Cuando el Alfa fue enjaulado

Todo es oscuro aquí, en la casa de las pesadillas, donde el único medio de escape es una jaula.

El mundo siempre ha sido una puta prueba de resistencia, donde no vives sino que mas bien sobrevives, donde debes luchar cada día, si te caes aprender a levantarte, a resistir una y otra vez, a aguantar los golpes que te de el destino, aprender a superar todos los obstáculos, equivocarte y aprender de las equivocaciones, mejorar, ser mas fuerte que los demás, cambiar, superarse a si mismo y a los demás, ser un humano en la mañana y convertirte en un monstruo en la noche, porque todos somos así, imperfectos, necesitados, inquietos e inestables, y cuando lo que esta en juego es tu propio pellejo salen a la superficie todos tus instintos de supervivencia y te aferras a la vida como a un clavo ardiente; eso y mas es lo que aprendería de muy mala manera Taehyung en Abbyssay, aprendería sin lugar a dudas a luchar para sobrevivir en el infierno.

Abbysay era eso, la sucursal del infierno en la tierra, un oscuro recinto que consistía en una serie de bodegas abandonadas, donde se daban cita a los mas oscuros vejámenes que podían cometer algunos mal llamados seres humanos, un sitio con olor a moho, óxido, sexo, drogas y alcohol, donde todo era tan normal para las pobres almas que lo habitan, las cuales desde hace mucho dejaron de extrañarse de todo y aprendieron a ver con total naturalidad, cosas que para el resto de la sociedad podían ser aberrantes, tales como algún Omega prostituyéndose, algunos de ellos vendían sus cuerpos tan solo por un par de monedas para subsistir o en el peor de los casos para comprar una dosis más, la mayoría de ellos sin ni siquiera contar con la mayoría de edad, en ese lugar tampoco era de extrañarse ver a algún cachorro robando un pedazo de pan para alimentarse o a uno que otro Alfa o Beta malencarado desmembrando un cadáver a plena luz del día, como si estuviese cortando vegetales para darle sazón a un caldo de huesos, piel y sangre humana; porque era necesario hacerlo, era parte del trabajo, pues era bien sabido que no se debían dejar cabos sueltos ni testigos, esa era una de las tantas máximas del «negocio» que aprendías viviendo en esa cloaca humana.

Abbysay era pues la otra cara de la sociedad, esa de la que algunos afortunados no tenían conocimiento y que aquellos que si sabían de su existencia ignoraban porque siempre es más fácil para todos vivir en una burbuja alejados de las penurias y las necesidades que otros menos afortunados tienen que vivir.

Abbyssay, el lugar de entrenamiento para pertenecer a la mafia Asiática, misma que dirigían los clanes de las 3 familias más poderosas de Corea del sur, desde hace ya varias generaciones atrás, Abbysay era pues el sitio dejado de los Dioses en donde rodeado de los peores criminales, los mas sanguinarios y crueles, comienzas tu entrenamiento para deshumanizarte y te preparas para convertirte en una máquina asesina, era el lugar en donde tenías que aprender a dejar tu moral y tus principios encerrados en un congelador a 100 grados bajo cero.

Allí se aprendía a agudizar al máximo los sentidos, a estar siempre alerta, a escuchar, a ver e incluso a sentir lo que no esta verdaderamente ahí, el lugar donde siempre estas a un paso de la locura y se hace difícil distinguir la realidad de las alucinaciones, la estadía en ese horrido lugar te enloquece, tu mente poco a poco se aleja de la realidad como único recurso para aferrarse a la vida con uñas y dientes, porque muchos entran pero no todos salen y si logras salir, si acaso sobrevives ya nunca serás el mismo.

Allí aprendes a darle valor y sentido a la frase «ellos o yo» aprendes a no confiar ni en tu sombra porque hasta ella cuando haya luz te abandonara y nadie es confiable, cualquiera te cortaría una mano para arrebatarte un cigarrillo o te cercenaría un pie para robarte los zapatos.

Abbyssay simple y en pocas palabras era un lugar dejado de la mano de los Dioses, un sitio donde dominaba la ley del mas fuerte, en donde podían matarte por diversión si el cacique lo ordenaba, donde tu voluntad y derecho a opinar sobre tu propio destino eran inexistentes y te conviertes quieras o no, en un perro servil deseoso de cumplir las ordenes de su amo, solo para congraciarte con él y seguir con vida al menos un día mas.

