Cuando la profecía fue escuchada
De lo que sea que estén hechas las almas, la tuya y la mía están echas de lo mismo...
Hay amores imperfectos que tienen principios explosivos como meteoritos, se forman en nidos de dulces y caramelos y que no tienen finales de cuento, pero si reencuentros eternos.
Jungkook se había enamorado ya dos veces en su corta vida y en ambas ocasiones había sido de unos lindos ojos café, no sabe si pertenecen o no, a la misma persona, en realidad no lo recuerda, a veces cuando se siente demasiado triste y cuando la melancolía lo ataca, suele pensar que todo fue solo un sueño, una mágica invención de su imaginación de cachorro, pero
luego se convence a si mismo de que no puede ser solo eso, no cuando su lobo también lo añora
y Jungkook sabe que él puede ser sólo un cachorro pero su parte animal no lo es; su espíritu, y el de su lobo ya llevan muchas vidas juntos y su animal es muy sabio, por algo es su guía.
Su mamá desde pequeño solía relatarle románticas historias de amor, como la del hilo rojo del destino, cuentos infantiles que solía repetirle hasta el cansancio cuando aún era un cachorro curioso, energético y preguntón que no se mostraba conforme con una respuesta vaga, eran historias de amor y cuentos de hadas que prometían un amor puro y dichoso a las parejas predestinadas, hablaban de almas gemelas complementos perfectos, de sonrisas felices y amores eternos y sobretodo hablaban de finales felices y de para siempres.
Le había enseñado que los lobos son espíritus eternos que vida tras vida acompañan a las almas humanas, y debido a esas enseñanzas de su madre es que él estaba totalmente seguro de que el lobo en su interior conoce al lobo del niño de ojos café desde siempre y lo reconoce como su compañero.
Su historia favorita era aquella que escuchaba todas las noches antes de dormir y de que tuviera que rogarle a su mamá se la repitiera una vez mas; su madre siempre había sido una persona cariñosa y complaciente, siempre tenía una preciosa sonrisa en los labios para regalarle a sus cachorros y a su alfa, de esas sonrisas del ayer ya solo queda el recuerdo, pues su mamá empezó a desvanecerse cada día un poco mas desde que murió su Alfa y de aquella mujer dulce y sonriente ya solo queda el recuerdo.
Pero cuando Jungkook era un cachorro ella siempre se mostraba feliz de relatarle esa y todas las historias que le pidiese, así que sabia bien que solo le hacia rogarle por el cuento de pura diversión; cada noche, ella solo sonreía antes los ojitos suplicantes de su cachorro y comenzaba sin protesta alguna su relato.
Hace muchas, muchas lunas y muchos soles, cuando el mundo aún no era el que conocemos hoy y solo existían el creador, los animales y La naturaleza; los lobos que siempre habían sido la creación favorita del Todopoderoso, por ser los animales mas fieles, leales, dulces pero también feroces, le pidieron al Hacedor de la creación les otorga la bendición de tener a alguien a quien cuidar y a quien amar, a quien enseñar toda la sabiduría que contenían en su interior.
Al Creador le pareció una buena idea y dada su natural inclinación a los lobos, pues decidió complacerlos en su noble petición.
La nueva creación estaba terminada y a sus ojos era perfecta, los lobos estaban eternamente agradecidos y prometieron cuidarlo y enseñarle todo lo bueno que sabían, guiándolo siempre por el camino correcto.
Pero mas temprano que tarde, sucedió lo que el Creador presintió que pasaría en su interior, aquel ser se sintió muy solo al saberse único en su especie y le rogó a los lobos que intercedieran por él ante el Todopoderoso y le pidieran crease mas seres como él.
Y así lo hicieron, y una vez mas sus deseos fueron concedidos muy a pesar del Supremo que ya sabia que todo terminaría mal, pero él le había regalado a todas sus creaciones el don del libre albedrío, y entonces con una advertencia para los lobos los creo, y así nació el resto de la raza humana, siendo todos creados diferentes entre si, unos hombres y otros mujeres pero todos igual de sublimes y rebosantes en perfección, cada uno de ellos era en pocas palabras una obra maestra.
