Cuando el Omega se rompió como cristal
No hay mejor razón que el amor para echarlo todo a perder.
El enorme lobo negro, estaba muy lastimado, la sangre brotaba de su hocico a borbotones, cojeaba de las patas traseras y le costaba demasiado respirar debido seguramente a varias costillas rotas, pero no podía cambiar a su forma humana, estando en esa condición, lo mas probable era que el cuerpo de Taehyung estuviera aun peor, si seguía vivo solo se debía al enorme tamaño del lobo y a su fuerza.
Le aullaba a la Luna con dolor, desgarrando sus cuerdas vocales en busca de ayuda mientras se arrastraba sobre sus patas delanteras por la maleza, de estar en su forma humana tendría las dos piernas fracturadas y no podría ni siquiera arrastrarse.
No, definitivamente no podía cambiar.
El impacto de la explosión había sido de proporciones bíblicas, absolutamente todo en un perímetro de 30 o 40 kilómetros había sido reducido a cenizas y con la detonación también habían muerto el 80% de los integrantes del clan Kim, todo lo que habían construido Taeyeon, su padre y su hijo durante mas de 20 años, había sido destruido y la poderosa familia Kim, aquellos que una vez se sintieron dueños del mundo, habían desaparecido.
Solo quedaba él, Taehyung seguía vivo, ¿pero por cuanto tiempo? Si no encontraba ayuda, seguramente no seria por mucho, claro que también quedaba Namjoon como único Alfa, quien al desaparecer Taehyung tendría que tomar el mando, solo seria un cachorro inexperto sin ningún entrenamiento que los Chá partirían en dos como a un mondadientes en tan solo un parpadeo y bueno también quedaba el menor de los hermanos, Kim Jimin, ¡Pobre cachorro omega!
Seria tan solo el postre de el bastardo de Chá Eun Woo. No había esperanza, Taehyung necesitaba sobrevivir a como diera lugar.
El fantasma de aquellos terribles pensamientos atormentaba aun mas al humano dentro del lobo negro que seguía enfrentado a una lucha agónica por respirar.
Se había alejado bastante del lugar de la explosión, en todo lo que pudo pensar al recobrar el conocimiento después del impacto, fue en huir y entonces comenzó a arrastrarse sendero abajo, lejos de las luces de neón y el bullicio de la gente, necesitaba ayuda pero debía ser cauteloso o de lo contrario en lugar de encontrar una mano amiga que lo ayudase encontraría una mano enemiga que lo destruya; si cualquier integrante del clan Chá lo encontraba aun con vida, no dudaría en exterminarlo, por eso debía alejarse lo mas posible para prevenir que alguno de ellos lo viera y le dieran el tiro de gracia que acabara con lo poco que le quedaba de su existencia.
Tenía mas que claro que debía sobrevivir a como diera lugar, debía hacerlo por su padre, por su clan del que ahora seria el líder absoluto, por sus hermanos antes de que también cayeran en manos enemigas, pero también debía sobrevivir por él, por su lobito, ese hermoso ser que lo esperaba en casa, el mismo que le había rogado que no atendiese el llamado de su padre y no saliera tan tarde a la calle, ¿pero que podía pasar, verdad? Nada, había pensado él.
¡Jungkook, cuanta razón tenía!
Siguió arrastrándose por lo que debieron ser horas, en realidad ignoraba el tiempo, el dolor recalcitrante en sus patas y hocico nublaban su razón, el lobo tenía que apurarse a encontrar ayuda, Taehyung estaba muriendo y ambos eran una unidad, el lobo no podía existir sin él, ni él sin el lobo.
Una cegadora luz iluminó el camino de pronto, algo se aproximaba rápidamente, el lobo negro usando los resquicios de fuerza que aun le quedaban se arrastro hasta ocultarse detrás de un enorme árbol cobijado por las sombras.
Aquella luz no era mas que las farolas de un auto que se detuvo cerca, de él se bajaron dos personas que parecían estar buscando algo.
—Rápido muchacho que no tenemos mucho tiempo, su fuerza vital se esta apagando —oyó decir a una voz femenina.
