Capítulo 9: Enfrentando al Dragón.



Advertencia (Para los que me siguen desde mi primera historia, no es de ese tipo): Capítulo algo corto, espero que aun así lo disfruten.

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Era de noche en cierta parte del territorio africano, las luces de la ciudad no daban lugar a las estrellas, era un triste escenario del progreso actual, si a eso le sumamos los infortunios que los locales vivían día a día.

Se trataba de Lagos, una de las ciudades más pobladas de África, y a pesar de ser la ciudad con mayor crecimiento económico del continente, seguía siendo muy pobre para los estándares mundiales.

En medio de tan "prospera" ciudad, cierto edificio se imponía al resto, por lo menos 40 pisos de alto, de apariencia simple, pero efectivo. El terreno a su alrededor parecía un campo de batalla. Un gran número de zanjas hacían de trincheras, los vehículos todo terreno marcaban el lodazal con sus neumáticos.

La parte frontal del terreno era custodiada por un enorme muro blindado, cuatro hombres se encontraban haciendo guardia, mientras dos de ellos recorrían la parte superior del muro, los otros dos usaban los reflectores para iluminar el exterior, localizar a cualquiera que intentara colarse en el lugar, y más importantes, preparando las torretas para llenarlo de balas.

Los guardias lucían como malhechores locales, si no fuera por sus implementos, nadie sabría que se trataban de soldados, mercenarios al servicio de quien sea el dueño de aquel edificio.

-¿Hm?- Uno de los hombres apenas se dio cuenta, miró a lo lejos. Debido a la oscuridad, la imagen era casi imperceptible, tuvo que emplear la luz reflectora para ver de qué se trataba -¡INTRUSO!- Su gritó alerto a todos los hombres dentro del muro.

- ¡A sus posiciones, hijos de puta! – El capitán del equipo mercenario comenzó a dar órdenes, todos sin excepción obedecieron. Se colocaron en la parte superior del muro, las armas fueron cargadas, apuntadas hacia el exterior. Grande fue la sorpresa del capitán cuando tomó posición entre sus hombres -¿Eh?... ¿Sólo uno? – Simplemente no podía creerlo.

Plantado a unos 100 metros del portón, su manto negro se ondeaba por la poca brisa y la oscuridad de su capucha resguardaba su identidad. Por alguna razón, los mercenarios comenzaron a temblar, los orbes de ese extraño no eran humanos, brillaban en rojo como una especie de animal.

-Q-Que... ¡Quédate donde estas! – Con altavoz en mano, al líder mercenario no se le ocurrió mejor idea que advertirle, evitar una posible matanza.

-Je- Una sonrisa salvaje fue lo único que dio como respuesta, se disparó hacia la entrada a una velocidad increíble.

-¡A-ABRAN FUEGO! – Ordenó en un grito, la lluvia de balas no tardó en desatarse contra aquel fantasma.

-Jejeje- Su risa sólo evidenciaba lo mucho que disfrutaba esto, corriendo de un lado a otro, esquivando las ráfagas como el más ágil de los felinos.

-¡I-Imposible! – El líder quedó perplejo junto a todos sus hombres – "¡Él es...!" – Entró en pánico al recordar viejos relatos, palabras que escuchó de los más veteranos, cuando no era más que mercenario cualquiera. Esa manera de aparecer, los ojos rojos y los movimientos sobrehumanos.

Dos objetos se dispararon a toda velocidad contra las torretas, haciendo que estas se desviaran y dispararan a sus aliados.

-¿Q-Qué... Qué demonios - El líder mercenario, mientras hacía a un lado uno de los cuerpos, lucía más impactado que antes, viendo una simple roca incrustada en el escudo de la torreta.

-¡EL TANQUE! – Viendo que sus números se habían reducido considerablemente, pidió que trajeran la artillería pesada.

56 toneladas de fuerza de combate se posicionaron frente al portón, algunos hombres frente al blindado, esperando a que el invasor apareciera. Un monstruo encarnado, quien se preparaba para "tocar" la puerta.

-¡¿Hm?!- Escucharon el primer golpe, sus nervios aumentaron cuando vino segundo, era como el retumbar de una poderosa arma, una que nunca habían escuchado en su vida. El silencio reinó por unos segundos antes de que el tercer golpe llegara, acompañado por el sonido del metal cediendo- ¿Eh? – Estos quedaron perplejos al ver como las puertas volaban hacia ellos- ¡HAAA...! – Sus gritos cesaron al ser aplastados por el pesado metal.

-¡Tienen que estar jodiendo! – A través del visor del tanque, el último mercenario tembló de miedo. Colocó sus manos sobre los controles, gotas frías resbalaban de su sien. Basto con que parpadeara un par de veces para que aquella figura misteriosa se posicionara frente al cañón.

-Saludos- Su tono era de lo más siniestro, su sonrisa aún más.

El mercenario prácticamente se cagó de miedo, ahora no le quedaban dudas, esa sonrisa no era la de un humano, era la de un monstruo, uno hambriento de guerra.

