Six

—Un espectáculo digno de un demonio encantador como tu, bebé.

— Mamá se lo perdió— hizo un puchero— quería que viera mi presentación, pero es tan aburrida— lamento con un puchero.

JungKook rió en grande por el descaro de su chico, le encantaba.

—Casi la mandas con su dios— recordó.

—Como si ella nunca hubiese hecho algo sexual, te recuerdo que tiene dos hijos, esos no salieron del espíritu santo— aclaró divertido.

—Las devotas y las que fingen una falsa dignidad, son la peores, se lo que te digo— acotó el sacerdote.

—¿Presumiendo tus acostones, padrecito?

—Quien sabe, la experiencia no llega por sí sola— se burló.

—La mía tampoco llegó sola, así es que estamos a mano.

Jungkook hizo una mueca casi imperceptible, pero completamente notoria para Taehyung, quien lamió sus labios y lo observó burlesco.

—Entonces…¿Costó que llegara?— Trato de escucharse desinteresado, la sola idea de saber que alguien más estuvo con el menor por alguna razón le desagradaba, lo quería solo para él.

—Algo…—afirmó aún sabiendo que se metía en un terreno peligroso — Si prácticas mucho te vuelves un experto, es bueno— acotó antes de girar su cuerpo y comenzar a llenar un vaso de agua.

El falso sacerdote no perdió tiempo para acercarse a él y rodear su cintura con sus brazos, amaba esa zona.

La cintura de Tae era pequeña, su vientre no era totalmente plano, tenía una pequeña pancita que lo hacía lucir tan encantador que el pelinegro sonreía bobamente al pensar en cada detalle de ese hermoso ser.

Apoyó su mentón sobre el hombro de Taehyung y suspiro despacio, mientras cerraba sus ojos y disfrutaba del exquisito aroma que desprendía el joven y que se colaba tan intensamente en todo su ser.

—Solo yo voy a darte la experiencia desde ahora— dijo demandante.

Taehyung no pudo evitar reír por las palabras y sin pensarlo levantó su mano tirando de esta hacia atrás para acariciar el cabello y la nuca de Jungkook de forma suave.

—Te tengo por completo encantado, padrecito, ya no puedes estar sin mi.

—Sin duda alguna— afirmó sin pensarlo — te metiste en cada fibra de mi ser y está difícil que te deje ir, demonio encantador— sonrió — no soy estúpido, se lo que tengo  y se lo que pierdo si te dejo ir, lo siento Tae, me perteneces ahora — afirmó.

La sensación de nerviosismo se apoderó del cuerpo del contrario.

Era la primera vez que sentía que era importante para alguien, que sentía que se interesaban en el de forma sincera, aunque también tenía claro que probablemente sería el encantamiento inicial de haber comenzado aquel juego desde hace tan poco tiempo.

Aún así, se valía disfrutar el momento, y que durase lo que tuviera que durar.

—Estas algo así como embobado porque soy un juguetito nuevo— soltó sin más y cubriendo sus labios de inmediato, había sido descuidado.

El mayor frunció el ceño antes de mover las palmas de sus manos hasta la curva de la cintura de Taehyung y tomar con firmeza la zona para hacerlo gritar su cuerpo y observarlo frente a frente.

—No eres un juguete como tu mismo te estás llamando, eres más, sin duda alguna lo mejor que he tenido durante mucho.

—Eso es triste, saber que yo soy lo mejor que pudiste conseguir, es desafortunado.

—Cállate, insolente — lo regaño.

—Cállame, aunque no del todo, también podrías hacerme gemir, pero eso no va a cambiar la realidad, seamos sinceros.

—Que hayas tenido una familia de mierda que no supo valorar la persona increíble que eres, no quiere decir que yo haría lo mismo, habemos gente con buen gusto, gente lista, soy uno de ellos— aclaró sin apartar su mirada — ¿Que clase de idiota sería si no pudiera ver más allá de la primera impresión? Aunque no te niego que la primera, en tu caso, fue suficiente para atraparme.

