7. No estuvimos allí.

Me acomodo en mi asiento y Kalum arranca. El camino a casa es silencioso hasta que decido hablar.

—Kalum, los mataste —caigo en cuenta y lo miro anonadada.

—Ana, te iban a matar a ti.

—¿Desde cuándo tienes un arma? ¿Por qué tienes un arma?, mejor dicho —concentro mi mirada en él—. ¿Dónde y cuándo aprendiste a disparar? ¿Desde cuándo matas personas?

—Ana, cálmate. Primero, te dije que había muchas cosas que no sabías de mí pero no me gustaría contarte. Han pasado muchísimas cosas en mi vida. Y no mato personas. Sólo tuve que hacer lo que tenía que hacer. No más preguntas —me miró serio.

—¿Pero cómo que no más preguntas? ¿Por qué no quieres contarme? ¿Qué tan grave es lo que te pasó? Te desconozco. Soy Ana, tu primita, tu mejor amiga a la que le cuentas todo. Pasan unos cuantos años y, ¿no pretendes hablarme de lo que te ha pasado? ¿Qué tanto me estas ocultando? —me altero.

—¡Ana basta! Es suficiente. Bájate que ya llegamos. Te dije que no más preguntas, no insistas —apaga el motor al entrar al garaje y se baja del automóvil cerrando con fuerza la puerta. Me quedo adentro viendo a la nada unos segundos, salgo y entro a la casa. Subo las escaleras y veo como Kalum azota la puerta de su cuarto, me dirijo al mío y hago lo mismo.

¿Qué me está ocultando? ¿Qué le pasó? No entiendo su comportamiento.

Y los muertos... ¿tengo que llamar a la policía? No, sería delatar a Kalum y no quiero verlo preso. Menos por defenderme de unos sádicos.

Enredo mis dedos en mi cabello—. ¿Qué está pasando contigo, Ana? —pienso en voz alta.

Me relajo un poco y me cambio de ropa para ponerme mi pijama, me acuesto y trato de no pensar tanto para poder descansar pero me es imposible. ¿Y si un día decide matarme a mí? ¿Cómo sé que estoy segura con él en casa si tiene un arma? ¿Cómo sé cuándo va a usarla? Esto me está volviendo loca. ¿Sería capaz de temerle a la persona en quien he confiado durante toda mi vida? No entiendo nada.

Pensando y pensando cierro mis ojos y logro conciliar el sueño.

Despierto al sentir los rayos del sol en mi cara. Me levanto y voy al baño a asearme, al salir bajo y veo a mi primo en el sofá viendo televisión. Me pongo nerviosa al recordar todo lo que pasó ayer y todas las hipótesis e incógnitas que pensé anoche.

Me siento a su lado y me saluda—. Buenos días, preciosa —devuelve su vista a la pantalla.

—Buen día —digo bajo.

Un sonido en la tv hace que sobresalte, era el tema musical del noticiero, el cual empieza, aparece un señor de unos treinta y tantos dando las noticias. Kalum sube el volumen.

En horas de la noche el día de ayer se encontraron dos cuerpos en el callejón Valdez al este de la ciudad. Las víctimas fueron reconocidas como Sancho y Pablo Tovar, quiénes desde hace más de tres meses se les busca por todo el país después de habérseles imputado varios delitos como el narcotráfico, trata de blancas y homicidios. Recordemos el lamentable fallecimiento de cuatro niños y una joven luego de haber sido secuestrados por dichos delincuentes. Éstos presentaban heridas de balas, lo cual funcionarios de la policía, presumen haber sido por un ajuste de cuentas, muy común en el sitio del suceso. Les dejamos imágenes de lo acontecido —se mostraron imágenes de los tipos en el suelo. Son los mismos de anoche. Mi boca casi pega del suelo.

—Kalum, son los de anoche, los que mataste... —Kalum me tapa la boca.

—Cállate, Ana. Tú y yo no estuvimos allí anoche, yo no maté a esos tipos, fue un ajuste de cuentas que se buscaron ellos solos porque son delincuentes y eso siempre pasa. Olvidaremos lo que pasó —me dice serio y autoritario, quita la mano de mi boca y le digo.