No paso mucho tiempo para que el corazón humano, que tenía el fuego ardiente de la lava en su interior, explotara llenándose de envidia, ira y malos sentimientos para con sus congéneres; aceptar las diferencias del otro nunca fue ni será tarea fácil de realizar para los hombres.
Hubo guerra, muerte y desolación, la tierra se cubrió de llantos y sangre durante un muy largo tiempo y los lobos nada pudieron hacer para evitarlo pues los humanos también se volvieron en su contra y comenzaron a cazarlos y matarlos.
Llenos de avaricia por tener su hermosa piel los exterminaban junto a otros muchos animales, todo en una absurda competencia para saber cuál de ellos tenía mas posesiones y poder.
El Creador al ver el maltrato que estaban recibiendo sus amados lobos junto con el resto de los animales, además de el total declive en el que se veía sumergida toda su creación, enfureció y lleno de cólera envió una sentencia de muerte a la tierra en forma de inundación, con el firme propósito de comunicarle a los hombres que había tomado la decisión de exterminar a toda la humanidad y borrarlos de la faz del planeta, para siempre.
Los lobos se lamentaron profundamente y llenos de nobleza en su corazón como solo ellos tenían, aullaron de dolor en un mensaje de ayuda dirigido a su madre Selene, la Diosa de la luna, con el único fin de que ella intercediera con el Creador en favor de los hombres.
Selene, junto a el Dios Sol y otros Dioses menores hablaron en favor de los humanos, pues a pesar de sus malas acciones les habían tomado cariño, consiguieron así amainar la ira de Dios supremo y este aunque se mantuvo firme en su decisión, accedió a que a pesar de que si mataría a todos los humanos ya existentes, para consuelo de los lobos, crearía algunos mas, eso si, los nuevos humanos también recibirían parte del castigo como una enseñanza para que no cometieran los mismos errores de sus antecesores y serían «algo diferentes».
Desde entonces nacieron los nuevos humanos, hechos igual que sus antepasados de arena y agua de mar, de nubes y fuego de volcán; pero el Creador esta vez dividió el espíritu de cada humano en dos partes poniendo una en un cuerpo y su complemento en otro cuerpo al azar y como castigo final los condenó a pasar toda su vida sintiéndose incompletos y con la necesidad de buscar esa otra parte de su espíritu para sentirse plenos, a algunos les dio una mitad en un cuerpo del mismo sexo que el otro, otros en cuerpos de características completamente diferentes, es decir si uno era rubio el otro seria de tez morena, o si uno era gordo el otro sería delgado, si uno era alto el otro iba a ser bajo y así sucesivamente, todo con el objetivo de que aprendieran de los errores del pasado y se amaran unos a otros aun a pesar de sus diferencias.
Los lobos aun apesadumbrados y conmovidos por el castigo infligido a sus amados humanos, le rogaron una vez mas al Hacedor de todo en el universo, que por su infinita misericordia les permitiera entonces a ellos fundir su espíritu con el de los hombres para servirles así de compañía y guía eternamente, ya que a los lobos se les había concedido el don de la intuición y la capacidad de saber quien era su compañero y del mismo modo, y casi con total certeza, podían sentir en donde se encontraba este.
Desde ese entonces y para la eternidad cada humano nació con un lobo en su interior como espíritu guía, el mismo desde la creación de su alma, para cada vida y cada reencarnación y sucede entonces que cuando un lobo tiene cerca a su compañero se lo hace saber al humano, algunos lo escuchan, otros no, y por esta razón sufren la ausencia de esa otra parte de su alma, y por la forma en que fueron creados los hombres sus lágrimas son saladas, pues el corazón de algunos de ellos puede ser suave como una nube o el de otros tantos puede ser peligroso y destructivo como la lava que arrasa destruyendo todo a su paso.
Pero siempre desde el inicio de los tiempos y hasta el final de los días, sin importar como sea el ser humano, en su interior cada hombre y mujer llevan un lobo lleno de sabiduría guiándolo vida tras vida.
