Condena [Pt. 1]

Permanecí por unos segundos observando a Aarón, sin hacer ni decir nada. Debería ser intimidante para él, sin embargo, continuó acercándose a mí lentamente sin pensarlo dos veces.

Él comenzó a aumentar el paso conforme avanzaba, hasta el punto de correr hacia mí y abrazarme. Me apretó con fuerza, y lo escuché llorar.

—¿Por qué Alice? —susurró cerca de mi oído, con la voz quebrada en llanto.

—Aarón, yo... —comencé a llorar también, seguramente necesitaba una explicación, «no puedo ni imaginar lo preocupado que estuvo»—lo lamento. —lo abracé. —No quería irme... —merecía una explicación.

—Dijeron que habías muerto, no puedo creer que estés aquí. —movía sus brazos de un lado a otro, podía notar su alegría de verme, de verdad... no parecía importarle lo que acababa de presenciar. —¡Me siento tan feliz de verte! —me soltó y se alejó para verme.

—Aarón, —hice una pausa. No sabía cómo decirle que teníamos poco tiempo para huir—quiero que vengas conmigo.

—¿Contigo? —se limpió las lágrimas, me miraba confundido. —¿A dónde? ¿Por qué?

—No vas a creer lo que pasó, es una locura. —comencé a relajarme un poco. Estaba lista para decírselo todo.

—¡Aarón! —una voz se escuchó. Volteamos a ver hacia la entrada, ahí estaba Beth. Lo agarré del brazo, ella sólo me miró por un segundo y desvió la mirada hacia Aarón. Discretamente empecé a esconder mi varita detrás de mi espalda. «me vio, no podré escapar ahora» pude sentir la presión. —¡Oh, Alice! —volvió a mirarme, con una gran sonrisa en el rostro. —¡¿Qué haces aquí?! Pensé que nunca más volveríamos a verte. —actuó sorprendida, pero sarcástica.

«Esa desgraciada...» la miré con desprecio sin que Aarón lo notara.

—No te preocupes, no estaré aquí mucho tiempo. —respondí tratando de sonar amable.

—¡Puedes quedarte todo lo que quieras! —Beth se acercó a Aarón y lo agarró del brazo. —Ven acá, Miranda está en problemas. —lo jaló y empezó a caminar hacia afuera.

—¿Miranda? —me pregunté en voz alta.

—¡Alice! Ya vuelvo, espérame aquí, por favor. —dijo Aarón, con algo de preocupación en el rostro.

—¡Nos vemos luego Alice! —gritó Beth, despidiéndose, manteniendo esa alegría en su tono de voz.

Ambos desaparecieron de mi vista, dejándome ahí parada y sola. Necesitaba pensar en un nuevo plan, ahora que Beth me vio no me dejará llevarme a Aarón. Había contemplado que esto podría pasar, pero no tan pronto.

Una mano cubrió mi boca, eso me hizo reaccionar e inmediatamente intenté quitármela de encima.

—Tranquila, no hagas nada... —dijo Dylan en mi oído. —No vengo a hacerte daño Alice. —Este hombre me tiene harta, pensé. Pero me quedé inmóvil, no quería volver a pelear. —Necesito que me acompañes, Beth tiene que hablar contigo. —Me soltó poco a poco.

—¿Qué eres?, ¿su mascota? —reí, preparándome para huir.

—Estás en su mansión, no me obligues a llevarte. —me sostuvo del hombro, como si supiera que intentaría huir. —¿Acaso no sabes el poder que ella tiene? Cariño, si ella quisiera ya estarías muerta—se paró frente a mí, obstruyendo el paso, parecía que sabía lo que iba a intentar hacer.

«Alice, ¿Escapar sigue siendo una opción? » me pregunté.

Fer me contó sobre Beth, tiene la capacidad de matar a cualquier vampiro con tal solo morderlo. Desgraciadamente esa es la enemiga que tengo que enfrentar.

¿Por qué no me mata a mí? No puedo parar de preguntármelo, es ridículo que finja frente a Aarón, podría matarnos a ambos en cuestión de segundos.

