Capítulo 5: Guiando al Dragón.

Hace 4 años...

El calor agobiante, el olor a azufre en el ambiente. Suspendido boca abajo mientras realizaba su entrenamiento diario.

-¡¿Qué estás haciendo, Natsu?! ¡No te detengas! - Gritó el pelirrojo, viendo a su hijo a cierta distancia; la orilla de aquel cráter.

-¡Hai! - Confirmó el pelirrosa en un grito, reanudó su rutina; una serie de abdominales. Se trataba de una prueba de resistencia, había empezado desde muy temprano, ahora dominaban las estrellas. Sí fallaba el resultado sería fatal; una caída considerable al mar de fuego.

-¡Contesta, Natsu! - Pidió el hombre - ¡¿Qué es la fuerza?! - Volvió a gritar, a su hijo pre-adolecente, ese niño quien seguía "ejercitándose".

-¡La fuerza...! - Dobló su cuerpo una vez más, mientras pensaba su respuesta - ¡Significa tener mucho poder! - Contestó mientras regresaba.

-¡Incorrecto! - Ese grito vino acompañado de un temblor, como si el pelirrojo y el volcán estuvieran conectados. El magma se movía de forma amenazante debajo de su cabeza- ¡No lo has entendido! ¡¿Qué acaso no recuerdas lo que paso hace un año, Natsu?!- Cruzado de brazos, hizo recordar a su hijo; aquel evento en donde un dragón bebe se lanzó contra el Rey de los dragones.

-¡Lo recuerdo! - Gritó el niño entre dientes, cansado y sudoroso, estaba a punto de llegar a su límite, pero siguió, siguió superándose a sí mismo.

-¡Entonces, vuelve a pensarlo!- De nuevo otro temblor -¡¿Qué es la fuerza?! ¡¿Qué significa ser fuerte, hijo?! - Esta vez, vio determinación en la expresión del pelirrosa, en ningún momento dudo de él, sabía que con el estímulo necesario podía hacer que lo entendiera.

-¡La fuerza...! ¡Ser fuerte significa...! - Un temblor más fuerte impidió oír su respuesta, afortunadamente para el pelirrosa, ese no fue problema para el líder del clan, su padre.

-Je - Sonrió, se sintió satisfecho con lo que escucho - ¡Bien dicho, Natsu! ¡No podrías haberlo dicho mejor jaja!- Carcajeó a más no poder, viendo a su hijo casi agotado. Natsu dejó sus brazos colgando hacia abajo mientras respiraba pesadamente- ¡No te detengas! - Solicitó - ¡Estarás otro día aquí, así que espero estés listo!

-¡Hai, To-chan! - Volvió a gritar. No se supo si fue el calor, el azufre o el cansancio, no supo en qué momento se quedó dormido, todo quedó en total oscuridad, lo último que pudo escuchar fue a su padre gritándole que no se rindiera, o seguiría suspendido un día más sobre ese volcán.

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Actualidad, Academia Real Fiore, M...

-... - Abrió los ojos, bostezo para quitarse el sueño, se encontró con un escenario desconocido; una gran habitación vacía, paredes reforzadas de acero, todo en penumbras, mientras se encontraba suspendido en el techo - ¿Hm? - Se dio cuenta que alguien lo observaba desde abajo.

-Buenos días, dormilón jiji - Saludó de forma animada, una pequeña rubia de ojos verdes.

La chica lo veía de forma enigmática, mientras esbozaba una bella sonrisa.

-Buenos días - Aun así saludó, sonriendo de manera gentil, esto hizo que la pequeña se ruborizara.

- Acaso tú... ¿no tienes miedo? - Preguntó confundida.

-¿Miedo? ¿Por qué? - Contestó, sorprendiendo una vez más a la rubia. Ella tenía los ojos por completo vacíos, opacos, estos lentamente fueron obteniendo brillo.

-Eres alguien interesante, realmente te pareces a él jijiji - Comentó contenta, dejando al joven confundido- Mi nombre es Mavis ¿y el tuyo? - Preguntó. El chico la observó, esa mirada de curiosidad en ella, le resultaba llamativo. Aunque era la primera vez que la veía en su vida, algo en su corazón le decía que podía confiar en ella.

-Natsu -Respondió el joven, sonriendo una vez más -¿Qué es este lugar? - Volteó a todos lados.

