Capítulo 11: Reencontrando al Dragón.
Diez minutos después, se detuvo frente un gran portón de acero, cuya leyenda exigía que nadie se acercara. Haciendo caso omiso, pegó un gran salto. La naturaleza gobernaba, no había camino, aun así, sabía perfectamente que dirección debía tomar.
-Mmm... Me preguntó sí... - Comenzó a recordar - ... ¿Regresare a tiempo para comer algo? – Se trataba de algo muy "importante". Al atravesar algunos arbustos, se encontró en la orilla de un lago, se agachó para mirar su reflejó, después de tomar un poco de agua con sus manos, otro reflejó apareció a su lado, una linda cabellera rubia y ojos verdes le sonrieron antes de desvanecerse -¿Quién...? ¡¿Hm?! – De inmediato se puso de pie y saltó a un lado. Una gran explosión hizo temblar la tierra y llover por un instante.
-Llegas tarde – Dijo una voz enojada. Esa expresión para nada era la de un viejo amigo.
-Lo siento, tuve algunos problemas que resolver jeje – Natsu no se veía para nada preocupado, en cambio, la expresión de aquel azabache empeoró, volviéndose la de un demonio enojado - ¿Cuánto ha sido desde que nos vimos por última vez? ¿Dos años?
- Dos años, tres meses y catorce días – Contestó el azabache mientras se quitaba su gabardina blanca. Un físico bien definido, similar al pelirrosa. Se veía a leguas que las mangas no eran su estilo por lo que terminó deshaciéndose de su camisa, quedando en una remera negra sin magas, varios puntos grises adornaban sus brazos, si uno miraba con cuidado, se daría cuenta que se trataban de tachuelas.
-Wow, alguien tenía muchas ganas de verme. No sé si sentirme alagado o perturbado- Soltó el pelirrosa. No era su intención, aun así, estaba consiguiendo que Gajeel perdiera la paciencia- Respóndeme una cosa- Una simpática sonrisa se dibujó en su rostro- ¿Te has hecho más fuerte?
-Hoy vas a averiguarlo- Gajeel apretó sus dientes antes apuntar al pelirrosa con su puño, de la misma forma en que lo haría con un arma.
(Gajeel Kurogane / ADN: ¿? / Rango: SS / Habilidad ESP: Armamento – Blindaje)
Su brazo se tiñó de negro y luego adoptó forma cilíndrica, el interior era igual al de un arma, y como tal, estaba lista para ser disparada.
-Hooo – Eso impresionó al pelirrosa. Imágenes de una aldea en medio de la selva se superpusieron a su visión. Las chozas volviéndose cenizas, los cuerpos inertes, tanto de los lugareños como de soldados, adornaban el infernal escenario, por último, la imagen de un azabache herido y con expresión desesperada- Je- Levantó su guardia, su pie izquierdo al frente mientras retraía su puño derecho y empleaba el izquierdo para protegerse.
-¡Muere! – Gritó al momento de disparar, el tamaño de la munición era la que empleaban los tanques.
-¡Hmp!- Natsu respiró profundo antes de extender su brazo derecho a toda velocidad. La bala explotó apenas hizo contacto con su puño. Gajeel apenas podía ver una sombra a través de la cortina de humo, aun así, sabía que su pequeño asalto no había surtido efecto.
- ¡¿Por qué un monstruo como tu viene a este lugar?! ¡¿Qué carajos pretendes?! – La imagen del pelirrosa se aclaró a medida que el viento hacía acto de presencia.
- Primero contéstame tú – Deshizo su postura, su vestimenta apenas se había ensuciado y su puño se encontraba intacto, se podía ver un rastro de humo en los nudillos- ¿Qué haces aquí? Una escuela para "mercenarios", Vaya broma jeje – Dijo, intentando bromear- Para que estés aquí, supongo que hiciste algo que realmente hizo enfurecer a tu viejo.
- Tch – Gajeel chasqueó. El pelirrosa había dado en el clavo – No tienes idea – Sus dientes rechinaron mientras preparaba otro disparo - ¡NO TIENES NI PUTA IDEA!
Por la energía que emanaba el cañón, Natsu se dio cuenta que se trataba de un ataque más potente- Jeje- Eso lo hizo sonreír como un maníaco. El ataque vino en forma de varios proyectiles, por lo que comenzó a correr en zigzag, esquivando cada uno sin ningún esfuerzo.
-¡Cada trabajo! ¡En cada maldita misión...! – Gritaba, su ataque no parecía tener fin, seguía la sombra del pelirrosa con el ojo en la punta de su cañón - ¡...Tú tenías que estar ahí para arruinarlo todo! -Como si no fuera suficiente, empleó su otro brazo para aumentar el número de proyectiles, era como una torreta lanza misiles sin control. Y el bosque se había convertido en su escenario bélico.
-No me hubiera metido en tu camino... - Dijo, en medio de las explosiones. Se cansó de correr alrededor del azabache, por lo que dejo de esquivar y fue directo hacía él- ... Si las misiones de tú clan no consistieran en tomar vidas inocentes- Se plantó firme antes de retraer su puño y encajarlo con fuerza.
- ¡Ugk!- A pesar de haber blindado su abdomen, Gajeel sintió el impacto, era como si sus entrañas hubieran explotado.
-Que decepción, no has cambiado nada, hojalata- Un tono frío y expresión apagada acompañaron las palabras del pelirrosa - ¿Hm? – Justo cuando iba a devolver su puño, Gajeel sujetó su brazo con fuerza. Una pequeña sonrisa asomaba debajo de los mechones oscuros.
-Te tengo- Soltó, con un hilo de sangre en su boca.
-¿Oh?- Natsu tenía la expresión de un polluelo recién salido del cascaron mientras sus pies se despegaban de la tierra.
- ¡MUERE, HIJO DE PERRA! -Habiendo levantado al pelirrosa, Gajeel usó toda su fuerza bruta y habilidad ESP, levantando al pelirrosa por los aíres antes de usar su propio peso y generar pequeñas turbinas en brazo para reventarlo en la tierra.
El impacto vino acompañado de ráfagas de viento, la tierra se desquebrajo debajo de los dos jóvenes, de los cuales, sólo uno seguía sonriendo... Deseando que las sorpresas nunca terminen.
-Jeje... Jejeje... Jajaja...
-¡¿Qué demo...?! – La expresión de Gajeel era de pura sorpresa mientras que el pelirrosa le mostraba una sonrisa dentada, había aterrizado en sus pies, evitando el catastrófico azote – "Lo golpee con todo... Use su propio peso y fuerza para hacerlo caer y aun así... ¡Aun así...!
