✦ 𝗖𝗂𝗇𝖼𝗈.
Sunoo y Sunghoon eran novios, era algo que todos sabían, algo tan obvio y esperado que nunca, ninguno de los dos tuvieron que aclarar, ninguno tuvo que preguntar nada, sólo eran y punto.
Sunoo aprendió esa palabra unos meses después, y cada vez que alguien se le acercaba a Sunghoon con otras intenciones (porque él no era ningún tonto como para no darse cuenta) sólo tenía que ir, abrazarlo, mirar a la cara a quien sea la zorra, y decir "Sunghoon es mí novio" y esperar a que se vaya.
No lo había hecho muchas veces, con suerte habrán sido tres o cuatro, debía admitir que le parecía divertido y solía ponerse muy feliz cuando se iban.
Paseaban de la mano juntos, se besaban, se decían apodos lindos, se entendían y se apoyaban el uno al otro siempre.
Incluso, a sus veintitrés años y a los veintiuno del menor, cuando Sunghoon terminó su carrera de Terapia Ocupacional, Sunoo estaba con él en su acto de fin de año, y fue él quien me entregó el diploma, subiendo al escenario, sintiéndose útil e importante por entregar un papel enrrollado estaba sonriendo mucho.
— Todo esto es gracias a ti, Sunnie, no hubiera hecho nada si no te conocía. — Le dijo, allí mismo, haciendo que se ruborizara mucho.
Y ya no se golpeaba cada vez que sentía el calor en sus mejillas, no desde que había aprendido qué era.
Un día, mucho tiempo antes de aquel día, se encontraban los dos solos, Sunoo estaba en un muy mal día, había despertado sin ganas ni energías de nada, no tenía paciencia, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, así que solo se había echado en la cama, con Sunghoon a su lado, mirando el techo.
Sunghoon sabía que su novio no estaba de humor para hablar, así que solo se recostó a su lado, le pidió permiso para poner algo de música suave y sólo se acurrucó contra su cuerpo.
Al cabo de un rato de música, Sunoo se sentía algo mejor, la música lo distraía, y se dejó mimar por Sunghoon, se relajó y se sintió algo somnoliento, por lo que se giró sin decir nada y comenzó a besarlo, tomando sus mejillas, insistiendo sobre sus labios hasta sentir sus pulmones pedir aire.
Sunghoon notó que Sunoo quería más, y con una sonrisa llena de confianza decidió ser más intenso con él, colocándose sobre su cuerpo, con sus brazos a cada lado de su cabeza, lo besó con profundidad, recorriendo con su lengua la cantidad bucal del menor por primera vez, con lentitud en un principio, sin querer agobiarlo de golpe, luego fue buscando que Sunoo respondiera, cosa que él entendió y acabaron en un cómodo baile de labios y lenguas, sintiendo calor y más calor, con suspiros y pequeños gemidos, hasta que fue demasiado y Sunoo no soportó nada más, apartandolo de un brusco empujón y saliendo de la cama a hacerse bolita en un rincón del cuarto, mientras sus manos golpeaban sus mejillas con fuerza para apagar tanto calor y esa sensación crecía en su pecho y no se iba, y sólo podía pensar en lo bien que se había sentido todo pero no sabía qué era, y por eso se frustraba.
— Sunoo, Sunoo, no te golpees, ya. — Sunghoon tomó sus muñecas y las apartó de su rostro, pero el menor necesitaba de algo que lo hiciera dejar de sentir tanto eso que desconocía, así que comenzó a golpear su cabeza contra la pared que estaba detrás de él. — ¡No, no, Sunoo!
Sunghoon lo apartó de un empujón y tiró de él para que quedara sobre su pecho, lo abrazó contra su pecho con fuerza.
— Nada de golpes, lejos de la pared, eso no se hace.
Lo escuchó llorar y quejarse, sus manos se apretaban y sus deditos se retorcían en frustración.
— Lo siento si no te gustó, Sunoo... — No encontró ningún indicio de que Sunoo lo estuviera escuchando. — Sunoo, mírame, escucha.
Sunoo asintió para demostrar que sí le estaba prestando atención, pero toda su ansiedad y frustración no lo dejaban mirarlo.
— No lo volveré a hacer, ya está, ya pasó, no te gustó, no se hace, punto. — Dijo Sunghoon en voz firme, y Sunoo negó.
