01

El día en que Danielle conoció a Haerin, la menor no la había mirando, ni escuchado, ni siquiera un segundo, por más que la mayor la había saludado con suavidad, Haerin no se encontraba conectado al mundo ese día.

—Oh, ella es mi hermana, del medio —había dicho Minji, ella tenía otra hermana además de Haerin, Hyein, pero no se encontraba en la casa en ese momento—. Tiene autismo, no te va a hacer caso.

Ese día, Danielle tenía dieciséis años, y Haerin tenía catorce, su estado aún estaba en un autismo severo, estaba en su mundo la mayoría del tiempo, y la única persona que reconocía completamente era a su padre, y otras veces a Minji y a Hyein, aunque también los ignoraba de vez en cuando.

Algo que Minji le explicó después es que Haerin era adoptada, tenía el apellido de otra familia y había sido abandonada una y otra vez, primero por sus padres biológicos y después por sus otros hogares, nadie sabía cómo tratarla y Haerin cada vez se había vuelto más cerrada en sí misma, cada vez confiaba menos en las personas y cada vez su autismo empeoraba un poco más.

Con el paso del tiempo, y con las visitas a la casa de su mejor amiga, Danielle comenzó a observar a Haerin con mayor y mayor curiosidad.

Debía de admitir que la menor era muy tierna.
Tenía el cabello castaño oscuro, y lo llevaba bastante largo, era difícil cortarlo porque no le gustaba, así que solo esperaban a que ella no lo aguantara y dijera que lo quería distinto.

Le gustaban las estrellas, tenía pósters de constelaciones por todo su dormitorio, junto con libros de astronomía.

También le gustaban las cosas con brillos, porque para ella parecían estrellas también.

Su color favorito era el azul y solía coleccionar cosas de ese color, y su programa favorito era "El Universo" que pasaban en un canal de ciencias, también le gustaban algunas películas de ciencia ficción pero que no tuvieran mucha violencia,
Haerin odiaba la violencia.

Casi nunca hablaba, incluso cuando parecía hablar sola, no hacía ni un ruido, era prácticamente muda.

Danielle había conocido a Haerin en muchos aspectos, sin que Minji le dijera nada, y sin que Haerin la hubiera notado a su lado siquiera una vez.

Minji no era de pasar mucho tiempo con Haerin, no la odiaba, no le caía mal, no era mala con ella, es sólo que nunca había logrado conectar con la menor del todo, así que intentaba pasar poco tiempo, y enfocarse en otras cosas, solía evitarla también, principalmente en los momentos dónde sentía no tener paciencia para nadie o cuando se molestaba.

Y fue un día donde Minji estaba especialmente molesta porque su celular nuevo había desaparecido, Danielle estaba con ella y negaba haberlo escondido en forma de broma, en que Haerin conoció a Danielle finalmente.

Fue cerca de dos años después de que Danielle conociera a Haerin, la mayor tenía dieciocho y la menor dieciséis.

Mientras la morena buscaba por toda la casa con cara de que iba a matar a alguien, a Danielle se le ocurrió la brillante respuesta a los diez minutos de empezar el drama por el celular perdido, y comenzó a buscar a la menor por toda la casa, hasta encontrarla, en su cuarto, con el celular de Minji entre sus manitos.

Vió con una sonrisa como jugaba con la funda de esta, era de color azul claro, tenía agua y brillos flotando en esta, Min era un idiota si creía que Haerin no se quedaría con la funda y el celular incluido.

Con algo de nervios, se agachó frente a ella, para hablarle por primera vez.

—Haerin, eso no es tuyo —los deditos de la menor se detuvieron, supo que la había escuchado, estiró sus manos hacia el teléfono y lo tomó con suavidad, sin hacer fuerza, solo apoyando sus dedos sobre este, no sabía cómo reaccionaria la pequeña al contacto físico— ¿Me lo das? Minji lo está buscando.

Haerin comprendió y dejó que tomara el teléfono, pero después se dió cuenta que lo quería y que no podía dejarlo, se estaba entreteniendo demasiado, un sonido quejoso como un pequeño llanto escapó de ella al frustrarse, sin poder dejarlo ni quedárselo.

