Es una promesa

—Alice... ¡Alice! —Escuché una voz gritando mi nombre.

¿Qué es esto? Comenzaba a recuperar la vista poco a poco. Fer estaba frente a mí, viéndome con dulzura.

—Estás bien—me sonrió.

¿No morí? «No puedo creer que me hayan salvado», lo arruinaron todo.

—¿Por qué se entrometieron? —le pregunté, dejando escapar un suspiro al final. Tenía la cabeza dándome vueltas.

—Fue Dylan, él corrió a salvarte. Debiste ver eso, se lanzó por la ventana sin importarle ni su propia vida, estaba muy molesto contigo cuando volvió.

—¿De verdad? ¡Qué tonto!

—Supongo que hablaba en serio. Te aprecia, tanto que te salvó de un intento de suicidio. ¿No crees que fue una decisión apresurada?

—Yo creo que tardé en decidirlo.

—Alice, tuviste un arranque de locura.

—¿Golpeé el suelo? Yo lo sentí.

—Estabas llena de sangre, Dylan limpió todo—me senté, Fer tenía su cabeza sobre sus manos a la orilla de la cama. Lo hice con cuidado, pero ya no me dolía el cuerpo. —Él buscó ayuda, me sorprende lo rápido que fue. Te llevó con un vampiro que sanó tus heridas, fue impresionante, pero seguías inconsciente, te lo perdiste.

—¿Tú lo viste?

—No realmente, pero él me lo contó. Yo sólo te bañé para quitar toda esa suciedad que tenías encima —me sonrojé al instante, me percaté de que traía puesto un camisón largo, cómodo para dormir. Y era verdad, no había más heridas en mis brazos, pero... Me avergoncé al enterarme de que él tuvo que hacerlo.

—¡¿T-tú me...?

—No importa. No me aterra ver a una mujer desnuda, además, yo también quiero que estés bien, tu cabello estaba lleno de sangre, teníamos que hacer algo al respecto.

—Lo siento...

—No hagas algo como eso otra vez. Estoy seguro de que te dejarán en paz después de la revisión.

La puerta se abrió, Dylan estaba entrando. Él no dijo nada, sólo se sentó en la otra orilla de la cama.

—¿Arde mucho? —preguntó Fer. Dylan tenía los brazos llenos de quemaduras.

—Ya bebí demasiado, y aun así no sanan por completo. Supongo que tardará algunos días.

Dylan apretaba los dientes, sin siquiera voltear a verme. Podía entender su enojo, ahora era su cuerpo el que ardía.

Él seguía siendo un vampiro, cualquiera podría pensar que sanaría rápidamente sus heridas, pero al parecer las quemaduras que sufrió eran demasiado graves.

Comencé a arrepentirme.

Sí, era algo que quería, y sí, lo arruinaron. Pero también... Fue algo que se me ocurrió de repente. ¿Había sido demasiado loco? No puedo negar que la idea de morir suena exquisita, pero una parte de mí pensaba que no era el momento.

No pude controlar mis emociones.

«Aún no logro entender cómo sobreviví a la caída, debí morir al instante. Pero estoy aquí».

—Eres un tonto, ibas a morir conmigo—le dije a Dylan.

—No digas estupideces—se rio. —Tenía todo calculado—reí con él para aligerar la pesadez que se sentía en el ambiente.

—Gracias —él no me dejó morir, pero reclamarle por eso, después de verlo tan mal, no me parecía lo más prudente. Quería que él sintiera que al menos valió la pena. Yo también quería sentir eso.

—Por favor, descansa, no tienes que hacer nada, sólo permanecer aquí.

—Está bien, me quedaré tranquila —respondí con resignación.

Hice caso a lo que dijo, me acosté, y sólo cerré los ojos. No sentía sueño, en realidad, no sentía nada.

Pasaron un par de días. No hablé con nadie, dormía toda la noche, y durante el día, Dylan y Fer no estaban conmigo.

Leí un par de libros, de esos mismos que Dylan tenía en la estantería. La mayoría eran sobre historia, tenía algunos sobre astronomía, al parecer, esos temas le interesaban.

Era completa curiosidad y aburrimiento, por eso me puse a hojear sus libros. Procuraba devolverlos a su lugar antes de que él se diera cuenta. El resto del tiempo, simplemente me acostaba.

Tuve dos sueños, en ambos la pasaba caminando por la mansión, como si estuviese buscando algo. La mansión permanecía completamente vacía, y al despertar sólo podía pensar en eso, intentaba buscarle un significado, un sentido, pero al final no llegaba a ninguna conclusión.

En serio perdí la cordura. Había momentos en los que escuchaba una voz retumbando en mi cabeza, era preocupante.

Aquella voz susurraba mi nombre con insistencia. Pero no era mi madre, estaba segura de eso, sonaba una voz masculina.

Comencé a tener estas alucinaciones de alguien hablándome.

Estaba hambrienta, sentía con mis manos cómo mi estómago ardía.

Noté una luz dorada saliendo de ahí, me asusté. Pero al quitar las manos de encima, no vi nada. Después me percaté: esa luz provenía de la palma de mi mano. Me quedé viéndola, luego la luz desapareció.

No me había dado cuenta de que tenía una marca, era una cicatriz muy exacta, parecía la figura de una estrella.

Acaricié aquella cicatriz, contando cada uno de los picos, eran ocho en total.

¿Me hice esto yo? Podría ser obra de mi magia, sin embargo, la marca estaba ahí, como si hubiese pasado un cuchillo por encima. Era demasiado perfecta como para haber sido un accidente.

Había cicatrizado.

¿Desde hace cuánto tengo esto? ¿Por qué apenas lo noto? ¿Qué demonios significa?

Escuché que abrían la puerta, de un brinco me tiré a acostarme en la cama, y me cubrí con las cobijas.

—Alice, —escuché la voz de Dylan—es la hora.

—¿Estás lista? —Fer habló, venían juntos. Ambos se pararon frente a mí. Dylan, se agachó para verme de cerca, pero Fer permaneció parado, metiendo las manos en sus bolsillos del pantalón.

—¿Lista? ¿Para qué?

—Es la revisión.

—¿Están aquí? ¿Por fin? —me emocioné, no sabía qué era esa revisión, pero sabía que después de eso me dejarían libre.

—Escúchame, —Dylan, se puso serio—es posible que escuches algunos ruidos durante la noche. Quiero que lo ignores todo.

—¿Qué clase de ruidos?

—Alice, eso no importa. Hay algo más que debo decirte—Dylan se acercó a cerrar la puerta que iba hacia el balcón. —No abras los ojos.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Demonios, se adelantaron—dijo Fer.

—¿Qué?

—Puedo escuchar sus voces, tengo que ir por Aarón, apresúrate.

—Voy contigo—Dylan, se preparó para seguirlo.

—¡Espera! Exijo una explicación. ¿Qué es todo esto? ¿Qué van a hacerle? —Pregunté antes de que desapareciera.

—Alice, por favor, sólo quédate aquí, y pase lo que pase, no abras los ojos.

—Dime por qué. Lo haré si no me lo dices.

—Van a matarte. Alice, no hay tiempo, de verdad tengo que irme.

—¿Puedo seguir confiando en ti?

—Por supuesto, créeme, hazlo una última vez. De eso depende tu propia vida y la de Aarón. ¿Lo harías por él?

—Sólo quiero saber la razón.

—Volveré temprano y te explicaré.

Dylan, se fue tan rápido que ni siquiera me dejó responderle. Me enojaba, pero más que eso, me preocupaba que fuera verdad esta vez.

Sería imposible dormir así.

¿Qué pasaría? ¿Alguien vendría a esta habitación?

Me acosté, y me cobijé de los pies a la cabeza. No quería cerrar los ojos, pero me dijeron que lo hiciera.

Todo estaba silencioso, apreté las cobijas con mis piernas, y también mis brazos. La noche comenzaba apenas, sería una eternidad si no lograba dormir.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero mantuve los ojos cerrados por si acaso.

Escuché un ruido. «Juraría que viene desde dentro del cuarto». Tragué saliva con dificultad.

