Epílogo

Con asombro y miedo, Naomi se arrastró como pudo alejándose del camino de sus atacantes hasta chocar su espalda con un árbol, allí sin saber que más hacer se hizo un ovillo cubriendo su cabeza con ambas manos cerrando con fuerza los ojos.

—¿Estás bien? —preguntó Peter en medio de un grito agachado frente a ella, cubriéndolos a ambos con su escudo mágico— Necesito que te muevas.

—No puedo apoyar el pie, me hirieron —contestó con voz ahogada.

Un fuerte golpe en el escudo llamó su atención, dos de ellos se cernían sobre ellos golpeando una y otra vez con mazos de metal y picos filosos. Sin pensarlo dos veces, Naomi hizo un movimiento de manos levantando dos grandes rectángulos de piedra a cada lado de aquellas criaturas, haciendo que chocaran una contra otra quedando ellos en medio. Dos golpes bastaron para dejarlos inconscientes, pero no desaparecieron como los demás.

—¡Bien hecho! —dijo Peter con asombro y orgullo.

—Gracias, pero mejor vámonos de aquí —contestó con urgencia en su voz.

Con los brazos de Peter en su cintura, apoyó parte de su peso sobre su hombro para poder caminar alejándose de la batalla. Jeimmy peleaba con firmeza con dos de ellos al tiempo, esquivando los golpes de otro más que se acercaba corriendo. Luke con su destreza y velocidad, esquivaba y daba golpes para luego clavar sus flechas en los que estuvieran más cerca.

Su pie estaba cada vez más húmedo, el pañuelo no lograba retener el sangrado ni lo más mínimo. Además, un dolor punzante en su abdomen la hizo contraerse en agonía. Allí donde fue golpeada, una profunda herida sangrante y amoratada brillaba debajo de la rasgadura de su uniforme.

—Estas perdiendo demasiada sangre —comentó Peter alarmado.

—Esto no es nada, estoy acostumbrada —refutó restándole importancia—, cuidado atrás.

Ya habían eliminado a la mayoría, solo restaban dos de ellos uno de los cuales se acercó con rapidez a ellos blandiendo una espada. Con un quejido de dolor, estalló en polvo negro para revelar una flecha clavada en su espalda. Y finalmente, Jeimmy eliminó al último de ellos con dos tajos de su espada. Ambos se acercaron a ella, tratando de decir algo ante su mirada escrutadora.

—Podemos explicar esto —dijo Luke rompiendo la tensión.

—¿En serio? ¿Es lo único que se les ocurre decir? —indagó Naomi indignada— Acaban de eliminar a toda una maldita jauría de sabuesos infernales que estaban a punto de matarme o llevarme con ese psicópata, y solo dicen que pueden explicarlo. ¿Es una broma?

—¿Podríamos por un momento dejar de discutir y ver el problema más urgente? —exigió Peter— Te estas desangrando, dejemos las explicaciones para después.

—Yo puedo hacer...

—Cállate —interrumpió Naomi a Jeimmy, quien trataba de acercarse a ella.

—Este no es el momento para seguir molesta conmigo...

—No, en serio, cállate —insistió Naomi.

Habían acabado con todos, pero sentía una fuerte energía abrirse paso no muy lejos de allí.

—No... —susurró aterrada.

La reconocía, era un vórtice portal del mismo en que habían llegado los primeros que la atacaron.

—¿Qué pasó? —indagó Luke curioso.

—Vienen más —contestó aterrada—, muchos más. Están demasiado cerca, debemos irnos ya.

—No es posible.... —murmuró Peter con rabia— ¿De dónde salen?

—Vórtices, por eso llegan tan rápido —explicó entre quejidos de dolor.

—¿Cómo sabes? —preguntó Jeimmy.

—Porque los siento —vociferó Naomi entre jadeos, estaba quedándose sin aire—, puedo sentir sus asquerosas auras acercarse, así como sentía cada vez que uno de ustedes me seguía desde qué llegue a este estúpido pueblo, ¿O me equivoco?

