El misterio de: Sanders


Escuché el sonido del celular de Nelly. De ninguna manera podíamos permitir que llamara a la policía, se armaría un caos si vieran a Dylan con esas heridas, ni siquiera la propia Nelly se dio cuenta aún de su presencia en la sala.

—Nelly, cuelga el teléfono—me acerqué a bajarle la mano—creo que estás alucinando.

—¿No la ves? Está justo enfrente Alice.

—No, ahí no hay nada. —Sentí la confusión en la cara de Aarón, todos se quedaron en silencio. —Amiga, ¿alguna vez viste un fantasma?

—No me asustes...

—Tranquila, creo que puedo solucionarlo. Acompáñame a mi cuarto—la tomé del brazo y empecé a caminar, ella dio un brinco del susto al notar la presencia de Dylan. Llegó estando tan distraída que tardó en ver que él estaba sentado en nuestro sillón.

—¿Quién es él? ¿Por qué está herido? Dime que lo ves, no puedo estar viendo un fantasma. —Ella se me pegó al brazo, solté una risa, su reacción fue tierna.

—Está bien, no es un fantasma, es sólo un amigo.

—Perdón por asustarte—Dylan le habló.

—No te preocupes Nelly, tuvo un accidente, pero voy a curarlo—respondió Aarón.

—Pero se ve muy grave, ¿llamo a la ambulancia?

—Deja de querer llamar a todos los servicios de emergencia. Ven conmigo—tomé su mano y continué caminando.

Entramos a mi habitación, Nelly se sentó sobre la cama, con la mirada totalmente distraída viendo entre los muebles que había alrededor.

—Tal vez pueda hechizarte.

—¿Qué es todo esto, Alice? —me interrumpió.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, me siento como si alguien nos estuviera observando.

—Basta Nelly, yo también me asusto.

—¿Y si no es un fantasma?

—¿En serio crees que encontrarías a una mujer así en la calle? Además, piénsalo, no tendría ningún sentido que te siga. No te has metido en problemas con nadie, ¿o sí?

—No, pero, no parecía un fantasma.

—Dijiste que nunca habías visto uno. Mantén la calma, voy a hechizarte, ¿estás lista?

—Sí, creo...

Fingí haberle lanzado un hechizo, y luego le sonreí. La estuve observando con detenimiento sólo para verme más interesante y que ella pensara que esto estaba funcionando. Sólo necesitaba que me creyera, dejarla tranquila y alejarme lo antes posible.

Me dio coraje, jamás pensé que Miranda vendría a sabotear todos mis planes. Ni siquiera recordaba la existencia de esa mujer, y ahora no sólo nos acechaba a Aarón y a mí, sino también a Nelly. Ella no puede quedar atrapada en esto. No importa que tenga que renunciar a mis deseos por mantenerla a salvo.

—¿Qué piensas? —me preguntó.

—Que ya nunca más va a perseguirte un fantasma.

—Qué alivio, espero que así sea, gracias Alice, no sé qué haría sin ti—me abrazó.

—Así será—ahora que ya bebí sangre, pude devolverle el abrazo tranquilamente, pero aún me sentía culpable de haberla hecho llorar—volvamos a la sala, ya casi es hora de cenar.

—Quiero preparar algo de té, hacía frío afuera.

—Por supuesto—esta vez lo acepté, quería verla feliz antes de tener que irme otra vez.

Cuando volvimos, Aarón estaba preparando todo para curar la herida de Dylan. Se veía genuinamente preocupado. Yo me guardé la varita, quería que Nelly tomara a Dylan como un chico normal que no sabe sobre mis poderes.

—Woah, casi olvido que Aarón es un doctor.

—No soy un doctor.

—¿Doctor? —Dylan volteó a verlo.

—No, yo... Quería serlo, pero terminé convirtiéndome en un cantante y... Desde la película ya no tuve tiempo para continuar con mis estudios.

—¿Ah sí?

—Aarón, ¿quieres té? —Nelly preguntó.

—No, gracias —respondió con amabilidad.

—¿Y él? ¿Cómo se llama tu amigo?

—Christopher. —Respondió Dylan. Me impactó, no esperaba ese cambió de nombre. Quizá quería una nueva identidad.

—¿Te sirvo un poco?

—Me encantaría, necesitaré algo para beber mientras el doctor me ayuda—terminó su frase con una risilla.

—Guarda silencio —respondió Aarón con seriedad.