—Señora, ¿está usted segura de esto? Se supone que usted debe ser neutral.
—Y lo sigo siendo muchacho, ¿acaso impedí que viniera aun sabiendo lo que pasaría? solo
equilibro la balanza, no dejaré que muera.
En ese momento el humano dentro del lobo reconoció aquella voz.
—Taeul —susurro Taehyung en la mente del lobo que al oírlo aulló lo mas fuerte que pudo, la anciana y su asistente Beta, detuvieron su búsqueda, afinaron su audición y siguieron el rastro del aullido hasta encontrarse a los pies del lobo negro quien cayo desmayado cuando la mujer llego hasta él.
—Cachorrito, cachorrito, ¡mira como estas! —se lamentaba ella acariciando la enorme cabeza del lobo.
—Me va a perdonar señora, pero este no es un cachorrito, es jodidamente enorme —repuso el joven Beta.
—¡Cállate! Deja de decir sandeces y ayúdame a sacarlo de aquí.
—Le repito señora es enorme ¿Cómo se supone lo sacaremos de acá? —cuestiono pensativo.
—Tu solo acerca el auto lo mas que puedas y no te lo diré una vez mas ¡cállate! Aun los siento cerca y podrían oírnos.
El joven asistente de la bruja guardo silencio y se fue a hacer lo que le había mandado, acerco el auto lo mas que pudo, pero aun así habría que levantarlo para meterlo en la parte de atrás de la camioneta.
—Listo señora ¿y ahora que?
Taeul no respondió, sus ojos se tornaron completamente grises, desapareciendo sus pupilas, comenzó a entonar una canción y ante los ojos atónitos del Beta, el enorme lobo negro comenzó a elevarse del suelo.
🎶Ya saliste del bosque
Ya saliste de la oscuridad
Ya saliste de la noche
🎶🎶Asómate al sol lobito mío, Asómate a la luz,
Síguela hacia un lugar maravilloso
Del mundo y del cielo donde ya no hay dolor.🎶
🎶Contén la respiración,
Contén el corazón,
Contén la esperanza
Acércate a la luz y síguela🎶
La bruja cantaba con voz melodiosa y el enorme lobo levitaba por los aires en un hechizo en el que seguía la luz de las farolas traseras del auto y se sumergía en la parte trasera suavemente cual si fuera una simple pluma.
El jovencito miraba la escena completamente estupefacto, sabia de los poderes de Taeul, pero nunca había presenciado algo como hacer levitar por los aires a un gigantesco lobo.
—Date prisa muchacho atolondrado que no tenemos tiempo —la voz de la anciana lo trajo de vuelta al presente y subió al auto en el asiento del piloto.
Condujo en silencio, mientras la bruja continuaba entonando cánticos en un idioma desconocido que parecían mantener la respiración del lobo acompasada, ella sudaba a chorros mientras lloraba y continuaba acariciando la enorme cabeza del animal, parecía estarle transmitiendo de alguna manera parte de su propia energía.
El lobo que seguía inconsciente soñaba, o mas bien recordaba; recordaba todos los buenos momentos que había vivido junto a Jungkook en las últimas tres semanas, recordó aquella noche en que le hizo el amor por primera vez...
Aquella noche por alguna extraña razón la piel de ambos se veía casi tan clara como si estuvieran bajo el sol.
Ninguno de los dos decía nada, no era necesario, sus almas danzaban al unísono, bailaban
al ritmo de una canción que solo sus corazones podían escuchar, se miraron por un rato que pareció interminable y al mismo tiempo insuficiente, hasta que sintieron que era apropiado besarse y lo hicieron con total delicadeza, no había morbo, esa noche no era sexo, esa noche era amor, el mas puro y sublime amor.
Se detenían y se miraban otra vez como si fuera la primera vez, el hilo rojo del destino entre tejiéndose en sus almas, sus labios volvieron a encontrarse, no supieron como ni en que momento llegaron a la habitación y se recostaron sobre la cama, los besos de Taehyung se sentían en los labios de Jungkook como un bálsamo reconfortante, no había dolor, no había odio, el veneno del rencor y la venganza se esfumo en el aire como humo, no ardía la piel que tocaba, ya no era el asesino de su hermana, ya no deseaba acabar con él, solo deseaba amarlo y ser amado.