Con el corazón en la mano, sujetó los controles con fuerza, presionó el gatillo, la munición emprendió su camino a través de la longitud del cañón. Increíblemente su salida fue obstruida por el golpe de aquel ser. Lo que antes se consideraba la fuerza de combate más poderosa del lugar se redujo a 56 toneladas de chatarra calcinada.

-Ahora veamos... - Levantó la mirada mientras retiraba su puño del cañón ardiendo- ¿Cómo debería entrar? – Sonrió de forma salvaje al imaginar lo difícil que sería llegar al último piso.

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-¡¿Qué es lo que ésta ocurriendo?! – Detrás de su escritorio, Everlue, un hombre cuyas grandes ambiciones le habían llevado a aprovecharse de la situación del territorio, se estaba está desesperando, viendo como todos sus hombres desaparecían uno a uno. Las cámaras se bañaban de sangre, impidiéndole presenciar quién o qué era el responsable de tal masacre.

La oficina de aspecto lujoso y a la vez rustico, el suficiente espacio para que sus empleadas pudieran contar y clasificar los diamantes en su presencia.

-¡E-El elevador! ¡Pronto! - Viendo que los números en el panel empezaron a moverse, ordenó a sus guardaespaldas posicionarse frente las compuertas del elevador.

Con todas sus fuerzas, suprimió sus ganas de gritar, de correr despavorido. Tenía que demostrar valor frente a hombres, demostrar que no sólo se trataba de un simple empresario.

-Glug- Los guardaespaldas tragaron duró al ver el contador acercarse a su piso. Las mujeres se resguardaron debajo de sus mesas de trabajo. Everlue sujetó la escopeta sujeta debajo de su escritorio, cada uno se preparó a su manera, listos para recibir al visitante desconocido.

-¡DISPAREN! – Apenas las compuertas se abrieron, los hombres jalaron los gatillos, el interior no tardó en llenarse de agujeros, no fue hasta que se les terminó la munición que se dieron cuenta de su descuido.

-Pero ¿qué?... ¿Dónde est... ¡¿Hm?! – De manera fugaz, Everlue miró hacia atrás, una sombra atravesó la gran ventana, haciendo al hombrecillo cubrir su cabeza para protegerse de los fragmentos de vidrió.

-Jajaja- El misterioso rio una vez más, se lanzó contra la fila de guardaespaldas, estos con miedo apenas pudieron reaccionar, la velocidad del extraño era de temer, una fuerza bestial apoyaba sus golpes y patadas, los diez guardaespaldas cayeron ante los ojos de Everlue, este con miedo sujetó una vez más el arma oculta.

-Yo no lo haría si fueras tú- Dijo una voz a su lado mientras sujetaba su muñeca.

-¿Q-Qui... ¿Quién eres? – Preguntó Everlue, un tono tembloroso, evidenciando el terror que le causaba aquel sujeto, un cuerpo fornido, cubierto por un manto ennegrecido- S-Sí lo que quieres son los diamantes, tómalos... Son tuyos.... Pero no me mates... Por favor – Rogó por su vida.

-No quiero tus diamantes- Dijo aquel encapuchado, mientras apretaba la muñeca del gordiflón, haciendo que este se retorciera- Quiero el resto de eso – Señaló con la mirada.

Everlue apenas pudo voltear a ver, lo que parecía ser un enorme colmillo colgado en su pared.

-¿E-Eso?... Eso no es nada... Es sólo un souvenir- No podía entenderlo, ¿Por qué alguien se molestaría en invadir su edificio y matar a todos sus hombres sólo por un simple hueso?

- "Eso"... - Se acercó al aterrorizado hombrecillo- ...Vale más que las piedras que obligas a esta gente buscar- Sus ojos rojos brillaban de forma amenazante, hizo más presión para apresurar las cosas.

-AARGH... ¡E-Está bien! ¡Está bien! ¡No sigas, por favor! – Suplicó, sintiendo su muñeca ser pulverizada. El extrañó simplemente lo dejó ir. Everlue sujetó su muñeca mientras su expresión se traducía en dolor- L-Lo encontramos dentro de unas ruinas... Ugh... A unos 100 km al sur- Soltó, haciendo que el extraño dibujara una sonrisa– A-Ahora que lo sabes... Por favor... No me hagas... ¿Eh? – Se sorprendió al encontrarse completamente solo, con excepción de sus empleadas y los cuerpos masacrados de sus guardaespaldas.

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Una hora después, a las afueras de la ciudad...

-Aquí Igneel he confirmado la información – Dijo empleando el comunicador en su oído, Removió su capucha, su melena roja se revolvía con la brisa. La distorsión de frecuencia duró algunos segundos.

- ¿Por qué no llamaste antes? – Le respondió una voz femenina, un tono frío que denotaba algo de molestia- Debías comunicarte desde hace una hora- Regañó la mujer.

