Sobre su Tumba

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Sobre su Tumba

Los viejos recuerdos se agitan desteñidos por el tiempo, como esas hojas amarillas, naranjas y ocres que se desprenden frágiles de las ramas de los árboles  y ahora tapizan el cementerio con una alfombra de tristes colores, que cruje bajo los pies de los dolientes a los que ahora solo les quedan los recuerdos.

Vestida de negro, lleva el luto mas allá de lo visible, el negro tiñe su corazón herido que late lastimero a un ritmo triste y anhelante, el viento sopla agitando sus rizos castaños y sus ojos nublados por las lagrimas ya están enrojecidos de tantas lagrimas que a vertido a lo largo de los días, los meses y los años.

Una hermosa lapida de marmolina blanca se vislumbra frente a ella y titubeante se acerca con un temblor que sacude su interior con dolor, traga fuerte la saliva intentando que el nudo en la garganta desaparezca, pero es algo imposible, como pedirle a sus ojos que no derramen mas lagrimas.

-Un año más. -Susurra al viento con la mirada fija en la lapida grabada, en esas letras finas que trazan un adiós que no es suficiente para  preservar su memoria.

Su mano se extiende mostrando sus dedos temblorosos que acarician la fría superficie sin vida y lanza un suspiro ahogado que rápidamente se transforma en un sollozo, aparta las hojas que han caído sobre la tumba, una a una las mueve con un cuidado infinito, con tal ceremonia que parecería más un ritual de permanencia que un adiós a un muerto.

No puede evitar pensar en el y que su interior se inunde con la pesadez de la tristeza, que el dolor agudo e indeseable la carcoma igual que lo hiciera en el mismo momento en que vio que sus ojos perdieron la luz de la vida.

-Un año más. -Repite angustiada con la voz afectada y temblorosa, con la mano extendida sobre la lapida y los ojos apretados para obligarlos a que dejen de verter mas lagrimas sobre la marmolina blanca. -Que diferente hubiera sido todo si aun estuvieras aquí. -Se dijo en voz alta antes de perder la firmeza y terminar llorando como una chiquilla asustada sobre esa sepultura.

Largos minutos se extendían, convirtiéndose en horas de soledad sobre esa tumba.

Se enderezo con torpeza sintiendo el cuerpo entumecido, pero su mente se habia aclarado, por fin estaba segura de lo que haría. Llevaba mucho tiempo pensando aquello, hacia mucho se había prometido no volver a recurrir a ese recurso, pero lo necesitaba tanto, deseaba decirle tantas cosas que no le dijo que no podía seguir aferrada a ese adiós que nunca tuvieron y ese pequeña pero gran noticia escondida en tanta tragedia.

Cuando sus ojos ya secos de tanto llorar le escocían, cuando el frio la comenzó a sacudir como el viento a las hojas, se enderezo por completo sacudiendo su ropa y de uno de los bolsillos del abrigo saco una pequeña bolsita de terciopelo.

Se puso de pie, caminando de un lado a otro intentando sosegar su corazón y cuando creyó que era el momento se paro de golpe frente a la tumba, extendiendo la palma de su mano coloco el contenido de la pequeña bolsita sobre su mano.

Cerró los ojos temerosa, con el corazón agitado, recordándose que esa solo era una ilusión y que a quien tendría delante no podría regresar, que ahora solo debía despedirse.

Abrió los ojos con lentitud sintiendo el suave viento rozar sus mejillas y removerle el cabello y cuando lo vio no pudo evitar sonreír dejando atrás las sombra el dolor y la tristeza.

Lo tenía frente a ella, con una sonrisa franca y transparente, no estaba como la última vez que lo viera con el cuerpo herido y su rostro lleno de dolor, sus ojos brillaban de una manera desconocida y su cabello se agitaba víctima del suave viento que soplaba.

-Tanto tiempo sin vernos Hermione. -Le dijo él.

-Mucho tiempo, es verdad. -Afirmo con una sonrisa triste. -Pero aun parece todo tan reciente como si hubiera ocurrido ayer.

-De alguna manera para mi es asi, todo ocurrió ayer, pero no debes preocuparte estoy bien.

-Lo se, pero no dejo de pensar que no debiste irte.

-Así tenía que ser Hermione.

-No es justo. -Se quejo con nuevas lágrimas viajando por sus mejillas.

