Cuando el pasado y el presente se mezclaron

La incertidumbre de lo desconocido recae en algo tan simple como el misterio de unos ojos en los que se reflejan las estrellas.


Busán, Corea del Sur

La estancia estaba tenuemente iluminada por tan solo la pequeña luz proveniente de la lámpara victoriana sobre su escritorio de madera tallado al estilo barroco, las demás luces estaban apagadas y las cortinas de los inmensos ventanales cerradas para evitar que por ellos se colara la luz de las farolas de la calle.

Era tarde, pasaban de las ocho de la noche y además de él y su atontada secretaria la cual ya estaba también a punto de irse, nadie además de ellos dos y el personal de vigilancia del turno nocturno, se encontraba en el interior de el edificio.

Se sentía cansado y estaba muy estresado, además de que hacía ya unos 30 minutos, había comenzado a sentir una fuerte jaqueca nacer desde sus sienes hasta la parte posterior de su cabeza, aun así debía seguir trabajando, le quedaban montañas de papeleo por firmar, quien diga que ser el jefe de la compañía era tarea fácil, en serio no tenía idea de lo que hablaba. Tenía demasiadas responsabilidades sobre sus hombros.

No le molestaba ser el último en salir de su empresa por quedarse mas horas extras de lo habitual trabajando, pero esa noche en particular solo podía pensar en lo mucho que deseaba irse para su casa, llegar, darse una relajante ducha, cenar algo delicioso y llamar a Chen, el Alfa que desde hace una semana había contratado para que se fuera a Seúl a cuidar de sus hijos y mantenerlo al tanto de todo lo que sucediera con ellos.

Tomó esa medida en vista de que hace ya un tiempo que su ex cuñada no se comunica con él para contarle los pormenores sobre la vida de sus hijos.

Sabia que algo andaba mal, podía sentirlo en su interior; desde hace algunos años que la sensación de vacío interno y un terrible desasosiego lo rondaban, pero su ex cuñada siempre le tranquilizaba alegando que todo estaba bien con sus hijos, el problema era que ya no podía localizarla y no había quien le dijera que todo iba bien con ellos, fue por este motivo por el cual creyó que contratar a un investigador privado era lo mejor para salir de sus dudas y Chen parecía ser una buena opción, el Alfa tenía muy buenas referencias y al parecer sabía hacer bien su trabajo, se suponía que hoy recibiría el primer informe de su parte, es por esta razón que le urgía terminar pronto, quería hablar con él desde la comodidad de su casa donde no corría ningún riesgo de ser escuchado y para ello le había dicho a su secretaria que podía retirarse y que no quería ser molestado por absolutamente nadie mas esa noche, pero al parecer la chica hizo caso omiso de sus palabras y allí estaba golpeando la puerta con sus nudillos produciendo un desesperante chasquido en la madera, dispuesta a interrumpirlo, sepa la Diosa con que motivo, «ojala al menos sea algo verdaderamente importante» pensó para si mismo, cuando el desagradable repiqueteo en la madera de la puerta se escucho un poco mas fuerte.

—Disculpe señor

Afuera de la oficina presidencial, la elegante secretaria vestida con un traje corto que a simple vista se notaba caro, una bonita Beta muy delgada para su conveniencia y con los pechos demasiado grandes para ser naturales, golpeo un par de veces mas hasta que se escucho un "adelante" por parte de su jefe e ingreso al interior de la oficina con algo de temor, sabía de antemano que no debía interrumpir el trabajo del empresario, ella sabia que esto no le gustaría en lo absoluto y lo pondría de muy mal humor, pero sinceramente no le quedaba de otra, lo que pudiera hacerle la persona que quería verlo le daba aun mas miedo que ser despedida por no acatar las ordenes del presidente de la compañía.

—Creí haberte ordenado claramente que te fueras y que no quería ningún tipo de interrupción, ni aunque el mundo se estuviera cayendo a pedazos allá afuera, ¿Qué parte de eso no entendiste? ¿acaso no fui lo suficientemente claro? —inquirió a su empleada completamente molesto.