-¿Ya terminaste?–Sin darle tiempo de contestar, Sujetó el brazo de Gajeel, de la misma forma en la que lo había hecho – Porque yo también quiero "jugar" un poco- Ni siquiera se molestó en tomar impulso. En un segundo, enderezo su cuerpo, elevando a Gajeel en el proceso.
-¿Uh?-El azabache no pudo hacer nada ante la fuerza de pelirrosa, quien lo arrojó de la misma manera, impactándolo en el terreno que era su cuadrilátero.
-¡Ghik!- Apretó los dientes a la vez que su expresión se traducía en dolor, no debido al impacto, era algo más que simple dolor físico... Lo habían herido donde más le dolía. Natsu lo dejó libre e hizo distancia, dándole tiempo para recuperarse.
-Vamos, muéstrame más – Tomó su postura anterior, incitándolo a levantarse – Eso no puede ser todo. Pasaron dos años, afilaste tus colmillos en ese tiempo, ¿No es así, hojalata?
Gajeel golpeó la tierra para luego comenzar a levantarse. De pie, con su mirada gacha y oculta por algunos mechones. Se negaba a caer, a ser vencido una vez más por aquel pelirrosa.
-Gi-hi- Sus ojos se volvieron blancos y una sonrisa inhumana apareció en su rostro.
-¡Hooo!- La expresión de Natsu era como la de un niño descubriendo un nuevo e interesante juego. La energía que emanaba Gajeel era inusual, como una tormenta de polvo negro, estas partículas comenzaron a impregnarse en sus extremidades hasta adquirir un tono oscuro y lustroso- Eso es nuevo, ¿Cómo llamas a esa técnica? – Le preguntó curioso, en medio de tan fuerte presión de poder.
- Piel de acero.
-Pfff... - Natsu tuvo que sostener su estómago y boca, evitando reír- ¿D-De verdad?
- Es algo que desarrolle para matarte- Gajeel no dejo que aquella reacción lo afectara.
-Que aburrido- Soltó mientras se preparaba para atacarlo, tomando la postura anterior- Ya que lo desarrollaste para mí, le pondré nombre, ¿Qué dices?
-Haz lo que quieras – Las partículas terminaron de cubrir su cuerpo- De cualquiera manera... ¡estas muerto! - Y una onda hizo estremecer la tierra bajo sus pies.
-Veamos... - Sonrió una vez más mientras un aura rojiza emanaba de su cuerpo- Se llamará... ¡¿Hm?! – Detuvo la explosión de energía justo cuando varios puntos rojos se posaron sobre ellos.
De entre los árboles, varias esferas salieron hasta tenerlos rodeados, estos ajustaron sus lentes, enfocando a los dos alborotadores.
-¡Kurogane Gajeel, Etherias Natsu!
-Tch... De nuevo ustedes – Dijo con enojo el azabache, ante la llegada del comité de disciplina.
-¡Detengan sus acciones inmediatamente! ¡Esta zona está fuera de los límites!
-Y entre todos, tú eres el más molesto... - Exclamó mientras su "compañero" de mesa caminaba entre sus hombres hasta tomar el frente- - ... Siegran.
- Disculpa por interrumpir su pequeña reunión- Dijo con una molesta sonrisa y una postura a modo de presentación.
-¿Qué es lo que haces aquí? – Le preguntó Gajeel, aun sin deshacer su aura, la mayoría de los puntos rojos estaban posados en él, y los miembros del comité de disciplina estaban listo para intervenir si era necesario - Te dije que no te metieras en mis asuntos.
- Lo siento, pero no puedo permitir que sigan perturbando la paz dentro del campus, como saben tengo un trabajo que hacer.
-¿Si? Pues ve a hacerlo en algún sitio en donde a alguien le importe.
-Jajaja, tan elocuente como siempre, Gajeel. Sabes, no todos pueden permitirse no cumplir sus funciones como miembro de la mesa de Reyes – Dijo Siegran, pero sus palabras poco le importaron al azabache, este no hacía más que incrementar el tamaño de su aura – No vas a colaborar ¿Verdad? – Rodó sus ojos hacía el pelirrosa, quien sólo sonreía mientras enfocaba a su digno rival, ignorando por completo su presencia- "Aunque me gustaría ver cómo te muelen a golpes, no puedo permitir que hagan lo que quieran. Será para otra ocasión" – Sonrió mentalmente.
- ¡Lárgate! – Soltó Gajeel, sin poder contenerse más- ¡Esto es entre él y...
-Levy Macgarden.
-¡! – Esta vez, Gajeel no pudo ignorar las palabras de Siegran. Sus pupilas volvieron a aparecer mientras su aura parecía calmarse un poco.
- ¿Dejarás que ella vuelva a rogar de rodillas para que te perdonen? ¿Qué la castiguen en tu lugar? – Cuestionó con un tono burlón el peliazul, haciendo que Gajeel apretara sus puños y dientes. La presión de poder aumento de golpe.
-¿Cómo te atreves?... ¡Siegran! – Gritó en medio de tan poderosa aura.
-Jeje- El peliazul sólo le mostró una sonrisa arrogante, a pesar de ser la primera que veía a Gajeel manifestar ese tipo de energía.
-Oe- En cambio, una vena de enojo resaltó en la frente de un pelirrosa, aunque mantenía su sonrisa.
-No te atrevas... ¡No te atrevas a meterla en esto!... ¡Maldi¡UKGh!- Antes de que Gajeel llegará a Siegran, un golpe lo mando al suelo, los miembros de disciplina, incluso el peliazul, sólo pudieron ver con dos puntitos por ojos lo que había pasado.
-No me ignores – Dijo Natsu, su tono era frío y su expresión era la de alguien que había perdido sus emociones- Recuerda a qué viniste, no vayas por ahí buscando pelea con alguien más, hojalata- Desencajó su puño del rostro de Gajeel.
-S-Si... Siegran-sama- Dijo un castaño entre el grupo. Ver caer de un solo golpe a uno de los estudiantes más fuertes de la academia... peor aún, a uno de los siete reyes, fue un gran shock para ellos.
-Quédense atrás y que nadie se mueva- Dio la orden, sin apartar la vista de aquellos dos- "Es imposible... Tiene que ser sólo suerte... No hay manera en que un rango E pueda..." – Incluso el mismo Siegran estaba impresionado, manteniendo su fachada de superioridad. Ver al pelirrosa acabar con Bacchus fue una cosa, pero verlo derribar a Gajeel estaba a otro nivel.
-...
- ¿Hm? - Tan pronto el pelirrosa se agachó y acercó su oído, el azabache desenterró su rostro y se levantó de golpe.
- ¡¿Qué demonios crees que haces, idiota?! – Le gritó mientras sostenía la hinchazón en su mejilla, varios hilos de sangre salían de su nariz y boca. Natsu sólo pudo tapar sus oídos ante tan fuerte reclamo.
