la nación divina Eashen
Finalmente Sans y su grupo estaban en Eashen, sin embargo antes de empezar adentrarse en el país por primera vez decidieron regresar a Belfast para buscar un mejor equipo para explorar.
Su equipo estaba conformado por Yaé, Elze, Linze, Yumina, Kohaku, Leen, Paula y el, ya que Leen decidió que no era necesario llevar más soldados.
Fueron guiados por Yaé a través del bosque, cuando finalmente salieron se encontraron en una colina que tenía una buena vista a los alrededores.
Estaban parados mirando hacia abajo a una gran ciudad con campos de arroz alrededor. Incluso había un castillo. Sin
embargo, no era un castillo de estilo occidental como en Belfast. En su lugar parecían tener otro tipo de diseño más elaborado.
-Este es el lugar de mi nacimiento, Oedo, sean bienvenidos.- dijo Yaé con una sonrisa mientras avanzaba.
Todos empezaron a caminar hacia la ciudad para entrar en ella, mientras lo hacían Sans le pregunto a Leen Cómo se llamaban las ruinas que quería visitar.
-No estoy segura. Pero he oído que el lugar es conocido como las "Ruinas de Nirya" por los lugareños.- respondió con simpleza.
-ya veo, entonces, ¿se te hace conocida Yaé?-
-¿Nirya?, Tengo el presentimiento de que escuchado ese nombre antes, sin embargo no puedo recordarlo con esta actitud tal vez mi madre sepa más detalles- dijo para seguir guiándolos.
Una vez dentro de la ciudad, pudieron evitar notar cómo todo se veía de forma tan diferente a como acostumbraban.
La mayoría de los edificios eran de madera, de una sola planta, y tenían techos de tejas.
Las entradas eran puertas correderas shoji, mientras que las tiendas tenían carteles familiares de estilo
cortina colgando delante.
El lenguaje en ellos no era japonés, sin embargo, naturalmente. La gente que pasaba por allí estaba vestida con ropa de samurai o kimonos.
Algunos parecían gente normal de la ciudad, mientras que otros parecían ronin vestidos de forma casual.
Lamentablemente, ninguno de ellos se había afeitado la frente o tenía nudos. El peinado más popular era claramente la cola de caballo.
-Guau, ¿qué es eso? ¿Qué llevan?- Elze observaba cómo dos personas cruzaban la calle mientras transportaban una de esas sillas de transporte.
-Son cargadores de sillas de sedán. Pagas dinero, esos tipos te levantan en esa silla y te llevan donde tienes que estar. Es una alternativa a los carruajes tirados por caballos-.
Los ojos de Elze se abrieron de par en par ante la respuesta de Yaé, y miró fijamente al kago mientras pasaba
de largo. No era una escena que se vería en Belfast, así que probablemente fue un choque cultural para ella.
-¿Por qué la gente tiene que ser la que lleve la carga? Los carros son mucho más simples y rápidos..." Linze no podía tener más razón. Honestamente, Sans se preguntaba lo mismo. La única respuesta que le vino a la mente fue "diferencias culturales-.
-Las carreteras de Eashen no están tan bien desarrolladas como las de Belfast. Es muy problemático viajar con carruajes. Los caballos también son más escasos aquí.-
Tal vez como un experimento Sans sacó su celular y utilizó Search para buscar caballos en todo Eashen, los resultados no superaban los 5000 caballos en todo el país.
-Mira Sans, esa persona lleva zapatos de madera.-
-¿Zapatos de madera? Oh, esos se llaman Geta.- respondió Yaé al mirar lo que señalaba
-¿Por qué está esa campana colgada de esa torre?- preguntó Linze.
-Esa es la campana de incendios del vigilante de incendios...-
-Qué hermoso sonido... ¿Qué están vendiendo allí?- Preguntó Yumina, señalando a una tienda.
Campanas de viento. El viento sopla y disfrutas el sonido...-
Yaé parecía feliz de poder explicar muchas de las cosas que estaban es su hogar natal, así que tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Sin embargo Sans podía notar que algo andaba mal con el pueblo.
La gente del pueblo no parecía muy feliz. Era como si tuvieran miedo o ansiedad por algo...
Yaé los condujo a través de un arco torii de un santuario y un camino de bambú que los llevó a un espacio abierto, donde encontramos una gran residencia rodeada por una valla.
Pasaron a través de una magnífica puerta con un letrero que decía "Kokonoe Shinmei lucha de estilo con la espada Dojo, Kuyoukan".
Una vez que entramos en el vestíbulo de la casa, Yaé levantó la voz.
-¿Hay alguien en casa?- Unos instantes más tarde, siguiendo algunos pasos audibles, una sirvienta con el pelo bien atado detrás de la cabeza vino a saludarnos. Parecía de unos veinte
años.
-Sí, hola. Saludos... ¡Oh Dios mío, Yae-sama!- exclamo sorprendida ya que no parecía creer que Yaé estuviera allí.
-¡Ayane! ¡Ha pasado tanto tiempo!- Sorprendida, la sirvienta llamada "Ayane" corrió hacia Yaé y le tomó la mano.
-¡Bienvenida de regreso, Yae-sama! Nanae-sama, su hija ha regresado!- Después de decir eso, otro conjunto de pasos resonó por los pasillos. Momentos más tarde, los acompañó una
mujer madura y de aspecto amable.
Ella llevaba un kimono púrpura y parecía de treinta y tantos años. Se podía ver algún parecido con Yaé en sus rasgos.
-¡Madre! ¡He vuelto!-
-Yaé... Estoy tan contenta de que estés bien... Bienvenido de nuevo.- su mamá ahora identificada como Nanae abrazó fuertemente a su Yaé.