Taehyung ya llevaba tres semanas en ese lugar y de nada le había servido ser el hijo de Kim Taeyeon, amo y señor de todo el lugar.

Su ingreso en Abbysay había sido brutal, fue dejado en el lugar por su padre temprano en la mañana con ordenes de ser entrenado como a cualquier otro, sin ningún tipo de consideración por tratarse de su hijo, y esa misma tarde el Alfa perdió un dedo cuando fue obligado a luchar en un combate cuerpo a cuerpo bastante desigual contra Lebrón, un Alfa de casi 100 kilos y 2.10 metros de estatura, con el único fin de que este le regresara el pedazo de pan duro que malamente seria su único alimento del día, por supuesto Taehyung perdió la pelea, y solo le sirvió como saco de boxeo al gigante Alfa, quien no solo se quedó con su pan sino que además lo acompaño con su dedo como postre cuando se lo arranco de un mordisco y lo masticó sin ningún miramiento en sus propias narices.

La noche en que recibió la golpiza que le propino su padre, se había despertado casi en la madrugada gracias a la vocecita dulce de su hermano Jimin, el niño había esperado que todos en casa se durmieran para salir a socorrer a su hermano mayor sin correr el riesgo de ser golpeado también.

Jimin era el hermano mellizo de Namjoon y junto con este eran los hermanos menores de Taehyung por casi dos años, el pequeño Omega rubio de dieciocho años a diferencia de sus otros dos hermanos era dulce, tierno y gentil, siempre estaba pensando en ayudar, siempre preocupado por los demás, razón por la cual Taeyeon su padre lo despreciaba y Yerin su madre lo sobre protegía, aunque muy como sus hermanos desde pequeño había recibido una estricta educación donde le enseñaron cual era el comportamiento que debía conservar para ser «el omega perfecto» y que al crecer su padre pudiera emparejarlo con un buen Alfa, a su conveniencia por supuesto.

La relación del matrimonio Kim siempre había sido un tire y afloja, una relación basada en la conveniencia y no en el amor; Taeyeon era un Alfa de sangre pura, es decir tanto su madre como su padre fueron Alfas y eso lo hacia ser mas fuerte y poderoso además de ser un Alfa de élite lo que le otorgó poder y dinero en exceso, pero también era cruel e insensible hasta con sus propios hijos y era por esto que el comportamiento demasiado suave de Jimin lo irritaba profundamente, y Taehyung, bueno él le parecía demasiado alocado e irresponsable para ser un Alfa, aunque Taeyeon estaba dispuesto a cambiar eso a como diera lugar, haría de Taehyung un buen Alfa a la fuerza o su hijo moriría en el intento.

Taehyung y Jimin eran pues el punto mas álgido en las discusiones de sus progenitores y Namjoon, pues con él todo era diferente; cuando Taehyung nació no tenía ningún olor, es por esto que sus padres creyeron que sería un Beta y Taeyeon dedicó todo su tiempo y atención en Namjoon, pues se suponía que al ser el único Alfa él sería quien heredaría el control del clan y del negocio, y tenía todo para serlo, en pocas palabras era una mini copia casi exacta de Taeyeon.

Todo cambio cuando a los dieciséis años Taehyung se presento como Alfa y al ser el hijo mayor Namjoon fue relegado a un segundo plano, cosa que jamás le perdonó a su hermano y sostenía con este un enfrentamiento a penas controlado por Taeyeon.

Aquel día Jimin se había escondido en su habitación para que su padre no se percatara de su presencia, así que pudo escuchar de primera mano toda la discusión, vio con horror como su padre arrastraba de los cabellos por toda la casa a su hermano mayor; el dolor de saberse impotente y tener que quedarse de brazos cruzados le carcomía las entrañas, tuvo que morder su lengua en mas de una ocasión para no gritarle a su padre «que parara, que ya no lo lastimara mas»

Maldijo su propia naturaleza y su debilidad una y otra vez, mientras veía caer azote tras azote sobre la espalda de Taehyung y se juro a si mismo que él nunca permitiría que un Alfa maltratara así a sus cachorros, si es que acaso tenía algún día a sus propios hijos claro está.