-Estabas ignorando nuestro encuentro, así que debía devolverte a la realidad... Aunque sea a la fuerza- Contestó simple.
- ¡Tú...! – Gajeel lo sujetó del cuello de su camisa, listo para golpearlo.
-Ujum.
-¿Ah? – Ambos voltearon hacia el grupo de disciplina, encabezados por un peliazul, quien acomodaba su voz de forma seria.
-Les recuerdo que siguen en terreno prohibido – Dijo, en un intento de reanudar su trabajo. Los drones dejaron de apuntarlos y volaron lejos del alcance- Por lo que tienen que...
-Hai, hai- Dijeron al unísono los dos alborotadores, poniendo expresiones aburridas.
-Tch... Mira que ser un impertinente, Siegran – Dijo con fastidio Gajeel, perdiendo sus ganas de continuar su duelo.
-¿Vamos por algo de comer? – Sugirió Natsu, a lo que Gajeel lo miró con cara de pocos amigos.
-Mmm... Tú pides, tú pagas.
- ¡Yosh! ¡Vamos por unas chimichangas! – Levantó sus brazos para luego caminar lejos de ahí.
- Este tipo... – Gajeel lo miró con algo de molestia, aunque eso no impidió que lo siguiera.
Y así, un pelirrosa y un azabache salieron del bosque, discutiendo como "buenos" amigos, todo eso en presencia de un grupo de jóvenes con expresiones confundidas.
- ¿Siegran-sama? – Se acercó a su líder, quien temblaba en silencio.
-Que todos vuelvan – Dio la orden, con su mirada ensombrecida, y sus puños apretándose con frustración.
-E-En... Entendido- El castaño optó por salvaguardar su integridad física y mental, alejándose de su enojado líder lo más rápido que pudiera.
- "Van a arrepentirse... Todos".
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Mas tarde...
Dentro de los terrenos de la escuela se encontraba un lugar perfecto para sentarse y relajarse, apartado de los edificios más sofisticados y las tediosas clases, un lugar perfecto por su modesta pero hermosa fuente, y su flora colorida, adornando los alrededores.
En este lugar se encontraba una jovencita de cabello blanco como la nieve, tez clara y de delineadas curvas, aunque usar anteojos no era su estilo eso no le restaba nada de belleza, un par de ojos azules absortos en un libro. Pasó la página, sus mejillas ligeramente sonrojadas mientras leía la escena.
-"En serio, Erza... tienes que dejar de leer estas cosas" – Pensó mientras cerraba el libro con una expresión entre perturbada y fascinada. Respiró profundo y luego miró a su alrededor- "Bueno... Sólo un poco más no hará daño"- Abrió el libro, era una suerte que el sitio estuviera desierto. Tan absorta estaba en su lectura, que no se percató de la presencia acercándose a su dirección.
-¿Qué te tiene tan concentrada?- Esa pregunta hizo que la albina suelte un respingo y mande su libro por los aires.
-N-Nananana...
-¿Na?
-¡Nada! ¡No estoy leyendo nada! – Respondió atropellada, un enorme rubor se apoderó de su rostro, agitaba sus manos a la vez que el libro iba cayendo.
-¿Oh?- Atrapó el libró con su mano libre, salvando a la albina de un posible chichón – Mmmm – De inmediato lo abrió y paso todas las hojas, sus ojos eran mucho más rápidos que el papel- ¿Esto es lo que te gusta? – Preguntó mientras le regalaba una sonrisa algo picara.
-¡Dámelo! – Elle le arrebató el libro sin más para luego girarse y abrazarlo- ¿Q-Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clases? – Apenas volteó a verlo, pequeñas lágrimas se amotinaban en sus ojos azules.
-Mmm... - Metió la mano dentro de la bolsa de papel que iba abrazando- Si, pero todavía no terminó de comer – Mostró una enorme hamburguesa.
-¿Eh? – La albina soltó una gota mientras el pelirrosa se sentaba a su lado.
-Awm- Dio una gran mordida y comenzó a masticar, educadamente claro está- Mmmm... Mmm... - Debía admitirlo, aun siendo comida rápida, los alimentos dentro de la academia eran de primer nivel- ¿Quieres? – Le ofreció, aun le quedaban bastantes, unas cinco para ser exactos.
-No... Gracias- Pese a estar cohibida, rechazó su oferta amablemente. Natsu siguió su merienda con una expresión gustosa mientras Mira colocaba el libro en su regazo – "¿Cómo es posible...?"- Un aura purpura, sólo perceptible por la albina, los rodeaba por completo – "¿Cómo es posible que mi habilidad no le afecte?" – No era la primera vez que lo veía, aun así, el pelirrosa seguía sorprendiéndola- Bueno... Me tengo que ir – Se puso de pie para luego comenzar a alejarse- Te dejo para que comas tranquilo.
-Me tratas como un desconocido después de hacer "eso" – Esas palabras hicieron que la albina parara en seco.
-... – Ella se devolvió, con la mirada ensombrecida y el cuerpo tembloroso- ¿A-A que... te refieres? – Sabía perfectamente a qué evento hacía alusión el pelirrosa, la escena de lo que intento hacer en los vestidores la seguía persiguiendo.
-Y ahora pretendes olvidarlo y alejarte ¿No estas siendo un poco cruel conmigo? - Continuó comiendo, esta vez con una expresión seria.
-No... Simplemente mantengo mi distancia – Dijo con una sonrisa fingida- No quiero lastimar a nadie... Sobre todo a un compañero de equipo.
- "De equipo ¿eh?" – Él la miró de reojo- No debes preocuparte por mí, tus habilidades no me afectan en lo más mínimo – Eso sorprendió un poco más a la albina.
- No puedes saberlo... No sabes de lo que soy ca...
-Lo sé - La interrumpió, mientras daba el último bocado y arrojaba el bollo de papel al cesto, una canasta perfecta de doce metros – He conocido personas como tú, gente que asegura que podría lastimarme con solo estar cerca de ellos- Se puso de pie- Así que te lo repito, no debes preocuparte por mí, en vez de eso, déjame ser yo quien se preocupe por ti.
- ¿Eh? - Esas palabras la tomaron por sorpresa, el carmín en sus mejillas se hizo más grande- ¿Q-Q-Qué estás diciendo? – Soltó torpemente – ¿Por qué tendrías que preocuparte por mí? – Aunque lucía tranquila, lo cierto es que su corazón saltaba de felicidad.
-Porque me gustas- Natsu cortó distancia, sorprendiendo a la chica por tercera vez, tomó sus suaves y delicadas manos, haciendo que suelte el libro y sus mejillas se tiñan una vez más.