No era Taehyung, no era Jungkook, era un Alfa, era un Omega, eran uno solo y su naturaleza les susurraba que era el momento de unir sus cuerpos.
Sintieron sus respiraciones tan cerca que sus pechos comenzaron a calmarse, subían y bajaban al mismo ritmo, el único aroma que podían percibir el uno era el del otro, Taehyung olía el aroma de los frutos rojos y naranjas de Jungkook y Jungkook olía el aroma a roble de Taehyung, ambos aromas tan fuertes y penetrantes que inundaron el ambiente.
La única sensación en su piel era la de los labios de Taehyung que besaba cada vertebra, cada costilla, cada resquicio de la inmaculada piel de su Omega, suyo desde hoy, suyo desde ayer, suyo desde siempre, suyo en esta y toda las vidas, no era el amor de su vida, eso era muy poco para lo que él sentía, Jungkook era el amor de su eternidad.
Pero sin duda alguna la mejor sensación que experimento alguna vez Jungkook de seguro fue aquel hormigueo en su piel cuando aquellos dedos lo recorrieron de principio a fin, de norte a sur, husmeando cada rincón, despertando cada célula, cada nervio y provocando en él sensaciones infinitas, reales, etéreas, mismas que culminaron en un estallido cuando el miembro del Alfa entro en el Omega y fueron uno solo, su nudo se hincho y Jungkook gritó su nombre, mientras en su interior el semen del Alfa colisionaba creando amor, creando una nueva vida.
Esa noche el uno fue del otro, esa noche ambos fueron del otro y para el otro, un solo lobo, un solo humano, un solo cuerpo y una sola alma.
Esa noche se sintieron, se amaron porque así lo desearon.
Esa única noche nada que no fuera ellos importó, estaban desnudos en cuerpo y alma y se tocaron y sintieron ese frenesí que te hace tocar el cielo en un maravilloso orgasmo lleno de sensaciones inolvidables, volaron y tocaron el cielo pero no aquel que es azul y que cualquiera puede ver, tocaron ese cielo en el firmamento que estaba colmado de estrellas y sintieron cada una de ellas con sus manos cuando tocaron sus cuerpos, porque esa noche tal como sucede cuando una estrella explota y da vida a otras estrellas, Alfa y Omega colisionaron, explotaron y crearon vida.
Y tal vez se equivocaron y nunca debió suceder porque se equivocaban al soñar en que en su
historia habría un "felices para siempre" Fue un grave error porque la suya no era una historia de cuentos de hadas, en sus vidas nada suele ser eterno y la felicidad de aquella noche se les escurriría como el agua entres sus manos, se equivocaron porque ya no eran dos y era el tercero entre los dos quien llevaría a cuestas el peso de aquel error.
—Debemos recoger a su omega antes de llegar a la hacienda —ordenó Taeul a su asistente quien se dirigió a casa de los Jeon pues ya sabia de quien hablaba la Alfa.
Hablaba de Jeon Jungkook, él era el Omega del lobo negro, y fue así como minutos después un aturdido y desorientado Jungkook los acompañaba de camino a la hacienda propiedad de Taeul.
La hacienda de Taeul era una vieja casona construida a principios del siglo pasado que siempre había pertenecido a su familia.
La antigua construcción era enorme y estaba rodeada de un espeso bosque que la hacía de muy difícil acceso para desconocidos, eso y el campo de energía que Taeul había levantado a su alrededor la hacían el lugar perfecto para que Taehyung y Jungkook pudieran guarecerse a salvo de sus enemigos.
La recuperación de Taehyung fue muy lenta, Taeul se dedico a curarlo con brebajes, pócimas y extraños rituales que Jungkook veía de cerca aterrado sin atreverse a alejarse de su Alfa ni un segundo, hasta dormía a su lado acurrucado en alguna silla cercana.
