Cuando el lobo negro despertó

Cuidado que viene y nada lo detiene, cuidado se acerca, cuidado que viene ya, el lobo te
matara...

Se detuvo y le hizo una señal al hombre de la bata blanca, Taehyung tuvo la vaga sensación de que por detrás de él le acercaban un aparato grande, el Alfa se había sentado junto a la cama de modo que su rostro quedaba casi al mismo nivel del de el Alfa mas joven.

—Tres mil  —le dijo, por encima de la cabeza de Taehyung, al hombre de la bata blanca.

Dos compresas algo húmedas fueron aplicadas en sus sienes, entonces sintió una nueva clase de dolor,  era... algo distinto... quizá no fuese dolor sino otro tipo de sensación desconocida hasta ese momento por él.

El Alfa le puso una mano sobre la suya para tranquilizarlo, lo veía casi que con amabilidad podría decirse.

—Esta vez no te dolerá —le dijo como si con aquellas palabras buscara darle algún tipo de consuelo.

—Solo no apartes tus ojos de los míos.

Dicho esto, en ese mismo momento Taehyung sintió una explosión devastadora o lo que parecía una explosión dentro de su cabeza, aunque no era seguro que hubiese habido ningún ruido, lo que si se produjo fue un cegador fogonazo, Taehyung no estaba herido, sólo muy aturdido, aunque continuaba estando tendido de espalda; cuando aquello ocurrió, tuvo la curiosa sensación de que le habían empujado hasta quedar en aquella posición.

El terrible e indoloro golpe le había dejado aplastado, y en el interior de su cabeza también había ocurrido algo extraño, al recobrar la visión perdida un instante por el fogonazo, recordó quién era y dónde estaba y reconoció el rostro que lo contemplaba, pero tenía la sensación de un gran vacío interior, se sentía como si le faltase un pedazo del cerebro.

—Esto no durará mucho tranquilo —intentó consolarlo nuevamente aquel Alfa. —Mírame a los ojos. ¿Cuánto dinero te robaste Taehyung?

—No lo recuerdo.

—Le robaste a tu padre, ¿lo recuerdas ahora?

—Si

Y era verdad, lo recordó durante un fugaz momento, Taehyung llegó a ver en su mente el momento en que sustraía el dinero de la caja fuerte de la oficina de su padre, pero pronto la alucinación se desvaneció, todo volvió a ser normal y sintió de nuevo el antiguo miedo, el odio y el desconcierto por la situación en la que estaba envuelto.

Pero durante unos instantes, (quizá no más de treinta segundos) durante aquél aturdimiento, había tenido la luminosa certidumbre de que todas las palabras de aquel hombre habían venido a llenar un hueco de su cerebro convirtiéndose en una verdad absoluta.

En esos instantes podía verse como el ladrón que le decían que era, pero antes de que el Alfa hubiera dejado caer la mano, ya se había desvanecido aquella ilusión.

Sin embargo, aunque no podía volver a experimentarlo, recordaba aquello como se recuerda una viva experiencia en algún período remoto de nuestra vida en que hemos sido una persona distinta, como un efímero y revelador recuerdo de una vida anterior.

—Ya has visto que es posible manipular la mente de los demás, para que crean lo que a nosotros nos conviene —le dijo su captor.

—Si —dijo Taehyung.

El hombre se levantó con aire satisfecho, a su izquierda vio Taehyung que el médico de la bata blanca preparaba una inyección, su interrogador lo miró sonriente, se ajustó las gafas en el puente de la nariz y salió de la celda.

—¿Te consideras a ti mismo un hombre apuesto, Taehyung?

—Si

—Te equivocas, eso también podemos cambiarlo a nuestro antojo, te mostraré; levántate de ahí, las ataduras se habían soltado por sí mismas, hace un tiempo las habían dejado sueltas pero Taehyung estaba tan aturdido, cansado y dolorido que ni de eso se había dado por enterado; se puso en pie con gran dificultad.

—Ahora te verás como realmente eres. Desnúdate.

Taehyung se soltó el pedazo de cuerda que le sostenía el pantalón, había perdido ya hacía tiempo su cinturón. A decir verdad no podía recordar si había llegado a desnudarse del todo en algún momento desde que le detuvieron, debajo del pantalón tenía unos andrajos amarillentos que apenas podían reconocerse como restos de lo que alguna vez fue su ropa interior.