Ella tenía un plan... Podía presentirlo, así que mi nuevo objetivo, era descubrirlo a toda costa, por lo tanto decidí acompañar a Dylan, pero sin bajar la guardia.

Caminamos juntos hacia el último piso, en el transcurso guardé mi varita en uno de mis bolsillos, no quería que esa mujer volviera a robarla. Él no decía nada, tenía una actitud totalmente inofensiva conmigo. «Para nada similar a lo que era antes»

Llegamos a una habitación con puertas enormes, Dylan empujó una de esas puertas y me invitó a pasar. Con algo de desconfianza, entré, tratando de parecer calmada. Sabía que podría enfrentarme a cualquiera, vine preparada para eso, pero quería sacar a Aarón de aquí primero, mi misión principal era alejarlo del peligro.

Todo el salón estaba vacío, seguía manteniendo ese estilo gótico de la mansión, pero parecía como estar dentro de una iglesia, había unas cuantas bancas en medio, y hasta el frente, sillones enormes. Como en los grandes reinos de los cuentos.

Justo a mi izquierda, en el suelo; estaba sentada una joven, era pelirroja, de cabello rizado y ojos café, podía sentir su olor, eso me indicaba que era el probable almuerzo de Beth. Un vampiro se acercó a ella, ambos se me quedaron viendo, al parecer él no era una amenaza. El chico de ojos pequeños, piel blanca y cabello rubio, se sentó a su lado y la rodeó con sus brazos. Ambos lucían agotados.

Ellos continuaban viéndome, creí que tenían miedo, así que empecé a acercarme con el fin de aclararles que no iba a hacerles daño.

—Alice, no los molestes, tienen que despedirse. —dijo Dylan.

—¿Despedirse? ¡¿Por qué?! —pregunté con curiosidad, dando pequeños pasos hacia ellos.

—Será mejor que no te metas en más problemas, Alice. —advirtió.

Ignoré las palabras de Dylan, los vampiros siempre se creen tan listos, estoy cansada de que me hablen como si fueran mi padre. Así que me acerqué a ellos de todas maneras.

—Hola. —saludé con timidez, estaban aterrados. —¡No les haré nada! Tranquilos —hablé con la voz lo más calmada que pude y al ver que empezaron a tranquilizarse un poco, decidí seguir la conversación —¿Cuál es tu nombre? —pregunté dirigiéndome a la chica.

—J-jessica. —contestó insegura, tartamudeando un poco.

Sus ojos estaban llenos de miedo. De repente una fuerza mayor me lanzó hacia la pared, era Beth. «Estuve esperando por este momento unos cuantos meses, y por fin ha llegado».

Ella me tomó del cuello con una de sus manos, y muy enojada, me golpeo en la cara.

—¡¿Por qué lo hiciste, Alice?! ¡No tenías derecho a liberarla! —me gritó, sus ojos estaban más brillantes que nunca, y su rostro completamente enfurecido.

—Ella merecía salir de ese horrible lugar. —respondí con dificultad, me estaba apretando muy fuerte.

—Tendrás recuperarla. —amenazó.

—No. —intenté hacer que me soltara, sin éxito alguno. —¡Tú la estabas torturando! —la patee en el estómago, y por fin me soltó. —Yo no soy tu esclava. —casi caigo al suelo por su culpa, estaba comenzando a enojarme.

Beth se apresuró a correr hacia mí para volver a acorralarme contra la pared, pero pude observar con claridad sus movimientos, así que fui yo quien la acorraló.

—¿Qué me dices de ti? Eres una maldita hechicera, ¡Maldita Hechicera! —le grité. —robaste lo que era mío, y me engañaste para convertirme en esto. —comencé a apretarle el cuello. Este sentimiento no dejaba de ser satisfactorio, y odioso al mismo tiempo —yo no te tengo miedo, Beth. —hablé entre dientes, dejándola ver mis colmillos.

Dylan me jaló con sus poderes hacia atrás, quitándome de encima.

«Ese imbécil, siempre defendiendo a Beth».

—Alice, —Beth respiró hondo. —Quiero que te unas a nosotros. —habló directamente.

¿Unirme a ellos? ¿Por qué querría desgraciar mi vida de esa manera?

—¿Yo? ¿Unirme a ustedes? —comencé a carcajearme —¡Jamás!