-Quizás no, pero no podemos cambiar lo ocurrido y no me arrepiento de nada, estoy tranquilo, creo que después de todo si pudiera cambiar las cosas, no lo haría, repetiría todo pues no me arrepiento de nada.

-Es que eres muy valiente para pensar de otro modo.

-Tal vez o quizás soy demasiado obstinado, algo tuve que aprender de ti en todos esos años de escuela. -La chica sonrió con nostalgia por el comentario. -Además creo que lo único lamentable es que mi apellido termino conmigo.

-En eso te equivocas, he venido a decirte algo importante, pues creo que donde estas no hay manera de que sepas sobre un pequeño secreto que no alcanzaron a revelarte.

-A que te refieres. -Pregunto curioso.

-Te aseguro que tu apellido continuara y tendrás una larga descendencia.

-¿Pero cómo? -Pregunto atónito con una sonrisa tonta en los labios.

-Es una gran historia que ahora voy a contarte. -Le dijo Hermione sonriendo por primera vez esa tarde con una sonrisa autentica de felicidad.

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Los juicios contra los  mortifagos capturados se extendieron por varias semanas, habían dejado al último aquellos casos de los dobles agentes infiltrados en el bando de los malos.

Harry, Luna y Hermione se mantuvieron firmes en la defensa de los chicos de Slytherin, los protegieron a capa y espada contra todos aquellos que intentara manchar su honor o desmerecer los riesgos que había corrido durante los últimos meses.

Fueron muchos los que intentaron atacarlos esperando que sus largas condenas fueran reducidas, pero en ninguno de los casos lograron que sus palabras los perjudicaran, la misma Mcgonagall se había dado a la tarea de informarles que hacia meses que estaba al tanto de lo ocurrido al igual de que se había protegido a toda costa la identidad de los involucrados sabiendo lo peligroso de sus misión.

Granger fue la defensora más tenaz y ferrea, la que aporto más datos concisos sobre los hechos ocurridos en la torre de premios anuales, quien les contara de todas las vidas que lograron salvar gracias a la información proporcionada, así como lo mucho que arriesgaron sus propias vidas y las tantas veces que estuvieron en la torre diseñando y planeando las estrategias a seguir.

-De no ser por ellos tendríamos mucho más que lamentar.

-Eso no es suficiente si pretende que los exoneren. -Le había contestado  uno de los presentes.

-¿Me puede decir que sería suficiente?  Pues si más no recuerdo gracias a ellos se evito la toma del ministerio, gracias a ellos se protegió el colegio y se salvaron centenares de vidas, cree ustedes que no es suficiente los riesgos que corrieron.

-No quiero decir eso señorita Granger.

-Si no trata de decirme eso, explíqueme, porque no entiendo que a pesar de todos los esfuerzos, de la poca colaboración de su parte, de los muchos riesgos y las lamentables bajas estamos aquí discutiendo sobre la vida de personas que dieron todo por la causa justa.

-Debe de comprender que con los antecedentes de sus familias.

Esas palabras la pusieron furiosa, haciéndola perder los estribos se levanto exaltada.

-Pensé que habíamos dejado atrás los perjuicios y habíamos ganado después de esta guerra y la pasada, el derecho de dejar de ser separados como ellos o nosotros por la sangre o las condiciones que marcan a los magos. Le recuerdo que mis padres eran muggles e igual murieron por una causa que no era la suya. -Dijo firme. -Ahora bien viene usted a juzgar a mis compañeros de lucha por los errores de sus padres, por sus apellidos y esos antecedentes familiares que no son su culpa. ¿Dónde está entonces por esa igualdad por la que hemos luchado? ¿Por la que tantos y tantos murieron? ¿Con que derecho van a juzgar o condenar a alguien por que el único delito que han cometido es el apellido que han heredado? Discúlpeme señor  pero en ese caso hemos fracasado y todo esta maldita guerra solo a sido un juego inútil. Y si me equivoco, demuéstrelo, cálleme la boca haciendo justicia, liberando a esos que considera culpables solo por sus apellidos o le aseguro a usted que de otro modo no me quedare quieta ante tal injusticia.

-Que insolencia ¿Nos está amenazando?