-¿Eh? - Ella volvió a sorprenderse -¿No lo sabes?

-No - Respondió simple - Sólo me trajeron aquí y me sujetaron al techo - Recordó sin emoción al peliazul que ordenó aprisionarlo; esos grilletes sujetando sus tobillos -¿Es algún tipo de bienvenida? - Dijo un poco molesto.

-¿Eh? - La chica quedo por completo perpleja. Ese muchacho había conseguido llamar su atención, encender algo en su interior, sus ojos brillaron como si tuvieran estrellas - Jajaj - Rio de forma satisfecha - Eres gracioso, jaja - Sostuvo su estómago, intentando resistir, cuando se recuperó, volvió a ver al muchacho- Esta decidido... - Increíblemente, ella empezó a levitar, ondeando su cabellera dorada y su vestido de adornos.

Con gentileza, sujetó el rostro del chico, lo miró a los ojos. Aunque le parecía extraño, Natsu se mantuvo tranquilo, no había ninguna mala intención en las acciones de la rubia - Tú vas a ser mí... ¿Uh?

Tan pronto la compuerta fue abierta, ella desapareció, como una ilusión, o un fantasma, varios jóvenes entraron a la "habitación", uno se colocó enfrente, el líder de aquel grupo de alumnos.

-¿Cómo estás? ¿Dormiste bien, estudiante nuevo? - Preguntó burlón, aquel peliazul de tatuaje en el rostro, vistiendo un uniforme diferente al resto de los estudiantes, una gabardina azul rey, su uniforme escolar abajo, el escudo de la escuela y banda del consejo sujetas en el brazo derecho.

-Diría que demasiado - Contestó el pelirrosa, con un tono despreocupado mientras miraba a todas partes -¿Qué clase de fiesta de bienvenida es esta? ¿A qué hora servirán la comida?- Preguntó, haciendo sonreír al peliazul.

-Jajaja... De verdad que eres todo un caso - Lo miró con burla - No cabe duda que eres un estúpido - Con un chasquido, los grilletes se abrieron. Hubiera sido una caída fatal, más sin embargo, el joven prisionero se recompuso en el aire, cayó de pie sin ningún esfuerzo.

-Pfff... Por fin, ya me estaba aburriendo - Suspiró, mientras estiraba su cuerpo, después de hacerlo, se dio cuenta de algo -¿Huh? - Miró fijamente al peliazul. Le sonrió de forma bestial, para luego lanzarse hacia él.

-¡Siegran-sama!- Gritó uno de los jóvenes que lo seguía.

Un puño apuntaba su rostro, el peliazul no hizo más que sonreír, a pesar de que estuvo a punto de ser golpeado sin piedad.

-Ooh, de verdad es como dijeron, tienes una velocidad increíble - Lo elogió, sin siquiera pestañar - Sí no fueras un tonto, te pediría que te unieras a mis filas... Oh, ya se, que tal si te vuelves mi sirviente, de esa manera olvidaremos el problema que causaste en la entrada, además así evitaras estar en la mira de ciertas personas ¿No te parece un trato muy justo? - Habló demasiado con una expresión arrogante. El pelirrosa simplemente ladeó la cabeza, con una mirada estoica.

-Hablas demasiado - Bajó su puño, los demás jóvenes bajaron su guardia, aunque por ningún segundo dejaron de vigilarlo - No me agradan las personas que se esconden de una pelea ¿sabes? - Agregó, haciendo que la sonrisa de aquel peliazul flaqueara.

-¿Oh? Interesante - Expresó sorprendido - "Con que un ESP sensorial" -Pensó preocupado, realmente era un buen actor, que había sido descubierto - De acuerdo, de acuerdo, vamos a dejarnos de tonterías, sólo estoy aquí para llevarte ante el director, ahí determinaran tu castigo.

-¿Castigo? - Expresó confundido- No recuerdo haber hecho algo malo - Hizo memoria, lo único que había hecho fue evitar que unos abusivos golpearan a un par de muchachas, aparte de defenderse a sí mismo, en resumen, nada malo, al menos era así como lo habían criado.

-Pelear en los terrenos de la escuela está estrictamente prohibido, no importa cuál sea la razón.

-¿Incluso si alguien pide ayuda frente a tus ojos? - Lo miró de fijamente.

