que Naruto le mirase y una sonrisa se formara en sus labios.

—Creí que en la carta diría lo de siempre, pero estaba cerca de Konoha así que quiso verme —exclamó alegre con un pequeño sonrojo adornándole las mejillas—, mi cuerpo se movió solo porque apenas lo leí fui corriendo a verlo.

—Claro, era de esperarse de ti —asintió con burla Shikamaru, sacando una pequeña risa con pena del Uzumaki.

—Hablamos y bueno... —sonrojado, bajó la mirada con una de esas pequeñas sonrisas de tonto enamorado, para luego reír nervioso y volver a mirarle alegre— cuando volví a casa me topé con Mitsuki, no sabía que se quedaba a dormir seguido, supongo que realmente paso mucho tiempo fuera de casa.

—Debería darte pena, estás tanto tiempo aquí que no te habías percatado de eso —le reprendió en son de burla, a lo que Naruto bajó la cabeza y se rascó la nuca sonriendo avergonzado.

—En fin... Me sentí un poco mal por llegar tan tarde y pues... Se lo compensé a Hinata —sonrojado, sonrió con pena y la cabeza baja, a lo que Shikamaru soltó un largo suspiro al escucharle.

—Creo que esa no es una buena forma de compensarcelo pero...

Callando, prefirió ahorrarse sus comentarios, y mirando de vuelta al rubio, notó que nuevamente veía fijamente sus manos, ahora con pena, avergonzado de su actuar, pues sabía que Shikamaru tenía razón.

¿Pero qué más podía hacer? Muchas veces trataba de hacerla feliz con algo que no fuera contacto físico, pero se sentía mal, se sentía un hipócrita e incluso sentía que al que engañaba era a Sasuke, ¡pero era parte del trato! Amar a Hinata como compensación por todo lo malo que hacía, pero no la amaba, la quería como mujer, pero nunca la amaría como esposa, no había lugar en su corazón para ella, Sasuke era su único... Y Hinata, ella solo era...

—Oye —captando su atención salvándolo de sus pensamientos, Shikamaru le sonrió, y cálidamente, ladeó la cabeza al mirarle—, me alegra verte tan feliz cuando hablas de ese emo Uchiha, aunque a veces seas un fastidio de tan contento que te pones.

Como si fuera todo lo que necesitaba oír, el rubio sintió su pecho palpitar aliviando, y feliz, embozó una pura y brillante sonrisa de esas suyas que iluminó por completo su rostro. Haciéndole sentir al Nara, que tal vez mientras Naruto sea tan feliz, no tenía que preocuparse de más por sus asuntos, aunque sabía que siendo su mejor amigo, algún día debía sincerarse con él, y decirle la cruda verdad de lo que pensaba al respecto.

•~ 🍥 ~•

En unas vías de tren, cerca de un risco, varias rocas habían caído sobre los rieles bloqueando el camino y dañando parte de la maquinaria, y al equipo InoShikaCho le había tocado tener que quitar las rocas del camino.

Mientras que Chouchou con su técnica que hacía crecer sus manos movía las rocas más grandes, Inojin hacía que sus criaturas de tinta le ayudaran, y tanto él como Shikadai se encargaban de las que podían ellos sólos.

—Tengan cuidado, podrían caer más, cuando terminen aseguren la zona para que los trabajadores puedan venir a ponerle la malla al risco —explicó Moegi viendo a los Genin trabajar—, ¿entendido?

—Sí, sí —suspiró Chouchou sentándose sobre una de las piedras—, mira que hacerle hacer a una señorita tan delicada como yo mover rocas —quejó con desgano.

—Tú eres la más tosca de los tres, gorda —exclamó con burla Inojin, dibujando más criaturas de tinta para que le ayudasen, ganado una mirada de enojo de la morena.

—Bueno, se los encargo, estaré en el tren asegurándome que todo esté bien por si me necesitan —despidiéndose, Moegi se alejó alzando la mano, a lo que los Genin asintieron sin mucho ánimo.

Colocando una roca a un lado de los rieles, Shikadai suspiró con fastidio y estirando los brazos al cielo con cansancio, posó su mirar en Inojin, quien sentado sobre una de las piedras veía entretenido como uno de sus animalitos de tinta movían algunas rocas.

Inevitablemente una sonrisa se formó en sus labios, y embelezado, con un pequeño sonrojo en sus mejillas, le observó un momento.