Fue solo hasta el cuarto día en el momento en que la energía de Taeul ya empezaba a verse drenada y las fuerzas de la bruja menguaron, cuando el enorme lobo abrió los ojos y se fue desvaneciendo, permitiéndole a Taehyung regresar.
Jungkook lloraba de alegría de volver a ver los hermosos ojos de su Alfa y lloraba de tristeza al ver en sus bonitas facciones como se dibujaba la sombra del horrido dolor que surcaba por todo su cuerpo.
—Tranquilo bebé, vas a curarte, no te muevas, no hables —consolaba en un hilo de voz al Alfa.
Y Taehyung no dijo nada, no respondió porque no podía, porque no debía, porque sabía que ya nada seria como antes, sabía que cuando se repusiera lo iba a romper en mil pedazos.
Luego de varios lentos y tortuosos días Taehyung se recupero, no por completo pero si lo suficiente como para irse de regreso a su casa con Jungkook.
Pues contra todo pronostico el Omega se había olvidado de su venganza, las noches de llanto interminable, el dolor, las promesas... Y había caído en el embrujo de unos ojos café que lo veían con gentileza y unos labios que lo llevaban a la luna cada vez que lo tocaban, después de todo no había unión más fuerte que la del lazo creado entre un Alfa y un Omega predestinados.
—Piénsalo bien Jungkook, te estas apresurando —había dicho Junsoo, pero sus palabras fueron a parar a oídos sordos.
—Es mi Alfa destinado —había respondido como única justificación a su locura.
¡Jungkook, dulce e inocente Jungkook!
Tendrías que haber escuchado, diste un salto de fe por amor sin saber que solo caías en picada al vacío y aquellos gentiles ojos serían los que te empujarían al fondo del precipicio.
Taehyung se recuperó, quedándole solo una leve cojera que lo obligaba a usar un bastón para poder conservar el equilibrio.
Lo primero que hizo fue sacar a sus hermanos del país sin previo aviso y sin derecho a opinar.
Tan solo una noche sus hombres llegaron fuertemente armados a la que fue la casa de sus padres y los sacaron casi a rastras, conduciéndoles posteriormente al hangar en donde se encontraba su avión privado y así fueron obligados a abordar en él sin derecho a saber cuál sería su destino.
Lo segundo que hizo fue enterrar a su madre, esta después de que sintió al lazo que tenía con su Alfa romperse se negó a pasar por la tortura que conllevaba soportar un lazo roto y sin pensárselo mucho ingirió una gran cantidad de antidepresivos y fue encontrada sin vida al siguiente día de que Taehyung sacara a sus hermanos del país, por la empleada de servicio que le llevaba el desayuno a su habitación en la lujosa mansión en donde vivían.
Lo tercero que Taehyung hizo fue comenzar a frecuentar al Omega Jung Hoseok y empezar a cortejarlo, al principio el Omega se mostró reacio a ser cortejado por otro Alfa diferente a Eun Woo pero este había desaparecido convenientemente o eso es lo que pensaba Hoseok, pues la verdad era que Taehyung tenía las líneas telefónicas intervenidas al igual que su teléfono celular para desviar las llamadas de Chá Eun Woo, y este tampoco podía verlo pues Hobin el padre del Omega lo había llevado a las afueras de Seúl, a una de sus propiedades, lo hizo antes de dar el golpe para evitar cualquier venganza por parte de los Kim.
¡Grave error Hobin! Solo le había facilitado las cosas a Taehyung.
Este comenzó a frecuentar a Hoseok, iba a verlo todos los fines de semana y lo colmaba de regalos costosos; lo estudio a la perfección, sabía bien todos y cada uno de sus gustos y caprichos y los complació todos con el fin de ganarse su confianza y tan sólo un mes después ya lo tenía comiendo de su mano.
Taehyung era un gran manipulador y en vista de la reciente muerte de su padre y la ausencia total de Eun Woo, no fue difícil que el Omega aceptara el compromiso, no era su Alfa destinado pero que importaba eso si podía brindarle la seguridad y los lujos a los que siempre estuvo acostumbrado.