-Eh... Ah... ¿Areh?... – Mira se quedó sin palabras – "Este chico... En verdad él..." – Si había adquirido algo útil después de tanto tiempo de lidiar con su habilidad, era la capacidad de ver a través de las mentiras de los hombres.
En el pasado, muchos de ellos declarando su amor cuando lo único que les interesaba era su cuerpo, la influencia de su familia o su poder sin igual, pero aquel pelirrosa era diferente, no encontraba segundas intenciones en sus palabras, esa sonrisa y el brillo en sus ojos eran tan deslumbrantes como el sol.
-Yo...- No sabía que decir, se sentía realmente abrumada, no soportó mirarlo a los ojos por lo que cerró los suyos. Él tomó su mentón sin que ella pudiera objetar. Frunció los labios, sabiendo qué es lo que vendría. La imagen de su hermanita y una de sus amigas la hicieron despertar de golpe- ¡No!
-¿Hm? – Él se mostró un poco sorprendido luego de ser empujado, aunque después esbozó una pequeña sonrisa.
-Hah.. hah- La albina jadeaba mientras que con una mano intentaba calmar su corazón- N-No lo hagas... Yo... No puedo... - Se sentía realmente culpable por lo que iba a pasar.
- ¿Por qué? - Preguntó curioso mientras volvía a acercarse, la albina retrocedió por instinto.
-Por Lis... y Erza – Tapó sus labios, pensando que volvería a caer en su juego.
-¿Qué pasa con ellas? – Lejos de molestarse o ponerse triste, eso incentivo al chico, la manera en la que la albina luchaba en contra de sus deseos le parecía interesante.
-¿Acaso estas ciego? – Cuestionó como si estuviera molesta- Ellas están enamoradas de ti... - Ese comentario hizo que le doliera el pecho- No ha pasado mucho tiempo desde que te conocieron, pero... la forma en la que te miran, la manera en la que actúan cuando están cerca de ti... ¿acaso no te has dado cuenta? – Lo miró a los ojos, con una expresión frustrada.
-Si, lo sé- Él respondió simple, haciendo que una vena resalte en la frente de la albina.
- Y-Y... ¿Y aun así te atreves a decir que te gusto? – El tono de Mira se volvió hostil mientras esbozaba una sonrisa.
-Por supuesto – Dijo Natsu de manera inocente para luego contar con sus dedos- Erza, Lisanna, Millianna, Yukino, ustedes son chicas fuertes y muy especiales, me he enamorado por completo -Ladeó la cabeza, como si lo que dijo fuera algo común - ¿Qué tiene de malo que me gustes también? – Preguntó, haciendo que Mira baje la mirada.
-Tú...
- ¿Yo?
-Eres un... un... - Repetía mientras su mirada se ensombrecía. Natsu la miró un poco preocupado, aunque apenas era perceptible, el aura de Mira era realmente amenazante.
- "Esto es..." – Se vio sorprendido. Por un momento, una cabellera negra, adornada por dos cuernos, dominó en sus pensamientos – "... Es similar a ella".
-¡Bestia! ¡Pervertido! ¡Idiota! - Gritó Mira.
-Otoh- Natsu dobló su espalda hacia atrás, esquivando el primer golpe- Tranquila – Pidió apenas se enderezo, pero la albina se lanzó contra él, lanzando rápidos golpes.
-¡No eres diferente! ¡Tan sólo eres un malnacido que se aprovecha de las chicas! – Soltaba mientras seguía atacándolo. El chico esquivaba a la vez que retrocedía, sin mostrarse preocupado.
-Eso no es cierto – Retrocedió con una voltereta – Yo en verdad las apreció mucho. Quiero que se conviertan en mi "familia" – Esa frase implicaba muchas cosas. La albina no lo tomó muy bien.
-M-Mi...Miserable- Dijo entre dientes, su cabeza era un lío, llena de pensamientos nada correctos de lo que aquel pelirrosa le haría a su amiga y hermanita, junto con otras chicas- ¡¿Hm?!- De pronto, sus ojos se abrieron como platos, estos se habían tornado de color rojo al igual que la luz en su collar, esta emitía una débil alarma- "¡No!... Debo... controlarme"– Cerró sus ojos con fuerza y se abrazó a sí misma.
Una especie de miasma emanó de su cuerpo, se expandía como una neblina, una serie de relámpagos negros golpearon el terreno y las estructuras cercanas, aun así, con un paso tranquilo, Natsu se adentro en la tormenta, varios rayos cayeron cerca de él. Sin importarse su integridad en lo más mínimo, siguió acercándose a ella.
-N-No... No quiero... No quiero que vuelva a pasar... - Recordó las miradas frías de sus padres y la tristeza en los ojos de su hermanita. El collar activó su sistema principal, una serie de microagujas se enterraron en la piel de la chica y le propiciaron una especie de descarga - Ukg- El dolor fue grande, pero eso no evitó que siguiera descontrolándose- N-No quiero que vuelvan a separarnos – Cayo de rodillas, no puedo evitar que su poder se manifestara; un ala de murciélago surgió de su espalda baja mientras que algunas venas negras se marcaron en su cuello y rostro.
-No te contengas.
-¿Eh? – Ella reaccionó a la voz del pelirrosa, se sorprendió al ver al chico tan cerca, sin que la manifestación de su energía lo afecte.
-Es tuyo, no debes luchar contra tú poder, déjalo fluir- Le aconsejó en medio de la tormenta de rayos negros.
-P-Pero... ¡¿Cómo se supone que haga eso?! – Ella quería hacerle caso, pero lo cierto era que su sed de destrucción la estaba dominando.
- Simple- Él le respondió a la vez que la tomaba de sus hombros, sin importarle la energía golpeando su cuerpo. La albina lo miro a los ojos, no había ni una pisca de dolor, miedo o repulsión en ellos, sólo preocupación y la necesidad de ayudar- Así como lo hiciste en tu infancia, enfócate en tu enemigo y déjalo salir – Explicó, haciendo que la albina abra los ojos por completo.
- ¿EH? – Un recuerdo horrible y doloroso salió a flote- P-Pero... Si hago eso... tú... - Seguía intentando suprimir su poder, sus ansias de destruirlo todo.
-Oh, vamos. Sólo soy el bastardo que intenta robarse a tu hermanita y a tu amiga- La invitó, con una sonrisa de lo más confiada- No te contengas- Se puso de pie y tomó distancia antes de extender sus dos brazos de lado a lado. En una de sus manos yacía el dispositivo Anti-ESP.
-"¡¿En qué momento...?!"
Él la había vuelto a sorprender. Se puso de pie, su ala se extendió de forma imponente y majestuosa y luego la energía oscura comenzó a acumularse en su puño.
-Podría matarte- Le advirtió, aun podía echarse para atrás.