Aarón tenía los ojos tristes. Sentí mucha pena por él. Nos seguimos mutuamente en todo, pero él renunció a muchas cosas. No lo hizo por mí, pero sí terminó condenado junto conmigo. De los dos era él quien tenía posibilidades de salvarse y seguir con una vida normal. La mía nunca lo fue.

Jamás lo escuché quejarse de esta vida (si es que se le puede llamar "vida"), pero sus sueños fueron arruinados, y eso me duele.

—Estoy bien, no me veas así—oí su voz en mi mente. Aún no me acostumbraba a esta conexión, había olvidado que podíamos hacer eso.

—Perdón por meterte en esto otra vez—le respondí.

—No estás metiéndome en nada. Estamos juntos en esto.

Una idea vino repentinamente a mí.

—Chris... —Creo que ese es el nuevo nombre de Dylan— ¿Podrías anotar en una hoja el número de tu padre? Lo llamaremos de camino a la farmacia—fui a buscar una hoja y una pluma, y escribí, pidiéndole la dirección de esa dichosa segunda mansión.

—Cierto, debe estar muy preocupado, pásame ese papel, y dile que me quedaré aquí unos días —Actuó preocupado.

—Quédate el tiempo necesario Chris —dijo Aarón. —Nelly, hacen falta algunos medicamentos. Será mejor ir a comprarlos antes de que sea más noche.

—Tengan cuidado por favor. Y no tarden, casi está listo el té.

—Nell, ya te dije que es un fantasma. Estaremos bien—respondí.

Quería despedirme apropiadamente, pero no podía dar explicaciones de nada.

Lo lamento mucho Nelly, no quiero volver a mentirte. Pensé antes de cerrar la puerta.

Apenas salimos de la casa, vimos a Miranda, sentada justo en la orilla del techo de uno de los edificios de enfrente.

—¿Adónde? —Le pregunté a Aarón, sin quitarle la vista de encima a Miranda.

—Tenemos que adentrarnos al bosque.

Ella se levantó casi al mismo tiempo que Aarón me respondía. Se veía decidida a obtener la información, el paradero de Beth.

Aún no puedo creer que hubiese estado tan cerca de nosotros, y no se percatara de que visitamos a Beth.

Corrimos sin decir nada. No podía ver claramente el camino, pero sabía que debíamos acercarnos a aquel lugar donde nos atacó primero.

Ella casi nos alcanza en repetidas ocasiones.

Sabiendo que podía morderme y quitarme un poder que aún no he sido capaz de conocer, no permitiré que me toque.

Sentí cómo Aarón me jaló hacia atrás, ella lo estaba arrastrando.

¡Maldita sea! Esta vez no pelearemos. Debe haber alguna forma de capturarla sin arriesgar nuestros poderes.

Rápidamente me saqué la varita del bolsillo y nos transporté a ambos lejos de ella. Por la cara que hizo supe que no lo esperaba. Ahora corríamos con distancia, sin que ella tuviera posibilidad de alcanzarnos.

Mi poder desconocido puede robármelo, ¿pero mi magia? No lo creo. Ahora es mi ventaja, y la voy a aprovechar.

—Alice, espera... —Aarón se detuvo. Volteé a verlo. —Mira eso—apuntó con el dedo hacia el lugar de dónde veníamos. —No puede pasar.

Ella se quedó parada en la entrada del bosque.

Seguramente Dylan sabía que el bosque es un lugar seguro, por eso nos envió aquí. Pero... ¿por qué? Ahora esa pregunta comenzaba invadirme.

—Aarón, ¿puedes revisar lo que Dylan escribió? Creo que hay información que estamos ignorando.

Sobre el papel estaba escrito:

Diríjanse al bosque

Busca a Anthony con urgencia

—¿Anthony? Ah, desearía haber tenido más tiempo para hablar con él, no sé qué hacer —comencé a estresarme.

—Vamos a resolverlo. Al menos ahora estamos a salvo.

—¿No te parece extraño? —comencé a guardar mi varita. —Es como si tuviera miedo de entrar aquí.

Alguien me tomó de la cintura, se estaba moviendo a una velocidad muy fuerte, sentía el viento en mi cara y veía todo borroso.

Estaba intentando zafarme. Cuando volteé hacia el frente, me di cuenta de que estábamos a punto de estrellarnos contra un muro.

¡¿Qué está haciendo este idiota?! Pensé.

—¡Suéltame! —Le grité furiosa, pero como era de esperar, ignoró mis palabras.

Cerré los ojos, pero no sentí un golpe en mi cabeza, juraría que ya tocamos el muro.