Todo esto sucedía en las narices de Jungkook, Taehyung salía cada fin de semana sin decir jamás a donde iba ni cuanto iba a tardar, se había vuelto distante y frío, ya no le hacía el amor, lo tomaba con fuerza y brusquedad solo para saciarse él mismo, ya no habían palabras bonitas, no habían caricias, se acabaron los besos, se esfumó el amor.
El día del atentado de los Chá a su familia, la única parte buena que quedaba en el interior de Taehyung se había muerto junto a su padre y ya no le quedaba ningún buen sentimiento o sí, le quedaba uno, le quedaba lo que sentía por Jungkook, pero era una bestia ignorante en el arte de amar y decidió que lo mejor era alejarlo de todo, pensó que esa era la única manera de protegerlo, pero Jungkook lo amaba y él lo sabía, así que no aceptó irse cuando se lo pidió y entonces supo que tenía que destruir ese sentimiento en él, o de lo contrario Jungkook no soportaría el golpe final. Golpe que llegó el día que Jungkook creyó sería el mejor día de su vida y que en realidad solo fue el primer día del final de sus buenos días.
Jungkook se había empezado a sentir mal físicamente, se mareaba todas las mañanas con tan solo bajarse de la cama, casi todo lo que comía lo devolvía, siempre tenia sueño y se sentía débil, era como si estuviese siendo drenado desde adentro por algo y los malos tratos que había empezado a sufrir por parte de Taehyung lo empeoraba todo.
El Alfa se irritaba por todo y solía gritarle e insultarlo ante la menor provocación y la peor parte la llevaba en la intimidad donde Taehyung solo parecía saciarse si lo azotaba, lo mordía y lo insultaba.
Jungkook lloraba y siempre suplicaba que parase pero sus súplicas nunca fueron escuchadas y con cada violación sentía morirse lenta y tortuosamente.
Aquella mañana había ido a una consulta médica para saber porque se sentía tan mal, y había salido inmensamente feliz del consultorio, ya quería llegar a casa y darle la buena nueva a su Alfa, tenía la esperanza de que la noticia lo haría cambiar y seria mas cariñoso con él y sobretodo dejaría de tomarlo a la fuerza.
Sus ilusiones se desvanecieron al instante en que llego a su casa y su Alfa estaba en compañía de otro Omega.
¿No han pensado nunca que si pudieran volver atrás en el tiempo a lo mejor no tomarían las mismas decisiones?
Todos hacemos nuestras propias bolas de nieve con nuestras malas decisiones, mismas que se van haciendo gigantes como una roca que va persiguiéndote por la pendiente para aplastarte.
De eso se dio cuenta Jungkook, de que por sus malas decisiones tenía encima una roca de nieve gigante que pesaba una tonelada y estaba a punto de aplastarlo.
El omega intruso era delgado y hermoso, era como un muñequito de porcelana, tan elegante y sofisticado que parecía irreal, vestía un traje negro que se ceñía a su curvilínea figura y lo hacía ver aún más hermoso.
Su mirada paso de Jungkook que recién atravesaba el umbral de la puerta y se centro únicamente en Taehyung y le habló con un tono impregnado de sensualidad en su voz.
—He venido para conocer en donde vives, la que supongo será nuestra casa querido.
Taehyung sonrió de lado, mirándolo directamente a los ojos sin decir palabra alguna, como si estuviese hablándole con la mirada, el lobo de Jungkook se erizo en el instante.
Hoseok se río bajito de manera discreta y sumamente divertida con una intimidad propia de un par de personas que son algo mas que simples conocidos, se inclino hacia Taehyung para depositar un beso en su mejilla y Jungkook no paso por alto el inexistente espacio que dejó entre ambos cuerpos y la manera en que sus labios rozaron la piel de aquél que hasta ese momento consideraba su Alfa, llegando a escasos centímetros de la comisura del labio inferior de su labio, demorándose allí mas de lo normal, la mano derecha del Alfa se situó en la cintura de Hoseok tan solo por un segundo, pero Jungkook pudo darse cuenta del ligero apretón que ejerció sobre él.