—¿No te enteraste? ¡Por favor Alice! —soltó una risa fuerte, superando mi carcajada. —¿Creíste que podrías llegar por Aarón, e irte como si nada? —comenzó a acercarse a mí. Eso me puso alerta. —Aarón no puede enterarse de esto.

—¿Crees poder detenerme? En cuánto él sepa la verdad será más sencillo sacarlo.

—¿La verdad? Alice, —me miró intimidante. —¿Todavía piensas que lo mantengo aquí porque lo quiero? No seas tonta, hay reglas. —empezó a alzar la voz. —Si le mencionas una sola palabra sobre esto, sólo vas a tener dos opciones, lo muerdes o yo lo mato.

—¿Qué? —respondí anonadada.

Ella fue hacia el vampiro que vi unos minutos antes, él no parecía oponerse ni un poco. Le jaló el cuello hacia arriba y volteo a verme, con esa sonrisa de satisfacción que siempre hacía. Lo mordió y posteriormente lo tiró al suelo.

Todo sucedía muy rápido, él dejó de moverse, realmente estaba muerto. «Jamás creí que vería el poder de Beth desde tan cerca» comencé a sentir temor.

Jessica comenzó a llorar con desesperación, sentí pena por ella, por ambos, de hecho. Pero era de esperarse, después de todo lo que he visto esto se está volviendo una costumbre.

—Alice, —Beth volvió hacia mí, con el rostro victorioso. —Vamos a tratarte bien, no somos enemigos.

—¿Qué pasa si rechazo tu oferta? —pregunté, tragándome el miedo que sentí al verla utilizar sus poderes de una manera tan sencilla.

—No es opcional, Alice... —cruzó los brazos, se veía inconforme. —Hablemos, no quiero armar un alboroto. —ella me dio la espalda y fue hacia la salida, justo en la entrada volteó a verme, y con su dedo indicó que la siguiera.

Estaba molesta, confundida, y sí, también un poco atemorizada, pero decidí seguirla bajo ese pensamiento que me atormentó; si quisiera ya me habría matado.

—Alice, desde que te vi supe que serías un gran problema. —ella hablaba, caminando por delante de mí, sin voltear atrás. —pero estoy segura de que podrás adaptarte. —Beth bajó las escaleras, sólo me abstuve a seguirla, sin decir algo. —Te di la opción de irte y ser libre, pero ahora que volviste, sólo hay una cosa que puedes hacer. Únete a nosotros; tendrás todo lo que quieras, dinero, sangre, incluso fama si es lo que deseas, podrás convertir a quien quieras, nadie te hará daño, te apoyaremos, jamás estarás en peligro una vez más, estarás mejor que nunca. —cada palabra que Beth emitía, estaba llena de seguridad y confianza, pero yo estaba firme en mi decisión de rescatar a Aarón.

—Yo no voy a quedarme Beth, tú sabes a qué vengo. —quise mantener la misma firmeza que ella al hablar, no quería que sospechara de que me estaba intimidando.

—Estoy segura de que volviste por él, pero no será sencillo, no puedes decirle la verdad, Alice.

—¿Por qué no? —pregunté, manteniendo la seriedad.

—Son las reglas, ¿Pensaste que hacemos lo que queremos? Mientras estés dentro de mi mansión, harás lo que yo diga. Ahora estás muerta, prácticamente ya no tienes una vida. No puedes volver con tus amigos ni familia, no puedes estar junto a Aarón. —sus palabras se sintieron pesadas. —Él está vivo, ¿Quieres que termine igual que tú? Tendría que pasar por mucho dolor y... jamás te perdonaría. —se escuchaba sarcástica. —Eres su mejor amiga ¿Lo vas a matar? Oh Alice—comenzó a reír. —¿Lo habías pensado? ¿Qué vas a hacer con él? Eres tan cruel...

—No tengo que morderlo.

—Si Aarón lo sabe, no podrá seguir siendo humano. Lamento arruinar tus ilusiones, pero no lo tomes personal Alice, es una regla bastante clara entre los nuestros. Hasta los humanos la implementan en sus ridículas historias de vampiros.

