Capítulo 3
Disfruten su lectura y muchas gracias por el apoyo recibido a esta historia.
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Como ninguno de los chicos consideró que el ruido de la alarma iba a sonar tan alto, esta les terminó metiendo un buen susto al despertar, tanto que los gemelos y Dagur se cayeron de sus catres.
-Oh, mierda, buenos días a nosotros- señaló el pelirrojo sobándose la espalda baja.
- ¿Creen que nos dé tiempo de comer un pancito? -cuestionó Brutacio al escuchar a su estómago gruñir.
-No lo creo- negó Hipo colocándose la prótesis con discreción. Todos en ese cuarto sabían que había perdido la pierna a raíz de un accidente, pero quería tener sus reservas para con los demás equipos, entrenadores, escuadrones y jefes- mejor vámonos.
Se vistieron en un santiamén antes de dirigirse al área de entrenamiento central. Habían pensado que iban a tener que verse cara a cara con los otros equipos de nuevo, pero se llevaron una sorpresa al notar que solo estaban Hansen y Valkyrie.
-Muy bien cachorritos, eso sí es puntualidad- saludó Magnus mientras terminaba de licuar un batido que no lucía nada apetitoso- acérquense, tomen uno y bébanlo completo.
- ¿De qué es? -preguntó Storm arrugando la nariz.
-Es mejor no saber. Solo tómenlo- respondió Astrid entregándole su batido.
No obstante, ninguno se libró de las arcadas que amenazaron con convertirse en vómito de no ser por la atenta mirada asesina de los entrenadores. Fueron tortuosos minutos, pero cuando se terminaron el contenido, esperaron en la posición más estoica posible a su siguiente instrucción.
-Bien, el batido les permitirá no desmayarse al menos hasta la hora del desayuno. Necesitamos probar su resistencia para correr, ya que lo primero y que nunca deben olvidar es que los ousías son bastante rápidos. Y, si desde el inicio no poseen buen metabolismo, de nada servirá entrenarlos para lo demás- les explicó Magnus intentando reprimir un bostezo, ya que él fue quien tuvo que desvelarse para terminar el primer informe de su equipo.
-Lo que se traduce a que caminen alrededor de la arena para que a nuestra señal empiecen a correr. Distribuyan su energía porque van a hacerlo por treinta minutos- indicó Astrid enseñándoles el cronómetro y tablero donde iba a registrar sus tiempos- si se cansan, tendrán permitido salir de la formación, pero con una repercusión a cambio. ¿Ven esas pesas de allá?, si se detienen, se les hará hacer sentadillas con quince kilos extra. Si quieren un consejo antes de iniciar: no se detengan.
Los novatos se dispusieron inmediatamente a caminar uno detrás de otro para calentar en la espera del cambio. Conforme iban dando vueltas, Hipo veía con mayor frecuencia a la rubia, quién ahora parecía estar más entretenida trenzándose el cabello que mirándolos; es decir, no la culpaba, se veía muy bonita peinada así, sin embargo, cuando la vio quitarse su chamarra, casi se atragantó con su saliva debido a que estaba usando un crop top negro que le dejaba descubierta la mayor parte de la espalda, en la que, para su sorpresa, tenía plasmado un enorme tatuaje.
No podía ver que era desde su lugar, pero eso no era lo importante, sino que hacer énfasis en que ese aspecto rudo solo la hacía verse todavía más bonita. Por otra parte, había visto desde el inicio que Hansen también tenía un tatuaje en el brazo al llevar una camiseta negra sin mangas, pero mucho más pequeño. Trató de enfocar más la mirada para captar los detalles y, vaya sorpresa que se llevó cuando al mirar hacia sus cuellos, notó que tenían tatuados los números con los que Viggo los había presentado ayer; 004 para él y 021 para ella.
Que los dioses lo perdonen, pero eso le pareció que había sido una manera de marcarlos; no tenía ni la menor idea sobre si ellos habían accedido a tener esos números tallados en su piel, pero él no lo creía, ya que, hasta eso, eran marcas discretas. Además que, si su ojo de artista no le fallaba, debían tener a lo mucho dos años. Probablemente ya estaba loco sacando teorías donde no las había, pensó agitando la cabeza para mejor concentrarse en el ejercicio. Lo cual pareció sensato, ya que justo en ese momento Valkyrie alzó la mirada para verlo directamente a los ojos. Con torpeza agachó la mirada y, por fortuna, el sonido de un silbato lo alertó para que él y los demás empezaran a correr.