Al caérsele todas aquellas prendas al suelo, vio que detrás suyo había un espejo de tres cristales justo en la pared del fondo, se acercó a él y se detuvo en seco, se le había escapado un grito de horror involuntario al verse.

—Anda —dijo el viejo Alfa. —Colócate entre los tres cristales, así te verás también de lado.

Taehyung estaba aterrado, una especie de esqueleto muy encorvado y de un color grisáceo andaba hacia él, la imagen era horrible, se acercó más al espejo, la cabeza de aquella criatura tan extraña que parecía estar deformada, y  que avanzaba con el cuerpo casi doblado, era una cabeza de presidiario con una frente abultada y un cráneo totalmente calvo, una nariz retorcida y los pómulos magullados, con unos ojos feroces y alertas, las mejillas tenían varios moretones.

Desde luego era su cara, pero a Taehyung le pareció que había cambiado aún más por fuera que por dentro y este hecho lo espanto como ningún otro.

Se había vuelto casi calvo y en un principio creyó que tenía el pelo cano, pero era que el color de su cuero cabelludo estaba gris, el cuerpo entero, excepto las manos y la cara, se le había vuelto de color gris como si estuviera cubierto por completo de una vieja capa de polvo y cenizas.

Aquí y allá, bajo la suciedad que traía consigo, aparecían las cicatrices rojas de las heridas, y cerca de uno de sus tobillos se formaba una masa inflamada de la que se desprendían escamas de piel.

Pero lo que fue verdaderamente espantoso de ver, era su delgadez extrema, la cavidad de sus costillas era tan estrecha como la de un esqueleto, las piernas se le habían encogido de tal manera que las rodillas eran más gruesas que los muslos, esto le hizo comprender por qué le habían dicho que también se viera de lado.

La curvatura que tenia su espina dorsal era asombrosa, sus delgados hombros avanzaban formándole un gran hueco en el pecho y el cuello se le doblaba bajo el peso de su cráneo, de
no haber sabido que era su propio cuerpo, Taehyung habría jurado ciegamente que la imagen que se reproducía ante sus ojos se trataba de un hombre de más de sesenta años aquejado de alguna enfermedad en los huesos como la Osteoporosis quizá.

—¡Fíjate en qué estado te encuentras! —dijo el Alfa.

—Mira la suciedad que cubre tu cuerpo. ¿Sabes que hueles tan asqueroso como si te hubiese orinado un zorrillo? Es probable que ya no lo notes pues el sentido del olfato es el primero que se rinde ante una nuevo cambio del cuerpo; fíjate en tu horrible delgadez. ¿Ves? Te rodeo el brazo con el pulgar y el índice, y podría doblarte el cuello como doblando un mondadientes si quisiera, tan fácil como partir en dos el tallo de una remolacha. —¿Sabes que has perdido veinticinco kilos desde que estás aquí? Hasta el pelo se te esta cayendo a puñados. ¡Mira! —le arrancó un mechón de lo que una vez fueron sus oscuros cabellos. —Abre la boca. Se te están por caer los dientes ¡¡Mira!! Agarró uno de sus dientes y lo aflojo casi hasta arrancarlo, Taehyung sintió un espantoso dolor agudo que le corrió por toda la mandíbula. —Te estás pudriendo Taehyung, te estás desmoronando. ¿Qué eres ahora? Una bolsa llena de porquería. —Mírate otra vez en el espejo. ¿Ves eso que tienes enfrente? Es en lo que debes convertir a nuestros  enemigos, ¡¡En una nada!! anda, vístete otra vez, no tengo tu tiempo.

Taehyung empezó a vestirse con movimientos lentos y rígidos, hasta ahora no había notado lo débil que estaba, sólo un pensamiento le ocupaba ahora la mente: debía de llevar en aquel sitio más tiempo de lo que se había figurado entonces, al mirar los miserables andrajos que se habían caído en torno suyo, sintió una enorme piedad y tristeza por su pobre cuerpo.

Al darse cuenta de lo que le estaban haciendo, se sentó en un taburete situado junto a la cama y rompió a llorar, ahora se daba plena cuenta de su terrible fealdad, de su inutilidad, de que era un montón de huesos envueltos en pellejos y trapos sucios que lloraba iluminado por una deslumbrante luz blanca, pero no podía contenerse de hacerlo.

El Alfa al verlo lamentarse después de verse en el espejo, le puso una mano en el hombro en un gesto casi de amabilidad.

