Capítulo 6: Examinando al Dragón.



Luego explicarle por qué lo encadenaron a una silla, cosa que necesitaban hacer con calma, puesto que ni la expresión temerosa de Mira parecía hacerle entender, una pelirroja y un pelinegro tuvieron una pequeña discusión, las razones por las cuales debían aceptarlo y otras para rechazarlo. Al final, quedaron en un punto medio, la decisión la tomaría el propio involucrado. Gray tuvo que abstenerse de hacer cualquier otro comentario.

- "Muy bien" – Se dio un respiro para calmar sus nervios, pensar muy bien cómo iba a abordar al pelirrosa. Giró de inmediato- Lamento hacerte esperar – Dijo con un tono amigable – Bien, como ya te he explicado, los méritos en la academia se rigen por dos cosas, los combates y las misiones, sin embargo, no es posible hacerlo solo, y para eso necesitas unirte a un...

-De acuerdo – Interrumpió el pelirrosa. La mirada de sorpresa de todos no se hizo esperar.

- ¿En qué... estás de acuerdo? – Preguntó la pelirroja algo confundida.

-Escuche su pequeña "reunión" y ya he entendido lo que me explicaron antes – En su rostro una pequeña sonrisa y una mirada enigmática- Además, sí repites eso harás que me duela la cabeza, así que vayamos al grano, aceptó estar en su equipo – Agregó, como si aquello no fuera nada del otro mundo, sólo su futuro como estudiante de una prestigiosa escuela. A Erza y a todo su equipo le fue imposible desconfiar de alguien que pudiera hacer esa expresión, a pesar haber sido encadenado. Una albina dejo de ocultarse.

- ¿De... ¿De verdad? – Erza seguía sin creerlo - ¿De verdad te unirás a nosotros? – Volvió a preguntar mientras se acercaba al muchacho.

-Sí, de verdad.

- ¡Siii! – Gritó eufórica, que cuando se dio cuenta de cómo la miraban sus compañeros, se recompuso de inmediato- Ujum... Es decir, te damos la bienvenida entonces – Extendió la mano, mientras le sonreía a su nuevo integrante, este la miró serio, después sonrió. 

Las cadenas cayeron, los más de cinco candados abiertos, ni siquiera se dieron cuenta en qué momento lo hizo.

-Sin embargo... -Fue demasiado pronto para ponerse a celebrar. Los ojos del joven rondaron por toda la habitación, luego miró a los jóvenes dentro de ella – "Ataque de corta y ataque de larga distancia, una analista, una rastreadora y por último..." - Fijó su vista en cierta joven.

Mira no pudo evitar sonrojarse al darse cuenta como le clavaba la mirada - Tengo una condición, y espero que puedan cumplirla- Eso los tomó por sorpresa.

- ¿Condición? – Gray no pudo esconder su descontento - ¿Quién te crees que eres para exigir...

- Gray – Erza intervino – Vamos a escucharlo – Pidió amable. El pelinegro paso de molesto a una actitud dócil, cruzó los brazos para luego desviar la mirada.

-Lamento eso – Se disculpó.

-No hay problema- Dijo el pelirrosa.

-¿Y bien? ¿Cuál es tu condición? – Sacó el tema nuevamente.

Los miró fijamente a los ojos, mientras contestaba la pregunta, la expresión de los jóvenes lo decía todo, las desconcertantes palabras del pelirrosa. No sabían que pensar de él, sí era muy inocente o un loco sin remedio, cualquiera de las dos, el chico terminó por agradarles.

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- ¡Maldición! – Gritó furioso, un pelinegro fornido, su puño fue suficiente para destrozar la gran mesa, esa sala de reuniones que asemejaba un gimnasio, equipo sofisticado, pesas por doquier, varios sacos de boxeo, ni eso fue suficiente para aplacar su ira - ¡Cómo se atreve! ¡Ese desgraciado! ¡Me las va a pagar! – Las venas en sus ojos resaltaban su enojo, medio puño clavado en el piso.

-C-Calmase... Bacchus-san – Se acercó uno de sus compañeros, cabello rubio, formado en v, una chaqueta de cuero sobre su uniforme.

- ¡¿Cómo quieres que me calme?! – Gritó, a la vez que se volteaba – Ese desgraciado nos humillo... Nos hizo quedar como unos tontos ¡¿Y quieres que me calme?! – Volvió enterrar su puño, varias veces.

Algunos lo vieron extrañados, otros con temor, su violento líder nunca había reaccionado así antes, ira y frustración eran una combinación aterradora.

- ¿Oh? Veo que la estas pasando mal – Dirigieron su vista a la entrada abierta. Cierto individuo recargado en el marco, su sola voz le causó más descontento al pelinegro.

- ¡Tú! ¡Desgraciado! – A una velocidad increíble, paso entre sus compañeros, cortó distancia con el individuo - ¡Sí no fuera por ti, no hubiera...Yo hubiera podido! –La sola imagen de un pelirrosa lo hizo enfurecer más, imaginarse que lo estrangulaba no era suficiente. Preparó su palma abierta imbuida en energía... Sólo para quedar paralizado después de usarla - ¡¿Cómo...?!

-Tranquilízate. No he venido a pelear contigo – Dijo el peliazul, con una expresión arrogante, su mano extendida, y un aura dorada en forma de domo protegiéndolo- ¿O es que acaso estas molesto por haber interrumpido tú derrota esta mañana? – Deshizo el campo, Bacchus retiró su palma de inmediato, la sola mención de esa palabra lo hizo fruncir más el ceño.

-No fue una derrota – Dijo con enojó, dirigiéndole una mirada igual al peliazul- Sí tú y tus perros no hubieran interferido, yo habría acabado con ese bastardo.

-Hai, hai, como digas – Dijo burlón, dándole la espalda a Bacchus – Las cámaras de seguridad no dicen lo mismo, tú definitivamente fuiste derrotado, todo por querer ir detrás de una falda jeje – Se burló, Bacchus apretó los dientes, sus compañeros detrás de él compartieron su enojo.

- ¡Hijo de perra!

- ¡No te atrevas a burlarte de nuestro líder!

Si no hubiera sido por la mano levantada su líder, los otros seguramente se hubieran arrojado contra el peliazul. Se había tranquilizado, aunque su ceño seguía sin cambiar.

- ¿Qué es lo que quieres entonces? Sí sólo viniste a soltar mierda, no estoy de humor, lárgate – Le exigió, para luego voltearse, regresar con su gente.

-Cierto, no vine sólo a eso jeje – Dijo el peliazul. Bacchus simplemente lo ignoró - ¿Qué te parece una oportunidad de vengarte de ese sujeto? – Eso definitivamente llamó su atención, logró su cometido, lo hizo parar en seco.

- ¿Qué es lo que pretendes? – Preguntó desconfiado Bacchus, apenas girando su cabeza, alcanzó a mirarlo sobre su hombro.

-Nada – Por su expresión, por supuesto que mentía – Simplemente quiero ayudar a un compañero del mismo grado. Ya sabes, hay que enseñarle a los nuevos a respetar a sus superiores – Conocía a Bacchus, podría decirse que era como él, alguien que usaba su fuerza para someter a otros, mientras que él empleaba sus artimañas.

-Je- Se mofó – Dices que quieres ayudarme, por favor, no me hagas reír, Siegrain- Su expresión cambió de nuevo a descontento – Tú nunca ayudas a nadie a no ser que tengas algo que ganar ¿Crees que no he olvidado lo que le hiciste a ese equipo de moscas hace un año?– Por supuesto, el pelinegro también lo conocía, los dos se habían ganado cierta reputación – Así que no me vengas con tonterías y dime qué es lo quieres- Exigió una respuesta convincente, sí era algo que no le gustara, estaba dispuesto destruirlo todo con tal de sacarlo a patadas de su base.

Por la manera en la que sonreía, Siegrain estaba seguro que lograría convencerlo, con sus argumentos y el maletín negro en su mano.

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La escuela era enorme, lleno de edificios e instalaciones de última generación, sus aulas no eran diferentes. De estilo moderno, suelo blanco y lustroso, iluminado en efecto. Seis gradas, una encima de otra, separaban al profesor de los estudiantes, un enorme holograma para explicar su clase, una breve introducción a la teoría sobre el origen del mana, principal fuente de energía para usar las habilidades ESP.