¿Había alguien ahí?

Apreté los ojos, haciendo un gran esfuerzo para no moverme ni un poco. Pero podía reconocer el sonido de los pasos acercándose a mí.

« ¿Qué quieren de mí? ¡No soy importante aquí! Sólo quiero irme, de verdad deseo salir de aquí » pensé, aguantando las ganas de gritarlo.

Comencé a sentir frío.

Alguien abrió la ventana.

El miedo me invadía, sólo podía resguardarme debajo de las cobijas, aunque mi respiración acelerada comenzaba a delatarme. Aun así; cubrirme no me protegería de alguien que quisiera matarme, incluso sería más fácil.

—¿Estás despierta? —Preguntó una voz masculina. Era suave, podía sentir que hablaba cerca de mi oído. —Sé que me escuchas—no respondí, pero sentí las cobijas deslizándose sobre mi rostro, y las solté, con la intención de que no se diera cuenta de que estaba apretándolas. Lo que me pidieron fue simple, no abrir los ojos. Estaba nerviosa, no quería arruinarlo, así que los mantuve cerrados. —¿No sientes curiosidad? —Movió mi cabello para ponerlo detrás de mi oreja. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, sus dedos estaban fríos. No sabía qué tan cerca estaba de mí, pero podía imaginarlo justo enfrente, comenzaba a incomodarme.

—¿Qué quieres? —Pregunté con miedo. No tenía sentido seguir fingiendo que dormía, pero no los abriría de todos modos.

—Ayudarte.

—No es cierto.

—¿Por qué dudas?

—Vas a matarme.

—¿En serio? ¿Eso te dijeron? —se rio. —¿Por qué no huyes? ¿No me tienes miedo?

—No.

—Entonces abre los ojos, y averigua qué es lo que busco—no le respondí, su voz sonaba convincente, pero podía ser una trampa—¡Vamos! Mírame ¿Crees que soy el malo aquí? ¿Yo te traje a este lugar? Tal vez ellos no quieren que sepas la verdad.

—Dímela tú. Dame razones para confiar en ti.

—Ya te habría matado. ¿No te parece suficiente? Hazlo, no lo pienses mucho.

Decidí ignorar sus palabras. Tenía ganas de hacerlo, su voz permaneció calmada, me hacía dudar de lo que dijo Dylan. Pero... podría ser un engaño de parte de cualquiera.

Fer, era la única razón por la cual no quise abrir los ojos.

Algo me hacía pensar que él no me mentiría, que al contrario, intentaría ayudarme de alguna forma. Aunque, él no me dio esa orden.

Me pregunté si este extraño había desaparecido, no escuché que dijera nada más.

La intriga de saber qué está pasando me estaba matando.

Era desesperante porque no podía abrir los ojos, si lo hiciera podría asimilarlo.

Quería ver a ese hombre, descubrir quién era, y qué quería, pero temía por mi propia vida, a pesar de haber intentado suicidarme anteriormente. La vida de Aarón estaba ahora también en juego.

Entonces ¡¿Qué importa?! Si quería morir ¿Por qué debería temer?

Tuve ganas de averiguarlo, descubrir lo que tuviese que descubrir.

Mi muerte es lo peor que puede pasar, ¿Por qué no abrirlos?

Sentí de repente, cómo puso su mano sobre la mía, no aguantaba más, estaba repleta de intriga, y de preguntas hacia él.

Abrí los ojos.

No podía ver mucho por la oscuridad, pero las puertas del balcón permanecieron abiertas, y su rostro estaba cerca del mío.

La piel pálida de ese hombre era perfecta, un poco de su cabello largo y lacio, caía sobre su cara, podía percibir que le llegaba hasta los hombros.

Había visto anteriormente los ojos de algunos vampiros, brillando con intensidad, pero los suyos, eran muy azules, y lucían más bellos que los de cualquier otro que hubiese conocido, inclusive superando a Fer, que tiene ojos enormes con los que literalmente te hipnotizan.

Él me vio, pero su rostro no tenía ninguna expresión, no despegaba su mirada de mí.

Apretó mi mano, aún sin mover ni un poco su semblante. Eso me asustó.

¿Por qué me mira de esa forma? ¿Por qué no ha dicho nada más?

Puse mi mano sobre la suya, quería quitarla, inmediatamente me puso la otra sobre el codo, estaba completamente perdido en sus propios pensamientos.

¡Qué hombre tan extraño! Y ¡¿Qué confianza tiene de tocarme así?!

—¿Quieres vengarte? —Por fin habló, su pregunta fue clara y sencilla.

—¿Qué? —Me sorprendí, fue bastante directo como para ser una coincidencia.

Me soltó dando un jalón hacia atrás, y huyó por el balcón.

Aventé las cobijas hacia un lado, corrí intentando alcanzarlo.

¿Qué le pasa? Me hizo una pregunta y se fue. ¿No dijo que quería ayudarme?

Me arrepentí.

Lo que hizo fue tan raro e inesperado, que probablemente caí en una trampa.

No me mató, pero... ¿Vino sólo para eso?

Todo era confuso. No lo veía ni lejos.

Era muy rápido, o tal vez yo alucinaba.

Algo cayó al suelo, el sonido me hizo saltar del susto y voltear hacia atrás. Uno de los libros de Dylan, había caído del estante.

De pronto; el resto de los libros comenzaron a caer uno a uno, como si estuviesen siendo empujados desde la pared. ¿Era otro descontrol de mi magia? Me miré las manos, todo parecía estar normal, jamás me había pasado algo como eso.

Me acerqué con timidez, quizá lo había hecho yo.

De cualquier forma, tenía que recogerlos.

Estaba agachada en el suelo, recogiendo cada uno de los libros y poniéndolos sobre mis brazos para comenzar a acomodarlos.

El estante hizo un ruido, solté el libro que mi mano sostenía y toqué ese mueble a mi lado, se movía ligeramente, era como un pequeño temblor. Mi magia cada vez era un problema mayor.

Suspiré y me levanté, tomando uno de los libros que cargaba para acomodarlo. No sabía en qué orden estuvieron anteriormente, pero esperaba no molestar a Dylan.

Recordaba su reacción, había arruinado varios de sus libros. «Tal vez ya debería aprender a manejarla, sólo causa problemas, siempre».

Puse el pesado libro justo en la orilla del estante, que continuaba moviéndose insistentemente. Tenía que relajarme, así que sólo traté de respirar, cerrando los ojos para concentrarme únicamente en eso.

Sabía que era capaz de controlar mi magia, pero debido a que nadie me enseñó cómo, yo tendría que descubrirlo por mi cuenta. Y eso tomaría tiempo.

Cuando abrí los ojos, vi pasar algo a mi lado con rapidez, incluso sentí aire sobre mi oído, y enseguida algo golpeó la pared.

Di un brinco, inconscientemente solté los libros, y éstos cayeron sobre mis pies descalzos, haciendo que me quejara de dolor. Algunos eran pesados, con pastas gruesas.

Volteé a mirar hacia atrás, de ahí vino ese sonido, y lo que sea que lo haya ocasionado, salió detrás del estante, lo vi pasar junto a mí.

Había un libro en el suelo, mucho más pequeño y delgado que el resto. El golpe me asustó por la intensidad con la que salió disparado de ahí, de otro modo no se hubiera escuchado tan fuerte. Pero... el estante estaba vacío, yo lo miré.

¿De dónde vino eso?

Dirigí mi mirada nuevamente hacia ese pequeño librito, y me acerqué para levantarlo.

Llamó mi atención.

Al tenerlo sobre mis manos noté que era muy viejo, estaba lleno de polvo.

Le pasé la mano por encima para poder verlo con claridad.

Apreciándolo de cerca parecía más como un diario, la pasta tenía un color marrón, aunque sus orillas eran más oscuras.

¿Dylan escribe un diario? No lo creo, si así fuera éste no tendría un aspecto tan descuidado.

Él era un hombre bastante ordenado.

No había nada escrito encima, le di la vuelta para mirar la parte de atrás, pero tampoco tenía algo, no sabía si abrirlo o no.

«Esto podría contarme un poco más sobre la misteriosa vida de Dylan».