¿Qué demonios está pasando?

Mi cuerpo golpeó contra el suelo.

¿Atravesamos el muro?

Cuando me empecé a levantar, vi mis manos, el piso era de mármol.

No comprendí nada, todo pasó muy rápido, mi cabello caía sobre mi rostro.

¿Debería levantarme y atacar a la persona que me trajo? ¿Y si es peligroso?

Comencé a pensar que quizá Miranda nos había engañado. El silencio en el lugar estaba abrumándome. De repente algo golpeó mi espalda, haciéndome caer otra vez.

—¿Quién es? —Oí una voz masculina.

—La encontramos afuera. Venía con alguien, pero su compañero huyó. —respondió otro hombre. Definitivamente no se trata de Miranda.

—Búscalo, y mátalos a ambos. —Ordenó aquella voz.

—Sí, señor.

¿Nos van a matar? Debo hacer algo, evitarlo a toda costa.

—¡Espera! —grité—Busco a Anthony.

—¿Quién demonios eres tú? —sus dedos tocaron mi mentón, levantándome el rostro para verme.

No intenté resistirme, estaba dispuesta a acabar con todo esto y volver a casa. Así que lo miré directamente.

Un vampiro más... Asumí que me encontraba dentro de la segunda mansión, sin duda alguna. No podía recordar mucho de lo que Jessica me dijo, pero estaba segura de que intentarían matarme. Tal vez ese tal "Anthony" podría salvarnos. De otro modo Dylan me habría enviado directo a mi propia muerte.

La piel de ese hombre estaba completamente pálida, parecía un muñeco de porcelana, tenía el cabello platinado. Noté cómo abrió más los ojos, eran casi dorados, brillantes, igual que los de muchos otros vampiros.

—¿Tú eres Anthony? —Le pregunté.

—Mi nombre es Alan. —Me tomó la mano, ayudándome a levantarme—Discúlpalos, ¿estás bien?

—Creí que ibas a...

—Yo no podría matar a una mujer tan bella como tú.

Me desconcertó lo que dijo... aparté mi mano de la suya.

—¿Conoces a Anthony? —Cambié de tema.

—Si sigues preguntando por él, voy a tener que matarlo. —Él me agarró del brazo y me pegó a su hombro, haciéndome imposible alejarme. Tenía que buscar la manera de encontrar a Anthony, pero estaba demasiado incómoda. —Es un chiste—reí con él, tal vez si me mostraba agradable, me llevaría con Anthony. Empezamos a caminar, así que tuve que caminar estando así de cerca suyo. —Dime... ¿qué te trajo a mí?

—Esos hombres...—giré la cabeza hacia atrás, pero él me volvió a enderezar.

—Eres muy graciosa. Dijiste que me buscas, ¿qué puedo hacer por ti?

—Creí que tu nombre es Alan.

Alan... ¿dónde escuché ese nombre?

—Lo es. Pero me siento celoso de que busques a mi hermano, así que fingiré que me buscas a mí.

—¿En serio es tu hermano?

—Deja de mostrar interés en él, me pondré triste.

—Alan... Perdón, pero

—Aún no me rechaces, —me interrumpió—primero quiero mostrarte mi mansión. Además, a mí también puedes contarme por qué lo buscas.

—Hay rumores sobre él. —Improvisé mi respuesta.

—¿Sí? ¿Y qué dicen exactamente esos rumores?

—¿Puedo confiar en ti? —hice el intento por disimular, pero ya no sabía qué preguntarle.

—Claro

—Demuéstralo. —Finalmente, decidí retarlo.

—¿Cómo quieres que lo haga?

—¿En serio van a matar a mi compañero porque tú lo ordenaste? —recordé que dijo algo así, Aarón no estaba a salvo.

—¿Cuándo vas a preocuparte por mí? Ahora no sólo es Anthony, también tu compañero. Estoy envidiando la atención que les das.

—Dices ser el jefe, ¿por qué me preocuparías? Tú controlas todo aquí, ¿o no?

—Está bien, haré que lo traigan a salvo. Pero si causa un problema no intentes salvarlo. Esa hermosa mirada no será suficiente para convencerme.

—¿Convencerte? Tú aún no me muestras todo tu poder, eres tú quien debe convencer aquí.

—Me estás retando, eso me encanta. —Nos paramos delante de un muro, estábamos en el final del pasillo. Cuando volteé hacia los lados me percaté de que ninguno de los muros tenía una puerta para salir de ahí. —¿Estás lista? Te sorprenderé.