El lobo de Jungkook se ofusco ante el gesto tan natural de el otro Omega con Taehyung, como si fuese algo natural entre ellos, como si fuese una costumbre saludarse de esa manera, además no entendió porque dijo que aquella seria su casa, su cabeza se llenó en un instante de muchos interrogantes, ¿Quién era él? ¿Taehyung pensaba vender la casa? No entendía nada, estaba muy confundido y solo hasta que Taehyung se apartó, le dio una mirada de fingida sorpresa a Jungkook, como si solo hasta ese momento se hubiera percatado de su presencia, aunque él sabia que lo había notado desde el principio.
—Oh disculpa corazón, a veces suelo ser muy despistado —se disculpó el Omega antes de acercarse y darle un beso en la mejilla que no toco la piel de Jungkook.
El acartonado aroma de Hoseok llegó a las fosas nasales de Jungkook y supo que a su lobo no le agrado para nada su presencia, pero aun así hizo un esfuerzo sobrehumano por componer una sonrisa educada.
—Descuide —su voz salió tensa y no pudo ni quiso hacer nada por moderarla. —Lo entiendo.
Su atención en Jungkook duro tan solo un segundo antes de volver a dirigirse de nuevo al Alfa —¿vas o no a presentarnos adecuadamente? —había un deje de reto en sus palabras y en su mirada hacia el Alfa a quien sonreía abiertamente.
La tensión que se produjo en el momento fue suficiente para que Jungkook supiera que no iba a gustarle en absoluto nada de lo que evidentemente estaba a punto de suceder.
Su vista fue de Taehyung al Omega, ambos mirándose de una manera que dejaba claro que estaban comunicándose con los ojos, una vez mas.
El Alfa se acerco hasta donde estaba Jungkook en un gesto automático completamente diferente a la intimidad que antes había compartido con el otro Omega.
—Él es Jeon Jungkook —su voz fue totalmente plana al hablar sin despegar la mirada del Omega ni un momento.
—Un gusto joven Jeon —los ojos de Hoseok cayeron en él, tan bonitos y tan afilados como una filosa daga. —Permítame presentarme —dijo sin esperar a que Taehyung lo hiciera y le tendió la mano en un gesto desafiante. —Jung Hoseok, el prometido del joven Kim.
Aquellas palabras retumbaron en su cabeza como en un eco interminable, "el prometido
del joven Kim, había dicho" y entonces tuvo sentido para él aquella naturalidad de la cercanía entre ambos, la mirada cargada de deseo que habían compartido y la tensión en el ambiente.
Y fue como exprimir un limón en una herida fresca profunda y sangrante y entonces fue cuando la sonrisa de Hoseok se ensanchó en un gesto triunfal y poderoso y Jungkook tuvo la certeza de que su expresión había delatado por completo el impacto que la noticia había tenido en él.
El enfado de su lobo fue abrumador, un gruñido indignado, humillado quiso salir de su garganta y lo reprimió a duras penas tratando de conservar un poco de su dignidad, con un aplomo que no tenía, acepto el apretón de mano que él Omega intruso le estaba ofreciendo en un acto de absoluto desafío, el contacto de sus pieles envió un desagradable sentimiento a su lobo que lo apremió a lanzarse encima de ese desagradable Omega y borrarle esa estúpida sonrisa de superioridad que tenía en los labios, pero su parte racional le gritaba que no lo hiciera, que no si rebajara a pelear por un Alfa que evidentemente nunca mereció su amor.
Sentía furia porque estaba seguro de que si hacia algo el Alfa protegería al otro Omega y no a él, furia por haber sido desplazado y furia contra si mismo por haber creído en las palabras de amor de Taehyung, por haber creído que era el único al que miraba de esa manera tan bonita, furia por no haberlo matado como se lo merecía, porque no cabía duda Taehyung merecía morir.
Una amarga sensación de humillación corrió por sus venas, una tan amarga que formo un nudo en su garganta que le hizo muy difícil la tarea de respirar.