-Perdón, amor- Dijo el pelirrojo, con una sonrisa despreocupada- Pero estaba ocupado matando a todos- Soltó, pero no hubo respuesta. No había logrado apaciguar el enojo de su mujer- Dime, ¿Por qué estoy haciendo esto? – Preguntó para romper el silencio.

-Lo haces por nuestro hijo, y también porque no recuerdas dónde dejas tus "cosas", así que ve al punto de reunión. Un Raven ira por ti en 30 minutos, asegúrate de no tardar esta vez – Dijo, para luego cortar comunicación.

-Hai, hai- Contestó simple, resignándose a los caprichos de su mujer- Las cosas que hago por amor- Volvió a colocare su capucha y se puso en marcha. El desierto frente a él se extendía hermosamente. Esta vez, las estrellas iluminaban su camino – Cuánto tiempo ha pasado ¿500, 600 años? ¿Cómo fue que me olvide de este lugar? Jeje - El líder del clan Dragneel no podía sentirse más relajado.

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A las afueras del terreno escolar, en cierta parte del profundo bosque...

-Tú... ¿Padre? – Aunque Natsu se veía tranquilo, lo cierto era que estaba desconcertado, no parecía procesar las palabras de la pelirroja.

Con la mirada ensombrecida y los labios temblorosos, las lágrimas de Erza no paraban de salir, no fue hasta que el varón retiró su mano de su rostro que pudo calmarse, pensar muy bien lo que iba a decir.

-Hace casi tres años... Lo dejé todo para buscarlo- Imágenes vinieron a su mente, de una pequeña pelirroja, mirando a través de la ventana de su habitación, cómo un pelirrojo era rodeado por varios tipos con apariencia de guardaespaldas, lo siguiente que vio fue a esos tipos tendidos en el suelo, aquel pelirrojo en medio, sonriendo de manera salvaje- Pero nada, incluso los mejores traficantes de información se quedaban cortos, la única pista que tenía era el nombre que oía a mí madre mencionar – Erza lo recordaba muy bien.

Durante su infancia en aquella mansión, cada noche veía como su madre se sumía en la bebida. La mujer pelirroja, de vestido elegante y apariencia madura, se apoyaba en la barra con una expresión melancólica, soltando algunas lágrimas mientras murmuraba cierto nombre.

-Igneel Dragneel- Pronunció Natsu.

-¡Así es! – Su actitud cambió de repente, esbozando una pequeña sonrisa mientras algunas lágrimas recorrían sus mejillas- La primera vez que te vi, algo en mi corazón me decía que eras tú... Tú podrías saber algo sobre él- Se acercó al muchacho, se apoyó sobre el pecho de este- No importa a que rama del clan Dragneel pertenezcas, tienes que saber algo sobre su líder, mi padre- Agregó con ligero entusiasmo en su tono.

-... -Natsu simplemente se le quedo viendo, la mirada en la pelirroja era de puro anhelo, pidiendo por información que sólo él podía darle. Debía admitirlo, ella logro sorprenderlo, no sólo sabía que el nombre del actual líder de su clan, sino también conocía la estructura de este, información así no debía salir a la luz, debía ser silenciada... Pero por tratarse de ella, lo dejo pasar, no era necesario derramar sangre, y menos de una joven tan hermosa- Fuuuh- Suspiró, dando media vuelta para apartarse de ella.

-¡Espera! –Gritó, pero el chico no dio señales de detenerse, corrió tras él, no dejaría ir su única posibilidad de encontrarse con su padre- Por favor, deten...

-Sígueme- La interrumpió mientras seguía su camino- Hablemos adentro- Erza miró hacia adelante, entendió a qué se refería el muchacho. No lo pensó dos veces cuando decidió hacerle caso.

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Erza no podía dejar de mirar a su alrededor, el interior de la cabaña era humilde, aunque muy bien construida, aun no podía creer que Natsu haya levantado todo esto en tan poco tiempo. Las paredes compuestas de troncos bien apilados y el suelo de madera semi pulida, incluso la mesa y la silla en donde estaba sentada estaban muy bien talladas.

-Ten- Dijo Natsu, ofreciendo una taza humeante a la pelirroja.

-Gracias- Aceptó el gesto, procediendo a inhalar el vapor- Tiene un buen aroma- Sopló un poco antes de beber un sorbo- Mmmm- Sus ojos se abrieron y brillaron más que nunca – Delicioso- Sin duda, fue el mejor café que había probado en su vida.

-To-san me dijo una vez- Luego de asentar la pequeña olla, tomó asiento frente a ella, acompañándola con la misma bebida- No eres un verdadero mercenario si no puedes preparar un buen café- Sorbió de manera tranquila para luego continuar- Tabaco y café, son artículos que nunca te deben faltar cuando vas al campo de batalla, aun si pierdes tu rifle y cuchillo, podrás arreglártelas si cuentas con ellos- Un aire de sabiduría acompañó esas palabras.

-Se oye como un padre muy sabio- Comentó.

-Lo es, no conozco a personas más inteligentes que mis padres - Sonrió inocente, recordando el rostro de cierto pelirrojo y cierta peliplata. El entrenamiento del hombre y las enseñanzas de la mujer... Las veces que barrieron el suelo con su cuerpo y algunas ocasiones en las que su cabeza estuvo a punto de explotar.