-Incluso eso, no hay razón para defender a alguien en este campus, cada uno debe saber resolver sus propios problemas- Sus palabras se contradecían la regla que había dictado.

-Tonterías - Dijo el pelirrosa, sonriendo, igual o más arrogante que aquel peliazul.

-No son una tontería. Las reglas existen para mantener el orden, y mi trabajo es ver que se cumplan, soy una de las autoridades máximas entre los estudiantes - Levantó las manos como si estuviera profesando un milagro.

-Esa es una tontería mucho más grande.

-¿Qué cosa?

-Si tuvieras esa autoridad que presumes, aquellas dos chicas no hubieran sido lastimadas, no eres más que un adorno para este lugar - Soltó sin dudarlo, aquel peliazul no pudo mantener su sonrisa, en cualquier momento iba a explotar, romper su fachada de superioridad, pero se controló, no dejaría que alguien inferior lo provoque fácilmente.

-Jeee, tienes una boca muy grande para ser un don nadie - Lo encaró. Se dirigieron miradas desafiantes, un aura dorada rodeó al peliazul, mientras que una roja creció en el pelirrosa. Ninguno de los otros jóvenes pudo evitar encogerse de hombros, la presión era abrumadora, como presagió de una gran batalla.

-¡Deténganse ustedes dos en este instante! - Gritó una voz anciana y autoritaria, un pequeño hombre se hallaba parado en la entrada- Siegrain, te pedí que trajeras al estudiante nuevo a mi oficina.

-Mis disculpas, director- Dijo, sin apartar la vista de su enemigo. Sus auras desaparecieron de golpe- Estaba a punto de hacerlo, sólo le estaba dando algunos consejos al nuevo - Su sonrisa era más falsa que sus propias palabras.

-Pues ya que estoy aquí, llevare al nuevo a mi oficina, ¿qué tal si reanudas tu trabajo, Siegran? - El anciano puedo darse cuenta de ello.

-De acuerdo, lo dejó a su cuidado, director-Confirmo, sonriéndole al pelirrosa, este miró como el peliazul se retiró con su sequito, quedándose sólo con el anciano.

-¿Cómo te encuentras, mocoso? ¿Tienes alguna herida? - Preguntó serio, el pelirrosa simplemente tronó su cuello.

-No, estoy bien - Respondió con una sonrisa, apuntó con su pulgar a cierta parte- Estar suspendido ahí me ayudo a relajarme je.

-Ya veo, me alegra escucharlo - Dijo aliviado, el anciano tenía una barba y bigote blanco, ropa de acuerdo de su edad, y una gabardina blanca, dándole la apariencia de la autoridad más grande en la escuela - Mi nombre es Makarov Dreynar, y soy el director de esta institución. Bienvenido a la academia real de Fiore, mocoso - Se presentó con una mano en su corazón, haciendo una pequeña reverencia- Qué tal si vamos a mi oficina - Lo invitó a salir de esa habitación.

-De acuerdo, no es como si quisiera quedarme aquí - Aceptó sin dudarlo, la compuerta empezó a cerrarse lentamente. Volteó de inmediato, al sentir una mirada dentro de aquella prisión - ¿Qué hay de esa chica?

-¿Chica? - Expresó el anciano, viendo hacia donde apuntaba el pelirrosa - Yo no veo a nadie - Le dijo serio, dándole a entender que era el único que podía verlo.

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La habitación era grande, enormes estantes de libros adornaban las paredes, muebles de piel servían para los invitados y al fondo de esta, justo delante de una gran ventana, se encontraba el gran escritorio, ese que servía al anciano para acomodar sus enormes columnas de documentos.

-Maldición, no importa si me paso la noche en vela, estos papeles no disminuyen, juro que algún día me voy a jubilar - Se quejó, no había ni un día que no lo hiciera - Toma asiento, mocoso.

-De acuerdo- El muchacho aceptó. Con calma, se acomodó en uno de los sillones. En presencia de aquel anciano, debía ser cauteloso, su padre le había advertido de ello: "No le causes problemas al viejo... No queremos que le dé un infarto jajaja".

-Realmente te pareces a tu padre - Dijo de forma casual, mientras hurgaba dentro de su gabardina.

-¿Usted lo conoce? - Preguntó el muchacho de forma monótona.