—¿Por qué tiene que ser así? —empuñé mis manos.

—El hombre que acabas de ver morir, le dijo la verdad a esa chica... y se negó a convertirla, pero ya que él era muy débil me vi obligada a elegir quedarme con ella, por eso sobrevivió. Yo sólo me quedo con lo que a mí me sirve, ¿Por qué crees que sigues aquí? —se frenó por un momento. —No queremos ocasionar problemas entre vampiros y humanos, así que debes elegir; puedes guardar silencio, o puedes convertirlo.

—Pero... ¿Entonces que le diré? Él ya me vio y está esperando por mí.

—Nada. Ven con nosotros y no le digas nada.

—Beth... —dudé en seguir hablando. —no sería capaz de abandonarlo.

—Oww —habló conmovida, volteando a verme. —¿Tú crees que te extrañará? —levantó una ceja. —Debo mostrarte algo.

Ella caminó, y de nuevo la seguí. Comencé a escuchar un ruido entre más me acercaba a Beth, pasé por delante de ella en cuanto se detuvo, y me asome por el pasillo. Entre las sombras lograba ver a dos personas besándose.

«¿Qué tiene que ver eso conmigo? »

Ellos se separaron, logré ver la cara de esa chica mientras lo abrazaba, era redonda y pequeña, como de una muñeca de porcelana, y su cabello rizado, pero no distinguía el color por lo oscuro que era el pasillo.

—Te amo Aarón. —dijo la chica, recargándose en su pecho.

Mi corazón se partió en dos, como si me hubieran clavado un cuchillo en el pecho ¿Ella dijo Aarón?

Me quedé en shock. Jamás creí que al volver, Aarón estaría con alguien más.

Todo ese tiempo estuve entrenando, deseando llegar aquí. Quería besarlo como lo había hecho antes, pero tal vez... tardé demasiado.

Comencé a sentir remordimiento por haberme ido. Beth jaló mi brazo para seguir caminando, pero mis ganas de hablar habían desaparecido.

—En realidad, no era mi deber hacerte saber esto, pero debido a las circunstancias no me diste opción. Fue ridículo deshacerme de ti, Aarón es débil y aun así se enamoró otra vez. ¡Qué decepcionante! Pensé que tendría potencial—se quejó. —Pero ahora... sólo me interesa tenerte a ti Alice, quiero que seas parte de la mansión. Aléjate de él, déjalo vivir, y acepta mi oferta.

—¿Por qué tengo que dejar de hablarle? —pregunté, con el corazón aún confundido.

—Porque Aarón es muy insistente, y no te dejará en paz hasta que le digas por qué te fuiste. Además... ¿Podrás soportar verlo junto a ella?, ¿qué pasará después Alice? ¿te presentará a esa persona que tomó tu lugar? ¿Y luego qué?, ¿la matarás? Eso sería increíble... —comenzó a reír. —Te estoy dando la opción de seguir aquí, nadie va a molestarlo, te lo prometo. Jamás le hicimos nada, y no lo haremos, al menos que tú lo quieras. Es obvio que no puedes volver a tu hogar ni con tus amigos, porque ahora eres muy distinta, eso sería patético.

—Aarón, es lo único que tengo.

—¡Despierta, Alice! ¡Él se olvidó de ti! —gritó.

—No es así —me empecé a enfadar. —¡Tú le hiciste creer que estaba muerta! No me permitiste estar a su lado, no tuvo otra opción más que continuar con su vida. —le grité.

—No te dejaré ir, decidiste volver y correr el riesgo. —la molestia se notaba cada vez más en su rostro. —¿Qué planeas hacer ahora? No mentí Alice, ¡Estás muerta! —se acercó a mí. —Eres inmortal, podrías llegar a vivir miles de años, ¿Qué harás durante tanto tiempo? Puedes tener las relaciones que quieras con distintas personas —agitaba sus brazos con frustración—, puedes tener todo lo que quieras—bajó el tono de voz—si quieres... Puedes ir y decirle todo a Aarón, pero, ¿Lo morderás?, ¿quieres detener su tiempo ahora? —sus preguntas parecían un reto.