Sin embargo la diosa de la Luna Selene, seguía preocupada porque conocía el destino de sus hijos los lobos y antes de que fundieran sus almas con los humanos le hablo al pequeño omega de nombre Junmin su hijo mas querido y con una profunda tristeza reflejada en su voz le advirtió:
—¡Oh mi pequeño Omega, pobres de los que como tu darán vida a los próximos humanos!
Los días de tristeza y desolación regresaran y los que como tu dan vida verán morir a sus hijos en manos de Alfas salvajes y sin corazón hasta que de la primera camada del OMEGA
DE LOS OJOS DE ESTRELLAS Y EL ALFA IMPURO QUE LOGRE CONVERTIRSE EN LOBO, nacerá aquél que redima la sangre de su padre y borre las lágrimas de su madre exterminando a los alfas impuros de la faz de la tierra para siempre
—Si es tu deseo pequeño aun puedes arrepentirte y no fundir tu alma con los humanos y evitar así el sufrimiento de los futuros Omegas —concedió la Diosa para finalizar.
El pequeño Omega no respondió palabra alguna a la Diosa madre y sin titubear salió a enfrentar el destino de los de su casta.
"Solo quien daba vida podía saber lo que significaba sentir el inmenso dolor de ver morir a carne de su carne y alma de su alma"
En ambas ocasiones en que Jungkook estuvo cerca del niño de orbes café, el mismo que su lobo identificaba como su otra mitad, todo fue tan fugaz y efímero que su presencia se sintió como un leve suspiro y sólo le quedo en ambas oportunidades la asfixiante angustia de su lobo y la confirmación de haber encontrado algo que no sabia que había perdido, algo que hasta ese entonces ignoraba que también buscaba y la certeza de que sus almas habían estado, estaban y estarían entrelazadas para la eternidad.
La primera vez que lo vio contaba tan solo con 7 años de edad; sus padres lo habían llevado con sus tíos a Daegu porque su papá tenía una entrevista de trabajo en ese lugar y muy probablemente se mudarían a vivir allí.
Jungkook estaba sentadito en una banca del parque, esperando a que su madre regresara a buscarlo, tal y como le había ordenado Hyeji que hiciera, porque él era un niño muy obediente y antes de irse su mami le había comprado un delicioso helado de choco menta, su favorito por cierto, y también le había le prometido que tendría uno mas a su regreso si se portaba bien y era un buen cachorro, por eso él la iba a esperar tranquilito comiéndose su helado.
Pero entonces unos malvados y feos niños grandes pasaron por su lado distraídos jugando con un balón de fútbol, lo golpearon con el y se marcharon sin siquiera disculparse, dejando sumergido el pobre niño en un mar de llanto, observando con suma tristeza como todo su delicioso helado quedó desparramado en el suelo, manchando sea de paso su bonita camiseta color rosa de My little pony.
Fue entonces cuando entre jadeos y lágrimas desbordando sus preciosos ojitos, sintió una manito que lo halaba desde atrás, se giro para encontrarse con que ahí, de pie en frente suyo, estaba al niño dueño de los ojos mas bonitos que había visto en su muyyyyy laaaaaarga vida de 7 años y un poquito mas.
Los ojos del niño eran muy hermosos, eran cafecitos, igualitos a la nariz de Winnie the Pooh su programa favorito en todo el mundo, su cabello era negro y parecía ser mayor que él, y se veía que quizá seria Alfa pues era muy alto para su edad; lo estaba mirando y le sonreía muy bonito,
Jungkook muy seguramente se habría arrojado a abrazarlo aun sin su permiso, pues se sentía muy triste, pero era un desconocido y eso estaba mal ¿verdad?
—Mira es para ti —le había dicho el niño de los ojos lindos, extendiéndole un helado de choco menta, igual al que antes tenía y que seguía desparramado en el suelo y en su camiseta.
—No es mío, es tuyo —le había respondido el cachorro menor haciendo un berrinche y volviendo a llorar.
—Es tuyo porque yo te lo estoy regalando, todo con tal de que ya no inundes más a las Estrellas.
—¿Cuáles estrellas? ¿Qué dices? ¿Estas loco? Mejor llamare al señor policía —Jungkook dio un pisotón en el suelo y se fue a pasos largos, rumbo a darle la queja de todo lo malo que le estaba pasando, al oficial de policía que había visto al llegar al parque con su mamá, parado en una esquina del mismo.