-¿Conocerlo? Yo era su superior, aunque eso cambió cuando se hizo de logros y llego al rango más alto en el ejército - Dijo con orgullo, para luego poner una expresión apagada - Es una lástima que se volviera un mercenario, aunque eso no se puede evitar, después de todo es una de las tradiciones de tú familia, del clan Dragneel ¿Cierto?

Natsu no demostró su sorpresa, aunque esa información no debería saberla nadie fuera de su familia.

-Pero no estás aquí para escuchar viejas historias - Llevó su pipa a la boca, buscó por todos lados sus fósforos, cuando de repente, la pipa se encendió de la nada - "Vaya, hasta en eso se parecen"

-Jii-chan - Lo llamó de forma casual, como si aquel anciano no fuera alguien importante- Sabes demasiado y yo apenas tengo información, sobre todo de esta escuela ¿Puedes ayudarme con eso?

-Por supuesto, mocoso - Accedió serio, mientras exhalaba el tabaco- Tú padre me pidió un favor- Tomó una carpeta, la abrió, se trataba de un expediente- Aceptarte en esta institución con un nombre falso para ocultar tú identidad, claro que sí llamas mucho la atención, no dudo que los demás se enteren - Le advirtió, aunque conociendo muy bien a su progenitor, sabía que sólo era cuestión de tiempo para que su fachada cayera.

-Mmm...- Se puso a pensar - Tengo que cumplir con la prueba de To-san, así que no prometo nada jeje - Sonrió de forma despreocupada, confirmando las suposiciones del viejo.

-"De tal palo tal astilla" - Pensó con una pequeña sonrisa- Bueno, no se diga más, te explicare algunas cosas sobre la escuela, luego de eso te asignare tu... ¿Uh?- Volteó de inmediato, una sombra se asomaba por debajo de su puerta. Eso fue algo que lo hizo enfurecer, activar su habilidad ESP.

El ruido fue estruendoso, las puertas terminaron cayendo, debajo de ellas, un pelinegro se quejaba de dolor.

-Auch... Jii-san... E-Eso duele...

-¿Qué demonios crees que haces, mocoso? - Le riño el anciano, retrayendo su mano su brazo como si fuera de elástico.

Otras figuras se asomaron de la puerta, sólo un par de ellas se atrevió a poner en medio.

-"Ellas son..." - Los ojos del pelirrosa brillaron, como si algo lo hubiera embelesado.

-Lo sentimos mucho director- Se disculpó con una reverencia, aquella jovencita de cabellos plateados. A su lado, una pelirroja de expresión seria y postura de militar.

-No era nuestra intención espiar, es sólo que estábamos preocupa... Ah- Los ojos de la pelirroja se ensancharon, brillaron con esperanza.

Basto con sólo darle un vistazo a aquel pelirrosa para saberlo; un cuerpo delgado pero completamente tonificado debajo de ese uniforme, manos fuertes y con algunas cicatrices, y esa mirada amable color jade que no era más que una fachada para su verdadero ser- Glup - Tragó duro, podía verlo, el aura abrumadora en ese muchacho de expresión ingenua.

-¿Estas bien? - Una rubia se agacho para ayudar a su amigo.

-S-Si... Sólo un poco aporreado - Dijo mientras se ponía de pie, quitándose los restos de puerta de encima, revelando que le faltaba algo.

-D-De acuerdo. Ahora... ¿Podrías ponerte tu ropa? - Desvió la mirada, era imposible hacer contacto visual con el joven exhibicionista.

Mientras aquella rubia lo ayudaba a buscar su ropa, un ambiente de tensión dominó en aquella oficina, sólo una chica asomaba tímidamente de la entrada "abierta", no se atrevía a dar la cara como su hermana. No tardó mucho para que la pelirroja rompiera esa tensión, de la forma más impactante posible.

-¡Por favor, vuélvete mío! - Había cortado distancia de inmediato, tomado la mano del joven, como si le estuviera declarando su amor.

-¿Eh? -La mente de todos se volvió un caos, semejante declaración fue imposible de asimilar.

-¿Ah? - Ella cayó en cuenta de sus palabras, miró a su alrededor, la expresión de sorpresa en sus compañeros y la vena saltada en la frente director. Regresó su mirada a ese pelirrosa de expresión inmutable - ¡N-No! ¡Te equivocas! ¡N-No es lo que quise decir! - Agitó sus manos con desespero, su rostro adquirió un tono igual al de su cabello.