—¡Ya basta! —Me dieron ganas de llorar —¡Deja de torturarme así! Es difícil para mí. —Me quedé callada, reflexionando sobre todo lo que dijo. Si Aarón todavía tenía la oportunidad de alejarse y vivir normalmente ¿Debería ser tan egoísta y convertirlo? Él no merece algo como eso... y aunque me duele, debo decir; que voy a dejarlo ir. —¿Qué más me queda? —dije con resignación—está bien, lo haré. —Finalmente suspiré.

—Perfecto—Beth sonrió.

Escuchamos los pasos de alguien más, Aarón venía hacia nosotros. Beth me sonrió de nuevo, y en voz muy baja me pidió que me encargara de él.

Ella se fue por el pasillo, sólo me le quedé viendo.

«Esa mujer es realmente intimidante, y me siento como si hubiese decepcionado a Fer, se suponía que venía a buscar venganza».

—¿Tú y Beth juntas? ¡Vaya! eso sí que es nuevo —dijo Aarón, llamando mi atención—creí que no se hablaban mucho.

—Aarón, tengo que hacerte una pregunta. —interrumpí, apresurándome a terminar con esto de una buena vez. —¿Por qué te quedaste aquí?

—Bueno, yo...Quería pensar que volverías—se puso serio, agachando la mirada—No sabía si estabas en peligro, me sentía ansioso, molesto e impotente, te busqué durante días, pero jamás pude encontrarte. Tiempo después; Dylan me habló sobre tu muerte. —Contuve mis lágrimas, con sólo oírlo volvía a sentir ganas de vengarme. Él se veía muy triste, y todo por culpa de esos imbéciles. —No tenía a dónde ir, no quería volver a casa, me aferré a la idea de esperarte, por eso decidí quedarme aquí.

—Lamento haberte hecho perder el tiempo, —nuevamente suspiré. —Escucha, quiero que te alejes de mí —hablé tan fríamente como pude. Preparándome para seguir mintiendo. —¿Sabes por qué me fui? Estaba harta de ti Aarón. —su rostro se veía triste. —Todo el tiempo hablabas conmigo, ¡Me usaste para desahogarte! Pero no dudaste en ir a cogerte a Beth. Si tanto te molestaba estar con ella ¿Por qué tuviste que hacer todo esto para terminarla? Pudiste haberlo hecho desde que estábamos en Nueva Orleans, pero preferiste venir. —reí ligeramente. —¿Por mí?, ¿querías apoyarme a mí? Yo creo que sólo querías satisfacerte, y me arrastraste contigo, sólo me hiciste sufrir. —él quería hablar, pero yo seguía hablando, si paraba no sería capaz de retomar esta mentira. —Yo... desde hace mucho ya no siento nada por ti, olvida todo, ya no te necesito, no quiero tu amistad, eres un estorbo para mí —hablé con desprecio, enterrando mi tristeza en el fondo de mis más profundos sentimientos.

—E-es-to no, e-esto—empezó a tartamudear. —no es cierto—comenzó a llorar. Quería limpiar sus lágrimas, decirle que todo había sido una broma, pero ya no había marcha atrás.

—¿Crees conocerme? Eres un idiota Aarón, tú no sabes nada sobre mí.

Aarón se quedó mirándome, estaba muy confundido. Esto era como soportar el peso de un camión de carga, pero me mantuve fuerte, viéndolo a los ojos, sin titubear.

—No debí esperar—respondió decepcionado —No vuelvas a hablarme.

Él se fue, soltando un fuerte suspiro. Me arrepentía, «él no tiene la culpa, Alice» Tenía ganas de gritarle, llamarlo y decirle toda la verdad... pero el daño ya estaba hecho, sería peor convertirlo.

Yo realmente amaba a ese hombre, pero no quería que se quedara aquí atrapado. Por eso decidí condenarme a vivir sin él, por el resto de la eternidad.

Volví al salón del último piso; Beth estaba riendo sin parar. Al principio pensé que era por mí, pero me di cuenta de que Jessica estaba en suelo, siendo torturada sin razón aparente.

