El día que todo empeoró [Pt.2]
Después de lo sucedido, Aarón y yo hablamos con Nelly, ella iba camino al hospital para hablar con el doctor sobre Tate. En cuanto a nosotros... Decidimos retomar nuestros planes.
Era duro irnos así, la fecha límite para llegar se acercaba. Viajamos a California. Me preocupaba el estado de Nelly, cuando le dimos la noticia ella se puso muy mal. Todo estaba tenso pero ya íbamos en camino. La muerte de Tate fue inesperada y dolorosa, aún así Aarón insistió en continuar con esto. Tal vez debimos cancelar el viaje y quedarnos en casa, eso era lo correcto. No importaba que perdiera una oportunidad, ni siquiera quería tomarla desde un principio. Aarón estuvo emocionado desde que escuchó que querían tenerme en aquella película, él no quería quedarse, decía que Tate hubiera preferido que siguiéramos con nuestros planes, porque a él también le emocionó la idea cuando Aarón se lo contó, y a fin de cuentas ya habíamos aceptado.
Llegamos en la noche a California, quería invitarlo a cenar algo, ambos lo necesitábamos, así que le propuse ir a una cafetería cercana y aceptó.
Justo en la entrada, una mujer nos detuvo antes de abrir la puerta. Era una chica rubia como de veintitrés años de edad aproximadamente, su ropa estaba sucia, como si se hubiera revolcado en lodo, ella se puso frente a la puerta impidiéndonos el paso.
—Por favor necesito ayuda, es urgente —dijo ella. Observaba a su alrededor, estaba aterrada. —No me dejen sola, tengo miedo. Invítenme a entrar junto a ustedes —le tocó el brazo a Aarón, rogando con la mirada.
—¿Cuál es tu nombre? —le pregunté.
—Rosie —susurró.
—¿Te pasa algo?
—No puedo hablar aquí, intenté entrar por mi propia cuenta, pero me echaron porque estaba asustando a los demás —hablaba en voz baja. Aarón y yo nos volteamos a ver, asintiendo ligeramente con la cabeza casi al mismo tiempo.
—Entra, tal vez podamos ayudarte —respondí mientras abría la puerta.
Nos sentamos, y pedimos algo de comer. Ella estaba asustada, miraba hacia todas partes con impaciencia, parecía agotada. Y a pesar de ser extraña, tomamos la decisión de llevarla con nosotros.
—¿Qué fue lo que te sucedió? —le pregunté.
—Parece que no te ha ido muy bien el día de hoy —dijo Aarón.
—Este es el único lugar al que pude llegar corriendo, pensé que si estaba con otras personas nada pasaría, pero cuando entré e intenté hablar con ellos, pensaron que estaba delirando, los escuché hablando sobre mi aspecto. Me dieron comida con tal de que me fuera. ¿De verdad parezco una loca? —hablaba muy rápido y subió la voz en su pregunta. Al percatarse de que de nuevo la volteaban a ver se agachó y puso su cara sobre la mesa —Ya no sé qué hacer —un mesero se acercó a dejarnos tazas de café a los tres, en ese momento ella levantó la cabeza de la mesa para tomar un sorbo. —Tal vez debería salir y enfrentar el problema... de todas formas. ¿Quién me creería? Puede ser que esté delirando. —miraba aturdida hacia abajo, estaba atrapada en sus propios pensamientos, todavía no teníamos la oportunidad de decirle algo.
—No podremos ayudarte si no nos cuentas lo que sucedió.
—¿Puedo hacerlo aunque suene como una locura? —volteó a vernos directamente, sosteniendo la taza con ambas manos. Los meseros volteaban a vernos, susurrando entre ellos.
—Sólo si crees que podemos ayudarte —respondí.
—Mi novio... Tuvo una pelea con su ex novia, y ella envió a sus compañeros —hizo una pausa larga para seguir bebiendo café—, ella quería que me convirtieran.
—¿Convirtieran? No estoy entendiéndote —respondí confundida. —Está bien, he escuchado muchas cosas locas, puedes decirme —respondí intentando animarla a hablar.
Ella recorrió el sitio con los ojos y en un susurró nos dijo: —Son vampiros.
—No bromees —comencé a reír, tal vez un poco nerviosa.
—No bromeo —respondió molesta. —No han dejado de seguirme.
—Es una locura, los vampiros no existen —dijo Aarón, riendo también.