-Erza, cálmate, no es necesario agitarse tanto - Su compañera albina se acercó para tranquilizarla, dándole algunas palmadas en la espalda. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrosa.

-Ujum... - Llamó la atención el anciano, un bufido que reflejaba todo su enojo- Ustedes tienen muchas agallas para entrar aquí y montar todo un espectáculo, Erza - Un aura blanca lo rodeó por completo, sus ojos en blanco lo hacían ver amenazante.

-Lo siento, realmente lo siento, director - La pelirroja hizo una reverencia, se disculpó con todo lo que pudo.

-"Estos mocoso, realmente no han cambiado nada" - Suspiró con pesadez, observó a aquellos "problemáticos" que con el tiempo se habían ganado su afecto, lástima que en una especie de relación amor-odio- De acuerdo, no me dejan de otra- Cansado, observó la pila de papeles regados y la puerta derribada - Erza - La llamó, haciendo que esta se enderece- Tú y tu equipo encárguense de guiar al nuevo, explíquenle todo lo que necesite saber y luego regresen a sus clases - Les dejo su trabajo, algo que hizo sonreír enormemente a la pelirroja.

-Hai, dejémoslo a nosotros - No lo pensó dos veces antes de tomar al pelirrosa de la mano y salir corriendo de ahí junto a sus compañeros.

Completamente sólo, el viejo suspiro aliviado, giró su silla, observó el paisaje por la enorme ventana.

-¿Qué es opina ustes? - Soltó la pregunta, ni un alma lo acompañaba en su oficina, y aun así, alguien le contesto.

-Es un chico muy interesante fufufu -Respondió una voz divertida, de una linda señorita, escondida en alguna parte del lugar- Realmente se parece a su padre... No, estoy segura que con el tiempo se hará mucho más fuerte.

-Sólo esperemos que no termine destruyendo la escuela para ese entonces - Recordó sus días de guerra, específicamente las "proezas" de cierto pelirrojo.

-Maki-chan, te preocupas demasiado jiji.

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En alguno de los largos pasillos del edificio principal, un grupo conformado por dos albinas, un pelinegro, una rubia, y una pelirroja arrastrando a un pelirrosa delante de ellos, se encargaban de la tarea encomendada.

-Erza, espera- La llamó la albina de cabello largo.

-Muy bien, no perdamos tiempo, vamos a enseñarte todo el lugar - Dijo con gran entusiasmo, ignorando por completo a su amiga. El joven perplejo simplemente se dejó guiar en silencio.

Llegaron a un gran auditorio, ahí comenzó su "tour".

-Esta es la primera parada, el auditorio de la escuela - Presentó como si un gran acontecimiento se llevara a cabo.

-Oh - Expresó algo de emoción el pelirrosa.

-¿No crees que Erza debería tomarse las cosas con calma? - Susurró una rubia a su compañero pelinegro.

-Ya sabes cómo es ella, nada la parara ahora - Respondió con pesadez.

Siguieron recorriendo la escuela, llegaron a otro lugar, algo aburrido para el pelirrosa.

-Y esta es la biblioteca principal, aquí podrás acceder a una gran cantidad de información- Seguían en su papel de guía turístico.

-Oh- Seguía expresando con algo de emoción.

-La líder es una persona interesante hehe - Algo nerviosa, se dirigió a su hermana.

-Sí, pero debe aprender cuando parar - Sonrió Mira, no podía dejar de sentirse un poco frustrada ya que su amiga seguía sin hacerle caso.

Fueron a más lugares, algunos muy inusuales y otros bastante comunes, la personalidad enérgica de la pelirroja no decrecía, seguía mostrándoselo todo tal cual presentadora.

-Este de aquí es el área de ciencias, aquí es donde se realizan todas las investigaciones de la institución. Si eres de mente aplicada, este lugar es ideal para ti.

-Oh.

-El jardín de la escuela, un lugar para relajarse y pasar el rato, hay todo tipo de plantas y flores. Hermoso ¿no te parece?

-Oh.

-El campo de tiros, aquí puedes venir si eres de los que se especializan en armas de fuego, de larga o media distancia, aunque en lo personal prefiero el combate cercano.

