25. Prometí protegerte y eso hago.

Holaaa, mis queridos lectores!!!

Como celebración de que llegamos a 1K de lecturas, les traigo 2 capítulos hoy jejejeje. Quiero agradecerles un montón desde el fondo de mi corazoncito por su apoyo <3 Sus votos y comentarios son muy importantes para mí. 

Sin más qué decir, acá los dejo con el capítulo 25. Disfrútenlo!

 XOXO,

Nuvenave.



Capítulo 25: Prometí protegerte y eso hago. 

Se bajó del auto y me tomó de los hombros.

—¡¿Estás loca?! Casi te atropello. ¿Qué te pasa? ¿Por qué venías corriendo? —dijo Kalum alterado. Yo jadeaba buscando oxígeno y traté de hablar.

—A... a... —mi pecho subía y bajaba.

—¿Ah ah qué? —estaba desesperado—. Respira, Ana.

—A... —sentía que mi cabeza iba a explotar—. Alan —dejé salir junto con todo el aire. Su semblante cambió a uno duro, rudo y oscuro. Frunció el ceño, tensó su mandíbula y apretó sus puños con fuerza—. Que... quería... yo... me besó a la fuerza y-y... —tartamudeaba mientras luchaba contra mis lágrimas—. Lo detuve pe-pero... —no podía más.

—¡¡¡LO VOY A MATAR!!! —gritó furioso y caminó con pasos firmes a su casa que se encontraba a media cuadra. Yo lo seguí lo más rápido que pude. Al llegar entró fácilmente ya que la puerta estaba entreabierta—. ¡TÚ! —lo señaló fulminándolo con la mirada—. ¡¡¡TE ADVERTÍ QUE TE ALEJARAS DE MI CHICA!!! —poniendo a un lado la tensa situación, que diga que soy su chica me derrite el corazón.

—¡¿POR QUÉ NO LE DICES LA VERDAD?! —espetó Alan.

Kalum se abalanzó contra él y comenzó a golpearlo brutalmente, Alan no se quedaba atrás, también se defendía pero Kalum lo tenía acorralado y estaba acabando con él, soltando puños por toda su cara hasta hacerlo sangrar.

—¡¡¡Deja a Ana en paz, imbécil!!! —escupió con rabia. Se levantó y lo vio retorciéndose de dolor en el suelo. Terminó dándole una patada en el estómago.

Luego caminó hacia mí y me empujó hacia afuera pero antes de seguir avanzando, el sonido del seguro de un arma se escuchó, Kalum volteó rápidamente observando cómo Alan lo apuntaba decidido, se apresuró a sacar su arma y también lo apuntó quitándole el seguro, se paró delante de mí. Las manos me sudaban, el corazón se iba a salir por mi boca, mi respiración era entrecortada. Ya he visto a Kalum disparar, automáticamente se me vino a la mente aquella escena en esa noche, en el callejón donde mató a esos delincuentes.

Lo que decía Alan encajaba perfecto, hace tiempo que dejé de saber de él, nunca conocimos a su padre, siempre tiene llamadas sospechosas, siempre lleva un arma a donde vaya, el auto que carga, el dinero... su dinero. Ha estado ocultando todo esto durante años.

¡Pero qué estúpida he sido!

Kalum me empuja hacia el rincón de la entrada rompiendo mi trance mental, se escuchan dos disparos secos, el crujir del vidrio quebrado, se agacha y dispara tres veces, tapo mis oídos asustada, ya no puedo verlo pero sé que ambos están en la sala. Me levanto sigilosamente y me asomo consciente del peligro que hay de que me hieran. Alan está en el suelo sangrando de la pierna, apuntando a Kalum que está parado frente a él, éste último voltea a verme y de un segundo a otro recibe dos tiros de parte del moribundo en el suelo, me congelo al verlo caer. Alan seguía disparando pero se había quedado sin municiones, la adrenalina recorrió todo mi cuerpo y tomé velozmente el arma de Kalum, lo apunté y él me miró entrecerrando los ojos.

—No lo harías. ¡NO PUEDES HACERLO! —gritó y sobresalté apretando el gatillo.

Yacía su cuerpo en aquella sala de ensueño, con un agujero en su pecho que emanaba sangre como una fuente, sus ojos perdidos. Solté el arma y me dejé caer de rodillas espantada por lo que había pasado. Volteé al escuchar un quejido.