Él siguió caminando, dirigiéndome directo a la pared. De pronto recordé que así fue como entré a la mansión, así que me dejé llevar.

¿Lo atravesamos? Me pregunté. Aún en shock al verme en otro lugar.

Seguíamos dentro de la mansión, pero ahora en un jardín enorme.

Tenía muchas dudas, las suficientes para preguntarlo todo.

—¿Cómo?

—Te dije que te sorprendería. ¿No te fascina? Este lugar está repleto de magia. Y si te quedas conmigo, te enseñaré a hacerlo.

—¿Qué?

—¿No me recuerdas?

Me espanté, él se empezó a acercar demasiado.

—Alan, creo que me estás confundiendo.

—No... —lo alejé—Disculpa. No quise decir eso. Es que te pareces a alguien que conozco.

—¿Un ex amor?

Ese tonto muestra interés en mí sin saber ni cómo me llamo, eso me hace sentir confiada de preguntar lo que sea. Tengo dos prioridades, encontrarme con Aarón, y hablar con ese tal Anthony. Si debo pasar por encima de Alan primero, lo haré.

—¿Sabes? Me encantaría saber más sobre ti. —le dije.

—¿En serio? —él abrió más los ojos.

—Eres sensible. Ahora ya tienes mi atención, déjame ver eso de lo que me hablas.

—Mira esto. —Al levantar su mano, el muro que antes atravesamos desapareció, ahora podía ver el pasillo de donde llegamos.

Este hombre literalmente manejaba magia. Me hizo sentir curiosidad.

—Pero ¿Cómo lo haces?

—Es magia.

Lo sabía...

—¿De dónde viene? ¿eres algún mago?

—Soy un vampiro, pero gracias a un secreto, logré obtener magia. En este lugar todos tenemos un poco o mucho de ella. Ya te lo dije, si te quedas conmigo, te mostraré todo.

—¿Por qué harías eso?

—Porque estoy muy solo. Quiero alguien con quien compartir todo esto.

—¿Y tu hermano?

—En serio no puedo creer que sigas preguntando por él.

—¿Por qué te molesta?

—Es maligno, ¿no le temes? Si no le agradas te matará.

—No creo que dejes que eso pase.

—Tienes razón—se quedó pensando—está bien, te llevaré con él, pero con una condición—de nuevo invadía mi espacio—Pasa todo un día conmigo primero.

—Lo siento, en serio, es un placer conocerte, pero...

—¿Alguna vez escuchaste sobre lo que pasa en esta mansión? —el tono en su voz se puso mucho más serio—Si entras en nuestro territorio, te matarán, pero si te invito a quedarte, te quedas—me intimidó, podía sentirlo cada vez más cerca de mí rostro.

—No me gustan tus reglas.

—Por si aún no lo notaste, no existe ninguna puerta en esta mansión, es como un laberinto, pero más divertido. Los vampiros de fuera no pueden escapar de nosotros.

—¿Por qué matas a los tuyos?

—Sólo mato a impostores. Gente que amenaza a nuestra fuente de poder.

—¿Fuente de poder? —Tiene razón, no puedo escapar, no si no sé lo que pasa aquí adentro, necesito más tiempo... —Está bien, pasaré un día contigo.

Repentinamente sentí un fuerte dolor en el brazo que se intensificaba, me hizo gritar, caminé lejos de él 

¡¿Por qué no para?!

Alan me tocó el hombro, preguntándome si estoy bien. Pero algo malo estaba sucediendo.

Pude sentir aún más golpes sobre mi espalda. Me di cuenta... Aarón podía estar en peligro. No había tiempo ni confianza para explicárselo a él. Pero tenía que buscar la manera de frenarlo.

—¿Aarón? ¿Dónde estás? —recordé que podía hablarle con la mente, así que hice el intento.

—Me atraparon, necesito ayuda.

—Alan —le grité—Dijiste que no le harían daño.

No me respondió, se levantó y rápidamente desapareció atravesando esa pared.

Maldito imbécil, me engañó.

Tengo que ir, ambos moriremos, no puedo permitirlo.

Me apresuré, los repetidos golpes estaban distrayéndome, pero aun así saqué mi varita e hice un esfuerzo para concentrarme.

La magia de ellos es diferente, pero tal vez la mía podría funcionar también. 

Es magia, ¡Debe funcionar!

Por favor funciona. Pensé.

Toqué la pared con timidez, mis dedos lograban atravesarla.