En el pasado mi padre me habló sobre ellos, seres oscuros, de distintos tipos, entre ellos... Vampiros. Jamás han estado relacionados con nosotros, suelen ser apartados y se mantienen ocultos la mayor parte del tiempo. Papá mencionó que eran peligrosos, podían ir prácticamente a cualquier parte, sin sentir miedo de que algo les pasara, nada logra intimidarlos, pueden destruir a cualquiera que se les cruce por enfrente, incluso a nosotros los hechiceros. La gente pensaría que una batalla entre un vampiro y un hechicero sería realmente épica, pero la realidad es mucho más decepcionante, ellos matarían a cualquiera de los nuestros con facilidad, son rápidos, fuertes, y lo más importante es... Que no importa cuánto daño les hagas, no pueden morir. «Provocar a un vampiro sólo puede llevarte a la muerte». Él siempre me contó historias sobre casi todos los seres existentes, quería que estuviera consciente de su existencia, y me advirtió sobre todos estos seres oscuros dijo que debía evitarlos por completo. Al recordarlo un escalofrío se apoderó de mí.
Pensándolo bien... «Podría ser cierto lo que Rosie está diciendo». Existen, pero no se mezclan entre los humanos, se sienten superiores a todos, son arrogantes, no me agrada ni pensar en ellos.
Es confuso cuando se trata de estos temas, la mayoría de las personas no lo creen, porque nada sucede ante sus ojos, pero para mí... Siendo una hechicera, negar su existencia sería ridículo. Podría ser cierto, o un delirio como dijo ella. Pero si había vampiros de verdad, cerca de nosotros, lo mejor sería alejarlos. Incluyéndola a ella.
—Lo digo en serio —Rosie se quejó.
—Yo creo que debes descansar, tal vez te hace falta —sugerí.
—No me hace falta descansar, si salgo por esa puerta ellos me matarán.
—Allá afuera no hay nadie —reí un poco fingiendo que no creía ni un poco en sus palabras.
—Se esconden. Por eso no pudieron verlos.
—No, no hay nadie, no te sucederá nada, te pido que te retires. No tengo tiempo para escuchar esto, me duele mucho la cabeza —contestó Aarón.
—Yo no mentiría con eso. ¡Ayúdenme por favor! —gritó golpeando la mesa.
La gente de nuevo estaba viéndonos, y un chico se acercó para llevarla a la salida.
—Sólo vete y descansa —respondió molesto.
—Voy a morir, y a ustedes no les importa ni un poco, creo que me equivoqué al pedir ayuda —comenzó a llorar, mientras la sacaban de ahí.
Por un momento me preocupé de que algo le pasara, pero no podría ayudarla aunque fuera verdad, lo que menos quería era involucrarme. Ya tenía suficiente de mis propios problemas.
Trajeron nuestra cena a la mesa, Aarón estaba serio tratando de hablarme, pero le costaba trabajo concentrarse, seguía en duelo. Decidí que este sería el momento de decirle mi secreto, con tal de distraerlo un poco, tal vez podría alegrar su noche con un poco de magia, mi padre hacía eso cuando estaba triste.
—Aarón, tengo algo que decirte.
—Dime. ¿Acaso también te persigue un Vampiro? —respondió sarcásticamente.
—No —me reí. —Pero lo que tengo que decirte tal vez te cause una sensación parecida.
—Te escucho —respondió mientras comenzaba a comer.
—¿Crees que esa chica se meta en problemas? —intentaba mirar por la ventana, pero no veía nada extraño. Contarle mi secreto iba a ser complicado, y mi preocupación por ella aumentaba.
—Estará bien, en cuanto terminemos la cena podemos llevarla a su casa, ella seguirá afuera. Sólo no quería escucharla.
—No sé por dónde comenzar a contarte esto... —me tranquilizó saber que Aarón tenía la intención de ayudarla a fin de cuentas. —Tengo un secreto.
—¿De qué se trata? —preguntó alzando la mirada hacia mí.
Escuchamos un grito fuerte proveniente de afuera. Se me erizó la piel, era una voz femenina. Podría jurar que era de Rosie.
No pude evitar preocuparme, me sentía culpable de haberla dejado afuera aun sabiendo que existía la posibilidad de que fuera cierta su historia. Si soy un ser mágico, al menos pude haberla ayudado en algo, pero no lo había pensado así hasta ahora. «Oh, vamos Alice, no puedes ser más estúpida» me dije a mí misma.
Salimos a ver que sucedía, sin embargo, no había nada a nuestro alrededor, incluso así los gritos se escuchaban. «No puede ser que haya cometido otro error, si esta chica muere por mi culpa estaré oficialmente maldita» pensé.