-Oh

-El comedor principal, donde puedes consumir todo tipo de alimentos, incluso platillos de primera clase, si es que puedes pagarlos claro está.

-¡OOH!

-La arena de combates... -Y siguió hablando sin detenerse. Continuaron su recorrido por todas las instalaciones, hasta que una albina se cansó de esperar.

-¡Erza, detente! - Le cerró el paso a su amiga.

-¿Qué sucede, Mira? -Preguntó confundida.

-Creo que vas demasiado rápido, además ¿no crees que se te olvido hacer algo primero?- Le recriminó. Inmediatamente la pelirroja se puso a pensar en ello.

-¿Oh?... Es verdad, que tonta soy- Apenada, se giró para dirigirse a su kohai- Discúlpame, aun no te he preguntado tu... ¿Huh?... Oigan ¿A dónde fue ese chico? - Buscó con la mirada, sólo se encontró con Lucy y Gray, estos negaron con la cabeza.

-Sí lo buscas, creo que se quedó ahí - Habló la albina menor, señalando uno de los edificios visitados.

Cuando llegaron, grande fue su sorpresa, fijaron su vista al centro del comedor, donde un pelirrosa comía algo apresurado, una pila de platos adornaban su mesa.

-¿Qué... Qué crees que estás haciendo? - Preguntó la pelirroja, acerándose al joven.

-¿Hm? - Se fijó que sus "guías" lo observaban, con calma tragó lo último de su comida, acomodo otro plato al montón -Comiendo ¿Quieren? - Dijo despreocupado, para luego tomar otro platillo y comenzar a devorar la deliciosa carne.

-"Demonios, ¿Cómo puede comer tanto?" - Pensó el pelinegro un poco asqueado al ver la cantidad de comida que ingería el pelirrosa.

-"¿Cómo es posible siquiera? Esa comida es...." - Pensó impresionada la rubia, viendo cientos de platos vacíos, además de que todos eran del menú de primera.

Siguieron observando al muchacho comer, sólo la pelirroja alcanzo a sentarse.

-Disculpa por lo de hace un momento, no era mi intención arrastrarte contra tu voluntad - Dijo algo apenada, riendo de manera nerviosa - Es sólo que me emocione un poco jeje - Dio su excusa, pero el muchacho seguía concentrado en su almuerzo - Mi nombre es Erza, Erza Belserion. ¿Cuál es tu nombre?

-...- Fue su respuesta, mientras masticaba algo apresurado, provocó la impaciencia de la pelirroja.

-"Este chico, ¿Qué sucede con él?" - Pensó algo molesta, aunque por fuera sonreía. Tenía que ser amable con él, después de todo había protegido a una de sus mejores amigas y a su nueva kohai, no podía dejarse llevar por sus emociones. Aparte de eso, necesitaba de su ayuda, su habilidad de combate, no podía permitirse perder alguien tan bueno... Además de que necesitaba cerciorarse de algo más.

Pasó un minuto y nada, el pelirrosa seguía ignorándolos, cierta albina se acercó tímidamente para iniciar una conversación.

-Eto... Mi nombre es Lisanna, mucho gusto - Un bello carmín decoraba sus mejillas, mientras hacia una pequeña reverencia - Quiero darte las gracias por haberme salvado a mí y a mi hermana - Se enderezo. Tardó unos segundos para que el pelirrosa la mirara de reojo. Fue reconocida algo tarde.

-¿Ah? - Expresó sorprendido, olvidándose que aún tenía comida en la boca - Ouhg- Comenzó a golpear su pecho con fuerza, su rostro había adquirido un tono purpura. Rápidamente, un vaso de agua le fue ofrecido.

-Ten - Dijo la albina mayor. El joven aceptó su ayuda, bebió hasta el fondo, evitando morir de la forma más ridícula posible.

-Fuuu... - Suspiró aliviado. Una gota se resbaló de las nucas de aquellos jóvenes - Gracias - Le dirigió una sonrisa amable a su salvadora, esta también lo hizo, un poco sonrojada.

-No hay de que.

-Bien, ya que has terminado de comer, por qué no nos presentamos - Pidió amable la pelirroja.

-Ésta bien- Afirmo el joven sonriente. Esta vez, puso mucha atención a sus compañeros de segundo.

-Como te iba diciendo, mi nombre es Erza. Estos son mis compañeros - Señaló a los jóvenes a su lado.