-No esperaría menos de la mujer que será mía- Una sonrisa más confiada que la anterior se formó en su rostro. Ella volvió a sonrojarse, sus rasgos demoniacos sólo acrecentaban su belleza.
Su pie se plantó con fuerza antes de lanzarse, en un parpadeo, llegó al pelirrosa, lanzó un gancho de manera fugaz, liberando la mayor parte de la energía.
- "Esta es..."- Con una expresión perpleja, Natsu se encontraba ascendiendo, con su camisa destrozada. Una sombra ascendió a toda velocidad. Una vez posicionada sobre el joven, arremetió contra él en el aire, después regresó y volvió golpearlo, y luego otra vez y otra y otra vez, cada golpe evitaba que ascendiera más o cayera- "Esta es la verdadera Mirajane"- Sonrió al ver la imagen de la demonio tapar el sol.
-¡RAAW! – Con todas sus fuerzas, propinó un último y certero golpe en el estómago del chico.
Natsu se encontró cayendo a toda velocidad, la tierra se hundió tras su impacto.
-Hah... Hah... - En el aire, Mira respiraba de manera agitada- "Esta sensación..."- Miró su mano, esta seguía emanando energía. Era la primera vez que se sentía así de bien al liberar su poder. Comenzó a descender. Tan pronto sus pies tocaron tierra, el ala se retrajo en su espalda, las venas permanecieron- Y-Yo... - Varias lágrimas brotaron de sus ojos rojos a la vez que caía de rodillas- ¿Qué he hecho?
Un pelirrosa yacía en el cráter, con su uniforme destrozado y una enorme marca en su abdomen, como si una bola de fuego lo hubiera golpeado.
-¿Hm? – Unos instantes después, y como si fuera una maldición, un grupo llegó al lugar.
-¡No te muevas! – No eran las gabardinas blancas de siempre. Trajes blindados, equipados para la ocasión, cinco se colocaron al frente y desplegaron sus escudos de energía mientras que otros cinco activaron sus porras eléctricas.
-Señorita Strauss.
Ella apenas subió la mirada, sabía a quién pertenecía esa voz.
-Siegran – Dijo débilmente.
Encaró al grupo, sin equipamiento alguno, demostrando cuan confiado y arrogante podía ser.
-Pero que es lo que veo – Como si no fuera suficiente, varios drones sobrevolaron la zona, vigilando los movimientos de la albina y escaneando el cuerpo del pelirrosa - Haz roto los acuerdos de tu aceptación a esta escuela, y no sólo eso- Miró el cuerpo inerte del pelirrosa. Por dentro, una sonrisa satisfecha se dibujó en su rostro- También asesinaste a un alumno- Eso definitivamente fue una gran sorpresa, aun así, no lo demostró.
Para Mira, escuchar esas palabras fue como si le hubieran enterrado varias estacas en el corazón.
-Debe ser trágico y traumatizante, perder el control de tu habilidad y matar a tu compañero de equipo, Señorita Strauss- Siegran aprovechó para burlarse un poco antes de hacer su trabajo.
-Es tal como dices... - Dijo, desconcertando al grupo de arresto.
-¿Hm?
– Y-Yo... lo hice... Asesiné a Natsu... - Dijo con voz quebrada- Soy un horrible... Un monstruo... Así que... ¡dejen de perder el tiempo y llévenme de una vez! – Gritó para luego romper en llanto.
-Colóquenle el collar – Dio la orden, y dos de sus hombres comenzaron a acercarse a la fémina. Se sentía un poco decepcionado, esperaba que la albina ofreciera resistencia, una excusa para aplicar fuerza letal. Pero qué más daba, al menos su principal frustración se había ido para siempre y otra también lo haría.
-No te muevas- Mientras un hombre la amenazaba con una barra eléctrica, el otro preparaba su nuevo collar, este era de metal grueso y pesado, emitiendo descargas constantes, DS-ESP v2. Era como si estuvieran capturando un peligroso animal.
- "Lo siento... Lis... Erza..." – Pensó en su familia y amigos- Pero es lo mejor... Después de todo... Sólo soy un monstruo- Susurró al cielo, una última lágrima corrió por su mejilla.
--No, te equivocas.
- ¿Eh? – Ella abrió los ojos como platos.
- ¡¿Cuándo fue que... ?!- Los miembros de disciplina, incluso el mismo Siegran, estaban igual de sorprendidos, con los ojos bien abierto, era como si hubieran visto a un muerto viviente, un muerto de cabello rosa y sonrisa afilada.
- ¡Tú! ¡no te mue... ¿Eh! – El primero fue despojado de su arma para luego ser partida en dos.
-¡Eeehw!- El segundo blindado pegó un gritó de terror antes arrojar el collar y caer sentado. Natsu atrapó el artefacto, lo miró con despreció y luego lo hizo pedazos. Los dos retrocedieron con miedo, corrieron de inmediato con sus compañeros.
-Más hermosa que cualquier otra, más fuerte que cualquier otra... -Se giró para darle cara al peliazul y a su grupo, volteándose simplemente para regalar una sonrisa cálida a la albina- ... Hermana mayor y amiga, una mujer que se preocupa por sus seres queridos más que por su propia vida, esa eres tú, Mirajane.
-Natsu... Tú... - Mientras Mira tapaba su boca, una lágrima corrió por su mejilla. Esa expresión conmovida, su corazón volvió a palpitar al ver al pelirrosa de pie, protegiéndola.
-Oh, vaya- La voz de Siegran rompió el momento entre la pareja- Me alegro ver que mi kohai sigue respirando- No hacía falta ser un psíquico para saber que mentía.
-Sigo aquí, aunque un poco golpeado- Respondió el pelirrosa, sacudiéndose el polvo de lo que quedaba de su camisa- Ahora, pueden irse. Debo hablar con mi compañera de equipo- Pidió amablemente, con su torso al aire y varias magulladuras en su cuerpo.
-Me temo que no es posible- Siegran habló para luego chasquear los dedos, sus subordinados de inmediato se formaron, protegiéndose con sus escudos y amenazando con sus porras – Ella no sólo ha roto las reglas, también...
-No fue una pregunta- Interrumpió Natsu, le podía importar menos las reglas y cualquier otra cosa que tuviera que decir el peliazul. Siegran se vio desconcertado y luego sus hombres por poco se va para atrás cuando se dieron cuenta de cómo los miraba aquel pelirrosa- Sólo te lo diré una vez- Plantó su pie derecho con fuerza- Nadie le pondrá un dedo encima, esta mujer mía – Declaró, haciendo sonrojar a la albina nuevamente. Después, adoptó la postura que caracterizaba a su clan, lo último de su camisa cayó al suelo, dándole a la albina una vista perfecta de su espalda.