Tengo que intentarlo.

—¡Alice! —volví a oír a Aarón.

Sonaba desesperado. Cerré los ojos y simplemente atravesé el muro.

Funcionó.

Me sentí aliviada, eso significaba que teníamos posibilidades de escapar, siempre y cuando Alan no se diera cuenta de que soy un ser mágico también, así que guardé mi varita otra vez.

Corrí en busca de Aarón, pero lo vi en cuanto avancé unos pasos. Lo tenían contra el suelo, al igual que a mí cuando me metieron en este horrible lugar.

Antes de moverme un paso más, guardé mi varita para esconderla de Alan, e inmediatamente llegué hasta donde estaban. Le di un abrazo a Aarón, tratando de evitar que continuaran golpeándolo.

—¡¿Qué haces?! —alcé la voz, quejándome con coraje.

—La invitación es sólo para ti.

—¡No! No puedes decidir eso—le grité.

—Claro que puedo, soy el rey aquí.

—Llévame ahora mismo con Anthony—exigí.

—Aquí mando yo.

—No creo que seas tan poderoso. Seguro tu hermano lo es más que tú, los cobardes actúan como tú.

La expresión en su rostro lo decía todo, no le gustó lo que le dije. Alan jaló a uno de sus sirvientes que se encontraba parado cerca suyo y lo mordió.

—¿Mi hermano? Él no podría hacer esto.

—¿Dañar a otros? Te creo.

—¿Quieres que continúe contigo?

—No te tengo miedo.

—Detente Alice, no sabemos qué puede hacer—me dijo Aarón.

—Alice... Hermoso nombre.

—No será capaz de matarme, es débil ante las mujeres. —lo miré con desprecio.

Alan me apretó el cuello. Me toqué el pantalón, intentando agarrar mi varita, tal vez sería lo único que me liberaría de este imbécil.

—Espera, no te muevas. Si lo tenemos como enemigo no lograremos llegar a Anthony, y no podremos volver a casa. Alice, no pelees con él—me dijo Aarón en mi mente.

—¿Crees que tu inmortalidad me impedirá hacerte algo? —Sin embargo, Alan seguía retándome.

—¿Me quieres matar? —le pregunté.

—Él ahora es mortal, —señaló hacia su sirviente—¿sigues sin tenerme miedo? Piensa bien en tu respuesta.

No puede ser... tiene los poderes de Aarón. La preocupación comenzó a invadirme, ¿Qué clase de ilusión intentó crear en mi mente? Ni siquiera sabía que era posible que tuvieran el mismo poder.

—Te dije que me quedaría, ¿por qué complicas las cosas? —decidí ceder.

—¡Porque lo prefieres a él! —me gritó.

—Alan... —toqué sus manos. —Acabo de conocerte. Si quieres que me quede tendrás que aceptarlo a él también.

—Si te quedas vas a amarlo a él.

—¿Qué?

—Anthony. Si se acerca a ti, lo mataré.

En definitiva, Alan detesta a Anthony. Es inseguro, y malvado. Se ve dispuesto a obligarme a estar con él ¿Por qué yo?, ¿por qué soy su capricho? Está impidiendo mis planes.

—Creí que le tenías celos a él. —Señalé hacia Aarón.

—No puedo sentir celos de alguien que morirá. —se rio.

—¡¿Qué?! ¿Por eso haces todo esto? Es mi hermana, idiota. —Aarón lo interrumpió.

Alan me soltó.

—Oh, en serio lo siento. Soy un poco impulsivo —se hizo hacia atrás, y volvió a sonreírnos como si nada hubiese pasado —Alice... ¿Por qué no me lo dijiste antes? Ambos son bienvenidos.

—Hipócrita—le respondí.

—¿Sabes? Cambié de opinión, creo que deberíamos ir con mi hermano.

—Creí que le tenías miedo.

—Tú deberías temerle.

—¿Por qué? ¿Va a matarme?

—¡Dejen de pelear! —protestó Aarón.

—Te dirá lo que no quieres escuchar—Alan dijo eso, y se dio la media vuelta.

Aarón y yo volteamos a vernos. Cuando dijo eso, de verdad comencé a temer. ¿A qué se refiere con eso? ¿Me dirá lo que no quiero escuchar? Pero... Yo vine aquí por su ayuda. No debería sonar tan aterrador.

Empezamos a caminar detrás suyo.