"Si tan solo fuera valiente como Namjoon" pensaba tristemente desde el marco de la puerta donde seguía de pie viendo a su hermano mayor sufrir a manos de su propio padre, con su aroma a rocío y flores marchitas inundando la estancia.

Namjoon era su hermano mellizo pero mas allá de haber nacido el mismo día no existía ningún otra similitud entre ambos, Namjoon era fuerte y decidido, él en cambio era inseguro y temeroso; cuando eran mas cachorros ambos eran un poco regordetes, motivo por el que sufrían de bullying por parte de sus compañeros de clases, Jimin siempre terminaba echo un mar de lágrimas debido a las crueles bromas por parte de los otros niños y siendo consolado por su mellizo, quien nunca se dejo afectar por los malos comentarios y siempre los enfrentaba como el buen ejemplar Alfa que era.

Namjoon decidió que en lugar de sentarse a lamentarse por su gordura o seguir rompiendo narices por defender a Jimin y a él mismo, lo mejor seria tomar cartas en el asunto y hacer algo para ponerle un punto final a la situación, así que se inscribió en clases de artes marciales y boxeo y de igual forma se puede decir que prácticamente obligo a Jimin a que tomarán juntos un seminario de defensa personal y en poco tiempo las burlas y los malos comentarios de sus compañeros de clases quedaron en el olvido y estos terminaron dándose por vencidos ante el porte y la intimidante musculatura que desarrollo Namjoon, misma que competía en ferocidad con el mal carácter que iba desarrollando día tras día el Alfa, Jimin por su parte no era especialmente afecto al deporte o algún tipo de actividad física en general, aprendió a defenderse y desarrollo cierta musculatura con el ejercicio diario pero mas allá de eso nunca se mostró interesado en tonificar en exceso su cuerpo; su carácter dócil nunca le permitió mostrarse mas que como un pollito furioso tratando de picotear el enemigo y en lugar de infundir temor inspiraba ternura; después de eso la pubertad hizo lo suyo y el cuerpo de ambos hermanos cambio dejando atrás el sobrepeso y las facciones delicadas de la niñez, quedando estas solo como un mal recuerdo muy enterrado en el pasado.

Namjoon ganó con los años y producto del ejercicio, un cuerpo enorme y tonificado, Jimin por su parte creció unos cuantos centímetros por debajo de su mellizo, adelgazó completamente quedándole una hermosa figura estilizada, que le daba toda la belleza propia de los de su casta y que solo podía competir con su hermosa forma de ser, su carácter humilde y sencillo, su gentileza y su aun mas grande ternura, claro si es que eso era posible, en fin Kim Jimin era la imagen misma de la adorabilidad.

La noche en que Taehyung fue golpeado sin embargo, Namjoon no se encontraba en casa y cuando llego estaba demasiado intoxicado como para darse cuenta de algo y Jimin fue el único que estuvo presente desde el inicio para acompañarlo en su dolor y tenderle una mano amorosa que lo hiciera sentir menos solo y un poquito menos miserable dadas las circunstancias.

Porque la grandeza de las personas esta en su corazón y en la nobleza de sus actos, y el corazón de Jimin era gigante, estaba tan lleno de amor para los que lo rodean que fue eso precisamente lo que le infundio el valor suficiente para hacer algo y tratar de ayudar a Taehyung.

Sufrió agónicamente cada segundo, el tormento de su hermano y con cada golpe que presencio sintió correr la impotencia por sus venas al ver el dolor que se reflejaba en los ojos de su hermano mayor tras cada azote de la fusta, se quedo parado en la puerta estático, sin encontrar el valor para enfrentar a su padre y ayudarlo, porque era tan solo un Omega y eso en la sociedad y sobretodo en su familia era ser menos que nada, fue educado para obedecer no para revelarse, eso era lo que sus padres le habían enseñado a ser desde cachorro.

Sin embargo tampoco pudo ignorar la escena, ni se sintió capaz de abandonarlo por completo a su suerte, así que sólo esperó y esperó, hasta que estuvo seguro de que su padre se durmiera después de haber dejado tirado el maltratado cuerpo de su hermano en el cobertizo y entrado a la casa como si nada hubiese sucedido y no hubiese estado a punto de casi matar a golpes a su propio hijo.

Jimin se deslizó cautelosamente por los pasillos de la gran mansión hacia la puerta trasera que daba hacia el jardín, cuidando por supuesto de no hacer ningún ruido que despertase al Alfa mayor de la familia y salió así al encuentro de su hermano.