Quejidos de dolor la obligaron a encorvarse apretando su abdomen, la sangre salía sin control alguno. Con suavidad, Jeimmy se acercó para sostenerla procurando no dejarla caer.

—Déjame curarte —susurraba suplicante, tomando su rostro por la barbilla—, no puedo dejar que te desangres, déjame hacerlo.

—No hay tiempo —jadeaba invadida por un mareo repentino—, están demasiado cerca, ellos... ¡Mierda!

Un estruendoso aullido advirtió su llegada, efectivamente eran demasiado para enfrentarlos solo ellos tres por más fuertes que sean. Naomi se dejó caer con pesadez al suelo, apoyando su espalda sobre el tronco del árbol y respirando con dificultad. No tenía fuerzas para seguir, había perdido ya mucha sangre y energía con todos los hechizos que había hecho.

De inmediato, fueron rodeados por al menos 15 de ellos y muchos más estaban detrás de estos. Como un escudo protector, los tres se colocaron frente a Naomi evitando que llegaran a ella. Se prepararon para la batalla, blandiendo espadas y flechas.

—Ríndanse y entreguen a la mestiza —exigió uno de ellos a gruñidos—, no pongan resistencia y podrán salvar sus vidas.

Pero como si de un acuerdo silencioso se tratara, los tres se lanzaron hacia ellos atacando sin parpadear. Al ser algo sorpresivo, Jeimmy logro eliminar de un solo golpe al más cercano a él, mismo que había hablado hace solo unos segundos. Peter enterró y aplasto a dos de ellos en grandes tumbas de piedra y Luke lanzó su primera flecha ensartándola en la cabeza de otro más.

De ahí, el caos se liberó como un estallido. Gruñidos de rabia, aullidos de dolor y crujidos de golpes fue lo único que escuchaba Naomi. Su visión se fue haciendo borrosa poco a poco, sabía que estaba a punto de desmayarse en el peor momento de todos.

Una figura muy conocida se acercó a paso lento a ella, no entendía cómo era que podía verlo si sabía que no estaba realmente allí. ¿Estaría dentro de una visión?

—Levántate Naomi —Kaled le hablaba en voz lejana, su imagen borrosa le cernía sobre ella—, tienes que luchar, sabes que hacer.

—¿Cómo...? —jadeaba— No eres real, no... no estás aquí.

Notó el color de sus ojos, azul claro tal y como ese día. Esta era su nueva versión, una que aún no comprendía en absoluto.

—Estoy donde tú me permitas —contestó, para luego desvanecerse.

Un estremecimiento le recorrió el cuerpo, levantándose a duras penas sin apoyar el pie lastimado. Vio en una especie de cámara lenta como Jeimmy era golpeado y tirado al suelo, para luego girar sobre su cuerpo y esquivar tajos de otra espada. Peter era acorralado lejos de ellos por cuatro de aquellas criaturas, tratando de encerrarlos en cubos de piedras sin tener mucho éxito más que aturdirlos. Y Luke se había quedado sin flechas, defendiéndose con un par de dagas que no sabía de donde habían salido.

—¡Jeimmy! —con voz ronca, Naomi lo llamaba con urgencia.

No sabía que estaba haciendo, solo sentía que debía y como tenía que hacerlo. Este llegó corriendo junto a ella, lanzando a sus atacantes lejos de momento.

—Son demasiados —jadeaba—, debes salir de aquí...

—Dame tu daga —interrumpió ella con firmeza.

—¿Qué?

—¡Cállate y solo dámela!

A regañadientes le dio su daga, apartándose un poco para alejar con varias estocadas a tres de ellos. El primero y más cercano recibió un tajo en el rostro, para después ser ensartado en el pecho y estallar en polvo. Los demás se alejaron un poco, esperando el momento para atacar. Una gruesa pared de piedra se alzó a su alrededor separándolos de esas cosas, al girarse, Jeimmy vio con horror como Naomi se tambaleaba después de hacer aquello.

—No deberías usar tu energía...