Mirar un poco no le haría daño a nadie, estaba completamente sola.

Me dio miedo ser encontrada con esto, ellos no me creerían si les decía que todos los libros cayeron repentinamente y luego éste voló, siendo disparado por el propio estante.

¿No suena irreal? Me pregunté, abriéndolo para mirar aunque sea una página y devolverlo inmediatamente a su lugar.

Encima de la primera hoja, estaba escrita una frase, era sencilla y clara; "Es una promesa".

¿Una promesa? ¿Ésta era la letra de Dylan? Estaba en manuscrito, y había sido hecho con tinta negra.

Le di la vuelta a la hoja para mirar el resto, no pude evitar interesarme.

El texto siguiente abarcaba la página entera, quizá tardaría un poco más de lo que pensé, así que me senté en la cama, quería leer atentamente.

01/07/1994

La capturé. Ella respira perfectamente pero no despierta. Quiero anotar esto, guardarlo para que el mundo sepa que el día de hoy comenzó esta evolución.

Al parecer, sus textos estaban ordenados por fechas, era bastante similar a un diario, pero, la letra era distinta a la que leí en la primera hoja.

02/07/1994

Su esposo está histérico, tuve que encadenarlo, no quiero morir en este experimento. Ella no debió entregarlo así, es más peligroso.

La desperté, logré convencerla, pronto seré mundialmente reconocido, yo voy a cambiar el mundo.

¿A quién se refiere con "ella"? ¿Es Beth? Sería lógico viniendo del diario de Dylan, no sabía que Beth, había tenido un esposo, quizá no se refería a ella, todo era confuso así que, preferí seguir leyendo.

03/07/1994

Preparé la fórmula perfecta con su sangre, voy a mezclarla ahora, no dormiré para ver el cambio con mis propios ojos. Si esto funciona seré el primero en probarlo, quiero sentirlo yo mismo, antes de repartirlo entre los más ricos y poderosos.

No entendía nada, estaba hablando de riqueza y poder, ¿Para qué querría eso? ¿Fórmula? Definitivamente comenzó a asustarme.

08/07/1994

Algo está fallando, no he dormido bien, él está cada día más insoportable, lo atrapé intentando comerse a mi experimento. Aún no sé cómo lo hizo, fue durante la noche, el ruido me despertó, pero ella está a salvo en mi cuarto.

Verla dormir es excitante. Está drogada, no se dará cuenta de este pequeño crimen.

Lo voy a hacer.

Había partes rayadas, pero aún podía leerse con claridad lo que estaba debajo de la línea. Sentí asco. Quien haya escrito algo como eso, era un enfermo, maldito y despreciable pervertido. Aún no tenía claro si esto lo había escrito Dylan, pero, de ser así, podría haberme hecho lo mismo, estuve por días en su habitación. Conforme leía, me alteraba más poco a poco.

09/07/1994

Recibí una fórmula mágica, ahora tengo un nuevo plan.

¿Fórmula mágica?, la página terminó, le di la vuelta enseguida para continuar leyendo.

Me uniré a ella, creando una marca entre nosotros exactamente igual, después inyectaré en ambos éste líquido. La mujer me dijo que era mágico, si logro conectarme con ella, me volveré altamente poderoso. Seremos el uno para el otro.

10/07/1994

Sobre la misma hoja, pero debajo de la fecha, se encontraba un dibujo, era el mismo diseño que tiene esa especie de tatuaje que tienen Dylan, y Beth. Un dragón, rodeando su brazo, sin duda tiene algo que ver, ¿Este diario en serio es suyo?

Terminé de diseñarla.

11/07/1994

Hay una posibilidad de que sintamos lo mismo, tendremos esta marca idéntica, con un toque de magia, esta conexión es tan fuerte que podría complementarnos como uno solo. En dado caso, yo debería sentir su dolor, sus tristezas y alegrías, si es el precio, estoy dispuesto a pagarlo. Pero tengo miedo de morir si ella muere.

No conozco la magnitud de este poder, quiero investigar un poco más antes de condenarme.

Una marca idéntica... me miré la palma de la mano, yo tengo una marca desde que desperté en este cuarto. Mis ojos se abrieron más de la impresión, ¿Dylan, me hizo esto? Pero, no es posible, él ni siquiera tiene magia, además... ¿Para qué querría marcarme?

12/07/1994

Si me golpeo, ella lo sentirá también, si ella llora, lloraré también, aunque no quiera hacerlo. Si estoy alegre, lo estará conmigo, sin embargo, mientras la conexión exista, su muerte significará la mía. Pero ella jamás podrá traicionarme. Su magia será compartida conmigo, si me vuelvo un ser mágico, voy a crear nuevas fórmulas, y transformaré al mundo entero en un lugar mejor, un lugar perfecto, un lugar...

INMORTAL.

Es una promesa.

¡Esa frase! La usó en la primera hoja. Pero... ¿Por qué era tan distinta su letra?

Si todo lo que dice este diario es verdad, entonces, ¿Beth, le comparte de su magia?

Es extraño, jamás lo vi usarla.

Segundo a segundo, al mirarlo de nuevo, entendí la gravedad de todo.

Si Dylan y Beth estaban unidos de esa manera, deberían morir al mismo tiempo.

Era esa la razón de todo.

Amenazaron a Dylan, llamándolo llave, aquella vez él actuó de una forma extraña.

Ambos podríamos haber muerto ese día, pero Beth, lo salvó.

Quizá no era amor entre ellos lo que los unía.

Con razón parecían no encajar, se preocupaban por sus propias vidas, se protegían entre ellos. Por eso Dylan, era el único sirviente de Beth que le era fiel todo el tiempo.

Aunque... ¿Realmente él era su sirviente? Después de leer todo eso, inevitablemente pensé que era él quien manipuló todo, y no lo que aparentaba.

Él debió comenzar con esto, su texto lo dice, pero esa parte seguía confusa en mi cabeza.

Algo dentro de mí, seguía dudando de que él lo escribiera.

Después de pensar en eso, no dejé de mirar la marca sobre mi mano.

¿Se suponía que debía sentir algo? En dado caso, ¿Quién es la otra persona?

Si lo mío es igual, debería estar sintiendo todas esas cosas.

Podría ser falso. Una simple coincidencia.

Tal vez no es un diario, ni siquiera mencionaba nombres.

Me empecé a morder las uñas, ya ni siquiera estaba leyendo las páginas siguientes, me atormentó creer que alguien más tenía poder sobre mi vida.

Es decir; podría morir si aquella persona muere.

¿Será Dylan? Me tapé la boca, ¿Y si es, Beth? No, no, no, no... Alice, concéntrate. ¿Aarón?

Esa sería una mejor opción. ¿No?

Me agarré la cabeza, estaba frustrada.

¿A quién me conectaron?

Quería pensar que sólo se trataba de un malentendido, que esta marca tenía algo que ver con mi magia y no con ellos, pero la información encajaba tanto, que me aterró pensar en que fuera real.

Nací de padres hechiceros, heredé su magia y la rechacé también. No podía huir de ella, pero al menos la ignoraba.

Mi deseo y la estupidez de querer que Aarón estuviera soltero fue lo que me trajo a esta mansión.

Nunca imaginé que esto me enredaría en un lugar repleto de vampiros.

Si no tenía suficiente con mis problemas mágicos, lo hicieron más grande al convertirme en un vampiro, y ahora... ¿También dependo de otra persona? ¿Cometí tantos errores para merecer esto?

No soy capaz de controlarme, no quiero hacer más daño, no puedo con esto.

Comencé a llorar, y me recargué sobre la cabecera de la cama.

Mi vida es un completo desastre.

Me quedé viendo el balcón, me acordé de mi intento de suicidio.

Por un momento pensé en...

Algo más vino a mi mente. ¿Por qué no pude morir?

¿Por qué sobreviví tanto tiempo aquí adentro?

Pensé que me descuidaban, no se preocuparon nunca, a pesar de que tenía mucha hambre y no podía salir.

Antes de que me curaran, mi cuerpo dolía todo el tiempo; sin embargo, nada de eso me mató.