—Alice, ¿sabes qué es lo que más odio? El engaño, y los secretos... Pero aún no decido cuál detesto más. Se parecen mucho ¿No lo crees? Cuéntame, ¿Qué odias tú?

—A los hombres como tú—las palabras amables no me salían, cuando él hablaba, me hacía sentir el deseo de romperle la cara. Sabía que tenía que calmarme, pero estaba realmente enojada.

—Ahhh, es una pena que tu hermanito haya interrumpido nuestro momento romántico. Pensé que lo estaba haciendo bien. Entonces dime, ¿Qué debo hacer para conquistarte?

—Descúbrelo después. Dijiste que te gustan los retos.

—Me fascinan.

Cuando puse mi atención al frente, estábamos cerca de una puerta enorme.

—Creí que no te gustaban las mentiras, pero las dices seguido. —le dije, refiriéndome a que sí hay puertas.

—Bienvenidos al comedor, éste es el único lugar donde encontrarán una puerta para acceder.

—¿Y por qué es eso? —Preguntó Aarón.

—Porque luce bien, perdería el toque misterioso si no abrimos la puerta para entrar.

—¿Hablas en serio? —me reí.

—Ya lo verás.

Alan comenzó a entreabrir la puerta, y estiró su mano invitándonos a entrar primero.

Llegó el momento de encontrarnos con Anthony, no hay vuelta atrás.

La abrí de golpe y entré caminando con total seguridad, aunque por dentro quería ir de vuelta atrás.

Había un comedor enorme, y en la orilla, estaba sentado un hombre con cabello negro y largo, desde que di el primer paso lo vi volteando a vernos. No parecía intimidante, su rostro incluso se veía amigable.

Él empezó a carcajearse.

—¿De qué se ríe? —me preguntó Aarón.

—No lo sé.

Me retracto, me siento intimidada entre más cerca estoy de él.

¿A dónde demonios me enviaste Dylan? Pensé.

—Siéntense a su lado, pero tengan cuidado—advirtió Alan.

Con inseguridad, ambos nos sentamos uno al lado del otro junto al supuesto Anthony. Él me estaba sonriendo sin decir nada, me incomodaba.

—Aaron, Alice... Esto es una gran sorpresa. ¿Qué los trae por aquí? Oí que me necesitan. —Se inclinó hacia el frente, acercando su rostro aún más hacia nosotros y sonrió ligeramente—estoy bromeando, no oí nada, por desgracia me perdí la pelea entre ustedes y mi hermano. Pero no hace falta. Sé a qué vienen.

Cuando hizo contacto visual conmigo, noté que sus ojos parecían cristales brillantes, con una tonalidad azul, pero por alguna razón me parecía familiar, incluso su voz, era algo que escuché antes.

¿Dónde vi esos ojos antes? ¿Por qué este hombre me recuerda a alguien que ya conozco?

—Me pregunto cuánto tardarás en acordarte de mí—me dijo. Él parecía disfrutarlo. Definitivamente no éramos extraños. En algún lugar nos vimos, de otro modo no se burlaría de mí. —No lo fuerces mucho. Y mejor cuéntame cómo es que huyeron de ahí.

—¿De qué estás hablando? —Alan preguntó.

—Vienen de la mansión de Beth, ¿no te lo dijeron?

—Espera un momento. ¿Cómo sabes eso? —interrumpí.

Al verlo una vez más, por fin pude recordarlo.

Es... Es el mismo hombre que me visitó aquella noche en la mansión de Beth. Tiene que ser él. Estoy casi segura.

—Te recuerdo. —comencé a hablar, pero con miedo a equivocarme—tú me ayudaste.

—Yo no diría que lo hice... sólo te mostré la verdad. Después de todo, a nadie le gustan los secretos.

—¿Tú también crees que son parecidos?

—Lo realmente parecido, es nuestra mansión contigo.

—¿De qué estás hablando?

—¿Alguna vez ellos te contaron que nuestra mansión tiene un nombre y una historia?

—Yo no sabía de ustedes.

—Claro que lo sabes, alguien ya te habló de nosotros. Sólo que no prestaste atención a las señales.

—¿Señales? ¿Y a ti quién te habló de mí?

—Tú sola estás presentándote ante mí. Señorita... Alice Sanders.

—Espera un momento... ¿Cómo sabes mi apellido?

Me exalté, él tenía sus ojos clavados en mí, y decía cosas imposibles de saber para no conocerme.

—Mi hermano lo sabe todo sobre ti, en realidad, lo sabe todo sobre cualquier persona que lo mire a los ojos por un par de segundos. —dijo Alan.

