El encuentro
En la caja donde se encontraba había un pequeño pedazo roto en la parte de arriba que le dejaba ver el cielo sobre ella, sus ojos se mantuvieron sobre ese pedazo de azul durante todo el tiempo que pudo, para luego abrazar sus piernas, quería dormir, pero dadas sus condiciones actuales aquella tarea le parecía imposible. El barco donde se encontraba estaba repleto de personas y sus voces resonaban todas a la vez, estaba demasiado cansada como para intentar callar las, ¿Porque no podía morir de una vez?
Los sonidos a su alrededor se volvieron cada vez más fuertes e incluso pudo escuchar ¿Disparos? ¿Que estaba pasando afuera? Intento tapar sus oídos con sus manos cuando sintió como repentinamente era levantada haciendo que se sorprendiera ¿Que mierda?
— ¿Se encuentra bien señorita? — Escucho a alguien preguntar y ella parpadeo confundida ¿Le estaba hablando a ella?
— ¿S-Si? — Dijo como una pregunta de forma tentativa asustando se ante los movimientos violentos que hacía la caja donde se encontraba, ¿Pero que demonios estaba pasando a fuera?
— Oh es un gusto saber eso, estaba preocupado de que estuviera herida, mi amo no estaría muy complacido. — Comento cuando el sonido a su alrededor se detuvo y... ¿Que estaba pasando? ¿Amo? ¿La robaron?
— ¿Que está pasando? — Quiso saber tapando su boca sintiéndose mareada por todo el movimiento.
— Ahora mismo estamos yendo con mí amo, quien le explicará la situación, puede relajarse durante el viaje. — Ofreció y ella estuvo a punto de preguntar ¿Cómo? Literalmente estaba siendo transportada en una caja de madera a un lugar extraño por un extraño... Esto... Esto era demasiado por ella, al menos con la fuerza que tenía actualmente así que dejó que el cansancio y silencio pudieran con ella quedándose dormida.
Para cuándo despertó la caja donde estaba fue reemplazada con una habitación modesta pero agradable, y estaba sobre una cama que no reconocía, okay, esto no era el escenario más extraño en el que despertó eso se lo iba a conceder. Con cautela se levantó de la cama, intentando colocarse de pie pero fallando miserablemente en el intento y cayendo al piso de inmediato, bueno si estuvo sentada en una caja por al menos por una semana... Así que nadie podía juzgarla.
— ¡Oh¡ ¿Estás bien? — Entró una ¿Sirvienta? O al menos de eso estaba vestida la pelirroja que le ayudo a subir a la cama.
— Lo estoy, gracias. — Agradeció con una suave sonrisa aún sintiéndose cautelosa con la desconocida.
— No hay problema, Sebastián me dijo que te atendiera ¿Serás la nueva miembro del personal? — Pregunto curiosa y ella le vio confundida ¿Que?
— No estoy segura... — Respondió sintiendo su garganta seca. — ¿Tienes agua?
— Oh claro. — Junto a su cama había una mesa de noche donde una jarra con agua y un vaso descansaban. — Aquí tienes. — Dijo sirviendo le.
— Gracias. — Agradeció nuevamente tomando el agua y aún sintiendo su garganta seca... Cierto, eso no era lo que su cuerpo deseaba. — ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
— ¿Uh? Oh Bueno Sebastian Te trajo aquí hace como dos días, los demás nos estábamos preocupando porque no despertabas pero Sebastián dijo que era solo cansancio por el viaje. — ¿Dos dias? Eso era bastante tiempo, y a todo esto ¿Quien era Sebastián? ¿El tipo que la robo o secuestro? — ¡Cierto! Tenemos que preparar te, el joven amo dio instrucciones de llevarte ante el en cuanto despertarás. — Se puso de pie cual resorte sorprendiendo la.
— ¿Esta bien? — Bueno, bien podría seguirles la corriente, después de todo si la salvaron...
Media hora después, Maylene (como se presentó luego la sirvienta) le ayudo a tomar un baño y vestirse, e incluso le estaba ayudando a peinarse ahora mismo.
— Con eso está bien, lo aprecio. — Dijo luego de ver a la muchacha a Punto de sacarle algo de cabello luego de intentar hacerle un peinado. — ¿Me puedes pasar esa cinta? — Señaló y ella asintió entregándole lo pedido, en la nada misma ato su cabello en una coleta alta y se miró al espejo notando su reflejo.
Sedoso cabello castaño acompañado de dulces ojos color avellana, y suave piel cual marfil con labios rosados y bien formados para acompañar era la perfecta imagen de una muñeca de porcelana, y lo odiaba.
— ¡Eres tan bonita! — La felicito la doncella y ella sonrió por cortesía.
— No lo soy... — Murmuró por lo bajo. — Ahora ¿Vamos con tu joven amo? — Pregunto viendo a la chica asentir.
— ¡Vamos! ¡No hay que hacerlo esperar! — Tomo su mano y rápidamente la guió por los pasillos de la mansión mareando la un poco para ser honestos.