Parecía que Inojin se había percatado, pues giró su cabeza cruzando miradas, provocando que Shikadai sonrojase aún más, y apenado por verse descubierto, desvió la mirada nervioso, moviendo rápida y torpemente una de las rocas, logrando que Inojin sonriera enternecido por su reacción, que poco duró su sonrisa, pues al percatarse de esta, negó rápidamente con la cabeza, y haciendo una mueca apenado sus mejillas se tiñeron de rosa.

Acercándose a Shikadai, quien estaba un tanto apartado de Inojin, Chouchou colocó su mano en su hombro, captando la atención del Nara.

—Deberías hablar con él, parece que ya están en buenos términos —le animó alegremente la morena.

—¿Qué le diría? Aunque estemos “bien” no es como si pueda llegar y preguntar cómo le va —aflijido, hizo una mueca inseguro.

—Sí no pruebas las papas nunca sabrás que tan mal saben —explicó mirándole con determinación y seriedad, por completo segura de sus palabras. A lo que Shikadai extrañamente entendiendo lo que dijo, y suspiró.

—¿Y qué le digo?

—Lo que sea, hablen de ustedes —animó contenta.

—Quedamos en que no hablaríamos tan seguido de eso, él está cansado del drama —explicó incómodo, y Chouchou suspiró resignada.

—Entonces hablen del cumpleaños de Boruto, hoy le vamos a festejar —insistió mirándole con el ceño fruncido, casi como si le regañase por su poco entusiasmo—. El punto es que hablen, recupera esos lazos que perdieron.

Pensativo, la mira, dudoso mira a Inojin y de nuevo la ve a ella, y tomando valor, asintió. Acercándose con cautela, vio como Inojin seguía entretenido observando a sus criaturas, y tomando una de las rocas cerca suyo, nervioso, se decidió a hablar.

—En cuanto terminemos iremos a casa de Boruto —comentó Shikadai, captando la atención de Inojin—, ¿qué le darás?

Mirándole dudoso, el rubio lo pensó un momento, volvió su mirar a su dibujo, y habló.

—Le hice un cuadro, creo que hacerle un regalo es mejor que solo comprarle algo —explicó ameno, levantándose de la roca en la que se sentaba para tomarla y apartarla de las vías.

—Un cuadro lleva tiempo y esfuerzo, seguro que se lo hiciste con mucho cariño —moviendo una de las rocas, comentó sonriente, provocando que Inojin sonrojase apenado.

—N-no es eso, prefiero hacerle algo antes que gastar dinero en él —negó nervioso fingiéndose desinteresado, logrando que Shikadai soltase una pequeña risa enternecido de su reacción.

—Podrás negarlo, pero él te importa —exclamó burlesco, haciéndole a Inojin sonrojar aún más.

—¿Y tú qué le darás? —preguntó apenado, apartando dos piedras del camino.

—Pensé en--

El fuerte sonido de algo caer llamó abruptamente su atención, y girando su mirar a Chouchou, ésta rió alzando la mano, apuntando a dos rocas realmente grandes que había apartado de las vías.

—¡Perdón ¿los asusté?! —preguntó sonriente la morena.

Soltando una pequeña risa, se miraron nerviosos suspirando aliviados por el susto.

De pronto, tierra y pequeñas piedras cayeron encima suyo haciéndoles alzar la mirada, percatándose de que rocas de gran tamaño se desprendieron, y reaccionando Shikadai empujó a Inojin mientras de fondo se escuchaba la voz de Chouchou haciendo que sus brazos crecieran para tomar las rocas y evitar que cayeran sobre ellos, dejando que tan sólo las más pequeñas cayesen a su alrededor.

—¡¿Están todos bien?! —gritó de pronto Moegi al llegar alarmada.

Encontrando a la Akimichi algo airada, mientras que el Nara estaba sobre Inojin en el suelo, protegiéndolo con su cuerpo, ambos cubiertos de tierra y piedrecillas.

—S-shikadai... —murmuró temeroso Inojin, colocando sus manos en el pecho ajeno, haciendo que el mayor se apartase un poco para verle.

—¿Estás bien? —preguntó inquieto, ladeando una sonrisa, colocando ambas manos a los costados de la cabeza ajena.

«Muy cerca» pensó el Yamanaka al percatarse de la posición, mientras su rostro se sonrojaba, su corazón daba un brinco, y ladeaba la cabeza evitando mirarle, apenado por tenerle tan cerca. Notando su sonrojo, Shikadai reaccionó y avergonzado, se levantó rápidamente, dejándole al menor pararse, posándose frente suyo con la mirada baja.