-"Esas marcas..." – Ella se sorprendió al verlo. Un patrón de raíces rojas comenzó a extenderse, desde la zona donde residía el corazón hasta cubrir toda la espalda, junto a los músculos, formaban el rostro de una bestia mítica- "... ¡¿Un dragón?!".
-En aquella ocasión, los deje ir a ti y a Gajeel sólo porque estaba de buen humor- Soltó Siegran.
-Oh, ¿En serio? – Expresó un poco sorprendido Natsu- Disculpa, no me di cuenta... ¿Estabas ahí? – Soltó con una sonrisa despreocupada. Una marca de vena se dibujó en la frente del peliazul, no puedo evitar apretar los dientes.
- ¡Suficiente! ¡Rodéenlos y captúrenlos! – Siegran por fin perdió la paciencia. Creía que con diez hombres equipados y con aquellos dos heridos podría someterlos... Fue arrogante, lo bastante para no darse cuenta del aura roja que emanaba el pelirrosa y unos orbes tan afilados como los de una bestia.
En poco tiempo, la pareja fue rodeada, aquello iba a convertirse en una masacre... Si no fuera por ciertos jóvenes que se apresuraron a llegar.
- ¡Mira-nee!
- ¿Lis?
- "Perfecto"- Sonrió por dentro, al ver equipo de moscas reunidos- "Los aplastare a todos a la vez".
-No vamos a permitir que les hagas daño- La pelirroja encaró al grupo, clara era su intención de proteger a sus compañeros – Así que diles a tus hombres que retrocedan, Siegran.
- ¿Con la autoridad de quién pretenden que obedezca? – Habló con un tono altanero, el grupo blindado no daba señales de retroceder mientras que Erza y Gray se preparaban para combatir. Lisanna y Lucy auxiliaron a Mira, la protegerían a como diera lugar.
Sólo uno se preparaba para lanzarse en cualquier momento, no importaba cuantos fueran, los destrozaría, teñiría por completo los terrenos de la escuela de rojo, amenazar a la "familia" de un dragón era el mayor sacrilegio que uno podía cometer.
-Con la mía- Una voz anciana dijo.
- ¿Director Makarov?- Expresó un poco sorprendido Siegran, viendo al anciano llegar y proteger a los problemáticos –"¿por qué esta aquí?"
-Diles a tus hombres que bajen sus armas, yo me encargare de esto- Dijo el anciano. Después, con una expresión frustrada, el peliazul hizo un gesto, haciendo que sus hombres depusieran las armas.
El hombrecillo llegó al lugar con su bastón y su gabardina blanca, en su espalda un símbolo de escudo, dentro de este una gran cruz de plata con varios detalles artísticos.
-Ya estoy aquí, así que no es necesario que sigan en guardia- Les habló a sus hijos más problemáticos, Erza y Gray bajaron la guardia, de inmediato se aceraron para auxiliar a su amiga- Tu igual mocoso, tranquiliza tu aura un poco ¿Quieres? – Se dirigió al pelirrosa, quien mantenía su postura de combate, preparándose para reventarlo todo.
Era la segunda vez en este día que le interrumpían una buena lucha, sino le daba una paliza al peliazul no se sentiría en paz.
– Si haces eso, ¿Cómo esperas cumplir tu "misión"? – Ese susurró hizo que el pelirrosa apagara su aura asesina.
-Fuuh- Suspiró, para luego mostrarse calmado- De acuerdo, ji-san – Deshizo su guardia y se retiró donde sus compañeros.
La albina mayor fue escoltada, Natsu se encargó de llevarla en sus brazos. Debido al shock y al golpe de poder repentino era seguro que su destino sería la enfermería. El grupo de blindados no tuvo más opción que retirarse, un frustrado peliazul se acercó al anciano, esperando recibir una explicación.
-No lo entiendo ¿Qué lo hace especial para usted? ¿Por qué lo protege todo el tiempo, director? – Preguntó Siegran.
-Malinterpretas mis intenciones, hijo- Habló el anciano con una expresión muy seria.
- ¿Cómo dice?
Con toda la paciencia del mundo, sacó unos fósforos para luego prender la pipa que llevaba en la boca.
- No viene a proteger a ese mocoso de ustedes- Inhaló y exhaló el tabaco, era una de las pocas ocasiones en las que podía salir de su montaña de papeles y relajarse un poco- Vine a salvarlos a ustedes de él.
- ¿Uh? – Expresó confundido Siegran.
- En adelante, busques problemas con ese muchacho. Yo me encargaré de todo lo que tenga que ver con él- Dijo Makarov. No importa que tan malcriado sea el niño, un buen padre siempre protege a sus hijos- El rango y el nivel ESP no lo son todo, creo que esta es la tercera vez que lo ves, Siegran- Agregó para luego retirarse con un paso tranquilo.
Por segunda vez en el día, Siegran sólo pudo apretar los dientes, la frustración y odio no hacía más que crecer en su interior.
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En la enfermería...
-Auch... ¿Tiene que dolor tanto? – Dijo la albina, con una expresión de dolor.
-Te rompiste varios huesos de la mano, ¿Qué esperabas, mocosa? – Fue el diagnóstico de la anciana pelirrosa. Su bata blanca y carnet la identificaban como la doctora principal de la academia – Mira que hacerte daño con tu propio poder, mejor retírate de esta escuela y busca otra cosa que hacer – No lo decía con mala intención, simplemente era su preocupación por los jóvenes que se habían convertido en sus "hijos".
-¿Otra vez con eso, vieja Poliushka?,– Habló Gray mientras veía como la anciana empleaba su habilidad ESP – No importa cuánto nos lo digas, jamás vamos a rendirnos – Esas palabras hicieron sonreír a sus compañeros.
-Hmp... mocosos insolentes- La anciana, con una cara de pocos amigos, terminó el tratamiento, después se dirigió a la puerta- Con eso debería bastar. No hagas nada de fuerza con esa mano por el resto del día, jovencita.
-Si, se lo agradezco- Dijo la albina.
-Bien, debo revisar al otro - La anciana se retiró, dándole espacio a los jóvenes de conversar con su compañera.
-Mira-nee, ¿estás bien? - Preguntó Lis, no era el estado físico de su hermana lo que más le preocupaba.
-Estoy bien, Lis-Respondió – Nunca antes me había sentido mejor- Sonrió suavemente.
- ¿Qué fue lo que ocurrió ahí? – Preguntó Lucy, sólo sabían la mitad de la historia.
-Natsu... Él... - No sabía cómo, pero tenía que decirlo – Él me provocó... me obligó a desatar mi habilidad- Lo dijo al fin, sorprendiendo a sus compañeros. Gray no se lo tomó muy bien.
