10. La cabaña.
Ya llevábamos media hora de camino y las piernas de Devon son cómodas en realidad.
—¿Estás cómoda? —volteo a verlo.
—Sip. ¿Tú?
—Bastante.
Un frenazo nos interrumpe y caigo encima de Jenny y Richard.
—¡IMBÉCIL! —grita Kalum por la ventana mientras detrás de nosotros se esfuma una camioneta a gran velocidad—. Si no saben manejar, ¿para qué carajo se compran una camioneta tan grande? ¡Qué idiota! —dice enojado golpeando el volante.
—Cálmate —le dice Caitlin colocando su mano en su pierna. Él solo asiente.
—Bueno, Ana. Sé que estás muy cómoda pero no somos tu colchón —me regaña Richard.
—Cierto, lo siento —sonrío nerviosa y me acomodo otra vez en las piernas de Devon, él me ayuda. En el intento de sentarme bien, lo piso, sin querer y se queja bajo—. Lo siento, lo siento —me muevo apoyándome de sus rodillas y él rápidamente me aprieta la cintura—. ¿Qué? —lo miro.
—No te muevas así, por favor.
—¿Por qué? Sólo estoy acomodándome.
El vehículo toma una curva inesperada y me envía hacia atrás chocando bruscamente con Devon.
—¡Mierda, Kalum! —se queja Jenny.
Mi cabello cubre un poco mi cara. Devon me mira fijamente y retira un mechón colocándolo detrás de mi oreja.
—Lo siento —alcanzo a decir en un susurro.
—Tranquila. Sólo recuerda que soy hombre y sería incómodo que sintieras... tú sabes —mira hacia abajo y sube la mirada rápidamente. Caigo en cuenta y asiento mientras me río. Mis mejillas van a estallar.
¿Por qué tuve que ir en sus piernas?
De a poco mis ojos se cierran al sentir la brisa.
—Ana. Despierta —susurra una voz en mi cara—. Hey. ¡Vaya! Primera vez que te conozco y ya no quieres separarte de mí —su risa me despierta por completo. Alzo la cara mientras froto mis ojos.
—Devon... lo siento. Me quedé dormida.
—No me di cuenta —levanta las cejas—. Ya llegamos, bella durmiente. Todos están esperando —señala la puerta abierta a mi lado.
—Oh. Claro —me bajo rápido y Devon me sigue cerrando la puerta.
Tomo mi maleta del suelo y camino a la cabaña. Es muy hermosa, en realidad. No pareciera que hubiera algo así en una playa. Es impresionante. De dos plantas con un pequeño jardín y una entrada con un espacio para colocar hamacas. Muy relajante. A pocos metros de la playa. Algo escondida, para ser verdad pero segura. Alejada de la civilización, excelente.
Al entrar nos encontramos con una sala donde está un sofá grande y uno individual, un televisor, detrás está una puerta que va hacia la cocina. Al lado de la sala hay una escalera y detrás de esta, un pasillo que da a un cuarto y un baño.
—Bien. Hay tres habitaciones y somos seis —dice Kalum.
—Propongo que las chicas en una y los chicos en otra —habla Jenny.
—Pero si estamos tres para tres. Cada parejita en su cuarto y ya —expone Richard.
—¿Cuáles parejas? —digo levantando una ceja.
—Bueno Jenny y yo, Caitlin y Kalum, Devon y tú. Está listo —me responde y abro los ojos como platos.
Devon me mira esperando mi respuesta. Y Kalum sólo se rasca la nuca.
—Por mí no hay problema —habla Caitlin. ¿Quién pidió su opinión? Ruedo los ojos.
—Por mí sí. Acabamos de conocernos, Richard —me defiendo—. Aquí la pareja son Jenny y tú. Nosotros en cambio no.
—Arreglen eso ustedes. Vamos, Jenn —se van los dos a la habitación detrás de las escaleras.
—Bien —suspiro—. ¿Y si nos quedamos primos con primos? O Caitlin y yo en una y ustedes en otra.
—Devon y yo no podemos dormir en la misma habitación.
—¿Por qué? —pregunto confundida.
—Porque a mí me gusta desvelarme y a ella no, además es muy fastidiosa y mandona, me exige que me duerma cuando yo no quiero. Y odio que me obliguen a hacer cosas que no quiero —responde Devon.
