28. Baja la marea

Caminamos con agilidad por un camino rodeado de hierba. Puedo ver a los piratas mirando fijamente el saquito con las semillas, sacando una a una con mucho cuidado, para examinarlas.

—¡Que bueno está este coco!, ¡tiene un montón de agua!

—¿Cuál es el plan? —pregunto al coconudo.

—¿El objetivo? —contesta en tono burlón.

—Sí, exacto. ¿Cuál es el objetivo? —le digo riéndome. Me acabo de dar cuenta de dónde viene la broma.

—Hay que ir a por ese dragón —replica con seguridad—. Tú espera. Déjame darle al coco.

Me quedo mirando. No hace nada salvo comer su coco.

—Ahora. ¡Qué rico! —exclama al rato mientras lanza los restos del coco al suelo—. Ahora déjame que piense.

Esta vez sí que parece pensar. Al menos tiene la cara de meditar esa que yo también pongo a veces. Es como una cara de póker pero concentrada. Parece que esté resolviendo la cuadratura del círculo.

—Lo primero que tenemos que hacer es localizar el lugar más cercano donde habiten dragones. Estamos muy lejos de donde yo suelo trabajar, así que no sé si aquí cerca hay algún sitio donde podamos encontrar alguno —suelta de repente—. Sin embargo, conozco a alguien que podría ayudarnos a localizar una guarida de dragones. Es una persona que posee grandes conocimientos, un auténtico erudito. Vive bastante cerca de aquí, podríamos navegar en aquella dirección —dice señalando el horizonte marino.

—¿Quién es él? —pregunto.

—Su nombre es Supersabio. Un verdadero conocedor, un arcipreste del saber. Un auténtico adalid de la ciencia.

—¿Cómo podemos llegar hasta él? — Me gusta el plan de conocer a semejante eminencia, la verdad.

—Vayamos al puerto. Quizás allí encontremos a alguien que nos lleve. Además, los piratas me han regalado dos escobas voladoras. No tienen suficiente autonomía como para llegar hasta allá, pero nos serán útiles —¡Escobas! Me encanta el rollo free ryder.

Seguimos el camino hasta llegar a un puerto diferente al que llegué cuando vine a la isla. Poco a poco, nuestro destino emerge desde la distancia ante nuestra mirada. Por el camino, se ven dispersas algunas casas de aspecto humilde.

Justo antes de llegar al puerto, hay un trovador. Está cantando una canción. De instrumento usa un gong de grandes dimensiones. Cada vez que le da un porrazo, el ruido del gong tapa todos los sonidos de alrededor, por lo que para poder cantar sus canciones, tiene que hacerlo a gritos y entre mamporros.

—¡Gong! —El trovador sacude un tremendo golpe al gong, provocando un ruido espantoso que nos ha hecho dar un salto a los dos. A continuación comienza a gritar a plena voz.

"El sello le fue entregado

y ahora el pirata se inclina.

En la isla predomina

un ambiente agitado.

Supersabio quieren visitar

rumbo al puerto se dirige

la pareja con buen andar

un nuevo destino elige"

—¡Gong! —el trovador vuelve a golpear con violencia como si estuviese bateando en un partido de béisbol.

—Vayamos hacia los embarcaderos, a ver qué podemos hacer —indica el caballero.

—Estupendo.

Bajamos por el puerto. El bullicio en este otro puerto es igual que en el anterior, parece que el ambiente reinante de la isla pirata es el caos, el alcohol y el desorden. Ciertamente, tampoco me extraña.

—¿Has conseguido un Sello de la Alianza? —pregunta el caballero maravillado con mi nuevo colgante.

—Sí. Me lo ha dado Monigote —contesto.

—¿Monigote?, ¿el que fue tu Golem? —pregunta sorprendido y riéndose.

—Sí. El mismo. Cuando llegué a la taberna estaba allí rodeado de mucha gente. Se ha convertido en el Rey de los Piratas.

—Se veía venir —dice el caballero estallando en carcajadas.

De repente se queda congelado, como si hubiese divisado algo interesante. En un rápido movimiento me toca en el hombro y señala al horizonte.

—¡Mira!, ¡un barco fantasma! Parece que lleva rumbo hacia nuestro destino.