-Bueno, Heather no mintió cuando dijo que practicó atletismo- le comentó Magnus a su hermana tras ver que después de cinco minutos, la pelinegra iba liderando el grupo, seguida de cerca por Eret y Dagur.
-Mmmm, así parece- comentó Astrid con aire distraído- ¿de verdad Drago te pidió que se les administrara el suero desde esta semana?
-Sí. No dio su brazo a torcer; al parecer no quiere que los novatos se tarden tanto en forjar su condición como lo hicimos nosotros.
-Si hace eso, tendrá suerte si no se le mueren antes de llevarlos al campo.
- ¿Qué sugieres hacer entonces?
-Yo no sugiero nada. No es mi problema; solo sigo órdenes- comentó tratando de ser indiferente.
-Tú no eres así, Little bit- señaló con una sonrisa cariñosa- te preocupa la gente, especialmente ellos.
-No debería.
-Pero así es y, me genera alivio que, pese a todo, tu alma y corazón no han cambiado- susurró apretándole el hombro- así que, te repito, ¿qué sugieres?
-Administrarles de a poco el suero y decirles a Viggo y Drago lo contrario- respondió en un bufido resignado- Howard podría cubrirnos; sabes lo que piensa sobre cómo lo administran.
-Es un plan, déjame ver que puedo arreglar antes de terminar la semana y te aviso.
-Bien.
-Oye, tengo una duda. Sabes que nunca te atacaría como lo hizo Camicazi, pero ¿por qué aceptaste a Hipo? -soltó cruzando los brazos y mirándola atentamente.
-Tiene un don.
-No lo entiendo.
-Es buen portavoz de sus creencias e ideales del mundo. Te apuesto a lo que quieras, pero su equipo lo elegirá como su líder, cuando estén listos.
- ¿De verdad? -preguntó tratando de no echarse a reír- lo lamento, no quiero burlarme de él ni mucho menos subestimarlo, es decir, aún no se ha quedado al último en la fila- añadió mirando a los chicos correr y ver que el castaño estaba situado en el medio- pero, te seré honesto, veo en sus ojos mucho miedo.
-Exactamente y eso me demuestra que está listo.
- ¿Por fin probaste la hierba, Little bit? -curioseó, obteniendo un rápido gancho al hígado que casi lo tiró al suelo y se ganó media mirada de los novatos- no hacía falta eso, solo tenías que llamarme idiota.
-Idiota- respondió divertida- me refiero a que pese a tener miedo, no se va a dejar dominar por este. Tuvo los huevos de confrontarme para ser aceptado y probar su valía como uno de nosotros, sabiendo que quedarse en casa sería un camino más fácil que aquí y, ayer que empezaron a pelearse entre todos, él no dudó en ponerse delante de sus amigos para protegerlos. Esas son cosas que hace un líder; esas cosas son las que haces tú.
-Mmmm, tendremos que esperar a ver que decide su equipo y si comparten tu opinión. Porque, podrá ser fuerte mentalmente, pero físicamente deja mucho que desear. Hay otros elementos que parecen más adecuados.
-Los músculos se pueden moldear, déjamelo a mí.
- ¿Ya has elegido a tu ganador, no es verdad? -cuestionó con diversión.
-Sí, así como tú al tuyo. Entrena a Eret en lo que le haga falta y al final veremos a quien eligen; de todos modos, habrá puesto de sublíder, así que, ambos pueden ganar.
-Hecho.
Tras los primeros veinte minutos, nadie había caído, pero los rostros de la mayoría denotaban evidente dolor debido al ardor en sus pechos y visión borrosa. Eret alcanzó a Heather y, sorpresivamente, Toothless se les unió en la siguiente vuelta. Los más rezagados eran Patapez y Patán, mientras que el resto estaba disperso en el centro.
No obstante, no todo fue perfecto. Faltando escasos tres minutos, cayeron Patapez, Brutilda e Hipo. Apenas y pudieron hacerse a un lado para no estorbarles a los demás y, cuando sonó el silbato final, el castaño percibió que la rubia de bonitos ojos azules se le había acercado y mirado desde arriba.