—Ah... Y-yo... Nh... —titubeó inquieto el azabache, mientras sus propias mejillas tomaban un ligero color rosa por la vergüenza.

—Gracias —exclamó el rubio captando su atención, que al verle, Inojin ladeó una pequeña sonrisa—, aunque parece que ahora tendremos que bañarnos antes de ir con Boruto —agregó burlesco, logrando que Shikadai sonríese aliviado, y a su vez, su pecho latiese encantado por su sonrisa.

•~ 🍥 ~•

Eran las seis de la tarde, y en la residencia Uzumaki, se llevaba acabo una pequeña fiesta en honor al decimotercer cumpleaños de Boruto. Mitsuki, el equipo diez y cinco ya estaban en la casa, en una esquina de la sala estaban todos los regalos, Hinata servía las botanas y charlaba con Shino que se le ofreció a ayudarle, mientras que Boruto muy contento recibía toda la atención de sus amigos, festejándole y bromeando por ser un año mayor.

—Boruto, Sarada ya llegó —le avisó alegre Hinata al entrar a la cocina, mientras Chouchou y Sarada entraban detrás suyo.

—S-sarada-chan —musitó Metal nervioso, con las mejillas del todo rojas, quien junto a Denki e Iwabee, estaban sentados en el sofá de la sala.

—Controlate Metal —susurró cerca suyo el Yuino, dándole una palmada un tanto fuerte en la espalda haciéndole reaccionar.

—¡Hola! —saludó alegremente Boruto recibiendo a la Uchiha.

—Sólo vine porque Chouchou me insistió —exclamó con desgano Sarada entregándole una pequeña caja de regalo.

—¿Dónde están las botanas? —preguntó la morena entregándole de golpe su obsequio al rubio, para así escabullirse hasta la mesa para asaltar las frituras.

—Y yo sólo te invité porque sabía que me traerías algo, dattebasa —refutó el rubio alzando sus regalos.

—Que bien se llevan, parecen hermanos —exclamó burlesco Inojin desde la sala, ganando una mirada de enojo del rubio y la Uchiha.

—Si realmente quieres acercarte a ella, esta es una buena oportunidad, Metal —le susurró Iwabee, a lo que el azabache sonrojó viéndole nervioso.

—P-pero... ¿Q-qué hago? —preguntó tembloroso con los nervios a flor de piel.

—¿De qué hablan? —preguntó de pronto Inojin, acercándoseles por el respaldo del sofá con una sonrisa de oreja a oreja.

—Metal-kun quiere hablarle a Sarada-chan, pero no sabe cómo hacerlo —explicó Denki hablando bajito.

Inojin fijó su mirar en la Uchiha quien seguía discutiendo con Boruto, a él le parecía una chica muy complicada, gruñona, estirada, con aires de superioridad e inaccesible como para parecerle atractiva, pero si a Metal le llamaba la atención sería por algo ¿no?

—¿Te gusta la ensalada? —preguntó incrédulo el rubio, observando a Lee como si de un bicho raro se tratase.

—Por favor ayudame~ —rogó casi entre lágrimas Metal, juntando sus manos en plegaria—, tú juntaste a Boruto y Mitsuki, luego a Denki-kun y a Iwabee, ayudame~ Inoji~n.

—Bueno, con nosotros no intervino mucho así que~ —objetó Iwabee.

—Además ni siquiera entiendo a las mujeres, perdón pero me gusta el pene, consejos para enamorar a una chica no tengo —negó Inojin cruzándose de brazos y apoyándolos en el respaldo del sofá, logrando que Denki sonrojara apenado por su descaro.

—Tampoco es como si fueras un gran casamentero, eh —agregó burlesco el moreno.

—Mhhh~ —musitó el rubio cerrando los ojos ofendido, para luego tomarse la barbilla pensativo— a las chicas les gusta que les subas el ego, que se le preste atención a su físico y que seas bueno escuchando, no lo sé ¿eso te sirve?

—Sí, sí —asintió con entusiasmo Metal— p-pero... ¿Cómo le hablo?

—Presiona “B” para interactuar —bromeó Iwabee sacándole una risa a Inojin, mientras que Denki le lanzó una mirada enojado por no tomarlo en serio.

—Solo acercate, saludala, dile que se ve bonita y preguntale qué hizo en el día —sugirió ameno el rubio.

Mirándola, con las mejillas rojas, sudando, y el ceño fruncido tomando valor, asintió y determinado, se levantó del sofá y se acercó a la azabache.