Lástima, ninguna de sus palabras parecía interesarle a cierto muchacho, después de todo, alguien ya se lo había explicado a detalle, la mejor y peor clase que haya tenido en su vida.

-Eto... - Se armó de valor para hablarle, cierta albina de expresión tímida, intentó despertarlo, a ese pelirrosa de cara a la mesa – Etherias-san... - Dudo en llamarlo, puesto que no lo conocía del todo, sólo sabía su nombre, que la había salvado a ella y a su hermana, y que luego intentó algo más que ser su amigo.

-Ustedes, ¿están poniendo atención? – Preguntó el profesor, control en mano mientras acomodaba sus lentes. La albina se puso nerviosa, no se le ocurría nada para excusarse, se arrepintió de querer ayudarlo.

-Eh... Sí... Disculpa profesor.

La clase se reanudó, durante ese tiempo, ella no dejó de observarlo.

- "¿En qué está pensando este chico? ¿Ésta loco?" – Pensó, mientras hacía un puchero.

Se habían perdido la ceremonia de entrada y ahora se estaban perdiendo la clase introductoria, él por estar durmiendo y ella por estar al tanto de su comportamiento. Frunció el ceño, viendo lo descuidado que era el muchacho.

- "Pero... Me salvó a mí y a Mira-nee"- Su expresión se relajó, mientras lo miraba a detalle, ese color de cabello muy particular. 

Se preguntaba en qué momento prestó las habilidades del lobo, el chico desprendía un aroma fresco y natural, como los árboles de un bosque, después una leve aura rojiza. Quedo atrapada en una fantasía; una imponente criatura durmiendo, el espeso bosque era suficiente grande para mantenerlo oculto, un enorme felino rayado... No...No esa eso... Se trataba de otra criatura, de diez veces su tamaño. Sus alas reposaban a la espera de otro vuelo, su cola se mecía con calma, el brillo entre sus escamas rojas daba una sensación de calidez, de seguridad absoluta. Se acercó para descansar junto a él. Los enormes orbes se abrieron, un jade profundo y afilado, vieron a la doncella de vestido blanco acomodándose para compartir su lecho, no le importó en absoluto, incluso extendió un ala antes de protegerla con esta.

Acercó su mano hacia el muchacho, sin ser consciente, no sabía por qué, se suponía que sólo le ocurría con animales, estaba en su naturaleza ESP, hacerse amiga de todos los seres vivos, no importaba su especie, mientras más rara o poderosa, más se sentía atraída. El chico reaccionó de inmediato.

- ¿Hmf? – Pudo ahogar ese chillido, una mano en su boca y la otra siendo retenida por el pelirrosa.

-Mmm- La miró, con los ojos entrecerrados – Wuaah- luego un largo bostezo. Aclaró su visión con el dorso de su mano. Ella lucía realmente sorprendida.

-Eto... Yo... Disculpa, no era mi intención moles... – Calló cuando él se acercó sin ninguna pena o vergüenza – P-Por favor... No – Desvió la mirada, sonrosada, el rostro del muchacho a centímetros del suyo.

Eran los únicos en la parte trasera, los demás estudiantes poniendo atención, algunos muy atentos, otros tomando nota, el profesor ocupado, señalando puntos importantes en el enorme holograma, un esquema del cuerpo humano, puntos rojos en la parte posterior del cuello, muñecas y corazón; puntos clave, las "venas" de mana.

Orbes jade y azules se encontraron, una mirada indescifrable y la otra temblando, como la de un indefenso animalito. Bajó la mirada, la inspeccionó a detalle, luego regresó a sus ojos.

-¿Q-Qué... Sucede? – Preguntó la albina, con una sonrisa nerviosa.

Él acercó su mano a su rostro. Por instinto ella cerró sus ojos.

-No... N-No te acerques – Pidió tímida, sintiendo como él acariciaba su mejilla - ¡Eres un un...! – Se armó de valor para dale una cachetada. Su otra mana fue atrapada -¿Eh?

La tomó suavemente, después, unió su palma con la de ella, más pequeña que la suya, más suave, piel nívea, la sostuvo unos segundos  antes de acercar su nariz, inhalar su aroma. Fue algo extraño, pero a la albina no parecía molestarle, aunque seguía sin estar tranquila.

- ¿Q-Qué? ¿Qué sucede? – Preguntó, cuando él se detuvo y sus ojos volvieron a encontrarse. El muchacho le sonrió, para después besar el dorso de su mano, tal cual caballero invitando a señorita a bailar.

-Me gusta- Profirió el muchacho, sonriente y despreocupado, sólo para después volver a echarse una siesta.

- ¿Eh? – Lisanna reaccionó perpleja, sus ojos hechos dos puntos negros, ligeramente despeinada –"¿Qué fue lo que dijo?" – No lo podía creer, sus mejillas se tiñeron de rojo, su corazón comenzó a latir con fuerza.

El resto de la introducción paso con calma, luego el sonido del timbre, llego la hora de cambiar de aula.

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En uno de los pasillos de la institución...

Una pelirroja caminaba tranquilamente, una expresión serena, a pesar de recibir mucha atención por parte de todos los estudiantes con los que se cruzaban, a su lado un pelinegro, y detrás de ellos una rubia y una albina.

-Erza- Llamó Gray - ¿Estás segura de esto? – Preguntó con un tono serio.

-Tranquilo, no es la primera vez que nos saltamos una clase, ya lo repondremos después- Respondió la pelirroja, con una pequeña sonrisa.

-No hablo de eso, me refiero a tú decisión. Haber aceptado a ese sujeto -Aun tenía sus dudas, confiar en alguien extraño.

-Estoy segura, además, tú fuiste testigo. Esa habilidad, sus movimientos... Esa aura – Dijo mientras recordaba lo que presenciaron en la entrada, algo que nunca podría olvidar, algo que la hizo recordar – No es normal.

- ¿A qué te refieres? – Preguntó el pelinegro.

-Algo así no puede ser aprendido, incluso si tuvo entrenamiento previo, no es normal, debe ser algo más, es como sí él... - Hizo una pausa, pensando en esa posibilidad, el aura imponente que rodeo al pelirrosa- Es como sí ese chico tuviera experiencia real... Como si no tuviera dudas cuando se trata de matar personas – Sus palabras causaron un gran impacto en sus compañeros, aunque uno seguía incrédulo.

-Oe, Oe, ¿Combate real dices, matar personas? Estas bromeando ¿Cierto? ¿Qué acaso es una especie de super soldado o un agente que se infiltró en esta escuela?

-No lo sé – Respondió la pelirroja, al mismo tiempo que se detenía, un par de puertas, sobre esta un letrero digital: "Área de combate"- Es la sensación que me dio la primera vez que lo vi luchar- Posó una mano en la puerta- Sea como sea, no podemos perder esta oportunidad, no podemos perderlo – Dijo seria, sus compañeros la vieron preocupados, sabían lo importante que era el equipo para ella, no perder su lugar en la institución - ¿Ustedes que piensan? – Se volteó para interrogar al resto.

-¿Eh? Pues yo... -Lucy se puso a pensar- Dejando de lado lo extraño que es...-Dijo recordando lo que ocurrió en su "base"- Y el hecho de que no pudiera encontrar información sobre él – Agregó, con algo de frustración en su tono– Creo que puede llegar a ser alguien indispensable para el equipo. Sí no lo hubiéramos reclutado, es seguro que otros equipos lo hubieran hecho. No quiero imaginar lo que pasaría si nos enfrentáramos a él– Tembló ante esa posibilidad.

-Mira – Se dirigió a la albina, esta colocó una mano en su pecho, ignoró lo que ocurrió en la "base", recordó cuando fue salvada junto con su hermana. Esa acción tan imprudente como valerosa, una de las pocas veces que alguien la defendió, a pesar de que podía meterse en problemas, y lo hizo, y en ningún momento ese pelirrosa la miró con rencor o desprecio.

