4. Ver lo que no se debe.

Siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo y lo saco. Es un mensaje de Jenny, mi mejor amiga.

De: Jenny

ANAAAAA! FIESTA ESTE SÁBADO EN CASA DEL HOMBRE!!!!

Abro mis ojos sorprendida completamente. El "hombre" es un apodo que le pusimos Jenny y yo a Richard, un chico del cual ella ha estado enamorada desde hace casi un año. Obviamente él no lo sabe. Mi amiga tiene un don para ocultar cuando le gusta alguien, ya quisiera yo tener ese don.

Para: Jenny

¡Qué emoción! TENEMOS QUE IR. Espera, ¿puedo llevar a alguien?

Envié el mensaje y como si me hubiese estado esperando contestó a los pocos segundos.

De: Jenny

Sí, sí, sí, sí. Espera, ¿a quién vas a llevar? ¿Ya conociste a alguien y no me has dicho? ¡Ay Ana! ¡Ay de ti si tienes a alguien y no me has contado!

Reí al pensar en la cara que seguro tiene ahora.

Para: Jenny

No, tonta. Luego te hablo, estoy ocupada. ¡No es nada GRAVE! Te quiero, nos vemos.

Pasaron unos minutos y ya no respondió. Así que me dispuse a terminar lo que estaba haciendo: limpiando unas manchas de la cocina. Sí, lo sé. Casi siempre estoy limpiando algo. Sucede cuando me aburro o cuando estoy estresada. Y le creo más a lo segundo.

Ayer Kalum no dijo nada al respecto sobre el encuentro con Alan. Le pregunté pero éste simplemente me ignoró por completo. Jamás lo había visto así. ¿Qué habrá pasado con Alan como para que le afecte tanto que me hable? ¿Qué hay detrás de todo esto? Quiero averiguarlo. 

Cálmate, Sherlock

Exacto, podría ser detective.

—¿Pero qué estoy diciendo? —pienso en voz alta y agito mi cabeza.

—No hables sola, habla conmigo —escucho la voz de Kalum y hace que me sobresalte, me volteo y lo observo detenidamente.

—Oye, ¿quieres ir a una fiesta el sábado? —pregunto natural sentándome encima del mesón de la cocina.

—Eso no tienes que preguntarlo, preciosa —sonríe de lado. 

¿Es normal que no me haya dado cuenta que su sonrisa es cien por ciento perfecta? 

Espera... ¿Qué mierda?

Agito la cabeza y desvío la mirada hacia otro lado.

—Bien, entonces iremos a una fiesta este sábado, primito.

Kalum se acerca hacia mí un poco cabizbajo.

—Con respecto a lo de ayer —se rasca la nuca y baja la cabeza.

—Tranquilo, entiendo, si no quieres decirme qué te pasó con Alan en el pasado o no sé cuándo, no tienes que hacerlo. No voy a insistirte —le digo acariciando su hombro.

—Es que siento que debo contarte pero a la vez me parece que no es el momento adecuado. Sabes qué, mejor olvídalo. Es algo sin importancia. Sólo mantente alejada de él, por favor.

Asiento con la cabeza.

(...)

Es sábado, son las tres de la tarde y no hay señales de Jenny por ninguna parte. Me dijo que vendría a las dos para arreglarnos. Aunque es como muy temprano, o sea, la fiesta es a las 8. Igual, ya van a ser las cuatro y nada que llega. ¿Dónde andará?

—Tú amiga está abajo —entra Kalum a mi cuarto sacándome de mis pensamientos.

—Oh, gracias, ya voy —corro hacia la puerta pero antes de salir me detengo y le digo—. Es tarde de chicas, será mejor que te alejes, estaremos ocupadas —él sólo asiente y se ríe negando con la cabeza.

Bajo corriendo las escaleras y al ver a Jenny, ésta se me lanza encima.

—¡ESTÚPIDA! —me grita. Es muy normal que nos insultemos constantemente. Es amor mutuo.

—Te extrañé, imbécil —le digo recibiéndola en mis brazos.

Luego de saludarnos, subimos a mi habitación para alistarnos.

Jenny saca su ropa del bolso y la coloca en la cama, yo aún —como cosa rara— no sé qué ponerme.

—¿Te gusta? —pregunta mi amiga dudosa mordiéndose el labio inferior. Detallo el conjunto y consta de: un pantalón negro, una blusa azul eléctrico que dejaba un hombro al descubierto y por último unos tacones del mismo color que la blusa.