Creí que Dylan me había salvado. Eso fue lo que dijo Fer. Pero había algo más de fondo.

Volví a mirar mi marca...

Así fuera Dylan, Aarón, o Beth, los tres permanecen siendo vampiros. Yo dejé de serlo, podía morir como cualquier mortal. Pero... Si tengo una conexión con cualquiera de los tres, y siguiendo lo que dice el diario; deberíamos morir al mismo tiempo.

Ellos no pueden morir, su inmortalidad no me permitió suicidarme.

Jamás estuve en peligro, y él lo supo siempre.

Dylan sólo se lanzó para rescatar mi cuerpo, antes de que me diera cuenta de que había algo distinto en mí.

Estaba protegiendo su secreto, no a mí. Solté una carcajada irónica al darme cuenta, una vez más me hizo creer lo que quiso.

Es sorprendente. Maldito egoísta.

«Fui tan tonta, no imaginé nada de esto».

-Estamos juntos en esto-oí la voz de Aarón, él estaba parado frente al balcón.

-¿Qué haces aquí?

-Todavía podemos irnos -extendió su mano hacia mí.

Me paré de la cama, para acercarme.

Alguien cayó desde arriba, justo detrás de él. Le agarró los hombros y se asomó por un lado, haciendo contacto visual conmigo.

Era Beth.

Ella lo mordió en el cuello, después me sonrió y lo aventó al suelo.

Sentí escalofríos recorriendo mi cuerpo.

Vi a Aarón, morir frente a mis ojos. Y me desvanecí junto a él.

¿Tiene que ser así? ¿Moriremos juntos?

Cuando golpeé contra el suelo, sólo pude ver la parte de atrás, del cuello de Aarón. Algo brillaba con intensidad.

Dejé de sentir que mi corazón latía, y sólo escuchaba en el fondo a Beth, burlándose de mí.

Si este es mi destino, lo acepto.

Cerré los ojos.

«Ya no importa, al menos él no sufrirá al verme morir. Suena bien, ¿no? Creo que es perfecto... Hasta romántico.»

Desperté.

«¿Fue todo un sueño?»

Mi cuerpo estaba sudoroso.

¿En qué momento me quedé dormida?

El diario seguía sobre mis piernas, tenía uno de mis dedos sosteniendo la página en la que me había quedado.

Es real, todo lo que leí es real. Sólo soñé con Aarón.

Tengo que concentrarme.

Amaneció, no supe por cuánto tiempo dormí, pero tenía que guardar todo antes de que me descubrieran.

Abrí el diario, todavía tenía mucho que leer.

No debí quedarme dormida.

Repetí el último texto, donde prometió cambiar al mundo, vi que había una fecha más antes de terminar la hoja, así que me apresuré a leerla.

13/07/1994

Estoy emocionado.

Soy un genio.

No puedo creerlo.

De verdad soy un genio.

Soy un genio, soy un genio, lo soy.

Es increíble.

Ella hará cualquier cosa.

Voy a cambiar el mundo.

Voy a cambiarla a ella.

Voy a cambiarlo todo.

Es una promesa.

Se volvió completamente loco, incluso tachó todo lo que escribió. ¿Un genio? ¿Desde cuándo Dylan piensa así de sí mismo?

Aún no sé si fue él quien lo escribió, sólo es sospechoso que el diario esté escondido en su habitación. Debe existir una razón para eso.

Le di vuelta a la hoja.

14/07/1994

Cambié de opinión...

—Alice, volvimos–solté el diario al escuchar esa voz. Era la voz de Fer, él abrió la puerta por un segundo, asomando sólo su cabeza y se quejó, volviendo a cerrarla. —¿Quieres matarnos? Cierra las puertas del balcón.

—L-lo siento, quería mirar el sol —me puse nerviosa, no sabía ni qué decir.

—Mirar el sol, algunas veces actúas extraño, ¿sabes? —parecía que hablaba con alguien, seguramente era Dylan.

Corrí a levantar los libros, poniéndolos de vuelta en el estante. Me faltaban unos pocos, pero estaba tardando mucho, pronto sospecharían de mí.

—¿Está listo? ¿Qué tanto puede tardar? —Oí a Dylan, quejándose con Fer.

Para hacer un poco más de tiempo y no levantar alguna sospecha, me puse ropa más adecuada. Y finalmente cerré las puertas del balcón.

Al dar la vuelta hacia la cama, me quedé mirando el diario por unos segundos, tomándolo y devolviéndolo inmediatamente.

Sólo hacían falta un par de libros, así que me agaché para recogerlos.

—Ya era hora —Dylan y Fer, entraron. Mientras, Fer se sentaba tranquilamente en la cama, Dylan mantuvo la mirada firme hacia mí.

—¿Qué estás haciendo ahí? —Me preguntó directamente.

—Y-yo —comencé a tartamudear. -Perdí el control otra vez.

—¿Cómo? —Arqueó una de sus cejas, viniendo hacia mí. Me sentí intimidada. —¿Estás bien? ¿Pasó algo durante la noche?

No podía dejar de pensar en todo lo que había leído, ni en lo que sucedió con ese hombre que vino a visitarme. Pero tener a Dylan frente a mí sólo me hacía pensar en lo terrible que sería que él haya escrito todo eso.

Me dio miedo que no me creyera, y comenzara a cuestionarme sobre lo que pasó anoche.

Quería disimular, decirle cualquier excusa, pero las palabras no salían de mi boca.

—¿No estás enojado? —Preguntó Fer, y se rio, aligerando el ambiente.

—¡Claro que no! Imbécil, ella se ve asustada.

—No —respondí enseguida, no quería levantar sospechas. —Es que... pensé que te ibas a enojar por esto. Lo siento, voy a acomodar todo de vuelta —empecé a poner los libros en los espacios vacíos.

—¿Escuchaste algo durante la noche? —insistió en saber.

—No.

—¿Segura?

—Ya déjala en paz. ¿No te alegra saber que está bien? —Finalmente Fer interrumpió.

—Me quedé dormida, por eso tiré los libros, estaba teniendo una pesadilla, es todo.

Nos quedamos viendo por unos segundos. Él recargó su brazo sobre la estantería, volteando a mirar todos y cada uno de sus libros.

Desvié ligeramente la mirada hacia el lugar donde puse el diario, pero no lo vi ahí.

Qué raro, lo dejé en un lugar y ya no estaba.

¿Estoy alucinando?

—Está bien—Dylan volvió a hablar, devolviendo mi atención hacia él. —Los acomodaré en el orden que me gusta. Eres libre, Alice, puedes salir de aquí si quieres —me sonrió.

Sentía enojo al verlo, era como si tuviera frente a mí a una persona totalmente distinta a la que ya conocía.

A pesar de no tener claro quién era el autor de semejante locura, desconfiaba de él, ya que era una posibilidad.

—Alice, vamos, quiero mostrarte algo —dijo Fer.

Le di el último libro que sostenía a Dylan y me fui con Fer.

Él me llevó hasta el último piso dentro de la mansión, justo en la azotea, y se paró en la orilla viendo hacia el horizonte.

El aire se sentía muy fresco, y el cielo estaba totalmente nublado.

—¿Cómo pudo nublarse tan pronto?

—No sé hace cuánto despertaste, Alice. Hoy es uno de esos días cambiantes, llegamos tarde porque el sol no nos permitió continuar nuestro camino hasta acá. Pero es extraño, ¿sabes? Como si algo controlara el tiempo en el que tenemos que avanzar y cuando tenemos que parar. Como si el propio clima supiera que necesitabas despertar, como si tuvieras que darte cuenta de que llegamos, antes de que pudiéramos entrar y ver esos libros tirados. Parece que el clima sabe algo que nosotros no —usó un tono burlón.

—¿A qué te refieres? ¿Piensas que yo lo hice? —Me ofendí.

—Claro que no, no tienes control suficiente. Mejor dime, ¿qué te dijo él? —tragué saliva. ¿Cómo supo que hablé con...? No sabía su nombre.

—¿De qué estás hablando? —Me volteé hacia otro lado, fingiendo que no lo hice.