-Yo creo que... - Las palabras salieron por sí solas, un gran estruendo tomó a todos por sorpresa.

- ¿Qué fue eso? – Preguntó Gray. El grupo se hizo paso, las puertas se deslizaron de forma automática.

Una gran arena circular, gradas que asemejaban a cierta estructura de la antigua Roma, sin embargo, el techado y la iluminación lo hacían ver como un escenario futurista.

En medio de tan sofisticada instalación, un grupo de jóvenes tendidos, regados por toda la arena, sus trajes de protección deshechos; color negro, placas de metal del mismo color, en el pecho, hombros y las articulaciones, las chicas en las gradas con el mismo traje, viendo con ojos impresionados lo que ocurría.

-Es... Es suficiente- Indicó el perplejo profesor, viendo al único en pie. En medio de un cráter, pequeños rastros de humo y llamas apagándose. Su traje dañado en el hombro derecho y pecho, como si hubiera recibido una explosión, ninguna herida, sólo un poco de suciedad en su rostro, que no tardó en remover.

-¿Eso es todo? – Preguntó el pelirrosa, como si no fuera nada lo que había hecho.

-Al menos deben respirar para que puedan atenderlos, así que sí, eso es todo – Confirmó el profesor desde las gradas, mientras manipulaba una tableta, su vos resonaba a través de los altavoces- Ciertamente tienes gran habilidad. No pensé que... - Acomodó sus lentes, miró al joven, luego regresó a la pantalla -... que alguien como tú pudiera vencer a todos – Agregó, tratando de esconder su asombro. Calificó al joven con una letra, S en todos los rublos, menos en uno.

-N-No... No puedo creerlo... C-Cómo es que tú... - Uno de los caídos se quejó. Un albino, su cabello amarrado en una cola, un flequillo color negro cubriéndole un ojo. Su orgullo resultó ser lo más lastimado. Levantó su mirada a duras penas. Un pelirrosa se acercó, se agachó para escucharlo – Alguien como tú... Aun sin usar... ¿Uh? - Calló, apenas el joven le clavó la mirada.

-A simple vista, se ve que dependes mucho del fuego. No pudiste hacer nada después de quedarte sin mana. Las habilidades ESP no lo son todo ¿Sabes? – Comentó el pelirrosa- Sí tienes alguna queja, no tengo problemas en darte la revancha, sin embargo... - sus ojos se tornaron vacíos, haciendo tragar duro a su compañero de aula- Vuélvete más fuerte, ven y demuéstrame que vales la pena – Lo invitó mientras se ponía de pie, el público recién llegado no podía estar más sorprendido.

- ¿Q-Qué fue lo que ocurrió aquí? – Preguntó Lucy, aun sin creerlo, todos los varones de primero, de los cuales tenía pleno conocimiento de sus habilidades, derrotados, malheridos, un profesor viendo como el personal médico de la escuela se encargaba de atenderlos. Aparatos y usuarios de ESP curativo. Al ser una escuela de élite, estas cosas pasaban muy a menudo, pero esto era demasiado.

- ¡Chicos! ¡Mira-Nee! – Una albina saltó de las gradas para terminar entre el grupo.

-Lisanna – La hermana mayor fue la primera en recibirla.

Usaba el mismo diseño de traje en la parte superior, mientras que en la parte inferior vestía un falda-short, un corte de lado para mayor movilidad, medias negras que le llegaban a medio muslo y botas negras que llegaban a la mitad de la espinilla. La manera en la que lo portaba y la suciedad en sus facciones, indicaban que ya había tenido su prueba.

- ¿Cómo es que están aquí? ¿Qué no tienen clases? – Preguntó curiosa la albina menor.

-Nos las salta...Gah – Gray cayó frente a ella, el puño de su hermana arriba del cuerpo.

-Tenemos una hora libre, así que aprovechamos para venir a ver cómo les iba – Respondió Mira con una radiante sonrisa. No quería preocupar a su hermanita así que, como resultado, un pelinegro fue silenciado. Lisanna soltó una gota mientras lo veía ponerse de pie.

-Ya veo jeje- Rió nerviosa.

-Pero dinos ¿Qué es lo que paso aquí? – Preguntó Erza, a la vez que se giraba para mirar. Justo unos orbes jade aparecieron frente ella.

-Hola chicos- Saludó simple, causándole un mini infarto al grupo, Erza por lo menos puedo ocultar su sorpresa.

- "¡¿En qué momento?!" – Nadie sabía en qué momento ese pelirrosa se paró frente a Erza – Eh... Hola, Etherias-kun – Saludo un poco nerviosa.

-"¿Etherias?" – Su expresión se tornó confusa-Ah, cierto jeje – Recordó, mientras rascaba su nuca – Llámame Natsu, cuando me llaman por mi apellido siento que le hablan a otra persona – Por poco suelta algo que debía mantener en secreto, por lo menos ahora.

-De acuerdo... Natsu- Dijo Erza, un poco desconcertada por tanta confianza recibida.

-Viejo, eso no se ve muy bien ¿sabes? – Dijo Gray justo cuando algunas camillas pasaban entre ellos - ¿Tú hiciste eso?... ¿Solo? – Le preguntó al pelirrosa. No lo podía creer.

-Bueno... - Rascó su nuca, mientras pensaba su respuesta- Ellos me ayudaron jeje – Dijo con risa inocente.

-¿Ellos? – Mira levantó una ceja. De inmediato, recibió la mirada del muchacho. Se puso nerviosa, su corazón comenzó a acelerarse, Natsu le sonrió antes de volver con la pelirroja.

-"¿Por qué él...?

-Fue impresionante – Llamó la atención Lisanna – Debieron haberlo visto- Dijo de manera animada.

Contó lo sucedido, como apenas comenzó el combate, todos apuntaron al mismo objetivo. El pelirrosa sonrió desafiante, antes de lanzarse directamente. Demasiado rápido, se escabulló entre la multitud de alumnos sorprendidos, ellos reaccionaron de forma desesperada, los que empleaban energía, lanzaron sus ataques sin saber a dónde apuntar, rayos y llamaradas golpeaban a todos menos al pelirrosa, este cambiaba de "cobertura" apenas recibían el impacto por él, al diezmarlos, se lanzó sobre los últimos, golpeándolos detrás del cuello o presionando muy fuerte sus muñecas. Cayeron de forma simultánea.

Al final, un albino con mechones negros se enfureció, reunió sus llamas en su mano, un pequeño orbe carmesí que lanzó sin vacilación alguna. El pelirrosa no se molestó en moverse, viendo lo pequeño que era el orbe. La sonrisa del pelinegro-albino se ensanchó a más no poder, apretó su puño rápidamente, antes de que la esfera tocara a su enemigo, esta explotó frente al pelirrosa. El sobre esfuerzo y las heridas lo hicieron caer de rodillas, sonrió pensando que lo había terminado. Tenían que hacerlo de esa manera, un combate "injusto", acabar con el más prometedor de los alumnos de primero para de esa manera ganarse un renombre.

El humo se disipó, sólo para mostrar a un pelirrosa sacudiendo el polvo de su cuerpo, antes de regalarle una sonrisa a su sorprendido rival.

-Todos lanzaron sus ataques haciendo BANG, después él corrió hacia ellos haciendo ZOOOM, por último, todo terminó con un KABOOM – Explicó la entusiasmada albina, a la vez que hacia movimientos extraños con sus manos, haciendo que al grupo de Erza se les resbale una gota.

-Lucy – Llamó la pelirroja en un susurró – Luego hackeas las cámaras de esta zona para ver la grabación – Susurró mientras le sonreía a la albina.

-Entendido – Confirmó de igual forma, no querían herir los sentimientos de su nueva integrante.

-Entonces ¿Se les ofrece algo? – Preguntó Natsu, llamando la atención de la pelirroja.

-Ah, cierto – Erza recordó – Sólo venimos para ver cómo les iba y también... -Metió una mano en el bolsillo de su saco –Se me olvido entregarles esto – En su mano dos simples brazaletes negros, Natsu y Lisanna recibieron uno cada quien.

- ¿Qué es esto? – Preguntó Lisanna, observando y tanteándolo. Lucy dio un paso al frente.