—Ahí va un simp —bromeó Inojin.

—¿Es cruel que crea que no tiene ni una oportunidad con ella? —preguntó Iwabee.

—Sí —asintió Denki, mirándole enojado.

—No, es ser realista —negó el rubio ladeando una sonrisa.

Una vez junto a la Uchiha que no dejaba de discutir con Boruto, tomó aire y alzó la mano saludando.

—H-hola, Sarada-chan —exclamó Metal nervioso, captando la atención de la azabache, cortando de golpe su discusión con el rubio.

—Oh, hola Metal —saludó alegre la fémina, y aprovechando su distracción, Boruto se escabulló alejándose cansado de la discusión.

—Te vez muy bien, ¿c-como te ha ido? —preguntó apenado, ladeando una sonrisa poco a poco ganando confianza.

—¿Mh? Ahm... Pues bien, aunque con Boruto arrastrándome en sus problemas a cada rato supongo que no tanto —bromeó lanzándole una mirada de enojo al rubio, quien desde la sala sentado junto a Mitsuki le sacó la lengua.

—¿Él te estresa mucho? —preguntó ameno.

—Para ti él será grandioso y lo que sea, pero para mi es un dolor de muelas —espetó con desgano, colocando ambas manos en su cintura.

Observando atentos desde la sala, Iwabee y Denki sonrieron con orgullo al ver que le iba tan bien, mientras que Inojin veía con envidia la escena, pues no podía evitar pensar en lo lindo que habría sido que durante su noviazgo Shikadai le tratase igual, a estar alturas, pensar en él tratándole así, le causaba conflictos, pues ahora el Nara se esforzaba en tratarle así, pero aceptar su cariño sería mucho mérito para Shikadai.

Y justo pensando en él, éste entró a la cocina regresando del baño, y cuando se sentó en el sofá con ellos y le dedicó una mirada tímida junto a una pequeña sonrisa ladida, Inojin apartó la mirada haciéndose el difícil. Decir que ahora era un tsundere no podía estar más en lo cierto.

•~ 🍥 ~•

Entrando a la oficina del Hokage, Shikamaru estuvo por comenzar a hablar, pero cuando vio la mirada tan seria y afligida que tenía Naruto, prefirió callar.

Al acercarse, notó que el rubio tenía un sobre en las manos, lo que le extrañó, pues usualmente Sasuke le enviaba pequeños papeles como carta y no un sobre, además, apenas el día anterior se había encontrado con él, era muy inusual que se comunicaran tan seguido.

—¿Naruto? —musitó con recelo Shikamaru—... ahm... ¿No era hoy el cumpleaños de tu hijo?

—Sí... Lo es... —afirmó sin mirarle, pues su mirada seguía fija en el sobre entre sus manos.

—Ya le compraste algo ¿acaso no planeas ir? —preguntó alzando una ceja, ladeando su mirar a la bolsa de regalo que se encontraba al pie de su escritorio.

—... No... Creo que no...

—¿Qué? Pero ¿porqué? —cuestionó con asombro Shikamaru.

No respondió, solo arrugó más el entrecejo, al igual que el sobre que tenía entre manos. Algo estaba mal, nunca antes lo había visto así de afligido, y esa carta, su pesar tenía que ver con ella, ¿sería de Sasuke?... No, era raro que algo viniendo de ese Uchiha provocara malestar en Naruto... ¿Entonces?

—Naruto... ¿Quieres hablar? —preguntó con recelo, acercándose preocupado a su amigo, pero deteniendo su andar, el rubio cerró los ojos y negó suavemente con la cabeza. Y bajando su mirada, Shikamaru asintió— entiendo, te dejaré un momento a solas.

Dando media vuelta, el Nara abrió la puerta, y antes de salir, le dio un último vistazo al rubio, percatándose de que ahora escondía la cabeza entre sus brazos cruzados sobre el escritorio. No quiso incomodarlo más, y cerró la puerta a sus espaldas, dejándole solo.

•~ 🍥 ~•

—Oh, Shikamaru —exclamó con asombro Hinata al contestar el teléfono— ¿Ya casi sale Naruto? Estamos por cortar el pastel y...

Al percatarse de su semblante, ahora serio, Shino se acercó a Hinata, parándose cerca suyo, notando como poco a poco su mirada se entristecía más y más.

—Entiendo... Gracias —colgó el teléfono, y posando su mirar en el Aburame, negó suavemente con la cabeza, haciéndole saber que Naruto no iba a llegar.