—Deberías conocerme primero.

—Y tú deberías cerrar la boca — dijo serio— respeta a tu hyung, estoy hablando, encanto, solo te ganaras unas nalgadas si sigues así de atrevido.

—Me gustan las nalgadas, podría soportarlo.

—Te gusta todo lo que te dé placer, y puedo dártelo— reconoció — pero si decides que quieres que así sea, me perteneces, eres mío, serás mi chico y no te dejaré ir.

—Eres obstinado…

—Vamos— soltó sin más— Larguémonos de aquí, déjame llevarte lejos — pidió acercándose a Taehyung y sosteniendo sus manos.

El menor abrió sus ojos sorprendido, sin entender del todo cuál era la propuesta que estaba recibiendo.

—De qué hablas, Jungkook.

— Quiero irme de este pueblo, pero no quiero hacerlo solo, no sin ti, me resigno por completo a dejarte ir y la verdad espero que tú también pienses de la misma forma.

—No tengo mucho que ofrecer…

—No mientas— acarició el dorso de su mano— tienes un culito grande y esponjoso que me puedes dar como tributo cada vez que ambos queramos — bromeó.

—Sabía que mi culo enamoraba, pero no que obsesionaba a la gente — respondió siguiendo el juego— Ya en serio, Jungkook, solo arruinare tus planes, no quisiera ser el responsable.

—Eres testarudo, basta, no pongas excusas, es simple — dijo serio — ¿Quieres ir conmigo?

Taehyung mordió su labio inferior, sabía que las palabras del pelinegro eran reales, pero no podía evitar pensar que tal vez no era una buena idea, que pronto la magia o encantamiento podrían pasar y que el falso sacerdote, terminaría por aburrirse de él.

Era un pensamiento pesimista.

La idea de que JungKook dejara de sentir ese encantamiento hacía a su estómago doler, sin explicación alguna.

Podría intentarlo…

Tal vez, con algo de suerte podrían mantener esta loca “relación” y ser, aunque fuese un tiempo, felices.

—Iré contigo— respondió sin pensarlo de más, solo siguiendo sus sentimientos de aquel momento.

Si las cosas no funcionaban sería algo triste, hasta doloroso, lo reconocía, pero no sería el primer dolor que sufría y está vez, contrario a cualquier otra, necesitaba arriesgarse.

Sentía la necesidad tan imperiosa, como aquella vez que huyó de casa.

Jungkook representaba libertad en todos los sentidos, lo hacía ansiar tenerlo cerca y pensar que no habría nadie más que pudiera otorgarle esa sensación de forma tan intensa como lo hacía el pelinegro.

Apenas terminó de hablar, estaba siendo sostenido desde sus cintura y sus pies habían dejado de tocar el suelo.

JungKook lo sostenía entre sus brazos y reía feliz por la respuesta, triunfante de haber conseguido, lo que para él era el premio mayor en toda su vida, un hermoso chico, auténtico, hermoso, deslenguado y completamente perfecto.

—Brillante decisión, bebé — dijo riendo.

—No me falles o te corto los huevos — amenazó.

La risa del mayor inundó el lugar, una risa sincera, con ese toque algo ronco que había traspasado la columna vertebral de Taehyung y lo había hecho sonreír de igual forma.

—No necesitas cortarme nada, no serías capaz cuando a ambos nos sirven — se burló dejando al chico en el piso antes de separarse solo unos centímetros y besarlo.

Sostuvo su nuca y lo atrajo a él mientras devoraba sus labios y se deleitaba con el exquisito sabor que estos poseían.

— Agradezco tu entusiasmo — dijo Taehyung separándose y volviendo a dejar un casto beso sobre los labios del falso sacerdote— pero si no te detienes, te ganaras una cogida y tu lindo culito será maltratado con mi polla, se me antoja ser el activo — dijo divertido.