Puedo ver el barco fantasma navegando a la distancia de alrededor una milla de la costa en la que estamos. El caballero apura el paso y yo le sigo con la misma velocidad. Coge su escoba y se coloca sobre ella.

—Súbete, ¡vamos! —grita al tiempo que alarga el brazo dándome la otra escoba que llevaba colgada al hombro.

—Se me ha olvidado la manera de volar —digo. Así, de pronto, no me atrevo subirme en ella.

—¡A mí también! —contesta entre risas—. Pero no hay tiempo para practicar nada. Salgamos ya.

El caballero arranca su escoba que sale disparada a toda velocidad. El misil formado por escoba y caballero, lleva trayectoria de impacto directo contra una goleta próxima a puerto. En el último momento, la esquiva dando un giro a la izquierda. No se ha estrellado de milagro.

Arranco mi escoba intentando apuntar en una dirección donde no me encuentre de frente contra un barco. Arranca tan de golpe que por poco me caigo de ella. Me agarro con fuerza al manillar e intento dirigirla hacia el caballero para ponerme al lado de él.

Poco a poco y a una inmensa velocidad, consigo colocarme a su vera por su derecha. Vamos directos hacia el barco fantasma. El viento me da muy fuerte en la cara y para hablar tengo que hacerlo gritando con todas mis fuerzas.

—¿Estás seguro de que se dirige hacia nuestro destino?

—¡Sí!, ¡por la trayectoria que llevan, estoy convencido de que sí! Es posible que no vayan exactamente hacia donde queremos, pero nos dejarán muy cerca. Además, son fantasmas, nos dejaran viajar seguro —grita mi coleguita—. ¡El barco pasará cerca de nuestro destino!, ¡y es un barco fantasma! ¡Nunca he viajado en uno!

—¡Genial! —continúo nuestra conversación a gritos—. ¡Por fin conoceré una fiesta fantasma!

Cada vez estamos más y más cerca. No sé si esta escoba puede ir más rápido, pero sinceramente no quiero saberlo. Ya casi estamos al lado, el caballero reduce drásticamente su velocidad y yo intento hacer lo mismo. La frenada aérea hace que la escoba se ladee.

Al mismo tiempo, el caballero realiza un pésimo control de su escoba, por lo que se cruza delante de mí, me pasa por encima y me tira de mi escoba. Caemos los dos.

En mi trayectoria sacudo los brazos como si fuese un pájaro para caer lo más vertical posible y no dar un planchazo contra el agua. Mientras me precipito veo mi escoba volar disparada por el cielo a lo lejos, a toda velocidad. Siento al caballero cerca e intento que no se me venga encima pese a que el control que tengo de la situación es exactamente ninguno.

Colisiono contra el agua y me sumerjo como tres metros de profundidad. Tan pronto siento que estoy dentro en el agua, me cubro la cabeza, pues no quiero que el caballero me la abolle. Le siento entrar a unos dos metros de mí. Rápidamente braceo hacia arriba, apenas tengo aire. Llego a la superficie tosiendo, pues me he atragantado del susto. Poco después veo emerger al caballero cerca de mí. El agua de mar está definitivamente salada.

—¡Qué desastre! —dice el caballero sin parar de reírse.

—Sí. Tenemos que practicar más esto de volar, no se nos da muy bien —observo todavía tosiendo.

—No va a ser hoy. Hemos perdido las escobas —dice sonriente mientras mira hacia una escoba que cruza el horizonte en libertad. A la otra le perdí el rastro completamente.

—¡Agarraos! —se oye desde la borda del barco. Es un fantasma y su aspecto es bastante sorprendente. Es muy transparente, como si fuese de humo. No puedo distinguir rasgos salvo una silueta humana.

Hay un cabo flotando cerca de nosotros. Su extremo está atado al barco porbabor. Nos agarramos a él y el barco nos arrastra. Nos deslizamos en el aguaagarrados al cabo. Usando nuestros brazos y ayudados por varios fantasmas quetiran, avanzamos poco a poco por la cuerda hasta que llegamos a un lateral delbarco. Aquí cuelga una escalerilla que utilizamos para escalar.

¡¡Hola!! ¿¿Que tal estáis?? Aqui os pongo alguna imagen del comic para los que me habéis preguntado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top