—Esto no durará para siempre —le dijo —Puedes evitarte todo esto en cuanto quieras, todo depende de ti.

—¡Tú tienes la culpa! —sollozó Taehyung. —Tú me convertiste en este guiñapo de persona.

—Ha sido por tu propio bien y el de tu familia —Después de una pausa que se sintió eterna, prosiguió. —Te hemos pegado, te hemos destrozado, ya has visto cómo está tu cuerpo, pues bien, tu espíritu está en el mismo estado, ¿Has sentido a tu lobo en algún momento? Seguramente no, pues también te hemos alejado de él. —Has sido golpeado e insultado, has gritado de dolor, te has arrastrado por el suelo en tu propia sangre y en tus vómitos, has gemido pidiendo misericordia, has traicionado a todos confesando delitos inexistentes solo para ahorrarte algún minuto de dolor. ¿Crees que hay alguna degradación en la que no hayas caído?

Taehyung dejó de llorar, aunque seguía teniendo los ojos llenos de lágrimas, miró al hombre frente a el y hablo con un odio profundo reflejándose en su mirada.

—Les haré a todos cosas peores en cuanto logre salir de este lugar —dijo, la rabia bullendo desde dentro de su interior y sintió un leve cosquilleo en su pecho que despertó un poco a su adormilado lobo. El Alfa enfrente de él lo miró sonriente.

—Eso es cierto Taehyung, para eso te hemos preparado, harás cosas mil veces peores, para eso es todo esto.

El corazón de Taehyung volvió a llenarse pero esta vez de algo diferente, tenía sed de sangre y muerte, sus colmillos picaban y su lobo interior lentamente comenzaba a abrir los ojos.

—Dime —murmuró Taehyung —¿Cuándo me soltaran y me dejaran ir de este lugar?

—A lo mejor, tardan aún mucho tiempo —respondió el Alfa. —Pero no pierdas la esperanza, al final, vivo o muerto te soltaremos.

Unas cuantas semanas después, Taehyung se sentía mucho mejor, había engordado y cada día estaba más fuerte, aunque hablar de días allí no era muy exacto a decir verdad.

La luz blanca y el zumbido seguían estando presentes como siempre, pero la nueva celda en la que ahora estaba recluido, era un poco más confortable que las demás en las que había estado antes, la cama tenía una almohada y un cómodo colchón cubierto con un floreado y colorido edredón y también tenia una cobija para abrigarse en las frías noches, había también un taburete mas cómodo en el que podía sentarse libremente si así lo quería pues ya no permanecía amarrado a la cama, lo habían bañado, permitiéndole lavarse todo el cuerpo a conciencia con bastante frecuencia en una improvisada bañera de hojalata, incluso le proporcionaron agua caliente y un jabón perfumado de vainilla, tenía ropa interior nueva, un nuevo pantalón y una camisa de algodón bastante suave, un conjunto diferente le era entregado después de cada baño, le curaron las heridas adecuadamente y le llevaron un odontólogo que curó sus dientes y le proporcionó un cepillo, pasta de dientes, enjuague bucal e hilo dental para su uso personal.

Debían de haber pasado varias semanas e incluso meses, el tiempo seguía siendo un misterio para él, aunque ahora le habría sido posible medirlo un poco mejor, claro si es que le hubiera interesado de alguna manera hacerlo que no era el caso, pero de querer podía hacerlo pues
lo alimentaban a intervalos regulares, calculó que le llevaban tres comidas cada veinticuatro horas, aunque no estaba seguro si se las llevaban de día o de noche.

El alimento era muy bueno, lo mas balanceado posible, con una porción de frutas y otra de carne cada tres comidas, una vez le dieron también un paquete de cigarrillos, no tenía cerillas, pero el Beta que le llevaba la comida, y que nunca le hablaba, le daba fuego cada que se lo pedía.

Taehyung no había fumado ni una sola vez antes de llegar a Abbyssay y la primera vez que intentó fumar, se mareo, pero perseveró en un intento de calmar su ansiedad gracias a la nicotina y después de varios intentos logro dominarlo, alargando el paquete todo el tiempo posible pues no sabia cuando tendría la oportunidad de tener otro, así que decidió que solo fumaría medio cigarrillo después de cada comida.