-"Maldición, ¿qué es lo que sucede conmigo?"- Las mejillas de la pelirroja volvieron a teñirse, un ligero y bello color rosa, no podía controlarse cuando lo veía sonreír así. No era sólo fuerza bruta, el chico era amable y se hablaba como un sabio. Si no fuera porque lo había visto, no podría creer que una bestia dormía en su interior.

Sorbió un poco más para calmar sus nervios.

-Entonces... - Terminó de beber primero que ella- ¿Por qué te importa tanto encontrar a tu padre? – Lo intuyó, por la forma en que ella derramó sus lágrimas.

Erza dejó de beber para luego asentar la suya, se le quedo viendo por un momento, tenía un semblante bastante apagado.

-Quiero verlo, hablar con él y también... - Apretó los labios antes de decirlo- Saber si él también me deprecia.

-¿Despreciar? ¿Por qué lo haría? - Eso sin duda lo había descolocado.

-Desde que tengo memoria, mi madre me ha tratado con mano dura. A medida que fui creciendo llegue a pensar que era así debido a su personalidad o porque tenía altas expectativas – Recordó los regaños y los golpes de su madre durante sus clases privadas y sus lecciones de esgrima- Pero estaba equivocada... - Su voz comenzó a quebrarse- No fue hasta que alcancé el suficiente razonamiento que me di cuenta... - Bajó la mirada- ... De la manera en la que ella me miraba... Sus ojos... Era como si me odiara... Como si negara por completo mi existencia... Han pasado años, y aun sí me siguen doliendo sus palabras.

- "Por qué tuviste que ser tú"- Las frías palabras de su madre seguían calando en su mente.

-Comprendo – Dijo Natsu, con una expresión neutra.

-Lo siento... - Nuevamente algunas lágrimas se le habían escapado. Las removió lo más rápido que pudo.

-Está bien, fue una época muy dolorosa para ti, es normal que te sientas así- Comprendía que esos sentimientos no podían ser reprimidos.

-Es por eso que quiero saberlo, saber a qué lugar pertenezco realmente, si no es con mi madre, entonces... - Miró al pelirrosa, con la esperanza de que él le diga la respuesta.

-Veamos... - Él sirvió un poco más de café mientras pensaba que decir- No, es imposible, no puedo ayudarte con eso- Soltó, provocando un vacío en el corazón de la joven.

-¿C-Có...cómo dices?- Ella temblaba en su asiento, tratando de asimilar las palabras de Natsu.

-Digo que no puedo hablarte de eso porque es imposible, es imposible que seas su hija- Sirvió el resto del café a la pelirroja antes de levantarse y dirigirse a otra sección de la cabaña- Debo prepararme para ir a la escuela, será mejor que te adelantes, si es que quieres llegar a tiempo- Le dijo mientras se dirigía a un rincón de la cabaña, donde estaba asentado una gran bolsa de estilo militar.

La pelirroja, con la mirada ensombrecida y en silencio, se acercó al ocupado pelirrosa, quien hurgaba dentro de su equipaje. Natsu sabía que ella se aproximaba, sin embargo, no fue hasta que sintió que algo se asentaba en su hombro que se dio cuenta de sus intenciones.

-Ah, es cierto- Habló, con un tono despreocupado- To-san también me enseñó, que cuando se trata de información importante...

-Lo siento, Natsu, pero no me dejas elección- Dijo la pelirroja, apretando la empuñadura, una expresión que reflejaba gran determinación y algo de culpa- Tengo que saber sobre mi padre, y tú eres el único que puede llevarme con él, así que, como líder del equipo te exi... ¿Hm?! – De pronto, su expresión se vio abrumada, el aura que emanaba el pelirrosa comenzó a crecer hasta rodear todo su cuerpo, era como cuando lo enfrentó en el domo de entrenamiento, no... Era más violenta y amenazante, se trataba de la misma presión que ejerció contra Cerberus.

-... sólo hay dos maneras de conseguirla...- Continuó, a la vez que volteaba a verla.

-¿Eh? –Erza apenas pudo reaccionar, cruzó sus brazos, su cuerpo fue empujado con violencia, destrozó la pared hasta terminar arrastrando sus pies en el bosque -¿Q-Qué... Qué acaba de... pasar? – Apuñaló la tierra y usó su rodilla para apoyarse, su falda y blusa rasgado en algunas partes.

Subió la mirada, un pelirrosa aterrizó frente a ella, su expresión era todo menos gentil o inocente.

-... Una es negociando y la otra es usando la fuerza – Terminó, a la vez que se agachaba para mirarla a los ojos- Lo que me estas pidiendo es igual a dar la vida misma- La miró a detalle, una figura hermosa, rasgos faciales perfectos, cabello largo y rojo, ojos castaños, un tono de piel claro, sin duda cualquier hombre haría cualquier cosa por tenerla a su lado, simplemente hermosa - Aun si me ofrecieras tú cuerpo, todo tu ser, no sería suficiente para pagar por esa información- pero había algo que no le permitía verla como alguien digna

-¿C-Cómo? – Expresó confundida, levantándose mientras el pelirrosa caminaba para hacer distancia.

