5. Y el sol se marchó
—¿A dónde vamos ahora? —pregunto.
—Tenemos que cruzar aquella colina que ves allí. Debemos alcanzar Villa Evaph. Hoy no nos dará tiempo de llegar, hemos perdido mucho tiempo en el Valle de los Zombis así que acamparemos por el camino. Necesitaremos preparar un terreno seguro.
—¿Dónde crees que es buen sitio para acampar?
—En aquel claro que ves allí.
Caminamos un buen rato por un camino de arena fina blanca. Se marcan nuestras huellas mientras avanzamos. En los alrededores se ven restos de actividad inteligente. Iba a decir actividad humana, pero a estas alturas ya no me atrevo. Acabo de ver un campeonato sin parangón de Baile Zombi. Aquí hay vestigios de hogueras, más allá piedras apiladas. Parece una zona donde es común quedarse a dormir. Es un lugar de colores fuertes muy vivos y divertidos. ¡Menudo cuadro más aposemático! Si Boticelli hubiese estado aquí, se habría tenido que poner gafas de sol. Para aquel que no lo sepa, Boticelli es un pintor. Seguro que ya lo sabíais todos, pero así presumo un poco de mi bagaje cultural.
—Aquí estaremos bien —me dice mister freestyle—, iremos a por leña. Trae todos los troncos y ramas que te encuentres. Busca los más secos para que sea más fácil de encender una buena hoguera.
Me pongo a dar vueltas alrededor del área de acampada. Voy cogiendo ramitas y troncos, llevándolas hacia la zona de descanso. Aprovecho y dejo algo de ropa en esa zona, me estoy acalorando de tanto moverme.
—¡Oye escucha! —exclama de repente una voz ronca que me llama. Al girarme hacia donde viene la voz descubro que quien me habla es un árbol con ojos y boca, parecido a los del Valle de los Zombis. Sin embargo, este tiene una apariencia mucho más afable. Impone ver un árbol con rasgos humanos, pero no da miedo ninguno.
—Toma esto. El árbol levanta un brazo y corta un trozo de una rama que subía desde su propio tronco. Repite la acción con varias ramas más.
—Os vendrá muy bien. —El árbol continúa quitándose ramitas y apilándolas a sus pies, digo, a sus raíces.
No me atrevo a moverme ni a dejar de mirarlo hasta que el árbol me sonríe. Verlo en esa actitud me relaja. Creo que puedo acercarme a recoger la leña, aun así, no le quito un ojo de encima, es impresionante.
—¡Gracias! —le digo mirándole fijamente.
Esto ha sido bastante desconcertante, tengo que admitirlo. Decir gracias es lo mejor que supe hacer, aunque prácticamente le haya balbuceado la palabra.
—De nada —responde sonriendo una vez más.
Me retiro hacia la zona de descanso. El caballero también acaba de llegar con un poco de madera seca y nos sentamos en el suelo, todavía es pronto para encender la hoguera. Nos quedamos mirando al horizonte. Mi sensación ahora mismo es de mucha tranquilidad. Parece que el tiempo se ha detenido.
—Cuéntame algo divertido —me pide el caballero.
—¿Qué? —Vaya petición más rara.
—Sí. Algo que nos haga reír. ¿Tú nunca lo haces?
—¿El qué?
—Reírte antes de dormir. Buscar algo divertido antes de dormirte.
—Pues no, la verdad es que nunca lo he hecho.
—De donde tú vienes, ¿qué hacéis antes de iros a la cama?, ¿en qué cosas pensáis?
Nunca había pensado acerca de ello. Reflexiono y le contesto.
—Por lo general, solemos preocuparnos. Pensamos en todas las cosas que tenemos por hacer y en todos los problemas que hemos tenido a lo largo del día.
—No fastidies, ¿en serio? —Ahora el perplejo es él.
—Pues sí —asiento con resignación—, a veces incluso tenemos por hábito el hacer una lista de todo lo malo que nos ha pasado.
—¡Qué mal suena eso! —niega con la cabeza con condescendencia—. Tus vecinos son una gente un poco rara.
—La verdad es que no es muy divertido. —Vaya gol me ha metido mi colega. No le falta razón—. Es como si quisiéramos convencernos de que hay un montón de cosas malas.
—Las hay, no tenéis que convenceros —contesta en tono pausado. Se detiene a inspirar para volver a hablar—. Pero recordarlas no creo que os ayude mucho para el día siguiente. Creo que es mejor pensar en las soluciones, más que en los problemas.
Se hace el silencio. Nos quedamos mirando alrededor disfrutando del paisaje y las estrellas. Aquí las estrellas son multicolor. La mayor parte de ellas son blancas, pero otras tienen otros colores. Mi compañero se queda mirando fijamente la leña.
—¿Cómo has conseguido tanta leña?
Ahora que me fijo, la leña que me dio el árbol luce muy diferente a la otra que hemos traído.
—Me la ha dado un árbol.