—Pero, ¿y si la policía te descubre?

—No lo harán. No quieren saber quién es el asesino de unos delincuentes. Más bien les hice un favor. Tres meses buscándolos y no pudieron encontrarlos vivos, son demasiado idiotas los policías. Ni siquiera conocía a los tipos y yo mismo pude encargarme, ellos son más y ni siquiera pueden detener un simple atraco en una cafetería. No seas tan tonta, Ana. Nunca sabrán qué pasó anoche.

—Pero, ¿y si alguien te vio matarlos y tomó tu número de placa? —me mira levantando una ceja.

—Nadie vio nada, Ana. Cuando hago algo no soy un estúpido. Me encargo de todo. Basta de preguntas tontas —se levantó y salió al patio trasero.

Wow, nunca lo había visto así; tan determinado, tan autoritario, tan seguro, tan malévolo. No parece el Kalum que conocía de toda la vida. Este es otro Kalum, definitivamente. Y desearía no haberlo conocido.

Todo esto me estresa demasiado. Ya no sé ni que pensar. Subo a mi habitación y busco mi celular, lo enciendo conectándolo al cargador y entran un montón de mensajes y llamadas perdidas de Jenny. Debería llamarla y contarle para que no se preocupe más. 

Oh claro, llámala y dile que anoche discutiste con Kalum, saliste corriendo, casi te violan y matan unos delincuentes asesinos narcotraficantes y proxenetas. Pero no dejes de omitir la parte en la que Kalum llega y los mata para poder salvarte. Vamos, cuéntale todo eso, de seguro estará muchísimo más tranquila. 

Odio que siempre tengas la razón.

Marco su número, pongo el aparato en mi oreja y espero que conteste. Pasaron no menos de tres segundos y escucho la voz alterada de mi amiga.

¡ANA MALDITA SEA! ¿ESTAS BIEN? ¿QUÉ TE PASÓ? —me grita.

Cálmate, Jenny. Sí, estoy bien y no, no me pasó nada. Simplemente discutí con Kalum y al final decidimos venirnos a casa. Es todo.

Casi me muero de un infarto. Pensé que te había pasado algo. Te estuve llamando pero no contestabas. Pudiste haberme mandado un mensaje al menos.

Lo sé, lo siento, es que llegué muy enojada y decidí apagar el teléfono para que no me molestaran.

Bueno, me alegra que estés bien entonces. Ahora sí, cuéntame, ¿quién es ese con el que bailaste anoche y por qué Kalum se puso así?

—Se llama Alan. Lo conocí hace poco, se mudó a mi vecindario. Es agradable pero no sé qué pasó entre Kalum y él porque la otra vez estábamos en el parque y me encontré a Alan y Kalum enloqueció, se conocen de hace tiempo pero no se la llevan nada bien —reí sarcásticamente—. En fin, el punto es que Kalum me dijo que no me acercara a él porque según es peligroso y yo hice todo lo contrario en la fiesta, ah y también me dijo que no bebiera y yo bebí entonces explotó, eso es todo le digo tratando de sonar natural.

Celos —dijo seca.

¿Celos? ¿Cómo así? —pregunté confundida.

De Kalum. Estaba celoso y ya.

Espera, Kalum siempre me celaba pero no tanto como para caerle a golpes a otro.

Le gustas —mi corazón se detuvo un segundo. Eso es imposible.

No es cierto. ¿Qué cosas dices? ¿Cómo crees? ¿Cómo le voy a gustar a mi propio primo?

Ay yo no sé. Sólo sé que le gustas y ya. Tú ve qué haces, eso sí, controla a tu bestia.

Jenny te dejo, Kalum está tocando mi puerta —efectivamente eso estaba sucediendo.

Vale, te quiero, ve por él, tigra —me reí por eso y colgué.

Mi amiga está completamente loca. 

Pff, ¿Cómo voy a gustarle a Kalum? O sea, por favor.

Me dirijo hacia la puerta y la abro pero mi sorpresa es mayor al ver que quién está parado allí no es Kalum.

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