ÚLTIMO CAAAAP!!!

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Narra Hinata

Cuando vi ese día a Naruto en el aeropuerto sentí a mi salvación llegar, sin embargo no conté con que Toneri tuviera medidas ya tomadas en estos casos... Cuando el intento llevarme a otro lado una voz resonaba en mi cabeza diciendo que no, eso hacía que me diera un fuerte dolor casi al borde del desmayo, no podía defenderme contra tal cosa así que me deje llevar por la "Nueva" Hinata, de un momento a otro cuando empezó la pelea quería defender a mis amigos, a mi primo, a Itachi y a Naruto, pero no podía, mi cuerpo simplemente no quería responder, incluso perdí el conocimiento dejando que ella tomará el control por completo, me sentía como una débil.

Después de que eso pasara me quede en un tipo de vacío en mi mente, en el cual podía estar tranquila sin miedo a nada, supongo.

Al día siguiente desperté estando nuevamente en mi, no sabía lo que había pasado, incluso podía controlarme y mover la boca por mi misma ¿Los chicos lo lograron? Corrí a la sala, estábamos en mi casa y espere ver a ahí a esa cabellera negra, y grite su nombre esperando una respuesta.

—¡Sasuke! —grite, bajando por las escaleras y ahí lo vi, a el sentado, baje y el me sonrió.

—¡Hyuga!—grito y me abrazo, le di un corto beso en los labios y le sonreí.—Despierta, baka—reí ante su comentario.

—Pero si yo estoy...—no, no lo estaba, había sido una trampa de Toneri, abrí los ojos rápidamente regresando a la realidad y vi a ese albino que alguna vez considere uno de mis mejores amigos frente a mi.

—Hinata... Que bueno que despertaste—me dijo sonriendo, ya sabía que el estaba viendo mi sueño.

—Si—a pesar de eso, ya me sentía más libre.

—Ahora, te haré una pregunta—su voz se torno seria y fría, lo mire con miedo y asentí.

—Dime—le sonreí y me senté en la cama.

—¿Te casarías conmigo? —esperaba que su gemela apareciera e hiciera un comentario irónico sobre eso, pero no.

—Etto y-yo... —mis palabras fueron cortadas al recordar lo que él me había hecho.

—Lo diré de otra manera—trono los dedos y enseguida aparecieron dos de sus sirvientes con una niña que estaba atada de manos, ojos y boca. —Te casas conmigo o mato a la niña —la mire con atención, examine su cabellera castaña y enseguida supe de quien se trataba.

—¡Hanabi-chan! —intente pararme de la cama pero note que mis muñecas estaban atadas a esta, no podía hacer nada... —¡Si! Me casare contigo, pero no le hagas daño a mi hermana... —dije rendida, vi como Hanabi empezaba a forcejear tratando de decir algo.

—¡No Hinata, no lo hagas! —Toneri chasqueo los dedos nuevamente haciendo que sus sirvientes se la llevarán, unas gotas salinas rodaron por mis mejillas y mire a Toneri con rencor.

—Te odio —dije en un susurro apretando mis puños con fuerza.

—Hmp... Me gusta más la Hinata vacía y hueca —y nuevamente puso esa pelota de chakra en mi, me trataba como a una muñeca con la que podía jugar a su antojo.

Paso una semana y Toneri solo iba a darme de comer, platicar conmigo, jugar e incluso a contarme chistes, pero eso no justificaba nada de lo que estaba haciendo, no olvidaré nunca lo que trató de hacerle a mi hermana aunque me case con el. Se llegó el sábado, el día de la boda.

—Por favor... N-no—dije al sentir como sus sirvientes me ponían el vestido, momentos de claridad donde podía controlar mi boca era lo único bueno que tenía.

—Son órdenes de Toneri-sama—era la única respuesta que obtenía de parte de esos simples robots. Me pusieron un vestido morado oscuro con rasgos negros, después de eso nos dirigimos al lugar donde sería la ceremonia, espere un momento junto a una de las sirvientes a que empezarán a llegar los invitados y sobre todo, el novio.

Narra Sasuke

Ya era sábado, el día de la boda, íbamos a intentar por última vez hacer que Hinata regrese con nosotros pero esta vez sin pelear, todos estábamos muy malheridos como para pelear contra Toneri.

Me arregle, tome las llaves del auto de Hinata y me metí en este, después de que Toneri mandara a secuestrar a Hanabi y la soltara ella misma me entregó las llaves del auto, para que por si llegara a pasarle algo yo lo cuidara, me fui elegante, todos íbamos elegantes, con smokin, diría bien peinados pero ni Gaara ni Naruto y mucho menos yo ibamos así, las chicas también se tomaron su tiempo en arreglarse, al llegar las ocho de la noche todos partimos a donde sería la ceremonia, yo iba junto a Itachi, no intercambiabamos ni una sola palabra hasta que el empezó a hablar.

—En realidad no me gusta Hinata—solto de repente, me sorprendí sin embargo lo oculte bien.

—¿Por qué te le declaraste? —esa era mi duda existencial.

—Para motivarte, Toneri te la iba a quitar si yo no hacía algo para motivarte—contesto con simpleza y sonreí de manera ladina, un rival más fuera.

—Supongo que... Tienes razón —conteste estacionando el carro frente al lugar y ambos bajamos.

—Pero... No tengas duda de que ella te ama—amplíe aun más mi sonrisa, si es que eso era posible.

—No tengo dudas—camine hasta adentrarme al lugar y ahí vi al viejo cascarrabias que sería mi suegro en un futuro.

—Uchiha—me saludo cortante y con una sonrisa en el rostro.