— ¿Podemos ir un poco más lento? — Rogó pero calló a oídos sordos por suerte llegaron a su destino rápidamente.
— ¡Joven amo traje a la nueva miembro del personal! — Anuncio tocando la puerta de la habitación.
— Gracias Maylene por tu trabajo, ahora puedes volver a tus tareas, el joven amo tiene cosas que discutir con la señorita. — Abrió la puerta un mayordomo y la castaña reconoció la voz.
— ¡E-Enseguida! — Chillo la criada sonrojada por la cercanía corriendo más rápido que un chita, hey había que reconocerlo de querer podría ganar una maratón.
— Por aquí por favor. — Le indico el mayordomo una vez estuvieron solos y ella Enseguida sintió que algo estaba mal con el... ¿Podría ser que el también? No, era algo diferente ¿Pero que era?
— Permiso. — Dijo al entrar al estudio viendo a un niño sentado detrás de un escritorio viéndola de forma analítica como si la estuviera estudiando, no aprecio mucho el sentimiento.
— ¿Tú eres Genevieve? ¿Seguro de que no cometiste un error Sebastián? — Hablo el niño elevando una ceja al terminar su escrutinio.
— El no se equivocó... Ese es– era mí nombre. — Se corrigió apretando los labios.
— ¿Entonces cuál es tu nombre ahora?
— No tengo uno... Lo perdí junto a todo lo demás.— apretó sus puños ligeramente viendo el piso.
— ¿Que te parece uno nuevo? ¿Junto a una vida nueva? — Ofreció el joven llamando su atención.
— ¿Que? — parpadeo dos veces sin entender que estaba pasando o de qué estaba hablando este niño.
— Soy el Conde Phantomhive y mí deber como tal es cumplir con aliviar los pesares de mí reina y para eso necesito sirvientes capaces, escuché de ti, y creo que puedes ser me de utilidad, para mí tarea ¿Qué dices? ¿Quieres trabajar para mí? Aquello perdiste no puede ser recuperado pero puedo darte cosas nuevas, empezando por un nombre.
— Tu... — Murmuró algo insegura. — ¿Que sabes de mí?
— Sebastián dice que eres un... ¿Vampiro? — Cuestionó viendo al mayordomo asentir. — Fuerza sobrehumano, inmortalidad, juventud eterna, y todo lo demás, lo encuentro útil.
— ¿Útil? — Cuestionó con burla casi escupiendo la palabra. — Mí solo existencia va en contra de las leyes de la naturaleza... Solo soy un ser incompleto y vacío. — Respondió con sus ojos brillando en Rojo.
— ¿Y? — Le vio sin impresionarse por su comentario sorprendiendo la. — Mientras me seas de utilidad no me importa.
— Los vampiros se alimentan de sangre. — añadió. — ¿Puedes proveer me de eso?
— Sebastián. — Le llamo y enseguida el mayordomo sonrió quitándose su chaqueta para luego arremangar sus mangas.
— Espera... ¿Que estás haciendo? ¡No! — Grito asustada al entender la situación intentando rápidamente huir pero fue acorralada contra la puerta. — Por favor no, no quiero, por favor.
— Por lo que veo y Sebastián me dijo, no has comido en mucho tiempo, no puedo tener una sirvienta que no esté en sus óptimas condiciones, así que eso tendrá que cambiar. — Se paró de su lugar mientras el mayordomo la forzaba a abrir la boca.
— ¡No! ¡Por favor! — Rogó, con lágrimas corriendo por sus mejillas, ella no quería beber sangre, no quería estar fuerte ¡Ella quería morir! ¡¿Porque no la dejaban?!
— Mis disculpas, pero solo soy un mayordomo siguiendo órdenes. — se disculpó pero realmente estaba sonriendo cuando hizo que le mordiera enterrando sus colmillos en su piel, y en cuanto el sabor de la sangre choco con su paladar, sus instintos le hicieron chupar más de forma desesperada.
— Si no quieres tu vida entonces yo la tomare, desde ahora eres un miembro de la casa Phantomhive. — Sentenció su destino el joven Conde mientras ella dejaba las lágrimas caer por su rostro succionando toda la sangre que podía hasta que finalmente se cansó y le soltó cayendo al piso de rodillas.
— Demonio... — Susurro levantando su mirada viendo al mayordomo que sonrió.
— Oh veo que ya sabe, ¿También sabe que significa beber mí sangre?
— Soy tu familiar hasta que me liberes de tu contrato, y por ende estoy atada a ti... Y a él — Señaló al joven en la habitación que sonreía de forma amplia, sabiendo ahora mismo la naturaleza de la relación entre ambos.
— ¿Ya escogiste un nombre? — Pregunto calmado Ciel y ella levantó la mirada viendo por la ventana el cielo nocturno.
— Skye. — Contesto aún sintiendo lágrimas caer por sus mejillas al darse cuenta que nuevamente su libertad le fue arrebatada, por un demonio y su joven amo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top