Le había gustado, quería hacerlo de nuevo, quería continuar, él estaba al tanto de todo lo que había pasado y no le había molestado.
Le molestaba no saber qué era lo que hacía su corazón acelerar, qué era lo que hacía sus mejillas rojas, que impulsaba la electricidad que corría por su cuerpo cuando Sunghoon lo besaba, qué era eso que lo llenaba completamente.
— Ven, ven. — Sunghoon lo acomodó para que lo mirara, teniéndolo en brazos como un bebé, sus ojitos cargados en lágrimas lo miraron. — Ya esta, ya pasó, no volverá a suceder.
— No, no. — Sunoo negó.
— ¿No qué?
— Quiero, me gustó. — Dijo, y al decir aquello sorprendentemente se sintió más calmado.
— ¿Te gustó en serio, Sunoo? — Preguntó el mayor, para estar seguro, y el menor asintió. — ¿De verdad? — Volvió a asentir. — ¿Entonces por qué reaccionaste así?
Sunoo tocó su pecho, sobre su corazón, su manito siguió recorriendo su pecho, subió por sus clavículas, bajo hacia su estómago, volvió a su cuello y termino en sus mejillas.
— Cosa, siento algo— murmuró.
— ¿Sientes algo? — Preguntó Sunghoon, con cierta gracia, a lo que Sunoo asintió. — Pues es bueno saberlo, me dolería que no sintieras nada, bebé.
Sunoo lo miró y Sunghoon sonrió ampliamente, lleno de ternura, de su lindo Sunoo confundido por una sensación bonita, la misma que él tenía.
Y de nuevo esa sonrisa volvía a hacer su efecto y volvió a sentir lo mismo, y se confundió otra vez, soltó un quejido y volví su mano a su corazón, golpeando con su palma al ritmo de sus latidos, Sunghoon tomó su mano para que no se lastimara.
— Ese, ese.
— ¿Ese qué?
— Ahí, otra vez, lo mismo, es lo mismo. — Intentó explicarse, sus ojitos rogaban que lo entendiera.
— Sunoo, se llama "Amor" — Dijo Sunghoon, tomó sus mejillas y limpió un par de lágrimas que habían escapado. — Es amor y estás enamorado de mí, por eso sientes esas cosas cuando me miras, cuando estás conmigo, o cuando piensas es mí.
— Era amor. — Murmuró, con algo de alivio.
— Si, bebé.
— ¿Es malo? — Preguntó.
Sunghoon negó, con una gran sonrisa.
— No, bebé no es malo, es muy bueno, es excelente.
» Y yo siento lo mismo que tú, los dos sentimos amor así que yo voy a entenderte siempre, voy a estar contigo, estamos juntos en ese sentimiento, Sunnie, no estás solo, podemos pasarlo juntos y no golpear nada.
Sunoo lo miró un momento y Sunghoon se mantuvo callado esperando una respuesta.
— N-No sabía... Qué era.
— Ahora lo sabes, bebé, dime, ¿Qué era?
— Amor.
— ¿Y qué dices con el amor, Sunnie?
— Te amo. — Respondió, con una sonrisa, mientras sus deditos jugaban con los de Sunghoon.
— Yo también te amo, mí lindo Sunnie. — Dijo el pelinegro y prosiguió a llenarlo de besos hasta que Sunoo rió y se sintió mejor, olvidando sus golpes.
Desde ese día, Sunoo sabía lo que sentía al verlo, y no se preocupaba por la emoción que lo recorría, le gustaba y ya tenía un nombre.
Cada tanto, cuando sentía mucho amor, y se emocionaba, repetía constantemente esa palabra, diciendo una y otra vez "Amor" en una vocecita alegre que a Sunghoon le encantaba y terminaba riendo de ternura.
— ¿Qué escribes, amor? — Preguntó Sunghoon, dejando un beso en su mejilla viendo la letra perfecta de su novio en el papel, mientras su manito seguía escribiendo.
— Es una carta. — Dijo, y no dejo que la leyera, así que el pelinegro no insistió.
Sunoo comenzó a hablar más con el paso del tiempo y de su relación, Sunghoon lo llenaba de amor y de confianza, y el pequeño comenzó a tenerle gusto a probar cosas nuevas, a intentar una y otra vez, porque le encantaba la sensación que lo inundaba cuando su novio lo felicitaba con toda honestidad.