Me quedé en silencio y fui a sentarme a una de las bancas, no quería hablar, no quería sentirme derrotada por lo que acababa de hacer. Beth dio una orden, y otros vampiros a su alrededor continuaron torturando a Jessica. Me sentía muy mal, no era capaz de ayudarla, estaba remordiendo mi conciencia, no sé si hice lo correcto al aceptar su propuesta.

Suspiré, aún sin hablar, manteniendo la mirada abajo, sintiendo vergüenza de no haberme salido con la mía.

Pensaba en Aarón, esa cara... no podía olvidar la forma en la que me vio, nunca antes había visto tanta tristeza en sus ojos.

Utilicé mi capucha para cubrir mi cara, tratando de simular que no estaba llorando, seguramente Beth iba a burlarse de mí en cuanto se diera cuenta. Trataba de hacerlo en silencio, pero Jessica ya lo había notado, me estaba viendo simplemente, esperando a que hiciera algo, creyendo que iba a defenderla.

Cada vez era más sangre la que salía de su frágil cuerpo, su ropa estaba manchada y rota, ella cubría sus pechos con ambos brazos. Tenía la cara sucia y golpeada.

Su dulce olor me hacía desearla, quería beber, de verdad quería hacerlo.

Beth se aburrió de Jessica, y dio una orden para que se la llevaran. Tenía la curiosidad de saber a dónde, ahora que tendría que convivir con Beth, al menos debería decirme lo que piensa, era la mayor autoridad aquí.

—¿Cómo te fue? —me preguntó.

—¿A dónde la llevan? —pregunté con mucha intriga.

—Ni se te ocurra rescatarla, si vuelves a hacer algo como eso voy a matarte—amenazó, y luego me sonrió. Esos cambios de actitud tan repentinos comenzaban a preocuparme—Dime, Alice ¿Sabes cuál es tu poder?

—No aún, es un poco confuso por mis pode... —me detuve, ella no tenía por qué enterarse sobre mi magia descontrolada.

—¿Tienes algún problema con tu magia, Alice?

—No—respondí con miedo. —Mejor deberías explicarme qué hacías con mi varita. —ella rio.

—Eso no importa ahora. Lo que quiero es descubrir tu poder. Después de todo... trabajas para mí ahora.

—¿Y cómo planeas hacer eso?

—No te preocupes por eso.

Dylan y Beth se quedaron viendo por unos segundos, y después él se fue por la puerta. Él siempre sabía exactamente qué hacer, ni siquiera tenían que estar cerca, es el sirviente más fiel a ella. Parecía recibir órdenes perfectamente.

—Alice... ¿Hace cuánto no bebes? te ves demasiado sedienta.

—Dime... ¿No ibas a matarla? —pregunté, refiriéndome a Jessica.

—No, ¿De dónde sacas eso? Ella puede servirme en algún futuro.

—¿Como yo?

—En aquel entonces, la grabación era real, y todas las personas y actores en escena también. —se sentó a mi lado—Pero ya que nuestra estrella principal se fue, tuvimos que reducir el personal. Estuvo delicioso—se lamió el labio.

—¿Cómo es que logras que Aarón no te descubra?

—Magia, cariño. —se veía orgullosa.

—¿No te duele matar a tantas personas?

—Lo he hecho durante mucho tiempo. No me duele ni un poco.

—¿Por qué tengo que presenciar tus asesinatos?

—¿Tanto te incomoda? —se acercó a mi rostro, retándome con una mirada extrañamente tierna.

Dylan entró, el sonido de la puerta interrumpió la conversación, venía arrastrando a un hombre por el suelo, y lo soltó justo frente a mí, el hombre no estaba en sus cinco sentidos.

—Alice, él es tu nuevo amigo. —dijo Dylan.

—¿A qué te refieres? —pregunté enojada, levantándome del asiento.

—Con él descubrirás tu poder. —Beth entró en la conversación.

—No lo creo, no puede ni levantarse. —me quejé, señalándolo.

Mis deseos de beber sangre estaban aumentando, podía sentirme cada segundo más ansiosa, ellos estaban conscientes de eso, pero en lugar de decir algo, simplemente me veían, manteniendo esa sonrisa inocente, «Já, por favor, como si fueran tan buenos».