Eso, definitivamente, es lo más estúpido que he escuchado. Es la excusa más inútil. Pero bueno, razones tendrán.
—Yo no soy así —se defiende la pelirroja—. Simplemente tengo el hábito de dormir las ocho horas.
—Bueno, yo no suelo desvelarme mucho, sólo si la situación lo amerita. Así que puedo adaptarme —al fin habla Kalum.
¡No puede ser!
Quiere impresionarla.
Es el ser humano que menos duerme en este planeta.
¿Qué carajos le pasa?
—Bien entonces vamos —chilla la chica y suben al segundo nivel.
—Oye... —habla Devon pero alzo mi mano interrumpiéndolo.
—No digas nada, ¿sí? Sólo ayúdame con esto, por favor —asiente y me ayuda con las maletas.
Al subir encontramos dos puertas y una gran ventana en el centro. La puerta a la izquierda se cierra así que vamos hacia la derecha. Al entrar a la habitación mi temor se incrementa al ver una sola cama.
Se supone que eran dos habitaciones con dos camas y una principal con una sola cama.
¿Por qué a mí?
¿Por qué me tocó a mí?
—Oh, mierda —decimos ambos al mismo tiempo.
—Bueno no es tan malo, ¿o sí? No seremos los únicos —Devon levanta sus hombros y me mira.
—No. En realidad, somos los únicos. Las otras habitaciones tienen dos camas —apretó sus labios y suspiró.
—Lo siento, Ana. Podemos hacer algo, tú quédate en la cama y yo... —tomó una almohada y una sábana—. Mira, me quedaré aquí, en la alfombra. No te preocupes —coloca sus cosas allí.
—No, Devon. Sí quieres quédate en la cama y yo duermo en la alfombra, no tengo problema.
—No, no, no. De ninguna manera. No voy a permitir que duermas mal. Además, sólo estaremos acá tres días.
—¿Estás seguro?
—Sí, muy seguro, tranquila.
—Bueno, está bien.
Organizamos nuestras cosas en la habitación. Al ver mi teléfono me di cuenta que ya eran las siete.
Mi estómago era puntual así que crujía. El cuarto se mantenía en silencio.
—¿Eso fue tú estómago? —se rió Devon.
—Sí. Tengo mucha hambre.
—Ya me di cuenta. Yo también tengo. Deberíamos bajar —asentí y salimos yendo a la cocina. No puedo creerlo. Nadie ha organizado esto—. Tendremos que ordenarlo y luego hacer la cena.
—Qué fastidio. Estoy tan cansada. Pero bien.
En realidad no fue mucho, no llevamos tanta comida, sólo lo necesario.
—Ya quedó. Ahora, ¿qué desea comer, señorita? —habla Devon colocando un paño de cocina en su brazo como que si fuera un mesero.
—Bueno... —coloco mi dedo índice en mi barbilla y observo hacia arriba haciéndome la pensativa—. Tal vez, unos sándwiches.
—Oh, excelente elección —me río y me acerco a él para ayudarlo—. No, no, no. Déjamelo a mí. Soy chef. Te haré el sándwich más sabroso que hayas probado en tu vida.
—Está bien. Como usted diga, chef —le sonrío y me siento frente a la isla mientras observo cómo lo prepara.
Unos minutos después llegan todos.
—Huele bien. ¿Necesitan ayuda? —dice Richard.
—Claro. Coman lo que quieran —Devon señala la nevera mientras me entrega mi comida.
Todos se disponen a preparar lo suyo y la cocina se vuelve literalmente un caos. Pero es muy divertido. Devon se acerca al ver que ya casi acabo de comer.
—¿Y? ¿Qué tal? —le hago una seña con mi mano indicando que espere y trago.
—Es el mejor y más sabroso sándwich que he probado en mi vida —se asombra.
—¿De verdad? —niego con la cabeza—. Ah. No me ilusiones —me hace puchero.
—Mentira, tonto. Sí estuvo muy bueno. Muchas gracias —sonrió.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Holaaaa! Vengo a decirles que les voy a regalar varios capítulos adelantados😁 porque creo que me quedaré sin internet unos días y no sé hasta cuando pueda ser así que subiré varios capítulos hoy. Disfrútenlos ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top