Presenciar la golpiza detrás de la puerta había sido terrible para él dada su naturaleza, los Omegas eran seres sagrados dadores de vida, hechos para preservarla y engendrarla, no para acabarla, ni presenciar la muerte o la violencia, así que ver de cerca y de primera mano las heridas, los grandes surcos sangrantes en la espalda, los moretones y hematomas en la piel y en general el mal estado de su hermano había roto su corazón en mil pedazos, sintió arcadas al respirar el olor a sangre mezclada con lodo y el lobo en su pecho gimió de dolor e indignación, maldiciendo una vez mas entre dientes su naturaleza Omega y la debilidad de su casta.

"Si tan solo él también fuera Alfa como sus hermanos, todo hubiese sido diferente"

¿Cómo alguien podía ser tan vil y miserable para lastimar a su propio hijo de esa manera tan inhumana? El cachorro que lleva su sangre, el mismo que vio nacer y crecer hasta convertirse en un hombre.

Por mucho que se lo preguntara a si mismo simplemente no podía entender el razonamiento de su padre.

Con lágrimas bañando sus preciosos ojos se inclino hasta el rostro de su hermano y retirando un mechón de su frente le susurro:

—Tae, Taehyung, despierta Tae-tae, vamos, levántate. —Lo sacudió varias veces pero el Alfa parecía estar mucho mas allá de la inconsciencia, insistió llamándolo cada vez mas fuerte, elevando cada vez un poco mas la voz aun a riesgo de ser escuchado. —Tae por favor, grandote no me hagas esto despierta, levántate.

En algún momento preso de la desesperación por pensar en que su hermano estaba muerto, sus impulsos lo llevaron a golpearlo, débilmente, sin animo de lastimarlo claro está, él solo quería que despertara, sabia que debía ser fuerte, por el Alfa y por el mismo, pero el Omega en su pecho rogaba por consuelo, lo necesitaba, quería que su hermano despertara para decirle que todo estaría bien.

Pero no lo hacia, entonces como pudo y forzando sus capacidades al límite lo arrastro hasta dejarlo bajo el techo del cobertizo para al menos evitar que se siguiera mojando bajo la inclemente lluvia, rebuscó entre las cosas que habían cerca dando con la buena suerte de hallar la pequeña botellita de acetona que usaba para desmaquillar sus uñas cuando se las arreglaba sentado en la reposera del jardín.

Con las manos temblorosas por el frio y los nervios la destapó y la acerco a la nariz de Taehyung.

El sensible olfato del Alfa no pudo mas que reaccionar ante el fuerte y penetrante olor, lentamente sus orbes se fueron abriendo, su mirada desenfocada se encontró con el rostro del Omega, pensó que seguramente se trataba de una alucinación o algo por el estilo, pero fue entonces cuando el dulce aroma a clavos y canela propio de su hermano llego a su nariz, seguido por su voz que le llamaba como en un tímido murmullo.

—Tae-tae, hermanito dime que estarás bien por favor —gimoteo el Omega.

Todo su ser dolía horriblemente y estaba muy seguro de que tenía mas de una parte de su cuerpo rota, pero aun así Taehyung hizo su mejor esfuerzo y una sonrisa torcida salió de sus labios sin llegar en ningún momento a sus ojos.

—Cla...ro que s...si... Minnie, no h...has oi..do q..que llerv...a mala nun...ca mue....re —tartamudeo.

Hablar le supuso un gran esfuerzo, su voz sonaba entrecortada pues el aire se negaba a salir correctamente de su garganta, pero su hermanito estaba ahí, viéndolo con esos ojitos de cachorrito abandonado y él no podía ni quería preocuparlo mas, su mierda era su asunto y de nadie mas y en lo único en que Namjoon y él coincidían era en el imperioso deseo de cuidar a su hermano Omega de todo y de todos que ambos sentían.

—Vamos adentro, yo voy a curarte.

El Alfa estiro un brazo y le acaricio con cariño la mejilla en un gesto de agradecimiento.

«iGracias a la Diosa por todos los Omegas pensaba Taehyung y no entendía como habían Alfas como su padre que los despreciaban o los consideraban débiles o inferiores, ¿acaso no sabían que se necesitaba una gran fortaleza para crear y dar vida? ¿Acaso no sabían que no existían seres mas sublimes y perfectos en toda la creación que los Omegas?