La Beta trago grueso, se mordió el labio inferior y cambio varias veces su peso corporal de un pie al otro viéndose completamente nerviosa. —Si, fue muy claro señor y me disculpo, pero es que ..

—Ya deja en paz a la chica Junsoo, ¿o acaso te vas a negar a recibirme?

La anciana Alfa camino hasta el interior de la oficina, iba como siempre acompañada de el jovencito Beta que hacia las veces de su asistente personal y a la vez le servía de compañía, ya era una mujer muy mayor y no era para nada recomendable que saliera a la calle sola, o al menos eso le decía su doctor, pero las personas que la conocían bien sabían que Taeul no corría peligro al salir sola a la calle, ella era la representación de peligro para todos los demás a decir verdad, sus poderes extra sensoriales hacían temblar a mas de un Alfa.

—Taeul, ¿Qué haces aquí? —le preguntó el Alfa al verla entrar a su oficina, con una expresión notoriamente contrariado en su rostro, debido a la visita inesperada de la Bruja.

—Por lo visto, lo tuyo no es la práctica de los buenos modales regaño la Alfa. —En los viejos tiempos ni siquiera se cuestionaban los motivos que tenía un o una Alfa superior para hacer lo que le viniera en gana y menos sin tener la decencia de al menos saludar al verme.

—Buenos noches Taeul ¿Feliz?  —Por cierto los tiempos cambian, no lo olvides —bufo fastidiado Junsoo. —Ahora que ya estas feliz pregunto de nuevo ¿Qué rayos haces aquí?

—Veo que a pesar del paso de los años sigues siendo un Alfa impertinente y sin ninguna muestra de tener un mínimo de educación para con tus superiores, pero en fin no voy a desgastarme en educarte a estas alturas, entrando en materia, llevas dos años sin asistir a la reunión anual por eso he venido.

El Alfa Junsoo puso los ojos en blanco, comportándose como un adolescente haciendo morisquetas, ya se imaginaba que la molesta presencia de esa mujer tenía que ver con eso; dejo de asistir a las dichosas reuniones anuales porque tenía sus motivos, las consideraba una completa perdida de su valioso tiempo, y no es que no creyera en la profecía o no confiara en las capacidades clarividentes de Taeul, sino que pensaba que como no tenía hijos que fuesen Alfas, aquel tema de la Profecía no tenía nada que ver con él.

—He estado muy ocupado como para perder el tiempo haciendo un viaje tan largo, para escuchar algo que no me concierne —contestó con total honestidad.

Casi de inmediato a que el hombre terminara de hablar y como si en lugar de tener 97 años, tuviera 20, la Alfa llego hasta él en un par de zancadas y sin que este tuviese algún segundo como para prever sus movimientos y poder detenerla, lo sujeto por el cuello clavándole sus largas uñas en la piel.

—¿Insinúas acaso que escucharme es una perdida de tiempo? ¿Te atreves a ofender la profecía de la Diosa o acaso dudas de mis habilidades?

Junsoo no podía respirar bien, sus pulmones y garganta ardían, la Bruja apretaba sus dedos
con fuerza en su cuello y su visión empezaba a nublarse peligrosamente, mientras que
ella lo veía fijamente con sus malignos ojos que eran capaces de producirle un intenso miedo hasta al mas valiente de los Alfas que se le cruzara en frente y osara desafiarla, no en vano era la última de su ya extinto clan de Alfas profetas.

Luego de unos instantes que al Alfa se le hicieron eternos, por fin lo soltó y se sentó en una de las sillas ubicadas en la parte posterior del sofisticado escritorio marrón que adornaba el centro de la oficina, recuperando así en un parpadeo, la imagen de dulce ancianita que reflejaba casi todo el tiempo.