-Arriba Haddock- demandó esta con frialdad.
El pobre Hipo le hizo caso ignorando el temblor de sus piernas. Y, tratando de no vomitarse frente a ella, aceptó la pesa de quince kilos que estuvo a nada de caérsele de las manos, pero tras dar una fuerte inhalación, comenzó a hacer las sentadillas que equivalían al tiempo que ya no corrió mientras el resto descansaba en el suelo. Debido a que Patapez y Brutilda no estaban logrando completar el ejercicio, se les indicó que entre más tardaran, más tiempo se les iba a añadir de compensación; cosa que el castaño quería evitar a toda costa.
Tras unos minutos, percibió un zumbido en los oídos, pero no desistió de su tarea, pese a las miradas preocupadas que le estaban lanzando Toothless y Storm. Probablemente ya estaba pálido y a nada de desmayarse, pero no se rendiría; iba a terminar con esto para evitar ser expulsado. Después de eso, solo fue consciente de cuando se escuchó el clic que indicaba que su tiempo había terminado, pues cuando quiso bajar la pesa, muchas luces de colores inundaron su visión.
-Hey, Haddock, tranquilo- habló Astrid quitándole rápidamente la pesa para tomarlo del brazo con una mano y, la nuca con la otra para recostarlo en el suelo- has respiraciones lentas- ordenó mientras su hermano le entregaba una botella de agua y un pañuelo antes de regresar a supervisar al resto. Abrió la botella para mojar el pañuelo y pasárselo por el cuello y la frente.
-Lo-o... sie-ento...- balbuceó el aludido con dificultad.
-Guarda silencio y concéntrate en tus respiraciones- le regañó poniendo la mano en su pecho para ayudarle a que fuera más despacio.
Se quedaron en silencio dos minutos más hasta que la mente de este se aclaró y fue capaz de respirar con normalidad. Astrid rápidamente lo sentó y le hizo recargar la espalda en la pared más cercana, para luego entregarle la botella de agua.
-Termínatela y levántate solo hasta que te sientas mejor.
-Lo siento- volvió a decir cabizbajo mientras se llevaba la botella a los labios.
-Terminaste el ejercicio, que es lo que me importaba. Casi te desmayas por llevar tu cuerpo al límite; no te castigaré por eso. Pero, espero de ti que en el futuro cercano esto ya no vuelva a ocurrir- dijo por último antes de darle la oportunidad a que Toothless y Storm se acercaran.
-Hipo, ¿estás bien? -cuestionó el pelinegro con preocupación mientras Storm volvía a mojar el pañuelo y pasarlo por su cuello para refrescarlo.
-Eso creo- comentó el castaño en un suspiro desganado.
-Bien cachorritos, tienen treinta minutos para ir a las regaderas y llegar al comedor antes de que los jefes lo hagan. Al terminar de desayunar, nos volveremos a reunir en su piso, no lleguen tarde- ordenó Magnus dirigiéndose a la puerta, acompañado de su hermana.
-Mierda, esto va a ser más duro de lo que creíamos... ¡es genial! -gritó Dagur con entusiasmo mientras su hermana le negaba con la cabeza, pero mostrando una sonrisa.
¿Genial?, pensó el incrédulo Hipo. Claro que no, estaba siendo un suplicio, casi visitaba a los dioses hacia apenas un segundo, sin embargo, no iba a desistir; iba a luchar, especialmente para asegurarse de que Toothless y Storm sobrevivieran a todo esto.
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-De acuerdo, lección 0- comentó Magnus tomando asiento en uno de los catres de sus novatos mientras disfrutaba de un delicioso trozo de pastel que no pudo acabarse en el desayuno.
- ¿Lección 0? -preguntó Heather con desconcierto.
-Sí, porque al parecer tenemos que explicarles como son las cosas que deben matar- les recordó arrugándoles la nariz con disgusto- he aquí el prototipo de un ousía- agregó señalando a Astrid que sostenía un holograma de un ejemplar masculino y femenino.
-Uhm... no quiero ser grosero, pero siguen luciendo igual que cualquier persona- señaló Patapez con nerviosismo.