Corrimos siguiendo el sonido, llegando a la parte de atrás de la cafetería, la encontramos tirada en el suelo, totalmente inconsciente, no se movía, sentí que de verdad estaba muerta.
Aarón se acercó con la intención de levantarla, preguntándole si estaba bien, pero cuando trató de tocarla ella se levantó rápidamente y se abalanzó sobre él. Me asombré al verlo frente a mis ojos, ¿Un vampiro? ¿Ella estaba así desde antes? Esto era increíble, parecía sacado de una película de terror.
Jamás dudé de la existencia de estos seres, pero verlo frente a mis ojos era algo que no esperaba que pasara nunca en mi vida. Aarón estaba intentando alejarla con todas sus fuerzas, ella tenía un rostro aterrador que logró asustarme.
Inmediatamente saqué mi varita de la bolsa y corrí hacia él. Rosie todavía no había logrado acercarse lo suficiente a él como para dañarlo. Si me quedaba viendo una vez más esto terminaría en tragedia.
Por primera vez sentía que estaba actuando rápido, tenía ese impulso de querer salvarlo, y cada vez más miedo conforme me acercaba a ellos. «Si mi hechizo no funciona terminaremos ambos aquí». Lo tomé del brazo y nos transporté a ambos lejos de ese lugar, o al menos eso era lo que tenía que pasar... Lentamente abrí los ojos, no pude evitar cerrarlos por el miedo de no lograrlo como pasó con mi padre. Estaba resignada a contarle la verdad, pero nunca pensé que sería de esta manera.
Él estaba ahí, frente a mí. Me alivió verlo a salvo, «funcionó» pensé mientras le sonreía. Aarón estaba asustado, no me dejaba acercarme a él, pero tenía que explicarle de alguna manera que fue mi única opción, de lo contrario estaría muerto ahora. Él sólo me miró con la boca entreabierta.
—¿Qué, fue eso? —preguntó tartamudeando, con los brazos temblando.
—Puedo explicarlo —mi sonrisa se deshizo y guardé mi varita de nuevo. —Mi padre... —mis manos estaban temblando, me costaba trabajo hablarle porque se veía asustado —Es complicado Aarón. Necesitamos calmarnos un poco, todo sucedió muy rápido.
—Mi corazón late con fuerza. No me siento bien —se tocó el pecho.
Buscamos una banca y tomamos asiento. Tenía que enfrentar mis miedos tarde o temprano y él debía enterarse de la verdad, así que busque la forma de decírselo, no quería asustarlo más de lo que ya estaba, incluso para mí fue muy difícil asimilar que estaba viendo unos minutos atrás con mis propios ojos a un vampiro.
Con mucha calma, hablé con él sobre mi pasado, y le conté la verdad. No fue necesario explicar muchas cosas, creyó en mí. Era más fácil que lo creyera después de haber presenciado lo que hice. Se aclararon muchas cosas que él no pudo explicarse durante todo ese tiempo. Pero ahora sólo me preocupaba una cosa... Si había vampiros en California, sería mejor cuidarnos, y no debía exponer mi magia para evitar llamar su atención.
Después de todo, por más que quisiera, mi vida nunca sería completamente normal mientras supiera sobre estos distintos seres. Los reconocería con facilidad, eso hace difícil ignorarlos. Una vez vi un duende, pasó muy cerca de mí mientras caminaba, pero ignoré que lo había notado. Nunca más volví a topármelo. La mayor parte de seres que sé reconocer son inofensivos. No había visto un ser con tanta fuerza hasta ahora y sinceramente no quisiera verlo nunca más.
Había maldad en sus ojos, los vampiros son asesinos y más importante aún: inmortales. Esa cualidad en ellos es la que los vuelve invencibles. Mi padre tenía razón respecto a ellos. ¿Cómo no iban a creerse superiores con tantas ventajas? Hoy "vencí" a una, seguramente fue porque ni ella estaba consciente de lo que sucedía. Estaba segura de que cuando habló con nosotros era una persona común y corriente pero cambió de un momento a otro. Quería decirle a Aarón que nada sucedería, que no tuviera miedo, pero ni yo estaba segura de eso. El único lugar en el que podíamos estar a salvo era en la mansión a la que debíamos llegar, estando ahí ambos podríamos descansar, alejados de este día horrible, y continuado con nuestros planes.
Sólo espero no volver a ver una muerte más.
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