-Si quieres esa información, tendrás que sacármela a la fuerza – Soltó mientras giraba y levantaba su guardia- ¿Qué es lo decides? – Su expresión indicaba que hablaba en serio.

Erza se puso de pie, empleó su habilidad ESP para equiparse con un par de espadas, de estilo oriental, un solo filo, las cualidades más destacables eran las cintas, roja y azul que colgaban de las empuñaduras.

-Sí no puedo pedírtelo como tú líder... - Dijo, mientras adoptaba postura de combate- ... Entonces ¡tendré que aceptar tu invitación! – Declaró, sus ojos brillaron con valor, tal acto hizo sonreír al pelirrosa, olvidándose por un momento por qué provocó esto.

-¿Ho?- Expresó un poco sorprendido – Je – Para después sonreír de forma burlona.

-¿Qué es lo que te parece gracioso? – Preguntó, algo molesta, sin bajar su guardia ni por un segundo. Sí algo había adquirido después de tratar muchas veces con cierto peliazul era la capacidad de saber cuando alguien se burlaba de ella.

-Te haces llamar líder, sin embargo...- Respondió Natsu antes de dar un paso bien marcado, desaparecer ante los ojos de la pelirroja.

-¿Eh? – Nuevamente Erza no pudo reaccionar a tiempo, la velocidad del pelirrosa era descomunal, este ya se encontraba pasando a su izquierda, apenas pudo voltear a verlo, era como una secuencia a cámara lenta.

-... Careces de habilidad para serlo- Soltó a la vez que descargaba su golpe, tiñendo de negro la visión de una pelirroja.

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En el terreno escolar...

La hora del descanso al fin había llegado, muchos estudiantes se dirigían al gran comedor, otros optaron por quedarse en sus salones y unos pocos preferían apartarse para tener mayor privacidad, como era el caso de una rubia, un pelinegro y dos albinas, quienes consumían sus alimentos en la azotea de algún edificio.

La altura les proporcionaba una brisa agradable. Debían agradecérselo a Lucy, quien los sorprendió al emplear su "llave maestra" en uno de los paneles cerradura que se decían eran indescifrables.

-Entonces... ¿ninguno de los dos se presentó a clases? – Preguntó Gray, con una lata de refresco en mano, a diferencia de las féminas, no comía nada.

-No lo hizo- Contestó Mira- Erza jamás había faltado a clases, estoy un poco preocupada por eso.

- Y también Natsu, he intentado llamarlo toda la mañana, pero no contesta– Informó Lisanna, haciendo que la expresión de una rubia se torne igual que la suya.

-Oigan, no será que... - Dijo de manera intrigante – Bacchus o el resto del equipo Cerberus estén detrás de esto- La mirada de sus compañeros exigía que explicara eso- Digo, puede que estén molestos e intenten algo para vengarse de nosotros- Temblaba ante esa posibilidad, una posibilidad bastante remota.

-No digas tonterías, Lucy- Le corrigió Gray- ¿Cómo es que no te has enterado?

-¿Eh? ¿Qué cosa? – Parpadeó un par de veces, con una expresión perdida.

-Cerberus fue disuelto, y todos sus miembros están bajo investigación, ya que a su líder se le ocurrió la "brillante" idea de emplear dispositivos ilegales en nuestro encuentro- Informó, al contrario de la rubia, dos albinas no se mostraron sorprendidas, puesto que ya sabían algunos detalles.

- ¿De verdad?... – Suspiró con alivió- Pfuu... por un momento imagine lo peor, lo siento – Dijo mientras relajaba – Entonces ¿Dónde estarán? – Preguntó, refiriéndose a su líder pelirroja y a su nuevo compañero de cabello rosado.

-Ni idea – Contestó Gray a secas- Si se trata de Erza, probablemente este haciendo algo importante, en cuanto al novato mmmm... - Intentó imaginar las acciones de su despreocupado kohai- Lo más seguro es que se quedó dormido o este paseando por ahí. Como sea, me tengo que ir- Dijo con una expresión indiferente, levantándose para luego dirigirse a la puerta.

-Gray ¿No nos acompañaras a buscarlos? ¿Qué tal si están en problemas? – Le preguntó Mira.

-Ya se los dije, Erza es Erza y ese chico prácticamente es un monstruo, no veo razones para preocuparnos por ellos- Dijo mientras abría la puerta.

-Pero... - Mira quiso insistir, la expresión apagada del pelinegro la hizo callar de golpe.

-Lo siento, pero tengo que ir a ver a Ul- Agregó, haciendo que la albina baje la mirada.

- Entiendo...- Apretó los labios, con algo de impotencia- Entonces, nos reuniremos cuando terminen las clases para decidir qué hacer.