Se hallaba aletargado, en un continuo estado de atontamiento, con frecuencia se tendía en la cama desde una comida hasta la siguiente sin moverse, durmiendo a ratos y a ratos pensando confusamente, se había acostumbrado a dormir con una luz muy fuerte sobre el rostro, la única diferencia que notaba con ello era que sus sueños tenían así más coherencia, soñaba mucho y a veces tenía sueños felices, y al despertarse pensaba por mucho tiempo sobre lo que había soñado.

Había perdido la facultad de esforzarse intelectualmente al desaparecer el estímulo del dolor al que su cuerpo ya se había acostumbrado, no se sentía aburrido ni deseaba conversar con alguien, ni distraerse por otro medio, sólo quería estar aislado, que no le pegaran ni lo interrogaran, tener bastante comida, estar limpio y en paz.

Gradualmente empezó a dormir menos, pero seguía sin desear levantarse de la cama, su mayor deseo era permanecer en calma y sentir cómo se concentraba más energía en su cuerpo.

Se tocaba continuamente el cuerpo para asegurarse de que no era una ilusión suya el que sus músculos se iban redondeando y su piel fortaleciendo, por último, vio con alegría que sus muslos eran mucho más gruesos que sus rodillas, después de esto, aunque sin muchas ganas al principio, empezó a hacer algún ejercicio con regularidad.

Después de unos días más (otras cuantas comidas), lo hizo hasta seis veces seguidas el mismo día, hasta que el cansancio acumulado en sus músculos lo vencía.

Empezó a enorgullecerse de su cuerpo cuando pudo notar que empezaban a crecer sus músculos y albergaba la intermitente ilusión de que también su cara se le iba normalizando, pero cuando casualmente se llevaba la mano a su cráneo que ya llevaba sus acostumbrados cabellos algo rizados, recordaba el rostro cruzado de cicatrices y deformado que había visto aquel día en el espejo y sentía una profunda tristeza en su interior.

También se le fue activando de nuevo la conexión con su lobo interior, a quien también notaba muy cambiado.

Un día tuvo un sueño extraño, se veía a sí mismo andando por un corredor en cuyo extremo opuesto se encontraba su hermano Jimin, ambos estaban a la espera de un disparo pues sabían que alguien quería matarlos y dispararía de un momento a otro, de pronto el temor por su inminente muerte o la de su hermano Omega, lo estremeció de tal forma que la abrumadora sensación lo despertó horrorizado, al abrir los ojos le sudaba todo el cuerpo, y se había oído a sí mismo gritando.

—¡¡JIMIN, MINNIE!!

Se tumbó en la cama y por un momento trató de tranquilizarse y al cabo de unos instantes oyó los pasos de las botas acercarse.

La puerta de acero se abrió con gran estrépito, el mismo Alfa de antes quien lo había torturado y a quien no había visto en algún tiempo, entró en la celda, detrás de él venían el hombre de la cara de cera y los vigilantes de negros uniformes.

—Levántate y ven aquí.

Taehyung se acercó a él, el Alfa lo tomó bruscamente por los hombros con sus enormes manos y le habló mientras lo veía. fijamente a los ojos.

—Has pensado engañarme —le dijo —Ha sido una tontería por tu parte, ponte más derecho y mírame a la cara cuando te hablo ¡Demonios! —Después de unos minutos de silencio, prosiguió en un tono más suave. —Estás mejorando, intelectualmente estás ya casi preparado del todo, sólo fallas en lo emocional. Dime, y recuerda que no puedes mentirme, sabes muy bien que descubro todas tus mentiras, así que dime ¿Cuáles son los verdaderos sentimientos que te inspira tu hermano Omega?

—Lo amo —respondió sin vacilar.

—¿Lo amas? Bien entonces ha llegado el momento de aplicarte la prueba final, parece que no has comprendido que no puedes tener sentimientos por absolutamente nadie ¡entiéndelo de una maldita vez! —Dicho esto empujo delicadamente a Taehyung hacia los vigilantes. —Barrica 216 —le dijo a uno de ellos.

Este lugar a donde fue llevado y estaba ahora, se situaba a muchos metros bajo tierra, lo más profundo a que se podía llegar sin que el aire escaseara, era un lugar de mayor tamaño que casi todas las celdas en donde había estado, pero Taehyung no se fijó más que en dos mesitas que estaban ante él, cada una de ellas cubierta con una tela de gamuza verde, una de ellas estaba sólo a un metro o dos de él y la otra estaba situada más lejos, cerca de donde estaba la puerta; había sido atado a una silla tan fuertemente que no se podía mover en lo absoluto, ni siquiera podía mover la cabeza que le tenían sujeta por detrás a una especie de almohadilla obligándole a permanecer mirando de frente.