-Exactamente, ya vamos avanzando. Los ousías no son diferentes en el exterior, sino en el interior. Hasta donde sabemos, han perdido la capacidad de hablar y solo un pensamiento se queda con ellos: matar. Lo más importante es que aprendan a correr de ellos cuando sea necesario y a evitar que los rodeen con sus brazos, ya que eso puede terminar en una rotura de costillas en el mejor de los casos.
-O sea que nos están pidiendo matar personas- replicó Toothless con disgusto- personas que tienen el juicio nublado.
-No tienen nada nublado, simplemente ya no poseen pensamientos propios; sus vidas anteriores ya no existen- intervino Astrid frunciendo el ceño.
-Pero ¿cómo es que están tan seguros?
-Porque todos lo hemos visto. Ya no pueden ser salvados. Cuando tengan delante a un ousía será él o ustedes; será una lucha por sobrevivir. Ellos fueron manipulados para ser peones.
- ¿Peones? -cuestionaron a la vez Hipo y Eret.
- ¿Qué?, ¿Creían que los ousías surgieron por producto de la madre naturaleza? -soltó con una sonrisa burlona al verlos quedarse en shock- bueno, Viggo y Drago hacen un buen trabajo manejando las cortinas de humo.
- ¿Disculpa?, ¿Han sabido todo este tiempo el origen de esto y no lo han detenido? -arrebató Heather con molestia.
-Muñeca, te reto a que atravieses el maldito bosque y logres llegar en una pieza para siquiera intentar acercarte a la orilla de la isla donde está el nexo y origen de todo esto- respondió sin intentar molestarse- son cientos de kilómetros. No llegarías viva ni a la mitad del camino; necesitamos un ejército para ello; el cual no tenemos, por cierto. Los ousías no solo son fuertes y rápidos, también son sensibles a la luz y a los sonidos fuertes; eso los alertaría de tu presencia y te devorarían en un segundo. Ni siquiera nosotros nos hemos adentrado tanto.
- ¿Entonces cómo es que...? -trató de preguntar Hipo, pero al hacer contacto visual con ella, se frenó en seco y sonrojó.
-Lo sabemos porque de vez en cuando vienen con ellos un grupo de extranjeros a pedirnos que nos rindamos y que les entreguemos la isla a cambio de dejarnos vivir. Como no hemos aceptado nunca, aquí estamos en este círculo vicioso. Y, hasta saber cómo acercarnos a su área, lo mejor es decirle a la ciudad que esto es una enfermedad y no una invasión para evitar el caos.
-Eso fue una orden, no una sugerencia- demandó Magnus al notar que no habían captado la indirecta- nadie fuera de este lugar puede saber la verdad, ni siquiera sus padres o hermanos, ¿de acuerdo?
-Sí, de acuerdo Hansen- dijeron todos al unísono.
Los entrenadores les explicaron un par de cosas más, entre ellas la organización de su rutina de la semana, no obstante, tuvieron que levantarse e interrumpir su discurso cuando escucharon la voz de Viggo por el altavoz llamándolos. Magnus se fue deprisa, pero Astrid antes de salir, chasqueó la lengua.
-Haddock, Nadder, vengan conmigo.
Los aludidos se pusieron de pie con nerviosismo y siguieron en silencio a Astrid hasta estar cerca de las escaleras; en un punto privado.
-Respiren que se están poniendo morados- comentó medio divertida- no están en problemas, solo quería explicarles como íbamos a trabajar nosotros, ya que ustedes son mis dos perfiles más bajos de aquellos a los que recluté. Y, no puedo dejar que se queden atrás. Así que, esto es lo que haremos, al terminar cada cena, van a ir a reunirse conmigo en la arena, pero no juntos; sino que van a ir alternándose de día; esto con el propósito de poder ponerles mi completa atención, ¿bien?
-Así lo haremos- se apresuró a responder Storm con una sonrisa.
-Bien, anda, regresa con los demás- indicó señalando la habitación con la cabeza- Haddock, tú espera un segundo más- agregó y, al quedarse a solas, lo examinó de pies a cabeza- debo admitir que te juzgué demasiado rápido.
- ¿Eh? -balbuceó este con torpeza.
-Como dije, tienes el rendimiento varonil más bajo de la mitad del equipo que yo recluté, pero ciertamente no eres el último de todos. No obstante, necesito que seas mejor; por eso tu entrenamiento va a ser duro, así que no desgastes toda tu energía en la mañana, ya que tú empezarás el entrenamiento personalizado.