Habría pasado mucho tiempo desde
que se habían visto. Sans pudo ver algunas lágrimas brillando en sus ojos.
-Yaé, ¿quiénes son estas personas- pregunto cuando su mirada se centro en los demas
-Ah, sí. Estos son mis amigos. Me ayudaron mucho, lo hicieron-.
-Oh, Dios mío... Tienes mi más sincera gratitud por cuidar de mi hija-. La madre de Yaé se sentó en el suelo e inclinó la cabeza. Todos se apresuraron a decirle que estaba exagerando.
Realmente brilló una luz sobre lo cariñosa que era su madre. No todo el mundo podía expresar su agradecimiento con esa posición, incluso si estaba relacionada con sus hijos.
-No hay necesidad de eso. Hicimos tanto por ella como ella por nosotros, así que por favor, levante la cabeza-. Dijo Sans mientras las demás asentian en aprobación.
-Madre, ¿dónde está papá? ¿Fue al castillo?- cuando Yaé pregunto eso Nanae y Ayane se miraron, sombrías
expresiones nublando sus rostros. Momentos después, Nanae se puso de pie y comenzó a explicar lentamente la situación
-Tu padre no está aquí. Él... fue a luchar junto al Señor Ieyahsu-sama.-
-¿¡A la batalla!?- Yae levantó la voz, sorprendida, y miró a su madre.
La repentina noticia sorprendió mucho a todos, ya que se sabía que Eashen a pesar de tener unos cuantos conflictos pequeños no habían Sido tan grandes como para ir a la batalla.
-¿Contra quién luchan?- pregunto Yaé rápidamente.
-... El Señor Takeda. Hace unos días, lanzó un ataque sorpresa sobre la ciudad noroccidental de Katsunuma y ahora avanza hacia Kawagoe. Para detenerlos, el amo de la casa y Jutaro-sama
se dirigieron a la fortaleza de Kawagoe.- En lugar de Nanae, la que ahora debía responder era Ayane.
Por la explicación parecía que el señor del territorio vecino de repente empezó a atacar a éste.
-¿Mi hermano fue con él también...? Simplemente no lo entiendo... ¿Por qué el Señor Takeda de repente nos invadiría así...? ¡No puedo imaginar que el Señor Takeda Schingen permita algo tan tonto...!- dijo Yaé con su expresión preocupada.
-He oído que el Señor Takeda recientemente contrató a un extraño estratega para unirse a su séquito. Creo que el hombre se llamaba Yamamoto. La gente dice que es un hombre moreno con un solo ojo, que usa magia misteriosa... Podría haber influido de alguna manera en el Señor Takeda.-
-¿Cómo va la batalla?- Después de escuchar en silencio durante un rato, Leen repentinamente habló. Paula, que estaba de pie a sus pies, también inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado.
Kohaku, que estaba sentado justo al lado de Paula, vio eso e hizo exactamente lo mismo.
-(Heh, lindo. Espera, ahora no es el momento para eso.)- pensó Sans para volver a concentrarse en la plática.
-Debido a la naturaleza sorprendente del ataque, hay rumores de que nuestro lado no pudo reunir suficientes soldados. Dicen que es sólo cuestión de tiempo hasta que la fortaleza de Kawagoe sea conquistada-.
-¡Pero padre y hermano están allí...!- Las palabras de Ayane llenaron la cara de terror de Yaé. Pero tan rápido como ese temor había aparecido, desapareció y fue reemplazado por una mirada de ardiente determinación.
Despues de estar tanto tiempo con ella sabían muy bien que Yaé no era de las que se quedaban sentadas si su familia estaba en peligro.
-¡Sans-dono! ¡He estado en una cresta no muy lejos de la fortaleza de Kawagoe en el pasado! ¡Por favor...!-
-No digas más. Vamos de una vez- respondió Sans con su sonrisa de siempre.
-¡Gracias, Sans-dono!- Sans tomo la mano de Yaé y le dijo lo que iba a hacer. Elze, Linze y Yumina asintieron de acuerdo.
-No esperaba ir a la guerra. Sin embargo, puedo entender cómo se siente, así que yo también iré-. Leen se encogió de hombros y adoptó una leve sonrisa.
La pequeña Paula también estaba dispuesta a hacerlo, expresando sus intenciones con un poco de boxeo en la
sombra.
- muy bien Yaé, imagina esa cresta en tu mente.- dijo Sans mientras estaba en posición para usar el hechizo.
-Muy bien, lo haré.- entonces Sans tomo sus dos manos, cerró los ojos y empujó ligeramente su frente contra la de ella. No le avergonzaba en absoluto, lo que se daba por sentado teniendo en
cuenta la terrible situación.
-[Recall].- Dijo el hechizo y la escena de cierto paisaje apareció en su mente. Había un cedro grande y solitario y un castillo lejano...
No, era una fortaleza. Era Kawagoe, de eso no hay duda. Soltó las manos de Yaé y abrío [Gate] justo ahí en el vestíbulo no había tiempo que perder.
Yaé fue la primera en salir corriendo. El resto de las chicas le siguieron y desaparecieron momentos después.
La vista dejó a Nanae y a Ayane mirando incrédulas, así que Sans se encargó de decir algo.
-Haremos todo lo que podamos para traer de regreso a su padre y a su hermano. Me aseguraré de que todos regresemos sanos y salvos, así que no te preocupes-.
-¿Qué estás...?- parecía que quería decirla algo sin embargo no había tiempo que perder, Sans solo sonrió y atravesó su [Gate]...
Listo el cap, espero les guste y todo eso. Chao. En el principio les dejé una waifu por qué soy re buena gente.
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