Se quedó solo por un momento, luego se abrió la puerta y entró el Alfa.

—Lo que hay en esta habitación es lo peor del mundo —empezó a hablar el hombre.

La puerta volvió a abrirse, entró otro Alfa que llevaba algo en sus manos, un objeto hecho de alambres, era algo así como una caja o una cesta, la colocó sobre la mesa que estaba mas próxima a la puerta.

—Lo peor del mundo —continuó hablando el hombre —varía de individuo a individuo, puede ser que le entierren vivo o morir quemado, o ahogado o de muchas otras maneras, a veces se trata de una cosa sin importancia, que ni siquiera es mortal, pero que para el individuo en cuestión es lo peor del mundo. La información es poder Taehyung y si conoces a tu enemigo tendrás el poder absoluto sobre él.

Se había apartado un poco de modo que Taehyung pudo ver mejor lo que había en la mesa, era una jaula alargada con un asa arriba para ser transportada, en la parte delantera tenía algo que se parecía a una mascara de esgrima con la parte curva hacia afuera.

Aunque estaba a tres o cuatro metros de él pudo ver que la jaula se dividía a lo largo en dos compartimentos y que algo se movía dentro de cada uno de ellos.

¡Eran ratas!

—En tu caso específico Taehyung —dijo el hombre. —Lo peor del mundo para ti son las ratas.

En cuanto Taehyung pudo entrever el principio de la jaula, sintió un temblor premonitorio de que algo horrible le sucedería, un miedo recalcitrante a no sabía qué, pero ahora, al comprender para qué servía aquella mascara de alambre, parecieron deshacérsele los intestinos invadido por el pánico que sentía.

—¡NO PUEDES HACER ESO! —gritó con la voz descompuesta. —¡Es imposible! No puedes hacerme eso!

—¿Recuerdas... —dijo el sujeto —...el momento de pánico que surgía repetidas veces en tus sueños?

—Había frente a ti un muro negro y los oídos te vibraban, al otro lado del muro había algo terrible, sabías lo que era, pero no te atrevías a sacarlo a tu consciencia, pues bien, lo que había al otro lado del muro eran ratas.

—Sabes muy bien que esto no es necesario. ¿Qué quieres que diga, yo lo diré? —suplicó Taehyung casi llorando de nuevo.

El hombre no contestó hasta un rato después.

—El dolor físico no siempre es suficiente para romper a alguien, hay ocasiones en que un ser humano es capaz de resistir el dolor incluso hasta bordear la muerte, pero para todos hay algo que no puede soportarse, algo tan inaguantable que ni siquiera se puede pensar en ello, no se trata de valor ni de cobardía, simplemente es intolerable. Si te estás cayendo desde una gran altura, no es cobardía que te agarres a una cuerda que encuentres a tu caída, si subes a la superficie desde el fondo de un río, no es cobardía llenar de aire los pulmones, es sólo el mas primitivo instinto de supervivencia actuando, el mismo que no puede ser desobedecido ni ignorado; lo mismo te ocurre ahora con las ratas, para ti son lo más intolerable del mundo, constituyen una presión en tus nervios que no puedes resistir aunque te esfuerces en ello, por eso las ratas te harán hacer lo que se te pide.

—Pero ¿de qué se trata lo que quieren que haga exactamente?

El hombre levantó la jaula y la puso en la mesa que estaba ubicada más próxima a Taehyung, colocándole cuidadosamente sobre la tela de gamuza, Tae podía oírse la sangre zumbando en sus oídos, en ese momento se sentía más abandonado que nunca, como si estuviera en medio de una gran llanura solitaria o un inmenso desierto siendo quemado por el sol y le llegaban todos los sonidos desde distancias inconmensurables.

Sin embargo, la jaula de las ratas estaba sólo a dos metros de distancia suya, los roedores eran realmente enormes, tenían esa edad en que el hocico se les vuelve hiriente y feroz y su piel es café en lugar de ser gris.

—La rata... —dijo el Alfa  —...A pesar de ser un roedor, también es carnívora, tú lo sabes, habrás oído lo que suele ocurrir en los barrios pobres de nuestra ciudad; en algunas calles, las mujeres no se atreven a dejar a sus niños solos en las casas ni siquiera cinco minutos, las ratas los atacarían, y bastaría muy poco tiempo para que sólo quedaran de ellos los huesos, también atacan a los enfermos y a los moribundos, demuestran poseer una asombrosa inteligencia para conocer cuándo esta indefenso un ser humano.