-Son sus dispositivos ID.

- ¿Dispositivos ID? – Preguntó confundida.

-Con ellos podrán identificarlos como estudiantes además de otras funciones- Explicó con una sonrisa, orgullosa de su trabajo – Yo mismo los programe. También guarde nuestros números para que puedan comunicarse con nosotros- Agregó.

-Oh, gracias- Expresó la albina, sujetando la pulsera a su muñeca, el accesorio brilló en azul para después proyectarse un holograma en forma de tableta, un menú con diversas aplicaciones- Jeee – No pudo ocultar su asombro.

Natsu se quedó viendo el dispositivo, luego dibujó una pequeña sonrisa.

- "Primero el traje y ahora esto. Me preguntó cómo reaccionara Kaa-san sí le digo que estoy usando sus viejos diseños" jeje – Rió bajo.

El profesor llamó, los pocos alumnos que no resultaron muy heridos se reunieron, las chicas bajaron de las gradas, procedieron a tomar formación frente a su instructor.

-Oh. Debemos ir allá – Señaló la albina menor.

-De acuerdo – Erza habló.

-Los veremos en nuestra base mañana. Hoy tienen que instalarse en sus habitaciones ¿Cierto? – Dijo Mira, despidiendo a su hermanita.

-Está bien, Mira-nee – Se despidió levantando una mano, para luego dejar a su hermana y compañeros boquiabiertos – Natsu, apresuremos o nos llamaran la atención otra vez – Con total confianza, tomó la mano del chico.

-Nos vemos entonces, je – Natsu les sonrió mientras era llevado por Lisanna al centro de la arena.

- ¿Cuándo fue que...? - Gray intentó preguntar, mientras señalaba a la pareja.

- ¿Cómo es que se hicieron tan cercanos? – Preguntó Lucy, por sus expresiones, nadie podía creerlo todavía.

- Jajaj – Rió Erza, cruzada de brazos– Se ve que ese chico no pierde el tiempo, no ha pasado ni un día y ya se ganó la confianza de tú hermanita- Le dijo a la albina a su lado. Extrañada, vio como se comportaban aquellos dos. Un sentimiento indescriptible se formó en su pecho.

-Bien, acérquense – Indicó el profesor, frente a sus estudiantes. Natsu y Lisanna se integraron detrás de ellos. Presionó su tableta, y los resultados fueron presentados en dos hologramas, los nombres de todos los jóvenes – Estos son los resultados, encontraran interesante que aunque hayan quedado fuera de combate algunos consiguieron un buen rango, esto se debe a que les calificó en varios rublos, pero el factor que determinó todo es su capacidad ESP – Explicó serio. Los alumnos buscaron con la mirada.

-Diablos- Maldijo bajo un joven peliverde.

-Lo hice- Una peliazul se sorprendió al encontrar el suyo no muy abajo.

-Mi nombre... ¿Dónde está? ¿Dónde está? - Otro joven se desesperó al no encontrar el suyo

-Creo que tendré que esforzarme más- Dijo algo entusiasta una joven pelirrosa.

Dos listas, los separaban por género, esto para hacer las cosas más justas para los nuevos.

- ¿Dónde estará? – Una albina se puso a buscar su nombre desde el final. No esperaba mucho, cierto pelirrosa no pensaba igual.

-Ahí- Señaló Natu. Lisanna subió la mirada, abrió sus ojos con sorpresa.

– ¿Pri... Primera? ... ¿De verdad? -No podía creerlo. Su nombre por encima de las demás.

Lisanna Strauss / Fuerza A / Velocidad A / Agilidad A / Habilidad ESP A / Estrategia A / RANGO A

Recordó su prueba de habilidad, Después de tan arduo combate, como ella, junto con otras ocho, seguía en pie. No esperaba tanto.

-Lo hice... De verdad lo logre – Dijo contenta, al mismo tiempo abrumada – Gracias- Se dirigió al pelirrosa.

- ¿Por qué? – Preguntó Natsu- Yo no hice nada.

-Pero si no fuera por tus consejos no lo hubiera logrado, así que gracias – Volvió a decir la albina mientras que, con sus manos, tomó una del pelirrosa.

-Tú hiciste eso por mérito propio, la verdad te hubiera ido igual sin mi ayuda – Le regaló una sonrisa amigable, la albina hizo lo mismo, a pesar de que algunas lágrimas se amotinaron.

Viendo todo desde el pasillo del complejo, un grupo de jóvenes seguía atónito.

-Vaya, sí que se llevan bien – Comentó Gray. Con una expresión perpleja, Lucy asintió varias veces confirmando lo que dijo su compañero. Mientras que una albina, con la boca medio abierta, miraba consternada como se desarrollaba la escena, de tomarse las manos a un abrazo muy amistoso – Tal vez demasiado – Agregó con una expresión en blanco.

- Mira, ¿Sucede algo? – Erza colocó una mano en el hombro de su amiga, esta seguía mirando todo.

-¿Eh? – Reaccionó algo tarde- No... no pasa nada – Dijo, para luego girarse e ir a la salida – Debemos regresar antes de que comience la siguiente clase – Comentó, adelantándose a sus compañeros.

-De acuerdo- Confirmó la pelirroja, notando el repentino cambió en el comportamiento de la albina, como si algo la hubiera molestado - Volvamos al salón.

Todos siguieron, la pelirroja al último, volteó antes de seguir a sus compañeros, miró de reojo los resultados, antes de que el holograma se apagara.

"¡¿Cómo es que...?!" – Encontró el nombre, aun con sus ojos bien abiertos no podían creerlo lo que veía.

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El día se hizo corto, el cielo naranja indicaba la conclusión del primer día, sin ningún otro incidente. Muchos estudiantes abandonando el terreno escolar, algunos en la gran entrada esperando su transporte, lujosas limosinas y uno que otro mayordomo o criada esperando a sus amos, la posición económica y social de sus padres lo permitía, otros yéndose a pie, acompañados o solitarios, como era el caso de un pelirrosa, con portafolio escolar en mano, mientras tapaba un bostezo.

-"Esto es demasiado aburrido. Quisiera nunca haber apresurado la prueba de To-san" – Pensó. Luego otro pensamiento más serio- "No, tengo que superarla, esto no puede ser más difícil que las misiones en el extranjero" – Recordó las balas, el sonido de las explosiones y los gritos de todos los mafiosos o terroristas que fueron sus víctimas, todos trabajos bien hechos-Mmm- Siguió mirando al frente, se percató que era observado, varios jóvenes susurraban, otros lo miraban con admiración o temor – "Tal vez no debí llamar la atención en la entrada" – Pensó algo arrepentido- "Mmmm.. No, ellos se lo merecían" – Luego mando al garete ese sentimiento – Valió la pena- Dijo para sí mismo, sonriendo, recordando a dos lindas albinas.

Se encontró caminando sobre una curva, hasta visualizar una pequeña parada frente al mar, el sol apunto de ocultarse, el panorama no podía ser más hermoso, aunque no tanto como las vistas que le proporcionaba su hogar.

El tranvía era el medio de transporte general de la isla, sí una quería llegar a la zona residencial o a la ciudad, era preferible esperarlo. Natsu no podía lucir más descontento, pero no tenía opción, era eso o caminar tantos kilómetros hasta quien sabe dónde. Nada difícil considerando lo experimentado que era en cualquier terreno, ya sea árido o selvático, sin embargo, estaba cansado, dormir un poco no le haría mal, aunque fuera con un poco de nauseas.

-Suerte que traje mis pastillas – Dijo algo cansado, buscando dentro de su portafolio, una pequeña caja, todos los compartimientos vacíos -Diablos – Maldijo su dependencia a ellos. Se sentó para descansar un rato –"Atravesaré la maleza. Será una hora de caminata, si lo hago corriendo serán 15 minutos" – Pensó su plan. Justo iba a cerrar los ojos, cuando algo llamó su atención.

-¡Natsu! – Más bien alguien.

- ¿Hm? – Miró por donde vino. Una albina se apresuraba para llegar hasta él.

-Cielos, ¿Por qué no me esperaste? – Preguntó, con un tono molesto.