-Lo entiendo. Gracias de nuevo por la oportunidad; te prometo que no voy a fallarte.
-No hagas promesas, Haddock, porque no siempre se pueden cumplir- debatió cruzándose de brazos.
-Yo pienso que sí. Al menos yo siempre hago lo posible por hacerlo- aseguró con una amplia sonrisa.
- ¿Sabes?, no es común encontrarse con una persona optimista, pero... eso no significa que sea malo. Está bien, dejaré que hagas tu promesa.
-Gracias.
-Ya puedes irte.
- ¡Oh!, oye Valkyrie, ¿puedo hacerte una pregunta antes de irme? -comentó apresuradamente y jugando con sus manos con nerviosismo.
-Claro, pero no te garantizo una respuesta- devolvió alzando una ceja con curiosidad.
-Mmmm, es que siempre me lo he preguntado... ¿por qué se llaman ousías? -cuestionó ladeando la cabeza de una manera que a Astrid se le hizo estúpidamente tierna, tanto que no pudo evitar reírse por lo bajo.
-Lo que me faltaba. También eres curioso- señaló con gracia- eres el primero de todos los novatos en preguntar eso.
- ¿Y eso es malo? -quiso saber intentando no sonrojarse al escucharla reír.
-No, todo lo contrario... bueno, dado a que lo preguntaste con tanto entusiasmo, te responderé. Viggo es un amante de la filosofía y él nos explicó que, para los griegos antiguos, ousía significaba esencia o lo que es. Aristóteles sostenía que esta esencia o bien, alma, era la forma de cualquier cosa viviente, entonces lo tomó como una ironía un poco burlona llamándolos así. Se supone que, aunque la esencia cambie de cuerpo, permanecerá igual, algo que claramente no pasó aquí; ellos cambiaron su raciocinio, empatía y manera de comunicarse, pero no de cuerpo. Dejaron atrás todo lo que conocían y lo que los hacía ser ellos mismos. Por eso son ousías, cuerpos sin alma.
-Mierda- soltó abruptamente antes de captar que esta lo miraba con los ojos bien abiertos- perdón, no era mi intención hablar así- se apresuró a disculparse mientras se cubría la boca y el rojo teñía sus mejillas.
-Se te permiten decir groserías, soldado- comentó volviendo a reírse por lo bajo- bueno, vete. Ya respondí a tu pregunta y necesito ir a reunirme con mi escuadrón.
-Sí, sí, lo siento, no quería detenerte- dijo moviéndose con torpeza para dejarla tomar las escaleras.
-Regresa con tu equipo, Haddock; no necesito que supervises como bajo las escaleras- pidió con humor cuando al mirarlo por encima del hombro vio que no se había movido.
- ¡Perdón! -chilló dándose la vuelta de golpe.
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- ¿Y entonces para que nos quieren? -le preguntó Astrid a Daven, al ser el único que estaba en la entrada de la organización.
-Vamos a hacer un patrullaje de emergencia porque recibieron una señal de alerta del otro lado de la isla, pero Johan todavía piensa que estamos en zona de confort si los hermanos se van juntos. Así que mandó a Camicazi con tu hermano y a Axe con Harald. Lo que nos deja a ti y a mí ir juntos- le comentó el chico con fingido dramatismo.
-Oh, pero que terrible noticia, compañero, vámonos- bromeó pasando el brazo por sus hombros para encaminarlo a la salida.
Tomaron sus armas y, en un silencio cómodo se dirigieron al área del bosque que les correspondía cubrir.
- ¿Y cómo está tu hermano? -cuestionó este mientras encendía una linterna, ya que pese a ser de día, los pinos crecían conforme se adentraban en el camino y la luz se extinguía.
- ¿Magnus? -preguntó extrañada.
-No. Tu hermanito rebelde- corrigió risueño- Junior.
-Uff, más incontrolable que nunca. Se encontró con el hombre con el que me acosté la semana pasada y le metió tremendo puñetazo en la cara y lo pateó en los genitales. No fue un buen día para él.
-Espera, espera, ¿tu hermanito bebé de 17 años golpeó a un hombre como de 25? -preguntó sin poder contener su risa- oh dioses, que maravillosa imagen mental; tiene el gen Hofferson.