—No he escuchado nada de ti querido —Hoseok comentó con una dulzura en su voz que le provocó náuseas. —Pero estoy encantado de conocerte.
Jungkook alzó la cabeza tratando de hablar por encima del nudo en su garganta que había comenzado a doler.
—Puedo decir lo mismo, tampoco sabía de su existencia, pero no se preocupe yo no soy nadie, solo soy Jungkook. —Bien había sido suficiente —con su permiso me retiro —dijo por último Jungkook.
—¿Tan pronto señor Jeon? —su tono suave y lento terminó por sacar de quicio a Jungkook, se apartó bruscamente del lado de Taehyung, importándole una mierda si parecía ardido o dramático, justo en ese momento la rabia nublaba su juicio y no estaba dispuesto a tolerar un segundo mas esa desagradable situación.
Hoseok enarco las cejas ante su repentino movimiento, Taehyung endureció sus gestos, Jungkook cuadró sus hombros y repitió
—Con su permiso me voy.
El Alfa lo tomó del brazo impidiéndole dar un solo paso.
—No vas a ningún lado sin que hablemos —casi susurro en un vano intento de evitar que Hoseok escuchara. —Nos disculpas, Jungkook y yo tenemos que hablar.
Jungkook apretó la mandíbula y se zafó del agarre de un brusco movimiento. —No tengo nada que hablar con usted, después de todo yo no soy nadie —espeto muy enfadado ahora
—Y ciertamente no tiene que preocuparse por mi, quédese en su casa, en la agradable compañía de su prometido —comento sarcástico mirando fijamente a Hoseok.
—No vas a ningún lado sin que primero hablemos, he dicho.
Jungkook se negó a mostrar miedo o alguna actitud sumisa ante la voz del Alfa, luchó contra la voluntad de su lobo de agachar la cabeza y bajar la mirada, en lugar de ello alzó mas la cabeza y lo miro con fiereza.
—Voy a hacerlo y nadie va a impedírmelo —habló desafiante antes de dar la vuelta y echar a andar fuera de la casa sin mirar atrás.
Sus ojos se empañaron pero se negó a llorar, a humillarse aún mas, se alejó y corrió en un intento de huir.
"Tonto niño iluso" pensó con una sonrisa amarga, recordando una vez mas la noche en que hicieron el amor, esa única y maravillosa noche.
"No llores idiota" se regaño a sí mismo en voz baja cuando la primera lágrima rodó al fin por su mejilla, misma que limpió con furia "ya sabias que era una piltrafa, sabias que debías matarlo no meterte en su cama estúpido" pensaba amargamente.
Un horrible dolor se instaló en su pecho, su lobo se sentía tan traicionado y aullaba de impotencia.
Sus lágrimas siguieron bajando, sus manos temblaban y sus pasos se hicieron torpes hasta que tropezó y cayó de bruces al asfalto y se quedó allí sentado en el suelo sintiéndose tan roto.
Se sentía tan destruido que sabia no había forma de ser reparado, tan dañado, que no había manera de que volviera a funcionar de alguna manera.
No había forma de juntar las piezas, una por una, y reconstruirlo adecuadamente, porque había fragmentos que jamás iban a volver a encajar de nuevo tan perfectamente como antes, porque el corazón de Jungkook era como un cristal, sumamente frágil, pero a la vez tan resistente a simple vista, pero si no se tiene cuidado puede romperse y todo lo que quedará serán pequeños trocitos que nada puede hacerse para repararlos.
En ese momento así es como lucía Jungkook, como eso, como un cristal roto, lucía tan destruido pero tan hermoso bajo la luz del sol, sin rendirse, sin apagarse, simplemente esperando sentado en el pavimento por unos ojos que encontraran la belleza en el desastre que ahora era, porque ni siquiera aquel cachorro en su vientre del que apenas ese día tuvo conocimiento, podría salvarlo de la terrible oscuridad que se cernía sobre él.
El amor es aquello que nos hace ver el mundo a colores, pero desde ese día en adelante, Jungkook todo lo vería negro.
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