Ambos Alfas se mantuvieron en silencio por varios minutos; en la habitación no se escuchaba nada mas que los jadeos erráticos de Junsoo que intentaba normalizar su respiración, afuera del imponente edificio, propiedad del clan de los Jeon, las nubes grises se agolpaban en el cielo amenazando con comenzar a llover. En las calles las personas apuraban el paso con el fin de resguardarse lo mas pronto posible del agua.

En todo el continente Asiático el clima se había descontrolado y las personas se habían visto afectadas por un fenómeno climatológico inexplicable, llovía en demasía durante todo el año, incluso aun cuando se encontraban en pleno verano, no dejaba de hacer calor pero siempre llovía y era tal el nivel al que llegaban las aguas lluvias que en varios lugares, los ríos habían llegado a desbordar su caudal produciendo inundaciones y todo tipo de desastres naturales a su paso.

Un cachorro veía hacia afuera de la ventana de su casa como las gruesas gotas de lluvia habían comenzando a caer humedeciendo los cristales, la madre del niño se inclina hacia él y después de dejar un beso en su cabellera le pregunta dulcemente.

—¿Qué tanto ves ahí bebe? —él se gira para ver de frente a su madre y con el ceño fruncido y un adorable pucherito en los labios le responde —el cielo esta triste otra vez mami —la mujer suspira y levanta a su hijo en brazos, no dice nada mas porque sabe que su cachorro tiene razón, todos lo saben, lo pueden sentir en el ambiente, algo malo esta por suceder, «¡Que la Diosa tenga piedad de todos nosotros!» es en lo único que todos pueden pensar desde hace algún tiempo.

Junsoo también sabia que algo sucedía y aunque quisiera seguir huyendo de su destino este terminaría por alcanzarlo y en vista de la presencia de Taeul en Busán, mas exactamente en su oficina, podía augurar que lo había alcanzado mas temprano que tarde.

—Lo siento Taeul, yo...

—No se que veía la dulce Omega Hyeji en ti, eres ciego en mas de una manera —interrumpió la anciana el vano intento del Alfa por disculparse.

—¿Crees que con no ir a la reunión puedes evadir tu papel en todo esto y escapar a tu destino, Hasta cuando piensas huir de tu realidad Alfa estúpido?

Esas palabras contenían una verdad innegable, llevaba mas de 20 años huyendo, lo hacia desde que decidió abandonar a Hyeji, su Omega y la madre de sus cachorros.

—¿Qué quieres que te diga Taeul? Conoces de sobra los motivos que tuve para irme.

—¡Cobardía! Esos fueron tus motivos, lo demás son sólo pobres excusas que te repites a ti mismo para acallar tu conciencia y no enloquecer por tus remordimientos.

—¡No es así! No hables como si me conocieras —Rugió levemente el Alfa, no quería hacerla enojar.

—Quería cuidarlos, protegerlos.

—Te conozco mas de lo que tú mismo crees pero no estoy aquí para cuestionarte en esta ocasión, eso ya lo haces tu mismo cada día, eres tu peor juez y tu peor verdugo querido —zanjó el tema la anciana Alfa.

—Vine a hablar contigo de la profecía —la mirada de la Alfa decayó y de repente sus gestos se vieron abatidos, era como si una gran pesadumbre y tristeza cubriera su rostro.

Suspiro y continuo hablando, —Junsoo el Alfa impuro ha sido despertado y tú sabes lo que eso significa.

Claro que lo sabía, incluso lo sabia mejor que los demás, él y su omega Hyeji lo supieron desde que su cachorro nació.

—Jungkook... —susurro en un hilo de voz, se dejo caer de golpe al sillón, pálido como una blanca hoja de papel.

—Así es, buscara a tu hijo Junsoo y tu sabes la importancia de tu hijo en todo esto, sabes que el lobo de Jungkook es el Omega de la profecía y que de su unión con el Alfa impuro nacerá aquel lobo que se encargara de aniquilar a los demás Alfas impuros y unificar los clanes en uno solo, tu hijo se convertirá en el objetivo a cazar de los 3 clanes, pues quien lo tenga en su poder podrá influenciarlo a él y a su futuro cachorro, además de que estando Jungkook prisionero aquel que será su Alfa se debilitara y podrían matarlo evitar que lo marque y puedan consumar su
unión.