-Más o menos, sí.
- ¿Y se lo había ganado?, es decir ¿te dijo algo o te trató mal?
-No. De hecho, fue un buen amante de una noche, pero Junior debió haberme seguido al bar y visto con él para identificarlo, golpearlo a la mañana siguiente y ordenarle que no volviera a acercarse a mí.
- ¿Y qué opinó Magnus de eso?, es decir, claramente está receloso de que un hombre con otras intenciones fuera de la amistad se te acerque.
-No lo sabe. No quiero meterlo en problemas. Junior quiere ser como su hermano mayor y, meterse en peleas no ayudará a que Magnus se sienta orgulloso de él. Además, yo los amo a los dos por igual, no puedo dejar que se peleen entre sí.
-Sabes que Magnus se enterará tarde o temprano.
-Sí, pero prefiero que sea más tarde. Al menos en lo que logramos entrenar a los novatos... mejor dime, ¿cómo están tus gemelas?
-Ah, Sigrid y Siriana son las mejores hermanitas menores que pude desear- señaló con cariño- que bueno, a los 8 años todos los niños son tiernos; deja que sean adolescentes y quieran maquillarse o salir con alguien.
-Esas chiquitas son la luz de tus ojos cada día más, ¿no?
-Sabes que sí, aunque a veces no entiendo lo que dicen cuando se hablan en clave. Únicamente hasta que veo lo que hicieron, voy entendiendo su lenguaje y codificándolo.
- ¿Cómo qué?
-Bueno, ahora sé cuándo quieren hacerle una corona de flores a Harald.
- ¿Eh?, ¿Disculpa?
-Extrañamente les agrada y él a ellas. No lo sé. Ha habido ocasiones en las que mientras hablo con mamá, él anda por ahí y muy pacientemente les responde a las gemelas todo lo que quieren saber; ellas me dicen que es divertido. Yo difiero, pero les agrada y en la última visita le dieron una corona de flores. Pensé que la iba a rechazar, pero no; la portó con mucho orgullo.
- ¿Y a ti que te dieron?
-A mí nada, dijeron que con mis rizos iba a tapar las flores- comentó risueño, contagiándola enseguida de su humor.
-Has caso a su sentido de la moda.
-Eso hago. Oye, y hablando de Harald...
-Me contestó lo que habíamos teorizado. Que empezó a ser más amable contigo para no pelear delante de los novatos y no amargarse el rato cuando tuvieran que estar a solas. Pero que no te odia o desprecia; dijo que eras cool.
- ¿Cool?, ¿Quién mierda usaría la palabra cool para describirme? -preguntó entre divertido y extrañado.
-No lo sé, genio, pero al menos no dijo que eras un imbécil.
-Gracias, eso me hace sentir mejor- respondió entrecerrándole los ojos.
-De nada, ahora volvamos que no quiero perderme la comida y no hay a nadie a quien matar por hoy.
-Estoy de acuerdo.
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-Mierda, ¿y a ustedes que les pasó? -preguntó Astrid cuando vio llegar al comedor a Camicazi y a su hermano llenos de hojas por todo el cabello.
-Un ousía nos cayó de la copa de un árbol y luego otro nos llegó por atrás. Terminamos chocando todos contra un árbol seco- le explicó Magnus mientras aceptaba que le quitara las hojas de encima.
-Bueno, al menos ustedes no tuvieron que correr de un jabalí- respondió Axe rodando los ojos- aunque debo decir que fue lo más divertido que he hecho en semanas. Casi muerde a Harald.
-Cállate- pidió el aludido golpeándolo en la cabeza.
- ¿Y a ustedes, bombón? -cuestionó Camicazi dirigiéndose a Daven.
-Nada. Nos hicimos tontos poniéndole formas a las nubes- comentó alzándose de hombros, pero al ver sus miradas de desconcierto, se empezó a reír- hombre, no es cierto, es decir, lo que hubiera dado por hacer eso, pero no, solo caminamos; el lugar estaba demasiado solo.
-Mmmm, bueno, al menos uno tiene humor- indicó Axe con aire distraído- mierda, necesito un trago.
-Axe, es martes- le regañó Magnus tratando de ser paciente.