Con ayuda de Jimin se levanto del suelo tratando de quejarse lo menos posible para no espantar de mas al angustiado Omega.

—Te ayudare Tae-tae —puso la mano del Alfa sobre su hombro y utilizo toda su fuerza para levantarlo.— Vez Tae-tae yo puedo ayudarte.

—Minnie, yo ahh, yo puedo solo, voy a mancharte de sangre.

—No seas un tonto Alfa —lo regaño Jimin comenzando a caminar hacia el interior de su casa cargando parte del peso del cuerpo de su hermano mayor, el miedo y las preguntas acumulándose en su cabeza, pero seguro de que en ese momento lo mas importante era poner a salvo a Taehyung.

El Alfa sonrió un momento casi sin darse cuenta de que lo hacia, enderezó su postura tratando de poner el menor peso posible sobre su hermano, sin soltarlo para que no se enojara.

—No hagas eso Taehyung, no seas malo.

—¿Qué hice yo Minnie? —preguntó con fingida inocencia.

—No se vale, estas caminando solito, tramposo -se quejó como un niño pequeño a punto de hacer un berrinche.

—Pero Minnie, yo peso mucho.

—No es cierto, si eres mas musculoso que yo por todo eso de las hormonas Alfa y bla bla..
Pero soy fuerte, lo de Minnie es solo por mi nombre y porque soy el menor que no se te olvide, además estas todo lastimado y yo te quería cuidar, así que calladito te ves mas bonito —hablo con un bonito puchero en los labios para después sacarle la lengua, Taehyung sonrió con ternura y ninguno de los dos hablo mas hasta estar en el cuarto del Omega.

—Minnie yo no debería estar acá, él... —señaló con su cabeza hacia donde se encontraba la habitación de su padre y continuo —...se va a enojar mas.

El omega suspiro, era verdad y ambos lo sabían, si su padre se enteraba de que Jimin lo había ayudado y estaba curándolo en su habitación iba a enfurecer aun mas. —Lo vale, unos cuantos azotes por ayudarte no son la gran cosa, no te preocupes grandote —dijo el Omega restándole importancia con un gesto de los hombros, demostrando su fortaleza interior a su hermano mayor quien lo veía con una expresión orgullosa y agradecida.

-Gracias, en serio Minnie -se estiro y beso tiernamente la mejilla de su hermano Omega.

Después de desinfectarle las heridas y limpiarlas un poco, no mucho para disimular, le dio algunos calmantes para mitigar un poco el dolor y ambos hermanos se acurrucaron en la cama dispuestos a dormir, siendo Jimin el único capaz de realmente conciliar el sueño, Taehyung en cambio tenía su mente puesta en lo que seria su vida a partir de la mañana siguiente, seria llevado a Abbysay a ser entrenado para ingresar al clan de su padre, él sabía que en algún momento tendría que pasar por esa experiencia, y pensaba que era mejor que le pasara a él que a su hermano Namjoon, el problema era que ahora su padre estaba muy enfadado con él y muy probablemente le haría la vida en ese lugar mucho mas difícil.

Y no se equivocaba.

Cuando daban aproximadamente las 5 de la mañana y antes de que el cielo aclarara, salió de la habitación de Jimin dejando un beso en su frente y evitando en lo posible despertarlo y se fue camino de regreso al cobertizo a esperar por su padre.

Sabiéndose sin mas opción que aceptar su destino, con la sensación de derrota quemando
en su interior, retiro uno a uno los pedazos de esparadrapo con los que su hermano había cubierto sus heridas.

Se sentía tan frustrado, tan enojado consigo mismo y con la vida que le había tocado vivir, que sin querer en mas de una ocasión halo con mas fuerza de lo necesario, llevándose varios pedazos de su propia piel en el proceso, total, el dolor físico no hacia mas que recordarle que para su desdicha seguía vivo después de aquella paliza que le diera su padre.

Ya hacía un par de horas que la lluvia había cesado, pero aún quedaban rastros del charco en el que inicialmente su padre lo había arrojado, lentamente como quien se sabe condenado a la silla eléctrica y camina la tan mencionada milla amarilla, llegó hasta el charco de lodo, se tiro en el con brusquedad, cerro los ojos y se dispuso a esperar hasta que llegara el momento de verse de nuevo con su padre.