—Muy bien, Haerin, muy bien —dijo la mayor, y con un leve tirón se llevó el móvil, una vez que ya no estuvo en sus manos Haerin se sintió mejor y en un reflejo alzó la vista hacia ella.

Por primera vez en su vida, Danielle y Haerin se miraron a los ojos, los ojitos de la menor eran marrón chocolate, los de la mayor eran negros.

Danielle vio a Haerin sonreír, sus ojitos se hicieron dos líneas y sus manos se agitaron de felicidad.

La mayor no pudo evitar sonreir con ella, totalmente encantada de esa primera vez que Haerin conectaba con ella.

Haerin sintió su rostro más caliente al verla hacer aquel gesto, no sabía por qué, era esa sonrisa con encías y esos ojitos que le provocaron emociones que le gustaron, llevó sus manos hacia sus mejillas con fuerza para apagar ese calor, al golpearse sintió dolor pero estaba acostumbrada a regularse con eso, así que se sintió más aliviada, pero quien no entendió aquello fue Danielle, que su sonrisa se borró.

—Haerin, no te golpees así... —llevó sus manos a las de la menor, acariciandolas suavemente, los ojitos de Haerin la volvieron a mirar pero se sintió extraño, como si la mirara con miedo, así que se separó de ella, llevándose el celular de su amiga, al voltear de nuevo hacia ella antes de salir del cuarto, Haerin ya había vuelto a su mundo.

Fue hasta el cuarto de Minji, donde ella seguía molesta y no le hablaba a nadie mientras miraba el suelo cruzada de brazos.

—Toma —dijo Danielle extendiendo el celular hacia ella.

—Sí lo tenías tú, idiota, te odio, ¿todo el puto día-

—Lo tenía Haerin, no me jodas, ¿no se te ocurrió que tu funda le iba a gustar demasiado y se lo llevaría?

—¿Qué tiene mi funda? —Minji la miró, viendo el líquido y los brillos algo desacomodados aún por el reciente toqueteo.

—Es azul, a Haerin le gusta mucho el azul, tiene brillos y a ella le gustan las estrellas, y además se puede quedar horas jugando con el agua que tiene, estaba haciendo eso cuando la encontré.

Minji se quedó mirándolo un momento, y se preguntó de dónde sabía tanto de su hermana, muchas veces Haerin era un misterio para los demás y no podrían comprenderla por más que intentaran, estaba algo sorprendida.

—Bueno, tienes razón —le dijo, finalmente, miró la carcasa y suspiró—. Toma —la quitó rápidamente—. Dásela a Haerin.

—¿Yo?

—Sí, tú —dijo Minji, se ve que seguía estando enojada, Danielle rodó los ojos con fastidio, tomó la funda y fue por segunda vez al cuarto de la menor.

Haerin seguía alli, ordenando sus cositas de color azul en la estantería, tenía muchísimas cosas diferentes, le gustaban las cosas pequeñas porque podía juntar muchas, tenía desde tapas de botellas, dinosaurios de juguetes, accesorios como anillos y aros, útiles escolares y un par de flores azules también, pero solía tirarlas a la basura cuando se marchitaban y cambiaban a color marrón.

—Haerin.

La menor no reaccionó a su voz, así que Danielle se acercó a ella de todas formas, colocándose a un lado y mostrándole la funda de celular que tanto le había gustado, poniéndola a la altura de sus ojos, haciendo que Haerin la viera enseguida.

La vio sonreír de nuevo y tomó la funda entre sus manos, y por un momento se quedó allí, esperando que la mirara, pero no lo hizo.

Sonrió con algo de pena, en verdad le encantaría conectar con ella, pero no era muy fácil.

—De nada, Haerinie —dijo Danielle, al retirarse.

—Gra-cias.

En verdad no esperaba que hubiera una contestación, y tuvo que detenerse un segundo para mirarla sin creer que había escuchado su voz después de tanto tiempo de sólo silencio.

Con una sonrisa, conforme, demasiado feliz por algo que no debía de ser para tanto, se fue a su casa sintiendo como si hubiera ganado un premio.

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