El niño de los ojos café corrió detrás de él y se le adelanto un poco, puso una de sus manitos en su pecho para parar su avance pero sin ejercer ninguna presión y le volvió a hablar jadeando por haber tenido que correr.
—¿Pe...pero yo que te hice de malo?
—Dices cosas raras y no me gustas, ¡vete! —dijo Jungkook, el otro niño se sintió un poquito herido por esas palabras, pues el solo había querido ayudar.
—No seas grosero, ¡jum! Yo... yo solo te vi llorando por tu heladito y como mi Nana que esta.... —miro a todos lados hasta que la vio y la señalo con sus pequeños deditos —..allá, iba a comprarme un helado, le pedí que fuera de choco menta como el tuyo, aunque a mi no me gusta ese sabor sino el de fresa y después vine corriendo para traértelo —hablo con el ceño fruncido empezando a enojarse con ese niño tan malagradecido.
—¿Y...y.. por qué hiciste eso? —hipó Jungkook.
El niño de los ojos bonitos se acerco y poniéndose no muy cerca para no asustarlo, estiró una de sus manos un poco, a penas lo suficiente para estar mas cerca del rostro del otro niño y le seco las lágrimas con sus pulgares.
—Para que no inundes a las estrellas le repitió una vez mas.
—Vez, por eso no me gustas, ¿Cuáles estrellas? No te entiendo, eres un niño raro.
—¿Has visto el cielo en las noches?
—A veces en mis noches favoritas el cielo se ve despejado y las estrellas brillan mucho, como brillan tus ojos, y son lo mas bonito que he visto en el mundo mundial, te pareces a Bambi, es como si tuvieras una galaxia entera llena de estrellas brillando en tus ojos.
—¿Entiendes? las estrellas son mi cosa favorita en todo el mundo.
La cara de Jungkook era un poema, se torno de un color rosa fuerte sintiendo el primer sonrojo de su vida, olvidándose por fin de la pena que sentía por su helado derramado, eso era lo más lindo que le dirían en mucho tiempo en su vida y en ese momento el niño de los ojos café decidió que a partir de ese día no solo las estrellas serían su cosa favorita en el mundo, si no también lo seria el rostro de ese niño tan bonito, ese niño llorón al que le había regalado su helado, que por cierto era la única golosina que le seria permitido comer en toda la semana, pues su mamá era muy estricta con su régimen alimenticio, y eso significaba que tendría que esperar hasta el próximo fin de semana y atravesar otros 7 días con sus enemigos los vegetales, pero valía la pena el sacrificio con tal de no ver llorar mas a ese niño que parecía un conejito de esos que estaban pintados en los cuadros en casa de la abuela.
Y si Jungkook había decidido desde ese día en adelante que su color favorito seria el café, igual al de los ojos del niño Alfa, pues eso nadie tenía porque saberlo.
"iVaya que grandes son los sacrificios que se hacen por amor!» Pensó, suspirando dramáticamente el pequeño futuro Alfa".
Después de todo el triste episodio del helado, llegó la Nana del niño Alfa le ayudo a limpiar un poco la mancha de su camiseta a Jungkook y ambos niños se pasaron el resto de la tarde jugando juntos en el parque hasta que vieron aparecer el coche de Hyeji que llego a recoger a su hijo, Jungkook se despidió del niño dándole las gracias y un besito en sus labios que dejo a este tan aturdido que fue incapaz de hilvanar frase alguna y corresponder a la despedida, y el pequeño Jungkook luego salió corriendo al coche donde lo esperaba su mama sin decir nada mas.
Y si, ese también había sido el primer enamoramiento del cachorrito Alfa.
Al llegar a la casa donde se estaban hospedando, y mientras se cambiaba de ropa por un pijama limpia, luego de bañarse, Jungkook que no había podido dejar de pensar en todos los sucesos de ese día, cayo en cuenta de que ¡oh si! había olvidado preguntarle su nombre.
¡Vaya distraído que era!
Después de ese día, Jungkook no volvió a ver a aquel niño durante mucho tiempo, pues resulto ser que su padre no obtuvo el empleo, así que no se mudaron y se quedaron a vivir en Busán, su ciudad natal.