—¡Me encanta! —le digo asombrada. Mi amiga siempre ha tenido un buen gusto por la ropa.

—¿Y tú, qué usarás? O no, espera, ya sé, aún no sabes qué te pondrás —me mira frustrada.

—Cómo me conoces... —río nerviosa. Ella se pone la mano en la frente y se queja. Camina a mi closet y luego de lanzar varias prendas al aire sin importarle donde cayeran, saca una braga entera de hombros descubiertos, color negro.

—Esto —miró la braga sorprendida y emocionada— ¡¿Tú tienes esto en tu closet y no lo usas?! —me regañó.

—Es que es nuevo y no he tenido ocasión para usarlo —encojo los hombros.

—Pues, ¡hoy es esa ocasión! —corre emocionada hacia mí y me entrega la ropa. Se devuelve y trae unos zapatos de tacón grueso, color negro que dejaba los dedos al descubierto.

—Toda de negro parece que fuera a un funeral de alguien súper millonario —le digo y ambas reímos.

Jenny entra al baño a alistarse y yo me quedo en la habitación viendo mis redes en el celular.

Me da sed al rato y salgo de la habitación a buscar agua. Al salir de ésta me detengo al detectar un olor extraño pero peculiarmente satisfactorio. 

Camino por el pasillo y paro en la puerta de Kalum, estaba entreabierta. Me acerco a ella y allí está él saliendo del baño con sólo una toalla. ¡Ave María sin pecado concebido! ¡Qué abdomen, Jesucristo bendito! Mi boca casi pega del suelo. Está de espaldas a la puerta así que no se dará cuenta que estoy acá. ¡No puede ser! ¡La toalla! ¿Dónde está el censurado cuando se le necesita? Aunque, a la mierda, tiene un gran trasero.

¿Estás consciente de que es tú primo por el que estas babeando?

Maldita sea, conciencia. Déjame disfrutar esto, sólo esta vez.

Su perfume entra a mis fosas nasales y cierro los ojos extasiada. No sé en qué momento la puerta se abrió de golpe y antes de poder caer al piso Kalum me ataja sorprendido y riéndose.

—Oye, cuidado te caes —se ríe. Ruedo los ojos y le sigo el chiste.

—Sí, menos mal estabas para atajarme.

Aún estoy en sus brazos y, ¡Dios mío!, acabo de notar que sigue sin camisa.

—Ana —se acerca y deja de reírse.

—¿Qué? —respondo nerviosa. En un movimiento rápido logra cerrar la puerta y me acorrala contra ella, con una mano al lado de mi cabeza. Agitada y sorprendida le digo—. ¿Qué te pasa? —Él me mira fijamente.

—Estabas parada en la puerta desde que salí del baño —mi respiración se corta. ¿Cómo carajos lo supo?— Sólo viéndome —se acerca más a mí presionando su cuerpo contra el mío. Mi ritmo cardíaco se acelera. 

Tenerlo así de cerca y actuando de esa manera me resulta extraño pero a la vez excitante. 

¿Qué coño estoy diciendo? Me estoy volviendo loca.

—Y-yo... no... —tartamudeé y colocó un dedo en mis labios interrumpiéndome.

—Shh. No hace falta que me expliques nada —su voz cada vez se vuelve más y más ronca y gruesa, su sonrisa es tan jodidamente sexy y su cuerpo no está facilitando este asunto. Se acerca a mi oído y susurra—. No me molesta que me veas, al contrario. Aunque disfruto tu admiración, debes mejorar tus técnicas para que no me dé cuenta —lentamente va a mis labios y habla sobre ellos—. Nunca te has dado cuenta de mi presencia pero debo decir que la ropa interior negra te queda perfecta.

Un escalofríos recorrió cada rincón de mi ser y todo mi cuerpo se estremeció ante semejante confesión. 

No puedo creerlo. Debo estar soñando otra vez. No puede ser.

Creo que te mojaste.

No te burles, esto es serio... y, ¡oh mierda! Creo que sí. 

Ay Kalum, ¿qué voy a hacer contigo?

No dije nada al respecto, simplemente no podía hablar. Estaba en shock. Kalum se separó de mí y fue a ponerse su camisa, yo salí de inmediato de ahí.

Esto fue muy fuerte para mí.

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