Resignada a su Destino

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Resignada a su Destino

Afuera comenzaba a llover, como si el fin de esa noche y el inicio del día necesitaran un toque más dramático. Lo que había empezado como una lluvia ligera iba poco a poco evolucionando en una tormenta feroz que hacia crujir los arboles que rodeaban la Mansión Malfoy por los fuertes vientos que se habían desatado, aullaban las ramas agitadas por las ráfagas veloces y gruesas gotas caían con fuerza mojándolo todo.

Adentro, parecía que el tiempo se había detenido, los nervios estaban a flor de piel, en el salón principal estaba congregados los sobrevivientes de ese fallido intento por derrotar al ministerio y al colegio de magia y hechicería. Eran 15 personas en total, más aparte aquellos infiltrados que estaban al frente de la comitiva.

Nott, Zabini y Malfoy permanecía con su frialdad característica, con el rostro indiferente como si ahí no pasara nada, como si estuvieran en cualquier otro lado, libres de peligro. Los tres con su ropa impecable en color negro, ya no era necesario ocultar su rostro con la máscara plateada.

Vladimir sentado en un sillón a un lado de la chimenea, miraba a todos fijamente, pasaba su vista de uno a otro, tratando de adivinar quién era el culpable de que sus planes hubieran fracasado ¿Quién o quiénes? Debían sufrir su venganza implacable.

Pansy se encontraba de pie a un lado del que había sido su líder y amante. Esperaba, solo esperaba su momento, ese momento donde haría que se arrepintiera de haberla utilizado de esa manera.

Tensa a un paso de Vladimir, el odio que sentía se expandía como veneno, quemándole la entrañas, apretaba con demasiada fuerza el respaldo del sillón, intentando aplacar sus ansias, su sed de venganza. -Espera, solo espera obtendrás lo que buscas. -Se decía mentalmente intentando acallar esa furia que se estaba desbordando en su interior.

No iba a tener piedad, ninguna reserva al hacerlos pagar, ya no le importaba morir, estaba tan cegada en hace que pagaran por sus humillaciones que nada mas importaba.

El único sonido que se escuchada en esos momentos eran las suaves respiraciones de los presentes, nadie se atrevía a moverse, todos esperaban que algo ocurriera de un momento a otro.

Afuera la lluvia arreciaba y los truenos parecían partir el cielo por la mitad, aun así todos los presentes parecían estatuas inmóviles de no ser por el movimiento de sus respiraciones, sabían que algo estaba a punto de pasar aunque no supieran que era exactamente.

Presente también estaba el mentor de Vladimir, el Señor Weber, ese que le enseñara todo lo que sabía del manejo del alma, sobre como apoderarse del cuerpo de otro para poder vivir más, para vivir una vida que no les correspondía pero que podían arrebatar para buscar poder e inmortalidad.

El señor Weber parecía tranquilo y miraba inquisitivo a Nott, su nueva presa, esa promesa de pago por sus servicios. Había perfeccionado sus técnicas, ahora era más fácil y se corrían menos riesgos al apoderarse de un nuevo cuerpo. Era un hombre sin escrúpulos que se justificaba pensando que era por la ciencia mágica, por mejorar, por lograr el perfeccionamiento en la materia, sin importar los costos, las vidas humanas invertidas, después de todo creía que solo eran pequeños sacrificios que tenía que sortear para lograr algo mas grande.

Nott había sido el elegido para ser el nuevo santuario del alma de Weber, después de todo era un sangre limpia, joven y rico. No había sido una elección difícil de tomar, había sido por demás obvio para Vladimir  que se inclinaba por él desde un inicio, conocía demasiado bien a su maestro, lo suficiente para conocer sus gustos en los experimentos, además de que para aumentar las posibilidades de su éxito debía ser una persona fuerte para que soportara el proceso de expulsión del alma y así mismo recibiera la nueva.

El momento había llegado cuando por las escaleras decencia Hermione y Luna, escoltadas por Fedra. Aun ahora era difícil saber qué mente dominaba el cuerpo en esos momentos, su rostro se mantenía inexpresivo, al igual que sus ojos  que  habían perdido su brillo característico, parecía como si una fina capa los cubriera opacándolos.