Sabía lo que iba a pasar, era cuestión de segundos, así que me hinqué frente a ese hombre, puse mi mano en su barbilla e hice que me mirara, su cabello largo estaba cubriéndole el rostro, era realmente atractivo, de piel morena y ojos negros, olía delicioso, si me acercaba un poco más no podría resistirlo.

—Eres tan... hermosa. —me miró como un bobo, estaba alcoholizado.

—De verdad lo lamento. —tenía que beber, lo decidí.

—¿Qué?

Mordí su cuello y lo abracé, mientras bebía de su sangre. Lo escuchaba quejándose, sentía sus brazos tratando de alejarme. «Sólo un poco más» pensé.

—Creí que no lo harías Alice—dijo Beth, compartiendo risas con Dylan. Solté al hombre, me estaba comportando como... ¡Agh! Justo como lo que soy.

—¿Qué quieren? ¿Quiénes son ustedes? —dijo el hombre, tartamudeando del miedo y alejándose deslizando su cuerpo por el suelo.

—Tranquilo—¿Ahora cómo iba a calmarlo? Me presenté de la peor manera.

—Tú—Beth lo señaló—estás aquí porque ella necesita un protector, sólo guarda silencio y déjanos trabajar, después podrás irte. —habló exigente.

No creí que fuera una buena idea maltratar a ese hombre para descubrir mi poder, él estaba completamente aterrorizado, se notaba en su mirada, como si estuviera esperando el mejor momento para salir corriendo. Además... ¿No sería una desventaja para mí que lo sepan? Dicen ser mis amigos, pero mis poderes no puedo confiarlos en los causantes de todo esto.

Sucedió rápido, Beth comenzó a torturar a ese hombre, y al poco tiempo me pidió que lo hiciera yo misma, con tal de descubrir, lo que fuera.

Y al final, nada de lo que hice valió la pena. Supuse que esto iba a pasar, que no importaría cuántas pruebas hiciéramos, si lo golpeábamos, si lo lanzábamos de un precipicio incluso, de todas formas nada funcionaría.

Me mantuve escéptica ante la idea de tener un poder especial. «Siempre ha sido así».

Ese pobre hombre ya no podía más, era obvio que necesitaba descansar y sanar sus heridas, me detuve, el hecho de estarlo golpeando me hacía recordar demasiadas cosas, como cuando Fer me entrenó, esa larga noche en la que no podía defenderme. Si no fuera por mis poderes probablemente hubiera sido más difícil para mí, «no puedo ni imaginar lo que debe ser para un ser humano común y corriente».

—Es todo por hoy, ya déjalo ir, se lo prometiste—le dije a Beth.

—No. Continúa.

—No, ¡Ya basta! —gritó con desesperación, totalmente enfurecido. —Esta chica me ha estado golpeando durante horas, ¡No quiero seguir aquí!

El chico se levantó y nos dio la espalda, corriendo hacia la salida, intentando huir. Dylan levantó su mano y la puerta se cerró de golpe, después el cuerpo del pobre hombre azotó contra la pared, y Dylan; aún sin tocarlo, comenzó a deslizarlo sobre la pared.

—¡No le hagas daño! —le grité.

—Si decide irse, morirá. —dijo Beth, con mucha tranquilidad.

—Lo sé, lo sé. —me alteré—Tranquilos. Dylan, bájalo. —me acerqué con las manos hacia el frente, tratando de calmarlo. —Sólo te pedí un descanso, no lo dejaré ir—supliqué.

—Dylan, ya suéltalo—ordenó Beth.

Dylan bajó su mano, y él cayó al suelo, inmediatamente me acerqué para ayudarlo a levantarse, pero incluso estaba molesto conmigo.

—Apártalo de mi vista—me dijo Beth.

El hombre se levantó enseguida, y sin decir nada me siguió.

Llegamos a mi habitación. Él se sentó sobre mi cama y agachó la cabeza. Su pierna sangraba, me estaba sintiendo culpable, así que saqué mi varita para intentar sanar su herida y rápidamente me hinqué frente a él.

—¿Q-qué me vas a hacer? —tartamudeó.