-Claro, como digas – Dijo antes de dejar a sus compañeras.

-Lucy, en serio ¿No puedes localizarlos? – Preguntó Lisanna, con la esperanza de que hubiera alguna pista.

-No puedo- La rubia se encargó de romper sus esperanzas, empleó su brazalete para proyectar un holograma- Sus dispositivos ID están apagados, la única opción que queda es revisar las grabaciones de seguridad – Informó. proyectando imágenes de algunas áreas de la escuela. Desde algunos pasillos de la institución, hasta las zonas residenciales de los alumnos– Espera un momento... - Detuvo una grabación en particular.

-¿Qué ocurre? – Preguntó Mira.

-Tengo algo... Es... Es Erza – Informó, haciendo zoom en la imagen, una grabación de hace seis horas.

-Esa es la zona residencial de los chicos– Comentó extrañada la albina mayor, las imágenes mostraban a una pelirroja ingresar al edificio para luego hablar con el supervisor de la caseta-¿Qué ésta haciendo en ese lugar?

-"¿Eh?... Ese lugar..." - Apenas reconoció la zona, Lisanna jaló a la rubia para observar muy bien la imagen- Esa es la zona residencial de Natsu – Mencionó sorprendida- ¿Qué hace ahí? – Preguntó un poco exaltada.

-N-No... No lo sé – Dijo Lucy, por su expresión parecía que quería gritar, pues claro, la albina la sujetaba con mucha fuerza – L-Lisanna... ¿Podrías... Soltarme? ... Por favor- Suplicó.

-¿Eh?... – La albina reaccionó, se dio cuenta de lo que hacía- ¡Lo siento! – Soltó a la rubia de inmediato, permitiéndole sobar su brazo- Discúlpame, Lucy. No fue mi intención- Hizo una pequeña reverencia. Cierto sentimiento la había orillado a actuar de esa manera.

-N-No te preocupes... No es nada grave jeje – Sonrió nerviosa, a punto de llorar, pero, al ver que la albina seguía disculpándose, usó toda su fuerza de voluntad para contener sus lágrimas.

-Por lo menos ya sabemos dónde ésta Erza- Dijo Mira, tomando un termo para luego servirse te, de la forma más indiferente que la rubia la había visto actuar.

-"¿Qué sucede con ellas dos?" – Pensó la rubia, primero Lisanna casi le arranca el brazo, y ahora Mira actuaba como si ya no le importara nada.

Presintiendo que su integridad física corría peligro, detuvo la proyección holográfica, justo en el momento en el que se veía a Erza abandonar el edificio y perderse dentro del bosque.

Se abstuvieron de seguir indagando sobre la situación de su líder y compañero, si Erza fue a verlo, seguramente fue por algo importante. Eso era lo que más le preocupaba a un par de albinas, aunque la mente de una de ellas lo negara, su corazón decía otra cosa.

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-Humm- Sus parpados le pesaban, sus bellas facciones cubiertas con algo de suciedad y un par de moretones-¿Qué... paso?- los rayos del sol apenas filtrándose por lo frondoso de los árboles, se hallaba tendida en medio del claro, su blusa por completo destrozada, un brasier negro se encargaba de cubrir sus pechos.

-Oh, al fin despiertas- La voz del muchacho la hizo espabilar.

-¿Hm?- Su vista se aclaró poco a poco. Reconoció la figura sentada frente a una fogata.

-Ven, siéntate, ya casi está listo- La invitó, con una sonrisa, mientras giraba dos trozos de carne con una vara. El chico vestía uniforme escolar, sin rastros de suciedad o herida alguna, había aprovechado para arreglarse y preparar algo de comida mientras la pelirroja estaba inconsciente.

Erza apenas pudo levantarse, se tambaleó al dar el primer paso, por lo que usó una de sus espadas para apoyarse, acercarse al muchacho que cocinaba despreocupadamente.

-Sólo espero haberlo preparado bien, el sabor a bestia es muy difícil de quitar, no quisiera que perdieras el apetito- Tomó un gran pedazo y lo atravesó con otra vara, ofreciendo a la pelirroja, del otro lado de la fogata, dar el primer bocado.

La expresión en ella era sombría, su respiración pesada, signos de la gran paliza que había recibido hace unas cuantas horas.

-... - Abrió la boca, pero las palabras no salieron- "Esa vez quería probar su fuerza, pero fue al revés..." - Recordó la primera vez que se enfrentaron- "Sólo estaba jugando conmigo. No había manera de alcanzarlo a menos que él lo permitiera" – Apretó sus dientes y la empuñadura, realmente estaba frustrada.

-¿Qué sucede? ¿No te gusta la carne? – Preguntó Natsu, un poco confundido- ¿Hm?- Segundos después, tuvo que doblar su cuello hacia atrás, esquivando la hoja que amenazó cortar su rostro- "Uwah. Que desperdicio"- Pensó, al ver el trozo de carne volando sobre él, cayendo al momento que una pelirroja subía y bajaba su espada.