Draco se tenso al verlas bajar. Algo extraño pasaba,  Hermione no le miraba, sus ojos castaños parecían velado, como si hubieran perdido ese color amielado original, no mostraba expresión alguna en su rostro, lucia ausente, como adormecida, pero bajaba cada escalón de manera glacial. Sus pupilas habían tomado un color grisáceo opaco y lo mismo ocurría con Luna. Los ojos azules de la rubia también habían perdido su color natural, un turbio color los sustituía como si cataratas estuvieran ennegreciendo sus miradas.

-¡Bienvenidas! -Exclamo y con elegancia, se levanto Vladimir de su asiento y por primera vez su rostro mostraba una sonrisa cuando se encamino al inicio de las escaleras para tenderle cortésmente la mano a Hermione.

La mano de Granger se poso delicada sobre la fuerte mano del moreno que sonrió complacido mirando de soslayo a Fedra que mantenía el rostro inexpresivamente concentrado.

Fue entonces que Draco comprendió que estaban bajo la maldición imperius.

-Simplemente Preciosa. -Admiro Vladimir mientras hacía girar a Hermione sobre si misma sin soltar su mano.

Era cierto, Luna y Hermione estaban vestidas de manera exquisita y sus cabellos estaban acomodados en peinados elaborados que las habían lucir como de la realiza. Malfoy reconoció esas ropas, pertenecían a su difunta madre. Y como todo lo que ella poseía mostraba su buen gusto.

Hermione lucía un hermoso vestido largo en color verde esmeralda, con bordados de plata en el escote, que se extendían hasta las pequeñas mangas abombadas de un color verde mas pálido, el corsé se amoldaba a su figura destacando su estrecha cintura y levantando su pecho haciendo que se irguiera tímido por el escote, mostrando un poco de esa piel bronceada, solo lo justo para no ser vulgar pero si provocativo. El faldón bajaba por sus caderas con un amplio vuelo, los bordados se extendían por la tela de ambas tonalidades de verde, sin duda alguna el color le favorecía.

Las manos enguantadas delicadamente y altos tacones, le daban un toque femenino. Llevaba el cabello recogido en un moño alto y una pequeña tiara de diamantes y esmeraldas la coronaban haciéndola lucir todavía más como una princesa de algún cuento, incluso lucia a juego una gargantilla que debía haber pertenecido también a Narcisa Malfoy, y en su dedo del corazón, sobre su guante un anillo precioso en forma de serpiente.

Después de girar sobre si misma, Hermione se inclino un poco haciéndole una pequeña reverencia a Vladimir, su rostro no mostraba expresión alguna,  no parpadeaba, solo veía con los ojos velados y vacios. Estaba siendo manipulada hábilmente, era en esos momentos una muñeca sin alma o voluntad, solo una marioneta a la cual le debían  jalar los hilos para hacer que se moviera y actuara.

Luna a su lado con la misma expresión perdida, los ojos abiertos y perdidos en una nebulosa oscuridad que les impedía ser ellas mismas. Estaba la rubia elegantemente arreglada, al igual que Granger, mas su vestido era más discreto en tonalidades de color azul.

Nott apretó los dientes con fuerza y  solo porque Blaise le toco del hombro logro distraerlo para que no cometiera una locura

-Toda esta listo. -Informo Weber.

Vladimir miraba embelesado a Hermione, sin soltar su mano sus ojos se perdían en su rostro y escote, logrando que adquirieran  sus ojos con un toque malicioso lleno de deseo.

-Hermosa. -Afirmo besándole los labios.

-Es tiempo. -Le recordó con cierta impaciencia su maestro.

-Lo sé, es que es inevitable no admirarla. Déjenos solos. -Ordeno. -Solo Pansy, Malfoy, Nott y Zabini quédense. -Todos obedecieron.

Vladimir guio a Hermione  hacia un amplio sillón en un extremo del salón, haciendo que esta se sentara, lucia tan dócil y manejable que incluso parecía otra persona, su rostro inexpresivo se quedo fijo en un punto.

-¿Qué ocurre Kendra? -Pregunto Parkinson a la pelirroja que tenía el ceño fruncido por el esfuerzo.

-Se resiste. -Dijo con voz cortada.