JungKook sonrió sobre sus labios, encantado con la sinceridad de su ahora chico, que lo hacia pensar una y otra vez, que si estaba junto a él, cualquier sitio era perfecto, hasta ese estúpido pueblo.

—Nos iremos por la noche, los fondos de la iglesia, más mis ahorros  son suficientes para largarnos de aquí, donde quieras, cariño.

—¿Dónde iremos?

— Dónde quieras, pero podemos seguir mi itinerario…

—¿Eh?

—Escucha esto — dijo girando su cuerpo, pegando la espalda de Taehyung a su pecho mientras rodeaba su cintura y apoyaba el mentón sobre su hombro, ese parecía ser su lugar favorito— España…

—Me gusta, dime más…

—Una familia adinerada busca a su hijo perdido, que coincidentemente tiene mi edad…

—Pero eres  asiático — Rió.

— Ellos también lo son ¿Y sabes que es lo mejor?

—Dimelo.

— El mocoso se parece bastante a mi yo de niño, no notarán la diferencia…

—¿Funcionará?

— Siempre lo hace, no hay nada que temer, ya verás— aseguró — solo un tiempo, una vez tengamos el dinero suficiente nos largamos de allí a alguna isla desierta dónde puedas andar en bolas y yo pueda cogerte cada que pases— dijo antes de besar su cuello.

—Solo piensas en sexo.

—Si es contigo, si, es inevitable, lo siento, estás muy rico — reconoció.

—Hagámoslo— respondió sin más— enséñame esta vida que llevas, hazme parte.

—Serás mi esposo, Park Taeyang, mi nombre está vez será Joowoon, nada muy bonito, pero es el nombre que le dieron al chamaco ese.

—Está bien para mí, siempre me gustó la actuación, podría intentarlo.

La conversación fue interrumpida por unos toques en la puerta.

Se separaron de inmediato y Taehyung corrió prácticamente hasta la habitación, ocultándose de quién sea que haya llegado a interrumpir su paz.

JungKook frunció el ceño y caminó hasta la puerta, peino sus cabellos y volvió a adoptar esa actitud calma que lo caracterizaba cuando se encontraba en su papel de sacerdote, antes de abrir por completo.

—Demoras mocoso— escuchó.

—Eras tu, viejo pendejo, debiste anunciarte antes— le sonrió— pasa.

—Quiero ver a mi hijo, se que está aquí, es cosa de sumar dos más dos para saber que estás profanando a mi puro y gentil Taehyung — sostuvo su pecho de forma dramática.

—Estamos a mano— escuchó una tercera voz — también lo profane, padre, no te preocupes, hice las cosas justas— sonrió.

El hombre se acercó sin pensarlo y lo abrazó, sosteniendolo con delicadeza entre sus brazos, disfrutando un momento con su pequeño hijo, sabiendo que pronto volverían a separarse.

—¿Vas a llorar?

—Callate Jungkook, solo estoy disfrutando de los momentos con mi hijo.

—¿Pero vas a llorar o no?— está vez pregunto Taehyung divertido.

El mayor se separó de él y sonrió en grande, antes de acariciar las mejillas de su hijo y alejarse del todo.

—Podría hacerlo, te extrañaré.

—Siempre puedes hacerte el enfermo…

—Lamento eso.

—Yo no — interrumpió Jungkook — Todos somos mentirosos, y esa mentira me trajo a Taehyung, te lo agradezco anciano.

—Te llevas a mi pequeño tesoro — gruñó — pero aún así, sé que estará mejor contigo, lejos de todo esto— reconoció— tu madre ya está vuelta loca, pidiendo tu cabeza— observó a Taehyung — quería venir para que Jungkook le ayudara a orar por tu alma, pero le dije que lo haría yo, no quiero que vuelva a insultarte de ninguna forma — aclaró.

—Gracias papá, no te preocupes, ella no me afecta en nada, ya no más, sabes que puedo cuidarme pero te agradezco de que seas el mejor padre que pude desear y que siempre intentabas protegerme, aún ahora que soy este desastre impúdico que tiene al pueblo alterado.