Lo recordé todo inmediatamente. Cuando Dylan y Fer se fueron, advirtieron que no debía abrir los ojos aquella noche, pero lo hice, y fue cuando él apareció. Pero... ¿Por qué? ¿Por qué me ayudó?, ¿cómo sabían ellos que me buscaría?, ¿por qué Dylan me envió con el hombre del que me ocultaban?

Ahhh, mi cabeza explotará.

—Acabas de arruinar el suspenso. Pero así es. Sé lo que has vivido cada día de tu vida y con quién. —Afirmo Anthony.

—¿Y me trajiste aquí por lástima?

—Tú eres dueña de tus decisiones. No tenía idea de que vendrían. El destino es tan interesante... —puso sus manos debajo de su cara, y recargó el mentón en ellas.

Sin dudas, también se daría cuenta de que Aarón y yo no somos hermanos.

Ahora entiendo por qué Alan quiso traernos de repente... si descubre que le mentimos se acabó, nos matarán. Bien hecho Dylan, olvidaste decirme ese insignificante detalle.

Necesito comprobar que lo sabe todo, tal vez sea un truco.

—Entonces, si ya lo sabes todo. ¿Vas a ayudarnos? —Le pregunté.

—No me gusta comprometerme.

—Vine en busca de respuestas.

—¿Y estás lista para escucharlas?

—Por supuesto. No te temo. Ni a ti, ni a cualquier mentira que digas. Si quieres que crea que lo sabes todo entonces demuéstralo.

—¿Tú me vas a demostrar que eres Alice?

—¡Deja de jugar! No vinimos a perder el tiempo, hay mucho en riesgo. —Perdí la paciencia y le grité.

—Hace algunos años...—él no mostró ninguna expresión, comenzó a hablar con tranquilidad—una niña indefensa huyó de una cueva. —No... debe ser una broma, de ninguna manera él sabe esto. Pensé—Estaba completamente asustada porque presenció una atrocidad. La muerte de su propio padre, siendo asesinado por una mujer insensible que se hacía llamar su madre ¿Te sabes esa historia? No recuerdo el nombre de la niña.

—Basta—sea lo que sea, no es divertido.

—¿No te gusta esa historia? Espera, tengo una que no conoces.

—No voy a escucharte—comencé a entrar en crisis.

—Un joven hechicero, talentoso y carismático, murió dentro de una cueva que nosotros conocemos como "Sanders", ¿sabes por qué se llama así?

—Deja de hablar—¿Qué dijo?, ¿por qué me tortura? Quiero que se calle.

—Es que, en serio me encantaría contarle esa historia a la niña, pero si no estás lista para oírme, tampoco lo estarás para recibir mi ayuda.

Anthony me dio todo un juego de palabras, difícil de comprender, pero doloroso de recordar, ¿Sanders? ¿por qué hace énfasis en mi apellido? Dijo que es su nombre, ¿la cueva tiene nombre? Imposible, debo continuar la conversación.

—Está bien, dime por qué se llama así.

—Porque ese hombre tenía el apellido Sanders, él era amigo de uno de los nuestros, y gracias a su valiosa información, ahora esa cueva nos pertenece. El nombre es en su honor, ¿te gusta?

—Mientes, él jamás sería aliado de un vampiro.

—Ah, ¿lo conoces? Porque me encantaría que me hables de él. Bueno, si es que a tu hermano no le molesta—volteó la mirada hacia Aarón.

—Aarón, vámonos de aquí—me levanté de la silla. —No soportaré que siga burlándose de mí.

Tomé de la mano a Aarón y ambos corrimos a abrir la puerta, rápidamente preparé mi varita para salir de ahí.

¿Cuál era el camino?

No conocíamos la mansión, estaba repleta de muros y pasillos. Atravesamos una pared tras otra con ayuda de mi magia, los pasillos eran tan similares... Comencé a pensar que no lograríamos escapar, justo como dijo Alan.

Anthony no es bueno, ¿Dylan me envió aquí por venganza? Debo volver y alejar a Nelly de toda esta mierda.

Al atravesar el siguiente muro, sentí cómo Aarón soltó mi mano, pero mi impulso al correr era tan grande que no logré detenerme a tiempo y tropecé, cayendo dentro de agua.

¿Qué demonios es esto? ¿Un lago?

Era profundo como para ser un charco. Vi una silueta, y una mano entrando al agua, al tomarla, ésta me jaló de tal forma que me puso de pie. Hmm, creí que era más profunda, pero sólo cubría por encima de mi ombligo. Pensé.