—¿Quién, dime quién es el Alfa de mi hijo Jungkook? por favor Taeul.

—Sabes que no puedo decírtelo, es un secreto de su clan, aun los otros dos no saben que sea revelado, además sabes que yo soy neutral, si estoy aquí poniéndote sobre aviso, es únicamente en consideración a Hyeji, quien lastimosamente morirá pronto.

—¿Qué dices? ¿Hyeji esta por morir?

Era demasiada información para procesarla toda junta, se sentía abrumado, y de nuevo comenzaba a escasear el aire en sus pulmones.

—¿Qué esperabas? Es obvio que no sobrevivirá a un segundo lazo roto.

—P...pe...ro po...podemos, de....debemos hacer algo, ya se buscare otro Alfa que la marque de nuevo, si eso haré —balbuceaba y hablaba rápidamente consigo mismo hasta que un golpe en el bajo vientre con el bastón de la anciana le fue dado por ella.

—La dejaras ir en paz, ¡bastardo egoísta! Ya le hiciste demasiado daño en el pasado, así que óyeme bien, la dejaras irse con su Alfa en paz o yo haré tu vida miserable y no es solo una amenaza, es una certeza —siseo la Alfa enojada con el comportamiento del hombre que cohibido solo asintió y recupero su puesto en la mullida silla.

—Bien, Hyeji no es el tema a discutir sino Jungkook, hay cosas que no sabes y necesitas saber.

—¿Qué cosas?

—Yeji, ella murió hace seis años.

—¿Qué? Eso no puede ser posible, ¿por qué nadie me dijo nada antes?

—Porque yo así lo ordene.

—Como te atreves, era mi hija bramó el Alfa furioso, un potente y sonoro rugido se escapo de
su garganta y su aroma de Alfa enojado a jengibre y nuez moscada inundo el ambiente, sus colmillos bajaron y se puso en posición de ataque.

Taeul torció los ojos con desdén y con un leve movimiento de sus manos produjo una ráfaga de viento que envolvió al hombre y lo aventó con fuerza contra la pared, llevándose con el impacto la silla y el escritorio de paso.

—Me estas hartando Alfa estúpido, no te atrevas a volver a intentar atacarme o la próxima vez te partiré el cuello en dos —sentenció fastidiada.

Junsoo no se molesto en ponerse de pie, se quedo sentado contra la pared y comenzó a llorar con el rostro cubierto por sus manos.

Taeul no dijo nada y lo dejo desahogarse tranquilamente por unos minutos, después de todo el hombre acababa de enterarse que su hija menor estaba muerta y hasta ella podía comprender que era una noticia dolorosa la que le había dado. El problema era sin duda la falta de tiempo así que tampoco podía esperar toda la noche a que se calmara y después de unos minutos volvió a dirigirse a él.

—Lamento mucho tu perdida Junsoo, pero ahora tienes que concentrarte en Jungkook, tu hijo es cómo tú, es impulsivo y no piensa bien las cosas antes de actuar y esta enojado, con deseos de venganza y si tú no lo ayudas hará algo realmente estúpido.

—¿Quién fue? ¿Quién la asesino? tu debes saberlo, ¡dímelo! —El Alfa hablaba con la voz entre cortada aun sollozando.

—Eso tampoco puedo decírtelo, no tomo partido ni a favor ni en contra en sus disputas, te repito si estoy aquí es porque siento que se lo debo a Hyeji después de que no pude hacer nada por evitar sus sufrimientos, ahora no me perdonaría si no hago algo para que protejas a Jungkook, pero ponerte sobre aviso es lo único que puedo hacer por ustedes.

El Alfa se limpio las lágrimas de sus ojos y asintió —¿Qué debo hacer entonces? —le preguntó a la anciana.