—Les diste movimiento, estaban tan aburridas que comenzaban a delirar, al menos ahora tendrán algo por lo que rezar.

—¿Por mi alma?

—Exactamente, hijo — sonrió.

—Me iré, papá.

—Lo sé.

—¿Estás bien con eso? Tal vez, nunca vuelva.

—También lo sé— aclaró.

—Te extrañaré, ya no vuelvas a hacerte el enfermo y si esa mujer te enloquece mucho, tu solo huye— sonrió hacia su padre.

JungKook los observaba desde una esquina, con los brazos cruzados, esperando y respetando la despedida que estaban viviendo.

—Espero que seas feliz, mi pequeño, que siempre seas libre, que nada ni nadie te haga sentir mal— habló — la gente no tiene ni siquiera la más mínima idea de tu valor, son idiotas, no los dejes herirte— sostuvo sus manos— Se feliz siempre, sonríe mucho y vive tu vida, hijo— esta vez se giró hacia Jungkook — si algo le pasa, te buscaré hasta el fin del mundo y te cortaré el pene.

JungKook levantó su brazos, viéndose inocente pero aún así sonrió hacia su amigo.

— Sabes que soy listo, jamás lo lastimaría, no cuando decidió irse conmigo, es mío, lo cuidare con mi vida, no deberías ni siquiera preocuparte.

—Siempre será mi niño, no me pidas que no lo haga, es inevitable.

—Deja los dramas, viejo, despídete que nos vamos.

—Te amo, Taehyung — dijo besando su frente y separándose por completo para rebuscar entre sus bolsillos — Toma, esto te será de ayuda— dijo entregándole un sobre.

Al abrirlo Taehyung pudo ver una gran cantidad de dinero dentro de este y lo observó sorprendido.

—No puedo aceptarlo, es tuyo papá.

—Lo estoy reuniendo desde que te fuiste, es tuyo, necesitaba darte algo, aunque sea material, es mi forma de decir que estoy contigo y te apoyo en tu vida, sin importar lo que hagas.

El menor asintió y solo abrazó a su padre, una señal silenciosa de agradecimiento, por haber sido la única persona en ese pueblo que lo quiso de forma sincera.

—Te extrañaré.

—También yo, pero deben irse, salgan de aquí antes de que el día llegue, no dejen rastro y sean libres.

Está vez caminó hasta la salida y se detuvo en el umbral de la puerta para observarlos una última vez.

—Te amo, papá — dijo Taehyung — si la loca da problemas tu también puedes huir.

—Es mi loca, no te preocupes, estamos bien, buen viaje— dijo sonriendo antes de salir por completo de aquella casa  y dejar a la pareja nuevamente solos.

JungKook comenzó a guardar sus cosas en una pequeña maleta mientras veía a Taehyung acomodar sus pocas pertenencias en su bolso, para luego cruzarlo sobre su cuerpo y suspirar tranquilo.

Una vez el pelinegro tuvo todo listo, extendió su mano hacia Taehyung y tomo su maleta con su mano libre para comenzar a salir del lugar, dejando atrás lo que fue una de sus etapas de vida y sintiéndose victorioso, porque está vez, no se iba solo, está vez no estaría jamás solo, está vez serían dos y el juego, se volvería por mucho aún más divertido y más arriesgado.

Y a decir verdad a ninguno le importaba, solo querían vivir y disfrutar el tiempo que se les fuera otorgado para estar juntos.

Sin mirar atrás, abandonaron el pequeño pueblo, mientras las pocas luces que lo iluminaban, desaparecian a sus espaldas y el recuerdo de haber estado allí, quedaba guardado para siempre, rescatando sólo lo único bueno que habían  conseguido, lo único que podían agradecer de estar en ese lugar…

Haberse encontrado.

Gracias por leer 🌸

🌸ErLith_🌸

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