La segunda vez que ambos se encontraron fue mas "accidentada" por decirlo de alguna forma.
Era aproximadamente la una de la tarde y Jungkook recientemente había terminado su jornada escolar y se dirigió al centro comercial en donde trabajaba como vendedor en un almacén de ropa por las tardes; resulta ser que la encargada del almacén había salido a almorzar y aun no había llegado, por lo tanto las puertas del almacén estaban cerradas.
El Omega bufo de frustración, pues no era la primera vez que su compañera de trabajo, la cual al igual que él era una chica omega, llegaba tarde después de su horario de almuerzo y él odiaba tener que quedarse afuera esperándola, pues casi siempre tendía a toparse con Sanha, un desagradable Alfa que trabajaba en el almacén de objetos deportivos, situado en frente del suyo, y este había desarrollado una obsesión malsana con querer cortejarlo y se negaba rotundamente a aceptar un no como respuesta a su galanteo y ya en mas de una ocasión había observado una a actitud violenta hacia a Jungkook.
Y como el universo lo odiaba, en esa ocasión no fue diferente y vio que de lejos venía el desagradable Alfa a su encuentro.
Miro hacia todas direcciones y se percató de que a un lado de donde se encontraba de pie, había un kiosco donde vendían gafas de todo tipo, y de pie observándolas se encontraba un chico que no parecía tener ningún aroma, por tanto podía deducir que se trataba de un Beta o de un adolescente que aun no había presentado su casta, como sea que fuera no representaba peligro, al menos no uno mayor que Sanha, así que respiro profundo y dando largas zancadas llegó hasta donde se encontraba el chico y lo abrazo fuertemente como si su vida dependiera de ello.
—Ayudame, por favor sígueme la corriente —le susurro en el oído.
No dijo mas y se largo a reír a todo pulmón como si el chico le hubiese contado el mejor chiste de su vida, hasta que lo miro a la cara y se dio cuenta que tenía esos ojos, los mismos ojos color café y no era que pensara que eran los mismos por el color, porque había muchas personas en el mundo con ese mismo color en su iris; no era eso, era el brillo que tenía en la mirada, como si sus ojos fueran un par de farolitos.
—¿Qué tú quieres qué? —La profunda voz del chico lo sacó de sus pensamientos, pero no tuvo tiempo de explicarse cuando Sanha ya se había acercado hacia ellos.
—Jungkook, ¿quién se supone que es este tipo? —cuestionó el alfa en un tono despectivo.
—Es mi novio —contesto el omega acercándose mas al pecho del chico hasta reposar su barbilla en su hombro, él lo miro un segundo más hasta que suspiro profundamente y se giro para encarar al mal humorado Alfa.
—Taehyung, ese es mi nombre, no se quien seas, pero estas incomodando a mi chico, así que te agradecería que te retires por favor —Taehyung hablo pausadamente deslizando su mano por la cintura de Jungkook, movimiento que no paso desapercibido para Sanha, y se disponía a responderle algo al intruso, cuando vio que en frente en donde él trabajaba, su jefe iba entrando al almacén, le lanzo una mirada asesina a Taehyung y se dispuso a marcharse.
—Ya hablaremos luego Jungkook —dijo y salió corriendo hacia su lugar de trabajo.
El omega exhalo y soltó el aire que no sabia que estaba reteniendo en un hondo suspiro, y volvió su mirada al chico que tenía enfrente.
Los recuerdos de ese episodio en su niñez llegaron a él abrumadores como en una torrente de agua.
¿Era la misma persona o solo era una mala pasada que le estaba jugando su mente?
Se veía diferente, aquel niño era menos moreno y su cabello era negro, este chico sin embargo tenía el cabello color rubio platinado, era delgado y de piel canela, mas morena que aquel niño, aunque eso podía deberse a la exposición al sol, pero los ojos... ellos seguían siendo muy parecido a los de aquel infante.
El chico lo miraba expectante, parecía estar estudiándolo con su ceño ligeramente fruncido, era como si de repente por obra del espíritu santo ambos hubieran perdido la capacidad de hablar, porque estaban ahí, frente a frente, pero sin musitar palabra alguna, hasta que se escucho una dulce voz que se acercaba a ellos.