Taeul suspiró, quizá se estaba excediendo al responder esa pregunta pero no podía dejar al Alfa tan desorientado como se veía, tomó aire una vez mas y pidiendo perdón a la Diosa interiormente respondió

—Debes ir a Seúl, a reunirte con tu hijo, cuidarlo de todos y de si mismo, ayudarle a su Alfa para que limpie el camino para que cuando nazca Tebi se cumpla la profecía.

—¿Tebi? ¿Y ese quién es?

La anciana se carcajeó por largos minutos, el hombre en frente suyo no entendía cual era el motivo de su risa, no le encontraba nada chistoso al asunto, hasta que la bruja dejo de reirse y le hablo.

—En verdad que son Alfas estúpidos, yo puedo ver el futuro, te lo recuerdo por si se te olvidaba, yo lo se todo, Tebi es el nombre del lobo de tu futuro nieto, él será un Alfa con la fuerza y el poder de su padre Alfa y la nobleza del corazón de su madre Omega, será superior a cualquier otro, nacerá en forma de Lobo pero crecerá como un hombre y peleará como una fiera contra sus enemigos hasta derrotarlos y en sus hombros cargara el destino de todos nosotros.

—Eso es todo querido, nos vemos en Seúl —se puso de pie y de la mano del joven Beta que había permanecido a su lado en silencio salió del lugar sin darle tiempo a Junsoo de despedirse, quien se quedó mucho rato mas sentado en el suelo, sumergido en lo mas profundo de sus recuerdos.



Busán, Corea del Sur, 26 años atrás...

Junsoo y Hyeji se conocieron durante su época universitaria en donde la Omega se fue
de intercambio estudiantil a Busán, era su primera vez en aquel lugar en el que no conocía a nadie y le estaba siendo muy difícil acostumbrarse, lejos de la protección de su familia se sentía sola y desamparada.

Sus días transcurrían con monotonía, levantarse, asearse, desayunar, asistir a sus clases, almorzar en cualquier lugar, y volver a la soledad de su apartamento y así todos los días.

Hyeji era una Omega hermosa eso era innegable y en su ciudad natal Seúl, era muy sociable, tenía muchos amigos e incluso varios Alfas que la pretendieron, sin embargo ninguno que despertara algún interés en ella hasta el momento y habría seguido siendo así si Junsoo no se hubiese cruzado en su camino.

Todo comenzó una tarde en que al salir de la universidad un hombre pasó corriendo a su lado y le arrebato el bolso, Hyeji gritó por ayuda pero nadie hizo nada por socorrerla hasta que de la nada un joven Alfa salió corriendo tras el ladrón y minutos después regresó con el bolso al hombro.

Lucía agitado por la carrera y en su pómulo derecho se dibujaba la oscura sombra de lo que al siguiente día seria un moretón, quizá producto del forcejeo con el ladrón, eso ella no lo sabia y seguramente tampoco se lo diría.

—Ten —el Alfa le extendió el bolso y ella lo recibió con manos temblorosas aun asustada por todo lo que había pasado, sonrió y las fosas nasales del Alfa se inundaron del dulce aroma de la Omega, olía a la brisa de las mañanas, un aroma suave y tenue.

A Junsoo le pareció el mejor aroma de todo el mundo.

—Muchas gracias —dijo ella, sonrió nuevamente y él sintió la calidez del sol en su interior, eso era ella, «un amanecer con aroma a brisa y a sol»

Ese primer día almorzaron juntos y él la acompaño hasta su casa y durante todo un año estuvo cortejándola, iba a recogerla todos los días, le llevaba flores y chocolates, iban al cine, a salidas al campo y picnis en el parque. Los fines de semana la pasaban en el departamento de la Omega ambos en pijama viendo maratones de películas cursis que el Alfa soportaba solo por verla feliz.

Al finalizar el año, durante las vacaciones él Alfa la marco y se mudaron a vivir juntos.

Todo parecía ir viento en popa en cuanto a su relación se refería, Hyeji hablo con sus padres, comunicándoles su decisión de mudarse definitivamente a Busán, no estuvieron muy de acuerdo pero en vista de que su hija ya había sido marcada por el Alfa no tenía sentido alguno oponerse, así que no quedaba de otra que aceptar la relación de su hija con él.