—¿Crees que apareció de la nada? Él sabía a dónde ir, y el momento exacto para hacerlo. Un héroe así no te salvará por obra del destino.

—¿Héroe? Sólo me vi con un monstruo, igual a todos ustedes—me cubrí la boca, estaba sonando ofensiva, además, como una tonta terminé diciéndole la verdad.

—Tiene ojos perfectos, dime, ¿te gustó? —lo que dijo me hizo golpear su brazo, pero enseguida me reí.

—¿Cómo sabes que sus ojos son...? —No quise utilizar la palabra "perfectos". Él se me quedó viendo, manteniendo una pequeña sonrisa. —¿Lo enviaste tú? —Me di cuenta de lo que intentaba decir.

—Tal vez sí, tal vez no.

¿Por qué Fer, enviaría al enemigo conmigo?

Dijeron que me mataría si abría los ojos, no tendría sentido que él buscara a ese hombre. A menos que...

—No iba a matarme, ¿verdad?

—Oye, no fui yo quien dijo eso. Recuerda que no puedo ayudarte frente a ellos.

Fer confirmó, de alguna u otra forma, que haría lo posible por sacarme de este infierno.

Al principio dudé, porque no lo hizo directamente; de hecho, había sido prudente y disimulado.

Pero, ¿por qué a ese hombre? ¿Qué tiene de especial?

—Él... —ahora sólo esperaba que no me traicionara. Este suceso parecía importante, no quería hablarlo con la persona equivocada, pero por última vez confiaría en alguno de ellos—me preguntó si quería vengarme.

—¿Y qué piensas? —Fer, lamió sus labios, estaba ansioso por saber mi respuesta. Para él, todo esto parecía emocionante. —¿Lo harás?

Sentí la presión, mi respuesta era sí. Quería hacerlo, pero no sabía cómo.

Ese tipo ni siquiera me ayudó, sólo hizo esa pregunta y desapareció.

Y en cuanto al diario, ¿qué podría hacer yo con eso?

Si Dylan y Beth, tenían esa... Conexión ¿no sería más difícil perjudicarlos?

Todo tomó sentido. En aquellas ocasiones en las que se vieron amenazados, peleando juntos, eran débiles.

La última vez, tuve que intervenir, y aun así no pudieron agradecerlo.

Tal vez, debí quedarme de brazos cruzados. ¿Para qué ayudé?

No sabía que, al salvar a Dylan, acabaría salvando a Beth al mismo tiempo, y ahora pienso que no lo merecía, Dylan también es un monstruo.

Fui demasiado buena con ellos. Me lo busqué, mis propias acciones me condenaron. Bajo esta situación ¿era válido vengarme?

—¡Alice! —esa voz... volteé para asegurarme de que escuché correctamente. Y lo vi, Aarón estaba ahí, sonriendo tiernamente al verme.

—Aarón—fui a abrazarlo, no podía creer que estábamos frente a frente otra vez después de todo lo ocurrido. Al final, cumplieron parte de su promesa: no le hicieron daño. Él me devolvió el abrazo, se sentía tan bien tener a alguien a mi lado, que no fuese un falso como todos los demás. Una persona cálida, y buena.

—Perdón por haberte hecho pasar un mal rato—me acarició el cabello. Sacudí mi cabeza hacia los lados, negándome a aceptar que era su culpa.

—No, no fuiste tú.

—Estoy tan feliz de verte—me dio un beso en la cabeza. Me transmitió su alegría, lo apreté con fuerza, de verdad me hacía falta.

—¡Oye, Lucifer! —esa irritante voz, Dylan habló, interrumpiendo el momento.

—Ya te dije que no me llames así, ni siquiera somos amigos. ¿Por qué sigues molestándome? —Fer respondió.

—Estoy a punto de molestarte aún más—se oía satisfecho.

Solté a Aarón, esos idiotas me tenían harta, se la pasaban peleando todo el tiempo.

No sé cómo lograron estar juntos durante estos días. Para ambos parecía ser una tortura.

—Dylan, ya basta—agarré su brazo, pero no volteaba ni a verme.

—¿Quieres que te haga sufrir de verdad? —Fer lo amenazó, estaba furioso, mostrándole los colmillos.

—Yo primero —Dylan formó una sonrisa macabra en su rostro, los dos se vieron con odio sin hacer ni un movimiento. De pronto, vi un montón de sirvientes de Beth, que corrían por fuera de la mansión, todos en la misma dirección. Eso llamó mucho mi atención, era un mal momento para preguntar, pero interrumpir su ridícula pelea al menos podría alejarlos.

—¿Qué es eso? —pregunté, haciendo que dirigieran completamente su atención hacia esos vampiros. Observaron por unos segundos y volvieron a hacer contacto visual.

—Alice, suéltalo—exigió Fer.

—¿Por qué? —Pregunté confundida, pero igualmente lo solté, la expresión en su rostro era horrible, así que preferí tomar distancia.

—¡Eres un imbécil! —Fer le dio un puñetazo tan fuerte que el cuerpo de Dylan se deslizó por el suelo a varios metros de él. Me alteré, Aarón puso su mano en mi hombro, ambos retrocedimos, ésta vez no estaba dispuesta a interponerme. Fer llegó frente a él, estaban forcejeando, no sabía qué hacer, era sumamente incómodo. —¡¿Por qué?! ¡¿Por qué lo hicieron?! ¡Yo cumplí! —Fer empezó a gritar, estaba completamente enfurecido.

—Porque lo buscaste —Dylan respondió, él seguía sonriendo, como si lo estuviera disfrutando.

—¿Cómo pueden ser tan crueles?

—Tú iniciaste.

Fer, lo soltó, podía sentir su frustración, estaba lleno de coraje y se notaba en su cara. No entendía qué había sido lo que provocó esa nueva pelea, pero estaba segura de que era algo muy fuerte.

—Alice, p-por favor —Fer me empezó a suplicar, viniendo conmigo, estaba tartamudeando, con desesperación en el rostro.

—Lucifer, ¿no deberías apurarte? El tiempo corre—Dylan se burló.

—Maldita sea—Fer se agarró la cabeza, y aventó el brazo hacia abajo.

Él corrió hasta el borde y se lanzó hacia afuera. Aarón y yo llegamos apresuradamente a mirar en dónde estaba. Impactó contra el suelo, pero a pesar de eso, se levantó y empezó a ir en la misma dirección en la que habían ido aquellos vampiros.

Me quedé perpleja, ¿qué había sido todo eso?

—¿Me puedes explicar qué sucede? —le hablé a Dylan, expresando mi molestia.

—Ese desgraciado, cree que puede vengarse y salirse con la suya.

—¿Qué?

—¿Crees que pueden hacer lo que les plazca y no pagar por ello? Él debe dejar de meterse con Beth. Estas cosas no sucederían si tan solo siguiera las reglas.

—¿Qué le hiciste?

—Sólo lo envié de vuelta a casa. No te preocupes por él, Alice. Extrañaba mucho a su amada.

Entendí lo que quiso decir. Habían mandado a esos sirvientes a molestarlo, ¿no?

En el pasado, Fer me habló sobre eso, Beth lo torturaba, deshaciéndose de todo lo que él amara.

Lo intentaron antes con Rossie, y lo estaban haciendo de nuevo.

¿Qué hizo ahora? ¿Por qué iban a molestarla a ella? Fer sólo estuvo cooperando, sin quejarse, incluso me hizo creer que no me apoyaría, fue convincente.

—Dejen de molestarlos—hablé entre dientes. Dylan me tomó del brazo.

—Ni se te ocurra ir a ayudarlo. Ocúpate de tus propios asuntos-me amenazó.

—No dije que lo haría—me solté con fuerza de su agarre.

—Estar con nosotros es lo mejor que puedes hacer. Todo aquel que busca venganza termina muerto. Me agradas, Alice, no quisiera ese destino para alguien como tú.

Cada momento se hacía más despreciable estar junto a él. Hablaba como si nunca nos hubiesen hecho daño.

Permanecer dentro de la mansión tampoco aseguraba nuestra tranquilidad.