—Tae ven, ya encontré el almacén donde venden los audífonos que quiero comprar, Taehyung se giro en dirección a donde provenía la voz de su hermano Jimin y le sonrió con ternura, siendo de repente todo sonrisas y brillo en los ojos.
Y quizá en ese momento el corazón de Jungkook se hundió un poquito y el Omega en su interior gimoteo bajito ante la idea de que el precioso Omega que le hablaba con tanta familiaridad al Alfa fuese su pareja o algo así.
Taehyung volvió a girarse hacia el, sacudió la mano a manera de despedida, le sonrió y le dijo.
—No entendí bien qué pasó aquí, pero supongo que fue un placer ayudarte, y me tengo que ir me esperan, que estés bien —dicho esto salió en dirección al Omega que lo esperaba a corta distancia y a llegar lo envolvió entre sus brazos y le dio un beso en la sien cariñosamente.
Jungkook salió de su estupor demasiado tarde, cuando ya el chico de los ojos café, "su chico de los ojos café" se había alejado.
—Musitó un débil gracias al viento que nunca llego a oídos del Alfa, sorbió su nariz y batió varias veces sus largas pestañas para alejar cualquier intento de lágrima que quisiera escaparse de sus ojos sin su permiso, dio media vuelta hacia su lugar de trabajo en donde por fin la encargada había llegado y estaba abriendo las puertas, entonces se dispuso a caminar en dirección a su lugar de trabajo, con el alma solo un poquito rota.
Cuatro años habían pasado ya desde esa segunda y última vez que lo vio, Jungkook creció y ya no era el mismo adolescente enamoradizo.
Su padre había muerto y su madre estaba sumida en la depresión por el lazo roto, así que él desde los quince años había tenido que asumir todas las responsabilidades de su casa tanto económicamente, como con la crianza de su hermana menor Yeji.
Jungkook paso de ser un adolescente soñador y entusiasta a ser un joven introvertido y demasiado serio para sus cortos 19 años de edad, siempre estaba ocupado con su trabajo y estudios y no le quedaba tiempo para socializar, motivo por el cual era un alma solitaria y no poseía un gran circulo social como la mayoría de los chicos de su edad, siendo Monbyul y Yoongi los únicos amigos que conservaba desde la niñez.
Y se arrepentía de no haber sido mas sociable ahora que estaba atravesando por el duro golpe de la muerte de su hermana menor y no contaba con un hombro donde llorar sus penas, ni alguien que le sirviera de consuelo, sus dos mejores amigos justamente habían salido de viaje con destinos separados; Monbyul estaba de vacaciones en París y Yoongi en Canadá terminando sus estudios de abogacía.
Así que tuvo que hacer lo de siempre y guardar su dolor para si mismo en una cajita en su interior, esa donde estaban depositadas todas las grandes tristezas de su vida y que se negaba a abrir para no derrumbarse y poder seguir adelante.
Según la supuesta investigación judicial la muerte de Yeji había sido accidental, en vista de que ella era mayor de edad, se presumía había dado su consentimiento para salir con el Alfa y debido a los múltiples testimonios de su enamoramiento hacia él que consiguió el abogado del mismo, la demanda que había interpuesto en su contra no prosperó.
Eso quería decir que por las vías legales no había manera de hacer justicia y por supuesto tampoco hubo alguna remuneración o ayuda por parte del culpable hacia ellos; ese era el motivo por el cual aun siendo las 2 de la madrugada el Omega seguía despierto.
Tuvo que hacer un préstamo al banco, poniendo como aval su casa, para cubrir los gastos del funeral de su hermana, y ahora estaba trabajando horas extras, haciendo la contabilidad del almacén en el que trabajaba, no era un experto pero siempre había sido muy inteligente y lo que aun no había aprendido en su carrera de Economía, pues lo averiguaba en Naver y listo.
Ya estaba por terminar, tenía la televisión encendida con el volumen bajo, solo para que el ruido de fondo le sirviese de compañía pues no le estaba prestando atención realmente hasta que escucho a una voz femenina mencionar el apellido Kim, mismo del asesino de su hermana.