- ¿Y qué?
-No vas a entrenar a tus novatos cargándote una resaca, si bien te va, claro.
-Pero tengo el sabor del maldito suero en la boca desde ayer y yo no fumo como ustedes.
-Lo siento, pero deberás esperar hasta el viernes por lo menos.
- ¡No eres mi padre para decirme que hacer! -escupió tratando de no alzar la voz y ganarse miradas no deseadas.
-Gracias a Odín que no lo soy- arrebató molesto- solo te estoy diciendo que tienes que ser menos egoísta y pensar más en la hermana que tanto alegas querer proteger, porque al menos yo sí quiero proteger a la mía- agregó levantándose para marcharse furioso del comedor.
-A veces eres un puto imbécil- ofendió Astrid a Axe antes de seguir a su hermano.
Corrió hasta el piso donde estaban sus habitaciones, las cuales dado los años que llevaban allí, estaban separadas unas de otras y, eran lo suficientemente espaciosas para que hubiera más que solo su cama. Abrió la puerta de la habitación de su hermano gracias a la llave extra que portaba colgando de un collar bajo sus ropas y, al verlo sentado a la orilla de la cama con la cabeza gacha, se acercó a su espacio y se arrodilló delante de él.
-Perdón por haberte dejado sola allá abajo. Necesitaba un minuto para calmarme- musitó este apretando la mandíbula con enojo.
-No tienes porqué. Ambos sabemos cómo es Axe.
-Lo sé, pero es que a veces me siento tan cansado de ser el líder y no poder enojarme y explotar como quisiera- sinceró cubriéndose los ojos con las palmas de las manos.
-Ya te dije que me puedes dar el puesto.
-Viggo no aceptará ese cambio jamás.
- ¿Por qué no? -cuestionó alzando una ceja con incredulidad.
-Dice que eres una increíble estratega, guerrera y mano derecha, pero muy dura y algo impulsiva con tus emociones y sentimientos para ser líder.
-Mmmm, vaya.
-Además, no quiero que cargues con las cosas que me tocan a mí- confesó bajando las manos para acariciarle la mejilla- hago todo esto por ti y solo por ti, así que déjame seguir haciéndolo.
- ¿Hasta cuándo?
-Hasta el día en que podamos volar en libertad.
-No quiero que te esfuerces demasiado; no puedo perderte.
-Y yo no puedo perderte a ti. Estaré bien.
-No, prométeme que pase lo que pase, seguirás conmigo.
-Lo prometeré solo si tú me dejas seguir cuidándote.
-Está bien, lo prometo.
-Entonces lo prometo también- susurró envolviéndola en un abrazo.
-Oye, hablemos de cosas menos tristes- le propuso separándose para acomodarle el cabello que aún traía alborotado.
-Claro.
-En serio debes decirle a Brenda que grite más bajo cuando follen. Y tú no darle con tanta fuerza porque te juro que sí se escucha el choque de sus cuerpos.
- ¡¡Little bit!! -chilló avergonzado.
- ¿Qué?, es cierto. Y es mejor que eso cambie ahora que están los novatos, ya que no creo que te guste que te escuchen- señaló risueña.
-Te odio.
-Querrás decir: te amo. Ya que salvé tu dignidad, hermanito. Podrías amordazarla, ya sabes, como una perversión.
- ¡Astrid! -la regañó más avergonzado- te voy a rogar que te detengas ahí.
-O podrías taparla con tu mano si no quieres algo tan erótico y más físico. Aunque, también podría volverse erótico si envuelves tu mano en su garganta.
-Dioses, eres la pesadilla de mi existencia- susurró sobándose las cienes al sentir el inicio de un dolor de cabeza y más al escucharla reírse de él sin filtro alguno.
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A ver, creo que voy aclarando un poco más el asunto del suero, pero sé que todavía les quedan dudas; se resolverán pronto. Ahora bien, los ousías no son como zombis jaja ¿okey?, Magnus y Astrid lo dijeron. Piensen que son personas, pero que solo tienen el chip en la cabeza de que deben ser asesinos.
Y, ¿alguien sintió toda la tensión que hay entre los personajes?, espero que sí. Especialmente, espero sientan la tensión que hay entre el Hiccstrid. ¿Teorías?
Nos vemos pronto ;)
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