Las ratas chillaban en su jaula, Taehyung las oía como desde una gran distancia; luchaban entre ellas, querían alcanzarse a través de la división de alambre, oyó también un profundo y desesperado gemido, ese gemido era proveniente de su lobo.

El Hombre levantó la jaula y al hacerlo, apretó algo sobre ella, era un resorte, Taehyung hizo un frenético esfuerzo por desligarse de la silla, era inútil, todas las partes de su cuerpo, incluso su cabeza, estaban inmovilizadas perfectamente, el hombre le acercó más la jaula y le ajustó la mascara al rostro, tenía a las ratas a menos de 10 milímetros de su cara.

—He apretado el primer resorte —dijo —Supongo que sabes que la especialidad de nuestro clan son las jaulas y comprenderás cómo está construida esta en particular, de igual forma te lo explicare brevemente, la mascara se adapta a tu cabeza sin dejarte salida alguna, cuando yo apreté el otro resorte, se levantará el cierre y estos bichos, que están locos de hambre, se lanzarán contra ti como balas. ¿Has visto alguna vez cómo se lanza a una rata por el aire? Así te saltarán a la cara; a veces suelen atacar primero a los ojos, otras veces se abren paso a través de las mejillas y devoran la lengua desde afuera.

Taehyung oyó una serie de chillidos que parecían venir de encima de su cabeza, luchaba feroz e inútilmente en contra de su propio pánico.

Pensar, pensar, aunque sólo fuera medio segundo.. tenía que pensar en una solución, esa era su única esperanza; de pronto, el asqueroso olor de las ratas le dio directo en su sensible olfato, como si hubiera recibido un tremendo golpe directo a su sensible nariz.

Sintió unas violentas náuseas y casi perdió el conocimiento, todo lo veía negro, durante unos instantes se convirtió en un loco, en un animal que chillaba desesperadamente, sin embargo, de esas tinieblas en las que estaba sumergido fue naciendo una idea en su cerebro.

Sólo había una manera de salvarse, debía poner a otra persona en esa misma situación, debía conseguir poner el cuerpo de otro ser humano entre las ratas y él.

La correa que ajustaba la máscara a su rostro era lo bastante ancha para taparle la visión de todo lo que no fuera la puerta de alambre situada a dos palmos de su cara, las ratas sabían lo que iba a pasar ahora, una de ellas saltaba alocada, mientras que la otra, que se veía mucho más vieja, se apoyaba con sus patas rosadas y husmeaban con ferocidad.

Taehyung podía ver sus patitas y sus dientes amarillos, otra vez se apoderó de él un negro y ácido pánico, estaba ciego, nervioso desesperado, con el cerebro vacío.

—Era un castigo muy corriente en la China imperial —volvió a hablar el psicópata Alfa, creyéndose tan didáctico como siempre, le hablaba a lo que Taehyung creía un público inexistente pero que luego sabría a quien realmente dirigía su explicación aquel Alfa.

La máscara le apretaba en la cara terriblemente, el alambre le arañaba las mejillas y luego, lo que sintió no fue ningún alivio, lo que surgió dentro de si fue una esperanza, un diminuto fragmento de esperanza al que debía aferrarse con todas sus fuerzas.

«Demasiado tarde, quizá es demasiado tarde» pensó para si mismo, pero de pronto como un chispazo de lucidez llego a su mente una gloriosa y reveladora epifanía y comprendió que en todo el mundo sólo había una clase de personas a las que pudiese transferir su castigo, los cuerpos a los que podía arrojar entre las ratas y él, no eran otros mas que los Omegas y su asquerosa debilidad que los hacia un estorbo en este mundo, y entonces empezó a gritar una y otra vez, frenéticamente:

—¡Házselo a un Omega! Házselo a un Omega! ¡A mí, no! ¡A un asqueroso Omega! No me importa lo que les hagas a ellos, desgárrale la cara, destrózales los huesos, rómpelos uno a uno hasta que no quede ninguno, ¡Pero a mí, no! ¡A los Omegas! ¡A mí, no!