-Eto...- No sabía que decir, simplemente no se lo esperaba- Lo siento. Es que quería salir de la escuela lo antes posible, todos me miran muy raro ¿sabes?– Dijo, haciendo que la albina recordara lo que sucedió en la mañana. Aunque él ya le había dicho que no se preocupara por eso, ella se sintió un poco culpable –Creí que regresarías con tú hermana y los demás– Comentó, fijándose en ese detalle.

-Mira-nee y los demás aún tienen cosas que hacer en la escuela, nosotros salimos antes para poder instalarnos en nuestras habitaciones ¿No lo recuerdas? – Mencionó la albina.

- ¿Eh? ¿De verdad? – Expresó dudoso.

-Sí, lo dijeron al principio de la clase. No debiste haberte dormido – Dijo a modo de regaño.

-Cierto. Disculpa por eso – Sobó su nuca, el transporte llegó sin que se dieran cuenta, un gran vagón rojo de estilo clásico.

- ¿No vas a subir? – Le preguntó al pelirrosa, con un pie en la cabina.

-Emm... Sí, ya voy – Contestó un poco nervioso – "Bueno, no queda de otra" – Miró a la albina, sonrió mientras subía y tomaba asiento a su lado.

El recorrido fue lento y tranquilo, iniciaron una conversación, sus razones para entrar a cierta institución.

Natsu fue breve. Venía de una familia cualquiera, adinerada como era lo común en los estudiantes. Lisanna no le creyó al principio, puesto que el chico no mostraba la arrogancia que caracterizaba a los de la clase alta. Su mentira concluyó con una verdad: "Para volverme más fuerte".

Fue el turno de la albina, ella explicó sus razones de apuntar a la misma escuela que su hermana.

-Entonces, entraste a esta escuela porque la admiras ¿Eh? – Resumió Natsu.

-Puedes reírte si quieres, suena como la historia de la hermana menor que quiere ser igual que la mayor, comparado a tus razones, yo sólo quiero permanecer a lado de Mira-nee, ser su igual. Quiero protegerla como ella lo hizo conmigo en el pasado – Comentó algo apagada, dibujando una pequeña sonrisa. Natsu intuyó que no era todo, había algo más. No quiso preguntarle, no podía forzar algo así. Era como si pudiera leerla, con sólo mirarla a los ojos. Los mismos ojos que vio en la mayor, una azul cristalino y triste.

-No – Negó, haciendo que ella levantara la mirada- pienso que es admirable que aspires a eso, implica que Mirajane es fuerte y tú también quieres serlo – Miró por la ventana, el sol bajando lentamente- Al final, lo que determina si nuestras razones son banales o no, es la fuerza con la que nos aferramos a nuestros objetivos. Querer proteger a alguien es un objetivo admirable- Comentó serio, Lisanna no le quitó la mirada de encima, después de los consejos durante la prueba y estas palabras, no podía creer que era el mismo chico que hasta hace poco se dormía en clases- Además, por lo que vi hoy, tú tienes lo que se necesita para cumplir tus objetivos, así que anímate – Agregó con una sonrisa, Lisanna lo vio con otros ojos, un ligero carmín en sus mejillas, desvió la mirada de inmediato.

-¿De... De verdad? - Dijo cohibida, miró un rato por la ventana, para esconder su sonrojo – Eres muy amable por decir eso, gracias – Dijo contenta.

Pasaron algunos minutos, el pelirrosa recargó su cabeza en el asiento, no pudo evitarlo, todo comenzó a dar vueltas.

Justo el vagón entró en un túnel, interrumpiendo su vista, Lisanna observó el interior del vagón, sólo ellos dos lo ocupaban, se puso nerviosa, inquieta, mientras miraba Natsu por ratos.

-Eto... Natsu – Lo llamó bajo, el muchacho abrió los ojos con pesadez.

-Si, dime – Él respondió mientras estiraba su cuerpo, luego la miró a los ojos, ella se puso más nerviosa.

-L-Lo que ocurrió la primera vez que nos reunimos con mi hermana y los demás... ¿Por qué...? - Comenzó a bajar su tono, a jugar con sus dedos- ¿Por qué le preguntaste "eso" a Mira-nee? – Preguntó al fin

- ¿Eso? – Dijo algo extrañado Natsu, hizo memoria, lo que le preguntaba a cada fémina con la que se topaba en la academia – Ah ¿Te refieres a sí es virg...

- ¡Sí! ¡A eso me refiero! – Interrumpió la albina, muy agitada -No puedo creer que puedas repetirlo sin avergonzarte ni un poco – Su rostro acalorado comenzó emanar vapor.

- ¿Debería hacerlo, avergonzarme? – Preguntó el pelirrosa, con una expresión estoica, nada parecía perturbarlo.

-¡Pues claro! – Exclamó Lisanna- Nadie en su sano juicio podría hacer eso. No hay forma – Explicó, tratando de sonar tranquila. Era imposible mientras estuviera junto a él, siendo observada por esos orbes jade en todo momento- Entonces... ¿Por qué lo hiciste? – Preguntó, no sin antes calmar su corazón. Él puso una expresión pensativa, era la primera vez que alguien le preguntaba por eso.

-Bueno, no hay ninguna razón en particular- Respondió, dejando a la albina completamente confundida – Simplemente me gusta ver cómo reaccionan las chicas cuando les pregunto, y hasta ahora me he divertido... Mucho– Agregó, con una sonrisa zorruna. Por su expresión, esa respuesta puso de mal humor a la joven.

-Entonces tú... ¿Sólo por eso? – Preguntó inconforme.

-Bueno...- Natsu comenzó a rascar su mejilla, como si no se le ocurriera otra cosa que responder. La albina con su mirada ensombrecida.

- Eres un... ¡Eres un...! ¿Hug? – Justo cuando reunió todo su enojo, fue silenciada, cuando él cortó distancia.

El vagón salió de la oscuridad al fin, el sol a punto de ocultarse contrastó la escena. El cuerpo de la albina siendo rodeaba por los brazos del chico, la respiración cerca de su oído. Poco a poco su enojó se fue mermando, siendo reemplazado por otro sentimiento.

-Por supuesto, no puedo evitar ver cómo reaccionan, sin embargo, sólo le hago esa pregunta a las chicas que considero especiales, jamás lo haría con cualquiera – Le susurró al oído, haciendo que el corazón de la albina se acelere, sus mejillas habían adquirido un carmín más intenso- Por cierto, se me olvido decirlo... – El vagón comenzó a disminuir la velocidad - ¿Eres virgen? – Preguntó con una voz ronca y seductora. Lisanna sintió su cuerpo estremecerse, sus manos sobre el tórax del chico, intentó apartarlo, pero fue en vano.

-Yo... Yo... - No sabía qué hacer, pedir que la suelte o responder su pregunta, cualquiera de las opciones, Natsu tendría que esperar su respuesta.

-Bueno, esta es mi parada- Se separó de inmediato- Nos vemos mañana, Lis – Para luego despedirse de forma amigable. Bajó del vagón sin más.

- ¿Eh? – Lisanna quedó perpleja, las puertas se cerraron, aún faltaba un par de kilómetros para llegar a la zona residencial de las chicas. En todo el trayecto, sus mejillas siguieron sonrojadas, imaginando mil un cosas que él le hubiera hecho –¡¿En qué estoy pensando?! – Gritó a todo pulmón

-Jeje, ella se veía muy linda – Rió un poco mientras seguía a pie- Viajar en eso tal vez no sea tan malo – Visualizó la estructura. Un nada modesto complejo departamental, el edificio asemejaba una gran mansión, por lo que sabía, sólo los estudiantes de clase alta o hijos de políticos podían hospedarse ahí, eso fue lo que le informó cierta pelinegra- Uhmmm... ¿De verdad tengo que vivir aquí, Ultear? – Se preguntó a sí mismo. Viendo al edificio con desdén. Miró a un lado del camino, un paisaje natural y desconocido – "Espero que no te molestes jeje" -Se desvió del camino, hacia quién sabe dónde dentro del espeso bosque.

La noche transcurrió de forma tranquila, no para una albina, quien seguramente tenía mucho que pensar.