-¡Ese tipo..! – Con una expresión enojada, se dirigió a la puerta- Ahora vera lo que es...
-Espera- Hizo que el pelinegro se detuviera –Esta bien... lo hizo para ayudarme, gracias a él... ahora sé quién soy en verdad.
-¿Eh?
Cerró los ojos y puso una mano en su corazón, sus amigos y hermanita se vieron un poco confundidos, aunque después, viendo la expresión tranquila de Mira, sonrieron aliviados
- Ahora puedo apoyarlos sin restricción alguna, y también... - Le dirigió una cálida sonrisa a su hermanita – Puedo luchar a tu lado, usar mi habilidad sin ningún temor.
-Mira-nee- Una lágrima resbaló por su mejilla, oír a su hermana decir esas palabras le hizo sentir muy contenta.
Gray y Lucy supieron leer el ambiente y dejaron la habitación para que las dos hermanas conversaran. Una larga charla del pasado, lo mucho que una sentía no haberla apoyado cuando más la necesitaba, y una promesa renovada.
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En otra habitación se encontraba Erza, el director Makarov y la vieja Poliushka, esta última atendiendo las heridas de un pelirrosa.
-Vaya problema que das, mocoso – La anciana, con una expresión molesta, justo terminaba de vendar el torso del joven – Ese golpe tuvo que haberte matado... ¿Siquiera te duele? – Viendo las cicatrices en su cuerpo, se podía dar una idea de cuánto dolor había experimentado hasta ahora.
- Me siento un poco entumido, es todo– Respondió el pelirrosa, levantándose del banquillo para luego acercarse a la pelirroja – Gracias- Ella le sonrió antes de entregarle su nuevo uniforme – Estoy acostumbrado al dolor, así que no se preocupe- Dijo mientras se colocaba la camisa.
-Eres muy arrogante- Dijo la pelirrosa mientras recogía el botiquín. Le resultaba nostálgico, era la primera vez en mucho tiempo que usaba demasiado material médico- Se nota que eres el mocoso de Igneel- Por un momento, se acordó de una cabellera roja y salvaje, eso la hizo molestarse aún más.
-Muchas gracias como siempre, Polyushka- Makarov dijo, asintiendo con una pequeña sonrisa. La mujer frunció el ceño para luego dirigirse a un casillero.
-Es mi trabajo atender a estos malcriados, no me lo tiene que agradecer- Luego de abrir el casillero se podía ver una fotografía pegada en la puerta; una pareja de avanzada edad, acompañando a un niño de cabellera rubia.
-Pero en serio, vaya sorpresa- Miró a su "hija" pelirroja, aun sin poder creerlo. Que resultaras ser la hija ilegítima de Igneel, el mundo debe ser muy pequeño- Estaba a punto de prender su pipa de no ser porque sus fósforos le fueron arrebatados.
-Ésta prohibido fumar aquí, viejo decrepito- Sentenció la pelirrosa.
Jejeje- Erza río tímidamente. Para ella, también había sido una sorpresa que el director y la doctora estuvieran implicados en los movimientos del clan.
-Mocoso, de aquí en adelante tendrás que ir con cautela, eso si quieres cumplir la misión de tu clan- Dijo el anciano.
-To-san me lo dijo – Natsu habló mientras se dirigía a la puerta-Ve a esa academia y "conquístala" – Citó las palabras de su padre- Y no voy a irme de aquí hasta conseguirlo – Declaró confiado- Gracias por la ayuda, Ji-san, obaa-san- Sonrió antes de salir junto con Erza.
-Para ser hijo de Igneel, hay veces que pone una expresión muy tranquila, eso me perturba- Comentó la pelirrosa.
- ¿Acaso se te olvido quién es su madre?
-Hmp... - Ella soltó un largo suspiro- Por supuesto que no, es sólo que a veces no puedo creer que mi ex -alumna se haya involucrado con semejante tipo. Simplemente increíble.
-Jajaja.
- ¿Qué te parece tan gracioso?
-Nada, es sólo que... - Dijo mientras hurgaba dentro de su gabardina, tomando la pequeña licorera que sostenía por dentro – Al parecer ella "heredo" tu mal gusto por los hombres jeje- La desenroscó y luego dio un sorbo.
-Dices muchas tonterías – Se acercó al anciano y, sin que él pudiera hacer algo, le arrebató la licorera. Makarov sólo pudo suspirar tristemente. Después, la anciana se acercó a un escritorio, abrió un cajón y depositó los fósforos, junto a una docena más- Pero esta es la primera vez que no te equivocas del todo, anciano- Volteó, con una sonrisa burlona antes de dar el segundo sorbo.
-Je – Makarov sólo podía pensar en lo poco que habían cambiado en todos estos años.
-Pero dejando a un lado ese asunto...- Le dirigió una mirada inquisitiva.
-Sí – Miraron hacia la ventana, justo un grupo de jóvenes se alejaban del lugar, platicando y riendo juntos, como buenos compañeros.
-"Erza Belserion... Exactamente, ¿Qué fue lo que hiciste, estúpida alumna mía?"- Esas palabras mientras recordaba otra cabellera roja.
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Las estrellas brillaban en el firmamento, no era una sorpresa, la naturaleza dominaba en aquel territorio. Los grillos posados sobre distintas flores o arbustos, cantando en busca de sus compañeras, era una tierra fértil y hermosa, y en medio de tal maravilla, una cabaña a medio acabar servía como refugio para una joven alma, quien se encontraba acostado, mirando las estrellas con una expresión anhelante.
-No importa si son kilómetros, un muro de acero o miles de ejércitos... - Recitó mientras extendía su brazo, como si quisiera alcanzar las estrellas- ... Volveré a mi hogar, con mi "familia" – La misma promesa de siempre.
Cerró los ojos, y trató de imaginar lo que su "familia" estaba haciendo. Una sirvienta de cabello rosa pálido en compañía de una pelinegra, cuyo cabello estaba atado en dos coletas, intentando no ser devoradas por un cierto felino, mientras que este disfrutaba su almuerzo, una pila de huesos conformaban el sistema óseo de un tiburón. En cierta habitación, una joven pelirrosa hacía sus deberes de limpieza, no es como si el lugar lo necesitara, simplemente quería pasar el tiempo ahí, en esa habitación que había compartido con su querida hermana y amado amo. Por último, una pelinegra, como siempre, pasaba la mayor parte del tiempo detrás de un escritorio, manejando tipo de documentos y supervisando el trabajo de las demás, digna jefa del grupo de sirvientas.
-"Terminare con esto, no las haré esperar mucho, lo juro"- Hizo un puño, sellando una nueva promesa. Justo iba a cerrar los ojos cuando sus oídos y olfato captaron cierta presencia - ¿Hm? – Volteó hacia la entrada.