Decidí seguirle el juego a pesar de tener la cabeza hecha un nudo.

Sentía pena por Fer, pero no podía hacer nada por él.

Sólo quería alejarme de Dylan, sentarme un momento y procesar toda esa información.

Íbamos caminando por el pasillo, silenciosos, calmados, pero todos esperando un buen momento para separarnos.

Dylan iba enfrente de nosotros, lo vi detenerse y de nuevo, comenzaba a quejarse de un repentino dolor. Intentando disimular continuó caminando.

Se me heló la sangre, había olvidado aquello que leí en el diario. Pero sentí alivio, al menos ahora sabía que Dylan y yo no estábamos "conectados".

Yo me sentía perfectamente, si era verdad me habría dolido algo a mí también.

Entonces... ¿Él no lo hizo?

Seguía cuestionando la veracidad de esa información. Quería creer que era falso, pero cuando lo veía a él siendo afectado quedaba claro que algo andaba mal.

¿Por qué se condenaría de esa forma a sí mismo? ¿Era una obsesión por Beth?

Definitivamente tenía que investigar al respecto.

Había gritos de mujeres cerca haciendo eco sobre los pasillos. Justo al final del pasillo se encontraba Beth teniendo una pelea con una chica rubia. « ¿Por qué siento que la he visto antes? ».

Dylan las separó, llevándose hacia la pared a la chica rubia.

—¿Perdiste la cordura? —le preguntó a ella.

—No, pero estoy a punto de hacerlo—ella lo empujó—¡Te mataré! ¿Oíste? —amenazó a Beth.

—Miranda —la temerosa voz de Aarón sonó desde atrás.

—¿La conoces? —le pregunté.

—¡Claro que la conoce! Era su noviecita—respondió Beth. Aarón contrajo el rostro.

—Nunca lo fue. Pero no sabía que estuve tan cerca de una asesina.

—Pero si fue Beth quien lo ordenó-habló ella.

—¿Cómo? —me dirigí hacia Beth. —Me hiciste creer que era lo correcto abandonarlo, y lo dejaste a su suerte ¿con otra chupasangre? —estaba decepcionada, pero ya nada me sorprendía viniendo de Beth.

—Oh, Alice, ¿crees que soy tan mala? Ella no afectó nada, Aarón siempre estuvo a salvo. Cumplí mi palabra. Siempre lo he hecho.

Tenía el descaro de decir eso, después de todo el dolor que me hizo pasar.

Beth presumía de hacer lo correcto, pero sólo decidía el destino a su alrededor, aprovechándose de los demás con su poder. Era astuta; una experta en mentir y seducir a los demás con sus palabras.

Si Miranda quiere matarla, espero que logre su misión. Eso sí es lo mejor para todos.

Beth, se sacó mi varita del bolsillo y atacó contra ella, dejándola inmóvil. La reina del cinismo seguía presumiendo frente a mí, con aquello que me pertenecía.

—Dylan, llévala de vuelta con ellos. No quiero volver a verla.

Ella nos dio la espalda a todos y caminó, alejándose sin decir algo más.

Se notaba que Miranda quería atacar otra vez. Su cara estaba tensa.

Recuperó su movilidad, inmediatamente comenzó a insultar a Beth, quien seguía sin mirar atrás, ignorando sus palabras.

Era repetitiva, mencionaba que la odiaba y que volvería a intentar matarla, una y otra vez, mientras Dylan la arrastraba por el suelo, jalándola del cuello de su ropa.

Aarón y yo nos quedamos viendo. Estábamos confundidos, pero sin poder hacer algo de utilidad.

Al paso de varios minutos, Aarón y yo fuimos a un lugar tranquilo para sentarnos a hablar.

La mansión estaba casi vacía, Beth había enviado a la mayoría de sus sirvientes a molestar a Fer. Así que nos quedamos en el salón principal, ese donde todo inició, donde tantas cosas pasaron.

Nos sentamos en el suelo, cerciorándonos de que no hubiera nadie cerca, y empezamos a hablar.

Quise ponerlo al tanto y le dije todo lo que pasó mientras estuve encerrada. Incluyendo lo que dijo ese hombre extraño y lo que leí en aquel diario. Le pregunté si había sentido algo distinto, para descubrir si tenía alguna relación con todo esto. Pero él dijo que no.

Al final decidimos hacer una pequeña prueba, le pegué en el brazo, sorpresivamente eso me dolió, pero sólo un poco.

«¿Es real?»

Quería asegurarme de que no estaba alucinando, así que volví a intentarlo, y dio el mismo resultado.

Ahora somos uno.

Todavía no puedo creer que esto esté pasando.

«¿Por qué, Dylan? ¿Por qué nosotros?»

Empecé a buscar la marca en sus manos, se suponía que debía tener una marca exactamente igual a la mía, pero no tenía nada.

Él se subió las mangas para que pudiera observar sus brazos también, aun así no vi ni un rastro.

Aarón se levantó y se quitó el saco para ver si estaba cerca de sus hombros. Teníamos que encontrar la marca.

Me paré para mirar detenidamente.

La estaba viendo frente a mis ojos. Encontré la marca, en la parte de atrás del cuello de Aarón. Tardé mucho en unir los puntos, ahora todo era cada vez más claro y preciso.

¡Claro! Incluso soñé con eso.

Pensé que había sido Dylan, traté de convencerme a mí misma de que él era el creador de esta maldición. Pero recordaba a Beth haciéndole algo a Aarón en el cuello, eso sucedió después de que él me convirtió por error.

Entonces ella lo sabía... es parte del plan.

¿Cuál es el maldito plan? ¿Qué ganarían haciéndonos esto?

Todo sucedió muy rápido, había un montón de recuerdos fugaces pasando por mi mente, atacándome uno tras otro.

Ellos nos torturaron desde que llegamos, sin razón.

Cuando sentía que tenía una respuesta a mis preguntas, seguían surgiendo otras nuevas. Era como un rompecabezas que no era capaz de resolver. Siempre aparecían piezas nuevas que hacían más grande el cuadro.

Había un misterio dentro de otro, sin fin. Me aterraba pensar que jamás podría conocer el fondo de todos, que sólo me estaba enredando cada día más en otro problema siempre mayor que el anterior.

¿Vale la pena seguir con esto? Puedo decirle a Aarón e irnos lo más pronto posible.

Evitar algo más grande. Algo peor.

¿Podemos hacer eso sin tenerlos como enemigos?

No me di cuenta de que Aarón llevaba unos segundos hablándome, me quedé perdida en mis pensamientos.

—¿Pasó algo?

—Aarón, la encontré —mis ojos se estaban llenando de lágrimas.

—Tranquila, no pasa nada.

—Tenemos que irnos de aquí—toqué su pecho con ambas manos, manteniendo la mirada fija en él.

—Pero... ¿Cómo lo haremos?

—Sé que intentarán buscarnos, hay que pensar en algo.

—¿Quieres vengarte?

—¿Qué?

—Si la muerdo puedes matarla.

—No, no funcionará. Ella no podrá morir mientras Dylan, continúe siendo inmortal.

—¿Y si... lo pedimos y ya?

—¿A qué te refieres?

—A eso. Podemos hablar con Beth, pedirle que nos deje ir. ¿No crees que funcionaría?

—No creo que nos dejen tranquilos. No después de habernos hecho todo esto.

—Pero es una opción rápida. Nos daría tiempo para pensar en algo más. Alice, tenemos que conocernos primero. Me refiero... a esto —puso su dedo señalando la marca de mi mano.

—Tienes razón.

Rápidamente fuimos a buscar a Beth, estábamos decididos a conseguir nuestra libertad de una vez por todas.

Ella habló de dejarnos en paz, fue el trato que Dylan mencionó como condición durante la revisión.

Nos paramos frente a la puerta de su salón, y Aarón solicitó hablar con ella a uno de los sirvientes que estaban dentro. Ahora sólo había que esperar.

Me puse nerviosa, si ella decía que no, complicaríamos aún más las cosas para nosotros mismos. Pero teníamos que simular que no sabíamos nada. Seguir pareciendo ingenuos frente a Beth.

Abrieron la puerta.