La mente de Taehyung cayo en picada hacia atrás hundiéndose en un enorme abismo, queriendo a como de lugar alejarse de las ratas, giraba a una vertiginosa velocidad y el lobo en su interior despertó completamente, aullando y desgarrando la superficie de su pecho, clamando por destrozar y romper al primero que se le acercara; el animal en su interior quería sangre y muerte, sus colmillos bajaron completamente y el Alfa salivaba tan abruptamente que mas bien parecía ser un canino rabioso con el hocico lleno de espuma, un grueso y potente rugido salió de lo mas profundo de su garganta, quemando sus pulmones como fuego ardiente.

Estaba todavía atado a la silla, pero se removía con tanta violencia que había empezado a romper sus ataduras.

Un nuevo rugido salió de la garganta de Taehyung, tan fuerte que paso a través del suelo, de los muros del edificio, de la tierra, de los océanos, y fue lanzado por la atmósfera en los espacios interestelares, acabando sin compasión con las ratas y también con los Omegas...

Sus colmillos se extendieron completamente, su cuerpo entero se expandió llegando a medir mas de 3 metros, su piel se cubrió por entero de un oscuro pelaje de un hermoso color negro brillante, sus dedos de manos y pies se encogieron transformándose en unas fuertes patas y de sus uñas emergieron unas poderosas garras, sus orejas se alzaron por encima de su cabeza y su rostro muto a uno lobuno, formándose de su nariz un respingado hocico y en su quijada yació una poderosa mandíbula, su ropa fue rasgada por completo y de su parte trasera emergió una cola que se bamboleaba erguida en el aire con orgullo.

Taehyung ya no estaba presente y ya no era mas un simple humano, la bestia en su interior había tomado el control de su cuerpo emergiendo desde su interior y convirtiéndolo en un enorme lobo salvaje.

El Alfa que lo veía petrificado, continuaba estando aún a su lado y en la oscuridad que lo envolvía Taehyung, o lo poco que aun quedaba de él, de su parte humana y racional, oyó otro chasquido metálico y entonces supo que el primer resorte había vuelto a funcionar y la jaula no había llegado a abrirse, ni lo haría.

La puerta se abrió y su padre Kim Taeyeon, quien había sido el publico que lo había presenciado todo, entro a la habitación, el viejo alfa aplaudía sonriente y regocijado después de haber presenciado con sus propios ojos y desde las sombras, el nefasto espectáculo, su rostro estaba adornado con una expresión orgullosa y satisfecha.

—Felicidades hijo, esa fue la mejor graduación que alguien pudo ver en su vida, estoy muy orgulloso de ti.

De un fuerte jalón el enorme lobo negro terminó de una vez por todas de destrozar la silla en donde lo habían mantenido sujeto todo ese tiempo, se erigió y moviéndose con parsimonia, tal y como lo que era, un depredador al acecho de su víctima, llego hasta el lugar donde seguía de pie estupefacto y sin mover un musculo, el odioso Alfa que lo había torturado todo este tiempo y sin siquiera darle la mas mínima posibilidad de poder defenderse, se abalanzo sobre él y le desgarro el cuello con sus colmillos llevándose en la mordida la arteria aorta del sujeto que comenzó a derramar sangre a borbotones.

El Alfa cayó al suelo en el instante, ahogado en un charco de su propia sangre y exhalo allí su ultimo aliento.

El lobo bebió de su sangre y masticó su piel hasta tragarse un enorme bocado de la carne del Alfa, encontrándose con que el sabor metálico de la sangre y la textura algo gomosa de la carne eran de su total agrado y regocijaban a la bestia sedienta de sangre en la que Taehyung se había convertido.

El lobo se removía y aullaba de placer y satisfacción, aulló una vez mas invadido por el éxtasis que le provocaba sentir en sus patas, lengua y colmillos, la sangre de aquel maldito bastardo que le había provocado tanto dolor al humano con quien compartía su alma.

Le dio un empujón a Taeyeon que lo hizo caer de culo al suelo y salió en un salto de aquel horrible lugar, sin dirigirle ni una mirada, el aire de ese sitio estaba tan colmado de las feromonas del animal que las paredes de latón corroídas elevaron su temperatura y parecían hervir al punto en que una leve chispa iniciaría un terrible incendio sin la presencia de ningún combustible.

Taeyeon se levantó y tampoco dijo nada mas pero sonrió satisfecho, había sido difícil pero lo logró, despertó el monstruo en el interior de su hijo y ahora la profecía se cumpliría y nadie podría detenerlo.

El lobo salvaje había despertado al fin..


El lobo de Taehyung

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