Una hora después fue recogido por su padre, quien sin mediar palabra con él, lo empujo hasta el auto, luego condujo por casi dos horas y lo llevo al que seria su nueva prisión, dejándolo en manos de Yoonjin, quien seria su nuevo carcelero y el responsable directo de su entrenamiento.

Después de su brutal bienvenida y contando ahora con tan solo 9 dedos en sus manos, la estancia de Taehyung en Abbysay había estado relativamente calmada, no había pasado nada del otro mundo; todos los días entrenaba combate y artes marciales mixtas, practicaba su puntería en un improvisado campo de tiro en el que los objetivos a derribar eran viejas latas de cerveza, tenía una que otra pelea ocasional con algún Alfa problemático, ganando la mayoría y haciéndose de una muy buena reputación en el lugar.

Todo muy normal, dentro de lo que cabía dadas las circunstancias, hasta que llegó ese momento, el día de su primera salida de campo, porque como en toda escuela había que poner los conocimientos adquiridos en práctica y lo mismo sucedía en Abbissay, los Alfas en entrenamiento tenían que hacer «trabajos» que demostraran sus habilidades, su lealtad al clan y sobretodo sus agallas y valentía.

Yoonjin, el cacique de Abbyssay y mano derecha de Taeyeon le encargo a Lebrón que fuera a cobrar una deuda de juego a un Beta que ya le había colmado la paciencia con sus excusas para no pagar.

Al gigante Alfa que se traía entre ojos a Taehyung desde el primer día, le pareció una maravillosa idea arrastrar consigo al Alfa, según él, para darle una lección sobre el funcionamiento del negocio, y era cierto que Taehyung debía aprender como trataba su padre a los hombres que lo traicionaban o que se querían pasar de listos con él, pero también era cierto que Lebrón lo quería llevar para divertirse un rato.

El viejo Beta deudor como era de esperarse, intento pasarse de listo, aprovecharse de que aun no llegaban a cobrarle y darse a la fuga, lo que al llegar a buscarlo enfureció a Lebrón y el gigante terminó golpeándolo y torturándolo durante casi todo el día hasta que despunto la noche, no descanso hasta dejarlo a media morir y después fue llevado por ambos Alfas junto a su omega hasta Abbysay.

Taeyeon fue llamado a medio camino de Abbysay para que presenciara el castigo que le darían al Beta, mismo que a su vez serviría como la primera lección de Taehyung y él asistió gustoso a la reunión.

Al llegar a Abbysay el Beta no era mas que un saco de huesos, bañado en sangre y ya tenía las piernas rotas pero a partir de ese momento el verdadero dolor sería infligido a su Omega.

Taeyeon llego como siempre vestido de manera elegante, enfundado en un costoso traje gris; no saludo ni hablo con nadie, se retiro el saco y remango los puños de su camisa hasta los codos, camino hasta donde estaba su hijo y se dirigió a el.

—Las debilidades del enemigo hijo, deben conocerse muy bien para saber como derrotarlo, y créeme, no hay nada que hiera más a un hombre que dañar a la persona a la que ama ante sus ojos sin que pueda evitarlo y hacerle sentir inútil e impotente —le dijo a Taehyung en cuanto se escucharon los primeros gritos de la Omega y sus hombres comenzaron con su tortura.

Taehyung en toda su vida no había visto tanto horror en los ojos de un ser humano como aquél día; el olor metálico de la sangre había inundado el lugar como una peste y para el momento en que Lebrón había cortado los brazos de la Omega con una motosierra, Taehyung ya no pudo mantener los ojos abiertos un minuto más, sintiendo a su lobo recular ante los chillidos de agonía que salían de los labios de la mujer.

—Me temo que esto es más de lo que el pequeño Taehyung puede tolerar —la voz de Lebrón era divertida al hablar y tenía un toque burlón en ella.

—¿Por qué no vienes aquí y terminas el trabajo muchacho? —terminó de hablar guiñando un ojo.

El primer error que Taehyung cometió ese día fue encontrarse sin querer viendo a los ojos de la víctima.

—Es tu oportunidad para reivindicarte Taehyung, demuestra de qué está hecho un hombre del clan Kim —su padre lo tomó por los hombros mientras le susurraba aquellas palabras, después de todo había sido discreto y aun nadie tenía idea de lo que había hecho Taehyung para ganarse su boleto de ida sin regreso al Hades que era Abbysay.