—Oye, tranquilo—le sonreí—Sólo voy a curar tu herida—Él me dejó comenzar, sus manos no dejaban de temblar, se notaba que estaba sufriendo un trauma por mi culpa, y al ver mi magia actuar, se asustó todavía más, pero no dijo nada, sólo tenía la respiración muy acelerada. —Hay muchas cosas que no entiendes, pero debes confiar en mí. Yo no soy como esos monstruos. —dudé de mis propias palabras, no quería reconocerlo. —¿Cómo te llamas?

—Soy Michael, ¿Y tú?

—Alice. Escucha Michael, lo lamento, no puedo oponerme a sus decisiones.

—¿También tienes miedo? —asentí ligeramente con la cabeza, terminando de sanar su herida.

—De verdad lamento haberte juzgado, creo que ya no eres tan aterradora—ambos reímos—dejaré que sigas tratándome así, sólo si me curas después de eso.

—Dalo por hecho—nos dimos la mano.

—¿No me matarás al final de esto? ¿Verdad?

—¡No! ¡Claro que no! no voy a permitir eso. Por ahora sólo acuéstate, puedes dormir aquí, no te preocupes, nadie vendrá a matarte—bromeé un poco.

Michael me sonrío y comenzó a prepararse para acostarse a dormir, lo merecía, ese hombre aguantó demasiado, más de lo que yo hubiera podido.

Salí y cerré la puerta de mi habitación, sería mejor darle privacidad.

Caminé de vuelta al salón del último piso, al abrir la puerta pude ver a Beth... ella estaba encima de un hombre semidesnudo, me sonrojé, no esperaba encontrarme con esa escena, ella se veía molesta, así que cerré la puerta, simulando que no acababa de ver eso.

Iba bajando por la escalera, me aceleré un poco. «¿Qué demonios le pasa a esta mujer? » justo en la parte de abajo vi a Dylan, estaba parado viendo hacia mí.

—¿Qué haces aquí? ¿No estás tratando de escapar o sí? —me habló, emitiendo una risita al final.

—No, en realidad buscaba algo que hacer, no puedo dormir y Michael se ha quedado en mi cama, ¿Qué se supone que haga durante toda la noche?

—¿Michael? —preguntó extrañado.

—El hombre que casi matas hace rato—dije con sarcasmo.

—Ya veo... estás haciendo un nuevo amigo.

—No te recordaba tan... amigable conmigo.

—Yo no te haría daño Alice, aunque me alegra haber sido quien te mordiera. Puede que pienses que fui cruel contigo, y espero que entiendas que estaba siguiendo una orden.

Un olor bastante familiar estaba aromatizando todo el ambiente, había estado cerca el tiempo suficiente como para saber que ese olor provenía de Aarón. Sentía desesperación conforme el olor se intensificaba, con la sed que tenía en ese momento sería capaz de matarlo. Dylan también se veía incómodo, ambos nos quedamos viendo, él me estaba pidiendo que resistiera, o al menos; así interpreté su mirada.

Poco a poco continué bajando la escalera, acercándome a Dylan, no sabía qué tan cerca estaba Aarón de nosotros, pero sabía que iba a terminar en desastre si no me apresuraba, así que corrí hacia Dylan, y lo abracé con fuerza, aferrándome a él para que no me dejara hacerle daño a Aarón.

—Alice... ¿No hay rencores, verdad? —susurró a mi oído, ignorando la presencia de Aarón.

Moví mi cabeza diciendo que no a su pregunta, y él comenzó a acariciar mi cabello.

En ese momento me di cuenta de que Dylan no era esa clase de "enemigo" que creí. De hecho; por alguna extraña razón su compañía me resultaba agradable.

Él me tomó de las piernas y me cargó, me sentía avergonzada, pero probablemente era la única forma de avanzar sin que él me soltara, caminar juntos abrazados sería un tanto más sospechoso, teníamos que disimular hasta el último segundo frente a Aarón, e irnos de ahí lo antes posible.

Puse mi confianza por completo en él, iba a sacarme de este problema, así que me recosté sobre su pecho, aún sin soltarlo, mis brazos rodeaban su cuello.

Lo que para Aarón podría estar siendo ahora una escena romántica, para mí significaba una forma de salvarlo, y alejarlo de todo esto. Aunque eso también suene romántico.

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