Junsoo siempre tuvo el mayor cuidado en mantener a su Omega alejada de sus verdaderas ocupaciones, le había hecho creer que trabajaba en un banco propiedad de su familia, los cuales supuestamente no vivían en Corea y por tal motivo no podía conocerlos.

Pero la realidad era bastante diferente, para ese entonces Junsoo ya estaba de lleno dedicado a los negocios de su familia, los cuales no eran precisamente negocios limpios, junto con los otros dos clanes importantes de Asia, se dedicaban a la producción, comercialización, distribución
y venta de estupefacientes y armamento de todo tipo, así mismo manejaban el mercado negro de trafico de órganos y una amplia red de prostitución y trata de personas, todo hábilmente camuflado con negocios fachadas que servían para lavar el dinero ilegal que entraba a la organización.

Meses antes de que Junsoo conociera a Hyeji, había terminado su entrenamiento, cada clan era libre de entrenar a sus miembros como mejor le pareciera ya que este era un negocio podría decirse «familiar» pues el liderazgo pasaba de padre a hijo a no ser que un Alfa de otro clan retara al líder derrocándolo y así el poder pasaba a la familia del Alfa vencedor como paso con el clan Jung que termino bajo el poder del padre de Kim Taeyeon quien venció en un enfrentamiento al padre de Jung Hobin.

Junsoo era el hijo mayor del líder del clan Jeon y al morir su padre heredaría el liderazgo, por tanto tuvo que soportar un fuerte y doloroso entrenamiento como los demás, agradeció que hubiese terminado antes de conocer a Hyeji o no tendría forma de justificar los constantes golpes que sufría.

Era bueno llevando esa doble vida y Hyeji parecía ignorar todo y creerle cada una de sus palabras, y todo estuvo marchando bien durante los primeros 3 años en los que su familia creció y ya tenían dos cachorros, Jungkook y Yeji, por su aroma tenue podía predecirse que ambos serían Omegas, lo que trajo a la pareja grandes obstáculos y problemas, de parte del clan de Junsoo que le exigían a este tener un cachorro Alfa que lo secundara en el poder al morir y hasta el momento él solo parecía tener hijos Omegas, pero eso no constituía un problema para el Alfa, si debía entregar el poder a otro miembro de la manada lo haría, Junsoo amaba a sus hijos y estaba conforme con su casta.

El problema era su padre, el anciano Alfa no pensaba de la misma manera y consideraba que el problema era de Hyeji y que era ella la que no producía cachorros Alfa, por tanto debía apartarla de la vida de su hijo a como diera lugar y conseguirle una Omega que le diera un heredero Alfa.

Muchas veces discutió con su hijo acerca del tema de los cachorros y como no llegaron nunca a un acuerdo decidió que lo mejor era encargarse por si mismo del asunto.

Fue así como aprovechándose de que Junsoo salió de viaje a Seúl,  a ver a Taeul quien lo había mandado a llamar.

Unos hombres encapuchados entraron al pequeño departamento donde vivían Junsoo con Hyeji y sus cachorros, la golpearon y se llevaron a Jungkook secuestrado.

Hyeji desesperada llamo a Junsoo y este regresó a Busán en compañía de Taeul.

Junsoo enfureció pues no podían ser otros que los miembros de su propio clan, busco a su padre quien no tuvo reparos en reconocer su participación en el atentado, Junsoo completamente fuera de si asesino a varios de los hombres de confianza de su padre en un desesperado intento de recuperar a su cachorro pero todo fue en vano así que tuvo que conciliar con su progenitor, pero antes tenía que asegurarse de que sus hijos y su Omega estarían bien así que busco ayuda en su hermano quien sabia tenía sentimientos de amor por su Omega.

—Necesito tu ayuda —le dijo a su hermano.

—¿En que lío te metiste ahora hermano?