Mi mano, era sostenida por Anthony, el cual seguía manteniendo esa sonrisa macabra en su rostro.

Sentí la tensión, fue aterrador. Podía visualizarme muriendo en ese mismo instante. No tenía el valor de seguir huyendo, ¿para qué? Ahora sí se siente como un final.

—¿Qué quieres de mí? —Le pregunté.

—Quiero que dejes de huir de ese interesante suceso llamado destino.

—¿Destino? Todo pasó por consecuencia de mis actos. No hay ningún destino ¿Quieres que crea que el destino me trajo aquí? Tú me sacaste de la mansión de Beth, es parte de tu plan.

—¿Quieres mirar a tu alrededor por un segundo? Esto te atrae porque eres una hechicera. Llegaste aquí intentando huir, no hay una trampa. Es tu destino, acéptalo.

Al quitarle la mirada de encima, y voltear hacia ambos lados, comencé a respirar con mucha fuerza.

¿Qué es esto? Se me acelera el corazón.

Este lugar...

Los recuerdos me invadieron, el suelo, el muro, ¡El agua donde estaba parada! No....

—Es imposible. —Comencé a negar con la cabeza. —¿Cómo...?

No pude formular más palabras, mi padre murió aquí.

Comencé a llorar, el mismo suelo donde murió, m-mi, mi padre, murió ahí. Esa pesadilla, ¿por qué estoy aquí?

—Protegemos Sanders. —Anthony empezó a hablarme—Esta mansión fue construida por encima de la cueva para mantenerla oculta, —lo estaba escuchando con atención, mi padre y yo, nos adentramos al bosque cuando llegamos a la cueva, al igual que Aarón y yo al huir de Miranda... Definitivamente, es la misma cueva—y sus guardianes somos nosotros. Si van a vivir aquí tienen que saber que este lugar está prohibido. Nadie que intente entrar sobrevive. Sanders, es nuestra fuente de poder, así como tu padre, que fue de gran ayuda para nosotros.

—Deja de llamarlo así—le respondí—no viviremos aquí.

—No te dejaremos ir ahora que sabes nuestro secreto. Ya eres parte de esto.

—¿Y qué se supone que protegen?

—Magia.

No podía evitar sentirme sumamente incómoda al escuchar mi apellido, ¿Cómo pudieron ponerle un nombre? No era necesario. Mi padre me pidió que me alejara de los vampiros, no hay forma de que sean aliados, no la hay.

Sin importar lo que Anthony diga, me niego a aceptar mi "destino", es cruel y asqueroso, quiero irme lejos. Nunca tuve la intención de volver aquí. No quiero recordar, nunca más, nada con relación a mis padres. Desde que Giselle desapareció, no había vuelto a saber sobre esto, y así quiero que continué.

Mi madre podría estar detrás de todo esto... pero, aun así, era tan confuso, ¿Dylan conocía a mis padres? Me pregunto si él sabía todo esto, si por eso decidió enviarme aquí, o se trata de una horrible coincidencia.

De cualquier forma, Anthony no me soltó nunca la mano, yo seguía con las piernas dentro del agua.

—¿Por qué parece un sueño? —me pregunté a mí misma en voz alta.

Hicimos contacto visual, sus ojos brillaban al igual que aquella noche cuando me descubrió en la mansión de Beth...

No pudo ser casualidad, él fue por mí, tenía una razón para hacerlo. Pero sea lo que sea, Dylan y Beth parecían estar en contra de que me encontrara, ¡No tiene sentido que me oculten para luego enviarme aquí! ¿O sí?

No lo sé, no entiendo nada, sólo estoy aquí, frente a frente con el hombre de ojos azules, que tiene respuestas acertadas y un aura relajada que me asusta.

Pronto me di cuenta de que eso era lo que lo hacía tan especial, el hecho de saberlo todo lo convertía en el único ser capaz de decirme lo que sucedió después de la muerte de mi padre, pero también podría ser una trampa de Giselle.

Decidí confiar en Dylan, ya no importa quién es bueno o malo, quiero saber lo que me persigue y por qué, y si se trata de mi madre tendiéndome una trampa, voy a caer de una vez para ir a enfrentarla.

No puedo más con esta tristeza.

Vamos Alice, sólo una vez más, y luego podrás irte. Pensé.

—Está bien—le dije, comenzando a calmarme—ayúdame, estoy lista para enfrentar tus respuestas.  

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