Respiré hondo.

El momento llegó.

—¡Alice! —Alguien me gritó a lo lejos, vi como Aarón entró por la puerta, pero volteé por un segundo para ver quién me llamaba. —¡Espera! —era Michael. No pude evitar rodar los ojos hacia arriba. ¿Por qué justo ahora? Pude ver de reojo la puerta cerrándose justo a mi lado y al mismo tiempo a él, parado ahí, a un lado. —Quiero hablar contigo un momento.

—¡Claro! Espérame en la sala—dije lo primero para que no interfiriera.

—No es necesario, podemos hablar ahora.

—Michael, no. Estoy ocupada.

—¿Ocupada? ¿Con qué? —Miró por detrás de mis hombros, como buscando a alguien con la mirada. —No veo a nadie. ¿Ibas a ver a Beth?

—¡¿Qué te importa eso?! —Me exalté. Si él intentaba entrar arruinaría todo el plan.

Un par de sirvientes de Beth, salieron del cuarto.

Aarón consiguió pedir privacidad. Era justo lo que necesitábamos.

Si alguien más nos escuchaba pedirle eso, era más probable que ella dijera que no, para no darle esperanzas a sus sirvientes de irse.

Michael, seguía ahí, sin moverse ni un poco, parecía importarle poco que yo estuviera ocupada.

—Alice, ¿por qué cambiaste?

—No tienes vergüenza.

—Estábamos bien, ¿Por qué ya no? ¿Es por él? Alice, seguimos siendo una pareja.

—No, ya no lo somos.

—¿Disculpa?

—¡Deja de hacerte el inocente! Sé que te convirtieron. Sé que fue Beth. No me importa lo que tengas que decir. Quiero estar con él, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. No tienes palabra, ni siquiera valor para admitir las cosas. Sólo querías ser inmortal. ¿O no?

—¿Dirás que no me utilizaste? Para mí tampoco es justo, Alice.

—Te acostaste con Beth, no creo que te moleste ser utilizado. Vete de aquí, Michael.

—Pero...

—¡¡Largo!! Ya no quiero verte nunca más.

Abrí la puerta, entré y la cerré inmediatamente, haciendo fuerza para que él no me siguiera.

Puse mi oído sobre la puerta, intentando escuchar si se había ido.

—Eres un idiota —esa era la voz de Beth.

Al voltear hacia atrás, me encontré con el peor escenario, digno de una obra de teatro.

Beth estaba tirada en el suelo, mientras Aarón suplicaba asustado.

—Lo siento, de verdad. Perdóname, fue un accidente.

¿Ahora qué? Él me vio, lucía preocupadísimo. Entró en pánico.

—Alice, la mordí.

—¡¿Qué?!

—Beth, no sé cómo explicarlo—continuó rogándole—y-yo, me enojé de repente, y...

—Estás muerto, Aarón—interrumpió.

La vi sacándose mi varita del bolsillo una vez más, sin importar qué estuviera planeando, tenía que impedirlo.

Todo iba bien, lucía como una buena estrategia, pero se arruinó, y ahora no quedaba más que improvisar.

Sabía que teníamos el tiempo contado, Dylan debió sentir lo mismo que ella. Estábamos en peligro.

Vamos, Alice, no te detengas a pensar.

Agarré la varita, arrebatándola con facilidad de su mano. Se notaba el cambio radical en su fuerza, así que no pude evitar sonreír.

Le pateé la cara con un movimiento casi involuntario. Una parte de mí quería hacerlo desde hace mucho, y ahora lo hacía casi por inercia.

Ambas éramos mortales ahora, pero aun así me sentía capaz de pelear con ella.

No la culpo por haberme golpeado sin piedad aquella vez al verme tan débil. Ahora que los papeles se invirtieron, tampoco podía compadecerme.

—Alice, no la golpees, van a matarnos —Aarón se oía cada vez más preocupado. Beth, simplemente se carcajeó.

-—Qué me vas a hacer con eso? Apuesto que no sabes utilizarla.

Ella me estaba retando, presionando donde más me dolía. Me dio impotencia, pero también sentía mucha adrenalina acumulándose dentro de mí.

—Podemos intentarlo —respondí, fingiendo que su comentario no me había molestado.

—Voy a matarte, ¿quieres jugar a eso?

—¿Tengo opción? Me matarás de todas formas.

—¿Qué vas a hacerle? —preguntó Aarón, con la voz cada vez más temblorosa.

—No lo sé. ¿Debería... ayudarla a ser una buena persona?

La risa de Beth empezó a irritarme, ella no paraba de reír pese a que se encontraba en desventaja.

—¿En serio desperdiciarás tu magia en eso?

Quería matarla, quería que desapareciera, ella era totalmente despreciable. Pero no sería posible, sólo nos haría perder el tiempo.

Sus burlas incrementaban, quería mantenerme concentrada, sosteniendo la varita hacia ella, pero sólo la oía riendo, confiada de que vendría su gran sirviente a salvarla.

¿Qué puedo hacer? ¿De qué manera puedo deshacerme de ella sin matarla? No sé cómo pude pensar que volverla una buena persona haría una diferencia, era obvio que Dylan llegaría y acabarían con nosotros después.

Ella había amenazado con matarnos, no podíamos dejarla así, pero tampoco podíamos irnos.

Debería haber una manera de callarla y huir, antes de que Dylan llegara.

Si tan sólo pudiese retroceder el tiempo y evitar que Aarón la muerda.

«No, no lo lograrás.»

¿Podría intentar borrar sus recuerdos sobre esto? Que ella no sepa que estuvimos aquí.

«No, no, sería bastante obvio que Aarón la mordió. Su poder era único, no podríamos inculpar a ningún otro.»

¿Y si borro todos sus recuerdos y ya? Ella no sabría lo que hicimos, pero tampoco sabría quién era Dylan, ni los vampiros, mucho menos que ella fue uno. Suena como una oportunidad para todos.

Nosotros nos alejaríamos. Beth podrá reiniciar su vida, es mortal, ya no le hará daño a nadie. Y Dylan... Él podría ser libre. Me decepcionó muchísimas veces, pero esa obsesión que tenía con Beth no era sana para nadie.

Me decidí. Ahora sólo esperaba que funcionara como lo estaba imaginando.

—Beth... —ella continuaba riendo, me estaba subestimando.

Quizá no sabía mucho, pero mi magia era más fuerte que la suya, de hecho, era más fuerte que yo, tanto que actuaba incluso sin varita y sin mi consentimiento.

La tenía ahí, sólo debía dejarla fluir, con confianza. «De esto depende mi vida y la de Aarón.»

—Quiero que te olvides de todo —hablé con firmeza.

—¿Qué? —Ella tapó su boca, le pareció gracioso lo que dije.

—Desde hoy no recordarás tu pasado—si no lo consigo, será el día de mi muerte.

Mi varita no hacía nada. Era aterrador desafiar a Beth, estaba conteniéndome, manteniendo la mirada sobre ella, pero por dentro sentía que iba a darme un infarto.

Comencé a desesperarme, el ambiente estaba tenso.

Agité mi varita lentamente, pero con precisión, yendo hacia atrás para huir en caso de ser necesario, ella se estaba moviendo hacia mí. Cualquier cosa podría pasar.

Se desmayó frente a mis ojos. ¿Realmente funcionó?

Aarón estaba igual o más sorprendido que yo.

—Creo que lo logré —sentí un gran alivio, mi corazón se aceleró demasiado, por fin podía respirar un poco.

—Tenemos que irnos. ¡Ya!

Él la tomó entre sus brazos para cargarla y nos dirigimos a la salida.

Pude ver la puerta abriéndose. Me sacó un susto, pero luego me di cuenta de que se trataba de Jessica. Ella siempre estuvo en contra de Beth, sería tonto que nos delatara.

—¿Q-qué le hicieron al diablo? —se empezó a reír, y cerró la puerta.

—No hay tiempo, Jessica, tenemos que irnos.

—¿Pensaban irse sin mí?

Aarón y yo cruzamos miradas. Supuse que estaba bien llevarla con nosotros, a fin de cuentas ella también merecía ser libre.