-Eto, mi nombre es Lucy Heartfilia - Dijo un poco nerviosa.

-Gray - Dijo a secas el joven sin camisa, recibiendo una mirada inquisidora del pelirrosa-¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?- Pudo sentir cierta presión, como si de instinto animal se tratase, un dominio total por el territorio... O por otra cosa - "¿Qué sucede con este tipo?"

-Pervertido - Dijo mientras apartaba la vista y soltaba un suspiro, la presión abrumadora había desaparecido.

-¡Hijo de...! ¡Es lo primero que le dices a alguien que apenas conoces! - Reclamó molesto, Erza le dio un golpe seco para que "durmiera".

-Ignóralo - Dijo sonriente.

Y por último, y no menos importante, se presentó la otra albina, esta hizo una reverencia, mientras levantaba un poco los bordes de su falda, como una educada señorita.

-Me llamo Mirajane Strauss, es un placer conocerte - Su sonrisa era hermosa, su expresión como la de un ángel, su figura... Como la de una diosa. Sí pudiera compararla con alguien, diría que se acercaba a ella, esa pelinegra que dominaba en su mente y corazón. Tan sólo le faltaba una cosa, algo que debía confirmar sí quería que ella fuera "elegida" -¿Eh? - Se sorprendió al levantar la mirada. El pelirrosa había cortado distancia, la miró fijamente mientras sostenía su barbilla. -¿S-Sucede algo? - Se sonrojó aún más, esos orbes color jade eran realmente inusuales y cautivadores.

No dijo nada, simplemente se quedó observando a la albina, mientras los compañeros de esta lo vigilaban a él.

-Disculpa - Rompió el silencio, ladeó un poco la cabeza - ¿Eres virgen? - Preguntó de forma casual, rompiendo también las mentes de aquellos jóvenes.

Una rubia tenia los ojos blanco y el cabello despeinado, el rostro de Erza había superado por completo a su cabello, Gray se quedo paralizado a medio bajar sus pantalones, los ojos de Lisanna se habían vuelto dos puntos negros, mientras que la otra albina...

-¿Ara? - Tenía la mirada más perdida e inocente que hubiera puesto en su vida.

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En alguna otra parte de del campus. Una gran habitación en penumbras, una gran mesa en el centro, sillas elegantes alrededor de esta, de las siete que estaban sólo tres estaban ocupadas en ese momento, separados unos de otros.

- Tal parece que somos los únicos esta vez, que solitario se ve esto ¿No les parece? - Dijo una voz joven y algo burlona.

-Siempre es lo mismo ¿Qué se creen ellos al faltar a las juntas?- Habló enojado otro joven, una voz agresiva y salvaje- Nos dejan todo el trabajo a nosotros, como me encantaría patearles el culo a esos cabrones - Miró con desprecio los asientos vacíos.

- Indeseable - Expresó estoica la única fémina; de expresión tranquila y algo severa, vestida con el uniforme escolar; encima una chaqueta blanca que la identificaba como líder de algún equipo.

-¡¿Qué fue lo que dijiste, maldita?! -Le reclamó el pelinegro. Sus piercings lo hacían ver como un rufián cualquiera, aunque por su uniforme todos sabían que se trataba un estudiante más, alguien importante en esa mesa.

-No te avergüences a ti mismo y compórtate como alguien civilizado ¿quieres? - Regaño la pelipurpura, acrecentando la ira del pelinegro.

-Desgraciada- Apretó los dientes, intentaba con todas sus fuerzas controlarse, una vena en su sien era prueba de ello.

-Jajaja - Carcajeó el rubio -Tan severa como siempre- No sólo lucía como un mujeriego, sino también hablaba como uno- Kagura-chi, esas caras que pones dan miedo, me pregunto si se veras igual en la cama - La mencionada se preparó a desenvainar su arma. Si fuera como hace un año, no le habría importado nada las palabras de ese rubio, pero no, estaba furiosa, sobre todo al enterarse de lo que sucedió con dos de sus compañeras de equipo.

Aquellos tres compartían una mesa redonda, pero para nada eran compañeros, cada uno tenía sus propias ambiciones, y despedían un aura de hostilidad hacia sus rivales como prueba de ello. No tardó mucho y la puerta se abrió, una cuarta figura entró y se integró a la mesa.