—Lo lamento... Hinata —murmuró con pena el mayor, a lo que la Uzumaki negó y embozó una pequeña sonrisa.

—Ayudame a que Boruto ignore que Naruto no está ¿si? —pidió amablemente, sonriendo, pero aún así, inevitablemente dejando a relucir su tristeza por su semblante.

—Por supuesto —asintió decidido Shino, forzando una pequeña sonrisa, pues verla tan afligida, y aún así dando su mayor esfuerzo, hacía estremecer su corazón por pesar.

Mientras tanto en la sala, platicando muy amenos, el Yuino se extrañó de la presencia del Aburame, y decidió preguntar.

—Que raro que el maestro Shino venga a ayudarle a tu madre —comentó Iwabee tras beber de su soda.

—Era su compañero de equipo, además de que haya sido nuestro maestro ¿qué tiene de raro? —preguntó el Uzumaki sin tomarle mucha importancia, bebiendo de su vaso.

—¿Viene muy seguido? —preguntó Denki.

—Algo así, una vez a la semana come con nosotros ¿porqué? —cuestionó confuso.

Tanto Shikadai como Iwabee cruzaron miradas cómplices, ambos habían pensado lo mismo, pero mencionarlo no parecía buena idea.

—Mhh... ¿No crees que él--

—¡O-oye Inojin! ¿Ya probaste el aderezo que hizo Hinata? Está muy bueno —exclamó Shikadai nervioso, sabiendo que Inojin no dudaría ni un segundo en decir lo que pensaban sin descaro.

Confundido, Boruto sólo se encogió de hombros sin darle mayor importancia, y siguió comiendo de las botanas que traía en un plato.

—Chicos, hora de cortar el pastel —llamó Hinata alegremente, dejando los platos y cubiertos desechables en la mesa, mientras Shino le ayudaba dejando el pastel sobre la misma.

—¿No esperaremos a tu padre? —le preguntó por lo bajo Mitsuki, a lo que Boruto solo observó en silencio como Shino encendía las velas, y cerrando los ojos, suspiró suavemente.

«Así que... no vendrá...»

Dedujo serio, posándose detrás del pastel, mientras sus amigos se colocaban alrededor suyo, y comenzaban a cantar.

«No importa... No lo necesito...»

Y cuando escuchó como cantureaban “mordida”, lentamente se acercó al pastel cuidando que no hubiera nadie cerca, y cuando creyó que era seguro, mordió el pastel tan solo para sentir como le hundían la cara en él, y así apartarse entre risas con la cara llena de betún.

«Sí, no lo necesito»

Pensó entre risas suyas y de sus amigos que le acompañaban, mientras se comía el betún que traía en la cara. Era feliz, no se negaría, pero decir que no estaba decepcionado por la falta de su padre, era mentir.

•~ 🍥 ~•

—Adiós Boruto —se despidió Iwabee alzando la mano.

—Adios, ¡muchas felicidades! —exclamó Metal tras salir por la puerta.

—Adios princeso, disfruta del cuadro que me esforcé mucho, eh —despidió Inojin.

—Sí, sí, adiós —alzó la mano alegre, viendo como todos se marchaban por la puerta, y una vez solo quedaron Shino, Mitsuki, su madre y Himawari, su sonrisa se borró y su mirada se ensombreció.

—Boruto... —susurró Mitsuki al posarse cerca suyo, preocupado, acercando su mano a la ajena para tomarla, pero antes de siquiera rozar sus dedos, Boruto la apartó.

—Iré a bañarme, creo que aún tengo algo de pastel en el cabello —subiendo las escaleras con una sonrisa en los labios, se fue al baño.

Con pesar, el ojidorado bajó la mirada, Boruto se hacía el fuerte, lo sabía, cuando se trataba de Naruto siempre lo hacía, podía decir que era un viejo tonto, pero le importaba mucho, Mitsuki estaba consiente de ello, y ahora Boruto estaba triste, Naruto no se había presentado.

Esa mañana todo iba tan bien, él era un hombre de palabra, muy noble al que le importaba su familia, según sabía, pero ¿qué había pasado como para tener que faltar al cumpleaños de su hijo? Y más aún ¿qué tenía que decir para reconfortar a Boruto?

—Mitsuki.

La suave voz de Hinata le sacó de su ensimismamiento, y girándose para verla, ésta le miró afligida, apretando entre sus dedos la tela de su pecho, consternada por saber que sus esfuerzos no habían servido de mucho.