Muy al contrario de Junsoo su hermano menor era un Alfa mas pacifico, al no tener la presión del clan en sus hombros, creció de manera libre y pudo disponer de su vida a su antojo, dedicándose a estudiar medicina, nunca tuvo una Omega pues desde que la conoció en la universidad, mucho antes que Junsoo incluso, desarrollo una insana obsesión por Hyeji que no le permitió poner sus ojos en alguien mas.

—Voy a romper mi lazo con Hyeji.

—Estas loco eso podría matarla.

Junsoo rugió mas que de rabia de frustración, él en serio no quería hacerlo pero en ese momento no encontró otra solución.

—Lo se, y en eso es en lo que tu me ayudaras, cuando yo rompa mi lazo con ella tú la marcaras para confundir a su lobo y que no resienta tanto mi ausencia.

—Enloqueciste.

No, no había enloquecido pero estaba desesperado, tenía que devolverle a su Omega su cachorro y la única forma en que su padre accedería a entregarlo seria si rompía su lazo con ella y marcaba a la omega que había elegido para él.

Taeul tampoco estuvo de acuerdo con lo que Junsoo se proponía pero como era neutral tampoco podía interferir y hacer algo para evitarlo, lo único que accedió a hacer fue mantener a Hyeji en un estado vegetativo con el uso de algunas sustancias mientras que duraba el proceso de romper el lazo y el hermano de Junsoo se convertía así en su nuevo Alfa al marcarla de nuevo.

Así se hizo, Junsoo marco a la Omega que su padre eligió para él, rompiendo definitivamente su lazo con Hyeji y al siguiente día mientras seguía inconsciente el menor de los hermanos Jeon la marcó convirtiéndose en su nuevo Alfa.

Hyeji despertó una semana después cuando la nueva marca en su cuello había cicatrizado
ya, estaba desorientada, triste y confundida, el Omega en su interior también lo estaba, pero a diferencia de su parte racional su lobo acepto sin ningún problema a su nuevo Alfa.

Sin embargo Hyeji se sintió muy deprimida cuando le dijeron que Junsoo había muerto y que por eso y para salvarle la vida su cuñado la había marcado, aunque sobrevivió nunca pudo recuperarse de la supuesta muerte de su Alfa.

Los cachorros eran aun muy pequeños, Jungkook tenía casi dos años y Yeji solo 6 meses, así que acostumbrarse a que el Alfa era su nuevo padre no significo problema alguno.

Después de aquello se mudaron de regreso a Seúl con la familia de Hyeji y allí se establecieron, el problema era que el nuevo Alfa de Hyeji había muerto de una falla cardíaca y ahora ella estaba sumida en la depresión causada por su perdida y ahora no había manera de ayudarla e irremediablemente moriría.

El pensamiento de la inminente muerte de Hyeji era lo que mas atormentaba a Junsoo, definitivamente tenía que partir a Seúl antes de que fuera demasiado tarde.




Seúl, Corea del Sur, actualidad

Jungkook en serio pensó que ya lo había olvidado, que ya estaba curado de aquella pasión que atormentaba a su lobo, pero era mentira, él se engañaba, todavía vibraba al sentir su presencia, todavía sentía que latía su sangre al verlo como un veneno que quería matarlo.

Al ver sus ojos en frente de él parado justo en el portón de su casa, se perdió en su encanto
y sintió que las fuerzas lo abandonaban, volvió a nacer en su pecho la inquietud, volvió a prenderse el fuego que ya creía apagado, volvió a sentir que estaba soñando despierto y despertaba asustado porque ahora lo tenía en frente, era él, su chico de los ojos café, su peor pesadilla, el asesino de su hermana, aquél por el que llevaba seis años preparándose para matarlo, ese mismo que su lobo añoraba cerca, el que la Diosa había escogido para ser su compañero, en otra vida claro esta, ahora no.

No supo como reaccionar, la garganta se le cerro y por un par de segundos no pudo pronunciar palabra alguna.