La capa turbia que cubría las pupilas de Granger comenzaba a disiparse y como si despertara de un sueño comenzó a parpadear varias veces. Su cuerpo temblaba ligeramente, sus manos antes colocadas suavemente sobre su regazo comenzaron a cerrarse en un puño apretado y tenso.

-Incarcelum.  -Conjuro el moreno haciendo que gruesas cuerdas atara a Hermione al instante antes de que saliera por completo del hechizo. -Eres muy fuerte. -Admitió con cierta frustración en su voz. -En tal caso será más conveniente comenzar con tu amiga, estoy segura que eso te encantara Kendra.

Era la primera vez que Vladimir se dirigía a la pelirroja por ese nombre, el tenia la seguridad que se tratada de su aliada la que dominaba el cuerpo. La hermana mayor siempre se sobreponía a la menor, sin importar que esta fuera la dueña legitima del cuerpo.

La pelirroja sonrió divertida, dando pequeñas palmadas de emoción. Sus ojos negros brillaban excitados y junto a la sonrisa que mostraba hacia que sus rasgos suaves se tornaran en una mueca enloquecida propia de la mismísima Bellatrix Lestrager.

-Sera fantástico, aunque no creo que le guste mucho a Fedra. -Dijo de manera infantil como si en verdad le preocupara lo que pensara o sintiera su hermana, se llevo la mano sobre su pecho fingiendo mortificación, antes de soltar una sonora carcajada.

-¡Dejen a Luna en paz! -Exigió Hermione con el rostro contraído por la furia, recién despertaba por completo del transe ocasionado por el imperius. El temblor en su cuerpo aun no desaparecía totalmente, pero claramente estaba  furiosa.

-No estás en posición de exigir querida. -Dijo una sonriente pelirroja que no ocultaba la divertida que estaba. -Ven acá. -Le dijo a la rubia que no tardo en obedecer y acercarse.

Luna seguía en ese estado de adormecimiento, su rostro dulce permanecía sereno y se dejaba hacer sin oponer resistencia aparente.

-¡Suéltala!  -Rugió Granger cuando Kendra la tomo de la mano y la sentó en el otro sillón que estaba a solo pocos pasos de distancia.  La pelirroja se acomodo a su lado, sin soltar la mano de Luna.

Nott apretando la varita escondida dentro de su túnica, estaba enloquecido, desesperado por sacar a Luna de ese lugar.

-Cálmate. Recuerda el hechizo. -Le susurro Malfoy entre dientes intentando que no lo escucharan.

Fedra sufría interiormente pero sabía que era necesario hacerlo. Se mantuvo quieta sosteniendo la delgada mano de Luna con la suya, esperando, solo esperando que lo inevitable pasara.

El señor Weber atrás del  largo sillón tapizado de color negro, a sus espaldas comenzó a hacer complejos movimientos con su varita mientras recitaba un hechizo en latín, conforme las palabras fluían de su boca un cambio importante se presentaba en las dos mujeres.

Vladimir observaba complacido sin prestar demasiada atención en los demás presentes. Los cuatro Slytherin contemplaban atónitos lo que ocurría, los cuerpos de ambas chicas comenzaron a brillar como si su piel tuviera luz propia.

La pelirroja entreabrió los labios después de un largo suspiro y una voluta de luz salió de su boca, con lentitud frente a ella esa pequeña luz fue expandiéndose, tomando forma, dejando frente a sus ojos la imagen de una mujer.

Translucido como un fantasma se hizo presente, todos contuvieron el aliento unos segundos impresionados y confusos de lo que pasaba antes sus ojos.

Pansy no sabía que ocurría pero su mente trabajaba ya a una velocidad sorprendente tratando de entender, de comprender por qué la había llamado Kendra. No sabía los ¿Por qué? o los ¿cómo?  Pero en el momento que ese haz de luz tomo forma comprendió de alguna manera que eran dos personas, Fedra y Kendra eran dos personas.

El rostro de Vladimir mastaba fascinación, admiración de lo que ocurria, ese evento que se desarrollaba ahora frente a sus ojos no tenía que ver con aquellos experimentos que hiciera en su juventud, esto era más sorprendente. Podía ver la espalda de esa aparición fantasmagórica y traslucida.