—Hyuga—lo salude con mi típica sonrisa y eso a él lo desconcertó, yo no planeaba darle explicaciones sobre absolutamente nada.

—¡Sasuke, aquí! —mire al frente y vi a Naruto junto a Shikamaru y Sai sentados casi hasta el frente.

—Dobe—lo salude chocando los puños.

—Hinata... ¿Aún no llega? —me dijo preocupado y yo negué lentamente.

—No la vi en la entrada—le conteste y el sonrió.

—Vayamos afuera, debo esperar a las chicas mientras que Shikamaru y Sai apartan el lugar —asentí y lo acompañe, cuando llego Sakura el fue corriendo a donde ella estaba y me dejó a mi solo nuevamente junto a Itachi, llego una lemosina negra, ahí fue cuando supe que ella había llegado.

—Eres un Uchiha, no te debes poner nervioso frente a una dama—me dijo mi hermano y solté una leve risa.

—No estoy nervioso—mentí, sentía como las manos me sudaban y la mandíbula se tensaba, este sentimiento no lo iba a volver a sentir jamás, esos creo... Verla así, tan bonita, elegante y brillando, es como ver a la luna entre todas las estrellas, ella las opaca, a todas, vi como le arreglaban el vestido cuando ella bajó, decidí esperar a que terminarán para poder acercarme y justo cuando iba a entrar ese anorexico se puso frente a mi.

—Oh Uchiha, no esperaba verte aquí —me dijo con ironía.

—Hmp—fue lo único que dije y volví a mirar hacia donde se encontraba Hinata.

—¿Qué ves?—preguntó mirando a dónde yo veía. —Ah... ¿A mi prometida? —el me miro y sonrió de lado.

—Tsk—chasquee la lengua y seguí mirando en dirección a ella.

—Admito que... La enamoraste—lo mire sorprendido. —Ella hasta esta mañana estuvo soñando contigo, te busca en sus sueños—me contó con una mirada nostálgica y de ahí empezó a reír como un maniático. —Pero desde esta noche ella soñara conmigo, tendrá el mismo sueño una, y otra, y otra vez, soñara que yo la hago alcanzar el cielo, y escuchara ella misma esos gemidos angelicales que la haré sacar, ¿Has visto esos enormes y voluminosos... —lo detuve con un puñetazo a la cara antes de que terminará su frase, el enseguida me lo regreso y antes de que se armara una pelea Shikamaru y Naruto me tomaron por los hombros para evitar seguir pegándole mientras que Gaara quien iba llegando le asestó un golpe en los bajos a Toneri, como la segunda vez que lo vi.

—Recuerda que no vale la pena—me dijo Naruto sonriendo, entonces vi como Toneri se empezaba a reír como desquiciado, en verdad estaba loco.

—Deja de fastidiar ya, es tu boda—lo regaño Shikamaru a Toneri, entonces llego Hinata y le dio un leve golpe a Toneri en la nuca.

—Andando, baka—le dijo fría, al parecer el jutsu de Toneri no está bien diseñado e incluso a él le falta el respeto y lo trata de una manera fría.

—Hinata, antes de que te cases... ¿Puedo hablar contigo? —ella miro a Toneri un momento antes de responder.

—Inténtalo una vez más Uchiha, igual ganaré yo—me dijo burlón.

—Tsk... —la mire esperando una respuesta y ella asintió, entonces todos los demás nos dejaron a solas.

—¿Sobre que querías hablar, Uchiha?—ella no tenía ese típico brillo en sus ojos, se veían sin vida, pero por un momento sentí como si ella en verdad me estuviera escuchando.

—Hyuga, seré directo contigo... —la tome de las manos y ella se sonrojo. —Te ame, te amo y te seguiré amando por el resto de mi vida, por favor no me dejes por ese albino anorexico—ella río levemente y me sonrió.

—Sasukito-kun—paso su mano por mi cabello y por un momento crei haberlo logrado.—Y-yo t-también te... —amo iba a decir, pero rápidamente ese brillo en sus ojos desapareció y su voz se torno fría.—Debo irme, es el día de mi boda—sentí mis ojos humedecerse, no la iba a dejar ir tan fácil.

—¡Hinata! —grite tomándola de la mano, ¿Esto es lo que se siente perder a un ser amado? ¿Esto es lo que se siente amar de verdad? Pues déjenme y les digo que es todo un martirio, es mi sufrimiento infernal. Si tuviera que describir el infierno seria de esta manera, así se siente... No, esto se siente peor, peor que morir, no tengo palabras para explicar esto.

—No fastidies Uchiha—ella me volteo a ver y se encontró con que yo estaba llorando, me miro sorprendida y vi que a través de esa mirada gélida ella también soltaba unas lágrimas, que aunque estuviera bajo ese Jutsu no podía evitar, sabía que ella no quería hacerlo, la abrace y sentí que mi saco se empezaba a mojar, estaba llorando sin embargo no fue correspondido mi abrazo. —Ya estas grande para este tipo de bromas—se solto y vi claramente como aun no dejaban de salir lágrimas de sus ojos y así ella entró dispuesta a cumplir con lo que ese maldito Jutsu le dictaba, me puse en cuclillas, me sentía como un idiota, un completo idiota, se fue de mi lado y no pude evitarlo.

—¡Mierda, Hinata! —la seguí y antes de que ella entrará la besé, como nunca antes había besado a alguien, poco a poco vi como sus ojos sorprendidos iban recobrando su color natural, ese púrpura que siempre han tenido y que perdieron por leves segundos, la solté y sonreí, ella solto aún más lágrimas y salió corriendo directo al altar.

Mierda.

Esto me lo merezco, estoy seguro.

Es mi paga por todos los crímenes que he echo.

Es mi sufrimiento infernal.