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La mañana llegó, ciertos jóvenes se reunieron muy temprano antes de que las clases comenzaran, pasaron algunos problemas para ocupar el complejo de entrenamiento, un terreno plano y despejado, resguardado por una estructura en forma de domo.

- ¿Dónde estará? – La pelirroja algo impaciente, con su atuendo de combate ligero; un pantalón negro que apenas le llegaba a medio muslo, con sus botas negras de estilo militar, en la parte superior una blusa a juego que resaltaba muy bien sus atributos, de manga larga, y como último detalle, un cinturón en el que colgaban un par de compartimientos.

Sus compañeros no dejaron de verla, ella caminaba como león enjaulado.

-Tranquila, aún es temprano, ya no debe tardar – Comentó Lucy después de dar un bostezo. Compartía banca con un pelinegro, sobre sus piernas un computador. Su atuendo consistía en una minifalda negra, botas de cuero a juego, acompañada de una blusa de igual color, como accesorio un guante en su mano derecha, sus anteojos hacían de diadema.

-Recuerda que no le has contado sobre nuestra situación – Comentó Gray, con un pantalón negro con protecciones en las rodillas, su chaqueta de combate abierta, seguramente para quitárselo como era costumbre, un crucifijo colgando en su cuello- Tal vez se enteró por ahí y al final se arrepintió de unirse a nosotros – Intentó bromear, Se veía todo relajado, el cañón de un enorme rifle recargado en su hombro y la culata en el suelo.

- ¡Eso no es posible! – Erza perdió la compostura, la recuperó de inmediato- Alguien como él... Es imposible que se retracte así sin más- Habló como si lo conociera de hace tiempo – "Alguien que puede decirnos eso haciendo esa expresión, no es posible que se haya retractado" – Pensó un poco preocupada.

En otra banca, Mirajane volteó a su derecha, su hermanita se veía distraída, sumida en sus pensamientos.

-Lis, ¿éstas bien? – La mayor vestía un leotardo negro, lo suficientemente pegado para remarcar su figura, sus largas y torneadas piernas a la vista, haciéndola atractiva a ojos de cualquiera, un par de mangas separadas, su collar de luz parpadeante de siempre, en sus pies unas zapatillas de diseño deportivo.

- ¿Eh?... – Reaccionó. Apenas se dio cuenta quién la estaba hablando– Emm... Sí, estoy bien, Mira-nee... Creo que todavía tengo un poco de sueño... Es todo jeje.

Había llegado igual de temprano que sus nuevos compañeros, sus horas de sueño cortadas le estaban pasando factura, ¿la razón? Simple, la pregunta de un pelirrosa le impidió cerrar los ojos, "qué es lo habría pasado si hubiera contestado su pregunta" es lo que pasaba por su cabeza.

Justo la puerta se abrió, un par de albinas se tensaron, un pelinegro suspiró con cansancio, la rubia pudo relajar su expresión.

-Eto...- Se asomó con algo de pena, con una pequeña sonrisa- Hola. Siento llegar tarde – Entró mientras rascaba su nuca.

-Oh, por fin – Erza sonrió, se acercó rápidamente a ese pelirrosa- ¿Por qué llegas tarde? ¿Acaso te perdiste? – Preguntó.

-Lo siento, no pude dormir mucho anoche, tuve problemas con mi alojamiento.

- ¿En serio? – Expresó Erza, pensando qué problema pudo tener Natsu. Después de todo, tenía pleno conocimiento sobre el lugar donde se hospedaba- ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte?

-Ya me he ocupado de eso, así que no te preocupes. Gracias de todas formas – Dijo de manera despreocupada.

– De acuerdo, si tú lo dices – Dejó de insistir- Entonces entra. Te presentare a todos de nuevo- Cambió el tema, lo tomó de la mano, lo guio hasta estar frente a sus compañeros – Este chico de aquí es nuestro tirador, Gray Fullbuster – Señaló al mencionado.

- ¿Qué tal? – Comentó apagado el pelinegro.

-Ella es nuestra técnica y recopiladora de información, Lucy Heartfilia.

-Un gusto – Está saludó, mientras sonreía de manera amistosa.

-Mirajane Strauss es el cuerpo de ofensiva, por lo que no dejes que te engañe su apariencia, es todo menos delicada – Dijo la pelirroja con una sonrisa, mientras le guiñaba al pelirrosa.

- Oye– Exclamó la albina – Eso estaba de más ¿sabes?

-Lo siento, lo siento jeje- RIó la pelirroja – Por último, ya debes conocer a Lisanna, la hermana de Mira – Presentó a esta, aunque no era necesario, la albina volteó de inmediato al sentirse observada por Natsu, su comportamiento no pasó desapercibido por su hermana – Y yo soy Erza Belserion, soy la líder de este equipo, estoy en el segundo año de la sección de Combate – Comentó con orgullo, sobre la insignia de espadas cruzadas en su hombro derecho- Bueno, ¿Qué tal si te presentas de nuevo? – Pidió amable, el pelirrosa dio un paso al frente.

Frente a ellos, jóvenes de su misma edad, le resultó un tanto extraño, era un nuevo ambiente, lejos de la violencia a la que estaba acostumbrado, aun así, hizo su mayor esfuerzo.

-Mi nombre es Natsu Etherias. Es un gusto estar aquí con ustedes... Con todas- Dijo eso último mientras le sonreía a un par de albinas, la mayor puso una mano en su pecho, mientras que la menor bajó la mirada, un sonrojo que le llegaba a las orejas.

-Bien, sé que esto es un poco repentino- Erza habló- Pero ¿permitirías que te examine?

- ¿Examinarme? – Natsu comenzó a procesar esas palabras- Claro, no hay problema- Dijo inocente.

-Bien – Ella apenas volteó con la rubia – Lucy, puedes traer e... ¿Q-Qué...? Natsu... ¿Qué estás haciendo? - Preguntó perpleja, ligeramente sonrojada, ella y todas sus compañeras.

-¿Eh? – La miró confundido, mientras se despojaba de su uniforme, toda la parte superior, las avergonzadas féminas alcanzaban a ver su cuerpo bien trabajado – Dijiste que querías examinarme ¿no? – Dijo sin rastro de pena.

-S-Sí... Pero... No me refería a eso- Erza trataba de sonar tranquila mientras volteaba a otra parte, fingiendo no querer ver- M-Me refería a probar tus habilidades de combate – Pudo completar.

-Genial – Habló con desgana Gray- Ahora nuestro equipo tendrá a un rarito.

- "¿Con que derecho lo dices tú?" – Pensó la rubia a su lado.

Rápidamente volvió a acomodarse su camisa y saco, Mira pudo notarlo, las cicatrices en todo su torso, además de las marcas en sus muñecas y cuello.

Después de aclarar el malentendido, Erza y Natsu se dirigieron al centro del campo, sus amigos observando desde las bancas, a una distancia segura.

- De acuerdo. Esto es para determinar la posición que tendrás en el equipo, así que no te contengas – Erza la invitó, con una sonrisa desafiante, a sus lados un par de vórtices luminosos. Metió las manos, un par espadas pronto salieron, de estilo medieval, los filos brillaron en azul.

-Fiiiuh- Silbó un pelinegro, viendo que su líder se preparaba.

-Jeee- Natsu no pudo ocultar su sorpresa. Mientras adoptaba postura de pelea, cierta rubia se acercó, mostrándole lo que traía en un maletín.

- Puedes usar cualquiera de estos – Ofreció Lucy.

Miró el contenido, dos arma de fuego, una espada corta de filo negro, un cuchillo táctico; equipo sofisticado, todo le provocaba nostalgia, pero...

-No los necesito- Dijo el pelirrosa.

- ¿Eh? Pero...- Sorprendida, Lucy se apartó de su camino. En un combate contra su líder, no tener un arma significaba una masacre inminente.

- Con esto será más que suficiente – Levantó un puño mientras se acercaba a la pelirroja. Por la sonrisa que esbozaba, Erza ya esperaba eso. Fue afortunada, así podría confirmar sus sospechas.

- ¿Acaso no sabes usar algún arma? - Preguntó curiosa.