Lucia etérea, con el cabello largo cayendo por su espalda y algunos mechones ondeando como si algún vientecillo lo agitara, sin embargo, no había viento alguno que hiciera que su cabello se meciera de esa manera.

Se diferenciaba esa aparición de un fantasma porque sin importar la apariencia translucida casi transparente no perdía por completo el color real de ese cabello rojo fuego, de esa piel blanquecina  y el cuerpo bien definido de la joven.

Hermione se agitaba entre las cuerdas apretadas que se ceñían en su cuerpo, bufaba desesperada, estaba claramente colérica, furiosa como una bestia hambrienta.

Los tres muchachos se preparaban, con movimientos lentos habían cogido sus varitas y estaba a la espera de tener la oportunidad de hacer algo, pero Vladimir estaba demasiado cerca de Hermione, y Draco temía equivocarse en sus cálculos y dañarla. Por su parte Theodore estaba desesperado apretando con excesiva fuerza su varita, conteniendo el aliento, rezando por que el hechizo funcionara.

En el sillón de dos plazas seguían inmóviles las dos mujeres, Luna había cerrado los ojos como si callera de repente en un profundo sueño, recargo su espalda en el respaldo, en ese instante Nott sintió como su corazón se encogía de angustia. A su lado se mantenía la pelirroja inmóvil, con los ojos abiertos y el rostro inmutable. Veía sin ver esa aparición que se había formado ante sus ojos, respiraba a penas levemente como si sus signos vitales se hubieran reducido de manera peligrosa, su corazón latía débil pero contante y la respiración se hacía dificultosa.

Un delgado hilo de luz aun unía esa alma al cuerpo de la pelirroja. Y el brillo en el cuerpo de Luna se hacía intermitente, su piel blanca había adquirido una mayor palidez y a pensar del brillo que despedía era como si opusiera resistencia a expulsar su propia alma para dejar el cuerpo libre para ser habitado por Fedra.

Esa había sido la maquiavélica idea de Kendra, hacer sufrir aun mas a su hermana menos obligándola a vivir en el cuerpo de Luna.

En un abrir y cerrar de ojos todo paso. La pelirroja jalo aire con fuerza como si se estuviera ahogando, echando la cabeza hacia atrás aun con los ojos sumamente abiertos y cuando exhalo el aire contenido sus facciones se suavizaron, su corazón latió entonces de manera frenética y en un solo movimiento saco su varita rompiendo ese hilo de luz que aun la unía con el alma expuesta.

Tranquila se puso de pie con una sonrisa en los labios, sus ojos negros como dos pozos brillaban de manera enigmática, satisfechos, gozosos de lo recién ocurrido.

-Por fin me decirse de ti. -Le dijo con la voz llena de resentimiento a la brillante alma que ahora podía moverse y la miraba fijamente con expresión alterada.

Fue cuando se giro esa figura translucida que Vladimir se dio cuenta que algo estaba mal. Pero ya era tarde, la pelirroja ya estaba al lado de Weber apuntando a su garganta con la varita.

El alma Flotaba en  medio del salón, ahora sin un cuerpo el cual habitar no podía hablar, pero su rostro mostraba desesperación, miraba suplicante a Vladimir, incluso se acerco a él, buscando protección, pero este se había levantado ya aferrando a Hermione por la cintura con un brazo y con la mano libre apuntando con su varita a esa que parecía una aparición fantasmal.

Los ojos oscuros brillaron llenos de resentimiento, sus bellas facciones mostraron una mueca de brutal odio, giro de nuevo encarando su hermana, esa que la había expulsado de su cuerpo.

-Más le vale soltar su varita.  -Siseo la pelirroja al oído del Señor Weber. Este obedecio sin rechistar.

En ese punto los cuatro Slytherin tenían en rice su varita, preparada para atacar apuntaban a la pelirroja que no perdía la sonrisa de sus labios.

-Tienes lo que mereces maldita. -Le dijo al espíritu que la observaba amenazante, pero que viendo astutamente que así no lograría nada, suavizo el ceño fruncido y mosto suplica en su rostro.

-¿Fedra? -Fue hasta entonces que Vladimir Pregunto solo para confirmar sus sospechas.