Podría haber liberado a todos sus sirvientes, pero más de alguno nos traicionaría. Así que nos iríamos sólo nosotros cuatro. No sabía a dónde, teníamos que alejarnos de ahí antes de que Dylan llegara.

Me di cuenta de que no era muy inteligente salir por la puerta principal.

Era hora de hacer lo que mejor sabía.

Nos saqué de la mansión, transportándonos tan lejos como pude. Estábamos en uno de los costados, a unos metros, pero afuera, y eso era lo importante.

Empezamos a correr por la calle, ambos eran muy rápidos, así que se intercalaban entre las solitarias calles, mientras que yo, me transportaba con magia, tratando de seguirles el paso.

Teníamos que llegar al primer bosque cercano antes de que alguien nos viera.

Los vi subir a los techos, era una mejor idea, así que los seguí hasta llegar al bosque.

No podíamos parar y descansar. Aarón me preguntaba hacia dónde nos dirigíamos, pero no lo sabía, todo sucedió de una forma bastante improvisada.

Decidí que llegaríamos a mi antigua casa, sería un camino largo desde California, hasta Canadá, pero al menos ahí podríamos descansar.

Y así lo hicimos.

Ya habíamos hablado brevemente en el camino, le dije a Jessica que la dejaría vivir ahí, con la condición que de que ella cuidara de Beth.

No quería seguir relacionada con ella de ninguna manera, pero había pensado en visitarlas de vez en cuando, manteniendo distancia, sólo para asegurarme de que Beth, estaría bien en su nueva vida y que Dylan no vendría por ella. De todas formas, si lo hiciera se llevaría una gran sorpresa, dado que Beth ni siquiera sería capaz de reconocerlo.

Jessica expresó todo el miedo que sentía al estar cerca de Beth, sin embargo, aceptó el trato.

En cuanto a Aarón y yo, ambos queríamos volver a Nueva Orleans y retomar nuestras vidas.

Me dio nostalgia volver a casa de mi padre, pero a estas alturas ya estaba consciente de que todo en mi vida había cambiado, y por fin acepté mi pasado. Dejándolo ir.

Sólo quería volver a mi casa, ver de nuevo a Nelly, darle un giro a mi vida totalmente positivo.

Cuando recostamos a Beth sobre la cama y Jessica se despidió de nosotros, luego de recibir instrucciones claras y un "discreto" apoyo monetario (con un poquito de trampa mágica), pude sentir la satisfacción de haberlo logrado. Habíamos logrado huir.

Las habilidades mágicas con las que sobreviví junto a Nelly no eran tan inútiles como lo pensé en aquel entonces. Ahora estaba agradecida por ello.

Confiaba en Jessica, le dije dónde buscarme, y a dónde llamar si algo malo sucedía.

Después de un par de horas de descanso, Aarón y yo procedimos con nuestro camino. Debíamos llegar a Nueva Orleans antes de que amaneciera.

Para mí, se volvió complicado y cansado seguirlo con magia.

Encontramos un lugar casi desierto en el camino, no había casas alrededor, sólo una carretera a lo lejos, ahí le pedí que me convirtiera en vampiro de nuevo.

Era gracioso pensar que odiaba ser un vampiro, y aun así lo pedí de vuelta. Pero me había acostumbrado a eso. Además, esa nueva "conexión" con Aarón, sólo me permitiría envejecer, pero seguiría siendo inmortal.

Él me contó que no puede convertirse a sí mismo en un mortal, por eso tomé la decisión de acompañarlo en su inmortalidad, y le pedí que me mordiera.

Dentro de la ciudad y cerca de casa, caminamos, mezclándonos entre las otras personas que había en la calle. No queríamos asustar a nadie, en especial, porque aquí nos conocían muchas personas.

Era de madrugada, así que había poca gente; sin embargo, no queríamos arriesgarnos tanto.

Íbamos tranquilos, podía escuchar el ruido de mis tacones tocando el suelo con cada paso. Entrelacé mi brazo con el suyo, y me recargué en su hombro.

Por fin, tranquilidad. Eso quería desde un principio.

—Se terminó—dijo Aarón, comenzando la conversación.

—Sí—afirmé con mi cabeza y sonreí-se terminó.

–Me gusta este final—emitió una risita.

—Podría ser un comienzo—ambos nos detuvimos, estábamos frente a la casa. Aarón me estaba sonriendo.

—Entonces, me gusta este comienzo —las emociones se me arremolinaban en el estómago, hacía mucho tiempo que no me dedicaba el tiempo para observarlo con tranquilidad. Y ahora, con este nuevo entorno, se veía tan tierno.

Me quitó el cabello del rostro poniéndolo detrás de mí oreja. Ansiaba ese beso desde hace tanto.

Un ruido muy fuerte se escuchó detrás, interrumpiendo el momento. Luego empezó a oírse la alarma de un coche. Venía del callejón de al lado.

—¿Qué está pasando? —Le pregunté, me distraía demasiado.

—Creo que se encendió una alarma.

Alguien salió de ahí corriendo, pasó por nuestro lado, se veía asustado. ¿Hubo una pelea callejera? Sucedían a menudo.

No estaba segura de la hora, sabía que era de madrugada pero no la hora exacta. Era muy raro que sucediera una pelea si el bar de ahí no estaba abierto. Pero no quería ni asomarme.

Sentí pena por ese hombre, su sangre olía a muerte. Pero no podía hacer nada por él, así que sólo lo dejé pasar.

Fuera lo que fuera, no era nuestro asunto...

Por un momento, creí que no habíamos terminado todo por completo.

Tenía la sensación de que no estábamos solos, me sentía observada.

—Alice, no es nada, sólo fue una pelea—habló como si leyera mi mente—vamos, será mejor entrar a casa.

—Lo siento. La pesadilla terminó, pero cuesta trabajo creerlo.

—Yo también me siento extraño. Alice, tal vez nos estamos sugestionando. Estamos aquí, estamos bien, ya no hay peligro cerca. Se acabó. Ya verás que poco a poco nos adaptaremos de nuevo a esta ciudad.

—Sí, tienes razón, no deberíamos sentirnos nerviosos.

—Vamos, hay que entrar.

Era difícil asimilar todo lo que hicimos. Pasar de un ritmo tan acelerado a tanta calma, era como tener un dulce sueño. Pero era real, nosotros ni siquiera soñamos. Tenía que creérmelo, y seguir adelante.

Lo mejor era que él estaba conmigo, sobrevivimos, y ahora frente a nosotros estaba esa puerta a punto de abrirse que nos permitiría superar esta horrible historia, y disfrutar de nuestras vidas eternas.

De nuevo me emocioné, y toqué la puerta, esperando a que Nelly la abriera.

Quería saludarla con una sonrisa, darle un abrazo, sentirme rodeada de personas buenas y empáticas, dejar atrás a esos monstruos.

Estábamos esperando, intercambiamos un par de sonrisas.

A lo lejos escuché un silbido, volteé a ver hacia la luna, el cielo estaba repleto de estrellas, era hermoso y esperanzador.

Nada malo sucederá. Acabaste con todo, los venciste, triunfaste, te vengaste.

Vi de reojo algo saltar sobre uno de los edificios hacia otro. Otra vez me estaba incomodando. Traté de animarme dándome palabras de aliento, pero luego de eso, seguían pasando cosas extrañas.

¿Por qué sentía tanta tensión? ¿Por qué relacionaba todo con ellos? Me atormentaron tanto que ahora sentía como si una tormenta se estuviera aproximando.

No podía dejarme traicionar por mi propia mente. Quería que Nelly me viera feliz, no alterada. Así que ignoré el resto de cosas pasando en la calle y me centré sólo en eso.

Se terminó Alice, este es tu final feliz y tu nuevo comienzo.

Vi la puerta abriéndose lentamente, las luces de adentro estaban apagadas, ambos nos acomodamos con una gran sonrisa en el rostro. Estaba nerviosa. Ya imaginaba la emoción que iba a sentir al vernos.

Vamos, Nelly, abre esa maldita puerta y grita de emoción. Yo también te he extrañado.

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