-Hermione Granger no amenaza, pero sus palabras no dejan de ser ciertas y no está sola cuando dice que de ser necesario no se toleraran injusticias contra nadie,  creo que a sido suficientemente clara, no podemos ni debemos volver a cometer los mismos errores, porque le recuerdo que injusticias como esta se han cometido en el pasado y le aseguro que no estamos dispuestos a tolerar que inocentes vayan a la cárcel por la incompetencia y la mente cerrada de aquellos que dice luchar por la igualdad y la justicia y pasan sobre ella para sentirse satisfechos. -Harry se había puesto de pie apoyando las palabras de su amiga con fervor recordando como su padrino habia pasado tantos años en Azkaban pro un crimen que no cometió.

Hermione sonrió satisfecha y apretó la mano de Harry con orgullo.

-Creo que no es conveniente exaltarnos y tomar decisiones a la ligera. -Dijo a manera de disculpa con la cara roja de indignación y vergüenza.

-No creo que sean decisiones a la ligera si se está hablando de la vida de jóvenes inocentes que corrieron riesgos y pagaron altos costos con tal de que no murieran más inocentes.

-Necesitamos meditar la situación señorita Granger, señor Potter.

-Estamos de acuerdo su señoría. Solo tome en cuenta que buscamos la justicia por la que hemos peleado todo este tiempo y por la que se han sacrificado tantas vidas de inocente, le aconsejo que lo tome en cuenta en sus deliberaciones. -Le dijo más tranquila pero firme la castaña.

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Cuando Luna subió al estrado, fue algo tan bizarro que no tardo todo mundo en exasperarse, pero dado que ella era quien había sido el guardián del secreto desde el momento en que todo inicio no se pudo prescindir de llamarla.

Con su pasividad característica confirmo que Draco Malfoy, Theodore Nott, Blaise Zabini y Pansy Parkinson formaban parte del plan secreto para infiltrarse en las filas de Vladimir Parkinson.

Tenía tan capacidad de hablar de manera tan liviana y desordenada que ni siquiera fue necesario que mintiera durante el interrogatorio, pues afirmaba un par de cosas antes de ponerse a divagar sobro diferentes temas y soltaba otras tantas cosas al aire que dejaba que interpretaran los demás a su parecer, que al final solo se concluyo en que lo dicho apoyaba completamente las declaraciones de sus compañeros.

Bajo del estrado radiante con una sonrisa en los labios y sus largos cabellos meciéndose sobre su espalda ante los rostros alterados y exasperados de los testigos que nunca habían presenciado un interrogatorio tan bizarro.

Al final de los juicios los Slytherin fueron eximidos de toda culpa, la amenaza en las palabras de Hermione Granger y el apoyo de Harry Potter hicieron saber que no tolerarían lo contrario.

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-Son ellos. -dijo mostrándole un foto mágica donde dos pequeños, un niño y una niña de apenas tres añitos se mostraban sonrientes a lado de una anciana y una joven mujer. -Creí que merecías saberlo, ella se llama Alice y el se llama Frank Neville.

-Son hermosos. -Neville a pesar de ser solo un espíritu tenia los ojos brillantes y llenos de orgullo.

-Y muy inteligentes, la pequeña Alice ha roto todas las masetas de su bisabuela creo que heredo tu gusto por las plantas y Frank tiene un carácter dulce y tranquilo supongo que también es gracias a ti.

-¿Y cómo esta ella? -Señalo a Hanna

-Piensa mucho en ti, te quiso mucho, aun te quiere y la llegada de sus hijos le ayudo mucho en aceptar tu perdida.

-Entiendo. -Le dijo con una sonrisa. -Podrías cuidar de ellos por mi.

-Así a sido y así será Neville, te lo prometo.

-Creo que ya es tiempo de que te vayas Hermione y por favor no llores mas por mi, no te sientas culpable por mi muerte, no fue tu culpa.

-Pero si yo…

-Por mucho que quisiéramos las cosas son así. -Le interrumpió. -No cargues con mi muerte yo estoy en paz, solo te pido que cuides de ellos y muchas gracias por darme esta alegría tan grande.

-Gracias.

-Gracias a ti Hermione por no soltar mi mano, por darme esta maravillosa noticia, estoy tranquilo sabiendo que cuidas de mis hijos y de Hanna.

-Adiós Neville.

-Adiós Hermione. -Fue lo último que escucho al soltar la pequeña piedra dentro del saquito.

La foto que llevaba de los hijos de los gemelos de Neville y Hanna la acomodo con cuidado sobre la lapida y con un hechizo la pego de manera permanente como un recordatorio de que los sacrificios hechos por sus seres queridos muertos habian sido por algo, por darle un mundo mejor a esos pequeños.

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