-Sí soy yo mi querido Vladimir, soy Fedra, la débil Fedra complaciente que amaba con todo el corazón a su hermana a tal punto de sacrificar su propia existencia por ella.

-¡No puede ser!

-Pero lo es hermano mío. -Pronuncio con rabia. -Soy la que utilizaron, la que maltrataron, la que mancillaste sin importa nuestro parentesco.

-Pobre estúpida. -Insulto el moreno. -Siempre fuiste demasiado débil.

Fedra soltó una risotada amarga sin soltar a su presa, hundiendo con más rabia la punta de la varita en su cuello. -¿Yo la débil? Quizás si tengas razón, yo fui la débil, la estúpida que por amor lo dio todo, la ilusa que pensó que su hermana valoraría su sacrificio. Y mira como me pago.

El alma de Kendra se había acercado a su hermana suplicante, con el rostro triste y afligido mirándola, pidiendo en silencio su perdón. Un perdón que no llegaría.

Hermione sonrió a penas un poco, aliviada  por la situación, pensando que tal vez eso les daría más oportunidad de salir bien parados de todo eso. Miro de reojo a Draco y eso bastopara que este entendiera.

-¡Te matare! - Grito amenazante con el odio palpable en su voz firme.

-Hace mucho que estoy muerta en vida. -Por los ojos de la pelirroja se reflejo la tristeza. -Ya nada me importa. -Mintió pensando en Luna que seguía como dormida, no la expondría más al exponer su afecto por ella. Y por un segundo solo un segundo cruzo su mirada con la de Zabini y en ellos se reflejo la añoranza de un amor que no pudo ser, por que ya era demasiado tarde para ella. -Además piensa que estas en desventaja.

-¿Desventaja? -Sonrió divertido el moreno.

-Puedo matarlas.

-Puedes. -Afirmo segura.

-Pero se lo mucho que necesitas a Weber para cumplir tus sueños. -Le dijo clavando sus ojos negros en Hermione, para después ver a Malfoy y sonreírle de manera significativa. -Además te equivocas si crees que alguno de ellos me importa, ya no me importa nadie, ni nada. -Dijo con tal convicción que parecía decir la verdad.

Llevaban un poco de verdad las palabras de Fedra, si bien Vladimir conocía y había practicado algunos hechizos para el manejo del arma, necesitaba de la experiencia de su maestro y de sus conocimientos, requería del perfeccionamiento que había logrado Weber para no correr riesgos, era demasiado importante hacerlo bien, pues era su propia alma la que cambiaria de cuerpo, además no estaba dispuesto a esas alturas perder a Granger.

A esas altura tal vez Pansy no lo sabía todo, pero si comprendía lo suficiente y en su cabeza se formulo una forma de vengarse, quizás no era la decisión más inteligente, pero si la mas satisfactoria en esos momentos. Quería que Vladimir sintiera la misma frustración e impotencia que ella había sentido.

-Avada Kedavra. -Conjuro sin pensar mas y un rayo verde salió de su varita atravesando incluso el alma incorpórea de Kendra e impactando al señor Weber que se desplomo de inmediato.

El alma de Kendra se desvaneció poco a poco después de eso, mostrando en su rostro la desesperación de saberse pérdida. Desapareció por completo esa alma oscura que tanto había martirizado a Fedra al no tener un cuerpo en el cual residir.

No hubo tiempo de que nadie reaccionara pues un fuerte estruendo hizo que todo se cimbrara.

Una bombarda máxima había impactado con la puerta principal destruyéndola por completo junto con buena parte de las paredes que la habían sostenido.

-Septumsentra. -Conjuro Vladimir contra Pansy, lleno de rabia y frustración.

-Protego Totalum. -Convoco la morena tratando de protegerse pero no lo logro recibiendo el  hechizo en el abdomen y pecho calendo de manera precipitada contra el piso, golpeándose fuertemente la cabeza en la caída.

Draco, Theo y Blaise hubieran querido atacar a Parkinson pero este tenía bien sujeta a Granger y se protegía con ella.

Fedra por su parte rápidamente aprovechando que la atención de Vladimir se había centrado en Pansy, protegió a Luna poniéndola tras el sillón.

No debían perder tiempo. -Sácanos de aquí Malfoy. -Ordeno el moreno, viendo como la pelirroja escapaba por una puerta lateral

-Cúbranos. -Les indico a Nott y Zabini.