—Por favor...

No hacía falta decir más, él había entendido, le pedía ayuda para lidiar con Boruto, pues ella sabía que una charla de su madre no serviría de mucho, y era lo que menos necesitaba, ahora quedaba en manos de Mitsuki.

Observando como su joven yerno subía las escaleras tras su hijo, Hinata se quedó al pie de las mismas, con Himawari de un lado, y Shino a sus espaldas.

Se sentía tan fuera de lugar ahí, pero para eso había ido, para ayudar a Hinata en lo que necesitara, y ahora era cuando.

Colocando suavemente su mano en el hombro de la exhyuga, captó la mirada aperlada de la azabache, y al verle, Shino se quitó las gafas oscuras, y ladeó una cálida sonrisa, logrando que Hinata sonrojase suavemente.

—Está bien, te aseguro que realmente se divirtió hoy —animó mirándole con cariño, a lo que Hinata, agradecida por su preocupación, correspondió su sonrisa, colocando su mano sobre la ajena en su hombro.

•~ 🍥 ~•

—¿Boruto? —llamó con cautela el peliazul al tomar la perilla del baño para abrir e ingresar.

La ropa del Uzumaki estaba en el cesto, se escuchaba el agua de la regadera correr y el vapor del agua se filtraba por debajo de la puerta del área de la ducha y tina.

Quitándose el kimono, junto a los guates y el pantalón, abrió la puerta corrediza, encontrando al rubio bajo el agua de la regadera, dándole la espalda. Acercándose lentamente, se posó detrás suyo, y dudoso, colocó suavemente sus manos en la cintura ajena, posando su barbilla en su hombro, dejando un pequeño beso con cariño en este.

—... No lo necesito... —con coraje, susurró débilmente captando la atención del mayor— realmente... —cerró los puños con fuerza, y su entrecejo se frunció molesto, mientras sus mejillas se tornaban rojas del enojo— no lo necesito.

—Boruto... —susurró consternado al mirarle. Lentamente, se separó un poco para hacerle que se girara y así verlo de frente.

Abrazándole por sobre los hombros, estrechó el pequeño cuerpo del rubio entre sus brazos, hundiendo su nariz en su cabello, dejándole al menor apoyar su mejilla en su hombro, para así con pesar, el rubio correspondió su abrazo, cerró los ojos y a regañadientes dejó que su enojo, tristeza, coraje y decepción se fueran con el agua, y en cambio, esa tranquilidad y calidez que solo podía brindarle el estar junto a Mitsuki, le inundara lentamente el pecho.

•~ 🍥 ~•

FlashBack

Para Naruto, su más grande sueño era ser Hokage, pero el día en que Sasuke se marchó de la aldea, parecía que esa meta había pasado a un segundo plano. Naruto era capaz de dejar su máximo sueño por Sasuke, era capaz de morir por él y junto a él, sin embargo, nunca dejándolo sólo, porque era su único.

Para Sasuke, tratar de romper sus lazos fue algo que le dolía mucho, fue el único lazo que le quedaba, uno que por más que quisiera nunca podría romper.

Naruto sufría cuando él sufría, como si él mismo lo sintiera y por ello no podía ignorarlo.

“Porque soy tu amigo”

En ese entonces, en realidad ni siquiera podía explicar lo que era un amigo.

“supongo... así debe ser”

Ahora que le tenía junto a él, ahora que sus lazos eran mas fuertes que nunca, ahora que habían cumplido su destino, entendió que no podía estar lejos de él, que esos “porque soy tu amigo”, palabras que ni siquiera él podía explicar y con las que no podía expresar lo que realmente sentía, venían de mucho más adentro de su corazón.

Ninguno de los dos dudó en aceptarlo, ni siquiera tuvieron que discutirlo, ambos lo sabían y habían abrazado la idea con tanto amor como así ellos mismos se habían abrazado al reencontrarse.

El destino se había cumplido y así mismo este los había juntado de nuevo. Sin embargo, aún quedaban sus más grandes metas antes de que todo iniciara.

Naruto quería ser Hokage, Sasuke quería restablecer su clan y juntos era imposible.

Estaban dispuestos a morir por el otro, pero ¿estaban a dispuestos a abandonar esos sueños para poder estar juntos?

“Lo imposible no existe”

Había salido de la boca del Uchiha.

Fin FlashBack

•~ 🍥 ~•

Publicado el 31/10/20

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top