Levanto la cabeza y dirigió su mirada hacia la pantalla del televisor, el programa que estaban pasando se trataba de la repetición de unos premios de esos de nombre enredado donde se premiaban a los artistas por sus diferentes logros.
De pie junto a la presentadora se encontraba una hermosa Omega que era una de las cantantes mas famosas del momento, pero no era con ella con quien hablaban en ese momento sino con su acompañante, el cual había mencionado la presentadora era el hijo de el empresario mas proclive de todo el continente asiático, y también cabe mencionar que el sujeto era "asquerosamente millonario".
—Rosé, podemos ver que se encuentra usted muy bien acompañada, a venido nada mas y nada menos que con Kim Taehyung, el hijo mayor del multimillonario empresario Kim Taeyeon, cuéntenos ¿Cuál es su relación?...
Jungkook dejo de prestarle atención a la voz de la mujer Beta y se concentró en el hombre en la pantalla y ¡Oh por la Diosa! Era el mismo.
"Su chico de los ojos café" ese era el mismo brillo de sus ojos y el Omega en su interior se removió con desesperación en reconocimiento de la proximidad de su compañero.
El aroma dulce del Omega cambio al amargo y ácido de la tristeza, no podía ser cierto.
¡¿Por qué Diosa?!
De todos los seres en el mundo no podía ser precisamente él quien había asesinado a su hermana.
Con rabia retiro las pocas lágrimas que habían resbalado por sus pómulos y apago la televisión, se incorporo y volvió a su trabajo junto a la vieja computadora, se sentó enfrente de ella y abrió una nueva pestaña en la pantalla, con dedos temblorosos escribió el nombre del Alfa en el buscador y de inmediato comenzaron a descargarse varias páginas en las que era mencionado.
La mayoría eran páginas de farándula donde lo asociaban a diferentes relaciones con diversos Omegas, su corazón se hundía mas en tristeza con cada párrafo que leía y a su vez su cerebro se llenaba de ira y sus deseos de venganza aumentaban exponencialmente.
Dejo de leer sobre el Alfa y volvió a cargar una pestaña que ya tenía abierta previamente de la cual ya conocía su contenido de memoria, esta página hablaba de la Omectomia, las Alfapsinas, y todo lo referente a la cirugía para cambiar de casta.
Aun era un procedimiento experimental con una muy baja tasa de éxito y la mayoría de Omegas que se la practicaban no daban el cambio y solo se quedaban siendo mas fornidos y algunos sufriendo malformaciones en su apariencia, y los pocos Omegas que daban el cambio exitosamente debían someterse a un largo y doloroso tratamiento con Alfapsinas que eran hormonas artificiales que contenían el gen Alfa y habían sido modificadas genéticamente para reemplazar el genoma Omega por el genoma Alfa.
Los lobos también se veían afectados con la operación y posterior tratamiento hormonal.
El lobo se veía obligado a cambiar y tal como sucedía en la naturaleza, en una manada que
no tenía un Alfa, el lobo Omega evolucionaba haciéndose mas grande y feroz hasta convertirse en un nuevo lobo Alfa.
La lista de contraindicaciones y efectos secundarios que explicaba la página sobre este procedimiento era bastante larga, oscilando entre daños físicos hasta llegar a la locura por parte del estrés que recibía el lobo al verse obligado a cambiar forzosamente su naturaleza.
Jungkook ya había leído toda la información varias veces y estaba decidido, no importaban las consecuencias, buscaría a su tío Junsoo para pedirle ayuda y se realizara la cirugía de cambio de casta.
Volvió a una página que hablaba sobre el Alfa de ojos café, una donde se mostraba una fotografía de su rostro, su bonita sonrisa siendo apenas visible en su rostro, un hipido salió de los labios del Omega y acaricio tenuemente la pantalla donde se veía la fotografía.
—Tal vez en otra vida pueda encontrarte y amarte porque en esta vida voy a matarte —susurró tristemente con los ojos desbordados en llanto y tristeza.
Un nuevo Alfa surgiría del interior del Omega para clamar por venganza.
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