—¿De verdad? —exclama muy asombrado el caballero, abriendo mucho los ojos—. ¡Coge las cosas, vamos!
—¿Por qué? —pregunto con miedo.
—Vamos a hacerle compañía. No sabía que había un Roisa por aquí —Me mira de reojo y sonríe—. Antes de que me preguntes, los Roisa son los árboles simpáticos que pueden hablar con voz.
Recogemos las cosas y abrazamos toda la leña para poder llevarla de un solo viaje. Caminamos en esta postura los metros que nos separan del Roisa. Es incómodo pero por suerte son pocos metros.
—¡Hola! —saluda efusivo el caballero al árbol parlanchín.
—¡Hola amigos! —contesta este.
—Venimos a pasar la noche contigo. Dormiremos a tu lado si te parece bien —explica el caballero.
—¡Por supuesto! —asiente el árbol muy alegre.
Sentarnos al lado de este ser me provoca una emoción muy intensa de respeto. No sé por qué pero el árbol me transmite una sensación de algo muy importante, como sagrado. Se le nota completamente en paz, parece que está en otra órbita diferente a la nuestra. Es como si no me atreviese a hablar sin su consentimiento. Pero no es miedo lo que tengo, sino todo lo contrario. Es como que lo respeto mucho, no quiero perturbarle en ningún aspecto y la paz me invade.
—¿A dónde os dirigís? —pregunta el árbol.
—Vamos a Evaph —contesta el caballero.
—Llegaréis pronto, está cerca de aquí. Por cierto, he hecho crépes —dice el árbol—. Tomad.
Mueve los brazos y saca de una especie de bolsillo un saco con crépes.
—Comamos —nos invita con su voz grave.
—Espera, voy a encender el fuego antes. ¿Dónde te viene bien? —interviene el caballero.
—Ahí está bien. —El Roisa señala un área.
El caballero se pone a friccionar dos ramas. Se le nota mucha destreza. Después de frotar y frotar, y utilizar un poco de yesca, el fuego prende en muy poco tiempo. Le añadimos unos pocos troncos y nos sentamos alrededor, con el Roisa enfrente.
—A ti te tengo visto pasar más veces por aquí —se dirige el árbol a mi colega—. Tomad, tomad. Comamos crépes. Están muy buenas. Se supone que no debería decirlo yo, pero es la verdad. Me han quedado estupendas.
Nos ponemos a comer todos. Es la primera vez que veo a un árbol comiendo crépes. Bueno..., a un Roisa. No sé si le ofendería que le llamase árbol.
—Has pasado más veces por aquí, te tengo visto más veces. Sí. Estoy seguro de ello.
—Cierto, aunque nunca me di cuenta de que estabas aquí —contesta el caballero—. A partir de ahora, cada vez que pase vendré a saludarte.
—Me alegra mucho que me digas eso —contesta con paz—. Me encantaría que lo hicieses.
Se hace una pausa—. ¿Y tú?, ¿de dónde vienes? —creo que no sé ni explicar cómo he llegado hasta aquí. Así que ya ni me complico en dar demasiadas explicaciones.
—De muy lejos. —Respuesta sencilla. Sin duda.
—¿Y has venido más veces por aquí? —pregunta en un tono que me dan ganas de darle un abrazo.
—No, es la primera vez. —Sencillo. No puedo decir más.
—¿Y te gusta? —Su pregunta es en tono pausado, con mucho interés.
—Sí. Me está gustando mucho.
Se hace el silencio otra vez. Aquí me encuentro, en la compañía de un árbol parlante gigante y de un extraño caballero que, habiéndome ayudado de manera altruista, hace que me sienta como si lo conociese desde hace mucho. El sol ya ha dado paso a las estrellas y nos ilumina una hoguera que transmite mucha paz. Creo que voy a hacerle caso al consejo del caballero y pensar en algo divertido antes de dormirme.
—Me gusta este lugar, me lo estoy pasando de miedo. Espero que mañana sea igual de divertido que hoy. —Definitivamente, es un buen pensamiento antes de dormir.
Quiero mandarle especiales saludos a:
J-Aristoteles Porque ha incluido esta historia en una lista de lectura que se llama "Historias chulísimas". Nada podía hacerme más ilusión, en serio. Gracias
LauritaRanoni se ha aficionado mucho a la obra es una chica encantadora. Me alegra que alguien como tú lea mis cosas.
Nachogall También le ha gustado mucho la obra. Además es lector exigente así que, que a alguien como él le guste esto me abruma, pues lo considero una historia demasiado loca para ser valorada por el público más exigente.
brendarks dijo que sería la primera en comentar. Estoy escribiendo la dedicatoria pensando ¿lo conseguirá? Decidle algo cuando la veáis por aquí. Es buena chica.
Montse23galleta de mis libros el que más le gusta es este, igual que a mí. Era imprescindible dedicarte algo. Un abrazo bonita!! =)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top