- Buenas noches – El lugar en penumbras, aun así, fue capaz de ver a albina al pie de la entrada- Lamento la interrupción- Le brindó una suave sonrisa antes de entrar a la inacabada cabaña. Su cabello atado en una cola alta, usando un kimono color purpura entallado, exhibiendo su dotado cuerpo, mostrando su escote, lo suficiente para hacer sangrar a cualquiera hombre- Por favor, se amable conmigo – Con toda la elegancia del mundo, se postró frente al pelirrosa.
- ¿Qué estas haciendo? – El chico se irguió, su torso al aire, la sabana del futón tapaba su parte inferior. No pudo evitar acordarse de alguien.
-¿Arah?- Ella levantó la mirada, sus mejillas con un ligero carmín, no entendía que había hecho mal - ¿No es así como las mujeres de tú país reciben a los hombres? – Preguntó con un tono ingenuo.
-No...- Dijo mientras acomodaba sus piernas, de tal forma pudo apoyar su codo sobre su pierna y su mejilla sobre su puño- Te comportabas tan precavida y distante hacia mí, ¿Cómo es qué cambiaste tanto? – Preguntó mientras le brindaba una cálida sonrisa.
-Las personas pueden cambiar si les das el empujón necesario- Ella le sonrió de vuelta y, una vez que se puso de pie, comenzó a desatar la cinta de su cintura. Liberada, la tela se deslizó sobre su cuerpo.
-Hooo- Debía admitirlo, un gran número de mujeres a su disposición, cada una con su encanto y aura especial, aquella albina no fue la excepción. Verla en tales prendas lo había encendido, pero verla tal como vino al mundo, el mismísimo infierno resultaría una débil vela comparado con la hoguera que ardía en su cuerpo.
Le extendió su mano, como si la invitara a un baile. Ella era simplemente hermosa, sonrojada por completo. Con algo de timidez, posó su mano sobre la del pelirrosa y, en un instante, fue tendida sobre el futón, sin posibilidad de escape, él se le puso encima para asegurarse de ello.
-Sólo han sido unos días, y nos has ayudado bastante – Recordó cómo se sentía consigo misma y todos a su alrededor- Pude arreglar las cosas con Lis y con mis amigos, así que... - Parecía que su resolución flaquearía- Quiero agradecerte y... - Con sus brazos, rodeó el cuello masculino, atrayendo el rostro del pelirrosa cerca del suyo- Ofrecerte todo de mi- Susurró dulcemente, aquellas palabras que el joven esperaba oír.
Natsu no se hizo de rogar y, sin ningún atice de duda, poseyó los labios de la chica.
-Mmmf... Mmmf - Cálidos, dulces y suaves. Él no se contuvo, disfruto de sus labios, la hizo suspirar un gran número de veces antes de invadir su boca- "¡No puede ser...!"- Ella abrió sus ojos por completo. Justo cuando creyó que resistiría el ataque a su boca, una mano se deslizó sobre su cuerpo hasta llegar a su parte inferior – Mmf... N-Natsu... Espera... Voy a Aahh- Ni siquiera la dejó terminar cuando sus ojos se abrieron por completo -"¿Sólo con eso?"- Ella no se podía creer que con un beso y un simple toque la pudiera llegar al clímax.
Cuando un dragón pone sus ojos en su presa, lo perseguirá hasta el fin del mundo, y cuando la atrape, devorara todo su ser, no importa que criatura sea, incluso un demonio sucumbirá a su hambre.
-Eres hermosa- Tomó su rostro e hizo que lo viera a los ojos- pero quiero ver a la verdadera Mirajane – Pidió en medio del orgasmo femenino.
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Mientras otros disfrutaban de la comodidad y los placeres que les brindaba la noche, otros se mantenían ocupados, por no decir estresados. En una habitación grande y sofisticada, un peliazul se la pasaba en penumbras, frente al holograma de un computador.
-Sin antecedentes militares o registros de otras academias – Su índice golpeteaba repetidas veces el escritorio, sin poder encontrar algo dentro de los archivos de la escuela o su red de informantes- ¿Quién demonios es ese tipo?
Sabía lo importante que era la información, y cuanto más tuviera de su enemigo, mayor sería su dominio sobre él. Al no encontrar nada sobre aquel pelirrosa, sentía que poco a poco su poder era mermado.
– "Esa presión de poder... Esto va más allá de un simple aumento de fuerza física, ¿realmente es un rango E?" -Miró su mano temblar, su huesos recordaban muy bien la magnitud de poder que desprendía aquel pelirrosa a raíz de su tercer encuentro- Tch- Chasqueó la lengua, estaba a punto de apagar las pantallas cuando, de repente, su pulsera comenzó a brillar -¿Qué es lo que quieres, Vidaldus? – Preguntó de manera cansada al holograma de un joven pálido y de melena negra.
-Siegran-sama, disculpa por llamarlo a esta hora – Dijo mientras hacia una reverencia- Le he enviado el informe del arsenal de la academia, se tiene previsto la llegada de nuevo equipo y recursos– Informó.
- ¿Y para esto me llamaste tan tarde? – Dijo mientras le dirigía una mirada inquisidora a su subordinado- Ese es trabajo insignificante, pertenece al área de Clive, mándaselo a él y deja de molestarme- Exigió.
-Señor- El pelinegro no se intimido o quedo callado, tenía que decirle a su líder a como diera lugar- Revise la lista, por favor. Encontrara algo que le puede interesar – Agregó de manera seria.
Siegran suspiró antes de devolverse a su ordenador y abrir el archivo en su bandeja.
-¡¿Hm?! – Sus ojos se abrieron por completo, no puedo evitar pararse de golpe. Estuvo así por casi un minuto, sin decir nada.
-¿Señor?
- ¿Quién más sabe de esto? – Preguntó sin despegar sus ojos de la pantalla.
- Hasta ahora sólo usted y yo – Contestó el pelinegro.
-No puedo ir ahí y llamar la atención – Dijo el peliazul- Toma a algunos hombres y ve allá antes de que llegue el cargamento. Recuerden, sean discretos y confísquenlo a como dé lugar – Ordenó.
-Entendido, Siegran-sama- El pelinegro dijo antes de que su imagen desapareciera.
Mientras tanto, Siegran apoyó sus codos en el escritorio para luego entrecruzar sus dedos, leyendo una vez más la lista.
- Je- Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro al comprobar que el estrés y cansancio no lo estaban engañando.
Tipo: Armamento / Destinatario: Academia Fiore Magno / Remitente: Marvell Industries
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Hasta aquí el capítulo.
Disculpa la demora, y también por lo rápido que fue este capítulo, siento que si no lo escribía ya no iba a recordarlo, espero haya quedado bien.
Gracias por leer.
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