—Eso nos dará tiempo —interrumpió Naomi recomponiéndose.

—¿Para qué?

Sin decir nada, cerró los ojos y respiró profundo. Una imagen de una runa apareció ante ella, trazando aquellas líneas curvas sobre su mano con la punta de la daga.

—¿Qué crees que haces? —replicó molesto.

Un fuerte golpe resonó y grietas enormes apareciendo en la pared, les quedaba poco tiempo. Con quejidos de dolor, terminó de hacer aquel trazo sobre la palma de su mano.

—Dame tu mano —exigió Naomi.

—No es buena...

Un nuevo crujido sobre la piedra hizo temblar la pared, uno más y caería hecha pedazos.

—Solo dame tu mano y ya, ¿Quieres? —vociferó con urgencia.

Entrelazaron sus manos, tomando un poco de la energía de Jeimmy mezclándola con la suya. Corrientes de energía los envolvían a ambos, y con ojos cerrados Naomi empezó a recitar en su mente el hechizo. Su cabello empezó a brillar, sorprendiendo a Jeimmy quien observaba todo estupefacto. A su alrededor empezó a surgir agua translucida y cristalina, esta giraba sin cesar creciendo con rapidez.

Un último golpe y la pared cayó haciéndose polvo, revelando detrás de esta a cinco de ellos mientras detrás Peter y Luke seguían peleando con evidente cansancio. Sin mediar palabra, Naomi levantó su mano libre señalando a sus atacantes y como si obedeciera sus órdenes, esta salió disparada esparciéndose por todo el lugar. Los restos de aquel líquido cayeron como una suave llovizna sobre las criaturas que intentaban escapar, siendo eliminados esta vez todos y cada uno de ellos.

Y con un suspiro, Naomi se dejó llevar por la fría oscuridad.

Se encontraba flotando en un mar negro y sin ninguna luz, el silencio reinaba en aquel lugar tan ensordecedor que empezaba a desesperarse. Poco a poco, una imagen fue revelándose ante sus ojos. Con asombro, se veía a sí misma tirada en el suelo inconsciente, siendo socorrida por Jeimmy. En cámara lenta vio como este hacia refulgir sobre su pecho una luz amarilla, sanando su herida más grave, la del abdomen.

Limpió la sangre de su mano, revelando el símbolo que ella misma se había marcado en la piel. No sabía que significaba, pero era lo que les había salvado la vida. Sin embargo, vio en el rostro de los tres, expresiones de inmensa confusión y horror.

—¿Cómo es posible? —preguntaba Peter— Se supone que no conoce las runas antiguas.

—Se suponía que no conoce nada, pero al parecer siempre supo que la seguían —contestó Jeimmy.

—Salgamos de aquí, no podemos hacer más nada por ahora —sugirió Luke.

Con delicadeza, Jeimmy la cargó en sus brazos llevándola lejos de aquel lugar. La imagen cambió con brusquedad, estaba en la sala de su casa recostada sobre el sofá, su madre lloraba con desespero casi en shock. Luke trataba de calmarla en vano, dándole una bebida que recordó haber tomado alguna vez para dormir. Peter ayudaba a Félix con sus menjurjes e ingredientes, mientras que Jeimmy limpiaba y desinfectaba las heridas que aún tenía, como la del tobillo, la mano y demás raspones.

—Esto sanara su tobillo —dijo Félix dándole una pomada a Jeimmy, quien se la untó con cuidado— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo la...?

Se interrumpió al revisar su cuello, estaba limpiando el sudor y la tierra de su cuerpo para poder revitalizar su energía cuando lo notó.

—Su collar... —murmuró alarmado— ¿Dónde está el collar?

—No lo sabemos, llegó a la escuela sin él y no quiso decirme que pasó —contestó Luke apenado—, no pude hacer que me dijera nada.

—¡Maldita sea! —exclamó enfurecido levantándose para ir en busca de un libro hasta el momento desconocido— Por eso la encontraron, no tiene el escudo.