El Alfa parecía estar en un estado igual de aturdimiento, inhalo y exhalo varias veces llenando sus pulmones con el aroma del Omega, Jungkook olía a frutos rojos y naranjas, era diferente al aroma dulce demasiado empalagoso de algunos otros Omegas.

El aroma de Jungkook era una mezcla entre cítrico y dulce, era embriagador, parpadeo batiendo lentamente las pestañas y Taehyung se quedo como hipnotizado, el tiempo parecía haberse detenido hasta que el Alfa recordó que estaba de pie en la puerta de la casa del Omega y se suponía debía decir algo.

—Em... este... yo... amm... yo... hola

¿Qué había sido eso?

Jungkook no supo como reaccionar realmente, su lobo lo apremiaba a lanzarse a los brazos del Alfa, todo su ser se estremeció y estuvo a segundos de seguir sus impulsos y obedecer a los deseos de su lobo interior, pero inclino su cuerpo levemente hacia el interior y entonces vio en la pared de la entrada la foto de su familia y en ella a su hermana Yeji.

De inmediato una cascada de imágenes de la Omega llegaron a su mente como un torbellino y la emoción inicial fue reemplazada por la ira.

El Alfa que tenía ante él no solo era su amor platónico desde la niñez, también era el asesino de su hermana, no debía olvidarlo.

—¿Quién es usted y que quiere?

Le hablo con brusquedad lo que descoloco aun mas al Alfa, aquel Omega que se veía tan dulce se estaba comportando de una forma grosera, algo muy raro en un Omega, los cuales eran de carácter sumiso y hasta algo temerosos e incapaces de ser altaneros con un Alfa.

—Soy Kim Taehyung, yo necesito hablar contigo.

—No tengo nada que hablar con usted señor Tim —respondió Jungkook e hizo amago de cerrarle la puerta en la cara al Alfa pero este no se lo permitió.

—Es Kim no Tim y..

—Como sea no me importa, váyase de mi casa, ya le dije que no tengo nada que hablar con usted —le interrumpió Jungkook.

Habría seguido discutiendo con el Omega pero un niño Alfa de unos 10 o 12 años salió del interior de la casa.

—Kookie te estamos esperando.

El niño llego y se interpuso entre Taehyung y Jungkook mirando de forma agresiva al intruso.

El entrecejo de Taehyung se contrajo y sin querer gruño levemente a lo que el niño respondió también con otro pequeño rugido.

—¿Quién es el mocoso? —interrogó con un deje de molestia en la voz.

—Queti —respondió Jungkook ya molesto y Taehyung se le quedó mirando pensativo, nunca había oído un nombre tan extraño.

—¿Queti? —preguntó para confirmar que había oído bien.

—Queti, que ti importa, aparte de metido bruto —respondió el niño
y empujo suavemente a Jungkook para ingresar a la vivienda nuevamente.

Taehyung fue rápido en evitar que el niño le cerrara la puerta en la cara.

—Detente mocoso, Jungkook yo necesito hablarte, yo no soy culpable de la muerte de tu hermana.

—No me interesa lo que tenga para decirme —dijo Jungkook y se apresuro en cerrar la puerta, con la respiración acelerada y el corazón en las manos.

Afuera de su casa de pie se quedo el Alfa, inquieto y con su lobo aullando molesto por el rechazo de su Omega.

¿Qué había sido todo eso?

Hasta le había rugido a un cachorro, estaba muy mal realmente, lo mejor era irse de ahí, se giró y se fue nuevamente hasta su auto, lo que Taehyung no tuvo en cuenta fue que él sabia que desde que regreso los hombres que trabajaban para Chá Eun Woo lo seguían a todos lados, y esta vez no tuvo en cuenta el perderlos de vista y un Beta que lo venia siguiendo se dio cuenta de toda su charla con el Omega y el interés que el Alfa mostró en él, no le paso desapercibido.

Sin querer Taehyung había puesto a Jungkook en la mira de los Chá y el Omega estaba en un gran peligro ahora.



La guerra había iniciando y era momento de empezar a mover las fichas.

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