Mejoró muchísimo en muy poco, Yujin estaba encantada y orgullosa.
— Está mejorando porque quiere ser parte del mundo, esta vez tiene un interés y es estar contigo, Hoon. — Dijo la chica, y casi se le caían las lágrimas.
— ¿Por qué lloras, tonta? — Dijo Sunghoon con algo de risa y la abrazó sin dudarlo.
— Porque crecen muy rápido... conozco a Sunoo desde hace años y ahora... míralo, está tan feliz y conectado al mundo... — Lo señaló, por primera vez en su vida, Sunoo había ido a comprar un algodón de azúcar solo, y claro que estaba siendo vigilado por su novio y su terapeuta.
Era algo simple para cualquier persona, pero era algo enorme para Sunoo, y lejos de estar nervioso, estaba emocionado y fue con toda la confianza del mundo.
Se había fijado a ambos lados antes de cruzar la calle, aunque no era muy concurrida, por eso lo habían dejado ir sólo, había ido hasta el carrito, hablando educadamente, pidió especialmente el que era de color azul, le entregó el dinero y volvió a cruzar la calle mirando a ambos lados de nuevo, Sunghoon lo recibió con un abrazo enorme y lo felicitó por su logro y Sunoo se sintió tan bien que comenzó a reír.
Sunghoon consiguió trabajo en una escuela, ayudando a los niños con inclusión, los acompañaba un rato cada día, y tenía una oficina donde podían ir en busca de ayuda si necesitaban, a demás de él, había otro hombre llamado Jake, quién se hizo amigo de él rápidamente, y se dividieron los alumnos de la escuela para tratarlos mejor a todos.
— ¿Por qué decidiste estudiar Terapia Ocupacional, Hoon? — Preguntó Jake un día, había preparado café para ambos y se estaban tomando media hora de descanso, ambos en la oficina de la escuela.
— Mí novio tiene autismo, y él siempre me gustó bastante, así que quise estudiar algo que me sirviera para su vida, y para la mía, y para lo que hagamos juntos también.
Jake sonreía ampliamente.
— Qué lindo, algún día quisiera conocerlo, no es muy común que alguien salga con, ya sabes, una persona algo diferente.
— Se pierden muchísimo, son un amor, no cargan ni un gramo de maldad en su cuerpo, y les encanta tanto estar con alguien que sepa comprenderlos, no tienen desperdicio.
» Y como plus, Sunoo es especialmente adorable, más que cualquier otra persona que yo haya conocido, mira que no todos dan ternura, pero él sí.
» Ojalá pudiera traerlo a la escuela, pero es que odia este lugar, cuando me viene a buscar hace un gran esfuerzo.
Sunoo no soportaba la escuela, no le gustaba los salones ni la gente.
En su juventud había ido a una escuela especial, era él con otros diez chicos en un salón con dos profesores capacitados para tratarlos, y estaba con otros chicos con sus propios problemas, no eran solo autistas.
Había aprendido a leer, escribir, sumar y restar, en su momento también algo de multiplicación y división, había visto algo de ciencia, biología y demás, pero no era igual a una escuela normal.
Trataban temas de vida, enseñaban sólo lo que necesitaban para vivir y ser independientes, no trataban temas como binomios en Matemáticas, o literatura griega en clase de Lenguaje, ni muchos menos compuestos químicos, fuerzas y circuitos eléctricos en Química o Física.
Ellos aprendían cosas útiles.
Sunghoon había hablado con el padre de Sunoo y con Yujin, para preguntar si era buena idea que Sunoo trabajara, y estuvieron más que de acuerdo, su pequeño merecía independencia, hacer las cosas por sí mismo, ser parte del mundo, obtener un salario y poder mantenerse, o al menos en parte, porque estaba junto a Sunghoon y con su familia para todo lo que quisiera.
Tenía la suerte que Jake le había comentado que un conocido de él iba a abrir un pequeño supermercado, y necesitaban a alguien para acomodar los productos.
— Ser repositor es fácil, tienes que cargar un par de cosas, pero principalmente es acomodar todo por la mañana y después ya se termina.
» Las personas con autismo tienen esta obsesión con la perfección, y el orden, y nunca pueden dejar una tarea a la mitad, que lo volvería lo más apto para el trabajo.