-Mi cuerpo es en sí mismo un arma- Contestó Natsu, con una sonrisa confiada – De esta manera no temo quedarme sin munición – Levantó su guardia, una simple postura de artes marciales.

-Jajaja- Erza rió- Tienes razón, en una batalla larga, el combate cuerpo a cuerpo resulta la mejor opción - Elogió la decisión el pelirrosa- "Veamos si realmente eres..."- Pensó, justo cuando una moneda fue lanzada por Lucy. El metal giraba mientras descendía, y una vez que tocó el suelo...- ¡Voy a ir con todo! - Se lanzó de frente.

-Je- Natsu sonrió, la pelirroja a centímetros de distancia. Un corte a su derecha, movió su pie derecho atrás, giró sobre el izquierdo.

- ¿De verdad lo hizo? – Gray estaba perplejo, fue en una fracción de segundo que el pelirrosa logró esquivar a su líder.

Erza no se rindió, rápidamente se posicionó detrás del pelirrosa, preparó una estocada, que él previó, un salto mortal hacia atrás fue suficiente para evadirla, Natsu detrás de Erza, esta aun sorprendida, esa velocidad no era normal.

-Buenos movimientos- Elogió sonriente- ¡Pero esto apenas comienza! – Giró mientras descargaba un corte.

-Nunca antes vi a alguien evadir el primer ataque de Erza- Comentó Mira – Es la primera vez que la veo tomar un entrenamiento tan enserio.

- ¿No lo recuerdas? – Todos dirigieron su mirada hacia Gray- Ella siempre se toma las cosas en serio, incluso cuando recién me integre al equipo, no se contuvo para nada- Observó el combate, la fuerza que Erza empleaba cada vez que atacaba- Ese tipo la ésta haciendo esforzarse más de la cuenta – Empezó a interesarse por el combate.

Erza usando sus dos espadas, arremetiendo y siendo evadida, a pesar de tenerlo muy cerca, ninguna de sus ataques lograba conectar, se estaba cansando de esto. A pesar de lo que dijo Gray, se estaba conteniendo, pero ya no más, decidió aumentar la velocidad de sus ataques, su respiración se volvió pesada. Natsu lo notó de inmediato, sintió algo caliente recorriendo su mejilla y el dorso de su mano.

- ¿Hm? – Usó un dedo para remover la gota roja sobre su mejilla izquierda- Jeje- Sonrió ladinamente. Había pasado tiempo desde que alguien lo sorprendió así.

-Vamos... ¿Hasta cuándo piensas seguir esquivando? – Desafió la pelirroja, su respiración entrecortada- Atácame... O no podré medir tus habilidades– Lo retó, dando una fuerte bocanada.

Natsu aprovechó esto, un paso bien marcado, el suelo agrietándose, cortó distancia a una velocidad increíble, lanzó un gancho directo al mentón de su oponente.

- ¿Eh? – Todos se sorprendieron, mucho más que su líder.

-Ups – Dijo mientras retiraba su puño – Por poco- Comentó divertido.

- ¿P-Por qué te detuviste? – La pelirroja ligeramente aturdida, si ese golpe hubiera conseguido alcanzarla, estaría viendo en negro o peor - ¿Acaso me estas subestimando? – Preguntó un poco indignada.

-No, te aseguro que no es eso- Respondió el pelirrosa, con una expresión seria.

- ¿Entonces?

Él bajo la guardia, sin dejar de mirada – Es sólo que tienes una defensa impecable, sin embargo, descuidaste tú rostro por un segundo, no había otra forma de atacarte – Explicó serio.

-Oh... ¿De verdad? - Erza tomó nota mental, pero aún no parecía convencida – Eso no explica por qué te detuviste – Volvió a preguntar.

Natsu hizo distancia con un salto, la miró fijamente, de los pies hasta subir a la cabellera roja. Esbozó una enorme sonrisa.

-Eres muy fuerte y hermosa, hubiera sido una lástima terminar con este combate tan pronto- No tuvo reparó en decirlo, mientras rascaba su mejilla y se sonrojaba un poco.

- ¿Eh? – La expresión perpleja de todos no se hizo esperar, un sentimiento indescriptible en el pecho de dos albinas, mientras que las mejillas de Erza por poco superan el color de su cabello. Bajó la mirada, la ensombreció de inmediato.

-Ya veo...Fufufu... Con que eso piensas ¿Eh? – Dijo la pelirroja, con un tono oscuro, su cabello rojo hondeándose. Aunque se sintió alagada y avergonzada con lo primero, el último comentario le tocó una fibra sensible.

La expresión del pelirrosa paso de relajada a una realmente sorprendida, sus ojos se abrieron por completo, brillaron con anhelo... Como si hubiera encontrado un gran tesoro- "Eso es..." – Su cuerpo entero se estremeció al sentirlo.

Energía escarlata emanaba de todo su cuerpo, los ojos avellana de la joven pasaron a ser color jade. Cruzó sus brazos, como si se preparara para lanzar sus espadas.

-Uff, se lo va a cargar – Comentó Gray, con un tono cansado.

-¿Eeeh?... ¿No creen que ella vaya a...? – Supuso Lucy, usando el pelinegro como refugio.

- ¿Qué es lo que sucede? – Era la primera que lo veía, aun así, Lisanna presentía que algo malo iba a pasar, aun si se trataba de una simple examinación, la energía que liberada la pelirroja era amenazante, crecía y movía como una llama alrededor de su cuerpo.

-Se llama explosión de mana- Explicó brevemente Mira- Sólo unos pocos pueden emplearla. No puedo creer que lo vaya a usar contra ese chico – Sólo hizo que la preocupación de su hermanita por el pelirrosa creciera... Y la propia –"Erza, aun sí es él, eso es ir demasiado lejos".

- ¡Espero que estés preparado! - Le dijo al pelirrosa, terminó de acumular la energía, cuando sus pupilas se afilaron como las de un depredador. El cuerpo del pelirrosa temblaba.

- JAJAJAA- Rió como un maníaco, desconcertando a sus nuevos compañeros – Lo sabía...- Se recompuso, mientras limpiaba una lagrimilla – Tú también... ¡Tú también! – Gritó, extendiendo los brazos, como si la estuviera invitando. Erza no supo que decir, no cuando estaba a punto soltarse.

-¡Aquí voy! – Ella entonces desapareció de su sitio, una estela de luz roja hasta llegar a su objetivo, su cuerpo se movía a una velocidad increíble, como si el tiempo se hubiera detenido, más bien alentado –"Te tengo" – Descargó dos cortes en equis. Natsu no reaccionó, no movió ni un solo musculo, cuando la ráfaga de energía lo golpeó de lleno.

-¡Agh!- Fue empujado de forma violenta, hasta encontrar su fin en la pared blanca, esta se derrumbó sobre su él.

-Pufff... Ahí va nuestro nuevo miembro – Comentó Gray, como si ya no le interesara nada de esto. El resto de sus amigos preocupados por lo que pudiera pasarle al pelirrosa.

-¡Natsu! – Lisanna quiso correr auxiliarlo, la mano de su hermana la hizo parar en seco.

-Espera- Los ojos de Mira estaban bien abiertos, sabía que algo iba a ocurrir – Ese chico... Él aun no...

Su respiración se volvió pesada después de tan potente ataque, liberar tanto mana de golpe era una locura si uno no contaba con una increíble cantidad acumulada o sí no podía generarlo de inmediato.

-¿Eh?... – Sus ojos poco a poco recuperaron su color habitual- ¿Qué...? ¿Qué es lo que hice? – Se dio cuenta de sus acciones - ¡Oye! ¡¿Estas bien?! – Corrió lo más rápido que pudo, un nudo en la garganta al pensar que lo había lastimado o peor.

Después de verlo ese día, creyó que él lo resistiría, con su habilidad era posible hacerlo. Antes de que sus espadas lo mandaran a volar, pudo ver una gran sonrisa dentada. Paró en seco, cuando el primer guijarro rodó del pequeño montículo- ¿Hm?

-jeje... jejeej... ajaja... JAJAJA – Una figura salió disparada de los escombros, aterrizando sobre la misma, su uniforme desgarrado, exhibiendo su espalda. Cicatrices en forma de garras y en equis decoraban los músculos bien formados. Sólo las mangas y sobrevivían.