-¿C-Cómo...? – Ella quedó pasmada, viendo el filo de su espada atrapado entre dos palmas.

-Ya veo, eres de las que nunca se rinden jeje- Dijo con una sonrisa- Esa es una de las cualidades que más me gustan de una mujer – sus mejillas ligeramente sonrojadas. Hizo a un lado sus manos, partiendo el metal ante la expresión perdida de su dueña.

-Ughk- Sus ojos se volvieron blancos en el instante en que Natsu la golpeó detrás del cuello, comenzó a desvanecerse.

- Duerme un poco más- Dijo mientras la veía caer- Seguro que cuando despiertes de nuevo estarás más tranquila- Fue lo último que Erza pudo escuchar antes de cerrar sus ojos por completo.

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Tres horas después, volvió a abrir los ojos, los rayos naranjas indicaban que estaba a punto de anochecer, más que agotada, se sentía dolida, le molesta ser derrotada tan fácilmente, volvió a reincorporarse, y como siempre, un pelirrosa la esperaba sentado, cocinando lo que sea que haya cazado en el bosque.

-Dime una cosa- Habló de lo más tranquilo, entretenido con el movimiento de las llamas- En el combate contra Cerberus ¿Por qué le ordenaste a Lisanna y a su hermana que se adelantaran, cuando bien podrías haberles encargado cubrirte y así ir por la bandera? Con tu fuerza, estoy seguro que no hubieras tenido problemas para enfrentar a ese sujeto– Le recordó.

Erza volvió a detenerse frente a él, se arrodilló, sus piernas se habían cansado antes que ella lo hiciera.

-Lo hice... Para protegerlas- Aunque estaba agotada, respondió con una mirada cargada de determinación.

-Tonterías- Determinación que el pelirroja despreció como si nada.

-¡No son tonterías! – Gritó Erza, a la vez que se ponía de pie e invocaba otra espada para apuntar al pelirrosa- Soy la líder, y como tal, es mi deber protegerlos, así tenga que sacrificarme, jamás dejare que los lastimen.

-Entonces fracasaste.

-¿Eh? – Ella se descolocó por tal comentario.

-Fracasaste como líder- Volvió a decirle, su mirada por completó vacía, era como si algo lo hubiera poseído, un ser sin ningún tipo de sentimientos.

-¿Qué es lo que tratas de decir? – Preguntó entre confundida y molesta.

-Al igual que un líder, un rey jamás se sacrifica por sus súbditos, son ellos quienes se sacrifica por el rey. Atacas de frente, pero no los dejas apoyarte. Los proteges, pero no los guías, es por eso que Lisanna dudó antes de combatir y es por eso que Mirajane no pudo remover sus cadenas para ayudar a su hermana, estuvieron a punto de perder contra unos meros perros sólo porque tú no confiaste en su fuerza– Conforme hablaba, su tono se volvía frío y autoritario – Eres una vergüenza como líder.

-Eso... Eso es... - Desvió la mirada, con un deje apagado. En el fondo, sabía que Natsu tenía razón- Aun así, yo... Yo... -Levantó su espada una vez más – No quiero perderlo...

-¿Hm?

-No quiero perderlo... Mi lugar en esta escuela... Lo abandone todo, a mi madre, mi hogar- Habló con voz quebrada - Forme este equipo con ese fin... al igual que ellos quería un lugar al cual pertenecer. No lo voy a perder, me volveré más fuerte... ¡los protegeré a como dé lugar! – Sus ojos se llenaron de determinación a la vez que sus pupilas se afilaron, convirtiéndose en la mirada de un depredador.

-Hooo- Natsu se sorprendió. De pronto, una gran ráfaga proveniente de ella hizo volar todo a su alrededor, la fogata se apagó al instante, los árboles se agitaban ante tal cantidad de energía.

La energía que emanaba Erza era grande y abrumadora, un aura rojiza, similar a la de Natsu cuando entraba en combate.

Sí no fuera por cierto detalle, realmente le creería, que ella parte de su clan, su media hermana de alguna forma. Una parte de su ser lo deseaba y a la vez no.

-Definitivamente eres especial – Murmuró mientras su cuerpo temblaba, su mirada por completo ensombrecida - De acuerdo... ¡Hagámoslo de esta manera! - Sonrió de manera salvaje, a la vez que manifestaba su aura.

Ambas fuerzas chocaron. Increíblemente eran de igual tamaño, sobreponiéndose la una de la otra, si hubiera testigos, estos afirmarían ver a dos bestias devorándose entre sí.

– Erza, ¿Qué te parece si hacemos una apuesta?

-¿Q-Qué tipo de apuesta? – Preguntó tratando de mantener su propia aura.

-Si consigues herirme, te diré todo lo que quieras saber- Lanzó su oferta- Pero si pierdes...

-¡No perderé! – Interrumpió, sorprendiendo una vez más al chico. Se sentía tan motiva e impaciente que no le importaba ningún tipo de consecuencia- No perderé, así que aceptó tu apuesta- Sonrió confiada.