-No llegar es una cosa, pero que el que nos convocó llegue tarde es mucho peor - Habló la pelipurpura con tono de regaño. Aquel peliazul tan sólo sonrió, no le importaba para nada la opinión de los demás.

-Veo que ya estamos todos... - Miró a su alrededor - Bueno, los de siempre.

-Siegrain, imbécil ¿Por qué siempre nos haces esperar? - Reclamó el pelinegro.

-Me estaba ocupando de un caso de indisciplina, espero que puedas entender - Se defendió con eso, a ninguno de los otros tres les parecía una razón convincente.

-Nee, nee, Siegrain ¿Cómo estuvo el ingreso de los nuevos? ¿Algo interesante? - Interrogó el rubio, ansioso por escuchar al peliazul.

-Fue un ingreso tranquilo, no hubo casi ningún incidente, salvo uno que...

-No estoy preguntando por eso - Interrumpió molesto - ¿Hay alguna chica linda? ¿Alguien que valga la pena? -Su actitud descarada siempre era una molestia para un par de ellos.

-¡Mujeriego idiota, déjate de tonterías! - Gritó el pelinegro.

-Indeseable - Repitió la pelipurpura.

Se pusieron a discutir, más el pelinegro y el rubio, sólo la mujer demostró cordura, mientras que el último sólo demostraba soberbia.

-"Son tan simples. Va a ser muy fácil pasar por encima de ustedes" - Sonrió arrogante, viendo como discutían sus tres "compañeros".

De todos en la mesa, aquel peliazul era el que tenía más hambre de poder. Su expresión era la de alguien lleno de traición - Muchachos, que tal si se calman, debemos empezar la reunión - Dijo, pero nadie le hizo caso. De nuevo sonrió, no le podía importar menos su tonta pelea.

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Aclaraciones sobre la Academia de Fiore:

Misiones:

Dependiendo de que rama pertenezcan los estudiantes, estas son asignadas de tal manera de que sean cumplidas en equipo o en solitario. Tienen como fin acercar a los estudiantes a las tareas que realizaran como futuros profesionales. Las misiones van desde buscar una mascota perdida, hasta "cazar" criminales. Al ser cumplidas, otorgan cierta cantidad de puntos, necesarios para aumentar el rango del equipo, acceder a misiones más importantes o recibir un aumento de presupuesto para el equipo.

Combates de clasificación:

Aunque es verdad que cumplir con las misiones se obtienen beneficios y ciertos privilegios, los combates de clasificación son la mejor forma, para cualquier equipo, de demostrar que están por encima de los demás.

Las reglas son sencillas, en un área designada al azar, dos equipos, de cuatro integrantes seleccionados por ellos mismos, se enfrentan haciendo uso de cualquier recurso permitido; desde armas de fuego de poco poder destructivo, hasta espadas y los mismos puños. Inclusive, las habilidades ESP están permitidas.

El equipo ganador recibe un incremento significativo de puntos, además de tener la oportunidad de participar en el torneo de los "siete Reyes".

Mesa del Consejo Estudiantil:

Conformado por siete líderes de los equipos con mayor rango en la academia. Son los que controlan y toman casi todas las decisiones, su posición ésta casi a la par con la del mismísimo director. Cada miembro tiene una comisión asignada, un trabajo que desempeñar, un ejemplo de ello, es la de Jefe de Asuntos Disciplinarios: Siegrain.

-Y bien, esta es la introducción básica - Dijo la pelirroja, pidiéndole a la rubia detener el vídeo.

Se habían trasladado a su "base" de operaciones, esa habitación algo desordenada, cajas de cartón apiladas en una esquina, un viejo estante con algunos libros, una mesa pegada a la pared que servía como cocina, algunos casilleros. Lo que más resaltaba era ese ordenador compuesto por múltiples pantallas y los muebles en medio que simulaban una sala, un lugar muy peculiar en verdad.

-¿Tienes alguna pregunta? - Le habló al joven pelirrosa, este había puesto mucha atención, por lo que su duda no tenía nada que ver con el vídeo.

-Sí - Respondió estoico - ¿Por qué me encadenaron a esta silla? - Preguntó inocentemente.

La respuesta a su pregunta se encontraba escondida detrás de la pelirroja; una albina con una expresión temerosa, con un bello carmín adornando sus mejillas.

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