-¿Pero? -Intentaron cuestionar.

-Deben de concluir la misión. -Les dijo mirándolos de manera significativa.

Una puerta oculta a un lado de la chimenea se abrió cuando Malfoy movió un cuadro. Draco se adentro llegando a un largo pasillo que era una ruta de escape, seguido por Vladimir y Hermione. A sus espaldas se escuchaban nuevas explosiones y gritos, dentro de la mansión se desataba una fuerte batalla.

Harry y Ron encabezaban el ataque. Potter había decidido hacerle caso a su instinto a pesar de que todos le advirtieron que era una trampa de Pansy. La morena tenia razón, el no era un cobarde y no dudaría en ir a rescatar a Granger aunque fuera un total suicidio, así eran los Gryffindor, no importaba que fuera una causa perdida, si había una esperanza remota eran lo suficientemente testarudos para intentarlo.

Nott se apresuro a buscar a Luna, aun seguía sumida en un sueño, su cuerpo a un despedía un débil brillo, casi por instinto la cogió entre sus brazos y poso sus labios sobre los suyos.

El castaño sintió un estremecimiento en el cuerpo como si una corriente eléctrica lo estuviera atravesando, su propia piel también brillaba tenue y acompasadamente al intermitente brillo que aun permanecía en la piel blanca de luna.

Los rosados parpados de Luna comenzaron a abrirse lentamente, con pesadez, pero a penas lo logro sonrió de manera resplandeciente cuando se encontró con el rostro preocupado de Theo. La estrecho entre sus brazos suspirando con alivio, había pensado por un instante que la había perdido y la amaba demasiado para tolerarlo.

-Estoy bien. -Intento tranquilizarlo, pero solo logro que Nott la acallara con un nuevo beso. Mismo que fue interrumpido cuando Harry llego al salón.

-¿Dónde está Hermione? -Pregunto demandante mientras Theo ayudaba a Luna a ponerse de pie.

-Salieron por ahí Draco, Vladimir y Hermione. -Le dijo con preocupación.

No espero más y el pelinegro se aventuro a seguir sus pasos, seguido muy de cerca por Blaise, Nott y Ron. En el salón Luna intentaba ayudar a Pansy, pero esta yacía inconsciente con los ojos abiertos y a penas respiraba, había logrado cerrar la profunda herida del abdomen, pero no reaccionaba.

Levitando la había hecho llegar a uno de los sillones y le había cerrado los parpados. Fue entonces que escucho que alguien entraba con rapidez al salón y se levanto sobresaltada.

-Avada Kedavra. -Conjuro contra Luna uno de los mortifagos que había logrado escapar de los aurores que habían irrumpido en la mansión.

Luna no tuvo tiempo de hacer nada, ni siquiera fue capaz de moverse solo cerró los ojos esperando que la muerte llegara, pero no lo hizo. Cuando abrió los ojos de nuevo vio desplomarse el cuerpo de Fedra delante de ella, la había protegido con su vida.

-Expulsso. -Convoco de inmediato lanzando a su atacante contra la pared dejándolo inconsciente.

Fedra no había abandonado la Mansión, no sin antes tener la seguridad de que Luna estaría bien, se había escondido esperando que todo pasara y que ella se encontrar en perfectas condiciones. Había presenciado con satisfacción el beso que le había dado Nott, le alegraba de que al menos ella pudiera ser tan feliz como ella misma nunca lo seria.

Estaba a punto de irse cuando se asomo por última vez al gran salón y vio como en cámara lenta como el mortio apuntaba a Luna y convocaba la maldición asesina. No lo dudo solo se puso frente a ella protegiéndolo, ella era demasiado buena, merecía vivir, ser feliz, tener una familia, todo lo que la pelirroja alguna vez soñó, Luna lo merecía y ella le daría esa oportunidad.

Luna se inclino sobre el cuerpo  inerte de Fedra, lloraba, lagrimas gruesas corrían por sus mejillas y un dolor agudo se había instalado en su pecho.

-Gracias. -Susurro mientras le cerraba los ojos a Fedra.

La expresión de la pelirroja era tranquila y llena de paz, al final resignada a su destino.

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