—A-Ana —dijo en un hilo de voz.

—¡Kalum! —sollocé encima de él. Pasó una mano por mi cabello y me miró.

—Llévame al hospital, Ana —susurró.

—No te vayas, quédate conmigo, Kal. Vas a estar bien —le repetía mientras lo veía.

(...)

La sala fría y solitaria del hospital me hacía sentir tan enferma. Hace cuatro horas que habían internado a Kalum y lo tenían en quirófano. Mi mundo lentamente se desplomaba. La policía estaba rondando el lugar, los vecinos los llamaron cuando escucharon los disparos, cuando llegó la ambulancia se lo llevaron mientras que la policía se quedó investigando el lugar y recogiendo el cadáver de Alan. Al parecer la historia que me había contado era cierta porque reconocieron su cuerpo como un miembro de la familia más buscada por narcotráfico. Que atroz es toda esta situación. Me siento en una novela.

Un doctor se acercó a la sala de espera observando a varias personas que me acompañaban, supongo que esperando por sus familiares o conocidos también.

—¿Familiares de Kalum Morgan? —dijo leyendo una carpeta. Me levanté y caminé hacia él desesperada.

—Dígame que está bien —le supliqué.

—¿Usted es familiar?

—Soy su prima. ¿Qué le pasó? ¿Cómo salió? ¿Es grave? —suspiró y agitó lentamente sus manos indicando que me calmara.

—Cálmese, señorita. Kalum no sufrió heridas muy graves —mi corazón se encogió dentro de mí—. Las balas penetraron del lado derecho del pecho y lo bueno es que no fue del lado izquierdo cerca del corazón así que logramos sacarlas y salvarlo, unos minutos más y se hubiera desangrado completamente, y unos centímetros más y hubiera muerto en instantes —dejé salir todo mi aire aliviada—. Está a salvo pero debe pasar unos cuantos días aquí —asentí mientras sonreía.

—¿Puedo verlo? —le rogué.

—Puede pasar a verlo pero por un momento, necesita descansar. Habitación treinta y cinco en el piso de arriba.

—¡Mil gracias, doctor! —corrí escaleras arriba.

Treinta y tres... Treinta y cuatro... Treinta y cinco... ¡Bingo!

Al entrar lo vi y aunque me sentía feliz porque estaba bien, no niego que algo me revolvió el estómago y me estrujó el pecho al verlo con todos esos cables encima, y las pequeñas heridas y marcas en su rostro y brazos. Me acerqué y tomé su mano mientras las lágrimas no tardaban en caer por mis mejillas.

—No sé qué haría si te perdiera —hablé—. Gracias por salvarme, de nuevo. No mereces nada de todo lo malo que te está pasando. Siento que de alguna manera es mi culpa. Si no hubiera aceptado hablar con Alan, él no te hubiera hecho esto y no estuvieras aquí así. Me siento terrible. Pero me dijo el doctor que pudieron extraerte las balas y que estabas bien y eso me alegra... —bajé la mirada tomando su mano entre las mías—. Verte así me destroza por completo. No sé si me estás escuchando. Sé que no soy buena dando ánimos, sólo estoy hablando y hablando... Y yo... Te amo tanto —rompí en llanto y lo abracé con cuidado—. Te amo tanto, Kalum. Por favor quédate a mi lado, no soportaría no verte más, no molestarte o que me molestes, quiero tenerte tan vivo y feliz como siempre estás. Que toda esta pesadilla se acabe de una vez por todas, no más secretos ni peligros, sólo tú y yo, siendo felices. Eres mi todo, no sé qué hacer sin ti —jadeé descontroladamente mientras seguía llorando, escondí mi cabeza en su pecho, podía escuchar su corazón latir.

—Yo también te amo, Ana —susurró. Lo miré y me estaba sonriendo—. Sí te estaba escuchando. Estoy bien, tranquila, no me voy a ir de tu lado. Prometí protegerte y eso hago y seguiré haciendo —con su pulgar limpió mis lágrimas y acarició mi mejilla—. Te amo —sonreí débilmente y lo besé. 


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El meme de hoy hecho por un lector XD:

Envíen los suyos jejeje y los estaré publicando en los capítulos. 


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