—DEFIENDE TU LUGAR EN EL CLAN —le había gritado su padre, el Alfa jefe de la familia.

El segundo error que cometió Taehyung ese día, fue compadecerse de ella al verla postrada en la mesa de metal oxidado, sin extremidades unidas a su tronco para defenderse.

Se veía tan indefensa y frágil, con la vida escapándose de sus ojos, apenas si respiraba aún y simplemente no pudo resistirlo, fue entonces que cometió su tercer y mas grande error del día.

—Tu chico es demasiado cobarde como para terminar con una vida, sólo míralo, temblando como un jodido marica —escupió Yoonjin, el cacique de Abbysay dirigiéndose a Taeyeon.

El tercero y mas grande de sus errores ese día, fue entonces, desobedecer una orden directa de su padre frente a sus hombres al dar un paso atrás y zafarse de su agarre con el rostro pálido y las náuseas haciendo acto de presencia en su garganta.

Pero las cosas no se quedaron así y su desobediencia tuvo su castigo.

Taeyeon, que conocía muy bien las debilidades de su hijo, ordenó que fuese encerrado en una especie de Jaula de acero inoxidable con una diminuta ventana que apenas si permitía entrar el suficiente oxígeno como para mantenerlo con vida, la jaula era tan pequeña que apenas si cupo sentado.

Taehyung fue obligado a entrar en ella y permanecer dentro suyo durante 72 horas, sin alimentos ni bebidas, todo según palabras de Taeyeon, para que aprendiera a no desobedecer a su Alfa líder.

Esa fue la primera de muchas veces en que Taehyung entró en alguna de las múltiples jaulas en las que sería encerrado a lo largo de su estadía en ese lugar, pero esa, su primera vez, sería la que nunca olvidaría por la manera en la que luchó por evitar ser encerrado dentro.

El pánico se había apoderado de cada célula de su cuerpo y el ser acorralado fue suficiente como para que perdiera el control de sí mismo, su lobo bramó enloquecido y sus instintos de supervivencia emergieron con una fuerza arrolladora.

Fue necesario sedarle para que dejara de luchar y cuando despertó estaba dolorosamente encogido entre las cuatro paredes de acero, cubierto de sudor y con la sensación de asfixia atenazándole el pecho.

No importó todo lo que gritó y se removió en su desesperado intento por salir de allí, nadie vino en su ayuda y al cabo de unas horas, él estaba tan sucio y roto, con los nervios a flor de piel, el rostro empapado y su lobo fuera de sí, que ya no pudo reconocerse a si mismo.

La experiencia se repitió una y otra vez con el paso de los días, siempre de manera similar, era sedado, algunas veces para su mayor tortura el sedante no lo llevaba a la inconsciencia y solo lo dejaba en un asfixiante estado de aturdimiento en el que todo se sentía mas vívidamente debido a los efectos de la droga que le inyectaban y su corazón se aceleraba de tal forma que se sentía doloroso.

Era arrastrado después por un largo pasillo curtido por manchas de sangre y cuando despertaba estaba encogido en una Jaula diferente, algunas de acero, otras de madera, pero la peor de todas tenía forma circular, el suelo recubierto como de arena blanca y en lugar de paredes tenía vidrios que servían de espejos en el que podía contemplarse a si mismo, su extrema delgadez, sus heridas, las nuevas y las ya cicatrizadas, y lo peor, lo que mas lo horrorizó de su propio reflejo, era la expresión en su rostro cada vez mas fría, cada vez menos humana.

Hacía frío, mucho frío, tanto como para poder ver el vaho de su propio aliento, parecía como si estuviese en un congelador industrial por la baja temperatura y por el olor a carne podrida que emanaba de las paredes, mismas que cada cierto número de horas se movían achicando aún mas el poco espacio que tenía hasta el punto en que solo cabía permaneciendo de pie y la sensación de encierro era tan asfixiante y desesperante que sentía ganas de vomitar y arrancarse la piel con las uñas.

Con el tiempo, la claustrofobia no desapareció pero aprendió a lidiar con el terror y el pánico de ser recluido en espacios pequeños, aprendió a no mostrar su miedo y a controlar sus emociones por que eso sólo lo convertía en alguien débil.

Un monstruo estaba surgiendo de su interior.

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