Se ubicó en el centro de la sala con el libro abierto en una página en específico, símbolos extraños rodeaban un párrafo escrito en un idioma diferente al neerlandés. Con tiza blanca dibujó aquellos símbolos alrededor de sí mismo, y en el centro dibujo con su propia sangre una última runa. Volvió a levantarse y empezó a recitar aquel hechizo, pero no pudo ver ni escuchar que decía, un brillo violeta empezaba a refulgir a su alrededor rodeando toda la casa. Estaba reforzando su círculo de protección.

Una vez más la oscuridad la envolvió, la inconciencia regresó a ella como un baño de agua fría y refrescante para su dolorido cuerpo. Una nueva sensación de calidez la invadió, sintiendo energía recorrer sus venas. Abrió con pesadez los ojos acostumbrándose poco a poco a la oscuridad, estaba en su cuarto limpia y vestida. Sus heridas habían desaparecido por completo, ya no le dolía nada, pero las sensaciones de vacío y malestar que le dejó la ausencia de su collar persistían. Además, aún recordaba todo, en especial a ellos peleando por salvarle la vida.

Escuchó murmullos provenir de abajo, salió de la cama y bajó con sigilo las escaleras sin hacer el menor ruido.

—... No hay nada que puedan hacer —decía Jeimmy—, no pueden aparentar que esto no sucedió, así como así.

—Pero podemos... —entre sollozos, Nilsa intentaba hablar.

—Nilsa, creo que tiene razón —interrumpió Félix—, ella tiene que saberlo todo, siempre ha sido así, aunque nos hayamos negado a ello.

—Ya nos vio, no hay de otra —recalcó Luke—, y está en todo su derecho de saber la verdad.

—¿Cuál verdad? ¿De qué hablan? —indagó Naomi saliendo de las sombras con evidente molestia— Y espero que esta vez contesten.

Naomi miraba con expresión enojada a todos los presentes, primero a los tres quienes le devolvían la mirada con sorpresa mezclada con miedo. Sus padres por otro lado, mantenían un semblante derrotado, Nilsa seguía llorando en silencio sin ser capaz de mirarla a los ojos.

—¿Alguien dirá algo? Aprovechen que por poco sigo viva —añadió al percibir el silencio tenso dentro de aquella sala.

—Naomi, cariño —habló Félix—, nosotros solo...

—Señor Félix —interrumpió Jeimmy con resignación—, creo que es mejor que esto se lo diga yo mismo.

Naomi intercalaba su mirada confusa y perpleja entre su padre y Jeimmy, toda aquella situación la abrumaba superando sus propias energías.

—¿Podrían dejar de dar tantas vueltas de una buena vez? —exigió asustada centrado su atención en Jeimmy— ¿Qué está pasando aquí?

La duda se reflejaba en sus ojos cafés, su inicial decisión se había esfumado al ver la mirada aterrada de Naomi. Sin embargo, él mismo lo había dicho hace solo unos instantes y ya no podía echar marcha atrás.

Tres palabras. Tan solo una frase de tres simples palabras fue el detonante de todo. Frustración, tristeza y traición se reflejaron en su rostro cansado. Naomi quería creer que aquello solo era una broma, una pesadilla o una visión inculcada en su cerebro por Kaled, pero muy en el fondo sabía que ninguna de esas opciones estaba ni siquiera cerca de la cruda realidad.

Se alejó a paso decidido dejando atrás los llamados de aquellos chicos a los que llamó amigos, sintiéndose traicionada de la peor manera posible. Jamás debió dejarse llevar por su madre, nunca quiso bajar sus defensas y ahora estaba pagando las consecuencias de una manera que jamás imagino sucediera.

Solo tres palabras.

Y le rompieron el corazón.

¡FIN!

Feliz y emocionada de que hayan llegado hasta aquí, si son del club de lectura los amo con todo mi kokoro. 

Les pregunto, ¿qué creen que le dijeron? leo sus teorías conspiranoicas y preparense para la secuela.

Se viene pero grrr

En otras noticias...

#CulpaDeMara pinche morra castrosa alv

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