Era un detalle pequeño pero muy fuerte, para los que eran como Sunoo, a la hora de una tarea deben empezarla y terminarla, dejarla a la mitad los estresa demasiado, tomar un descanso o una pausa no existe para ellos, son meticulosos y regulares.
Sunghoon acompañó a Sunoo en su primer día, y el dueño de la tienda, un hombre bastante gracioso llamado Jay le tuvo paciencia y consideración al menor, y se tomó su tiempo para ganar su confianza.
Para el final del día, Sunoo se sentía lo suficientemente bien con su presencia que podía mirarlo a los ojos, en los últimos años, gracias a su avance podía confiar más en las personas.
Consiguieron un departamento para los dos y pudieron vivir juntos, cuando Sunoo conoció el lugar por primera vez había comenzado a correr por toda la casa y Sunghoon lo veía con gracia mientras dejaba las cosas de ambos en el suelo.
— ¡Baño! ¡Cocina! ¡Mesa! — El menor estaba emocionado y nombraba cada cosa que veía, y Sunghoon sonreía con ternura. — ¡Balcón!
— ¡Al balcón no! — Dijo, y soltó la caja para correr detrás de él y abrazarlo por detrás antes de que llegue a tocar el barandal de metal del modesto balcón.
— Es muy alto. — Dijo Sunoo.
— Sí, por eso no te acerques. — Dijo Sunghoon, y lo dio vuelta y el menor volvió entrar a la casa corriendo.
Sunghoon se quedó suspirando algo agitado y con el corazón acelerado, preguntándose por qué un departamento en el séptimo piso fue lo único que pudo conseguir.
— ¡Sunghoon tiene una cama grande!
Sonrió y fue hacia el dormitorio, donde Sunoo miraba la cama tamaño matrimonial con una sonrisa.
— ¿Para qué es?
— Para hacer hijitos. — Respondió el mayor con gracia, a lo que Sunoo no entendió bien. — Para dormir juntos, bebé.
Era la primera vez que Sunoo veía una cama grande para ambos, normalmente, se arreglaban para estar los dos en una individual, pero estaba abierto a los cambios.
Se quitó los zapatos y se arrojo a la cama, Sunghoon fue con él y rápidamente el menor se acomodó sobre su pecho, abrazándolo.
— ¿Te gusta? — Preguntó Sunghoon, a lo que Sunoo asintió. — ¿Quieres quedarte conmigo para siempre? — Sunoo volvió a asentir. — Bien, te tengo un regalo entonces.
Sunoo no miró mientras el mayor buscaba en el bolsillo de su pantalón una pequeña cajita, al abrirla había dos anillos.
— Quiero que lo cuides muy bien, Sunnie, no sólo porque es de oro y me costó mucho, sino porque este anillo representa lo que hemos pasado, representa nuestra unión, me representa a mí y a ti, y también representa que lo nuestro va a ser eterno, y que cuando seamos viejitos y estemos arrugados... seguiremos juntos, para toda la vida. — Dijo, colocando el anillo en su dedo. — Con este anillo te digo que te amo, y que te amo para toda mí vida, hasta que la muerte nos separe.
Sunoo sonrió al ver qué tenía brillitos y que al moverlo estos deslumbraban.
— Tiene estrellas. — Dijo.
— Tiene estrellas, sí. — Sunghoon no le iba a decir que eran diamantes, ya lo iba a cuidar muy bien si pensaba que eran estrellas.
Sunoo tomó la cajita y sacó el que quedaba, que no tenía estrellas, y era más simple, se entristeció un momento pero sabía que Sunghoon le dejaría el más especial para él y sonrió sintiéndose mimado.
Igual que el mayor había hecho con él, colocó el anillo en su dedo.
— Ahora nos declaro esposos. — Dijo Sunoo, con una sonrisa, y Sunghoon ni se lo esperaba.
— Sabías que eran de matrimonio. — Dijo Sunghoon, con una risa. — Adivinaste, bebé.
— Los anillos son de matrimonio. — Dijo Sunoo, en tono obvio.
— Eres tan inteligente bebé. — Sunghoon besó su mejilla de forma sonora y lo hizo sonreír. — ¿Te gustan?
Sunoo asintió con ganas y lleno de emoción, le gustaba, claro que sí.
Fue hacia él para abrazarlo por el cuello y besarlo, se separó sólo para decir un "Te amo, esposo" y después volver a ellos.
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