-"Esta mujer" – Si antes estaba emocionado, ahora estaba terriblemente contento- Muy bien, entonces... -Profirió, mientras extendía sus brazos.

-"Esa es..." – No importaba cuantas veces lo viera, Erza no podía evitar sorprender, esa postura de combate, similar a la de una bestia a punto de devorar a su presa, se preguntaba si todos los miembros del clan Dragneel empleaban dicha pose, porque de ser así, el chico seguramente sería el mejor guerrero dentro de ese clan, era como ver una versión joven del hombre que afirmaba era su padre.

Respiró profundo para calmarse, después, un pequeño portal se abrió frente a ella, era como si la realidad se hubiera rasgado. Introdujo su mano, el resplandor segó a Natsu por un momento.

-Armamento místico: ... - Profirió la pelirroja, mientras retiraba su mano. A simple vista, no era más que una espada común teñida por completo de negro. Luego de sujetar la empuñadura con ambas manos, algunas runas se dibujaron en toda la longitud, estas brillaban en un rojo incandescente- Espada Gram.

-"Jejeje"- Río por dentro. El nombre del arma le era conocido- "No pudo haber elegido mejor"

El silenció reinó al momento que sus ojos se encontraron, el acuerdo fue mutuo, sería un duelo de un solo golpe, estaban listos para lanzarse el uno contra el otro, aguardaban la señal, cualquier cosa les valdría. Convenientemente una hoja comenzó un lento descenso frente a ellos, cuando esta tocó tierra, animales, insecto, todas las formas de vida abandonaron la zona, evacuaron ante una posible tempestad.

-¡RAAAW! – Rugieron, a la vez que desquebrajaban el terreno tras lanzarse. Natsu descargó su golpe, llamas carmesíes rodeaban su puño. Erza blandió su espada mística. Se traspasaron mutuamente. Al aterrizar, ambos adoptaron su postura inicial, luego de unos segundos, el resultado fue decidido.

-E-Era más que obvio...- Dijo con un tono débil, soltó su espada, ya no tenía fuerzas para seguir empuñándola, o para permanecer de pie– Soy... demasiado débil.

-No-Dijo Natsu, mientras rodeaba la cintura de la pelirroja, evitando que cayera- Eres increíble, una mujer muy especial- Le susurró al oído.

A pesar de estar débil, Erza se exaltó, recibir tales palabras para luego ser cargada como una princesa, no pudo evitar ruborizarse.

-Ahora ¿Cómo resolveremos esto? – Le preguntó, con una expresión pensativa.

-¿Eh? – Ella no entendió a que se refería, hasta que una gota carmesí cayó en su mejilla.

La cortada en su mejilla derecha era superficial, aun así, Natsu estaba más que encantado. Aunque había desatado una buena parte de su poder, Erza fue capaz de herirlo, permanecer consciente después de tan duro golpe.

-Ambos ganamos o ambos perdimos. ¿Qué decides?

La expresión de Era se tornó sorprendida, la oportunidad volvió a sus manos, no la dejaría ir por ningún motivo.

-Por favor... Dime – Apretó los labios antes de decirlo- ¿Quién eres realmente?

-así que cambiaste de objetivo ¿eh? – Eso lo tomó por sorpresa. Ya no era su padre el centro de la conversación.

-Respóndeme, Natsu ¿Quién eres realmente? - Preguntó una vez más.

-Mi nombre real es Natsu, Natsu Dragneel- Dijo sin rodeos, con una expresión tranquila. Por otro lado, los ojos de Erza se abrieron por completo, su cuerpo temblaba, evidenciando lo impactante que fueron aquellas palabras.

-E-Eso... q-quiere decir... que tú... tú padre es...

-Soy hijo de Igneel Dragneel – Reveló. A este punto, la mente de Erza era una tormenta de emociones, y no ayudó en nada cuando Natsu acercó su rostro, atrapándola en un beso.

-¡¿Mmf?! – Para Erza, este momento, fue tan impactante como mágico, los labios del pelirrosa sellaban posesivamente los suyos, posó sus manos sobre el pecho del varón con la intención de apartarlo, pero fue inútil. El calor golpeó y se extendió en todo su cuerpo, la hizo ceder. El beso terminó justo cuando había empezado a tirar de la camisa del chico.

-Y seas o no mi hermana, tienes que pagar tu parte de la apuesta- Dijo, con una sonrisa inocente. La manera en la que uno de sus caninos brillaba, le daba una apariencia amenazante.

 -¿Uh?- Erza no pudo decir nada, estaba roja hasta las orejas, su corazón comenzó a latir con fuerza. Y todo esto empeoró cuando la sombra de un pelirrosa le cayó encima -E-Espera... Natsu... No... ¿Qué vas a...? Aaah – Fueron sus últimas palabras coherentes. En la profundidad del bosque nadie pudo escucharla gritar.

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Hasta aquí el capítulo.

Esta vez tarde menos en escribirlo, espero tomarme el mismo o menos tiempo para subir el próximo, je.

Gracias por leer.

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