-¿Nat....su-kun? – La pelirroja no lo podía creer. Nadie de los que estaban detrás de ella- ¿Te encuentras bien? ¿No estas herido... o algo? – La actitud del chico no era normal, una mirada ensombrecida y una enorme sonrisa dentada.

-Definitivamente.... Tú también.... Tú también eres especial– Se tranquilizó. Los restos de su uniforme cayeron. Aquella aura roja no tardó en aparecer. Levantó los brazos, su mirada y postura se volvieron las de una bestia.

-Ugh- Un fuerte golpe de calor obligó a los demás bajar la cabeza y los hombros, sintieron sus cuerpos ser presionados, como aquel día en la entrada. Su líder no estaba mejor, ella apretaba sus espadas con fuerza, temblaba, imaginando lo que iba a suceder. El metal hecho trizas, su huesos y carne destrozados, una visión horrible y aterradora.

– "Esa aura... Esa cantidad de mana... Es como Erza... No... Está a otro nivel" – Mira no parpadeó, quería ser testigo de las acciones del pelirrosa – "Sí es él... Entonces yo..." – Cierto sentimiento la hizo relamer sus labios, una sonrisa lasciva en su rostro angelical.

-Neee... - Soltó, con una expresión serena, contradiciendo la energía que lo rodeaba. En un parpadeó, aquel pelirrosa desapareció de su lugar para luego aparecer a centímetros de Erza.

- ¡¿Cómo?! – No pudo hacer nada cuando él la sujetó de las muñecas, sus espadas tocaron el suelo.

- Oye... Mírame- Le pidió a la pelirroja, viendo como ella apartaba la mirada. Su rostro acercándose cada vez más al de ella- Respóndeme algo – Soltó, con un tono suave.

Un presentimiento la hizo levarse de su asiento correr antes de que él siguiera.

¿Eres vi...-

- ¡Detente! – Interrumpió con un grito, llamando la atención de sus compañeros, incluso la de los combatientes.

- ¿Lis? – La albina mayor sorprendida, no supo en qué momento su hermanita se levantó y llego hasta Erza y Natsu.

- ¿Q-Qué... ¿Qué sucede, Lisanna? – Preguntó Erza mientras se recuperaba del shock, sus muñecas aun sujetas. El aura roja se desvaneció, Natsu estaba igual de sorprendido que sus compañeros.

-¿Eh? – Lisanna cayó en cuenta de lo que había hecho, tapó su boca, se sonrojó a más no poder – L-Lo... Lo siento... No sé qué me sucedió... De verdad – Ella explicó un tanto agitada, se había dejado llevar, algo dentro de ella la había obligado a detener el encuentro, a no dejar que el pelirrosa terminé de hablar – "¿Por qué hice eso?" – Pensó, muy confundida. Todos los demás se acercaron.

- ¿Qué es lo que paso? – Lucy preguntó.

-Pues... - Erza miró a sus nuevos miembros, a Lisanna hablando con Mira, la primera apenada con por lo que hizo y la segunda riñéndole por haber interrumpido el encuentro. Mientras que Natsu silbaba despreocupado, con las manos detrás de la nuca, no era consciente que era culpable de todo esto- La verdad no tengo ni idea-Respondió mientras se encogía de hombros – Por lo pronto tendremos que...- No pudo terminar, cuando la campana de la escuela anunció el inicio de la primera hora – Rayos- Maldijo bajo.

-Supongo que lo dejaremos el entrenamiento para más tarde – Comentó Gray.

-Sí, será lo mejor- Confirmó la pelirroja, mientras regresaba sus espadas dentro de los portales.

Tuvieron una pequeña reunión en circulo antes de abandonar el recinto.

-Por ahora lo dejaremos aquí- Anunció la líder. Miró a todos sus compañeros, miembros de su escuadrón, sonrió al ver a sus dos nuevos miembros- ¿Hm? – Tuvo un ligero sobresalto, al darse cuenta que Natsu la miraba fijamente, una sonrisa sincera- "Genial... Ahora yo soy la que se comporta extraño" – Se comparó con cierta albina, con una pequeña sonrisa y un tenue rosa en sus mejillas.

Sin perder más tiempo, se dirigieron a la salida, para luego ir a los vestidores. Ya en ese lugar, Natsu tuvo que quedarse más tiempo, su nuevo uniforme se había hecho trizas, cortesía de una pelirroja, quien se ofreció a ayudarlo con eso. Se acostó en la banca, esperando a que ella llegara para entregarle la nueva prenda.

No pudo evitarlo, bostezó, antes de acostarse en la banca y cerrar los ojos. Las clases no le preocupaban en lo más mínimo, total, no había nada que pudieran enseñarle, su educación estaba completa, estar ahí era sólo un medio para cumplir cierta prueba.

-"Me pregunto...¿Qué estarán haciendo ahora?" – Su mente viajó. Un enorme felino, un grupo de sirvientas, una pelirrosa algo tímida y una hermosa pelinegra, todos ellos reunidos frente a una gran escalera, la cual daba a la cima de una montaña, en esta se encontraba su hogar, "el nido del Dragón", como le enseñaron de niño.

Quería llamar, escuchar sus voces, pero no lo hizo, se prometió a si mismo mantener un mínimo de contacto hasta que termine haya cumplido con al prueba de su padre, "Vuélvete más fuerte, consigue aliados poderosos, de esa forma tú podrás...", fueron las palabras del pelirrojo. Además, había otra razón por la que no podía hacer esa llamada- "No, apenas han pasado dos días. To-san se reiría de mi si se entera que ya los extraño jeje" – Pensó divertido, como un niño queriendo probar su valía. Los años sólo parecían haberlo cambiado de manera física, aun perduraban algunos pensamientos infantiles.

Justo la puerta comenzó a abrirse, un chirrido mientras unos pasos anunciaban a su nuevo visitante.

- ¿Hm? – Con los ojos aun cerrados, se sentó, dándole la espalda a la recién llegada – Siento que hayas tenido que hacer esto por mí- Se disculpó con la pelirroja, refiriéndose al uniforme nuevo.

Se deshizo del saco y la camisa hechas tirones, dejando a plena vista su espalda, al igual que la parte de adelante, completamente marcada, cicatrices del pasado.

Caminó lentamente hacia el muchacho, una mano en el corazón, su respiración haciéndose cada vez más pesada. No pudo evitarlo, extender su mano hasta tocarlo.

-¿Eh? – Expresó confundido Natsu, cuando unos brazos rodearon su cuello y cierta suavidad presionó su espalda, no fue hasta ese momento que pudo percibir la dulce fragancia que emanaba ella, reconocerla.

-Sí, yo también lo siento – Susurró al oído del joven, con un tono seductor. Una sonrisa de demonio en ese rostro de ángel.

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En uno de los salones de tercero, una pelirroja, sentada en las primeras gradas, se encontraba muy concentrada escribiendo en su computador, tomando notas. La profesora Polyuska daba la apariencia de una amable anciana, sin embargo, un solo descuido en su clase y terminaría mareada al recibir uno de sus sermones.

-¿Hm?- Su brazalete comenzó a brillar, parpadear en azul. Bajó su muñeca, y con discreción, leyó el mensaje holográfico –"¿Eh?... No puedes ser" – Sus ojos se abrieron como platos. Impactada sería la palabra correcta para describir su estado mental. El título del mensaje lo decía todo. "Desafío: batalla entre equipos".


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Hasta aquí el capítulo.


Había pasado un tiempo desde que actualice esta historia, quería hacerlo antes de que piensen que la abandone. 

Pese haber escrito casi 10 mil palabras, este capítulo no quedo como la primera vez que lo escribí. Como había dicho hace tiempo, mi disco duro murió, perdiendo así el capítulo que ya tenía, lo que me desmotivo para seguir escribiendo esta historia, pero no para abandonarla, ahora con un nuevo disco duro creo que todo estará bien je... Excepto por el hecho que mañana comienzan las clases, ahora sí me jodí jejeje... Buah.


Gracias por leer.

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